276 El cuerpo entero del mito* by Isabel Pérez Montalván Inevitable. Antes de llegar a las librerías el volumen de la Poesía completa de la norteamericana Sylvia Plath (1932-1963), traducidas al español y editadas por Bartleby (impecable su selección de autores extranjeros), ya podia preverse el éxito de ventas (poético, claro, lo que se traduce en unos pocos miles de ejemplares). Ya se anuncia la segunda edición. Inevitable porque hace décadas que esta autora se convirtió en uno de los mitos literarios del siglo XX, un icono feminista, existencial y trágico. Este apasionante libro, que se presenta bilingüe, respetando la introducción y la edición cuidada por su marido, el poeta Ted Hughes, traducido y anotado con esmero por Xoan Abeleira, supone el acercamiento, cuando no el descubrimiento, de una escritura destinada a perdurar. El traductor considera que deben separarse sus logros estéticos de su experiencia biográfica, pues sus textos “más allá de su mero valor confesional, adquieren una trascendencia que está por encima de las limitaciones temporales, geográficas o individuales para conectar con el lector en un lugar del sentimiento, de la inteligencia o de la vida”. Tiene razón, pero no. Imposible negar en este cas (tal vez en ninguno) la vinculación entre la vida y la obra de la escritora. Imposible olvidar su enfermedad y su suicidio si se quiere comprender el alcance de su poesía y la recepción de la misma. La obra de Plath se ha instalado entre notoriedad y mito, admiración y devoción, buena literatura y genialidad. Cuesta adivinar cómo se leería de ignorarse su inestable existencia, más todavía cuando su obra la refleja y se alimenta de ella; de sus amores, sus depresiones, sus hijos, su entorno y sus aspiraciones. Del mismo modo que la obra de Lorca no puede ser la misma cuando se escribió que cuando el receptor la descubre o la retoma después de que su asesinato y el tiempo la hayan trascendido para otorgarle otra lectura (ejemplo: el poema “La cogida y la muerte” Plath Profiles 277 del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías pudo ser en origen un homenaje al torero y a la fiesta nacional, pero ya en todo el mundo sólo puede leerse como un escalofriante relato de la muerte). Así, los poemas de Plath se reciben hoy desde el conocimiento de su tragedia, adquiriendo así una magnitud autodestructiva transmutada en arte, y favoreciendo un análisis íntimo del subconsciente, del daño que provoca vivir en la fragilidad humana. No se trata de cubrirla con los tópicos que el mito ha creado, pero tampoco cabe quitarle toda la piel para encontrar en la hypodermis sólo las palabras, pues la piel y los vestidos de Silvia Plath vienen a conformar su cuerpo entero, la esencia misma de su simbolismo y su modernidad, los ingredientes de su plasticidad lingüística. Toda su intense capacidad expresiva se origina y crece gracias a sus experiencias vitales, sus derivas psicológicas y su destino. Se dice de estos creadoresmito que su biografía ha superado la propia obra. Es cierto que la trascendencia alcanzada se debe en parte a sus circunstancias vitales, pero también que éstas han favorecido la difusión de una obra importante, que es tal porque se gesta en lo personal y el entorno. No es sino su vida (más su talento) la que posibilita a Sylvia Plath desplegar la agonía de su sensibilidad, el hallazgo de la trastienda del léxico; el impulse para dar el salto más allá de la tradición, para enaltecer lo pequeño y escribir con la fuerza incesante de un pulso poético más grande y más largo, eso sí, que su propia vida. _________________________ *This article was originally published in Mercurio No. 109 (March 2009), p. 42. It is reprinted here with their permission. Mercurio is sponsored by the Fundación José Manuel Lara. Mercurio is online at http://www.revistamercurio.es.