solucionario “el camino”

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SOLUCIONARIO
“EL CAMINO”
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Solucionario: “El Camino”
I
1.
Daniel va a marchar a la ciudad para estudiar Bachillerato.
2.
Desde sus once años de edad, Daniel sólo alcanza un tipo de
conocimiento: el que se deriva de su aprendizaje en el pueblo,
rodeado del paisaje y el entorno rural. El estudio en este
contexto sirve de mucho menos que el saber que otorga la
experiencia y la práctica y el contacto diarios con el campo. Son,
pues, dos tipos de conocimiento los que se contraponen aquí: el
teórico, propio de quien se ha formado, y el práctico, que surge
de la experiencia. Son, también, los propios de la ciudad, por un
lado, y del campo, por otro. A Daniel, un niño formado en este
último ambiente, no se le alcanza qué ventajas puede tener para
él una cultura propia del entorno urbano. No entiende, pues, qué
propósito persigue su padre, el quesero, haciendo que marche a
la ciudad.
Es, también una forma de retratar la manera de pensar de
un niño de once años, mucho más interesado por el poder de la
fuerza que demuestra el herrero, que por la grandeza que se
supone que encarna el boticario o don Moisés, el maestro (p.
11). Entre uno y otro pensamiento se cuela uno de los grandes
temas
de
la
obra,
que
–adivinamos–
también
interesan
especialmente a su autor: el menosprecio del entorno rural por
su conocimiento y la formación como única vía para medrar.
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Solucionario: “El Camino”
3.
Daniel se halla en la cama, la noche anterior a su partida del
pueblo. No puede dormir y comienza a cavilar y a recordar sus
once años de vida. La narración cruza deliberadamente unos y
otros hechos reproduciendo, así, de forma más exacta, las
propias cavilaciones y saltos de pensamiento del protagonista
inquieto. En este capítulo se reproducie la conversación que
habían tenido sus padres sobre el futuro del niño “seis años
antes” (p. 12) y se recuerda también la situación y las palabras
de la madre cuando “horas antes” (p. 10) le prepara el equipaje.
4.
VOCABULARIO:
Empingorotar: ‘Adquirir una posición social elevada y engreírse
de ella’.
De corrido: ‘Con presteza y sin entorpecimientos’.
Mórbido: ‘Blando, delicado, suave’.
II
1.
El autor sigue el mismo procedimiento de narración que ha
utilizado en el primer capítulo y que caracteriza toda la obra.
Nuestro narrador es un Daniel insomne que recureda de forma
desarticulada su vida en el pueblo. Un pensamiento le lleva a
otro. Y, así, el aborto de la madre recordado al final del capítulo
I lleva a Roque, el Moñigo, el amigo que descubrió a Daniel lo
que era un aborto. El “ahora” sigue situando al lector en la noche
previa a la marcha del pueblo.
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Solucionario: “El Camino”
2-3
En el capítulo anterior ya ha sido mencionado el herrero como
personaje por quien Daniel siente gran admiración. Ahora se
recupera ese pensamiento para darnos cuenta de la familia de
Roque, uno de los grandes amigos del protagonista. El capítulo
ahonda en la descripción de la familia del Moñigo y del personaje
inculto y hosco, pero de una pieza. Para ello se nos menciona,
como de pasada, la historia de un hombre viudo, incapaz de
llevar las riendas de una casa, que deja al mando de la hija
mayor, que se dedica íntegramente al trabajo duro de la herrería
y cuya vía de escape es el vino y el emborracharse en la taberna
del pueblo. Su actitud ante la vida nada tiene que ver con la
beatería ni la hipocresía. Sólo quienes entienden de esto último
son capaces de criticar al herrero pero no a alguien como el
Marqués, tres veces casado (p. 23). Paco, el herrero, no acude a
misa pero se ofrece para llevar la imagen de la Virgen el día en
que no pudieron hacerlo los portadores habituales. Su exhibición
de fortaleza en tal ocasión le ganó la admiración de muchos,
pero su gesto gratuito le concedió sobre todo la simpatía de don
José, el cura.
El hijo del herrero, Roque, es un chico despierto, vigoroso
y poco acostumbrado a la jerarquía y la autoridad. Desde que
murió la madre, el niño ha crecido al cargo de su hermana. Sara
es también una persona muy simple. Para educar al niño acude a
la única fuente de formación que conoce: la religión.
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Solucionario: “El Camino”
Ésta le sirve tan sólo para inducir miedo en Roque rezando las
letanías cuando lo castiga. Sin embargo, la recitación no surge
ningún efecto en el Moñigo, quien crece de forma un tanto
salvaje.
Por eso, porque no acude a ninguna regla, resulta insufrible para
gentes como las Guindillas, siempre atentas a lo que está bien y lo
que está mal para la Ley máxima, la religión. Precisamente por
eso provoca la admiración de Daniel, porque suma un carácter, un
atrevimiento y una fortaleza de que él carece por completo. Va a
ser, casi, su “formador” a medida que vaya creciendo.
4.
VOCABULARIO:
Zascandil: ‘Hombre astuto, engañador, por lo común estafador’.
Fragua: ‘Taller con un fogón en que se caldean los metales para
forjarlos,
avivando
el
fuego
mediante
una
corriente
horizontal de aire producida por un fuelle o por otro
aparato análogo’.
Híspido: ‘cubierto de pelo disperso y duro’.
Amodorrar: ‘caer en la somnolencia, en un sopor profundo’.
Fifiriche: ‘Que se ocupa mucho de su arreglo personal’.
III
1.
Los tres primeros capítulos están encadenados. La última
palabra de uno es la primera del siguiente. Es un recurso
narrativo que utiliza la novela para darnos a entender y
recordarnos,
a
la
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vez,
que
se
están
reproduciendo
los
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Solucionario: “El Camino”
pensamientos de Daniel, que saltan de una cosa a otra según lo
que se va recordando.
2-3 El narrador dedica este capítulo a situar geográficamente el relato.
El pueblo de Daniel está en un valle rodeado de montañas,
presididas por el Pico Rando que se erige de forma majestuosa y
que es precisamente el que divisa el protagonista desde su
habitación.
El valle está rodeado por una carretera y una vía férrea que
discurren de sur a norte, comunicándolo con el exterior pero a la
vez enmarcando y, por tanto, delimitando el territorio. El propio
narrador nos dice que el doble “cordón umbilical” proviene de “la
parda y reseca llanura de Castilla” y busca “la llanura azul del
mar” (p. 26). Probablemente, pues, el pueblo del Mochuelo se
sitúa en un valle de la cordillera cantábrica.
5.
El narrador describe pormenorizadamente el pueblo de Daniel
desde la propia óptica del chico cuando, en verano, después de
pasear con Roque, tornaban al lugar: un sendero hasta la
carretera, un puente, el río debajo, la Poza del Inglés nada más
entrar. Estamos “a un kilómetro largo del pueblo” (p. 31). Aquí se
encuentra la taberna de Quino, el Manco. Más allá, siguiendo la
carretera, después de una curva, la quesería del padre del
Mochuelo, enfrente, la estación y “en plena varga”, el inicio del
pueblo propiamente dicho. Casas de piedra alineadas a lo largo de
una calle central.
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Solucionario: “El Camino”
La primera a la izquierda, la botica, después las cuadras del
boticario-alcalde, el palacio de don Antonio, el marqués, el taller
del zapatero, el Ayuntamiento, la tienda de las Guindillas, la
fonda, la plaza con su fuente, el Banco y tres casas de vecinos.
6.
Enfrente de todo ello, “por la derecha” (p. 32): la finca del
Indiano, la cuadra de Pancho, el Sindiós, la taberna de Chano, la
fragua de Paco, el herrero, las oficinas de Teléfonos, el bazar de
Antonio, el Buche, y la casa de don José el cura. “Trescientos
metros más allá”, la iglesia de piedra, los edificios de las
escuelas y la casa del maestro. Podría dibujarse perfectamente.
Es una aldea de aproximadamente dieciséis casas: unos cien o
doscientos habitantes.
7.
VOCABULARIO:
Rapaz: ‘Muchacho de corta edad’.
Varga: ‘La parte más pendiente de una cuesta’.
IV
1.
Como en toda la novela, el lector va descubriendo a los
personajes secundarios a través de la óptica del niño narrador.
En el primer capítulo se ha reproducido la conversación en la que
el quesero expresa su intención de llevar al niño a la ciudad para
estudiar. Aquel razonamiento y la forma de tratar y contestar a
su esposa permiten deducir que el quesero es un hombre
obstinado y ambicioso.
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Solucionario: “El Camino”
Su ambición le lleva a fijar la idea de que el hijo debe estudiar
porque “no pasará la vida amarrado a este banco como un
esclavo. Bueno, como un esclavo y como yo” (p. 13). Su
obstinación se demuestra en esa conversación, ocurrida cuando el
niño tenía seis años, en su sostenida convicción a pesar de las
razones de la madre y en el hecho mismo de que, cinco años
después, inicia la novela.
El capítulo IV, dedicado a narrar el nacimiento del protagonista,
ahonda en la descripción del carácter del padre. El hombre anhela
un descendiente que no sea como él, que pueda estudiar y
labrarse un futuro lejos del pueblo y de la quesería. Su idea está
presente, como dice el narrador, antes incluso de que nazca
Daniel. El nombre encarna ese anhelo desde el momento en que
para el padre representa la fortaleza y entereza del profeta bíblico
“que fue encerrado en una jaula con diez leones y los leones no se
atrevieron a hacerle daño” (p. 36). Pero para llevar a cabo su plan
con el hijo, el quesero necesita ahorrar. Y esa necesidad va
agriando su carácter. El narrador lo expone claramente: “el
ahorro, cuando se hace a costa de una necesidad insatisfecha,
ocasiona en los hombres acritud y encono” (pp. 37-38).
2.
Pero el padre no puede construir a un hijo por necesidad propia de
mejora, como no puede evitar que Daniel pase a llamarse “el
Mochuelo”. El apodo y ese “doble bautismo” de que habla el
narrador ridiculizan la obcecación del padre quesero y simbolizan
también la lucha por una forma de conocimiento que plantea la
novela.
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Solucionario: “El Camino”
3.
VOCABULARIO:
Boruga: ‘Requesón que, después de coagulada la leche, sin
separar el suero, se bate con azúcar y se toma como refresco’.
Molicie: ‘Afición al regalo, nimia delicadeza, afeminación’.
V
1.
Lola, Elena e Irene.
2.
Daniel demuestra desde el primer capítulo que distingue bien las
apariencias de las realidades, los hechos que surgen del corazón,
de aquellos que sólo se simulan. Por eso también aprecia
especialmente a su amigo Roque. Lola, la Guindilla mayor, es a
este respecto el prototipo de la hipocresía a ojos de nuestro
protagonista. Su inquina se muestra desde el principio del
capítulo: “la Guindilla no tenía nada, aparte unas narices muy
desarrolladas, un afán inmoderado de meterse en vidas ajenas y
un vario y siempre renovado repertorio de escrúpulos de
conciencia” (p. 42).
3.
Al describir la vida de las Guindillas, el narrador utiliza verbos,
comparaciones y una adjetivación que conducen a “cosificar” a
las tres hermanas. Ellas se nos aparecen casi como muñecos de
títere antes que como personas. Lola “era alta y seca como una
cucaña, aunque ni siquiera tenía, como ésta, un premio en la
punta” (p. 42), “la tercera fue tan seca y huesuda como ellas y,
en su época, resultó problema difícil diferenciarlas sin efectuar,
previamente, un prolijo y minucioso análisis” (p. 44), las
hermanas “marchaban regularmente, marcando el paso … undos, un-dos, un-dos; allá avanzaban las tres Guindillas, con sus
bustos secos, sus caderas escurridas y su soberbia estatura”
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Solucionario: “El Camino”
(pp. 44-45), cuando Elena murió “el trío se convirtió en dúo” (p.
45) y cuando Irene huyó del pueblo con un joven, la mayor
“chilló, dejando resbalar las palabras, como por un tobogán, a lo
largo de su afilada nariz” (p. 47), a la vez que se le escapó “una
lágrima, redonda y apretada como un goterón de lluvia” y
“respiró fuerte y sus costillas resonaron como si entrechocaran”
(p. 48).
VI-VII
1.
“Germán
tenía
calvas
en
la
cabeza
desde
muy
niño
y
seguramente por eso le llamaban el Tiñoso” (p. 52). Es pálido,
esmirriado, de pelo negro. Pero sobre todo se le reconoce
porque renquea un poco de la pierna derecha después de haber
caído de un árbol cuando buscaba un nido de malvises (pp. 5657) y porque en otra ocasión cayó de un cerezo y se rasgó el
lóbulo de la oreja derecha, de modo que “le quedó el lobulillo
dividio en dos como la cola de un frac” (p. 57).
2.
En el capítulo VI se mencionan grillos, verderones, jilgueros,
curas, tordos, malvises. En el VII se añaden cuclillos, cigüeñas y
grullas.
3.
Fue una tarde de verano cuando estaban en la Poza del Inglés.
Entonces, con “siete y ocho años, respectivamente” (p. 64),
Germán y Daniel se bañaban en cueros “porque todavía no les
había nacido la vergüenza. Fue Roque, el Moñigo, quien se la
despertó” (p. 64). La conversación (pp. 66-69) con que finaliza
el capítulo reproduce a la perfección las palabras de los niños, su
forma de despertar a una realidad y la truculencia de los detalles
añadidos que se le ocurren a cualquier niño de esa edad.
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Solucionario: “El Camino”
4.
VOCABULARIO:
Enteco: ‘Enfermizo, débil, flaco’.
Majuelas: ‘Fruto del majuelo, rojo, dulce y redondeado. El
majuelo es un espino de hojas cuneiformes, dentadas y
divididas en tres o cinco segmentos, flores blancas en corimbo
y muy olorosas, pedúnculos vellosos’.
VIII
1.
Lola obliga a su hermana a vestir “de luto el resto de tu vida” y a
tardar “cinco años en asomarte a la calle” (p. 73). Pero sobre
todo quiere que se confiese con el cura del pueblo, don José, al
día siguiente. Su actitud ante el episodio está bien resumida en
el
párrafo
siguiente:
“La
Guindilla
mayor
sintió
un
vivo
remordimiento: ‘De todo corazón te pido perdón, Dios mío’, se
dijo. Y se propuso que al día siguiente, nada más levantarse, iría
a reconciliarse con don José; él sabría perdonarla y consolarla.
Esto era lo que la urgía: un poco de consuelo” (pp. 74-75). En
definitiva, Lola está más preocupada por la mancilla que su
hermana haya podido provocar en la familia y en la honra de
ellas, que por perdonarla sinceramente. Por eso es capaz de
“imponer” una condición para el perdón: la confesión de la
hermana. En el fragmento anterior, la necesidad de “consuelo”
es la mejor muestra de su egoísmo.
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Solucionario: “El Camino”
2.
Tras una vida de latrocinio, Dimas fue condenado a morir en la
cruz el mismo día en que ejecutaban a Jesús. Al ver a su
compañero crucificado y a toda la multitud que hacía mofa del
Nazareno, salió en su defensa, reconociéndolo como hijo de dios
y pidiéndole que se acordara de él cuando estuviera en el “Reino
de los Cielos”. Murió, así, reconfortado, y pasó a representar en
la mitología cristiana al “buen ladrón”. De forma irónica y nada
gratuita, el falso amante de la Guindilla menor lleva el mismo
nombre que aquel Dimas y coincide con él en el oficio, con la
diferencia de que al ladrón en este caso no le asiste parte
“buena” alguna. La escena final con Paco, borracho, gritando
desde la calle acaba de ridiculizar la historia.
3.
VOCABULARIO:
Magro: ‘Flaco o enjuto, con poca o ninguna grosura’.
IX
1.
Se retoma el primer hilo de la narración para situar de nuevo al
lector en el punto de partida: la noche en vela, la marcha
forzada, el camastro, el valle, los amigos.
2.
8 años (se deduce de la misma página: cuando nace Daniel, Mica
tiene unos nueve años).
3.
Daniel se enamora por primera vez en estas páginas, de Mica, la
hija del Indiano. El narrador de nuevo describe a la joven desde
el punto de vista del protagonista, y su atracción resulta
evidente a través de las comparaciones que merece su cuerpo:
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Solucionario: “El Camino”
la voz “parecía el suave y modulado acento de un jilguero”, el
color de la piel ofrece “la tonalidad dorada de la pechuga del
macho de perdiz”, sus movimientos producen la sensación “de
que podría volar y perderse en el espacio lo mismo que una
pompa de jabón” (p. 89). El colofón del episodio lo añade, como
siempre, Roque: “Estás como alelado” (p. 90).
4.
VOCABULARIO:
Cabotaje: ‘Navegación o tráfico que hacen los buques entre los
puertos de su nación sin perder de vista la costa, o sea
siguiendo derrota de cabo a cabo’.
Bracero: ‘peón, jornalero’.
X
1.
En los días de lluvia, los amigos hablan. En este capítulo su
conversación se centra en Roque. Tras su demostración de
fuerza, con exhibición de músculos y flexiones, los amigos
hablan de las cicatrices. El tema de deliberación es si éstas
saben o no saladas. El capítulo supone un momento de quietud
en el relato. Sirve al narrador, sobre todo, para reproducir y
hacer llegar al lector la voz directa de los tres amigos.
2.
En este contexto, Roque y Germán comparten algo: tienen
alguna “señal” en el cuerpo. Esto los identifica como chicos que
han sufrido alguna aventura y algún percance y también los
hermana frente a los demás. El Mochuelo, sin cicatriz alguna,
resulta, pues, anodino y, sobre todo, no puede asimilarse al
grupo, que es lo que más aprecia un niño de su edad. Por eso
siente vergüenza.
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Solucionario: “El Camino”
3.
La contienda referida ocurrió “cinco años atrás” (p. 97), cuando
“Roque, el Moñigo, tenía … seis años” (p. 98). La novela se sitúa,
pues, poco después de acabada la guerra civil, entre 1941 y
1944.
4.
VOCABULARIO:
Acitara: ‘pretil de puente (el murete o vallado de piedra u otra
materia que se pone en los puentes para preservar de caídas)’.
XI
1.
La tisis, enfermedad en que hay consunción gradual y lenta,
fiebre héctica y ulceración en algún órgano, solía utilizarse como
sinónimo de tuberculosis pulmonar. Popularmente, el tísico
respiraba con dificultad, era flaco, débil y de color macilento.
2.1
La amonestación era la notificación pública que se hacía en
la iglesia de los nombres de quienes se iban a casar, a fin
de
que,
si
alguien
supiera
algún
impedimento,
lo
denunciara. En la España rural contemporánea a los
hechos, el cura solía aprovechar el final de una misa para
dar las “amonestaciones”, informando a la vez a los
presentes de quienes iban a contraer matrimonio.
2.2
La celebración de la misa católica consta en su forma
ordinaria (la no reservada a festividades y ocasiones
especiales) de varias partes. Una de ellas es el Sanctus. Se
caracteriza porque el cura dice entonces y por tres veces la
palabra sanctus como himno de alabanza al Señor y a la
Santísima Trinidad.
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Con formato: Numeración y
viñetas
Solucionario: “El Camino”
2.2
La Guindilla, pues, no ha participado completamente de la
celebración canónica y no ha expresado su alabanza como
los demás acólitos. Por eso quiere volver a oír misa.
2.3
En el contexto de la boda, el refresco es el agasajo de
Con formato: Numeración y
viñetas
bebidas, dulces, etc., que dan los novios a sus convecinos.
2.4
El Ordinario en este caso es el obispo diocesano, es decir,
el superior del cura. Es a él a quien quiere consultar don
José puesto que Josefa ha incurrido en pecado, según la
óptica
cristiana,
al
quitarse
la
vida.
El
suicidio
es
condenado por la Iglesia porque a nadie más que a Dios
pertenece el derecho a dar y quitar la vida. De ahí las
dudas sobre si tiene derecho a un entierro o no.
2.5
Es frase popular que equivale a disfrutar de la comida
antes del momento reservado para ella, antes de tiempo.
Se hace referencia, pues, al “disfrute” de la esposa antes
de la boda.
3
A la niña le gusta Daniel. Pero es menor que él, la sigue a todas
partes y, sobre todo, ocasiona la burla de sus amigos porque
dicen que está enamorada del Mochuelo. De nuevo topamos con
una situación y reacción típicas del niño de once años que no
soporta destacar de los demás, mucho menos por culpa de una
niña.
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Con formato: Numeración y
viñetas
Solucionario: “El Camino”
XII
1.
La perdiz es un ave gallinácea de hasta 40 cm de longitud y 50
de envergadura, con cuerpo grueso, cuello corto, cabeza
pequeña, pico y pies encarnados, y plumaje de color ceniciento
rojizo en las partes superiores, más vivo en la cabeza y cuello,
blanco con un collar negro, azulado con manchas negras en el
pecho y rojo amarillento en el abdomen. Anda más que vuela y
se mantiene de semillas silvestres. Aunque es muy abundante en
España, la perdiz suele necesitar de un entorno agreste, terreno
seco, con vegetación baja y poca humedad. No son éstos rasgos
característicos del entorno del pueblo de Daniel, según hemos
visto anteriormente, extremadamente húmedo y en donde
abundan los pastos.
2.
El Gran Duque es el búho real (bubo bubo), la especie de mayor
envergadura entre las Strigiformes. Es ave rapaz noctura, de
tamaño muy grande, más o menos frecuente en la Península
Ibérica y que por su majestuosidad y su fácil cría en cautividad
se utiliza con relativa frecuencia en la caza. El Milano es ave
diurna del orden de las rapaces, que tiene unos siete decímetros
desde el pico hasta la extremidad de la cola y metro y medio de
envergadura, plumaje del cuerpo rojizo, gris claro en la cabeza,
leonado en la cola y casi negro en las penas de las alas, pico y
tarsos cortos, y cola y alas muy largas, por lo cual tiene el vuelo
facilísimo y sostenido. Es sedentaria en España y se alimenta con
preferencia de roedores pequeños, insectos y carroñas.
3.
El episodio de la caza sirve para recuperar la figura del padre y
ahondar en su carácter ambicioso y obstinado, al que ahora
cabría añadir el orgullo. Éste es sobre todo el que le lleva a
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Solucionario: “El Camino”
practicar la caza, con un pájaro como el Gran Duque y el que
explica su excitación y su satisfacción final, incluidas las
carcajadas, cuando no sólo consigue batir una presa sino
además vender todo y sacar bastante dinero. El episodio sólo ha
tenido, desde esta perspectiva, un punto negro: la herida de
Daniel. Por eso el padre pretende borrarla a toda costa y por eso
no le da ninguna importancia. Las carcajadas finales no son sino
la torpe explosión de júbilo de quien ve finalizada con éxito su
empresa.
XIII
1.
“Tal –ahora se daba cuenta- la deslumbradora belleza de la Mica.
Tal, el escepticismo de Pancho, el Sindiós. Tal, el encendido
fervor de don José, el cura, que era un gran santo. Tal, en fin,
la antipatía sorda de la Sara hacia su hermano Roque, el
Moñigo”
(p.
127).
Daniel
enumera
aquellas
actitudes
y
pensamientos de sus paisanos que nacen del sentimiento.
Daniel se ha dado cuenta por primera vez de que la voluntad no
está sólo regida por la razón.
2.
Resulta, como dejará entrever el narrador en seguida, algo
episódico y que surge como fruto del enamoramiento de Daniel
y de su necesidad de agradar a la Mica, una chica de ciudad.
3.
VOCABULARIO:
Arrobo: ‘acción de arrobarse, enajenarse, quedar como en
éxtasis, fuera de sí’.
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Solucionario: “El Camino”
Lavativa: ‘Medicamento líquido que se introduce en el cuerpo por
el ano con un instrumento adecuado para impelerlo, y sirve por
lo común para limpiar y descargar el vientre’.
XIV-XV
1-2
Las aventuras de los niños acaban con castigos que contienen
más o menos los mismos ingredientes: regletazos y largo tiempo
de rodillas y con los brazos en cruz sosteniendo gruesos tomos
de libros en las manos. A Daniel estos castigos le parecen
absolutamente injustificados, sobre todo cuando, como en el
episodio del túnel, no hay “víctimas” inocentes. De este modo
recrea el narrador la idea particular de justicia de un niño de
once años, pero también recrea la particular forma educativa de
la España de posguerra, con su conocida tendencia al castigo
corporal como parte de la formación. La frase que culmina el
capítulo XIV condensa de forma clara la crítica [“era aún más
mortificante la exacerbación que producían en don Moisés, el
maestro, sus cosas, unas cosas que ni de cerca, ni de lejos, le
atañían”
(p.
147)]
y
enlaza
con
el
capítulo
siguiente,
precisamente protagonizado por don Moisés. La crítica del
narrador entonces se hace patente: la última diablura de los
niños no acaba sometida al castigo del maestro porque es él
quien sale beneficiado de la misma. Además, su relación con
Roque cambia por completo. Como la de la Sara. Ambos se
dulcifican. Los castigos ya no son tan necesarios. Todo porque
ellos son un poco más felices. Queda claro que quienes han
cambiado no son los niños sino los adultos.
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Solucionario: “El Camino”
3. VOCABULARIO:
Saya: ‘falda’, prenda de vestir.
Topografía: ‘Conjunto de particularidades que presenta un terreno
en su configuración superficial’.
Abstruso: ‘Recóndito, de difícil comprensión o inteligencia’.
Veladuras: ‘Tinta transparente que se da para suavizar el tono de
lo pintado’.
XVI
1.
En cualquier pueblo de la España de la posguerra acudir una vez
a la semana a misa, los domingos, era algo absolutamente
obligatorio. La celebración de una misa se divide en varias
partes. Todas son siempre las mismas y reproducen, por tanto,
los mismos responsorios y oraciones. Solamente el sermón es,
en la ceremonia, algo particular, en donde la voz del celebrante
se
hace
particular
y
puede
dirigirse
expresamente
a
su
comunidad para hablarles “de cerca”. Desde este punto de vista,
resulta muy sintomático que a las gentes del pueblo no les guste
nada tener que oír sermones. Y que todos consideren que el cura
sobrepasa sus funciones cuando predica.
El pueblo de Daniel, nos está diciendo el narrador, no entiende la
religiosidad desde el punto de vista más espiritual o como
formación interior. Sólo quiere la ceremonia externa, con la
retahíla de entonaciones y respuestas que se saben de memoria
y la mínima obligación de la misa.
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Solucionario: “El Camino”
2.
Las gentes quieren oír cuentos e historias nuevas. Por eso el cine
no puede censurarse. Del mismo modo, y como ha enseñado
antes el propio narrador a través de Daniel, la voluntad no
siempre puede someterse a la razón. La Guindilla mayor “sufre”
aquí en sus propias carnes ambas premisas. Y al final del
capítulo es ella misma quien cae en las redes del amor y sería
capaz de acudir al bosque y pecar como han pecado previamente
todos los habitantes del pueblo. Ésa es la enseñanza de este
capítulo, quizá un relato breve en sí mismo, con un principio
claro y un final prácticamente de moraleja. El colofón lo pone el
propio don José, el cura, cuando dice sentir “una pena inmensa
por aquel pueblo” (p. 169).
3.
VOCABULARIO:
Jugarse algo a pares o nones es sortearlo adivinando si el
número de cosas que una persona oculta en el puño (o, en
este caso, repite en voz alta) es par o impar.
Cuchar: ‘Abonar las tierras con cucho, una mezcla de estiércol
y materias vegetales en estado de descomposición’.
Contristar: ‘Afligir, entristecer’.
XVII
1.
El pueblo acude a misa por la mañana, en donde canta el coro
de niños. Por la tarde se acude a la romería, probablemente a
algún santuario cercano que guardaría la imagen de la Virgen.
Debe de estar en un lugar cercano. Allí hay un prado y se sitúa
la cucaña, con premio en la parte más alta.
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Solucionario: “El Camino”
2.
Las acciones que ocurren en este capítulo se suceden en un
rápido in crescendo perfectamente medido. Primero los ensayos
del coro, en los que Daniel resulta elegido contra su voluntad y
de los que procura escapar sin éxito, de modo que sufre las
humillaciones de los amigos. Sus intentos de evasión se
combinan con los pensamientos y el análisis del propio niño de lo
que va sucediendo. El Mochuelo quiere ser positivo. Se refugia
en el paisaje, el valle familiar que le acoge. Pero el canto se va
reproduciendo una y otra vez, de forma repetitiva, siempre con
el mismo estribillo. Por fin el día de la patrona se embelesa
Daniel con el discurso de don José y canta casi sin darle
importancia al canto. Después se alegra porque le felicita la
Mica, pero inmediatamente se disgusta al ver al novio… Todos
los sucesos culminan, por fin, en la cucaña. El ascenso es el
punto culminante del propio crecimiento del niño. Por primera
vez sus amigos no le han defendido, ha hecho algo que no
quería hacer, se ha desilusionado viendo a la Mica ennoviada. En
definitva, se ha encontrado solo, y sin embargo ha sabido
enfrentarse a sus propias decisiones y desilusiones. Daniel está
madurando..
3.
No parece gratuito que Delibes sitúe en este capítulo la cita que
copiamos aquí. Es, efectivamente, una de las que explican de
forma más clara el título y el tema de la obra: el camino como
senda que recorre y hace uno mismo, y nunca como algo
impuesto por los demás. Ése nunca será camino propio.
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Solucionario: “El Camino”
4.
VOCABULARIO:
Baldón: ‘Oprobio, injuria o palabra afrentosa’.
Añil: ‘Arbusto perenne de la familia de las Papilionáceas, de
tallo derecho, hojas compuestas, flores rojizas en espiga o
racimo, y fruto en vaina arqueada, con granillos lustrosos,
muy duros, parduscos o verdosos y a veces grises’.
Atribular: ‘Causar o sufrir congoja, pena, tormento o aflicción
moral’.
XVIII
1.
El diálogo reproduce la forma de hablar de dos niños más o
menos tímidos. Sus silencios y sus respuestas breves son más
elocuentes que las diatribas de un adulto. A través de ellos nos
damos cuenta de que Uca-uca y Daniel tienen mucho en común.
Son dos pequeños paralelamente sometidos a la voluntad ajena,
la de un padre que va a marcar su futuro. Daniel, por primera
vez, se da cuenta de lo que les acerca. Su pasión por la Mica se
está olvidando.
2.
A través de las frases concisas, la suma de verbos y el
encadenamiento
de
cláusulas
unidas
por
conjunciones
copulativas se va acelerando el ritmo narrativo y, sobre todo, se
va trasluciendo el nerviosismo de Daniel y, con él, su atracción
por la Uca-uca.
Los sucesos
no
se
detallan. Apenas se
mencionan.
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Solucionario: “El Camino”
3.
Los pensamientos de Daniel aparecen entremezclados con los
actos de todo el vecindario, como si el narrador se hubiera
convertido en director cinematográfico y quisiera ofrecernos la
escena general a la vez que el enfoque preciso del protagonista.
La reacción de Quino y de la nueva madre es apenas una coda a
este final. La Guindilla pasa a ser en este instante “doña Lola” y
Quino, el Manco, sabe que le acaba “de sobrevenirle una gran
desgracia” (p. 193): la desgracia que parecía intuir Uca-uca.
XIX
1.
La actitud del pueblo ante el entierro de Germán, como en el
capítulo anterior ante la desaparición de la Uca-uca, es contraria
a la idea de don Ramón. El narrador nos muestra de nuevo el
contraste existente entre la forma de acercarse al conocimiento
y a la vida en general de la gente “formada” y de quienes saben
desde la experiencia. La comunidad existe en las ocasiones
importantes. En poner aceras o asfaltar la calle, como pretende
don Ramón, nadie está de acuerdo. Porque realmente no hay
necesidad de ello.
2.
“Las montañas tenían un cariz entenebrecido y luctuoso aquella
tarde y los prados y las callejas y las casas del pueblo y los
pájaros y sus acentos” (p. 198), “El pueblo asumía a quella hora
una quietud demasiado estática, como si todo él se sintiera
recorrido y agarrotado por el tremendo frío de la muerte. Y los
árboles estaban como acorchados.
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Solucionario: “El Camino”
Y el quiquiriquí de los gallos resultaba fúnebre, como si cantasen
con sordina o no se atreviesen a mancillar el ambiente de duelo
y recogimiento que pesaba sobre el valle. Y las montañas
enlutaban, bajo un cielo plomizo, sus formas colosales. Y hasta
en las vacas que pastaban en los prados se acentuaba el aire
cansino y soñoliento que en ellas era habitual” (pp. 200-201).
3.
La soledad es sentimiento que ha surgido en el capt. XVII. Pero
aquí resulta mucho más profunda porque es la experiencia de la
muerte lo que lleva a Daniel a reflexionar y a madurar.
4.
Las reacciones de Daniel desde el momento en que muere
Germán son la mejor muestra de su inteligencia y sensibilidad:
es a través de él como vemos la luctuosidad del paisaje, la
tristeza de los pájaros, lo ridículo de la toalla que cubre la
cabeza del niño… Es él quien nos describe las reacciones de los
mayores, el llanto de las mujeres, los gestos de las Lepóridas,
las palabras del padre… Es él quien analiza estas últimas y quien
certeramente las pone en relación con el episodio de la cacería y
el azar. Y sobre todo es prácticamente el único personaje que
quiere rendir un pequeño homenaje al amigo. De la tristeza
general que aúna los rostros de todos los vecinos no surge
ningún gesto parecido al de Daniel.
5.
Falta respuesta a: Observa quiénes creen en el hecho milagroso
y quién no.
6.
VOCABULARIO:
Acerbo: ‘Cruel, riguroso, desapacible’.
Lacónico: ‘Breve, conciso, compendioso’.
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Con formato: Numeración y
viñetas
Solucionario: “El Camino”
XX
1-2. “expresivo, cambiante, vibración, acentos hondos y graves y
livianos y agudos y sombríos, tañido, repique, armónico,
repicaban, sordos, opacos, oscuros y huecos, frío, vibraciones,
resonancia, modulación leta y cadenciosa”, sólo en las dos
primeras páginas. A partir de aquí surge la voz del cura
repitiendo las primeras palabras de la misa “Kyrie, eleison.
Christie, eleison.Pater noster qui est in coelis…”. Entre una cosa
y otra, el sepelio va avanzando y el Mochuelo va combinando sus
propios pensamientos un poco como en el capt. XVII. Y también
los gestos del niño. Sólo que el momento culminante en este
caso es mucho más delicado: no se trata de algo físico como era
alcanzar el final de la cucaña. Se trata de dejar otro recuerdo a
Germán -aun a costa de perder un cuproníquel y un adoquín- y
de coger la mano de la Uca-uca.
XXI
1.
y 2.
Se alegran Paco, el herrero, la Guindilla, Pancho, el Sindiós y
don Moisés, el maestro. Quino, el Manco y don José son quienes
sienten más tristeza por la marcha de Daniel. Sobre todo el cura
demuestra en su reacción el aprecio que siente por el niño.
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Solucionario: “El Camino”
3. y 4.
Las páginas mencionadas recogen los dos diálogos entre Daniel y
la Uca-uca. En el primero, ella persigue al Mochuelo preocupada
porque
ha
notado
su
preferencia
por
la
Mica.
El
niño
prácticamente la huye y compara el limpio cutis de la mujer con la
niña “fea como un coco de luz” y con “la cara llena de pecas”. La
Uca-uca acaba llorando “con un hipo atroz” (p. 137). En esta
ocasión, sin embargo, Daniel acoge con alegría la llegada de la
niña y siente que “algo muy íntimo se le desgarraba dentro del
pecho” (p. 219).
Entonces supera la vergüenza para manifestar abiertamente sus
sentimientos: las pecas de la niña no son feas y no quiere que
nadie se las quite. Entonces es él quien “lloró, al fin” (p. 220).
Entre una y otra ocasión Daniel ha madurado. Se ha dado cuenta
de que no sirve de nada luchar contra el sentimiento (porque hay
voluntades que la razón no gobierna). En este sentido, el llanto se
alza como símbolo. Es la muestra más evidente de aquellos
valores propios del niño (la fortaleza y la “hombría”, el ser como
los demás y formar parte de una colectividad de la que uno no
quiere destacar) han quedado atrás. Así se enlaza, además, el
final de la obra, con su principio. Entonces “Presintió la escena de
la partida y pensó que no sabría contener las lágrimas, por más
que su amigo Roque, el Moñigo, le dijese que un hombre bien
hombre no debe llorar ni ante la muerte del padre” (p. 9). Desde
este final de la novela sabemos que quizá Daniel ya no necesite
contener sus lágrimas.
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