Dispositivos Proyectuales Aplicables en Campos Analógicos y Multimediales

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Dispositivos Proyectuales
Aplicables en Campos Analógicos y
Multimediales
Una reflexión acerca de Sistemas de Orden
Con el objetivo de examinar conceptos vinculados con la enseñanza de la morfología esta presentación
se propone desocultar variables dentro de procesos proyectuales que permitan al diseñador alcanzar
coherencia entre el pensar, el hacer y el comunicar.
"La tarea no es tanto la de ver cosas que nadie ve,
como la de pensar cosas nuevas,
sobre cosas que todos han visto,
pero no de esa manera"
Schopenhauer
En general al momento de gestar, elaborar y comunicar una idea en el campo de las disciplinas
proyectuales se presenta la necesidad de promover un orden para lo cual se echa mano a leyes que,
desde su lógica organizativa, se convierten para el diseñador en instrumentos de disciplinamiento del
plano y/o del espacio. En ese afán de instalar un orden, quizá respondiendo a mandatos armónicos
heredados[1], y con la intención manifiesta de superar un supuesto des-orden se podría considerar al
posible “no-orden” como un “otro-orden” donde las pautas de sistematización no son las habituales;
son simplemente otras y aclarando que no se introduce, al menos por ahora, la noción de caos (término
utilizado para designar comportamientos no periódicos).
Se pueden nombrar, en principio, leyes pertenecientes al campo de la simetría que, superando la
inmediatez de la especularidad, presentan una oferta muy amplia. El concepto de simetría dentro del
campo de la geometría se asocia a movimientos de una unidad, célula elemental o motivo que desde su
posición inicial pasa a ocupar otra, según variables como son la dirección, el sentido del
desplazamiento, frecuencias, rítmicas, intervalos, angularidades, proporciones y dimensiones con la
intervención de elementos ordenadores puntuales (centros) y/o lineales (ejes) y/o planos.
Aunque de inicio la mirada está focalizada en el campo de la geometría, el concepto de simetría
también se puede abordar y verificar en otros campos como son el de la física, la química, la biología, la
música, la naturaleza y hasta encontramos simetría en la rítmica de versos y poemas desde la
antigüedad clásica hasta nuestros días. Se nombran como casos y operaciones de simetría básicos
(movimientos simples) a las reflexiones, traslaciones, extensiones o dilataciones y a las rotaciones que
en sí mismos o combinados participan en la transformación de una entidad en otra, y en esto reside su
valor fundamental como herramienta de diseño: en la posibilidad de analizar modos generativos y en la
viabilidad de derivar una forma plana o espacial en otra.
Si bien entre las nociones de simetría se pueden encontrar gradaciones[2] resaltamos en especial su
contribución en la generación de nuevas entidades la cuales pueden exponer o no sus datos matriciales
aunque siempre los conservan como patrones genéticos ocultos que aunque no afloren, en algún rasgo se
evidencian.
Otros dispositivos a la hora de analizar, investigar, plantear, reproponer, vincular y transformar
ideaciones planas y/o espaciales son las operatorias de diseño tales como adiciones, sustracciones,
intersecciones e inclusiones. Hecho este aporte, la posibilidad de operar sobre la forma (el horizonte
proyectual) se amplía. Ante esta oportunidad es el propio diseñador quien fija e impone normativas de
relación donde el contacto
entre entidades tiende al
logro de sintaxis pregnantes
por lo cual se evita la teórica
debilidad que generan los
vínculos por arista y/o por
vértice,
los
que
son
desechados dentro de las
articulaciones posibles. Se
debe reconocer que, de inicio
y
para
el
novel
experimentador en el manejo
de las formas, es una
restricción valiosa. Superado
el
momento
inicial
de
experimentación, podríamos
indagar acerca de aquellas
limitaciones que en cierto
momento acotaron evitando
imprudencias,
contuvieron
superando inconsistencias y
fueron beneficiosas desde ese
lugar
de
protección
garantizando
fortalezas
visuales. Ahora bien, cabe
preguntarse si en la soledad
de la restricción y sólo por sí
mismas estos condicionantes
casi
como
“imperativos
categóricos” tienen validez
universal.
Evaluando estos instrumentos (leyes de
simetría y operaciones de diseño) se
puede inferir que solos y por sí mismos,
aún con la validez que les proveen sus
propias reglamentaciones internas, se
constituirían (muy a su pesar) en
obstáculos epistemológicos muy difíciles
de superar, lo cual motiva a examinar
otros saberes que pueden incidir
simultáneamente en la genética de las
ideaciones
planas
y/o
espaciales
relativizando
y/o
convalidando
las
iniciales.
Los nuevos contenidos integrados al
proceso de diseño morfológico actuarán
ofreciendo un andamiaje de aproximación
dentro de dicho proceso, tanto en sus
dimensiones operativas como reflexivas y,
sin descartar el conjunto de primeros
principios, permitirán indagar desde
múltiples puntos de vista y considerar la
influencia recíproca de las distintas
observaciones y conceptualizaciones que van surgiendo. Estos componentes provienen de otras áreas
entre ellas la psicología, semiología, heurística, antropología y neurociencias que se cruzan, atraviesan,
afianzan y garantizan la acción e investigación proyectual desde diversos ángulos colaborando en la
construcción de lenguajes, consolidando el nivel significativo y asegurando la coherencia entre resultado
emergente y contenido conceptual. Afirmada en sus propios contenidos la psicología presta su
colaboración y permite analizar conductas ligantes de procesos mentales durante el acto creativo, la
semiología[3] ofrece sus niveles de significación favoreciendo la comunicación de pensamientos, la
heurística aporta calles para el descubrimiento y la invención mientras la antropología contribuye y
coopera con su mirada integradora sobre modos de comportamiento social a través del tiempo y el
espacio.
Dicho lo cual, pareciera que integrando rasgos emergentes de las ciencias formales, de las ciencias
físicas y naturales y de las sociales se estaría garantizando el orden[4] tan ansiado; desde el aporte de
que cada una hace de sus conocimientos fundados, confiables y veraces así como de los procedimientos
seguidos para su logro: aportes meritorios, pero no suficientes.
Desde su dimensión conceptual y porcedimental todo proceso de enseñanza es complejo y en el recorte
que le corresponde a la morfología sus senderos son múltiples y se constituyen por simultaneidad de
acontecimientos donde es difícil escindir y categorizar las distintas disciplinas que concurren en el
desarrollo del mismo. Este proceso de enseñanza de análisis, comprensión, generación y transformación
de la forma, constituido por argumentaciones acordadas y también por refutaciones, está además (y
principalmente) sembrado de variables subjetivas que aún no se han mencionado tales como: la historia
del sujeto que diseña, su memoria, sus afectos, la lúdica que desea imprimir en su acto proyectual, sus
deseos y emociones, los paradigmas desde donde fundamenta sus posturas, sus interrogantes, la
metodología desde donde decide abordar su tarea, a lo que se incorpora necesariamente la mirada
puesta en sus destinatarios, sus metas. Desde ese lugar, inefable espacio interior que podríamos llamar
“la historia del sujeto” y en articulación con estructuras de orden previas, que al mismo tiempo ofician
como estructurantes, quien se compromete con el diseño morfológico organiza una trama de valores
singular que tiende a fortalecer la construcción y posterior comunicación de formas representativas de
su pensamiento teórico.
Dentro de ese marco y con el propósito de orientar en la búsqueda de conceptos y relaciones que
permitan ordenar acciones y leyes generales aplicables a la comprensión, generación y la posterior
comunicación de la forma a través de lenguajes gráficos visuales significativos, se comprueba que el
proceso de enseñanza de esta disciplina, fundamentalmente dinámico, está dirigido a construir un
espacio que permita develar las problemáticas de la forma para operar sobre ella, ordenar el
pensamiento proyectual hacia escenarios de investigación y ligar la producción a espacios de poética.
Arq. Irma Abades
Profesora de Sintaxis de la Forma en la Tecnicatura de Sistemas Multimediales – Facultad de
Tecnología Informática – UB
[1] Simetría: “una adecuada concordancia entre los miembros de la obra misma, y una relación entre las
diferentes partes y el esquema general completo, de acuerdo con cierta parte seleccionada como estándar. Así,
en el cuerpo humano, hay una especie de armonía simétrica entre antebrazo, mano, palma, dedo y otras partes
pequeñas, y lo mismo sucede con los edificios perfectos. En el caso de los templos, la simetría puede calcularse
por el espesor de una columna, por un triglifo, o incluso por un módulo”, Vitruvio. i.43aC-14dC. Diez libros de la
arquitectura.
[2] Simetría perfecta: simetría geométrica. Disimetría: simetría difusa, un estado intermedio. Antisimetría:
otro estado intermedio, que tiene como características tanto lo similar como lo opuesto. Asimetría: el caso
opuesto a la simetría, su negación. Dénes Nagy. 1998. “Order-disorder, symmetry-asymmetry, and between...”,
en Order/Disorder, 4to Congreso de la ISIS-Symmetry (Haifa: Technion)
[3] Semiología: según Ferdinand de Saussure es la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida
social.
[4] Se presenta en este caso el concepto de orden como criterio armónico (con reglamentaciones internas
explícitas o no) que incluye principios de equilibrio, proporción y regularidad.
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