Los artistas Guillermo Mora (Alcalá de Henares, 1980) y Teresa Solar (Madrid, 1985) plantean una gran instalación que parte de un mueble de trabajo poco común: el escritorio circular. Su intervención específica y única para la planta 0 de la Panera se expande en el espacio y revela múltiples capas y dimensiones en forma de laberinto, en el que se presentan piezas creadas conjuntamente y donde las propias paredes y revestimientos acaban siendo parte de la obra. liza el movimiento centrífugo del torno de alfarero para imprimir el lenguaje de signos sobre el barro; para ella la realización de estas piezas implica la práctica de la escritura ejercida desde una posición de resistencia. En el caso de Guillermo Mora, una de las principales características de sus “pinturas” es el movimiento centrípeto aplicado sobre piezas que se enroscan sobre sí mismas, o sobre capas de acrílico para comprimir, plegar y convertirlas en esculturas. Históricamente, los escritorios circulares han sido muebles que, gracias a su forma particular, han superado las limitaciones de los escritorios ortogonales. Este mueble se encontraba en las grandes bibliotecas, o en despachos de los personajes más ilustres de la historia. En definitiva, el escritorio circular permitía acumular grandes cantidades de información y aportaba nuevas maneras de acceder al conocimiento. El trabajo de ambos se ha fundido para construir una instalación formada por cinco espacios: la escombrera con las piezas de cerámica rotas que aluden a esas palabras o ideas que quedan descartadas durante los procesos creativos; el comedor con una mesa gigante donde se manifiesta la fuerza de la gravedad; el desierto azul que por la propia naturaleza de los materiales mutará a lo largo de la exposición; la barrera arquitectónica o pared de barro todavía húmeda que nos dirige hacia el núcleo del proceso: el escritorio, el espacio donde se asimila y genera conocimiento, donde se generan proyectos que prosperan y otros que se quedan en los cajones… Una gran instalación formada por diferentes capas, un eje central y materiales e intereses inherentes a la obra de ambos artistas, que nos permite participar del proceso creativo a un nivel intelectual y físico, debido a que mientras dure la exposición experimentaremos los distintos estados propios de cada material. Con esta premisa, ambos artistas eligen este peculiar mueble como punto de partida desde el que establecen un diálogo y generan nuevas prácticas y actitudes; al tiempo que ha sido un elemento de negociación constante entre ellos. Ambos proceden de ámbitos muy diferentes de la creación plástica, sin embargo, por encima de aspectos formales, hay aspectos procesuales en sus trabajos que abren caminos para esta nueva instalación. El círculo, el movimiento cíclico, la expansión y la contracción juegan un papel relevante en el trabajo de ambos. En el caso de los últimos proyectos de Teresa Solar, la artista uti- Guillermo Mora (Alcalá de Henares, 1980) ha sido seleccionado dentro de la publicación 100 Painters of Tomorrow de Thames & Hudson. Licenciado en Bellas Artes por la UCM, en 2006 obtiene una beca de estudios en The School of the Art Institute of Chicago (EEUU) y posteriormente una Beca de Posgrado de la Fundación La Caixa. Ha obtenido la beca de la Real Academia de España en Roma, el Premio Audemars Piguet en ARCO 2014, el Premio Generaciones 2013 y ha expuesto en centros como La Panera, Matadero Madrid, CAAM, RAER y MACUF. Está representado por la Galería Casa Triângulo (São Paulo) y su obra forma parte de The Caldic Collection (Holanda), The Margulies Collection (Miami), Elgiz Museum (Estambul), CCA (Mallorca), Centre d’Art La Panera (Lleida), DKV, Colección Olor Visual y la Fundación Caja Madrid. Teresa Solar (Madrid, 1985) vive y trabaja en Madrid. Licenciada en Bellas Artes por la UCM, cursa estudios de postgrado en la UEM gracias a una beca de la Fundación la Caixa. Ha expuesto individualmente en Matadero Madrid, en el Centro de Arte 2 de Mayo y en la Galería Formato Cómodo. Ha sido recientemente premiada con la beca de producción de la Fundación Marcelino Botín, con la que produjo su próxima película. También ha ganado el premio Generaciones 2013 y la beca de producción CAM 2011, con la que realizó “Todas las cosas que no están”, su anterior mediometraje.