La Diosa - Juventud Tecnica

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CIENCIAFICCIÓN
1er.lugar
M
Por Malena Salazar
Ilustración: Yury Díaz Caballero
26
La Diosa
orgo tenía una corazonada de que todo saldría
bien. Ese día, su partida de cazadores del Mercado Negro iba a conseguir la cabeza de la Diosa del
Lago: una mujer de cuerpo brillante que se transformaba en serpiente y asolaba el río Azona en época de
crecidas. Muchos intentaron aniquilarla, pero según
las circunstancias actuales, era obvio que sus huesos
reposaban entre algas. Los pocos sobrevivientes de
los ataques hablaban de un zumbido metálico que
rasga el viento, de súbito, y ya sus compañeros estaban muertos. O puede ser que desmembrados, pero
a nadie le apetecía mirar dos veces antes de poner
pies en polvorosa. Otra referencia del poder de la
criatura, más fantasiosa, se sostenía en que algún
que otro poblador de las orillas juraba que, en sueños, una mujer de plata yacía con ellos hasta dejarles seca la vaina y, desde ese entonces, eran libres
de pescar en el Azona sin temor alguno. Testimonio
dado, por supuesto, antes de que desapareciesen
misteriosamente a los pocos días. Otros afirmaban la
existencia de chamanes de tribus salvajes que la adoraban: realizaban sacrificios de sangre y criaban a su
prole nacida del apareamiento onírico con gentiums
hasta que pudiesen valerse por sí mismas. Si todo era
cierto o no, no importaba, porque los ataques de la
Diosa del Lago continuaban muy frecuentes durante
las crecidas: desaparecían barcazas de pescadores y,
en las noches sin luna, una mujer luminosa danzaba sobre el agua, cerca de los poblados asentados
en las orillas del Azona, para después masacrarlos.
Si las autoridades de Terra Oeste pagaban muy bien
a quien les llevase la cabeza de la Diosa, el Mercado Negro pagaba el doble. Por eso Morgo prefería
asociarse al último y, si su empresa tenía éxito, significaba buen dinero para vivir sin necesidades por al
menos los próximos cinco años.
El jefe cazador confirmó que tendrían suerte. El
cielo se perfilaba sin tormentas que volviesen el suelo del bosque un enorme lodazal. Aunque eso nunca era problema para los bestchanicus que usaban
como monturas. Las máquinas a vapor con formas
animales, eran el transporte ideal en Terra Oeste:
construidas con placas de metal que protegían sus
decenas de tuberías flexibles y articulaciones, avanzaban infatigablemente mientras recirculase agua
en sus depósitos. Los aerodeslizadores quedaban
para los Domini, que odiaban ensuciarse siquiera
con el pensamiento y preferían las carreteras pavimentadas a los senderos intrincados de la selva.
Tampoco era que pudiesen servir de mucho en los
bosques, debido a sus grandes proporciones y formas acorazadas.
Ante el repentino sonido de un galope de precisión
militar, Morgo se irguió sobre su bestchanicus: un caballo de bruñido revestimiento negro. Detrás de él se
movían dos bestchanicus bueyes con las provisiones
y equipamiento. Congregados a su alrededor, iban
seis cazadores sobre máquinas equinas, más uno de
repuesto. Formaban un conjunto ruidoso metálico,
con siseos de vapor que escapaba de las articulaciones
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y rechinar de placas faltas de aceite. Morgo admitía
que no era apropiado si querían pasar desapercibidos, pero no había otra solución: era peligroso trasladarse a pie en Terra Oeste. Distinguió a uno de sus cazadores, Palco, quien se acercaba aprisa. Su máquina
no tenía la terminación y gracia del que pertenecía
a Morgo. Palco se apresuró en abrir y cerrar las llaves que regulaban la presión, las cuales estaban en la
base de la nuca de la máquina y esta redujo velocidad
hasta caminar a la par de Morgo.
— ¿Todo bien atrá? —le preguntó Morgo. Sin esperar respuesta, continuó—: ya ahoritica llegamo.
La Diosa debe estar en el Lago, porque no ha llovío
ná en esto día y no va pa’l río. Vamo a montar campamento a una milla, pa’ que ella no pueda oírno llegar. Hay que coger carná pa’ que venga pa’ arriba…
—Tenemo problema —lo cortó Palco. Era un gentium de piel broncínea con ojos de lobo—. Eso dó
pobladore que recogimo, piensan que somo negociante y creen que lo vamo a llevar al poblao cercano… No podemo llevarlo, el lago támu cerca y nó
van a descubrir. Pueden decirle a lo guardiane que
nosotros somo cazadore de Mercado Negro y nó
matan a tó. ¿Qué hacemo? Tú di, que tó el mundo
tá preocupao…
Morgo volvió a alzarse en su montura para mirar
al final de la partida. En el bestchanicus de repuesto iban a horcajadas dos pobladores perdidos que
les habían rogado caridad. Él no se pudo negar, porque pretendían ser negociantes por si se tropezaban
con guardianes encubiertos, con una infalible media
docena de refuerzos escondidos entre los árboles.
Los rescatados eran un gentium y su hija, atacada
por un tigre sombra. Ella era hermosa: de piel muy
pálida, cabello negro tinta y figura agraciada. Bien
podría pasar por hija de algún Dominus. Tenía las
manos heridas y el pecho, a juzgar por los retazos
de tela que le apretaba los senos. Llevaba los ojos
vendados. Su angustiado padre no parecía perder
la esperanza. Posaba una mano sobre la frente de
ella y la recostaba en sí mismo. Le susurraba palabras
tranquilizantes, si bien la muchacha no emitía sonido. Morgo admitió que le habían partido el corazón.
No era su costumbre negar auxilio a los desvalidos.
Siempre que se tragaran sus disfraces de negociantes, por supuesto. Pero ahora veía el resultado de su
caridad como un problema. Palco llevaba razón. La
prioridad era alcanzar a la Diosa del Lago, no había
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tiempo de conducirlos a algún poblado, así que tendrían que irse con ellos al campamento. Esos gentiums tenían lengua y el padre todavía conservaba
los ojos.
— Bueno… sí, é malo —admitió Morgo. Se limpió
la nariz con el dorso de la mano y esbozó una sonrisa—. Necesitamo carná, ¿no é así, Palco? Y dicen
que a la Diosa del Lago le gustan los gentiums —el
cazador imitó la sonrisa de su jefe—. Dale, dile a lo
otro… yo doy la seña de parar.
Morgo alzó una mano y los cazadores que custodiaban los bueyes bestchanicus se acercaron a ellos
para cerrar las llaves de paso y detenerlos. El mismo Morgo maniobró en la nuca de su montura con
maestría. Los depósitos de agua dejaron de funcionar y así su bestchanicus se detuvo con una serie de
silbidos, envuelto en una nube de vapor. Verificó que
tuviese la pistola bajo la camisa de lino y desmontó.
Sus cazadores ya empuñaban distintas armas, desde dagas de doble filo hasta pistolas eléctricas y de
proyectiles.
Palco había cumplido la tarea de comunicar las órdenes a los suyos y ahora estaba al final de la partida.
Aferró al gentium y a su hija y los tiró de la montura
sin miramientos. Cuando Morgo los alcanzó, hombre y muchacha estaban arrodillados en el suelo
mugroso del bosque, espalda con espalda. Morgo
desenfundó la pistola y miró al gentium a los ojos.
Los tenía de un somero verde, con una estrella miel
alrededor de la pupila.
— Dijimo mal, poblador —dijo Morgo—. Nosotro
no somo negociante, somo cazadore de Mercado
Negro… ¡y vaya suerte que tienen! Vamo a cazar a
la Diosa del Lago, esa mujer-serpiente que tiene loco
a tó el mundo en el río Azona cuando hay crecida.
Ustede pueden ayudarno. No teníamo carná pá la
Diosa… pero creo que ya la encontramo…
Apuntó a la frente del gentium arrodillado. Para su
desconcierto, se mantuvo tranquilo.
— ¿Buscan a la Diosa para decapitarla y venderla
en el Mercado Negro? —preguntó en voz baja, con
acento distinto y lenguaje de Dominus. Eso lo puso
nervioso—.Sí, es curioso. Muy curioso.
— ¿Qué, gentium? —barbotó Morgo—. Dilo ante
de matarte. ¿Qué sabe uste de, qué é curioso?
El hombre sonrió con amplitud y dijo:
— Responderé por orden. Sabemos que no es fácil
matar a la Diosa. Y menos decapitarla.
Morgo no tuvo oportunidad de comprender la
confesión. Tampoco sus cazadores. Se escuchó un
zumbido metálico y vio a dos de sus gentiums con
las tripas afuera. Palco quedó sin cabeza y brazo derecho, otro cazador perdió ambas piernas al nivel de
los muslos. Todo sucedió en lo que dura un parpadeo. Antes de que Morgo pudiese reaccionar, sintió
un golpe agudo en el estómago y le arrebataron la
pistola. En un segundo la situación se revirtió. Él estaba en el suelo, el gentium que pretendía lanzar de
carnada de pie ante él, apuntándole con el arma. Vio
a la muchacha de los vendajes ensangrentados realizar movimientos gráciles, como quien baila sobre
el agua para atraer a pobladores incautos a su perdición y los últimos cazadores cayeron destazados entre alaridos. Muertos ante el mismo sonido del que
hablaban los sobrevivientes de la Diosa del Lago.
Morgo percibió el poder invisible zumbar cerca de él,
mas el gentium que lo dominaba gritó:
—¡Así está bien, querida! Este es mío.
Morgo escuchó apagarse el ruido y temblando de
terror, miró al gentium. Mantenía aquella sonrisa
triunfante de quien lleva cinco pasos por delante de
su enemigo.
—Y lo curioso… es que ustedes buscaban a la diosa y su hija los encontró. Ahora, puedes dejar de existir en paz —volteó la cabeza con una mueca y usó
una voz que era suya y, a la vez, no lo era—: O podemos permitirte existir, para que hables de la nueva
Diosa que camina en Terra Oeste…
Morgo se encontró asintiendo frenéticamente
ante esa opción. Se arriesgó a incorporarse al ver
que el gentium perdía el arrojo. Mas también vigilaba a la muchacha junto al bestchanicus de repuesto.
Su piel casi era luminosa, hechizante. Cuando Morgo
ya estaba totalmente de pie, jadeó al sentir el cañón
de la pistola presionarle el pecho. El gentium le ofrecía una sonrisa socarrona.
—Bromeaba. El viaje ha sido largo y mi pequeña
está hambrienta.
El proyectil impactó a Morgo y lo lanzó al suelo.
Segundos antes de recibir otro disparo en el entrecejo, pensó que había sido un estúpido. Los Dioses
eran capaces de obligar a los gentiums a hacer cosas de las que no estuviesen conscientes. Incluso,
brindar caridad a sus hijos y servirles de alimento
involuntario.
2016
CONCURSO
vence
31 de diciembre
Los cuentos se presentarán firmados con
seudónimo. En sobre aparte: nombre del
autor, número de carné de identidad,
dirección y teléfono o correo electrónico.
Extensión máxima: 3 cuartillas mecanografiadas o tecleadas en word, en página A4,
con letra Times New Roman a 12 puntos, e
interlineado sencillo.
Los trabajos, que deben presentarse en
original y dos copias, no se devolverán.
El incumplimiento de las bases descalifica la
obra. Los ganadores de los premios no podrán presentarse a la siguiente convocatoria.
Dirija su texto a Casa Editora Abril,
Prado 553 e/ Dragones y Tte. Rey,
La Habana Vieja, La Habana.
CP 10200
PREMIOS:
PRIMERO $ 500.00 CUP
SEGUNDO $ 300.00 CUP
TERCERO $ 200.00 CUP
Además, publicación
de la obra en
JT y diploma
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ESPECIAL
LA
EN EXPANSIÓN
Breve recuento de la literatura fantástica y de
ciencia ficción cubana, publicada en 2015
Por Carlos A. Duarte
En los últimos tiempos hemos sido testigos de
un aumento significativo en la producción de libros de ambos géneros en Cuba; 2015 podría ser
el punto culminante con 12 títulos fantásticos.
Este breve artículo pretende ser una invitación
a la lectura de estas obras, de las cuales solo tres
vieron la luz en 2015, pues la mayor parte de estos volúmenes fueron presentados en la Feria del
Libro de 2016. Comentaremos primero los
dos títulos premiados y se incluirá un
resumen de las notas de contracubierta del resto de los libros.
1. Dentro de
la
boca
del Lobo,
por
Dennis
Mourdoch. Editorial Abril, ilustrado
por Juan Carlos Polo y
editado por Adriana Daniel.
Ganadora del premio Calendario 2014, en esta noveleta
apreciamos los elementos que caracterizan la narrativa del autor: dinamismo y fluidez en las acciones, naturalidad en los diálogos y unos personajes que
parecen casi siempre extrapolados de nuestra
propia marginalidad. Cruz, capo dentro de una
prisión, se propone revivir la relación de Kima, su
exnovia, con un nuevo recluso, el Jabao, a través
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de un dispositivo que le hace sentir como propias
las vivencias que le son contadas. Dos historias
imbricadas donde desfilan habituales conceptos
ciberpunks como hackers, bots, ciberespacio y
otros, salidos de la fértil imaginación del autor: un
homúnculo ninja virtual, los dermos y las arrives.
Historia trágica y cruda que no necesita ubicar
geográficamente sus escenarios para que estos
desprendan un inconfundible sabor caribeño.
2. La guerra de Bianca, por Michel Encinosa Fu. Editorial Gente
Nueva, ilustrado por Luis Martínez Brito y editado por Gretel Ávila.
En este libro, merecedor del premio La Edad de Oro en CF, Michel abandona su Ofidia ciberpunk de Niños y Dioses de Neón,
sus mundos metálicos, desalmados y personajes de argot casi
ininteligible, para incursionar en una noveleta de corte juvenil,
mucho menos sórdida en comparación. Una conflagración despiadada llega al planeta Castaña y troncha los destinos de los
seres humanos que allí habitan. Aun en ese escenario dantesco,
Michel apuesta por la ligereza de unos diálogos muy bien urdidos, evade con éxito el melodrama y nos regala una aventura de
excelente factura, bien delineados personajes y derroche imaginativo. En particular la heroína, una mulata de físico pródigo, se
aparta bastante del típico héroe macho-caucásico-anglosajón.
En este libro se reitera la preocupación de Michel por evadir
estereotipos. Tal vez por eso sus personajes resultan tan auténticos y logra cuestionar de forma estremecedora lo irracional de la
guerra y sus consecuencias.
3. El escudo de Valnuss, por Antonio López. Editorial de la Mujer.
Una maga, una guerrera subacuática, una capitana corsaria y un caballo hechizado, son los protagonistas de esta
epopeya fantástica. Apoyado en los poderes de la oscuridad, un hechicero ha sembrado el caos y la destrucción en
los respectivos mundos de estos amigos. Solo con la ayuda
del escudo de Valnúss, podrá este grupo restaurar la paz.
4. Los arcos del norte, por Elaine Vilar (La Habana, 1989). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Luis
Martínez y editado por Gretel Ávila.
Espíritus que franquean sus cuerpos. Espadas mordiendo alma y sustancia. Mundos de la guerra donde la muerte es el único camino. Críos que pagan el
precio de adultos. Ciudades de metal, de vapores radiactivos que envenenan el cielo, las aguas, la carne, y
donde la magia se escurre entre dedos informes, moribundos. Este es el mundo que se avista tras Los arcos
del norte, y en el que no hay esperanza ni remedio, ni
luz ni sombra en el horizonte.
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5. Caos, por Bruno Henríquez (Holguín, 1947). Editorial
Gente Nueva. Ilustrado por Montos y Noel Cabrera y editado
por Gretel Ávila.
Impredecible, igual que el caos, se nos presenta este volumen de cuentos y poemas. Por sus páginas desfila una suerte de personas en correcto desorden, como salido del estado
primigenio del cosmos infinito: Ias brujas, catedráticos, locos
asesinos de escritores y seres trisexuados. El humor, la ironía
y el doble sentido inteligente acompañan, como siempre, la
escritura de Bruno Henríquez.
8. Guerra de Dragones II. El Estigma, por Eric Flores (La
Habana, 1982). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Jesús
Minsal y Jesús Rodríguez y editado por Gretel Ávila.
Varios ciclos han transcurrido para Uthar, el blanco, dragón metamorfo, autocondenado a vivir como humano
para redimir el daño de su raza contra miembros indefensos de la estirpe enemiga. Varios años han pasado también para Estigma, adalid que ha consagrado su existencia a perseguir al dragón blanco, recuerdo brutal de
su torturado nacimiento. Pero, cuando el gran secreto
del universo deja de serlo, el sacrificio de tantos magos y dragones es intolerable. Se trata de la continuación de Guerra de Dragones, que hace algunos
años publicó Gente Nueva.
6. Cerrar los puños, por Yonnier Torres (Placetas, 1981).
Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Ceddy Valdivia y editado por Gretel Ávila.
El protagonista de esta novela, a la salida del servicio militar, se ve acosado por la peor de las pesadillas: su novia
Claudia lo abandonó por el maceta del pueblo con quien
piensa irse a vivir a los Estados Unidos. Mientras se lamenta
por la traición de su amada y elabora un plan magistral para
reconquistarla, se ve envuelto en las insólitas aventuras de
un remoto país como salido del delirio de una noche ebria.
Teletransportación, armas mágicas, animales exóticos, batallas gloriosas y hermosas doncellas... pero, eso sí, al mejor estilo cubano.
7. La estrella bocarriba, por Raúl Aguiar (La Habana, 1962).
Editorial Gente Nueva. Ilustrado por el propio Raúl y editado por
Gretel Ávila.
La colección Ámbar nos regala la segunda edición de una novela, devenida desde su aparición en el 2001 auténtica obra de
culto para dos generaciones de lectores cubanos. Aquiel, Lilith,
el Zepar, la Fénix, el Conan y otros de sus personajes están entre
los más conmovedores y a la vez mejor conseguidos de la narrativa nacional para jóvenes. Y todos ellos se atreven a tejer sobre
la grisura cotidiana el capullo de una realidad propia, mezcla de
satanismo y CF, de alucinaciones y poesía… hasta que ocurre lo
inesperado: que su constructo ¿fantástico? llega a superponerse a
lo ¿real?, y por momentos, a borrarlo.
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9. El mago, por Daniel Alejandro Sené, (Belgrado, 1986). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por
Luis Martínez y editado por Gretel Ávila.
En la ciudad, el dueño de una pequeña librería
encierra un secreto que su hijo debe descifrar. El
detonante: la dolorosa, extraña y repentina par-
tida de su críptico padre. La misteriosa aparición
de un mago como síntesis de todo aquello que se
puede conocer y que ignoramos, guía las páginas
de este texto-diario de viaje, que abre con su lectura el camino hacia el estado de sublimación que
solo otorga la sabiduría.
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10. Historias de Vitira, de Yadira Álvares (La
Habana, 1980) y Denis Álvares (La Habana, 1968).
Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Alexander Izquierdo y editado por Olimpia Chong.
Con el fin de conocer la mágica fórmula del sol, es
requerido iniciar la lectura de este libro que persigue la luz del astro para echar a andar la vida de un
pequeño pueblo montañés enclavado en los Alpes y
sumido en la sombra durante un largo periodo vital.
Ceremonias de iniciación: descubrir al niño elegido,
un lobo albino, un romance, un cura eterno, entre
otras tantas leyendas, arman este texto cual viaje escarpado que nos sumerge en un universo que, por diferente, se torna encantador.
11. Danzario mecánico, por Carlos Muñoz (La
Habana, 1981) y David Alfonso (La Habana, 1986).
Editorial Gente Nueva. Editado por Olimpia Chong.
Colección de diez cuentos de CF de este dueto narrativo que ya antes publicó Historias del Altipuerto.
Los cuentos abarcan una amplia gama de intereses
y temáticas dentro de la CF: viajes en el tiempo, ero-
CUÁLES SON LOS TRES MEJORES
LIBROS DE
Y
QUE HAS LEÍDO EN EL
2015
Juventud Técnica hizo llegar esta pregunta a un grupo de escritores y promotores
cubanos del género. He aquí su respuesta, que puede ayudarle a escoger en el maremágnum literario global qué libros no puede dejar de leer.
ELAINE VILAR:
Sol negro, de Michel Encinosa.
La puerta al país de las mujeres,
de Sheri S. Tepper
tismo, humor, entre otros. Incluye los relatos “Tren”
y “La silueta del Suba”, premios Oscar Hurtado y Juventud Técnica, respectivamente.
12. Caleidoscopio con vistas al futuro, por Carlos
A. Duarte (La Habana, 1962). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Ceddy Valdivia y editado por Olimpia Chong.
Universos infinitos, impredecibles como las imágenes
eternamente cambiantes de un caleidoscopio que encierra en sí la capacidad de girar hacia el futuro sin repeticiones. Este libro-ocular incita a descubrir el vaticinio
encerrado en sus páginas y en sus múltiples lecturas,
que como dimensiones fractales, simulaciones o
como casa de espejos en un gran parque de trucos,
nos permiten perdernos, temernos, identificarnos,
viajar y hasta regresar.
Nota: Agradecimientos especiales para Gretel
Ávila, editora de Gente Nueva, por facilitarnos notas e imágenes de portadas.
MALENA SALAZAR:
La saga de Geralt de Rivia, del polaco Andrzej Sapkowski
El Ciclo Drenai, de David Gemmell
La trilogía de las Leyes del Mar, de Robin Hobb
LEONARDO GALA
ECHEMENDÍA:
The Time Traveler's Almanac, de Ann y Jeff Vandermee
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RICARDO
ACEVEDO:
- Recomienda lo mejor de la CF española.
Lo puede ver en: http://www.fantifica.
com/literatura/articulos/los-mejores-libros-fantasticos-de-2015-segun-i
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LAENTREVISTA
LOCHY BATISTA LE RIVEREND
“MIS
REALIDADES ESTÁN
EN CUBA”
Por Flor de Paz
Foto: Flor de Paz
Heredera de una tradición científica, se ha dedicado a la problemática de los cítricos en el país. Numerosos resultados le han hecho merecer reconocimientos en el ámbito profesional, entre ellos el de ser
Miembro Titular de la Academia de Ciencias
36
J
ulio Le Riverend nunca imaginó que su estirpe
de científicos dedicados al universo de las humanidades no fuera sucedida por su nieta Lochy.
Y lo dudó tanto que mantuvo esa esperanza hasta
el mismo instante en que descubrió el suspirar de
la joven por el estudio de la composición de los
cuerpos.
La química le había robado a una de las soñadas
depositarias de su acervo como investigador histórico. Pero lo tranquilizó la idea de que la ciencia
continuaría decidiendo los destinos de una parte
de la familia, aunque como su hija Eloísa, la nieta
enrumbara hacia los predios de la bioquímica y las
aplicaciones biotecnológicas.
Era una adolescente cuando ya lo había decidido.
Y el abuelo asintió ante el convencimiento enunciado. Pero ella no olvida la expresión de renuncia
en la pupila añosa. Ni la de orgullo ante el avance
de sus primeros pasos como investigadora.
Me lo cuenta y revivo la mirada del anciano. La
de sus últimos años. Época en la que Lochy Batista
Le Riverend entró al entorno de los seres más cercanos a mi existencia. Desde entonces, la he visto
erguirse, como las plantas a las que ella acaricia sus
hojas. Y mudar a experta viróloga, naciendo desde
aquella estrenada “doctora de maticas”, como alguna vez la llamó mi padre en un intento apurado
por mostrarle su afecto.
De cierto modo él tenía razón. Inmersa en el
diagnóstico del virus de la tristeza de los cítricos,
casi recién graduada, Lochy fue la autora principal
de un anticuerpo monoclonal imprescindible para
la prospección de la enfermedad en el país. Junto a
su equipo científico consiguió poner al alcance de
la agricultura nacional un anticuerpo que aún es
diferente a los de su género en el mundo.
Habían transcurrido pocos años de su primera
entrada a un laboratorio en el que, para sorpresa suya, las probetas estaban salpicadas de tierra,
relata. Una breve experiencia previa en el entorno
aséptico de la biotecnología de las vacunas contrastaba con aquella visión “poco estética” del cristal embadurnado.
Pero la extraña impresión de los utensilios “sucios” le duró poco, porque el lodo de las probetas
no inhibía la efectividad de los procederes investigativos. Y a su cargo quedó enseguida un liderazgo que asumió durante alrededor de una década:
encabezar el departamento de Virología del entonces Instituto de Investigaciones de Cítricos y otros
Frutales (IICF), explica. Además de la atención a
una red de laboratorios creada en el Centro Nacional de Sanidad Vegetal,encaminada al diagnóstico
del virus de la tristeza en las poblaciones cítricas
cubanas.
Fue en medio de aquella marea cuando la conocí.
A finales de la década de los años 90. En la época
en que también hacía su doctorado y las horas no
le alcanzaban para tanta labor. “Entonces no podía
permanecer en vigilia más allá de las diez de la noche y me quedaba dormida donde estuviera, aunque la velada nocturna en la que me hallara fuera
de las más animadas”.
Largas jornadas en el campo extremaron la faena
de aquellos días, coronados en 2001 con la defensa de su tesis doctoral. Un fatigoso esfuerzo requirió alcanzar esa meta. Si bien, como ocurre con los
sueños que forjan caminos, se hizo realidad.
Graduación de sexto grado con sus maestras
y la directora de la escuela (1978). (Foto: cortesía de la entrevistada).
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El refugio de la naturaleza
Las salas del Museo Nacional de Bellas Artes
abrigaron muchas veces los pasos de una niña
que hizo suya la virtud de apreciar las manifestaciones de la plástica, en compañía de su abuela
Mercedes. Porque Lochy creció en un ambiente
de convergencias culturales, derivadas de una
sociedad en proceso de cambio. Y en dicho entorno quedaron enraizadas sus inquietudes por
la percepción artística y su búsqueda constante
de la satisfacción espiritual a través de propuestas creativas de toda índole: cinematográficas,
teatrales, plásticas.
A ese universo regresa cada mañana durante
el desayuno, cuando escucha una revista radial
que la pone al tanto de las propuestas en cartelera, minutos antes
de irse a su oficina para
estar ocho horas delante de la computadora,
de frente al mundo mediante el correo electrónico. O de marchar a
los campos de cítricos,
donde también es feliz.
Otra cosa es el refugio
que halla en la naturaleza, en ese alejarse de
la estresante dinámica
de lo cotidiano.
Pero el retiro ocasional hacia las “periferias” de la urbanización
no significa un distanciamiento efectivo del
entorno social. Ella disfruta de las conversaciones que trasciendan
lo superfluo, sin reparar
en la edad, sexo o nivel
intelectual de su interlocutor. Y valora en las
personas sus positivas
percepciones de la vida.
Escucha. Tiende la mano
y su mirada solidaria.
La capacidad de darlo
todo a cambio de nada
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es una virtud que le impresiona. “Y también la
sencillez de quienes me regalan su sabiduría,
esos que son capaces de enseñar mucho a los
que tenemos titulaciones”.
Hacia la prevalencia de la generosidad por encima del egoísmo, Lochy inclina la balanza entre
el bien y el mal, “porque tengo la suerte de conocer a muchas personas bondadosas. O quizás
porque busco a las buenas y a las otras les paso
por el lado”.
Y fue en esa armonía que concibe al mundo
cómo se desenvolvió su primera experiencia con
el grupo del que formó parte en el departamento
de Virología durante los años iniciales de trabajo
en el IICF. Entonces, faena y diversión eran tomadas con el mismo entusiasmo y responsabilidad.
Pero ella descubrió lo singular de aquella fortuna
con el paso de los años, al darse cuenta de lo excepcional de una circunstancia que había dado
por sentada en el terreno de las probabilidades
vivenciales.
La salud de los cítricos: un desafío
A la suerte forjada por el trabajo le acompañó
entonces una formación académica en el Instituto
Valenciano de Investigaciones Agrarias, solo un
año después de graduada. Esta preparación fue
crucial. A su regreso a Cuba, tres jóvenes asumieron simultáneamente la conducción del Laboratorio de Virología del entonces IICF, sin que ninguna
se decidiera a ser la guía, hasta que Lochy aceptó.
Fue la época en que dio vida al anticuerpo
monoclonal para el diagnóstico del Virus de la
Tristeza de los Cítricos y en la que arrancó la
prospección sobre la enfermedad en todos los
campos del cultivo en el país, basada fundamentalmente en dicho aporte científico.
El desafío fue grande. En medio del periodo especial no había lo necesario para la aplicación de
las técnicas requeridas, pero la investigación fue
hecha con la amplitud y calidad deseada. Su impacto fundamental consistió en los aportes que
hizo al conocimiento teórico acerca de cómo se
diseminaba el patógeno en nuestro territorio. Su
aplicación inmediata fue el perfeccionamiento
de la estrategia de manejo de la enfermedad.
Con la llegada del nuevo milenio la situación
de los cítricos en Cuba no fue más indulgente.
Apareció Huanglongbing, la llamada enfermedad del brote amarillo
(en chino), de origen
bacteriano, que transformó el panorama de
forma aún más desfavorable. Y Lochy comenzó a dedicarse a la
epidemiología. Desde
esta disciplina ya había
estudiado antes cómo
se manifestaban las
epidemias y qué puede
hacerse para retrasar
su impacto y el avance
de las enfermedades.
“Porque si la tristeza
es la enfermedad viral
de los cítricos con mayor impacto económico,
Huanglongbing es la
que más afecta a estos
cultivos”. De manera
que ahora los empeños
de Lochy están encaminados a la atención de
En la XVII Conferencia
de la Organización Internacional de Virólogos
de Cítricos (2007), Adana, Turquía. (Foto: cortesía de la entrevistada).
39
las dos enfermedades “para evitar que esté ocurriendo una epidemia de tristeza y no la estemos
viendo, mientras enfocamos la mayoría de los
esfuerzos a la otra”.
A la vez que continúa su labor científica, con
todas las implicaciones que incluye, ella fue seleccionada como Académica Titular (para el periodo 2012-2018) de la Academia de Ciencias de
Cuba (ACC) y es también la Secretaria de la Red
Interamericana de Cítricos (RIAC).
Como Académica, ha podido dar continuidad
a la tradición familiar. Su abuelo, Julio Le Riverend, fue vicepresidente de la ACC. Pero ella
piensa que esta es, sobre todo,“una oportuni-
dad para llevar a dicha institución los problemas
y las necesidades que tiene la ciencia en Cuba,
de manera que tales requerimientos de nuestra
realidad puedan encaminarse según aspiran los
investigadores”.
En la RIAC, sin embargo, su labor es trabajar
en la búsqueda de financiamientos para proyectos, realizar coordinaciones entre los países
para el desarrollo de eventos conjuntos, además
de atender un sitio web y la publicación de una
revista bilingüe. Y es con este quehacer que se
mantiene todo el día conectada con colegas de
todas las latitudes.
Con el doctor Mariano Cambra, del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias
(IVIA), una de las persona con quien se formó
cuando empezó su trabajo en la virología de
cítricos.
— ¿Gratificantes y realización profesional?
— Muchos. El primero, la transcendencia que
tiene obtener varios premios Academia. Además,
el reconocimiento de laboratorios e investigadores
de primera línea en el mundo. También viajar, conocer los labrantíos de otros países. Y visitar los
campos de Cuba.
“Las capitales no dan la dimensión real de una
nación. Es la vida en el campo la que permite comprenderla mejor. Ver su cultura, ver cómo vive la
gente, cómo trabaja, cómo se gana la vida. Porque
en todas partes hay cosas buenas y malas. Pero
tengo claro que mis realidades están en Cuba”.
Es hora de concluir el diálogo, y para hacerlo le
pido a Lochy una anécdota. Ella sonríe pensativa
ante mi nueva demanda. En varios “interrogatorios”, la he hecho evocar toda su historia, la que
en algunos momentos compartimos. Y nos hemos
reído, emocionado, y algunas veces también nos
quedamos en silencio por las palabras que no hizo
falta pronunciar.
Pero finalmente decide contar su experiencia en
Turquía, “donde una mujer es casi nada. Ni para
rezar puede ponerse en la mezquita junto a los
hombres”. ¿Cómo se puede vivir de una forma tan
diferente en un mismo planeta?, se ha preguntado.
Pero comprende que aquella es también una realidad válida. Y allí, en ese sitio sagrado para el islam,
Lochy, como las turcas,tuvo que cubrirse el pelo.
Aunque de Estambul también la impresionó observar la danza del vientre que bailan sus mujeres. A
tal punto, que se compró un cinturón de moneditas y lo guardó hasta hace unos años, cuando entró
en los talleres de la compañía Belly dance. Este es
su hobby, el que además de constituir un magnifico
ejercicio le ha permitido entender lo que es perder
el miedo escénico. Para siempre.
Lochy y su madre comparten intereses profesionales en el campo de la biotecnología. Eloísa es
una de las autoras de la vacuna cubana contra la
menngitis BC. (Foto: cortesía de la entrevistada).
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MUNDOBIT
SABERMETRÍA
ESTADÍSTICAS EN
METAMORFOSIS
Nacido en la década de los 80 del pasado siglo, en el XXI este
método se erige como medio ideal para evaluar la eficiencia
de los atletas. En Cuba, el Grupo Independiente de Investigaciones del Béisbol (GIIB) creó el programa computarizado Strike, para aplicar en nuestro deporte nacional
“Las estadísticas tradicionales son matemática pura, pero la Sabermetría busca ir más
allá”. (Rafael Guerra, estadístico del ICRT).
Por Pausides Cabrera Balbi. Fotos: Rolando Padilla
G
eorge William James, natural de Kansas
(EE.UU.) y frenético amante del béisbol
y sus estadísticas, se desempeñaba en 1977
como guardia de seguridad en una factoría de
frijoles mientras soñaba con llegar a ser articulista y escritor. Conocido simplemente como
Bill James, por puro hobby escribía artículos de
béisbol completamente atípicos.
Sus comentarios no recogían acontecimientos ni hechos acaecidos durante los juegos,
sino se centraban en responder preguntas específicas acerca del desempeño y aporte de los
atletas. A través de análisis sagaces, James se
empeñaba en obtener respuestas imposibles de
conseguir mediante las estadísticas tradicionales introducidas a mitad del siglo XIX por Henry
Chadwick, uno de los padres del béisbol.
Sin lograr publicar sus artículos, ante las reiteradas negativas de editores, el tozudo James
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decidió arriesgarse y con ahorros obtenidos
gracias a sus jornadas de vigilia costeó la publicación de The Bill James Baseball Abstract.
Durante las siguientes cuatro ediciones los lectores de Los Abstractos de James se incrementaron paulatinamente al punto de que el autor
dio visto bueno para que la publicación de sus
compilaciones anuales fuera asumida por una
casa editora. Precisamente, es en estos escritos
donde Bill James acuñó en 1980 el término Sabermetría, derivado del acrónimo SABR en referencia a la Sociedad para la Investigación del
Béisbol Americano (Society for American Baseball Research).
En 2006 la revista Time incluyó entre las cien
personalidades más influyentes a Bill James,
quien desde 2003 se desempeña como consultor del equipo de los Medias Rojas de Boston,
perteneciente a la Major League Baseball (MLB).
La Sabermetría no es más que el análisis del
béisbol a través de la interpretación de evidencias
estadísticas, y se concentra en evaluar cómo las
habilidades individuales y colectivas influyen en el
récord de ganados y perdidos del equipo.
En el circuito de las Grandes Ligas (MLB) también se persigue valorar el desempeño de diferentes jugadores durante la temporada, a fin definir
los merecedores de premios como el de Mejor Jugador (MVP) o Mejor Lanzador (Cy Young), o para
comparar la eficiencia de atletas de diferentes
épocas. Asimismo, intenta predecir desempeños
de peloteros con el fin de estimar sus precios con
fines de cambio o para su contratación.
Para lograr tales propósitos se concentra en
buscar respuestas a tres principales preguntas:
¿Contribuye de manera real la estadística X a los
objetivos de saber si un jugador colaboró o no
con la victoria o derrota de su equipo? ¿Qué tan
bien estima la estadística X la contribución de un
jugador a la victoria del equipo? ¿Existe una forma
mejor de medir lo mismo, pero que resulte más
eficaz que la estadística X?
A lo cubano
Aunque desde antes existieron voces aisladas
que mencionaron y conocían sobre herramientas
sabermétricas, es en 2011 cuando Carlos Quintas Meneses y Alejandro Aldama González —por
entonces estudiantes de la Universidad de La Habana—, se presentaron en el estadio Latinoamericano ante Carlos del Pino Muñoz, jefe de la Comisión de Estadísticas y Anotación de la Federación
Cubana de Béisbol, con propósitos de colaborar
en tal materia.
Así nace el Grupo Independiente de Investigaciones del Béisbol (GIIB), que actualmente desarrolla un variado plan de colaboración con la
institución regente del béisbol, que implicó la
creación y utilización del programa computarizado Strike, sustentado en fórmulas sabermétricas.
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Si bien no faltan conservadores y escépticos, la mayoría de los especialistas y expertos
en el deporte le otorgan crédito a la nueva
ciencia aplicada, que en diferentes latitudes
extiende su influencia incluso en otras disciplinas atléticas.
En distintas esferas del quehacer y el conocimiento, el cubano ha desarrollado escuelas
y manifestaciones afines a su idiosincrasia estampándoles al final su sello independiente.
Por derroteros de investigación, selección y
recreación navega la Sabermetría en Cuba.
Para el profesor Carlos del Pino, la complementariedad
entre Estadísticas y Sabermetría las hace inseparables.
Strike es un software de abstracción que a lo largo
de tres años ha permitido “fotografiar” cada lanzamiento, jugada o hecho acontecido en los pleitos
beisboleros para obtener información y analizarla.
Similar a programas utilizados en las Grandes Ligas,
sus creadores confiesan abiertamente que su principal propósito es lograr que Cuba conquiste la
cima del Clásico Mundial de Béisbol.
En la investigación y creación de nuevos
softwares labora cotidianamente el
joven colectivo del GIIB.
“Hoy no se conciben resultados deportivos de primer nivel sin las ciencias aplicadas, y en el caso de la Sabermetría su
aplicación exitosa en las Grandes Ligas
constituye todo una aval”. (Víctor Mesa,
quien fue director de varios equipos).
INDICADORES BAJO PESQUISA
BABIP:
Promedio de bateo de bolas en juego. Frecuencia con que un bateador
alcanza una base después de poner la
pelota en el terreno de juego.
BSR:
Similares a las anotadas. Calcula el
número de ejecuciones que “debería”
haber logrado un equipo dada sus estadísticas ofensivas de componente.
CARRERAS CREADAS:
Término para medir cuántas carreras
genera un jugador. Su fórmula básica es
hits más bases por bolas y bases totales,
divididas entre turnos al bate y boletos.
WAR:
Número de victorias a las cuales este
jugador contribuyó, por encima de lo
que hubiera hecho un bateador de nivel de reemplazo, jardinero y lanzador.
WHIP:
Boletos y hits por entradas lanzadas. Es
el número promedio de boletos y hits
permitidos por el lanzador por inning.
(BB + H dividido por IP).
LIPS:
Situación de presión en innings finales.
PITÁGORAS EXPECTATIVA:
Es una fórmula que se asemeja al matemático teorema de Pitágoras y se
utiliza para estimar cuántos juegos
debería haber ganado un equipo de
béisbol, en función de cuántas carreras
un equipo anotó y permitió.
GANAR PARTICIPACIONES:
Considera las estadísticas para los
jugadores en el contexto de su equipo y les asigna un número que es un
tercio de una victoria del equipo,
mediante un conjunto de matemáticas complejas.
OPS:
Porcentaje de embasamiento más slugging. Mide capacidad de bateo para
obtener bases y el poder.
QS:
Salida de calidad. Situación en la que
un lanzador completa seis innings,
permitiendo no más de tres carreras.
“Valoro y aplico las herramientas que ofrece la
Sabermetría, pero en ocasiones las combinamos
con nuestra experiencia e instintos”. (Javier Méndez, manager de Industriales).
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CONSTRÚYALOUSTED
USB + LED = LUZ
Por Toni Pradas
Ilustración: Roberto J. Quintero
Fuente: Silicon Chip Online
Un proyecto sencillo que servirá para
quienes necesiten una lámpara extra
junto a su PC o laptop
A
veces se nos riegan los papeles en la mesa
o queremos iluminar el interior de la PC, y la
luz de la habitación no ayuda o nos hace sombras.
Pero si construimos una sencilla lámpara con un
LED, la propia computadora le dará la energía necesaria mediante su puerto USB. Como el voltaje
de salida del puerto es de 5 voltios (V) y 100 miliamperes (mA), podría alimentar diversas cosas.
Para hacer la lámpara, lo primero es cortar de
un cable USB el extremo opuesto al conector “macho”, y en la punta cortada quitar el aislante protector externo para sacar los cuatro conductores.
Luego se cortan los cables interiores blanco y
verde (son para datos) y se aíslan, ya que no los
utilizaremos. También se quita el aislante del rojo
(“vivo”) y del negro (“tierra”).
Al portafusible se le retiran los elementos extras
excepto los dos pedazos de plástico, que es lo que
nos interesa, y se agranda uno de los huecos del
portafusible para que pase en el cable USB.
Seguidamente se suelda el LED y la resistencia,
tal como indica el diagrama mostrado. La pata más
corta del LED es el cátodo o tierra. El ánodo es la
pata larga, que previamente se le suelda la resistencia de 47 ohmios (Ω), que en código de colores es amarillo, morado, negro y dorado. Esta es
la pata positiva que se une al cable rojo. Se deben
cortar las patas del LED según se necesite, para que
toda la construcción quepa en el portafusible.
Se aíslan bien los contactos para evitar cortocircuitos y se cierra el portafusible. Así queda terminada la lámpara USB. Finalmente, con un poco de
artesanía e ingenio se pueden obtener a partir de
este circuito distintos modelos.
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TIEMPOPARAPENSAR
Por José Pérez-Galdós
KAKURO
Llena la rejilla de tal
manera que cada bloque sea igual al total
de la cifra que aparece
arriba o a la izquierda
de la caja cuadro. Debes usar los números
del 1 al 9, pero no puedes usar dos veces el
mismo número en una
casilla. El mismo número puede repetirse
en una fila o columna,
pero debe ser en una
casilla aparte.
RESPUESTA
EN NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO:
PROYECTO DELTA
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