CIENCIAFICCIÓN 1er.lugar M Por Malena Salazar Ilustración: Yury Díaz Caballero 26 La Diosa orgo tenía una corazonada de que todo saldría bien. Ese día, su partida de cazadores del Mercado Negro iba a conseguir la cabeza de la Diosa del Lago: una mujer de cuerpo brillante que se transformaba en serpiente y asolaba el río Azona en época de crecidas. Muchos intentaron aniquilarla, pero según las circunstancias actuales, era obvio que sus huesos reposaban entre algas. Los pocos sobrevivientes de los ataques hablaban de un zumbido metálico que rasga el viento, de súbito, y ya sus compañeros estaban muertos. O puede ser que desmembrados, pero a nadie le apetecía mirar dos veces antes de poner pies en polvorosa. Otra referencia del poder de la criatura, más fantasiosa, se sostenía en que algún que otro poblador de las orillas juraba que, en sueños, una mujer de plata yacía con ellos hasta dejarles seca la vaina y, desde ese entonces, eran libres de pescar en el Azona sin temor alguno. Testimonio dado, por supuesto, antes de que desapareciesen misteriosamente a los pocos días. Otros afirmaban la existencia de chamanes de tribus salvajes que la adoraban: realizaban sacrificios de sangre y criaban a su prole nacida del apareamiento onírico con gentiums hasta que pudiesen valerse por sí mismas. Si todo era cierto o no, no importaba, porque los ataques de la Diosa del Lago continuaban muy frecuentes durante las crecidas: desaparecían barcazas de pescadores y, en las noches sin luna, una mujer luminosa danzaba sobre el agua, cerca de los poblados asentados en las orillas del Azona, para después masacrarlos. Si las autoridades de Terra Oeste pagaban muy bien a quien les llevase la cabeza de la Diosa, el Mercado Negro pagaba el doble. Por eso Morgo prefería asociarse al último y, si su empresa tenía éxito, significaba buen dinero para vivir sin necesidades por al menos los próximos cinco años. El jefe cazador confirmó que tendrían suerte. El cielo se perfilaba sin tormentas que volviesen el suelo del bosque un enorme lodazal. Aunque eso nunca era problema para los bestchanicus que usaban como monturas. Las máquinas a vapor con formas animales, eran el transporte ideal en Terra Oeste: construidas con placas de metal que protegían sus decenas de tuberías flexibles y articulaciones, avanzaban infatigablemente mientras recirculase agua en sus depósitos. Los aerodeslizadores quedaban para los Domini, que odiaban ensuciarse siquiera con el pensamiento y preferían las carreteras pavimentadas a los senderos intrincados de la selva. Tampoco era que pudiesen servir de mucho en los bosques, debido a sus grandes proporciones y formas acorazadas. Ante el repentino sonido de un galope de precisión militar, Morgo se irguió sobre su bestchanicus: un caballo de bruñido revestimiento negro. Detrás de él se movían dos bestchanicus bueyes con las provisiones y equipamiento. Congregados a su alrededor, iban seis cazadores sobre máquinas equinas, más uno de repuesto. Formaban un conjunto ruidoso metálico, con siseos de vapor que escapaba de las articulaciones 27 y rechinar de placas faltas de aceite. Morgo admitía que no era apropiado si querían pasar desapercibidos, pero no había otra solución: era peligroso trasladarse a pie en Terra Oeste. Distinguió a uno de sus cazadores, Palco, quien se acercaba aprisa. Su máquina no tenía la terminación y gracia del que pertenecía a Morgo. Palco se apresuró en abrir y cerrar las llaves que regulaban la presión, las cuales estaban en la base de la nuca de la máquina y esta redujo velocidad hasta caminar a la par de Morgo. — ¿Todo bien atrá? —le preguntó Morgo. Sin esperar respuesta, continuó—: ya ahoritica llegamo. La Diosa debe estar en el Lago, porque no ha llovío ná en esto día y no va pa’l río. Vamo a montar campamento a una milla, pa’ que ella no pueda oírno llegar. Hay que coger carná pa’ que venga pa’ arriba… —Tenemo problema —lo cortó Palco. Era un gentium de piel broncínea con ojos de lobo—. Eso dó pobladore que recogimo, piensan que somo negociante y creen que lo vamo a llevar al poblao cercano… No podemo llevarlo, el lago támu cerca y nó van a descubrir. Pueden decirle a lo guardiane que nosotros somo cazadore de Mercado Negro y nó matan a tó. ¿Qué hacemo? Tú di, que tó el mundo tá preocupao… Morgo volvió a alzarse en su montura para mirar al final de la partida. En el bestchanicus de repuesto iban a horcajadas dos pobladores perdidos que les habían rogado caridad. Él no se pudo negar, porque pretendían ser negociantes por si se tropezaban con guardianes encubiertos, con una infalible media docena de refuerzos escondidos entre los árboles. Los rescatados eran un gentium y su hija, atacada por un tigre sombra. Ella era hermosa: de piel muy pálida, cabello negro tinta y figura agraciada. Bien podría pasar por hija de algún Dominus. Tenía las manos heridas y el pecho, a juzgar por los retazos de tela que le apretaba los senos. Llevaba los ojos vendados. Su angustiado padre no parecía perder la esperanza. Posaba una mano sobre la frente de ella y la recostaba en sí mismo. Le susurraba palabras tranquilizantes, si bien la muchacha no emitía sonido. Morgo admitió que le habían partido el corazón. No era su costumbre negar auxilio a los desvalidos. Siempre que se tragaran sus disfraces de negociantes, por supuesto. Pero ahora veía el resultado de su caridad como un problema. Palco llevaba razón. La prioridad era alcanzar a la Diosa del Lago, no había 28 tiempo de conducirlos a algún poblado, así que tendrían que irse con ellos al campamento. Esos gentiums tenían lengua y el padre todavía conservaba los ojos. — Bueno… sí, é malo —admitió Morgo. Se limpió la nariz con el dorso de la mano y esbozó una sonrisa—. Necesitamo carná, ¿no é así, Palco? Y dicen que a la Diosa del Lago le gustan los gentiums —el cazador imitó la sonrisa de su jefe—. Dale, dile a lo otro… yo doy la seña de parar. Morgo alzó una mano y los cazadores que custodiaban los bueyes bestchanicus se acercaron a ellos para cerrar las llaves de paso y detenerlos. El mismo Morgo maniobró en la nuca de su montura con maestría. Los depósitos de agua dejaron de funcionar y así su bestchanicus se detuvo con una serie de silbidos, envuelto en una nube de vapor. Verificó que tuviese la pistola bajo la camisa de lino y desmontó. Sus cazadores ya empuñaban distintas armas, desde dagas de doble filo hasta pistolas eléctricas y de proyectiles. Palco había cumplido la tarea de comunicar las órdenes a los suyos y ahora estaba al final de la partida. Aferró al gentium y a su hija y los tiró de la montura sin miramientos. Cuando Morgo los alcanzó, hombre y muchacha estaban arrodillados en el suelo mugroso del bosque, espalda con espalda. Morgo desenfundó la pistola y miró al gentium a los ojos. Los tenía de un somero verde, con una estrella miel alrededor de la pupila. — Dijimo mal, poblador —dijo Morgo—. Nosotro no somo negociante, somo cazadore de Mercado Negro… ¡y vaya suerte que tienen! Vamo a cazar a la Diosa del Lago, esa mujer-serpiente que tiene loco a tó el mundo en el río Azona cuando hay crecida. Ustede pueden ayudarno. No teníamo carná pá la Diosa… pero creo que ya la encontramo… Apuntó a la frente del gentium arrodillado. Para su desconcierto, se mantuvo tranquilo. — ¿Buscan a la Diosa para decapitarla y venderla en el Mercado Negro? —preguntó en voz baja, con acento distinto y lenguaje de Dominus. Eso lo puso nervioso—.Sí, es curioso. Muy curioso. — ¿Qué, gentium? —barbotó Morgo—. Dilo ante de matarte. ¿Qué sabe uste de, qué é curioso? El hombre sonrió con amplitud y dijo: — Responderé por orden. Sabemos que no es fácil matar a la Diosa. Y menos decapitarla. Morgo no tuvo oportunidad de comprender la confesión. Tampoco sus cazadores. Se escuchó un zumbido metálico y vio a dos de sus gentiums con las tripas afuera. Palco quedó sin cabeza y brazo derecho, otro cazador perdió ambas piernas al nivel de los muslos. Todo sucedió en lo que dura un parpadeo. Antes de que Morgo pudiese reaccionar, sintió un golpe agudo en el estómago y le arrebataron la pistola. En un segundo la situación se revirtió. Él estaba en el suelo, el gentium que pretendía lanzar de carnada de pie ante él, apuntándole con el arma. Vio a la muchacha de los vendajes ensangrentados realizar movimientos gráciles, como quien baila sobre el agua para atraer a pobladores incautos a su perdición y los últimos cazadores cayeron destazados entre alaridos. Muertos ante el mismo sonido del que hablaban los sobrevivientes de la Diosa del Lago. Morgo percibió el poder invisible zumbar cerca de él, mas el gentium que lo dominaba gritó: —¡Así está bien, querida! Este es mío. Morgo escuchó apagarse el ruido y temblando de terror, miró al gentium. Mantenía aquella sonrisa triunfante de quien lleva cinco pasos por delante de su enemigo. —Y lo curioso… es que ustedes buscaban a la diosa y su hija los encontró. Ahora, puedes dejar de existir en paz —volteó la cabeza con una mueca y usó una voz que era suya y, a la vez, no lo era—: O podemos permitirte existir, para que hables de la nueva Diosa que camina en Terra Oeste… Morgo se encontró asintiendo frenéticamente ante esa opción. Se arriesgó a incorporarse al ver que el gentium perdía el arrojo. Mas también vigilaba a la muchacha junto al bestchanicus de repuesto. Su piel casi era luminosa, hechizante. Cuando Morgo ya estaba totalmente de pie, jadeó al sentir el cañón de la pistola presionarle el pecho. El gentium le ofrecía una sonrisa socarrona. —Bromeaba. El viaje ha sido largo y mi pequeña está hambrienta. El proyectil impactó a Morgo y lo lanzó al suelo. Segundos antes de recibir otro disparo en el entrecejo, pensó que había sido un estúpido. Los Dioses eran capaces de obligar a los gentiums a hacer cosas de las que no estuviesen conscientes. Incluso, brindar caridad a sus hijos y servirles de alimento involuntario. 2016 CONCURSO vence 31 de diciembre Los cuentos se presentarán firmados con seudónimo. En sobre aparte: nombre del autor, número de carné de identidad, dirección y teléfono o correo electrónico. Extensión máxima: 3 cuartillas mecanografiadas o tecleadas en word, en página A4, con letra Times New Roman a 12 puntos, e interlineado sencillo. Los trabajos, que deben presentarse en original y dos copias, no se devolverán. El incumplimiento de las bases descalifica la obra. Los ganadores de los premios no podrán presentarse a la siguiente convocatoria. Dirija su texto a Casa Editora Abril, Prado 553 e/ Dragones y Tte. Rey, La Habana Vieja, La Habana. CP 10200 PREMIOS: PRIMERO $ 500.00 CUP SEGUNDO $ 300.00 CUP TERCERO $ 200.00 CUP Además, publicación de la obra en JT y diploma 29 ESPECIAL LA EN EXPANSIÓN Breve recuento de la literatura fantástica y de ciencia ficción cubana, publicada en 2015 Por Carlos A. Duarte En los últimos tiempos hemos sido testigos de un aumento significativo en la producción de libros de ambos géneros en Cuba; 2015 podría ser el punto culminante con 12 títulos fantásticos. Este breve artículo pretende ser una invitación a la lectura de estas obras, de las cuales solo tres vieron la luz en 2015, pues la mayor parte de estos volúmenes fueron presentados en la Feria del Libro de 2016. Comentaremos primero los dos títulos premiados y se incluirá un resumen de las notas de contracubierta del resto de los libros. 1. Dentro de la boca del Lobo, por Dennis Mourdoch. Editorial Abril, ilustrado por Juan Carlos Polo y editado por Adriana Daniel. Ganadora del premio Calendario 2014, en esta noveleta apreciamos los elementos que caracterizan la narrativa del autor: dinamismo y fluidez en las acciones, naturalidad en los diálogos y unos personajes que parecen casi siempre extrapolados de nuestra propia marginalidad. Cruz, capo dentro de una prisión, se propone revivir la relación de Kima, su exnovia, con un nuevo recluso, el Jabao, a través 30 de un dispositivo que le hace sentir como propias las vivencias que le son contadas. Dos historias imbricadas donde desfilan habituales conceptos ciberpunks como hackers, bots, ciberespacio y otros, salidos de la fértil imaginación del autor: un homúnculo ninja virtual, los dermos y las arrives. Historia trágica y cruda que no necesita ubicar geográficamente sus escenarios para que estos desprendan un inconfundible sabor caribeño. 2. La guerra de Bianca, por Michel Encinosa Fu. Editorial Gente Nueva, ilustrado por Luis Martínez Brito y editado por Gretel Ávila. En este libro, merecedor del premio La Edad de Oro en CF, Michel abandona su Ofidia ciberpunk de Niños y Dioses de Neón, sus mundos metálicos, desalmados y personajes de argot casi ininteligible, para incursionar en una noveleta de corte juvenil, mucho menos sórdida en comparación. Una conflagración despiadada llega al planeta Castaña y troncha los destinos de los seres humanos que allí habitan. Aun en ese escenario dantesco, Michel apuesta por la ligereza de unos diálogos muy bien urdidos, evade con éxito el melodrama y nos regala una aventura de excelente factura, bien delineados personajes y derroche imaginativo. En particular la heroína, una mulata de físico pródigo, se aparta bastante del típico héroe macho-caucásico-anglosajón. En este libro se reitera la preocupación de Michel por evadir estereotipos. Tal vez por eso sus personajes resultan tan auténticos y logra cuestionar de forma estremecedora lo irracional de la guerra y sus consecuencias. 3. El escudo de Valnuss, por Antonio López. Editorial de la Mujer. Una maga, una guerrera subacuática, una capitana corsaria y un caballo hechizado, son los protagonistas de esta epopeya fantástica. Apoyado en los poderes de la oscuridad, un hechicero ha sembrado el caos y la destrucción en los respectivos mundos de estos amigos. Solo con la ayuda del escudo de Valnúss, podrá este grupo restaurar la paz. 4. Los arcos del norte, por Elaine Vilar (La Habana, 1989). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Luis Martínez y editado por Gretel Ávila. Espíritus que franquean sus cuerpos. Espadas mordiendo alma y sustancia. Mundos de la guerra donde la muerte es el único camino. Críos que pagan el precio de adultos. Ciudades de metal, de vapores radiactivos que envenenan el cielo, las aguas, la carne, y donde la magia se escurre entre dedos informes, moribundos. Este es el mundo que se avista tras Los arcos del norte, y en el que no hay esperanza ni remedio, ni luz ni sombra en el horizonte. 31 5. Caos, por Bruno Henríquez (Holguín, 1947). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Montos y Noel Cabrera y editado por Gretel Ávila. Impredecible, igual que el caos, se nos presenta este volumen de cuentos y poemas. Por sus páginas desfila una suerte de personas en correcto desorden, como salido del estado primigenio del cosmos infinito: Ias brujas, catedráticos, locos asesinos de escritores y seres trisexuados. El humor, la ironía y el doble sentido inteligente acompañan, como siempre, la escritura de Bruno Henríquez. 8. Guerra de Dragones II. El Estigma, por Eric Flores (La Habana, 1982). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Jesús Minsal y Jesús Rodríguez y editado por Gretel Ávila. Varios ciclos han transcurrido para Uthar, el blanco, dragón metamorfo, autocondenado a vivir como humano para redimir el daño de su raza contra miembros indefensos de la estirpe enemiga. Varios años han pasado también para Estigma, adalid que ha consagrado su existencia a perseguir al dragón blanco, recuerdo brutal de su torturado nacimiento. Pero, cuando el gran secreto del universo deja de serlo, el sacrificio de tantos magos y dragones es intolerable. Se trata de la continuación de Guerra de Dragones, que hace algunos años publicó Gente Nueva. 6. Cerrar los puños, por Yonnier Torres (Placetas, 1981). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Ceddy Valdivia y editado por Gretel Ávila. El protagonista de esta novela, a la salida del servicio militar, se ve acosado por la peor de las pesadillas: su novia Claudia lo abandonó por el maceta del pueblo con quien piensa irse a vivir a los Estados Unidos. Mientras se lamenta por la traición de su amada y elabora un plan magistral para reconquistarla, se ve envuelto en las insólitas aventuras de un remoto país como salido del delirio de una noche ebria. Teletransportación, armas mágicas, animales exóticos, batallas gloriosas y hermosas doncellas... pero, eso sí, al mejor estilo cubano. 7. La estrella bocarriba, por Raúl Aguiar (La Habana, 1962). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por el propio Raúl y editado por Gretel Ávila. La colección Ámbar nos regala la segunda edición de una novela, devenida desde su aparición en el 2001 auténtica obra de culto para dos generaciones de lectores cubanos. Aquiel, Lilith, el Zepar, la Fénix, el Conan y otros de sus personajes están entre los más conmovedores y a la vez mejor conseguidos de la narrativa nacional para jóvenes. Y todos ellos se atreven a tejer sobre la grisura cotidiana el capullo de una realidad propia, mezcla de satanismo y CF, de alucinaciones y poesía… hasta que ocurre lo inesperado: que su constructo ¿fantástico? llega a superponerse a lo ¿real?, y por momentos, a borrarlo. 32 9. El mago, por Daniel Alejandro Sené, (Belgrado, 1986). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Luis Martínez y editado por Gretel Ávila. En la ciudad, el dueño de una pequeña librería encierra un secreto que su hijo debe descifrar. El detonante: la dolorosa, extraña y repentina par- tida de su críptico padre. La misteriosa aparición de un mago como síntesis de todo aquello que se puede conocer y que ignoramos, guía las páginas de este texto-diario de viaje, que abre con su lectura el camino hacia el estado de sublimación que solo otorga la sabiduría. 33 10. Historias de Vitira, de Yadira Álvares (La Habana, 1980) y Denis Álvares (La Habana, 1968). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Alexander Izquierdo y editado por Olimpia Chong. Con el fin de conocer la mágica fórmula del sol, es requerido iniciar la lectura de este libro que persigue la luz del astro para echar a andar la vida de un pequeño pueblo montañés enclavado en los Alpes y sumido en la sombra durante un largo periodo vital. Ceremonias de iniciación: descubrir al niño elegido, un lobo albino, un romance, un cura eterno, entre otras tantas leyendas, arman este texto cual viaje escarpado que nos sumerge en un universo que, por diferente, se torna encantador. 11. Danzario mecánico, por Carlos Muñoz (La Habana, 1981) y David Alfonso (La Habana, 1986). Editorial Gente Nueva. Editado por Olimpia Chong. Colección de diez cuentos de CF de este dueto narrativo que ya antes publicó Historias del Altipuerto. Los cuentos abarcan una amplia gama de intereses y temáticas dentro de la CF: viajes en el tiempo, ero- CUÁLES SON LOS TRES MEJORES LIBROS DE Y QUE HAS LEÍDO EN EL 2015 Juventud Técnica hizo llegar esta pregunta a un grupo de escritores y promotores cubanos del género. He aquí su respuesta, que puede ayudarle a escoger en el maremágnum literario global qué libros no puede dejar de leer. ELAINE VILAR: Sol negro, de Michel Encinosa. La puerta al país de las mujeres, de Sheri S. Tepper tismo, humor, entre otros. Incluye los relatos “Tren” y “La silueta del Suba”, premios Oscar Hurtado y Juventud Técnica, respectivamente. 12. Caleidoscopio con vistas al futuro, por Carlos A. Duarte (La Habana, 1962). Editorial Gente Nueva. Ilustrado por Ceddy Valdivia y editado por Olimpia Chong. Universos infinitos, impredecibles como las imágenes eternamente cambiantes de un caleidoscopio que encierra en sí la capacidad de girar hacia el futuro sin repeticiones. Este libro-ocular incita a descubrir el vaticinio encerrado en sus páginas y en sus múltiples lecturas, que como dimensiones fractales, simulaciones o como casa de espejos en un gran parque de trucos, nos permiten perdernos, temernos, identificarnos, viajar y hasta regresar. Nota: Agradecimientos especiales para Gretel Ávila, editora de Gente Nueva, por facilitarnos notas e imágenes de portadas. MALENA SALAZAR: La saga de Geralt de Rivia, del polaco Andrzej Sapkowski El Ciclo Drenai, de David Gemmell La trilogía de las Leyes del Mar, de Robin Hobb LEONARDO GALA ECHEMENDÍA: The Time Traveler's Almanac, de Ann y Jeff Vandermee 34 RICARDO ACEVEDO: - Recomienda lo mejor de la CF española. Lo puede ver en: http://www.fantifica. com/literatura/articulos/los-mejores-libros-fantasticos-de-2015-segun-i 35 LAENTREVISTA LOCHY BATISTA LE RIVEREND “MIS REALIDADES ESTÁN EN CUBA” Por Flor de Paz Foto: Flor de Paz Heredera de una tradición científica, se ha dedicado a la problemática de los cítricos en el país. Numerosos resultados le han hecho merecer reconocimientos en el ámbito profesional, entre ellos el de ser Miembro Titular de la Academia de Ciencias 36 J ulio Le Riverend nunca imaginó que su estirpe de científicos dedicados al universo de las humanidades no fuera sucedida por su nieta Lochy. Y lo dudó tanto que mantuvo esa esperanza hasta el mismo instante en que descubrió el suspirar de la joven por el estudio de la composición de los cuerpos. La química le había robado a una de las soñadas depositarias de su acervo como investigador histórico. Pero lo tranquilizó la idea de que la ciencia continuaría decidiendo los destinos de una parte de la familia, aunque como su hija Eloísa, la nieta enrumbara hacia los predios de la bioquímica y las aplicaciones biotecnológicas. Era una adolescente cuando ya lo había decidido. Y el abuelo asintió ante el convencimiento enunciado. Pero ella no olvida la expresión de renuncia en la pupila añosa. Ni la de orgullo ante el avance de sus primeros pasos como investigadora. Me lo cuenta y revivo la mirada del anciano. La de sus últimos años. Época en la que Lochy Batista Le Riverend entró al entorno de los seres más cercanos a mi existencia. Desde entonces, la he visto erguirse, como las plantas a las que ella acaricia sus hojas. Y mudar a experta viróloga, naciendo desde aquella estrenada “doctora de maticas”, como alguna vez la llamó mi padre en un intento apurado por mostrarle su afecto. De cierto modo él tenía razón. Inmersa en el diagnóstico del virus de la tristeza de los cítricos, casi recién graduada, Lochy fue la autora principal de un anticuerpo monoclonal imprescindible para la prospección de la enfermedad en el país. Junto a su equipo científico consiguió poner al alcance de la agricultura nacional un anticuerpo que aún es diferente a los de su género en el mundo. Habían transcurrido pocos años de su primera entrada a un laboratorio en el que, para sorpresa suya, las probetas estaban salpicadas de tierra, relata. Una breve experiencia previa en el entorno aséptico de la biotecnología de las vacunas contrastaba con aquella visión “poco estética” del cristal embadurnado. Pero la extraña impresión de los utensilios “sucios” le duró poco, porque el lodo de las probetas no inhibía la efectividad de los procederes investigativos. Y a su cargo quedó enseguida un liderazgo que asumió durante alrededor de una década: encabezar el departamento de Virología del entonces Instituto de Investigaciones de Cítricos y otros Frutales (IICF), explica. Además de la atención a una red de laboratorios creada en el Centro Nacional de Sanidad Vegetal,encaminada al diagnóstico del virus de la tristeza en las poblaciones cítricas cubanas. Fue en medio de aquella marea cuando la conocí. A finales de la década de los años 90. En la época en que también hacía su doctorado y las horas no le alcanzaban para tanta labor. “Entonces no podía permanecer en vigilia más allá de las diez de la noche y me quedaba dormida donde estuviera, aunque la velada nocturna en la que me hallara fuera de las más animadas”. Largas jornadas en el campo extremaron la faena de aquellos días, coronados en 2001 con la defensa de su tesis doctoral. Un fatigoso esfuerzo requirió alcanzar esa meta. Si bien, como ocurre con los sueños que forjan caminos, se hizo realidad. Graduación de sexto grado con sus maestras y la directora de la escuela (1978). (Foto: cortesía de la entrevistada). 37 El refugio de la naturaleza Las salas del Museo Nacional de Bellas Artes abrigaron muchas veces los pasos de una niña que hizo suya la virtud de apreciar las manifestaciones de la plástica, en compañía de su abuela Mercedes. Porque Lochy creció en un ambiente de convergencias culturales, derivadas de una sociedad en proceso de cambio. Y en dicho entorno quedaron enraizadas sus inquietudes por la percepción artística y su búsqueda constante de la satisfacción espiritual a través de propuestas creativas de toda índole: cinematográficas, teatrales, plásticas. A ese universo regresa cada mañana durante el desayuno, cuando escucha una revista radial que la pone al tanto de las propuestas en cartelera, minutos antes de irse a su oficina para estar ocho horas delante de la computadora, de frente al mundo mediante el correo electrónico. O de marchar a los campos de cítricos, donde también es feliz. Otra cosa es el refugio que halla en la naturaleza, en ese alejarse de la estresante dinámica de lo cotidiano. Pero el retiro ocasional hacia las “periferias” de la urbanización no significa un distanciamiento efectivo del entorno social. Ella disfruta de las conversaciones que trasciendan lo superfluo, sin reparar en la edad, sexo o nivel intelectual de su interlocutor. Y valora en las personas sus positivas percepciones de la vida. Escucha. Tiende la mano y su mirada solidaria. La capacidad de darlo todo a cambio de nada 38 es una virtud que le impresiona. “Y también la sencillez de quienes me regalan su sabiduría, esos que son capaces de enseñar mucho a los que tenemos titulaciones”. Hacia la prevalencia de la generosidad por encima del egoísmo, Lochy inclina la balanza entre el bien y el mal, “porque tengo la suerte de conocer a muchas personas bondadosas. O quizás porque busco a las buenas y a las otras les paso por el lado”. Y fue en esa armonía que concibe al mundo cómo se desenvolvió su primera experiencia con el grupo del que formó parte en el departamento de Virología durante los años iniciales de trabajo en el IICF. Entonces, faena y diversión eran tomadas con el mismo entusiasmo y responsabilidad. Pero ella descubrió lo singular de aquella fortuna con el paso de los años, al darse cuenta de lo excepcional de una circunstancia que había dado por sentada en el terreno de las probabilidades vivenciales. La salud de los cítricos: un desafío A la suerte forjada por el trabajo le acompañó entonces una formación académica en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, solo un año después de graduada. Esta preparación fue crucial. A su regreso a Cuba, tres jóvenes asumieron simultáneamente la conducción del Laboratorio de Virología del entonces IICF, sin que ninguna se decidiera a ser la guía, hasta que Lochy aceptó. Fue la época en que dio vida al anticuerpo monoclonal para el diagnóstico del Virus de la Tristeza de los Cítricos y en la que arrancó la prospección sobre la enfermedad en todos los campos del cultivo en el país, basada fundamentalmente en dicho aporte científico. El desafío fue grande. En medio del periodo especial no había lo necesario para la aplicación de las técnicas requeridas, pero la investigación fue hecha con la amplitud y calidad deseada. Su impacto fundamental consistió en los aportes que hizo al conocimiento teórico acerca de cómo se diseminaba el patógeno en nuestro territorio. Su aplicación inmediata fue el perfeccionamiento de la estrategia de manejo de la enfermedad. Con la llegada del nuevo milenio la situación de los cítricos en Cuba no fue más indulgente. Apareció Huanglongbing, la llamada enfermedad del brote amarillo (en chino), de origen bacteriano, que transformó el panorama de forma aún más desfavorable. Y Lochy comenzó a dedicarse a la epidemiología. Desde esta disciplina ya había estudiado antes cómo se manifestaban las epidemias y qué puede hacerse para retrasar su impacto y el avance de las enfermedades. “Porque si la tristeza es la enfermedad viral de los cítricos con mayor impacto económico, Huanglongbing es la que más afecta a estos cultivos”. De manera que ahora los empeños de Lochy están encaminados a la atención de En la XVII Conferencia de la Organización Internacional de Virólogos de Cítricos (2007), Adana, Turquía. (Foto: cortesía de la entrevistada). 39 las dos enfermedades “para evitar que esté ocurriendo una epidemia de tristeza y no la estemos viendo, mientras enfocamos la mayoría de los esfuerzos a la otra”. A la vez que continúa su labor científica, con todas las implicaciones que incluye, ella fue seleccionada como Académica Titular (para el periodo 2012-2018) de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) y es también la Secretaria de la Red Interamericana de Cítricos (RIAC). Como Académica, ha podido dar continuidad a la tradición familiar. Su abuelo, Julio Le Riverend, fue vicepresidente de la ACC. Pero ella piensa que esta es, sobre todo,“una oportuni- dad para llevar a dicha institución los problemas y las necesidades que tiene la ciencia en Cuba, de manera que tales requerimientos de nuestra realidad puedan encaminarse según aspiran los investigadores”. En la RIAC, sin embargo, su labor es trabajar en la búsqueda de financiamientos para proyectos, realizar coordinaciones entre los países para el desarrollo de eventos conjuntos, además de atender un sitio web y la publicación de una revista bilingüe. Y es con este quehacer que se mantiene todo el día conectada con colegas de todas las latitudes. Con el doctor Mariano Cambra, del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), una de las persona con quien se formó cuando empezó su trabajo en la virología de cítricos. — ¿Gratificantes y realización profesional? — Muchos. El primero, la transcendencia que tiene obtener varios premios Academia. Además, el reconocimiento de laboratorios e investigadores de primera línea en el mundo. También viajar, conocer los labrantíos de otros países. Y visitar los campos de Cuba. “Las capitales no dan la dimensión real de una nación. Es la vida en el campo la que permite comprenderla mejor. Ver su cultura, ver cómo vive la gente, cómo trabaja, cómo se gana la vida. Porque en todas partes hay cosas buenas y malas. Pero tengo claro que mis realidades están en Cuba”. Es hora de concluir el diálogo, y para hacerlo le pido a Lochy una anécdota. Ella sonríe pensativa ante mi nueva demanda. En varios “interrogatorios”, la he hecho evocar toda su historia, la que en algunos momentos compartimos. Y nos hemos reído, emocionado, y algunas veces también nos quedamos en silencio por las palabras que no hizo falta pronunciar. Pero finalmente decide contar su experiencia en Turquía, “donde una mujer es casi nada. Ni para rezar puede ponerse en la mezquita junto a los hombres”. ¿Cómo se puede vivir de una forma tan diferente en un mismo planeta?, se ha preguntado. Pero comprende que aquella es también una realidad válida. Y allí, en ese sitio sagrado para el islam, Lochy, como las turcas,tuvo que cubrirse el pelo. Aunque de Estambul también la impresionó observar la danza del vientre que bailan sus mujeres. A tal punto, que se compró un cinturón de moneditas y lo guardó hasta hace unos años, cuando entró en los talleres de la compañía Belly dance. Este es su hobby, el que además de constituir un magnifico ejercicio le ha permitido entender lo que es perder el miedo escénico. Para siempre. Lochy y su madre comparten intereses profesionales en el campo de la biotecnología. Eloísa es una de las autoras de la vacuna cubana contra la menngitis BC. (Foto: cortesía de la entrevistada). 40 41 MUNDOBIT SABERMETRÍA ESTADÍSTICAS EN METAMORFOSIS Nacido en la década de los 80 del pasado siglo, en el XXI este método se erige como medio ideal para evaluar la eficiencia de los atletas. En Cuba, el Grupo Independiente de Investigaciones del Béisbol (GIIB) creó el programa computarizado Strike, para aplicar en nuestro deporte nacional “Las estadísticas tradicionales son matemática pura, pero la Sabermetría busca ir más allá”. (Rafael Guerra, estadístico del ICRT). Por Pausides Cabrera Balbi. Fotos: Rolando Padilla G eorge William James, natural de Kansas (EE.UU.) y frenético amante del béisbol y sus estadísticas, se desempeñaba en 1977 como guardia de seguridad en una factoría de frijoles mientras soñaba con llegar a ser articulista y escritor. Conocido simplemente como Bill James, por puro hobby escribía artículos de béisbol completamente atípicos. Sus comentarios no recogían acontecimientos ni hechos acaecidos durante los juegos, sino se centraban en responder preguntas específicas acerca del desempeño y aporte de los atletas. A través de análisis sagaces, James se empeñaba en obtener respuestas imposibles de conseguir mediante las estadísticas tradicionales introducidas a mitad del siglo XIX por Henry Chadwick, uno de los padres del béisbol. Sin lograr publicar sus artículos, ante las reiteradas negativas de editores, el tozudo James 42 decidió arriesgarse y con ahorros obtenidos gracias a sus jornadas de vigilia costeó la publicación de The Bill James Baseball Abstract. Durante las siguientes cuatro ediciones los lectores de Los Abstractos de James se incrementaron paulatinamente al punto de que el autor dio visto bueno para que la publicación de sus compilaciones anuales fuera asumida por una casa editora. Precisamente, es en estos escritos donde Bill James acuñó en 1980 el término Sabermetría, derivado del acrónimo SABR en referencia a la Sociedad para la Investigación del Béisbol Americano (Society for American Baseball Research). En 2006 la revista Time incluyó entre las cien personalidades más influyentes a Bill James, quien desde 2003 se desempeña como consultor del equipo de los Medias Rojas de Boston, perteneciente a la Major League Baseball (MLB). La Sabermetría no es más que el análisis del béisbol a través de la interpretación de evidencias estadísticas, y se concentra en evaluar cómo las habilidades individuales y colectivas influyen en el récord de ganados y perdidos del equipo. En el circuito de las Grandes Ligas (MLB) también se persigue valorar el desempeño de diferentes jugadores durante la temporada, a fin definir los merecedores de premios como el de Mejor Jugador (MVP) o Mejor Lanzador (Cy Young), o para comparar la eficiencia de atletas de diferentes épocas. Asimismo, intenta predecir desempeños de peloteros con el fin de estimar sus precios con fines de cambio o para su contratación. Para lograr tales propósitos se concentra en buscar respuestas a tres principales preguntas: ¿Contribuye de manera real la estadística X a los objetivos de saber si un jugador colaboró o no con la victoria o derrota de su equipo? ¿Qué tan bien estima la estadística X la contribución de un jugador a la victoria del equipo? ¿Existe una forma mejor de medir lo mismo, pero que resulte más eficaz que la estadística X? A lo cubano Aunque desde antes existieron voces aisladas que mencionaron y conocían sobre herramientas sabermétricas, es en 2011 cuando Carlos Quintas Meneses y Alejandro Aldama González —por entonces estudiantes de la Universidad de La Habana—, se presentaron en el estadio Latinoamericano ante Carlos del Pino Muñoz, jefe de la Comisión de Estadísticas y Anotación de la Federación Cubana de Béisbol, con propósitos de colaborar en tal materia. Así nace el Grupo Independiente de Investigaciones del Béisbol (GIIB), que actualmente desarrolla un variado plan de colaboración con la institución regente del béisbol, que implicó la creación y utilización del programa computarizado Strike, sustentado en fórmulas sabermétricas. 43 Si bien no faltan conservadores y escépticos, la mayoría de los especialistas y expertos en el deporte le otorgan crédito a la nueva ciencia aplicada, que en diferentes latitudes extiende su influencia incluso en otras disciplinas atléticas. En distintas esferas del quehacer y el conocimiento, el cubano ha desarrollado escuelas y manifestaciones afines a su idiosincrasia estampándoles al final su sello independiente. Por derroteros de investigación, selección y recreación navega la Sabermetría en Cuba. Para el profesor Carlos del Pino, la complementariedad entre Estadísticas y Sabermetría las hace inseparables. Strike es un software de abstracción que a lo largo de tres años ha permitido “fotografiar” cada lanzamiento, jugada o hecho acontecido en los pleitos beisboleros para obtener información y analizarla. Similar a programas utilizados en las Grandes Ligas, sus creadores confiesan abiertamente que su principal propósito es lograr que Cuba conquiste la cima del Clásico Mundial de Béisbol. En la investigación y creación de nuevos softwares labora cotidianamente el joven colectivo del GIIB. “Hoy no se conciben resultados deportivos de primer nivel sin las ciencias aplicadas, y en el caso de la Sabermetría su aplicación exitosa en las Grandes Ligas constituye todo una aval”. (Víctor Mesa, quien fue director de varios equipos). INDICADORES BAJO PESQUISA BABIP: Promedio de bateo de bolas en juego. Frecuencia con que un bateador alcanza una base después de poner la pelota en el terreno de juego. BSR: Similares a las anotadas. Calcula el número de ejecuciones que “debería” haber logrado un equipo dada sus estadísticas ofensivas de componente. CARRERAS CREADAS: Término para medir cuántas carreras genera un jugador. Su fórmula básica es hits más bases por bolas y bases totales, divididas entre turnos al bate y boletos. WAR: Número de victorias a las cuales este jugador contribuyó, por encima de lo que hubiera hecho un bateador de nivel de reemplazo, jardinero y lanzador. WHIP: Boletos y hits por entradas lanzadas. Es el número promedio de boletos y hits permitidos por el lanzador por inning. (BB + H dividido por IP). LIPS: Situación de presión en innings finales. PITÁGORAS EXPECTATIVA: Es una fórmula que se asemeja al matemático teorema de Pitágoras y se utiliza para estimar cuántos juegos debería haber ganado un equipo de béisbol, en función de cuántas carreras un equipo anotó y permitió. GANAR PARTICIPACIONES: Considera las estadísticas para los jugadores en el contexto de su equipo y les asigna un número que es un tercio de una victoria del equipo, mediante un conjunto de matemáticas complejas. OPS: Porcentaje de embasamiento más slugging. Mide capacidad de bateo para obtener bases y el poder. QS: Salida de calidad. Situación en la que un lanzador completa seis innings, permitiendo no más de tres carreras. “Valoro y aplico las herramientas que ofrece la Sabermetría, pero en ocasiones las combinamos con nuestra experiencia e instintos”. (Javier Méndez, manager de Industriales). 44 45 CONSTRÚYALOUSTED USB + LED = LUZ Por Toni Pradas Ilustración: Roberto J. Quintero Fuente: Silicon Chip Online Un proyecto sencillo que servirá para quienes necesiten una lámpara extra junto a su PC o laptop A veces se nos riegan los papeles en la mesa o queremos iluminar el interior de la PC, y la luz de la habitación no ayuda o nos hace sombras. Pero si construimos una sencilla lámpara con un LED, la propia computadora le dará la energía necesaria mediante su puerto USB. Como el voltaje de salida del puerto es de 5 voltios (V) y 100 miliamperes (mA), podría alimentar diversas cosas. Para hacer la lámpara, lo primero es cortar de un cable USB el extremo opuesto al conector “macho”, y en la punta cortada quitar el aislante protector externo para sacar los cuatro conductores. Luego se cortan los cables interiores blanco y verde (son para datos) y se aíslan, ya que no los utilizaremos. También se quita el aislante del rojo (“vivo”) y del negro (“tierra”). Al portafusible se le retiran los elementos extras excepto los dos pedazos de plástico, que es lo que nos interesa, y se agranda uno de los huecos del portafusible para que pase en el cable USB. Seguidamente se suelda el LED y la resistencia, tal como indica el diagrama mostrado. La pata más corta del LED es el cátodo o tierra. El ánodo es la pata larga, que previamente se le suelda la resistencia de 47 ohmios (Ω), que en código de colores es amarillo, morado, negro y dorado. Esta es la pata positiva que se une al cable rojo. Se deben cortar las patas del LED según se necesite, para que toda la construcción quepa en el portafusible. Se aíslan bien los contactos para evitar cortocircuitos y se cierra el portafusible. Así queda terminada la lámpara USB. Finalmente, con un poco de artesanía e ingenio se pueden obtener a partir de este circuito distintos modelos. 44 47 TIEMPOPARAPENSAR Por José Pérez-Galdós KAKURO Llena la rejilla de tal manera que cada bloque sea igual al total de la cifra que aparece arriba o a la izquierda de la caja cuadro. Debes usar los números del 1 al 9, pero no puedes usar dos veces el mismo número en una casilla. El mismo número puede repetirse en una fila o columna, pero debe ser en una casilla aparte. RESPUESTA EN NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO: PROYECTO DELTA 48