DoubleSlit

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Y aquí estamos...el abuelito de todas las curiosidades cuánticas.
El experimento de la doble rendija. Para entender este experimento primero necesitamos ver cómo
se comportan las partículas o bolitas de materia.
Si disparamos aleatoriamente pequeños objetos, por ejemplo una canica a la pantalla, vemos un
patrón en la pared de atrás cuando atraviesan la rendija y chocan. Ahora, si añadimos una segunda rendija
deberíamos ver un segundo haz proyectado a la derecha.
Ahora veamos las ondas. Las ondas alcanzan la rendija y se propagan, golpeando la pantalla
trasera con la mayor intensidad justo enfrente de la rendija. El halo de luz en la pantalla trasera muestra
esta intensidad; esto es parecido a la línea que producen las canicas. Pero cuando añadimos la segunda
rendija pasa algo diferente.
Si la cresta de una onda coincide con el valle de otra se anulan entre ellas. Entonces ahora hay un
patrón de interferencias en la pantalla trasera, estando los puntos de mayor intensidad donde coinciden las
dos crestas, las líneas brillantes, y donde se anulan no hay nada.
Así que cuando lanzamos cosas, es decir, materia a través de las rendijas, observamos esto: dos
haces de impactos. Y con las ondas obtenemos un patrón de interferencias de muchos haces. Hasta aquí
todo claro.
Y ahora pongámonos “cuánticos”... Un electrón es un trocito muy, muy pequeño de materia, como
una pequeñísima canica. Vamos a disparar un chorro a través de la rendija. Se comporta exactamente
igual que las canicas, un único haz. Por tanto, si disparamos estos pequeños trocitos a través de la doble
rendija, deberíamos obtener, como con las canicas, dos haces. ¿Qué? ¡Un patrón de interferencias!
¡Disparamos electrones!, ¡trocitos pequeños de materia! ¡Y obtenemos un patrón como el de las ondas!,
¡no como el de las pequeñas canicas! ¿Cómo? ¿Como pueden estos trocitos de materia formar un patrón
de interferencia como el de las ondas? ¡No tiene sentido! Pero los físicos son muy listos. Pensaron que
quizás esas bolitas se alejan unas de otras botando creando ese patrón. Entonces decidieron disparar
electrones de uno en uno. Ahora no hay forma de que interfieran unos con otros.
Pero después de una hora parece que se forma el mismo patrón de interferencia. ¡La conclusión
es evidente! El electrón sale como una partícula única, se transforma en una onda, pasa por las dos
rendijas e interfiere consigo misma para alcanzar la pantalla como una partícula única. Pero
matemáticamente es todavía más raro, porque pasa por las dos rendijas y por ninguna de las dos, pasa
por una sola y pasa por la otra. Todas estas posibilidades se superponen unas con otras.
Pero los físicos se quedaron totalmente desconcertados con esto. Así que decidieron ir más allá y
ver por cuál de las rendijas pasa realmente el electrón. Pusieron un dispositivo de medida al lado de una
de las rendijas, para ver por cual pasa y dejarlo seguir. Pero el mundo cuántico es bastante más misterioso
de lo que se podían imaginar, cuando observaron que el electrón volvía a comportarse como una pequeña
canica y formó el patrón de los dos haces, y no un patrón de interferencias. El simple hecho de medir u
observar a través de cual rendija cruzaba, probó que sólo pasaba por una, no por las dos.
El electrón decidió comportarse de diferente forma, como si se diese cuenta de que estaba siendo
observado. Y fue entonces cuando los físicos dieron el primer paso adentrándose para siempre en el
desconocido y maravilloso mundo cuántico. ¿Qué es la materia? ¿Canicas u ondas? ¿Y ondas de qué?
¿Y qué tiene que ver el observador con todo esto? El observador anula la función de ondas simplemente
observando.
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