POEMAS NUEVOS - Arte poética

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VILMA VARGAS Y EL SANTUARIO DEL VERBO
Selección y notas por Guillermo Fernández
VILMA VARGAS ROBLES es una poeta que ha logrado una comunicación honda y
reflexiva con su propia mismidad de artista. A pesar de su amplia cultura, elige la
sencillez de los creadores que desaprendieron maneras y posiciones. Vilma apela por un
diálogo donde solo permanece lo más sagrado de nosotros: ese ámbito del sentimiento
sitiado por la rudeza del mundo, esa extrañeza franca de quien desea aproximarse al
otro, esa resistencia en el amor –de un amor que también es sueño de sí mismo–, esas
nostalgias que organizan con delicada luz las grietas de la vida, esa visión de quien se
siente inserta en una sociedad que miente y hace de la mentira un sitio cómodo para
vivir. La poesía de Vilma crece hacia la profundidad, como una raíz. Se nutre de una
vida que se desea milagro. Su verbo tiende a conmover al igual que una sentencia sabia
o como la música silenciosa de las enredaderas o la fragancia del romero. Hay algo
también de afirmación religiosa en la palabra délfica de Vilma, de una religión personal
que es observación fervorosa de la existencia y de un dolor fortalecido y hecho fruto.
La siguiente selección de poesía reúne poemas de sus tres libros. También se presentan
varios trabajos inéditos de la autora.
PEDACITO DE TIEMPO (inédito)
Llego llena de libros y facturas de una semana
y no he terminado de vivir.
Busco algún resquicio para tanto pedacito de tiempo.
Tú y yo partimos nuestro segundo pero la sombra aún nos roba.
Estoy aquí para dormirme y dejarte en el sueño.
ARTE POÉTICA (inédito)
Quizá la poesía
no es más
que un diálogo
de muertos
PRESENCIA (inédito)
Aunque el amor no esté,
persiste el grito.
El mundo entero es un bazar.
Te perfumas la cabeza
y ni en brocados ni santuarios
hallas deleite.
Cuentas los minutos.
Setenta veces siete cierras la puerta:
Leer no es otra cosa que rezar,
aunque no logres balbucear un nosotros.
Te bebes el camino y acompañas la tristeza.
Caminas sobre el agua,
pero solo vuelves a ti en otro:
pese a la incertidumbre y el destiempo.
LA ESPERANZA (inédito)
Yo nunca hablé de la esperanza,
pero ella sobrevive.
Creí que se nacía con ella simplemente.
La vi en la ventana de los otros,
siempre tan diferente a la mía.
Yo nunca hablé de la esperanza,
pero ahora está aquí,
vive mi vida, a pesar de todo.
BAJAR LA TARDE (inédito)
Clausuré la escalera verde reventada de helechos:
yo te miré bajar la tarde por ella.
Nuestra vecindad está suspendida.
Ahora me ocupo de mi sed.
APLOMO (inédito)
Ese amor en espera de un deseo,
ese amor ignorante de la muerte.
Yo te digo, no confíes en los relojes,
morimos arrogantes en el aplomo.
Como el agua entre los dedos,
se nos fue, fuego fatuo, la vida.
POR LA LUZ (inédito)
Esta nostalgia de las primeras lluvias,
como el fuego, la cueva y la tarde.
Esta nostalgia de las horas
donde se reúnen los quereres,
y el alma canta sola con todas las voces.
La creación canta y nos escucha.
Y escribe el perfil de los años su presencia,
y muestra rostros decantados por la luz.
UNA VIDA (inédito)
Yo siento la vida como logro,
como una voz que se perfila,
como una estación frutal,
o el regreso a alguna inocencia.
Yo siento los años como manada
de pájaros echados a volar,
y un orgullo en el canto de mis batallas
y un canto que sabe de derrotas.
Ante el indiferente, he amado.
Ante el horror, me he sostenido.
Soy un estallido del tiempo,
una vida de todas sus horas.
De El fuego y la siesta:
TURRUBARES
Yo quiero descansar,
Hundirme con los míos
allí entre las colinas
donde el mismo dolor logra su sueño
y el tiempo se consume sin desbordarse
como el pájaro tenso en el cielo;
todo siempre más novedoso que yo:
la presencia irreal de la infancia,
las familias que duermen en el lecho del río.
Allí quiero dormir.
Vuelva mi mano intacta a su lugar.
DÍAS DE 1979
El sol se abrió como una mueca en la almohada,
despertó a los amantes
que se besaban sin reconocerse.
El mundo chirrió
como una horca
en el momento en que esperabas
cantar sin sobresaltos.
Que no te miren de reojo los muertos,
mantén firme el instinto del abrazo,
defiende tu salud,
cuida los nombres
y hasta el vacío
como un homenaje.
EL VERANO NO ES UNA CONSAGRACIÓN
El verano no es una consagración
como cuando la infancia nos ayudaba todavía.
Y creo que la misma naturaleza
era menos cruel; nos protegía un dios
alimentado con la sangre
de quien era capaz de morir
por uno solo de sus cabellos.
Nuestras armas reposan en el suelo
y la risa, porosa, es de piedra y olvido.
¿Dónde el verso que nos enseñe a hablar?
El paisaje se quema y deliramos.
Ah, corazón, pidamos resistencia.
De El ojo de la cerradura:
ROTACIÓN
Todo esto tiene que pasar,
el metal encajado en el rostro,
las montañas en el borde las plazas,
la lluvia enlodada en los escalones.
Todo esto ha de pasar,
el pozo en la piedra,
la ciudad como un pozo.
Tomaremos valor.
Hemos pasado por aquí como niños cansados.
Encontraremos nuestras cosas,
lograremos equiparlas y partir
hacia cualquier sitio,
donde el tiempo será lo que pudo haber sido.
DESLIZARSE
Nada sé de la vida,
tanto la olvidé.
Fue fácil deslizarse,
pero he aquí que tropiezo.
No puedo regresar.
Era amante, ya no lo recuerdo,
era fuerte mi amor
y poco a poco lo dejé,
ahora salta en mi corazón,
vive su muerte en mí.
El camino será siempre el mismo.
Únicamente un nombre me queda,
surge de mis labios
y nada me dice.
FRUTO QUE EL TIEMPO SE LLEVA
Fruto que el tiempo se lleva
fruto que se cierra como una herida
como un rencor puesto en la mano
árbol que cae y nos salpica
árbol que no se salva y nos denuncia
vértigo que arrasa y solivianta
ojos que dan la sombra necesaria
y se consuman y envuelven la vida
amor que abre las manos y miles de líneas se pueblan:
llama,
pero nos hemos quedado junto al muro
mirando
las hojas que suben encarnadas.
De Sol de la edad
COSTUMBRE
Yo digo nos estamos muriendo
más rápido que de costumbre.
Mal pasa el tiempo por mi casa,
por tu casa, el mundo.
No somos un libro de autoayuda.
No cumplimos con los requisitos,
ni siquiera sabemos gritar una flor azul.
Casita
Agito mi mano sin temor.
Nosotros significamos
algo que tiene que existir,
algo así como el agua:
de la primera lluvia en el desierto;
de la losa lavada después de la cena.
La estancia da las buenas noches.
El romero en la tortilla aún pica el aire.
Nosotros somos como la confianza
necesaria para una casita sostenida por las nubes.
FORAJIDA
Me dijeron: “Escribe un poema con duende”.
Un poema ameno para un festival.
Yo no soy un figurón.
Desvarío como una forajida.
Una salvaje sobre
la alfombra roja y su sopa de letras.
¿Soy alguien que se salva?
No admito el abrazo
de las Estrellas.
MONEDA EXTRANJERA
Hace tiempo mi país está desgobernado.
Me abstengo de ver la televisión, pero
algunas noticias son trascendentes.
El presente no es eterno,
el mundo se nos cae,
mientras astronautas y políticos
instauran su charanga,
lo más importante ahora es el amor
al dinero:
y así se compra el mejor disfraz,
o al menos la envidia de algún semejante,
como sustitución a lo que fue una caricia.
Últimamente me hago a un lado,
no sin cierta impotencia:
las horas están carísimas.
Es mejor no gastarle
un minuto a nadie.
La vida hay que ganársela
y en moneda extranjera.
31 DE DICIEMBRE
Hagamos tiempo mientras podamos,
tendremos hoy las mejores galas.
Después de un minuto de silencio
habrá una plegaria, serpentinas.
La escenografía está a punto.
El piso un poco más roto.
SIN MÁS
Voy a abrirle una ventana a este planeta,
a huir de él sin un raspón.
Brinco en un suelo de arañas.
Noche y día sin descanso.
Pero ya mis piernas heridas saben salir,
(casi de cualquier juego).
PLANETA
Mamá dice:
este frío ya no es del trópico.
¿Qué se hizo la poza del camarón?
La orquídea no florece a tiempo.
Me da miedo acercarme a la ventana
y ver que el mundo se ha caído.
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