República de Colombia Corte Suprema de Justicia CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ Magistrado Ponente SL8336-2016 Radicación n.° 48831 Acta 21 Bogotá, D.C., quince (15) de junio de dos mil dieciséis (2016). Se resuelve el recurso de casación interpuesto por el apoderado de MARÍA MAGNOLIA SALAS DE ZAPATA, contra la sentencia proferida el 22 de julio de 2010 por el Tribunal Superior de Medellín, dentro del proceso adelantado por la recurrente contra el INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, hoy COLPENSIONES. I. ANTECEDENTES MARÍA MAGNOLIA SALAS DE ZAPATA demandó al Instituto de Seguros Sociales, hoy Colpensiones, para que fuera condenado al reconocimiento de la pensión de 1 Radicación n° 48831 sobrevivientes, por el fallecimiento de su hijo Leonardo Zapata Salas, a partir del 14 de julio de 1996. Pidió también los intereses moratorios del artículo 141 de la Ley 100 de 1993 y la indexación de la deuda. Como fundamento de sus pretensiones expuso que su hijo murió el 14 de julio de 1996, por causas de origen común; era cotizante activo y tenía más de 26 semanas sufragadas en el año anterior al deceso. Ella junto con su esposo Luis Ángel Zapata Restrepo solicitaron a la demandada la prestación de sobrevivientes, por cuanto su descendiente era soltero, no tenía hijos y vivía con sus progenitores a quienes apoyaba económicamente. El Instituto mediante Resolución nº 001861 de febrero de 1997 negó la petición, por no haberse acreditado la dependencia económica. Agotaron el procedimiento administrativo y la convocada a proceso mediante Resoluciones nºs. 11962 de 1997 y 08630 de agosto de 1998, mantuvo su decisión al indicar que el padre del asegurado percibía un salario mínimo por su trabajo. La falta del ingreso económico de su hijo, disminuye ostensiblemente su capacidad económica, impidiéndole llevar la vida a la cual estaba acostumbrada, lo que se traduce en una merma en sus condiciones de existencia. Su esposo ya falleció, por lo que ahora es la única reclamante. 2 Radicación n° 48831 El Instituto de Seguros Sociales se opuso a las pretensiones; frente a los hechos manifestó no constarle su existencia y la necesidad de ser probados. Adujo que a la demandante no le asistía el derecho reclamado porque no dependía en forma absoluta del causante. Propuso como excepciones falta de causa para pedir, inexistencia de la obligación, prescripción, compensación y pago, buena fe, improcedencia de la indexación de las condenas, imposibilidad de condena en costas y la innominada. II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA El Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín, mediante fallo del 10 de agosto de 2009, (fls. 46 a 58) absolvió al Instituto de todos los cargos. III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA En virtud de la apelación de la demandante conoció el Tribunal Superior de Medellín, que mediante sentencia de 22 de julio de 2010, confirmó la del Juzgado en su integridad. Precisó el Juzgador Ad quem, que en el contexto de nuestra seguridad social, para que se materialice la dependencia económica es necesario que el presunto beneficiario acredite la existencia real de la ayuda; la 3 Radicación n° 48831 oportunidad es decir, que exista al momento de la muerte; persistencia o continuidad, esto es, que la subordinación material debe darse de forma constante y permanente; y la entidad de la ayuda o suficiencia de la misma, que se traduce en que sea importante y significativa para la vida del beneficiario, hasta el punto tal que pueda afirmarse que de su otorgamiento depende en forma razonable su subsistencia. Por eso «las meras colaboraciones o las simples ayudas no tienen capacidad para dar lugar a que se hable de dependencia económica» y «En sentido diametralmente opuesto, debe decirse que tampoco es necesario que estas ayudas sean totales o absolutas, es decir, que el beneficiario tenga que estar en situación de miseria o indigencia, como bien tuvo en precisarlo la Corte Constitucional en la Sentencia C-111 de 2006». Luego señaló: En el presente caso, considera esta Sala de Decisión que las razones que adujo la a quo para negar la pensión de sobrevivientes resultan atinadas. Si bien no se desconoce que el fallecido Leonardo Zapata era quien asumía el pago de los servicios públicos del hogar, ningún otro gasto se logró acreditar. Pese las afirmaciones que hace la recurrente respecto de los gastos eran compartidos entre el esposo de la demandante y su hijo, lo cierto es que para la fecha de la muerte del hijo, la señora María Magnolia y el señor Luis Ángel estaban casados y éste último recibía por su trabajo un salario mínimo, suma que permite pensar a esta Judicatura que las necesidades básicas estaban cubiertas. 4 Radicación n° 48831 Si bien, su capacidad económica con la muerte de su hijo se vio afectada, lo cierto es que por el hecho de no recibir el ingreso económico de su hijo, no se puede decir que está afectada su subsistencia. La conclusión, por tanto, de todo lo anterior, no puede ser otra diferente a la que la dependencia económica no se demostró. IV. EL RECURSO DE CASACIÓN Interpuesto por la parte demandante, concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver, previo estudio de la demanda del recurso extraordinario y su réplica. V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN La parte recurrente pide a la Corte que case la sentencia del Tribunal, y en sede de instancia revoque la proferida en primera instancia y acceda a las pretensiones en la forma solicitada en el libelo inicial. Con tal propósito formula dos cargos por la causal primera de casación, así: VI. CARGO PRIMERO 5 Radicación n° 48831 Por la vía directa y en el concepto de interpretación errónea, acusa la sentencia de violar los artículos 46, 47 (en su redacción original) y 74 de la Ley 100 de 1993, en relación con los artículos 11, 12, 13, 25, 50, 141 y 142 de la misma ley; artículos 18 a 21 del CST y, artículos 40, 42, 48 y 53 de la C.P. Precisa que no discute las conclusiones fácticas a las que arribó el Ad quem, pues centra la controversia en el sentido y alcance que en la sentencia se le dio al concepto de dependencia económica para efectos de acceder a la pensión de sobrevivientes. Señala que el Juzgador en lugar de referirse a los ingresos propios de la demandante alude a los de su esposo, quien en este proceso es un tercero, cuando lo que se trataba de establecer era «la autosuficiencia o no de la madre que es la única demandante y con respecto a quien existe absoluta claridad de que no tiene ningún tipo de ingresos, razón por la cual no puede de ninguna manera afirmarse que sea una persona autosuficiente, ya que por el contrario está claro que dependía del hijo fallecido y de su esposo y que ambos aportaban en la medida de sus ingresos para el sostenimiento del hogar». Adicionalmente afirma, que para el Tribunal el solo pago de los servicios públicos no genera dependencia calificada o estado de subordinación económica a que se refiere el artículo 47 de la Ley 100 de 1993. 6 Radicación n° 48831 En respaldo de sus argumentos cita apartes de una sentencia de la Corte Constitucional que no identifica, en donde se afirma que la independencia económica se refiere a la autonomía necesaria para sufragar los costos de la propia vida a través de la capacidad laboral o de un patrimonio propio, que garantice una vida en condiciones dignas y justas, características que en el caso presente no se dan porque la demandante no genera ingreso alguno ni tiene fuente de recursos propios que le permitan de manera autónoma y autosuficiente satisfacer sus necesidades básicas. Se refiere a las sentencias CSJ SL, 11 may. 2004, rad. 22132 y a la CC C-0111/06 de la Corte Constitucional, y señala que la dependencia económica no debe ser total y absoluta, y que debe examinarse en cada caso; no obstante que el Tribunal no desconoció esos criterios, le pareció insuficiente el aporte del hijo para la economía del hogar consistente en el pago de los servicios públicos, cuando éstos eran indispensables para la subsistencia de la demandante. Finalizó su demostración, afirmando lo siguiente: …no hay duda que el Tribunal Superior de Medellín modificó el alcance verdadero de la exigencia legal sobre la dependencia económica pues a pesar de referirse al entendido que la Corte Suprema le ha dado al concepto señalando que la misma no es total y absoluta, al aplicarlo al caso concreto lo califica desbordando el sentido común al desconocer la importancia del 7 Radicación n° 48831 aporte que, para la subsistencia de la demandante, tenía el liberarla del pago de los servicios públicos. De haber interpretado cabalmente lo establecido en el artículo 47 de la Ley 100 de 1993 en el alcance y contenido del término “dependencia económica”, el Tribunal habría revocado la sentencia del a quo y reconocido el derecho en los términos solicitados. VII. LA RÉPLICA En cuanto al primer cargo, el apoderado del Instituto afirma que el sentenciador le dio el alcance y la inteligencia correctos a las normas y no percibe claramente el error que el censor le achaca al fallo gravado. Dice que el pilar de la sentencia lo constituye la conclusión de no haberse probado la dependencia económica respecto del hijo fallecido y eso no se derruye en la segunda acusación por vía indirecta. VIII. CONSIDERACIONES En esta acusación encaminada por la vía de puro derecho, se parte del supuesto de admitir el censor las conclusiones fácticas del fallador, en el sentido de que sólo se demostró que el causante «era quien asumía el pago de los servicios públicos del hogar, ningún otro gasto se logró acreditar». Sin embargo, contrario a esta regla procesal del recurso extraordinario, el impugnante no admite las inferencias de hecho del Ad quem y discrepa de ellas cuando afirma que respecto de la demandante «está claro 8 Radicación n° 48831 que dependía del hijo fallecido y de su esposo y que ambos aportaban en la medida de sus ingresos para el sostenimiento del hogar», lo cual no se dio por establecido en la sentencia que fue enfática en cuanto a que «la dependencia económica no se demostró». Por lo demás era lógico que el Tribunal, -a pesar de no ser el esposo de la demandante parte en el proceso-, analizara en tratándose de determinar la dependencia económica su situación frente a éste, en atención a que dentro de las obligaciones de los cónyuges está de conformidad con el artículo 176 del Código Civil, la de «socorrerse y ayudarse mutuamente, en toda las circunstancias de la vida» y según el artículo 179 ibídem, «Los cónyuge deberán subvenir a las ordinarias necesidades domésticas, en proporción a sus facultades». Y como lo sostuvo la Corte sentencia CSJ SL, 15 feb. 2001, rad. 35991 «no tendrán aptitud jurídica para aspirar a la prestación de supervivencia aquellos padres que fueren económicamente independientes o que dependieren en tal aspecto de otro miembro del grupo familiar», habiendo concluido el sentenciador que el cónyuge «recibía por su trabajo un salario mínimo, suma que permite pensar a esta Judicatura que las necesidades básicas estaban cubiertas», inferencia también fáctica que tendría que ser derruida por el sendero adecuado y no por el de puro derecho escogido para el ataque. Esto significa, que al estudiarse la dependencia económica de un eventual beneficiario frente al afiliado o pensionado fallecido, el análisis no se limita a los ingresos 9 Radicación n° 48831 propios generados por rentas laborales o de otra índole del aspirante de la pensión, sino que cuando sea menester abordar la situación de éste frente a otros miembros del grupo familiar aunque no sean parte en el proceso, es dable hacerlo pues de demostrarse que en realidad la fuente de financiación de las necesidades básicas de esa persona provienen de alguien de la familia diferente al causante como sería en este caso el cónyuge de la demandante, no tendría vocación para acceder a la prestación periódica por muerte; pero esto deberá ser analizado en cada caso. Tampoco se trata de que el juzgador como aparentemente insinúa el recurso, haya establecido una regla jurídica en el sentido de que «el solo pago de los servicios públicos no genera la ‘dependencia’ calificada o el estado de subordinación económica’, sino que en esta controversia específicamente no encontró que ese solo pago de servicios públicos fuera suficiente para predicar subordinación económica, es decir, abordó el tema desde el criterio de suficiencia de la ayuda prestada por el hijo a la madre y no lo encontró satisfecho, lo cual se insiste es un ejercicio de valoración y adecuación de los hechos demostrados en el proceso, y no un razonamiento de estirpe jurídica. La circunstancia de mezclar argumentos fácticos y jurídicos en un cargo por vía directa, hace que la sustentación derive en un simple alegato de instancia, pues no puede olvidar el impugnante que cuando se acude al concepto de interpretación errónea se debe demostrar de 10 Radicación n° 48831 manera clara y precisa el desvío hermenéutico del juzgador de segundo grado y cuál es el entendimiento correcto del precepto, lo cual se echa de menos en este caso. Lo dicho es suficiente para desestimar la acusación. IX. CARGO SEGUNDO Por la vía indirecta acusa la sentencia del Tribunal por aplicación indebida de los artículos 46, 47 y 74 de la Ley 100 de 1993, en su redacción original, en relación con los artículos 11, 12, 13, 25, 50, 141 y 142 de la misma ley; artículos 18 a 21 del CST, y artículos 40, 42, 48 y 53 de la C.P. Cita como errores manifiestos de hecho: 1. No haber dado por demostrado a pesar de estarlo, que la demandante dependía económicamente de su hijo fallecido. 2. Haber dado por demostrado sin estarlo que la demandante es autosuficiente y que no dependía económicamente de su hijo fallecido. Acusa como indebidamente apreciadas las Resoluciones nºs. 011962 de 30 de septiembre de 1997 y 11 Radicación n° 48831 08630 de 20 de agosto de 1998 por las cuales se resolvieron los recursos de reposición y apelación; así como las declaraciones de Piedad del Socorro Aldana de Arias y James Antonio Pérez Castañeda. Para la demostración del cargo copia lo pertinente de las resoluciones acusadas y dice que el Instituto negó la pensión a la demandante por cuanto su cónyuge percibía un salario mínimo mensual, y que dadas las obligaciones legales entre cónyuges, dependía económicamente de él y no de su hijo, conclusión que fue acogida por el tribunal y que luce equivocada por cuanto «la ayuda del cónyuge, quien para los efectos de la pensión de sobrevivientes por la muerte del hijo de la demandante es un tercero, era CONCURRENTE CON LA DE SU HIJO y complementaba aquella sin que pudiera convertirla en AUTOSUFICIENTE». El salario mínimo devengado por el cónyuge no era suficiente para solventar las necesidades básicas, por lo que el aporte del difunto para el pago de servicios públicos era fundamental para la subsistencia de la madre. En cuanto a los testimonios subraya que de ellos se deduce con meridiana claridad que el asegurado colaboraba no sólo con el pago de los servicios públicos sino con otros gastos de manutención de su progenitora. X.- CONSIDERACIONES DE LA CORTE 12 Radicación n° 48831 En este ataque enderezado por el sendero fáctico, acusa la censura al Tribunal de no haber dado por demostrada la dependencia económica de la demandante respecto de su hijo fallecido, y para derruir la conclusión del fallo en ese sentido, denuncia como erróneamente apreciadas las Resoluciones del Instituto mediante las cuales se negó la prestación, de las cuales nada se deriva distinto a lo establecido en la sentencia gravada; por el contrario, de su texto surge que la entidad convocada a proceso despachó desfavorablemente la prestación precisamente por ausencia de comprobación sobre el cumplimiento de ese requisito. Ahora, ningún esfuerzo despliega el censor para demostrar con prueba calificada el impacto de la ayuda del hijo fallecido frente a las finanzas de la demandante para evidenciar como se exige en el recurso extraordinario el yerro fáctico del sentenciador Ad quem. Lo cierto es que se limita a hacer afirmaciones genéricas producto de su visón subjetiva de la controversia, pero sin respaldo en medio demostrativo apto. De todas maneras la inferencia del sentenciador no luce afectada por un desatino manifiesto, por cuanto la contribución demostrada respecto del pago de los servicios públicos acusa generalidad y ni siquiera se demostró su monto y la incidencia frente a las necesidades de la demandante, teniendo en cuenta además que dado que el causante vivía con sus padres era lógico que contribuyera al sostenimiento del hogar, sin que ese hecho por sí mismo 13 Radicación n° 48831 convirtiera a sus progenitores en dependientes económicos suyos, lo que en todo caso debe demostrarse para ser beneficiario de la pensión deprecada. En cuanto a la prueba testimonial, no es en principio apta para estructurar yerro fáctico manifiesto en casación laboral con arreglo a lo dispuesto en el artículo 7° de la Ley 16 de 1969, salvo que se hubiera demostrado esa clase de error en prueba que sí lo sea, lo cual no sucede en este caso. Se desestima la acusación. Costas en el recurso extraordinario a cargo de la parte demandante recurrente. Las agencias en derecho se fijan en la suma de $3’250.000,oo. Por Secretaría tásense las demás costas. X. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia proferida el veintidós (22) de julio de dos mil diez (2010) por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, dentro del proceso adelantado por MARÍA MAGNOLIA SALAS DE ZAPATA contra el INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES, hoy COLPENSIONES. 14 Radicación n° 48831 Costas en casación como se indicó en la parte motiva. Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase al Tribunal de origen. JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN Presidente de Sala GERARDO BOTERO ZULUAGA JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ FERNANDO CASTILLO CADENA CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS 15