libro contrastes y c..

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Contrastes y constantes
Sociedad civil, precarización
y cambio en las zonas
metropolitanas de México
Contrastes y constantes
Sociedad civil, precarización
y cambio en las zonas
metropolitanas de México
Laura Becerra Pozos
Marisol López Menéndez
Coordinadoras
Red Mexicana de Investigadores (Remisoc)
Juan Pablos Editor
México, 2013
Contrastes y constantes : sociedad civil, precarización y cambio
en las zonas metropolitanas de México / Laura Becerra Pozos y Marisol López Menéndez, coordinadoras. -- México : Red Mexicana de Investigadores (Remisoc) : Juan Pablos Editor, 2013.
1a edición
130 p. : ilustraciones ; 14 x 21 cm.
ISBN: 978-607-711-151-1
T. 1. Ciencias sociales – México T.2. Cambio social – México
HM101 C66
Contrastes y constantes.
Sociedad civil, precarización y cambio
en las zonas metropolitanas de México
de Laura Becerra Pozos y Marisol López Menéndez (coordinadoras)
D.R. © 2013, Laura Becerra Pozos y Marisol López Menéndez
D.R. © 2013, Juan Pablos Editor, S.A.
2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19,
Col. del Carmen, Del. Coyoacán, 04100, México, D.F.
<[email protected]>
D.R. © 2013, Red Mexicana de Investigadores S.C. (Remisoc)
Xicoténcatl 137 interior 402 A
Col. del Carmen, Delegación Coyoacán
04100, México, D.F.
Con el apoyo de Terre des Hommes France
Fotografía de portada: Javier Lara, 2012
ISBN: 978-607-711-151-1
Impreso en México
Reservados los derechos
Juan Pablos Editor es miembro de la Alianza
de Editoriales Mexicanas Independientes (aemi)
Distribución: TintaRoja <www.tintaroja.com.mx>
índice
Introducción9
La ciudad de México: avances y desafíos
para la democracia y la cohesión social
Laura Becerra Pozos,
Marisol López Menéndez
y Cristina Sánchez-Mejorada15
Las ciudades de América Latina
en la globalización
15
Las condiciones socioeconómicas
de la ciudad de México
18
Avances en la democracia y la inclusión social
21
Déficits de la democracia y de la inclusión social
28
El papel de las organizaciones civiles
y sociales locales en defensa
de la vida democrática y los derechos 35
Anexo: cifras básicas de la ciudad de México
38
Bibliografía
40
La Zona Metropolitana de Guadalajara:
sus movimientos ciudadanos, tendencias y retos
Felipe J. Alatorre Rodríguez43
Presentación
43
El contexto regional: elementos de economía
y demografía de la Zona Metropolitana
de Guadalajara
44
Cultura política, marco legal y espacios
para la participación ciudadana
49
[7]
8
ÍNDICE
Organizaciones y movimientos ciudadanos
La coyuntura electoral
Los saldos de la elección:
el nuevo mapa político y las tendencias
Conclusiones
Bibliografía
62
77
82
84
86
El Área Metropolitana de Monterrey.
Precariedad laboral, violencia
y formas de organización social
María Teresa Villarreal Martínez,
Lylia Isabel Palacios Hernández y Eleocadio Martínez Silva93
El contexto regional
93
Participación ciudadana, movilización social
y cambio estructural
102
Obstáculos, puntos de encuentro y propuestas
de la sociedad civil organizada de Nuevo León
108
Reflexión final
119
Anexo 1. Temas centrales de los grupos civiles
en el amm
121
Anexo 2. Ejes articuladores para la acción conjunta
entre los grupos organizados en el amm,
2010-2011
123
Bibliografía
124
Sobre los autores127
Introducción
El libro que presentamos es resultado de una reflexión colec­
tiva sobre la participación e incidencia de la sociedad civil
en México, particularmente sobre los modelos alternativos de
nación que imprimen una dinámica en las grandes zonas me­
tro­politanas. Académicos y activistas de varios estados refle­xio­
namos en junio de 2011 y convinimos en que la densidad de
la problemática que afecta al país tiene mucho en común con
estructuras globales, tanto en lo económico como en lo social
y en lo político.
En México, siete de cada diez personas habitan en las ciu­
dades, espacios de alta densidad tanto en el conflicto como en
las estrategias de negociación, así como en la composición
de actores sociales y de procesos colectivos de interpelación de
los poderes públicos. A la par, las divisiones geográficas tra­
dicionales se revelan como inoperantes en áreas donde la
si­militud de los problemas desborda las fronteras administra­
ti­vas y exige respuestas, al menos coordinadas, entre los distin­
tos entes del poder público. Por ello, decidimos adoptar un
enfoque que privilegia a la metrópoli como unidad de análisis.
Hoy en día, las ciudades mexicanas compiten entre sí y
algunas, como la ciudad de México, lo hacen con otras ciuda­
des en el mundo. La competitividad de los centros urbanos
opera en función de las condiciones que ofrecen para atraer
inversiones que promuevan actividades económicas generado­
ras de riqueza e impulsar su desarrollo. Las ciudades compe­
titivas son aquéllas capaces de generar un ambiente propicio
para captar y retener inversiones, ampliar su participación en
[9]
10
LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ
los mercados, elevar la productividad, generar empleos y
ofrecer una mejor calidad de vida para sus habitantes.
Como se destaca en el preámbulo de la Carta Mundial por
el Derecho a la Ciudad (onu, 2004), actualmente las ciudades
se caracterizan por establecer niveles de concentración de
renta y de poder que generan pobreza y exclusión, contribuyen
a la depredación del ambiente y aceleran los procesos migra­
torios y de urbanización, la segregación social y espacial, y la
privatización de los bienes comunes y del espacio público. Es­
tos procesos favorecen la proliferación de grandes áreas urba­
nas en condiciones de pobreza, precariedad y vulnerabilidad
ante los riesgos naturales. Por lo tanto, las ciudades están le­­jos
de ofrecer condiciones y oportunidades equitativas a sus ha­
bitantes, su población en su mayoría, está privada o limitada
—en virtud de sus características económicas, sociales, cultu­
rales, étnicas, de género y edad— para satisfacer sus más
elementales necesidades y derechos. Contribuyen a ello las po­
líticas públicas, que al desconocer los aportes de los proce­sos
de poblamiento popular a la construcción de ciudad y de ciu­
dadanía, violentan la vida urbana.
Este libro se compone de tres partes que abordan las dife­
rencias y semejanzas entre las tres zonas metropolitanas más
importantes del país, tanto por su densidad poblacional, co­
mo por su productividad económica: la ciudad de México, la
zona de Guadalajara en el occidente del país y la de Monte­rrey
en el norte. Los textos están orientados por tres directrices:
1.Todas las zonas metropolitanas han sido espacios de
experimentación de un modelo de desarrollo basado en
las premisas liberales de recorte del aparato del Estado,
flexibilización y precarización del trabajo, concentra­
ción de la riqueza, intensificación de los mercados y de
las tran­sacciones, crecimiento del sector de servicios fi­
nancieros y la inserción de mercados locales en el mer­
ca­do global. A treinta años de iniciado este modelo en
México (alrededor de 1982), no resulta difícil hacer una
evaluación de sus consecuencias, tanto en términos de
INTRODUCCIÓN
11
aumento de la pobreza y disminución de la calidad de vi­
da como en cuanto a la existencia de una urbanización
acelerada y desordenada.
2.El propio modelo ha partido de la necesidad de la demo­
cratización política: el juego partidario en un sistema
controlado que garantice a los participantes igualdad
formal de oportunidades de acceso a cargos de represen­
tación popular, a imagen y semejanza del mercado. Esta
necesidad ha sido, además, compartida por sectores so­
ciales que por todos los otros conceptos se han opuesto
al modelo neoliberal, pero que sin duda alguna han sus­
crito esta premisa en particular. La democracia política
es una demanda desde arriba y desde abajo.
3.Otra directriz aborda sobre cuál es el espacio de la so­
ciedad civil en este concierto. México ha experimenta­do
oleadas recurrentes de movilización, las más importan­
tes son las de 1994, tras el levantamiento zapatista; la
continuada labor de concientización y promoción del
voto que culminó con la derrota del pri en 2000 y que, si
bien puede considerarse un triunfo de la propia socie­
dad civil, constituía también uno de los requerimientos
del modelo de desarrollo impulsado desde los or­ga­nis­
mos internacionales y desde ciertos sectores de la cúpu­la
gubernamental, así como de buena parte de los empre­
sarios. Tras seis años de desmovilización, pues el arribo
de la oposición al poder reconfiguró el esquema de fuer­
zas y en la mayor parte de los casos eliminó a México
del mapa de la cooperación internacional, con la que las
organizaciones se habían habituado a contar para reali­
zar su trabajo cotidiano, el año 2006 vio un resurgimien­
to de su capacidad de movilización al plantearse la
posibilidad de desaforar a Andrés Manuel López Obra­
dor, jefe de Gobierno de la ciudad de México y militante
de larga trayectoria en la izquierda partidista. El sólido
apoyo de las organizaciones de la sociedad civil al candi­
dato del prd continuó siendo motor de éstas hasta con­cre­
­tarse el triunfo de Felipe Calderón. Asimismo, los textos
12
LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ
que integran este volumen se propusieron abordar tres
ejes de problemas centrales:
• Metrópolis como nueva forma de organización geopolí­
tica, que en los hechos diluyen el papel de los gobier­
nos locales y del Estado como rector y regulador de los
grandes lineamientos de desarrollo. Por el contrario,
encontramos que los grandes inversionistas locales y
globales toman para sí esta capacidad decisoria, su­
bordinando lo público a lo privado.
• Metrópolis como espacios de desregulación económica.
• Metrópolis como espacios que rebasan las fronteras
tradicionales de acción de las organizaciones de la
sociedad civil, dado que tienden a operar en función de
las unidades político-administrativas pertinentes (la
presidencia municipal, el gobierno estatal, la legislatu­
ra local, etcétera).
Los tres estudios que componen el libro hacen énfasis en
el hecho de que el papel de los gobiernos locales y del Estado
mismo como conductor y regulador de la vida pública, ha
atravesado por un proceso de disolución, dando lugar a que las
muchas y contradictorias fuerzas del mercado local y global
pretenden direccionar esta regulación. Tanto en el ca­so de la
zona metropolitana de Monterrey como en el de Guada­lajara
y, en menor medida, en la ciudad de México, el papel de los
gobiernos locales ha conservado primacía exclusivamente
en el reclamo de mayores garantías de seguridad en la vida y
propiedades de la ciudadanía, lo que sin duda tiene re­­so­nan­
cias del liberalismo decimonónico.
Los textos dan cuenta de las grandes transformaciones
sufridas por los tres grandes polos de desarrollo urbano del
México de finales del siglo xx y de la primera década del xxi.
Como espacios desregulados de competencia económica an­
tes que de convivencia social, las zonas metropolitanas se
han convertido en un reto para las organizaciones sociales
y civiles. Los casos de Monterrey y Guadalajara resultan ilus­
INTRODUCCIÓN
13
trativos de las escasas (aunque no inexistentes) posibilidades
de incidencia de éstas en las decisiones públicas. El caso de la
ciudad de México muestra la apertura de algunos espacios de
incidencia directamente vinculados con la orientación polí­
tica del partido que la gobierna desde 1997, aunque también
hace evidente las paradojas de la pobre participación ciudada­
na en decisiones de mayor envergadura.
Las zonas metropolitanas estudiadas tienen, a pesar de los
diferentes signos políticos de sus gobernantes, semejanzas.
En todas ellas se manifiestan las fuerzas del mercado, como la
inversión inmobiliaria privada que ha dado paso a la subur­
banización y a la fragmentación del espacio; la tendencia
gu­bernamental a subcontratar proveedores de servicios tra­
di­cionalmente prestados por los propios empleados de gobier­
no, y la identificación geográfica de áreas de extrema riqueza
que han desplazado a poblaciones de menores recursos. Ade­
más, se ha acentuado la precariedad laboral y la informali­
dad de la vida económica.
Por otra parte, en las zonas metropolitanas se percibe un
acercamiento de las organizaciones civiles a la problemática
local, en un intento por reconfigurar el espacio urbano como
espacio de convivencia, antes que como un lugar de intercam­
bio económico y reproducción de la mano de obra. Así, iniciati­
vas como la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a
la Ciudad, o los diversos proyectos de defensa del medio am­
­biente y el transporte no motorizado en Guadalajara y Monte­
rrey, hablan de una sociedad que se organiza crecientemente
a partir de problemáticas específicas.
Las tres experiencias dan cuenta de la existencia de nuevas
organizaciones civiles que han adoptado prácticas distintas a
las tradicionales en los años ochenta y noventa del siglo pasa­do.
El uso de las nuevas tecnologías de comunicación ha facili­
tado la consolidación de relaciones estratégicas con sus pares
en las cuatro esquinas del mundo, y ha fortalecido los víncu­
los tanto nacionales como transnacionales que las organiza­
ciones tienen. Por otra parte, nuevas formas de manifestarse y
de convocar a la ciudadanía se han acoplado a problemas tra­
14
LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ
dicionales, como la justicia social o la transparencia y lim­
pieza electoral.
Las ciudades, como veremos, se erigen en espacios de dispu­
ta entre los intereses mercantiles y la defensa de la calidad de
vida de sus habitantes. Este conflicto se produce en condicio­
nes de extrema desigualdad, que en Guadalajara, Monterrey
y la ciudad de México no es sólo de ingreso, sino de calidad del
empleo, seguridad social y acceso a los servicios de salud, edu­
cación, alimentación y vivienda. Es en este renglón donde las
organizaciones de la sociedad civil han continuado constru­
yendo un discurso de derechos humanos, que promueve nue­
vas formas de convivencia urbana y de relación entre go­bierno
y sociedad, a pesar del generalizado debilitamiento de la vida
comunitaria y de la cohesión social.
Es por ello que la Carta por el Derecho a la Ciudad repre­
senta, para muchos actores sociales y políticos, el horizonte
político y prejurídico necesario para la construcción de un pro­
yecto de ciudad incluyente y de ciudadanía radical; dere­cho
que parte del reconocimiento de que hay sujetos con ciudada­
nías deficitarias, excluidos de los beneficios de la ciu­dad o ani­
quilados por su dinámica y condiciones económicas, políticas
y sociales, que requieren ser asumidos como ciudadanos ple­
nos con mucho mejores condiciones y calidad de vida.
La ciudad de México:
avances y desafíos para la democracia
y la cohesión social
Laura Becerra Pozos
Marisol López Menéndez
Cristina Sánchez-Mejorada
Las ciudades de América Latina
en la globalización
El presente ensayo parte de la constatación del contundente
y creciente deterioro de las condiciones de vida y bienestar
en América Latina, así como del empeoramiento de las condi­
ciones ambientales y espaciales que ha provocado el modelo
económico aplicado-impuesto en los países de la región.
Es cierto que los sectores populares de las ciudades latino­
americanas siempre han padecido condiciones de trabajo y
de vida precarias, aunque algunos analistas afirman que ac­
tualmente se han agravado las desigualdades sociales y se ad­
vierten nuevas y diferentes formas de exclusión social. En tal
sentido
[…] el territorio no sólo es una expresión espacial de este
conjunto de desventajas económicas, sociales, culturales y
ambientales que deben soportar principalmente los secto­res
de menores recursos, sino también un factor que im­pi­de el
ejercicio pleno de la ciudadanía y debilita la vida pública
democrática (Cordera y Ziccardi, 2008).
El mal llamado modelo de desarrollo, que sin duda enfren­
ta una de sus crisis más profundas, ha impactado severamente
a quienes habitan la ciudad de México. Existen, además, otros
problemas importantes que afectan el orden jurídico e insti­
tucional y las condiciones para una adecuada y respetuosa
[15]
16
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
con­vivencia social en la ciudad. Destacan el crecimiento de
la inseguridad pública y el deterioro de las condiciones para la
vialidad, la cantidad de personas que la transitan cada día,
la presión para el abastecimiento de servicios públicos y pri­
vados, la corrupción como cultura de relación, los tiempos per
cápita de traslado, la dificultad cotidiana que supone la pobre­
za, los espacios ganados para el mercado y perdidos para la
convivencia y la abrumadora realidad de la informalidad en
el empleo, que de acuerdo con cifras proporcionadas por el
go­bierno del Distrito Federal a principios de 2013, es el mo­
do de subsistencia de 1 204 000 personas (La Jornada, 16 de
ene­ro de 2013).
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal
(cdhdf) considera que existe una cultura de discriminación
en varios ámbitos de la vida cotidiana y en contra de grupos de
población que permea no sólo a la sociedad en general, sino
también a las instituciones y el espacio público, fundada en
prejuicios y estereotipos por el sexo, la edad, la pertenencia
étnica y otras características que son causa y consecuencia de
la polarización social (cdhdf, 2008).
La ciudad de México participa también del fenómeno que
es premisa central de este libro: las grandes ciudades, como
obedeciendo a una directriz central, parecen diluir el papel de
los gobiernos y del Estado como conductores y reguladores
de sus grandes transformaciones, y dejan el lugar dirigente a
las muchas fuerzas del mercado locales y globales. Vivimos en
una nueva era del mercado. Por lo tanto enfrentamos el ries­
go de varios desplazamientos: lo privado que subordina a lo
público y lo transforma, la eficiencia en lugar del bien común
en la gestión gubernamental, el cliente consumidor que eclipsa
al ciudadano y lo relega a espacios donde la toma de decisio­
nes no permea lo cotidiano. Como afirma J. Ornelas, esta se­pa­
ración del Estado de sus tareas tradicionales, acarrea al menos
dos problemas:
i) El Estado soslaya la gestión de las desigualdades y exclu­ye
a sectores importantes de población que carecen de condi­
LA CIUDAD DE MÉXICO
17
ciones objetivas para insertarse en el modelo social moder­
nizador; ii) las acciones sociales han perdido importancia,
en otras palabras, el mercado ha desplazado la racionalidad
social (Ornelas, 2004).
Es en esa lógica, la mano del mercado y de un Estado proempresarial rehacen al mundo; donde las ciudades, como la
de México, están viviendo profundas transformaciones. En
todas ellas operan fuerzas globales como la inversión inmo­
biliaria que reorganiza los usos de los territorios urbanos; la
suburbanización, la policentralización, la polarización so­
cial, la segregación residencial, la fragmentación de la estruc­
tura urbana aparecen como rasgos destacados de una nueva
geografía urbana. De manera callada pero unánime, las diver­
sas fuerzas políticas parecen compartir hoy un “consenso” so­
bre las ciudades. Son espacios, en primer lugar, económicos
y en segundo, de convivencia. La reorganización territorial es
resultado de ese “consenso”, donde mercantilizar el espacio,
aumentar la productividad, hacer competitivas sus actividades,
reducir el Estado y agrandar los mercados, son vertientes de
un mismo impulso y de una misma visión.
Hoy en día las ciudades mexicanas compiten entre sí e in­­
cluso algunas de ellas, como la ciudad de México, lo hacen con
otras ciudades en el mundo. La competitividad de los cen­tros
urbanos está en función de las condiciones que ofrecen (físi­
cas, tecnológicas, sociales, ambientales e institucionales, en­
tre otras) para atraer actividades económicas generadoras de
ri­queza e impulsar su desarrollo. En esencia, las ciudades com­
­­pe­titivas son aquéllas capaces de generar un ambiente propi­
cio para captar y retener inversiones, ampliar su participación
en los mercados, elevar la productividad, generar empleos y
ofrecer una mejor calidad de vida para sus habitantes. Por lo
general, es una acción público-privada dado que las ciudades
o zonas metropolitanas son un sujeto colectivo conformado
por autoridades locales, empresarios, organizaciones económi­
cas y sociales, que pueden ser promotoras de su propio desa­
rrollo económico.
18
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
Las condiciones socioeconómicas
de la ciudad de México
La ciudad de México es de las más densamente pobladas del
mundo. Está habitada por cerca de nueve millones de perso­
nas: 52% son mujeres y 48% son hombres. La población joven
(15 a 29 años) rebasa 25% del total y las personas identificadas
como de la tercera edad (60 años en adelante) alcanzan ya
11.6 por ciento.
Nuestra ciudad es de las de mayor nivel educativo entre
las entidades del país. Sólo 4% carece de instrucción, más
de 25% tiene cubierto el nivel medio superior y 20% el supe­
­rior; 15% cuenta con estudios de primaria y 21% con estu­
dios de secundaria.
El Distrito Federal aporta cerca de 18% del pib y su pobla­
ción económicamente activa (pea) alcanzó 47% (4 173 981,
en 2010). Aunque la población ocupada es de poco menos de
cuatro millones de personas. Oficialmente hay una población
desocupada de 263 mil, pero si se considera al sector terciario
(81% en 2012), donde está la mayor parte de la in­formalidad,
el porcentaje se eleva considerablemente. Se calcula que
16.5% de la población ocupada son comerciantes y vende­
dores ambulantes. En el Distrito Federal se concentra 24% de
los tianguis que existen en el país (1 415 en el D.F./ 5 726 en
Mé­xico); además preocupan los más de 94 mil niños que tra­
bajan aquí.1
De la población ocupada del Distrito Federal, 10% no per­
ciben ingresos o reciben menos de un salario mínimo; 43%
declaran que reciben menos de tres y 29% hasta cinco sala­
rios mí­nimos. Sólo 18% de la población que trabaja gana más
de cin­co salarios mínimos necesarios para adquirir lo que debe
1
Estas cifras han sido tomadas de los Resultados del Módulo de
Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo
2009, en <http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/
bvinegi/productos/estudios/sociodemografico/infantil/2009/
MTI_2009.pdf>.
LA CIUDAD DE MÉXICO
19
con­sumir una familia de cinco personas (en promedio) para
atender sus necesidades básicas y las del hogar. De acuerdo
con cifras proporcionadas por el inegi en el Censo de Población
de 2010, el 63.4% de la población del Distrito Federal es de­
rechohabiente de una institución de servicios de salud, lo que
incluye al Seguro Popular y aseguradoras privadas, por lo
que el limitado acceso a los servicios de salud que eso supone
no incluye otras prestaciones de seguridad social como pen­
sión, retiro, vacaciones pagadas o incapacidad por maternidad
(ver cifras en inegi, 2010).
Asimismo, 31.4% de los hogares censales están encabeza­
dos por una mujer; en el año 2000 el indicador representaba
25.8%. En las 16 delegaciones se incrementó la proporción
de este tipo de hogares.
En cuanto a la atención a la salud tenemos cifras preocu­
pantes, pues hay casi tres millones de personas sin derecho
a servicios de salud, mientras 16.6% cuentan con el seguro
po­pular, con todos los límites que tiene ese servicio.
La concentración de la riqueza o dicho de otro modo, la bre­
cha de la desigualdad también se expresa en la ciudad de Méxi­
co. De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de
In­gresos y Gastos de los Hogares, en el Distrito Federal en 2004,
20% de los hogares más ricos acumulaban 55% de los ingre­
sos monetarios; mientras que 20% de los hogares más po­bres
no acumulaban siquiera 5% de los ingresos monetarios.
Como se expone en el apartado anterior, vivimos “en una
ciudad en disputa y disputada por diversos sectores sociales,
en especial entre aquéllos cuyo interés se centra en realizar
grandes negocios inmobiliarios y entre quienes defienden
sus condiciones y calidad de vida”.
La desigualdad social y la pobreza es una realidad a pesar
de los avances conseguidos en la política social. Según cifras de
Coneval de 2010, la pobreza en la ciudad de México alcanza
29% de la población; es decir, 2 453.6 miles de mexicanos(as).
Las y los vulnerables por carencias sociales son 35.5%; en po­
breza moderada se encuentra 26%; vulnerables por ingreso
5.3%, y en pobreza extrema 2.2%. Entre 2008 y 2010 se regis­
20
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
tró una caída del ingreso promedio por hogares de 9% en el
Distrito Federal.
De acuerdo con datos de la Unicef, alrededor de 3 000 a
3 500 niños(as) viven en las calles de la ciudad de México (Fun­
dación Pro Niños de la Calle, iap), por lo que esta población se
enfrenta a factores de riesgo como muerte por accidentes, so­
bredosis o violencia; trastornos mentales causados por la
adicción a drogas; encarcelamiento; enfermedades gastroin­
testinales, respiratorias y epidérmicas; contagio del vih-sida y
otras infecciones de transmisión sexual; abuso sexual, físi­co
y psicológico.
Según la Red por los Derechos de la Infancia, tal proble­
mática no ha sido atendida con políticas adecuadas o efecti­
vas, debido a que no se le da continuidad a los programas que
se implementan o a que en ocasiones estos programas son de
corte asistencial. Por lo tanto no se atacan las causas de fon­
do que generan una población infantil callejera, sino que
incluso: “[…] han generado un escenario en el cual el niño ca­
llejero puede hacer uso de diversos servicios asistenciales sin
modificar su condición de callejero, es decir, arraigando a los
y las niñas en la calles” (Red por los Derechos de la Infancia,
2012).
Por tanto, la desigualdad en el Distrito Federal es multidi­
mensional. Incluye los ingresos monetarios, la calidad del tra­
bajo y del empleo, la garantía de la seguridad social, el go­ce
de los derechos a la salud, la educación, la vivienda, la recrea­
ción, el deporte y la cultura; el acceso a bienes y servi­cios
urbanos, la calidad de vida en el territorio, la propiedad inmo­
biliaria y la disposición de tiempo libre. La ciudadanía debe
aprender a vivir en un espacio en el que se concentran riesgos,
grandes desigualdades en el acceso a bienes y servicios bá­
sicos, donde la vida comunitaria se deteriora y están dadas las
condiciones para un debilitamiento de la cohesión social y un
incremento de las formas de violencia e inseguridad.
No obstante todo lo dicho en este apartado, hay que reco­
nocer que en menos de 20 años se ha logrado establecer en
la capital del país un régimen gubernamental con una estructu­
LA CIUDAD DE MÉXICO
21
ra que le permite la atención de diversos y complejos proble­
mas que tiene una ciudad, que por su posición estratégica en
la vida nacional le corresponden.
Avances en la democracia y la inclusión social
Participación social
La ciudadanía en el Distrito Federal ha electo a sus jefes de
gobierno durante los últimos 15 años, y durante tres proce­
sos ha votado también para elegir a quienes ocupan las jefa­
turas delegaciones, así como a los miembros de la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal (aldf). Ello significa un paso
importante en la consolidación de la democracia represen­
tativa. Aun cuando la ciudad de México no es una entidad
federativa, ésta tiene un peso político preponderante por se­
guir siendo la sede de los poderes federales.
Desde 1997 la ciudad de México ha experimentado cam­
bios importantes en lo que a mecanismos y modos de partici­
pación se refiere, tanto en lo que respecta a la relación entre
el gobierno local y distintos sectores de la sociedad, como a la
gestión de demandas sociales y a los dispositivos de interlo­
cución con actores sociales.
Las transformaciones del periodo 1997-2012 en la relación
gobierno-sociedad en la ciudad, se han diferenciado del pro­
yecto del gobierno federal, al poner en operación un proyecto
más democrático e incluyente, donde la toma de decisiones
ha adquirido rasgos más participativos. En muchos casos, la
operación de programas sociales se da gracias a la correspon­
sabilidad entre gobierno, organizaciones civiles y sociales,
mercado y comunidad, mientras que se han implementado me­
canismos de evaluación de políticas y programas, a través de
ejercicios de contraloría social.
Los cambios que se han producido pueden explicarse tanto
por la presión ejercida por las organizaciones sociales y ci­
viles, como por la apertura mostrada por el partido político
22
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
que ha gobernado nuestra ciudad. Vivimos un ambiente fa­
vorable y propicio para las expresiones públicas de rechazo
o resistencia a decisiones de gobierno contrarias a determi­
nados sectores o núcleos de población: las manifestaciones,
protestas y movilizaciones, para posicionar iniciativas ciuda­
danas, significan avances en la democracia participativa de gran
alcance, si se considera que muchas de las acciones de denun­cia
y presión están directamente relacionadas con las decisiones
del ámbito federal.
El proceso participativo en la ciudad de México se caracte­
riza por la creación de mediaciones institucionales, tales como
instancias-mecanismos de participación, canales de comuni­
cación y lineamientos normativos que han actuado como for­
mas de relación directa de consulta para el gobierno, formas
de relación entre redes de organismos civiles y el gobierno, así
como procedimientos para desarrollar en conjunto progra­
mas específicos. Entre los dispositivos institucionales creados
en este contexto, destacan el Consejo de Desarrollo Social,
el Programa de Coinversión Social (Novib-gdf), el Programa
Cofinanciado de Vivienda, el Sistema de Servicios Comunita­rios
Integrados, el Programa de Derechos Humanos y la Carta de la
Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, entre otros. En
el terreno legislativo es digno de señalar las diversas versio­nes
de la Ley de Participación Ciudadana (1995, 1998, 2004 y la
modificación de la misma en 2010); la Ley de Desarrollo So­cial
del Distrito Federal (2000) y la Ley de Fomento a las Ac­tivi­
da­des de Desarrollo Social de las Organizaciones Civiles (2000).
Por lo tanto, la relación gobierno local-sociedad civil, en es­
tos años, ha sido importante en términos del reconocimien­to
de la participación y fortalecimiento de las organizaciones de
la sociedad civil (osc). Desde el Programa de Coinversión So­
cial, ya mencionado, así como de diversos consejos donde par­
ticipan representantes de organismos civiles, de la Acade­mia
y del Movimiento Urbano Popular (mup), hasta el Conse­jo de
Fomento a las Actividades de Desarrollo Social de las Or­ga­
nizaciones Civiles del Distrito Federal, formalizado el 6 de
julio de 2010 e instalado en octubre del mismo año. Sin em­
LA CIUDAD DE MÉXICO
23
bargo, hay que señalar que el Programa de Coinversión Social
no cumple ya con su propósito original de impulsar procesos
sociales innovadores y de largo aliento; se ha burocratizado
y perdió su esencia de corresponsabilidad.
Otra expresión organizada de participación relevante son
los comités vecinales, formalizados en 1988, en el marco de la
creación de la Asamblea de Representantes del Distrito Fede­ral
(ardf) en 1987, que asume la misión de representar las deman­
das sociales en el nivel territorial y funciona como instan­cia de
interlocución y mediación entre los gobiernos delegacionales
y la población (colonias, barrios), además de constituir un
vínculo entre los habitantes y los órganos político-adminis­
trativos de las delegaciones. No obstante, en la práctica coti­
diana dan más peso a la gestión de demandas sociales, como
una acción reactiva ante las medidas que adoptan los gobiernos
central o delegacionales y que afectan sus derechos, lo que re­
duce su participación en las decisiones de política pública.
Si bien los espacios institucionalizados para la participación
ciudadana en la ciudad de México han sido incluso modelo
pa­ra otras legislaciones, dentro y fuera del país, éstos han que­
dado atrapados en la acción rutinaria de las decisiones uniper­
sonales de la administración pública y, en general, carecen de
efectividad para la incidencia de la sociedad civil (SánchezMejorada y Álvarez, 2002).
Política social
Se ha ido construyendo y operando una política social con
amplia cobertura y enfoques avanzados (universalidad, géne­
ro y derechos humanos), con reconocimiento de la diversi­
dad cultural y sexual. Una política social que si bien tiene un
respaldo legal (Ley de Desarrollo Social) ha tenido altibajos
y enfrenta riesgos, particularmente por la iniciativa de Ley de
Protección Social, promovida por el ejecutivo en 2011.
Se cuenta con un organismo público descentralizado de eva­
luación de la política social: Evalúa DF: Consejo de Evaluación
del Desarrollo Social del Distrito Federal, creado en septiem­
24
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
bre del año 2007. Tiene una propuesta y metodología avan­
zadas, es independiente y ha mostrado incidir en la política
social del gobierno central del Distrito Federal y las delega­
ciones.
Se han promovido y aprobado marcos jurídicos para ga­
rantizar la protección a personas consideradas vulnerables,
como las madres solteras y otros grupos especiales. La ciudad
de México es el único lugar en el país en donde se permite la
interrupción legal del embarazo hasta las 12 semanas de ges­
tación y los matrimonios entre personas del mismo sexo. El
enfoque general ha sido la garantía de la diversidad, la no dis­
criminación, la sociedad en convivencia, entre los más em­
blemáticos.
En resumen, el proyecto de gobierno —en muchos aspectos
diseñado con la participación de la sociedad civil—, plasma­
do particularmente en las leyes de Fomento a las Actividades de
Desarrollo Social de las osc y en la Ley de Desarrollo Social
del Distrito Federal, ha tenido diversas modificaciones y se ha
distanciado de sus propósitos originales, a través de los di­
versos gobiernos, por lo que es necesario actualizarlo y darle
un nuevo enfoque.
Derechos humanos
La perspectiva de los derechos humanos se concretó, es­pe­cial­
­mente con el Diagnóstico y Programa de Derechos Humanos,
en un proceso altamente participativo. Con un me­canismo
de seguimiento multiactoral, con actores civiles, políticos y au­
tónomos, además de una Ley que lo cobija. Lo que se com­
plementa sin duda con el proceso abierto y participativo de la
Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad.
El mencionado documento se percibe como el horizonte
político necesario para la construcción de un proyecto de ciu­
dad incluyente y de ciudadanía radical. Parte del reconoci­mien­
to de que hay sujetos con ciudadanías deficitarias, excluidos
de los beneficios de la ciudad o aniquilados por su dinámica
LA CIUDAD DE MÉXICO
25
y condiciones económicas políticas y sociales (todos o casi to­
dos sus derechos violados) y que requieren ser asumidos co­mo
ciudadanos plenos con mucho mejores condiciones y calidad
de vida (Jaramillo, 2008). Es una reivindicación para que la
gente vuelva a ser dueña de la ciudad y es un escenario de en­
cuentro para la construcción de la vida colectiva. David Har­
vey (2009) plantea:
[…] no es simplemente el derecho a lo que ya está en la
ciu­dad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo ra­
dicalmente distinto. Es el derecho a rehacernos a nosotros
mismos creando un entorno urbano cualitativamente dife­
rente, el más preciado de todos los derechos humanos.
El derecho a la ciudad es la posibilidad de construir una ciu­
dad en la que se pueda vivir dignamente, reconocerse como
parte de ella, y donde se posibilite la distribución equitativa
de diferentes tipos de recursos: trabajo, salud, educación, vi­
vienda, así como otros recursos simbólicos: participación,
acceso a la información, entre otros.
Esta reformulación de la vida urbana propone mayor equi­
dad, donde la mayoría de sus habitantes logren ser felices y
solidarios, generando y redistribuyendo los beneficios de la
ciudad para todas y todos. Por ello el derecho a la ciudad se
interpreta y define como un derecho humano colectivo que
articula e integra a los demás derechos humanos, civiles, so­
ciales, políticos, culturales, ambientales y de los pueblos. El
planteamiento cristaliza las demandas y propuestas que por
décadas se han impulsado desde una diversidad de movimien­
tos populares, sociales y ciudadanos, con una visión de trans­
formación de las condiciones de vida, que alcanza a ubicar
las causas de los problemas y en razón de ello propone alterna­
tivas con visión de futuro e integrales, que beneficiarían tam­
bién al campo.
En cuanto al Programa de Derechos Humanos del Distrito
Federal (pdhdf), en el año 2008 se inició un proceso de cons­
trucción colectiva entre representantes de la Asamblea Le­
26
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
gislativa del Distrito Federal (aldf), el Gobierno del Distrito
Federal (gdf), el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Fe­
deral (tsjdf), la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal (cdhdf), la Oficina del Alto Comisionado de las Nacio­
nes Unidas para los Derechos Humanos (oacnudh), institu­
ciones académicas y organizaciones de la sociedad civil
(osc), con el objetivo de identificar las principales limitaciones
en derechos humanos que enfrentan las personas que habi­
tan y transitan en la ciudad de México (otros once millones).
Posteriormente, el diagnóstico alimentó el Programa de De­
rechos Humanos del Distrito Federal (pdhdf), que contiene
2 412 líneas de acción, agrupadas en 15 grupos de derechos y
diez grupos de población.
En 2010 se integra el Mecanismo de Seguimiento y Eva­
lua­ción justamente para monitorear y evaluar la implemen­
tación del pdhdf. El 30 de mayo de 2011 con la publicación
de la ley del pdhdf se obliga a los órganos de los tres poderes de
gobierno y a los organismos públicos autónomos, a su cum­
plimiento y se establece la creación de la Secretaría Ejecutiva
del pdhdf, órgano del Mecanismo de Seguimiento y Evalua­
ción del pdhdf que se formalizó con la publicación de un de­
creto. Los avances conseguidos con este proceso democrático
y novedoso enfrentan riesgos en su efectiva implementación y
evaluación participativa.
Tales desafíos tendrían que atenderse con medidas concre­
tas y efectivas para evitar que el pdhdf se convierta en un ins­
trumento obsoleto, incapaz de procesar un cambio real en
el paradigma de los derechos humanos al interior de las insti­
tuciones.
Las osc participantes en dicho proceso agregan que si bien
la ley del pdhdf prevé mecanismos para hacer exigible su cum­
plimiento, no se han logrado cambios estructurales que per­
mitan visibilizar la incorporación del enfoque de derechos
humanos en el quehacer público. Igualmente, el escaso presu­
puesto destinado ha sido un gran obstáculo para la adecua­
da implementación de las líneas de acción contenidas en el
Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal.
LA CIUDAD DE MÉXICO
27
Persiste un doble discurso, ya que de un lado se promueven
los logros que representa el pdhdf y, de otro, continúa la pu­
blicación y promoción de iniciativas gubernamentales o le­
gislativas que son contrarias al modelo de derechos humanos
que se establece en el programa.
Transparencia y rendición de cuentas
Se ubican logros importantes en la institucionalización para
avanzar en la transparencia y rendición de cuentas y favore­
cer la participación e incidencia de la sociedad civil. Destaca
en este proceso la Mesa de Diálogo Sociedad Civil-Gobierno
inaugurada en 2008 y en la que se ha revisado la transparen­
cia de más de diez ámbitos o campos de políticas públicas.
El Distrito Federal es una de las entidades en la que su
gobierno ha fomentado y fortalecido la transparencia y la
rendición de cuentas. La sociedad ha ido aprendiendo a ejer­
cer sus derechos y las administraciones públicas a trabajar con
transparencia y a rendir cuentas.
Fue así que se abrió el espacio de diálogo entre el gobier­
no de la ciudad de México y la sociedad civil, más claramente
con las organizaciones civiles que actúan en el Distrito Fe­
deral interesadas en mejorar los mecanismos de participa­
ción y el ejercicio de derechos de la población. La decisión y
buen desempeño del órgano autónomo institucionalizado para
la transparencia en el Distrito Federal (Infodf) ha tenido un pa­
pel central para el impulso y la formalización de la Mesa de
Diálogo para la Transparencia de las políticas públicas.
No obstante, al igual que en los temas anteriores, se enfren­
tan desafíos para la efectividad de los acuerdos que se toman
en los diálogos sociedad-gobierno y el reto es que la actual
composición del Infodf, que se renovó por mandato de ley, en
un proceso opaco y muy cuestionado, no sólo mantenga los
mecanismos e instrumentos ya formalizados y probados, sino
que amplié las opciones para el ejercicio del derecho a saber
y el derecho a acceder a los servicios y políticas públicas para
mejorar la calidad de vida de la población.
28
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
Déficits de la democracia y de la inclusión social
Reforma política inconclusa
El gobierno de la ciudad de México carece de un estatus de go­
bierno soberano e independiente, como el resto de las entidades
federativas del país. No cuenta con una constitución política,
y en la designación de las autoridades dedicadas a la seguridad
pública y la procuración de justicia aún interviene el gobier­
no federal, en específico el ejecutivo.
Otra dificultad es la indefinición o “periodo de transición”
que vive el Distrito Federal, que afecta la parte financiera, pues
su presupuesto y operación está trasminado por la determi­
nación del gobierno federal. La asig­nación de montos espe­
ciales, el acceso oportuno y su dis­tribución a las delegaciones
en muchas ocasiones se retra­sa, se reduce o etiqueta por la
intervención del poder ejecutivo federal.
Tensiones entre gobiernos central y delegacionales
El gobierno del Distrito Federal tiene una funcionalidad asu­
mida como gobierno estatal, sin tener ese estatus; esto ha
permitido una definición-avance importante en la atención
a la problemática social. Sin embargo, enfrenta tensiones
importantes, una de ellas es la relación y convivencia con los
gobiernos delegacionales, pues al ser elegidos democrática­
mente, deberían de adquirir un estatus legal de mayor auto­
nomía, que sólo se da en el ejercicio de gobierno territorial,
dejando de lado su definición como gobierno local libre, con
un cabildo que permitiera una mejor funcionalidad y ser un
contrapeso real en el ejercicio de gobierno del Distrito Federal.
Los gobiernos delegacionales enfrentan problemas similares
a los de los gobiernos municipales, pues aunque las modifica­
ciones a la Constitución Política les dan un es­tatus de gobierno,
en la realidad aún quedan resabios: 1) no son consideradas
ciudades, sino demarcaciones territoriales, lo que trae con­
secuencias negativas en los ámbitos jurídico, financiero y so­
cial, y 2) son vistas como oficinas operadoras de programas
LA CIUDAD DE MÉXICO
29
gubernamentales, olvidando su esen­cia y su proximidad a la
gen­te, lo que las convierte en la pri­mera unidad de gobierno,
por­que tienen la relación directa con la ciudadanía.
El verdadero ejercicio de gobierno ocurre en lo local, desde
ahí se conoce la problemática y sus posibles soluciones; es
en esencia un lugar de privilegio, donde las políticas públicas
tienen su base de realidad y se puede incidir en la calidad de
vida y el bienestar de la población. Esta situación es más com­
pleja ya que las delegaciones, al igual que el gobierno central,
no están consideradas como un orden de gobierno de carácter
estatal, ni mucho menos equiparado con el municipal.
Entre el gobierno central y las delegaciones no se estable­
cen relaciones de “cooperación y complementación” (como
lo prevé el Programa de Desarrollo Social), para el fortaleci­
miento del Sistema de Desarrollo Social del Distrito Federal.
Lo que se esperaría son relaciones de articulación entre los dos
ámbitos de gobierno, no de subordinación.
Aunque hay ejercicios de planeación, a través del Progra­
ma de Desarrollo Social y los programas delegacionales, no
consiguen ser procesos participativos y corresponsables con
la ciudadanía; una planeación participativa que vaya de abajo
hacia arriba. El punto es que, en rigor, corresponde a las de­
legaciones partir de lo que la gente percibe y demanda, para la
atención a sus necesidades o problemas, para que las expec­
tativas de la población sean consideradas por el gobierno cen­
tral del Distrito Federal.
Limitada participación social-ciudadana
Las osc no tienen un lugar relevante como interlocutoras,
contrapesos y/o contraloras de la política pública. En el mejor
de los casos se reconocen cualidades técnicas-profesionales,
pero no con capacidad para el diseño y evaluación de políti­
cas públicas, para el fomento de la democracia participativa
y de procesos sociales alternos.
No obstante que la Ley de Desarrollo Social prevé la parti­ci­
pación ciudadana a lo largo de todo el proceso de la políti­ca,
30
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
desde el diseño, aprobación, implementación, seguimiento,
análisis, hasta la finalización de los programas sociales, no se
cumple con ella de forma cabal y oportuna.2
Se explicita que las organizaciones civiles y sociales, las ins­
­tituciones académicas, las organizaciones empresariales y
to­das aquéllas cuyos objetivos se comprendan en el concepto
de “desarrollo social”, podrán participar con el gobierno en
la ejecución de políticas de desarrollo social, sin perjuicio de las
obligaciones que la ley impone a la administración, así como
generar iniciativas de proyectos y programas que serán presen­
tadas a la secretaría correspondiente.
A pesar de que se cuenta con instancias de participación
ciudadana como el Consejo de Desarrollo Social, los Conse­
jos Delegacionales de Desarrollo Social, la Comisión Inter­
institucional de Desarrollo Social, así como el Consejo de
Fomento a las Actividades de Desarrollo Social de las Orga­
nizaciones Civiles en el Distrito Federal, no son mecanismos
efectivos de seguimiento, evaluación y propuesta para me­
jorar e incidir en las políticas públicas de manera efectiva.
Dificultades en la operación y evaluación de la política social
En la práctica, es decir en la operación de la política y programas sociales se pierden o diluyen los enfoques de derechos, de
género y diversidad, en buena medida, por la falta de forma­
ción y desarrollo de capacidades de las y los operadores de los
programas sociales.
X. participación: Derecho de las personas, comunidades y or­
ganizaciones para participar en el diseño, seguimiento, aplicación
y evaluación de los programas sociales, en el ámbito de los órganos y
procedimientos establecidos para ello;
Artículo 5.- La política de desarrollo social como acción pública
y con base en los principios que la guían deberá ser impulsada con la
participación de todos aquellos que se interesen y puedan contri­buir
con este proceso; por lo que, deberá fomentar la acción coordinada
y complementaria entre el gobierno, la ciudadanía y sus organiza­
ciones.
2
LA CIUDAD DE MÉXICO
31
Es por ello que se recomienda una mayor intercomunica­
ción entre los gobiernos centrales y delegacionales, en una re­
lación horizontal, democrática, de colaboración mutua, so­bre
todo en lo que se refiere a temas como la seguridad y la po­
lítica social.
Si bien la evaluación ha mejorado, particularmente por la
formalización de Evalúa DF, falta mucho por hacer, como el
di­seño y aprobación conjunta de indicadores y mecanismos de
seguimiento y control ciudadanos, con un sistema que más
que sancionar o castigar, eduque y forme a servidoras y servi­
dores públicos. En este sentido es preocupan­te que el Comité
de Evaluación de Evalúa df enfrente se­rios obstáculos admi­
nistrativos para el cumplimiento de sus funciones.
[…] las instituciones, su mandato, sus operadores(as), la
co­bertura y la territorialidad son elementos de suma im­
portancia para ubicar el recurso metodológico que permi­
ta una adecuada intervención-evaluación en un ámbito tan
complejo como la política social. Algunas propuestas su­
gieren que evaluar un sistema de gestión del desempeño debe
considerar tres niveles de gobierno: macro (nivel de po­líticas
públicas), meso (programas) y micro (funcionarios), así co­
mo la integración horizontal y vertical entre ellos (Cunill y
Ospina, 2003).
En cuanto a la transparencia y rendición de cuentas, igual­
mente la ciudad de México tiene avances significativos y reco­
nocidos, pero tanto en el nivel central como en el delegacional
hace falta infraestructura y personal calificado y convencido
de transparentar y de saber cómo hacerlo. Aún no se evita el
uso político de los recursos de la política social.
Hacer realidad el derecho a la ciudad3
El derecho a la ciudad no es una propuesta nueva. El término
apareció en 1968 cuando el francés Henri Lefebvre escribió su
3
Todo el apartado fue tomado de Sánchez-Mejorada (2013).
32
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
libro El derecho a la ciudad, tomando en cuenta el impacto ne­
gativo sufrido por las ciudades en los países de economía ca­pi­
talista, con la conversión de la ciudad en una mercancía al
servicio exclusivo de los intereses de la acumulación del ca­pi­tal.
Como contrapropuesta a este fenómeno, Lefebvre constru­ye
una propuesta política que parte de la ciudad para rei­vin­
dicar la posibilidad de que la gente y no el capital volviera a
ser dueña de la misma.
Siguiendo estas propuestas, treinta años después, un con­
jun­­to de movimientos populares, organizaciones no guber­na­
­­men­ta­les, asociaciones profesionales, foros y redes nacionales
e internacionales de la sociedad civil, comprometidas con
las luchas sociales por ciudades justas, democráticas, humanas
y sustentables, construyeron una Carta Mundial por el Dere­
cho a la Ciudad que busca recoger los compromisos y medidas
que deben ser asumidos por la sociedad civil, los gobiernos
lo­cales y nacionales, parlamentarios y organismos internacio­
na­les para que todas las personas vivan con dignidad en las
ciu­dades.
Si bien a finales de la década de 1970 y principios de los años
ochenta en los movimientos sociales en México no existía ni se
había perfilado una idea profunda sobre el derecho a la ciudad,
se dan los primeros pasos importantes en la lucha colectiva
y conceptualización por el reconocimiento de los derechos
colectivos a los servicios públicos básicos, como el agua pota­ble,
el drenaje, el suministro de energía eléctrica y el alumbrado
público, con la constitución de la Coordinadora Nacional del
Movimiento Urbano Popular (Conamup).
Sin lugar a dudas, se trata de un abordaje complejo que
exige articular la temática de los derechos humanos en su con­
cepción integral (derechos civiles, políticos, económicos, so­
ciales, culturales y ambientales) a la de la democracia en sus
diversas dimensiones (representativa, distributiva y partici­
pativa). Tres principios fundamentales rigen el contenido y
propuestas de dicho documento: ejercicio pleno de la ciudadanía entendido como la realización de todos los derechos
humanos y libertades fundamentales, asegurando la dignidad
LA CIUDAD DE MÉXICO
33
y el bienestar colectivo de los habitantes de la ciudad en con­
diciones de igualdad y justicia, así como el pleno respeto a la
producción y gestión social del hábitat; gestión democrática
de la ciudad entendida como el control y la participación de
la sociedad, a través de formas directas y representativas, en el
planeamiento y gobierno de las ciudades, priorizando el for­
talecimiento y autonomía de las administraciones públicas
locales y de las organizaciones populares, y función social
de la propiedad y de la ciudad entendida como la prevalencia,
en la formulación e implementación de las políticas urbanas,
del interés común sobre el derecho individual de propiedad;
implica el uso socialmente justo y desde la perspectiva am­
biental, sustentable del espacio urbano (Zárate, 2010).
Sin embargo, fue hasta octubre del año 2000, con la reali­
zación de la Primera Asamblea Mundial de Pobladores, bajo
el lema “Repensando la Ciudad desde la Gente”, realizada en la
ciudad de México, que las organizaciones urbanas del país
empezaron a perfilar e impulsar la lucha por la defensa de
los derechos humanos y una primera visión sobre el derecho
a la ciudad.
Aunque el tema del derecho a la ciudad estuvo presente
en la agenda internacional desde el Foro Social Mundial de
2001, los movimientos sociales en México lo retomaron has­
ta septiembre de 2005. En el marco del Encuentro Nacional
del Movimiento Urbano Popular, las organizaciones presen­
tes resolvieron reivindicar y hacer suyo el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (pidesc) de Na­
ciones Unidas, los acuerdos internacionales en materia am­
biental, así como el derecho a la ciudad, por lo que acordaron
difundir la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad. En ese
mismo encuentro aprobaron también una propuesta de re­
for­ma urbana integral y popular, que sirviera de lineamiento
en el nivel nacional, y expresaron la necesidad de una nueva
ley de vivienda que recogiera el sentir de la población, reclamar
al gobierno federal el cumplimiento de los derechos humanos
plasmados en el pidesc y el reconocimiento institucional de la
vivienda como derecho humano colectivo. Hacia octubre de
34
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
ese mismo año, dentro de las actividades del Día Mundial del
Hábitat, se inicia un primer debate público sobre el Derecho
a la Ciudad a partir del cual servidores públicos, organismos
civiles y organizaciones sociales expusieron sus concepcio­
nes y compromisos sobre la ciudad.
Los resolutivos de las mesas de trabajo se entregaron al
jefe de gobierno y se formó un comité responsable de promo­
ver e iniciar la discusión de una Carta para la Ciudad de Mé­
xico. Este comité se integra originalmente por organizaciones
urbano-populares de la Convención Nacional Democrática;
el gobierno del Distrito Federal; la Coalición Internacional
pa­ra el Hábitat, América Latina; el Espacio de Derechos Eco­
nómicos, Sociales y Culturales (Espacio desc); la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal y la Procuraduría So­
cial del Distrito Federal. La presentación pública de la inicia­
tiva y conformación oficial del comité promotor se realizó el
31 de julio de 2008. En la Carta de la Ciudad de México el de­
recho humano colectivo a la ciudad se entiende como
[…] el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los
prin­cipios de sustentabilidad, democracia, equidad y jus­
ti­cia social. Es un derecho colectivo de los habitantes de las
ciudades, que les confiere legitimidad de acción y de organi­
zación, basado en el respeto a sus diferencias, expresiones
y prácticas culturales, con el objetivo de alcanzar el pleno
ejer­cicio del derecho a la libre autodeterminación y a un
nivel de vida adecuado. El derecho a la ciudad es interdepen­
diente de todos los derechos humanos internacionalmente
reconocidos, concebidos integralmente, e incluye, por tanto,
todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales,
culturales y ambientales reglamentados en los tratados in­
ternacionales de derechos humanos.
Para Enrique Ortiz (2008) el derecho colectivo a la ciudad
permite “[…] construir una ciudad para la vida digna” a par­
tir de una producción social del hábitat, del espacio físico;
una producción económica de la ciudad que sea sustentable;
LA CIUDAD DE MÉXICO
35
una producción social de la ciudad para entenderla como el
lugar de la sociabilidad, de las relaciones, de los vínculos, se
debe entender a la ciudad como el principal espacio público
sin perder de vista que también es el espacio del conflicto; una
producción cultural basada en la identidad de sus habitantes
y en la construcción de símbolos que permitan la cohesión so­
cial y, una producción política que fortalezca la democracia
a través de una mayor participación de la sociedad en los asun­
tos públicos.
En la carta se amplían los sujetos de derecho con respecto
a los de la carta mundial incluyendo a las autoridades y servi­
dores públicos como sujetos obligados y a las organizaciones e
instituciones académicas como sujetos corresponsables. Defi­ne
el ámbito territorial, refiere el marco jurídico interna­cio­nal,
especifica las características inherentes a los derechos huma­nos
que aplican en el caso del Derecho a la ciudad: uni­ver­salidad,
indivisibilidad, integralidad, interdependencia, inalienabili­
dad y progresividad; finalmente, determina y explicita los prin­
ci­pios rectores del derecho a la ciudad: a) libre determinación
o autodeterminación, b) no discriminación, c) igualdad, d)
equidad de género, e) equidad social, f) atención prioritaria
a personas y colectivos en situación de discriminación, g) so­
­lidaridad y cooperación entre los pueblos, h) participación,
i) transparencia y rendición de cuentas, j) corresponsabilidad
y k) justicia distributiva.
El papel de las organizaciones civiles y sociales locales
en defensa de la vida democrática y los derechos
Las organizaciones civiles y sociales vienen reflexionando en
torno a la importancia geopolítica de la ciudad de México,
en razón de los avances democráticos conseguidos en buena
medida por la participación social-ciudadana, así como la re­
levancia de fortalecer su presencia y acción articulada, pa­ra
poder influir en las decisiones estratégicas, en un momento de
cambio de administración, que es una oportunidad para avan­
36
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
zar cualitativamente, pero a la vez implica riesgos de re­tro­
cesos.
Se percibe preocupación por los déficits y retos que aún se
enfrentan en los ámbitos relacionados con el desarrollo so­
cial, la participación ciudadana y la vida democrática, e inclu­
so retrocesos en torno a algunos derechos. Hay coincidencia en
que la participación de la sociedad civil, a pesar de los espa­
cios formales y los no institucionalizados, es poco efectiva pues
no existen mecanismos vinculantes para la incidencia real en
la política pública, lo que ha generado que los espacios insti­
tucionales queden relegados y carentes de atención por la ad­
ministración pública de la ciudad.
Por todo lo que aún falta por fortalecer o rediseñar en la
ciudad de México, parece fundamental el impulso de una coa­
lición o articulación de un frente de las diversas expresiones de
sociedad civil, para interactuar y posicionarse en la ciudad
de México.
Un posicionamiento estratégico que logre incidir en las
políticas y asuntos relevantes para la población, a través de la
formalización de una plataforma de las osc que actúan en dis­
tintos campos o ámbitos, como los derechos humanos, los
derechos de las mujeres, de la infancia, laborales; el medio
ambiente, la transparencia y la rendición de cuentas; el desa­
rrollo urbano, el hábitat, la participación ciudadana, entre
otros.
Resulta central modificar la lógica que prevalece en la
par­ticipación ciudadana, como clientela política y, en vez de
ello, innovar formas de participación efectiva, expresión de la
democracia deliberativa; contar con espacios y mecanismos
efectivos de incidencia en política pública. Para ello, es indis­
pensable revertir el debilitamiento de la institucionalidad
que se ha producido en los últimos años y proponer un redi­
seño que favorezca la integralidad del desarrollo y la partici­pa­
ción social.
La construcción social que se propone es fundamentalmen­te
ciudadana, con independencia de las tensiones y diferencias
partidarias. No se trata sólo de no perder lo logrado de las ini­
LA CIUDAD DE MÉXICO
37
ciativas civiles y sociales, sino avanzar con un proyecto orien­
tado por la equidad, los derechos humanos y la democracia, en
los órdenes del gobierno central y delegacionales, así co­mo
en el ámbito legislativo.
Ese posicionamiento colectivo como plataforma de la socie­
dad civil, para dialogar con el gobierno de la ciudad, se pro­
pondría para generar acuerdos y compromisos en el marco
de un proyecto de izquierda social para la ciudad, con espacios
y mecanismos de participación efectivos y que sea reconoci­
da como interlocutora, porque genera alianzas desde abajo
y recupera el papel y el reconocimiento del derecho de las Or­
ganizaciones de la Sociedad Civil a participar como actoras
de interés público.
Se resume de la siguiente manera:
• Defensa de los avances conseguidos en torno a los de­
rechos humanos, la política social, los marcos jurídicos
en favor de grupos-personas espaciales y los espacios de
democracia participativa y deliberativa.
• Desarrollo de una cultura de participación ciudadana
e incidencia en torno a las decisiones estratégicas de po­
lí­tica pública, lo que pasa por mejorar y cualificar los me­
canismos de participación, los consejos e incluso otros
de mayor impacto y vinculantes.
• Articulación, coaliciones y alianzas entre las organiza­
ciones de la sociedad civil y otros actores sociales, para
posicionar la agenda ciudadana y la participación social.
• Impulso de mecanismos, contralorías y observatorios
sociales para el seguimiento del nuevo gobierno en los te­
mas de interés de las organizaciones de la sociedad civil.
• Autonomía al Consejo de Evaluación del Desarrollo So­
cial del Distrito Federal.
• Una agenda legislativa común y diversa y el cabildeo
necesario con las y los asambleístas.
• Impulso de la reforma política para avanzar en el equili­
brio de poderes y darle a la ciudad de México —sede de
los poderes federales— el estatus de entidad federativa.
38
LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA
Anexo
Cifras básicas de la ciudad de México
Demografía
Población total
Hombres
48%
Mujeres
52%
Niños (0-4 años)
22%
Jóvenes (15-29 años)
25%
Adultos (60 años y más)
12%
Tasa de crecimiento
0.3%
Emigración
3%
Población nativa
19%
Nivel de escolaridad
Sin instrucción
4%
Primaria completa
15%
Secundaria completa
21%
Media superior
25%
Superior
Empleo
Población económicamente
activa
20%
4 173 981
47%
Aportación al pib Nacional
18%
Caída del ingreso promedio
por hogares (2008–2010)
8%
Población económicamente
activa ocupada
Sector primario
3 910 864
0.68%
Sector secundario
16%
Sector terciario
81%
Comerciantes
y vendedores ambulantes
16%
Tianguis (2009)
24%
Población económicamente
activa desocupada
Tasa de desempleo
Salud
-9.30%
Inmigración
Educación
Economía
8 851 080
263 117
7%
Tasa de desocupación (2011)
6%
Población derechohabiente
64%
Seguro Popular
17%
39
LA CIUDAD DE MÉXICO
Anexo (continuación)
Población sin derechohabiencia
a servicios de salud
2 970 074
Esperanza de vida
76.5 años
Tasa bruta de mortalidad
(2012)
Pobreza
Seis por cada
mil
habitantes
Extrema
2.2%
Moderada
26%
Vulnerables por carencias sociales
35%
Vulnerables por ingreso
5%
Caída del ingreso promedio por
hogares (2008-2010)
8%
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org.mx> y <www.evalua.df.gob.mx<.
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La Zona Metropolitana de Guadalajara:
sus movimientos ciudadanos,
tendencias y retos*
Felipe J. Alatorre Rodríguez**
Presentación
El presente texto es resultado del análisis conjunto y la articu­
lación de diversos trabajos realizados por los integrantes del
Nodo Occidente de la Red Mexicana de Investigación de la
Sociedad Civil. El documento pretende dar una visión panorá­
mica de los principales procesos en curso en el estado, con
especial atención en los movimientos ciudadanos, sus ten­
dencias y retos. El trabajo se estructura en cuatro apartados.
En el primero se abordan los rasgos que caracterizan el con­
texto estatal. En un segundo se incluyen algunos elementos
que permiten ubicar la cultura política local, los marcos lega­
les vigentes para la participación ciudadana, y la dinámica se­
guida en algunos espacios formales creados para promover
esta última. El tercer apartado da cuenta de algunas de las
expresiones ciudadanas más significativas en el estado y de su
significado respecto del tipo de interlocución gobernadosgo­bernantes imperante. Finalmente se hace una revisión del
* El presente texto fue posible gracias a las valiosas aportaciones
de Carlos Peralta Varela, José Bautista Farías, Juan Manuel Ramí­
rez Saíz, Rigoberto Gallardo Gómez, y Carlos Tabares, miembros del
Nodo Occidente de Remisoc, así como de Alberto Bayardo Pérez
Arce. Su colaboración en cuanto a facilitar información y revisión
del texto fue fundamental para la elaboración del mismo. Para ellos
todo mi aprecio y agradecimiento.
** Profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Occidente.
[43]
44
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
pro­ceso electoral de 2012 y de los reacomodos políticos re­
sultantes.
El contexto regional: elementos de economía
Zona Metropolitana de Guadalajara
y demografía de la
En las últimas décadas, Jalisco y en especial la Zona Metro­
politana de Guadalajara (zmg), polo económico y político del
estado, han experimentado diversos cambios en lo sociocultu­
ral, político y económico. La comprensión de dichos fenóme­
nos es clave para entender el momento actual y las tendencias
más importantes que se expresan en la región. En las líneas si­
guientes se da cuenta —de manera general— de algunos de
los elementos más significativos que influyen en la cotidia­
nidad de la sociedad local.
Desde una perspectiva histórica, la zmg ha sido el polo co­
mercial más importante del occidente del país. En el siglo
pasado, entre los años cuarenta y setenta, y en el marco del
modelo de sustitución de importaciones, en la región se desa­
rrolla de manera importante el sector de las micro, pequeñas
y medianas empresas de los sectores comercial, inmobiliario y
pequeña industria. Posteriormente llegan empresas de las
ramas electrónica, cementera y hulera, mismas que reducen
el peso de la empresa tradicional local. El ciclo se detiene al
entrar en crisis el modelo económico (Alba y Kruijt, 1988:212).
El proceso antes descrito dio lugar a la formación de secto­
res de pequeña, mediana y gran burguesía, y de una impor­
tante clase media, así como la presencia de un buen número
de instituciones educativas —incluidas varias de nivel supe­
rior—, lo que se traduce en un factor que incentiva las inver­
siones al existir recursos humanos calificados. La oligarquía
local creada no logró trascender a otros espacios nacionales
y se convirtió en socio menor de grupos financieros tanto del
valle de México como de Monterrey (Romero, 2001:71-72). En
las últimas décadas, con el proceso de globalización, la firma
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan)
y dada la ubicación estratégica del estado en el corredor Man­
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
45
zanillo-Nuevo Laredo se observa el repunte de algunas me­
dianas y pequeñas empresas, así como la llegada de nuevas
compañías del ramo de la electrónica, el software y los ser­
vicios. Dos casos ilustrativos —en proceso en 2012— son,
primero, la inversión que realiza un grupo del norte del país
en la construcción de un “puerto seco” (que incluye un parque
industrial y de servicios) a unos cuarenta kilómetros al sur
de la zmg como una alternativa a la saturación del puerto de
Manzanillo; y segundo, el inicio del proyecto Ciudad Creativa
Digital que dará lugar a un conglomerado de más de 700 em­
presas de los ramos de la tecnología, entretenimiento, diseño
y artes digitales. La inversión ronda los 10 mil millones de
dó­lares y se espera genere 25 mil empleos directos (Herrera,
2012).
Sin embargo, el proceso anterior tiene muchos claroscuros
ya que la tendencia en Jalisco ha sido afianzar un modelo
orientado al crecimiento económico desarrollista y concen­
trador de la riqueza, lo que se ha acentuado en los tiempos re­
cientes, como se observa en los siguientes datos:
Crecimiento económico y polarización
La dinámica económica observada en la zmg es un claro
ejemplo del proceso de concentración de la riqueza y creci­
miento económico irregular. Morales (2010:257) con base en
datos de Banamex, señala que en 2006 la zmg concentraba
más de dos terceras partes del pib total de Jalisco y 4.1% del
na­cional (patrón similar al del resto de las metrópolis en
México), lo que ha ocasionado una baja en la capacidad de
ge­neración de empleos formales, el incremento de las fuentes
de ingreso irregulares y procesos de “competencia violenta
tanto al interior de los espacios en que se generan tales fuentes,
co­mo entre éstos y los espacios laborales de actividades legal­
mente reconocidas”. Otro dato que ilustra lo anterior lo propor­
ciona la dinámica del sector agropecuario en Jalisco, cuya
producción en 2010 representó 13% del Producto Interno
Bru­to Agro­pecuario del país (“Resumen Ejecutivo” del Quinto
46
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
Informe de Gobierno, 2012), pero que no se refleja en una reduc­
ción significativa de la pobreza rural ya que —conforme a
Coneval (2010b)— de 2005 a 2010 no hubo cambios en dicho
aspecto en 106 de los 124 municipios (sólo 16 municipios del
estado disminuyeron su grado de rezago social, mientras que
en dos hubo un aumento).
Privatización
En Jalisco, a partir del sexenio de Carlos Salinas de Gortari,
la privatización de tierras ejidales y el despojo de poblacio­
nes, de tierras, de bienes comunes ha avanzado como parte de
una estrategia de acumulación privada y una de las fuentes
contemporáneas de acumulación de capital. En no pocos ca­
sos, en Jalisco, la creación de nueva infraestructura tanto
pública como privada se ha dado a partir del despojo, las pri­
vatizaciones, la afectación de zonas con fragilidad ambiental
y áreas naturales protegidas, etc. (violando leyes y reglamen­
tos, y —en ciertos casos— algunos fallos judiciales), como se
observa en varias zonas de playa del estado, en el Lago de Cha­
pala y al interior y en los alrededores de la zmg (sobre este
tema se regresa más adelante).
Pobreza
Para la Coneval (2010b) en el periodo 2008-2010 el porcentaje
de la población en situación de pobreza se mantuvo en 36.9%
y el de pobreza extrema aumentó de 4.5% a 4.9%; 22.1% de la
población no cubrió sus necesidades alimentarias y más de
dos millones de personas no contaban con acceso a servicios
de salud. Un dato que no puede dejar de señalarse es que al
menos en cinco municipios de Jalisco la mortalidad infantil
es el doble del promedio nacional.
Migración
De acuerdo con la Comisión Estatal de Población (Coepo,
2012), la migración es importante en Jalisco ya que los datos
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
47
del censo de población 2010 indican que el estado ocupa el de­
cimotercer lugar entre las entidades con mayor intensidad
migratoria. Con todo y que la tendencia es positiva (en el año
2000 Jalisco se ubicaba en el séptimo lugar) más de 60% de
los municipios están considerados con un nivel muy alto y
alto de migración.
Corrupción
Transparencia Mexicana, en su informe 2010, señala que el
índice de la corrupción en Jalisco pasó de 22 en el año 2007
a 25 en 2010.
Jóvenes
Para Marcial (2012:293), en 2005 del total de la población
en Jalisco, 32.8% serían jóvenes (2 216 135 de personas entre
12 y 29 años de edad), de los cuales 55.4% habitan la zmg. En
los años recientes, este sector de la población sufre un ace­
lerado deterioro en su calidad de vida debido a la falta de
em­pleos y la mala calidad de éstos; la incapacidad de las
instituciones educativas de nivel medio y superior para ofre­
cerles espacios formativos; la creciente inseguridad institucio­
nal; la falta de espacios de esparcimiento, entre otras. Existe
una tendencia clara al incremento de los enfrentamientos en­tre
las “bandas” o “pandillas” barriales, la presencia de los cár­teles
de la droga, el acoso de las policías, el incremento de la vio­
lencia doméstica y de género.
Violencia social-narcotráfico
De acuerdo con Moloeznik (2012:384-386) y a partir de los da­
tos del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad,
A.C. (icesi), de las encuestas nacionales sobre Inseguri­dad (ensi)
y del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, algunos ras­
gos de la situación de la violencia en la zmg serían: 1) en el
último lustro, hay un desplome en la intención de reportar los
delitos a la autoridad (84% de los delitos no se de­nuncian por­
48
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
que se considera una pérdida de tiempo —46.6% de los en­
cuestados— y por ende no son registrados, ni investigados
“ni mucho menos resueltos y penalizados los victima­rios”);
2) se incrementó el porcentaje de personas mayores de 18
años que fueron víctimas de un delito al pasar de 12 a 15%,
de 2005 a 2008 (cifra por debajo del 20% reportado en 2004);
3) para el periodo de 2006 a 2009 —conforme a otro de los
instrumentos antes referidos—, las personas mayores de 18
años que reconocen haber sido víctimas de un delito pasó
de 11 a 14%, hecho que se relaciona con el incremento de la
tasa de delitos por 100 mil habitantes; 4) si bien el porcenta­
je de los delitos que se cometieron a mano armada en 2008 es
bajo (14%) —menor al promedio nacional que es de 25%—,
en Jalisco más de la mitad de los homicidios intencionales
involucran el uso de armas de fuego, y 5) en 2008, 53% de la
población de la zmg consideraba inseguro el municipio en el
que habita.
Finalmente, no se puede soslayar que en los últimos años
la violencia ligada con el narco se ha recrudecido en el estado
y que las acciones de las bandas son cada vez más temerarias y
sanguinarias (los narcobloqueos, los secuestros y asesinatos
masivos con lujo de violencia son cada vez más frecuentes,
así como los ataques a elementos de seguridad), pero no han
alcanzado —por el momento— los niveles observados en otros
estados de la república. Con todo, no debe dejarse de lado
que en las zonas fronterizas del estado, tanto en el norte co­
mo en el sur, así como en las colonias periféricas y de extrema
pobreza de la zmg se registran hechos violentos prácticamen­
te todos los días. Mención especial merecen los narcoblo­
queos registrados a lo largo de 2012 ya que son hechos que
muestran la capacidad de las bandas de narcotraficantes para
poner en jaque a las autoridades estatales y de la propia Zona
Metropolitana de Guadalajara.
En síntesis, el patrón de “desarrollo” que ha prevalecido en
el estado desde la década de 1940 se ha afianzado en las últi­
mas décadas. Uno de sus resultados es que una gran parte de
la población de Jalisco se concentre en la zmg (4 363 000 ha­
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
49
bitantes (Coepo, 2008) y que el espacio urbanizado abarque
ya las 62 832 hectáreas (Proyecto Intermunicipal de Desa­
rrollo Urbano, 2008, citado en Siqueiros, 2012). El creci­
miento acelerado1 y desordenado de la ciudad han generado
diversos problemas, tales como la segregación, la dispersión,
problemas de movilidad y de disponibilidad de espacios ver­
des, contaminación en aumento, insuficiente cobertura del
equipamiento público y de los servicios de infraestructura,
de servicios sociales y culturales (Rodríguez, 2012:18), lo que
se traduce en un deterioro creciente de la calidad de vida de la
mayoría de los habitantes de la Zona Metropolitana de Gua­
dalajara.
Los elementos descritos perfilan la dinámica económica y
demográfica del estado de Jalisco y sirven de marco para ubi­
car las diversas expresiones y movilizaciones sociales y po­
líticas de los últimos años en la región.
Cultura política, marco legal y espacios
para la participación ciudadana
Analizar el tipo de interlocución sociedad-gobierno que se
da en Jalisco hace necesario referirse a algunos elementos de
la cultura política local, al marco legal vigente y a los meca­
nismos para la participación ciudadana, así como a algunos
espacios formales impulsados desde el gobierno estatal para
dar cauce a dicha participación.
Elementos de la cultura política local
Dos son las encuestas recientes que dan cuenta de los rasgos
de la cultura política de la población jalisciense y de los ras­
gos del capital social existente en la zmg. En lo que concierne
1
El crecimiento de la zmg en los últimos 45 años fue de 7.5 ve­
ces, mientras que la población sólo creció 4.5 veces, lo que se debe
en buena parte al accionar de fuertes grupos inmobiliarios y a la
corrupción y paulatina desregulación del suelo y de la vivienda por
parte del Estado mexicano (Rodríguez, 2012).
50
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
a la Encuesta Estatal sobre Cultura Política y Prácticas Ciu­
dadanas (eecppc, 2004), los datos señalan que más de la mi­tad
de las y los jaliscienses considera que es difícil organizarse con
otros ciudadanos; 87.6% platica poco o nada sobre los pro­
blemas de su comunidad con sus amigos o vecinos; sólo 16%
señala confiar mucho en las otras personas y 70.7% dice con­
fiar poco. El nivel de participación en organizaciones civiles
y/o sociales es en general bajo: 20.6% se involucra en agrupa­
ciones religiosas (el más alto); 13% forma parte de al­gún sindi­
cato y 12.2% lo es de alguna organización de veci­nos, colonos
o condóminos; 10.3% de ciudadanos participa en agrupacio­
nes de ayuda social y 9.1% se involucra en orga­ni­zaciones
ciudadanas.
Por su parte, la Encuesta Nacional sobre el Capital Social
en el Medio Urbano 2006 (Sedesol-pnud, 2007) (que es repre­
sentativa sólo para la zmg) arroja resultados similares al estu­
dio anterior, ya que en ella se refiere que menos de 20% de las
personas confía en los demás y sólo 23.5% pertenece a una
organización; 17.2% se ha organizado con sus vecinos para
solicitar la atención a un problema y 21.7% se ha unido a otros
para resolver uno de los principales problemas de la comuni­
dad. Llama la atención que para 26.7% de los encuestados, el
principal factor de de­­su­nión son las diferencias educativas.
Más allá de las encuestas, un dato relevante en los tiempos
recientes es el surgimiento de nuevas organizaciones de la
sociedad civil (osc) hasta sumar hoy varios cientos (las pri­
meras se crean a inicios de los años sesenta del siglo pasado).
Los ámbitos en los que se desarrollan son la movilidad urba­
na, la democratización, la defensa del medio ambiente, los
derechos humanos, los derechos de las mujeres y de la comu­
nidad lésbico-gay, etcétera.
El número preciso de osc en Jalisco se desconoce ya que
no existe un padrón actualizado (esto último es todo un reto
dada la naturaleza de este tipo de agrupaciones). Sin embar­
go, un análisis realizado por Aldrete et al. (2012) a partir de los
padrones existentes en el Instituto Jalisciense de Asistencia
Social (ijas, 2010), en la Secretaría de Desarrollo Social (Se­
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
51
de­sol, 2009) y en el Centro Mexicano para la Filantropía
(Ceme­fi, 2010), apuntan a que en Jalisco habría entre 521 y 851
organizaciones2 con registro oficial. De este total, en la zmg
tendrían su sede entre 374 y 557 de dichas agrupaciones, es
decir entre 65.5 y 71.8% del total de osc registradas en Ja­lisco
(sin embargo, un dato a considerar aquí es que conforme una
investigación que abarcó 105 organizaciones afiliadas al ijas,
26% tenían su sede en el municipio de Guadalajara pe­ro tam­
bién realizaban labores en otros municipios del esta­do (Peral­
ta et al., 2005:18).
Un dato que no puede perderse de vista es que un número
significativo de organizaciones locales tienen un perfil asis­
tencial, dado la influencia que históricamente ha ejercido la
Iglesia católica local.
Más allá de lo que indican los padrones, la observación de
las diferentes iniciativas ciudadanas surgidas en los años
re­cientes y que tuvieron alguna mención en los medios de
comunicación y en las redes sociales, permite afirmar que se­
rían muchas más las organizaciones, y sobre todo movimien­
tos, existentes en el estado de Jalisco.
Marco legal para la interlocución gobernantes-gobernados3
Jalisco cuenta, desde 1998, con una Ley de Participación Ciu­
dadana que incluye las figuras de la iniciativa popular, el
referéndum y el plebiscito. No obstante dicho avance, el marco
legal que nos ocupa carece de algunos elementos clave que
doten de garantías y recursos a la ciudadanía para hacer uso de
ella y no incluye o establece algún tipo de relación con diver­
sas formas y mecanismos de participación ciudadana existen­
tes en otros ordenamientos, como son la Ley de Planeación del
Estado, la Ley de Administración y Gobierno del Estado y sus
2
El Centro de Documentación e Información sobre osc (Cedioc)
de la uam Iztapalapa registraba 898 organizaciones en Jalisco en
el periodo 1998-2000 (Calvillo y Favela, 2004:88).
3
Las aportaciones de José Bautista Farías y Alberto Bayardo Pé­
rez Arce fueron centrales para la elaboración de este apartado.
52
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
Municipios; el Código Urbano y el Código Electoral y de Par­ti­
cipación Ciudadana, o los ordenamientos relativos a los or­ga­
nismos públicos autónomos. Por lo tanto, los rasgos del marco
normativo relativo a la participación ciudadana en el estado son
su dispersión, su falta de armonía y coherencia, así como
la falta de condiciones para su operación, por lo que más que
favorecer limita la participación ciudadana y da lugar a espa­
cios y esquemas meramente formales o funcio­nales a los
gobiernos en turno.4
Por otra parte, a inicios de abril de 2013, Jalisco no con­
taba con una ley de fomento a las actividades realizadas por
las organizaciones de la sociedad civil a pesar de los esfuer­
zos ciudadanos realizados. Las 56 y 57 Legislaturas traba­
jaron —junto con grupos ciudadanos— sendos proyectos (el
primero se desechó y el segundo fue “congelado”). La Legis­
latura 59 retomó el proyecto pero no se concluyeron los tra­
bajos. Vale señalar que una ley de este tipo es clave para
reducir el clientelismo y la discrecionalidad en la distri­
bución de recursos públicos por parte de las administracio­
nes estatales, hecho que fue por demás evidente en la gestión
que concluyó su periodo en febrero de 2013.
Los espacios institucionales
para la participación ciudadana
Actualmente existe en Jalisco una gran diversidad de consejos
y comités ciudadanos (sectoriales de participación ciuda­da­
A inicios de 2013, una red de organizaciones ciudadanas retomó
el asunto. El antecedente inmediato se ubica en el año 2005, cuan­
do un grupo formado por algunos diputados y grupos ciudada­nos
impulsaron una reforma a la Ley de Participación Ciudadana. Dicho
proyecto contemplaba facilitar el uso de las figuras para la participa­
ción ciudadana directa y la inclusión de otros instrumentos, como
las consultas públicas, los comités vecinales, las audiencias pú­
blicas, la contraloría ciudadana, entre otras. Dicho esfuerzo fue pues­
to en la “congeladora”. Un dato relevante aquí es que el tema de la
revocación del mandato fue incluido al inicio de los trabajos del equi­
po pero fue desechado por los legisladores sin mayor discusión.
4
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
53
na, municipales, los comités de obra y los comités vecinales).
Estos espacios tienen en común el que se limitan a la consul­ta,
no cuentan con recursos para operar y tienen una normativi­dad
vaga e incoherente. Por lo tanto, son en lo fundamental ins­
tancias “decorativas” que legitiman decisiones previamente
adoptadas por los funcionarios públicos. Dos espacios insti­
tucionales creados durante las administraciones panistas
—la Gran Alianza por Jalisco y el Consejo Económico-Social
del Estado de Jalisco— merecen un análisis más detallado y se
analizan más adelante.
Los consejos municipales, los comités de planeación para
el desarrollo municipal o los que gestionan los servicios pú­
blicos como el acceso al agua, a la salud, a la educación, o a
un medio ambiente saludable, son los órganos de participa­
ción ciudadana más “olvidados”. Su reglamentación es, en
su mayoría, de antes de 1995; es decir, que la alternancia po­
lítica no dio lugar a su actualización y en la mayoría de los
casos su normatividad es deficiente (su duración e integra­
ción, la periodicidad de sus reuniones, el carácter público de
sus sesiones y acuerdos, el acceso a recursos). La conforma­
ción y “funcionamiento” de dichos órganos depende de los cri­
terios del presidente municipal en turno, por lo que no tienen
autonomía, y en ellos priva la discrecionalidad, el compadraz­
go y amiguismo, y su tarea central es legitimar ciertas decisio­
nes públicas y políticas. Su profesionalización es mínima, sus
acuerdos difícilmente se llevan a la práctica y no tienen capa­
cidad para crear o incidir en las políticas públicas munici­
pales. En otras palabras, los consejos municipales tienen un
carácter meramente consultivo y, por si fuera poco, su diseño
institucional propicia que sean cooptados por las organiza­
ciones ligadas al gobernante en turno.
La dinámica existente en los órganos ciudadanizados en el
nivel estatal tiene similitudes y diferencias con lo que sucede
en el ámbito municipal. Al respecto, Peralta (2009:8-9), quien
analizó tres casos de interacción institucional, organizaciones
civiles-gobierno, refiere que dichos espacios están “regla­men­
tados y estructurados en sumo grado y cuentan con mecanis­
54
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
mos diseñados para mantener el control directivo y limitar
la participación de la sociedad civil…”. Señala que no todas las
organizaciones asumen un rol similar frente al gobierno, ya
que algunas colaboran y se subordinan a éste, en tanto que
otras ejercen su autonomía y posturas independientes y críti­
cas. El gobierno no actúa tampoco como una entidad homo­
génea ya que no siempre busca imponerse ni doblegar a las
organizaciones. Con todo, Peralta señala que a pesar de los con­
troles existentes, las organizaciones ciudadanas sí logran ejer­
cer —con limitaciones— su labor de vigilancia y contrapeso;
insiste en que es necesario pugnar por democratizar cada
espacio público ya que ello puede llevar a cambios en las
formas tradicionales del ejercicio de poder y favorecer la con­
traloría de la acción del gobierno, además de establecer las
bases para generar políticas públicas en temas relevantes
para la sociedad.
Las administraciones panistas y sus esquemas
para la participación ciudadana
No se puede dejar de señalar la forma en que los gobiernos
panistas entienden y operan la “participación ciudadana”.
Para ello, a continuación se da cuenta de dos casos que mues­
tran las apuestas hechas por las últimas dos administracio­
nes estatales del Partido Acción Nacional.
• El Consejo Económico-Social de Jalisco5
El Consejo Económico y Social de Jalisco para el Desarrollo
y la Competitividad (Cesjal) es un organismo ciudadano que
se crea en 2005 a partir de la iniciativa de un grupo de empre­sa­
rios que tenían la expectativa de que Jalisco accediera a los
fondos de la Unión Europea, del Fondo Monetario Interna­
La presente sección sintetiza el trabajo de Juan Manuel Ramí­
rez Sáiz: La gobernanza y el Consejo Económico-Social de Jalisco
(Cesjal) (inédito), por lo que las ideas centrales del texto correspon­
den a dicho autor.
5
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
55
cio­nal y del Banco Interamericano de Desarrollo. Para lo­grar lo
an­terior, un requisito era contar con un Consejo EconómicoSocial (ces) que actuara como mediador y aval. El Cesjal se
inspira en el modelo de los consejos económico-sociales eu­
ropeos y su carácter es el de un organismo consultivo, cuyas
resoluciones no son vinculantes. Su objetivo principal es for­
mular recomendaciones a los planes del gobierno estatal y a
las iniciativas de ley que emite el Congreso de la entidad, por lo
que se relaciona con los poderes ejecutivo y legislativo de
Jalisco. Conforme a la ley que lo regula, su objetivo es “promo­
ver el diálogo y la concertación entre los diferentes agentes
públicos y privados de la entidad” (la intervención del legisla­
tivo es clave ya que el Cesjal cuenta con recursos públicos).
El Cesjal está integrado por los sectores empresarial, sindi­
cal y académico-asistencial.6 El primer sector lo representan
las cámaras, consejos, centros y uniones de las empresas (de los
ámbitos comercial, bancario, agropecuario e industrial) de
mayor importancia en Jalisco (su influencia en el Cesjal es cla­
ra ya que a la fecha sus tres presidentes han sido empresarios).
El sector “social” está “representado” por las viejas agrupacio­nes
del pri (Confederación de Trabajadores de México, Confedera­
ción Obrera Revolucionaria, Confederación Revolucionaria
de Obreros y Campesinos, Confederación Nacional Campe­
sina y la representación local de los ganaderos; las expresio­
nes organizadas y autónomas de trabajadores, campesinos
y ganaderos no están representadas). El sector académicoasistencial está representado, en el primer caso, por las cuatro
principales universidades de Jalisco, pero no incluye a cen­
tros de investigación; en el segundo caso, por Caritas —la je­
rarquía de la Iglesia católica—, una fundación comunitaria
local (Corporativa de Fundaciones) y la Federación de Cole­
gios de Profesionistas —cercana al pri. En el Cesjal no tienen
representación las ocs del estado.
El número de organizaciones por sector son siete y, formalmen­
te, tienen el mismo estatus, pero el sector empresarial ejerce ma­yor
influencia.
6
56
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
De acuerdo con Ramírez (2011) la composición del Cesjal
dificulta el establecimiento de relaciones de gobernanza7 en­
tre éste y los poderes políticos locales, ya que subordina la
actuación societal a la del estado y disminuye la independen­
cia de la primera ante el segundo; pero por otra parte y dada la
diversidad de sectores y de organizaciones a su interior, puede
posibilitar algunas prácticas de gobernanza.
A siete años de su creación, el Cesjal, no ha logrado obte­
ner recursos financieros de la cooperación internacional, ni ha
cumplido con su objetivo formal de “promover el diálogo y
la concertación”; en cambio, sí ha ejercido los 13 millones de
pesos anuales de recursos públicos que tiene asignados. El
aporte principal del Cesjal son casi una veintena de recomen­
daciones de las cuales algunas han sido “aceptadas”; otras
—poco menos de la mitad de ellas (8 de 19)— cuentan con
“acuse de recibo”;8 otras más fueron “omitidas” (esto es que
no existe un acuse de recibo).9 Dos fueron rechazadas10 y
Ramírez (2011:2) la define como las “prácticas sociopolíticas
emergentes, principalmente a través de experiencias a nivel local
y sectorial, y cuyo componente central es la interacción mutua­
mente interdependiente, corresponsable y complementaria entre
agentes estatales y sociales en el diseño de políticas públicas”.
8
1) Fideicomiso promotor y regulador de la cadena maíz tortilla
en Jalisco; 2) Señalética carretera Guadalajara-Ameca; 3) Plan In­
tegral de Movilidad Urbana para la zmg; 4) Ley y reglamento para
proyectos de inversión y de prestación de servicios del estado de
Jalisco y sus municipios; 5) Plan Estratégico de Biocombustibles
y Energías Alternativas; 6) Diseño del Plan Estatal de Desarrollo
2030; 7) Paquete de reformas en materia de seguridad y justicia pe­nal
(catorce leyes), y 8) Reforma Presupuestaria Integral (once leyes).
9
Las recomendaciones omitidas son importantes: 1) Juicios ora­
les; 2) Macrolibramiento; 3) Registro Público de la Propiedad; 4)
Presupuesto de Egresos del Gobierno del Estado 2007; 5) Reformas
a la Ley del Cesjal; 6) Ley de Código Urbano; 7) Legislación en ma­
teria de organizaciones agrícolas, y 8) Creación de una Ley de Fo­
mento Cooperativo en Jalisco.
10
Recomendaciones rechazadas: “Programa Estatal de Mane­jo del
Fuego: Campaña de Prevención, Alerta y Combate de Incendios Fo­
restales” (el argumento fue su presentación extemporánea). La se­
7
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
57
varias se encuentran en proceso de análisis por parte de los
destinatarios.11 Del conjunto de “aprobadas”, dos casos son
ilustrativos: el Plan Estatal de Desarrollo (ped), Jalisco, 2030
primer plan estatal en la entidad de largo plazo, y el Código
Urbano de Jalisco de 2008 (la disposición legal más impor­
tante en Jalisco en materia urbana). La mayor parte de las
recomendaciones del Cesjal que tuvieron acuse de recibo
corresponde a asuntos estructurales, pero ello no conlleva la
existencia de algún juicio sobre su pertinencia, ni respecto a
su eventual traducción en alguna política pública. En el caso
de las recomendaciones “omitidas” no existen elementos que
permitan dilucidar la razón de tal decisión por parte de los po­
deres públicos, lo que da cuenta de la fragilidad de un esque­
ma de interlocución de este tipo.
En síntesis, del total de las recomendaciones emitidas por el
Cesjal, sólo una parte cuenta con acuse de recibo por parte
del ejecutivo y legislativo de Jalisco, y un número importan­
te tiene algún tipo de complicación (omisión, pendiente o
rechazo), lo que muestra que el vínculo construido es ambi­
valente. Sin embargo, en el caso del ped-2030 la interacción
que se dio entre la SePlan y el Cesjal fue de interlocución y
complementariedad. Para Ramírez, vistas en conjunto, las
relaciones entre el Cesjal y los poderes ejecutivo y legislativo
de Jalisco tienen los siguientes rasgos: 1) son incipientes y am­
bivalentes, por lo que no se puede hablar de que se hayan
construido relaciones en términos de gobernanza; 2) son fun­
damentalmente corporativas y mutuamente dependientes,
lo que indica dificultades para establecer prácticas autónomas
y complementarias y, en esa medida, de gobernanza, y 3) se
observa la emergencia de prácticas de gobernanza básica o
procedimental y, en parte, de las de tipo sustantivo (en el ca­
so de la recomendación al ped-2030). Lo anterior sugiere, de
gunda recomendación rechazada —en este caso por el Congreso— fue
la relativa al Código Urbano.
11
El Informe Socioeconómico del Estado de Jalisco de 2009 y
el impulso a la mejora regulatoria en la entidad.
58
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
acuerdo con Ramírez (2011), que la alternancia política de
1995, la reforma política y la aprobación de la Ley de Parti­
ci­pación Ciudadana (1998), dieron lugar a transformaciones
po­líticas que habrían incidido positivamente en los compor­
tamientos estatales y societales favorables a la gobernanza (al
establecer un marco legal para las formas institucionalizadas
de participación en las políticas públicas). Esto quiere decir
que el esquema Cesjal, a pesar de sus limitaciones, deja ver que
se han abierto posibilidades de intervención en la sociedad
y en el sistema político local.
• La Gran Alianza por Jalisco
Esta iniciativa de participación (en adelante Gran Alianza)
fue una de las grandes apuestas de “participación ciudadana”
de la administración estatal panista que concluyó en febrero de
2013. Dicha iniciativa fue lanzada en abril de 2007 con el fin
de generar insumos para la elaboración del Plan Estatal de De­
sarrollo. Las consignas fueron crear
[…] un espacio incluyente de participación, diálogo, conci­
liación y propuesta donde se suman las voluntades y lideraz­
gos del Estado, por una causa común: Jalisco [y] estimular
la capacidad que tenemos los jaliscienses para ponernos de
acuerdo en lo que necesita Jalisco a mediano y largo plazo,
sin que nadie sea excluido del acuerdo (http://granalianza.
jalisco.gob.mx/).
La Gran Alianza buscó que la sociedad civil organizada,
la iniciativa privada y el gobierno unieran esfuerzos en una
“perspectiva de largo aliento” que pusiera en marcha cuatro
procesos: 1) elevar la calidad de vida de todos los jaliscienses;
2) mejorar la competitividad; 3) acelerar el desarrollo regio­
nal, y 4) salvaguardar el medio ambiente. Para lograr lo an­
terior, la Gran Alianza se integró con 35 mesas temáticas y 12
mesas regionales. Es importante señalar que una primera
limitación del naciente espacio fue que el tipo de convocato­
ria realizada excluyó a diversas organizaciones ciudadanas.
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
59
El balance sobre los resultados de la Gran Alianza es poco
claro. Las valoraciones sobre el trabajo del primer año —clave
para formular los contenidos a incorporar en el Plan Estatal
de Desarrollo— son contrapuestas. Para los coordinadores de
la organización la experiencia fue
[...] un catalizador de esfuerzos y actitudes para resolver los
problemas de Jalisco, [las me­sas] se han convertido en au­
ténticos espacios incluyentes y democráticos y desean con­
vertirse en espacios permanentes […] pero se requiere un
re­forzamiento ciudadano para una mayor participación ciu­
dadana (http://granalianza.jalisco.gob.mx/).
El análisis de Gómez Naredo (2007) señala que los logros
de la Gran Alianza “son sólo buenos propósitos y sus re­sultados,
una simple descripción de los problemas que aquejan a la
población, problemas de todos conocidos” y que no hay tal
participación ciudadana dado que “las reuniones de la Gran
Alianza muchas veces se llevan a cabo con cinco o seis per­
sonas: ¡viva la participación social!”.
La perspectiva de algunas organizaciones ciudadanas, en
concreto las que participaron en la mesa de derechos huma­
nos, es más crítica ya que señalan que la Gran Alianza
[…] constituyó un gran fracaso del Ejecutivo, en la medida
que el Plan Estatal de Desarrollo prácticamente desechó
todo el trabajo realizado a lo largo de casi seis meses por
los participantes de la mesa de Derechos Humanos, hecho
que llevó a que varias de las organizaciones civiles, univer­
sidades y personas a título individual que participaban en
la misma se retiraran […] la voluntad política del Gobierno
de Estado hacia el tema de los derechos humanos es mera­
mente discursiva (ya que respetarlos) “estorba” a los fines
del proyecto de desarrollo que quieren impulsar desde el Eje­
cutivo del Estado.
En concreto se señala que: 1) no se reconoce la existencia
de diversos problemas de corte estructural que atentan sis­
temáticamente contra la vigencia de los derechos humanos
60
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
en Jalisco (por ejemplo, la práctica de la tortura en las diver­
sas policías en el estado; la imposibilidad del acceso a la
justicia en materia ambiental; la violación de los derechos
laborales, etc.); 2) negar la experiencia y el conocimiento de
expertos, y 3) la simulación de la participación ciudadana
ya que los resultados del trabajo de la Gran Alianza no se refle­
­ja­ron en el Plan Estatal de Desarrollo y que en el fondo fue
[…] un ejercicio de legitimación política y de cooptación
social […] donde no importaron las voces y demandas
ciudadanas, sino la búsqueda de legitimidad política del
gobernador y su grupo ante otros actores sociales (Rocha,
2007).
Un balance sobre la Gran Alianza, a cinco años de su consti­
tución, no difiere mucho de lo antes dicho. Para Blanca Cas­
tillón, coordinadora general de la Gran Alianza (electa el 14
de septiembre de 2010) un logro fue que en 2011 la organiza­
ción alcanzara los ocho mil “aliados” ciudadanos (un avance
del 5% según las expectativas de la organización); sin em­
bargo, señala que la poca convocatoria se debe a que lleva
sólo “año y medio de coordinación ciudadana” y que lo logra­
do es “poco en términos relativos, pero en términos absolu­
tos estamos dando un gran paso, porque estamos decididos
a ser esa gran agrupación ciudadana que participe en la toma
de decisiones” (Velazco, 2012). En el sitio web de la Gran Alian­
za se apunta que ésta ha contribuido a que se defi­nan “proyec­
tos gubernamentales valuados en cerca de cinco mil millones
de pesos” (García, 2012).
Un elemento interesante en la declaración de Castillón, en
pleno proceso electoral estatal, es el “desmarque” que hace
de la Gran Alianza respecto del gobierno de Emilio González
Márquez, al considerar que la organización “se ha ciudadani­
zado y están en trámites para convertirse en una asociación
civil”; señala que no hay conflicto con el gobernador ya que
“si hubiera habido un enojo, o que el proyecto no haya cua­
jado como se pretendía, con alguna ideología, pues nos hu­
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
61
bieran quitado todo el apoyo, y no es así” (valga señalar que,
según la propia Castillón, 60% de las aportaciones que recibe
la Gran Alianza para su operación provienen de fondos guber­
namentales, y que 95% de los recursos con que operan los pro­
yectos de las mesas —comités— proviene de entidades pú­
bli­cas). La dirigente de la Gran Alianza reitera que ésta es
autó­no­ma, no tiene “ningún color” y que —los entonces can­
didatos— Aristóteles Sandoval (pri) y Fernando Guzmán
Pérez Peláez (pan) le aseguraron que, en caso de ganar las elec­
ciones, no desaparecerá el proyecto (Velazco, 2012).
Otra visión de la Gran Alianza la aportan otros personajes
públicos:
[…] fue una “faramalla”. […] Nos la creíamos, hicimos una
propuesta analítica con base en nuestra práctica, experien­
cia, y realmente no se tomó en cuenta nada en este ejercicio
[…] fue un gran fraude que hizo el gobernador a los ciuda­
danos; iba iniciando y le dimos el beneficio de la duda y
realmente no sirvió (Raquel Gutiérrez Nájera, participante
en la Comisión de Derechos Humanos al inicio del proceso
y presidenta del Instituto de Derecho Ambiental, A.C.); […]
Se quedó corta y actualmente está desdibujada, no le fun­
cionó [al gobernador] (David Gómez Álvarez, ex presidente
del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudada­
na); […] De inicio surgió mal porque estas iniciativas no
deben ser impulsadas desde el gobierno, sino de la sociedad
(Augusto Valencia, ex presidente del Instituto de Transparen­
cia e Información Pública del Estado de Jalisco) (García,
2012).
En el presente apartado dimos cuenta de algunos elemen­
tos de la cultura política local, del perfil de los ordenamientos
legales en el estado y de los mecanismos institucionales para la
participación ciudadana, así como de dos esquemas insti­tu­
cionales de interacción gobierno-sociedad: el Cesjal y la Gran
Alianza por Jalisco. Sin embargo, y conforme se verá en las si­
guientes líneas, tras 18 años de administraciones estatales
panistas, las demandas y dinamismos sociales no parecen ha­
62
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
ber encontrado los cauces adecuados en los marcos y esque­
mas existentes. Un panorama de la forma en que trabajan las
organizaciones y movimientos ciudadanos se incluye en el
siguiente apartado.
Organizaciones y movimientos ciudadanos
En el Jalisco del 2012 queda poco de la esperanza puesta en
la alternancia política vivida hace ya casi 18 años. A lo largo
de las tres administraciones estatales panistas, las políticas pú­
blicas —cuando las ha habido— han sido inconsistentes por
lo que no pocos problemas locales se han agravado. Los ca­
sos de corrupción son innumerables, un botón de muestra
fueron los Juegos Panamericanos, mismos que se distinguieron
por los dispendios, los malos manejos y la mala calidad de al­
gunas obras. La deuda generada —según el gobierno del es­
tado es de alrededor de 3 200 millones de pesos. A mediados de
enero de 2013, ante el inminente vencimiento de dicha deu­
da, el Congreso estatal autorizó la contratación de un nuevo
crédito por 2 439 millones de pesos para cubrir parte del
adeu­do resultado de la construcción de infraestructura depor­
tiva y el equipamiento para los juegos. El crédito referido deja
fue­ra lo relativo a las villas panamericanas.
La presencia de organizaciones y movimientos ciudadanos
en el espacio público estatal es cada día más amplia y diver­
sa, y refleja, por una parte, la reacción de las y los ciudadanos
al conjunto de problemas y al tipo de política social que se
vive en Jalisco. El agravamiento de los principales problemas
sociales dio lugar a que sólo en 2010 —conforme a datos de
analistas— se registraron un total de 824 actos de protesta.
Por otra parte, el dinamismo social de los últimos años pare­
ce reflejar un cambio en el perfil sociopolítico y cultural de la
población local (sobre todo la que habita las ciudades). La in­
fluencia ejercida por dichas organizaciones es cada vez más
relevante, gracias a la difusión que tienen en las llamadas “re­
des sociales”.
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
63
En los siguientes apartados se hace un breve esbozo de
algunas de las expresiones ciudadanas más relevantes en los
dos últimos años, así como de sus demandas, formas de ac­
ción e interlocución con el gobierno. En conjunto reflejan la
calidad de la democracia en la entidad.
El derecho a la ciudad
1. Parlamento de Colonias de la zmg. Esta organización se
conformó en marzo de 200612 y agrupa a varias decenas de co­
lonias, principalmente de clase media y alta (lo cual es nove­doso
en la ciudad). Su objetivo es influir en la forma de gestionar
la ciudad. Hasta hace un par de años tuvo una presencia pú­
blica significativa y recientemente perdió fuerza dado el des­
gaste de la organización y los conflictos dentro del grupo
dirigente. La organización ha hecho diversos cuestionamien­
tos públicos a las autoridades municipales por no incluir a los
colonos en decisiones, tales como los cambios de uso del sue­
lo y la densidad de población, y en las actualizaciones de los
planes parciales de desarrollo urbano; sus intentos por influir
en los asuntos públicos es por la vía de las acciones jurídicas
y mediáticas, no tanto por medio de movilizaciones.
Además de lo señalado, algunas de las luchas más relevan­
tes del Parlamento de Colonias han sido el oponerse a la cons­
trucción de complejos comerciales y/o habitacionales (casos
Ciudadela y Andares y de algunas construcciones que no
respetan los planes parciales, entre las que se encuentra la
Villa Panamericana). Sus esfuerzos no han tenido el éxito es­
perado debido a la forma en que accionan las empresas in­
mobiliarias y de sus aliados en la administración pública y
el poder judicial. Con todo, sus principales logros han sido evi­
12
Originalmente se denominó Parlamento de Colonias de Zapo­
pan, conformada en agosto de 2005, fue impulsada por la Asocia­
ción de Colonos de Bosques de San Isidro y el Comité de Colonos
Camino Real (Martínez, 2010). En marzo 2006 cambia su nombre
a Parlamento de Colonias de la zmg.
64
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
denciar la corrupción existente en la administración pública,
el detener cambios de uso del suelo en diversas zonas de la
ciudad, así como iniciar la campaña de rechazo a la Vía Ex­prés.
También buscó recuperar un terreno público, sospecho­sa­
mente “olvidado” y por tanto en riesgo de privatizarse, donde
ahora se construye un parque. Vale señalar aquí que un elemen­
to que no favorece a la organización que nos ocupa es el
hecho de que las asociaciones vecinales de la zmg, salvo ex­
cepciones, son fácilmente cooptables por los gobiernos, esta­
tal y municipal, y los partidos. Son pocas las que luchan por
obtener mejores servicios o que defienden su territorio.
2. Núcleo de Colonias es una red creada en 2011 que agluti­
na organizaciones vecinales de la zona centro y poniente de
Guadalajara. Han realizado diversas acciones para impedir
los cambios a los planes parciales de desarrollo urbano de
la zona centro y poniente del mismo municipio, mismos que
—argumentan— ponen en riesgo la habitabilidad de la zona
y reducirían la calidad de vida, ya que se pretende autorizar
un incremento de niveles en los edificios por construir, y la au­
torización para abrir más bares y “antros”.
3. Organizaciones en torno al desarrollo urbano, movilidad
urbana, movilidad no motorizada, defensa de los espacios
públicos, etc. Son varias las organizaciones y movimientos que
han surgido en los años recientes en relación con los temas
antes referidos. Algunas de ellas son: Guadalajara en Bici, Ciu­
dad para Todos, Muévete por tu ciudad, Femibici, Red Guada­
lajara de Todos, Ciudad Alterna, Colectivo Triciclo, etc. La
confluencia generada entre algunas de ellas ha dado lugar a
la creación de redes como la Asamblea para Gobernanza Me­
tropolitana, el Consejo Ciudadano de Movilidad no Motori­
zada, y la Plataforma Metropolitana por la Sustentabilidad.
De la misma forma, algunas de las anteriores organizaciones
han sido actores clave para que se conozcan casos de corrup­
ción, violación de diversos derechos y normas, así como de la
inviabilidad de algunos proyectos de obra pública. Los casos
más significativos son los de la presa de Arcediano, la Villa
Panamericana, el Puente Atirantado y la autopista urbana
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
65
(Vía Exprés). En el caso de esta última, la acción de las orga­
nizaciones fue fundamental para lograr que se cancelara el
proyecto.
4. Dentro del conjunto anterior, el caso de los grupos ciclis­
tas merece una mención aparte ya que en los últimos cinco
años se han formado más de 30 organizaciones, dato que es
bastante significativo. Las acciones de estos grupos son muy
diversas, innovadoras y creativas, por lo que han tenido un
impacto mediático importante, como fue la construcción de
dos “ciclovías ciudadanas” en 2011, que fueron acciones para
evidenciar que las administraciones, tanto estatal como mu­
nicipales, no han hecho avances significativos respecto del
Plan de Movilidad no Motorizada (elaborado en 2010). Otras
acciones que conviene referir son: los “paseos nocturnos” en
bicicleta y que se realizan dos o tres veces por semana (los pri­
meros paseos se realizaron hace poco más de cinco años);13
el Paseo de Todos (donde confluyen la mayoría de los grupos)
y que se realiza una vez al mes y que ha llegado a reunir a más
de cinco mil personas; los “Paseos al Desnudo”, celebrados en
junio de 2011 y de 2012 y en los que participaron dos mil y
mil personas respectivamente (esta acción es parte de un mo­
vimiento internacional para visibilizar a las y los ciclistas y
demandar respeto a sus derechos).
Transparencia y rendición de cuentas
1. El Colectivo Ciudadanos por Municipios Transparentes
(Cimtra-Jalisco) es una red creada en 2004, enfocada a eva­
luar la transparencia de los ayuntamientos de Jalisco. Su
ejercicio más reciente fue en septiembre de 2012 y abarcó
ocho municipios de la zmg.14 La mayor opacidad se observó en
Actualmente, y derivado de conflictos de liderazgo, el paseo
nocturno se dividió en dos. Ambos salen y terminan en el mismo lu­
gar, pero inician con una hora de diferencia, no siguen la misma
ru­ta, ni tienen la misma duración (Hernández y Fernández, 2012).
14
Los resultados de dicho estudio revelan que: a) cinco munici­
pios obtuvieron calificaciones superiores a 60 puntos (de 100):
13
66
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
los rubros de Consejos Ciudadanos (37%), Participación Ciu­
dadana (49%) y Cabildo y Urbanidad (55%).15 Cimtra-Ja­lisco
también evaluó al Congreso local en noviembre del 2011 y
la calificación obtenida fue de 31.9 puntos (de cien). De las
44 variables evaluadas, 29 adolecieron de información. De
los ocho rubros evaluados, sólo dos obtuvieron cali­ficación
aprobatoria (acceso a información, e integración y estructu­
ra). Los rubros más opacos fueron el de gastos y el de control
interno.
2. La lucha contra la corrupción ha sido impulsada por
varias organizaciones, tales como Ciudad para Todos, Acción
Ciudadana Ya, Congreso Ciudadano Jalisco, Profesionales por
la Ética, Iluminemos México, entre otras, y ha sido acompa­
ñada por organizaciones empresariales locales. Sus labores
se han enfocado a evidenciar la corrupción imperante y han
tenido un impacto significativo en la opinión pública. Algu­
nas de sus acciones más relevantes estuvieron dirigidas a
bus­car la renuncia del titular de la Auditoría Superior del Es­
tado de Jalisco (acusado de recibir millonarias gratificacio­
nes, y de otorgar millones de pesos a un familiar), así como
evidenciar el pésimo desempeño y los malos manejos de los
diputados locales. Para todo ello hacen uso regular de las re­
des sociales.
Afectados ambientales
• El Salto y Juanacatlán
La lucha que mantienen varias de las organizaciones ciuda­
danas de la zona de El Salto-Juanacatlán suma ya varios
años y se centra en exigir que se solucione uno de los más
Tlajomulco (94.4), Zapopan (89.9), Tamazula (77.2), Guadalajara
(75.4) y Tlaquepaque (60.2); b) tres municipios reprobaron en
transparencia: Zapotlanejo (47.1), Tonalá (26) y El Salto (4.6).
15
El balance del periodo 2010-2012 elaborado por Cimtra para
ocho municipios evaluados, indica que: 1) cuatro obtuvieron califi­
caciones aprobatorias al inicio de sus administraciones (Tamazu­
la, Zapopan, Tlajomulco y Zapotlanejo); 2) sólo dos (Tlajomulco y
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
67
graves problemas de contaminación que se tienen en el esta­
do y en el país. La población del lugar ha visto severamente
dañada su calidad de vida tanto por las descargas urbanas
de parte de la zmg, sin tratamiento, como por los desechos que
arrojan al río las empresas asentadas en el parque industrial
El Verde, y por un relleno sanitario utilizado por los munici­
pios metropolitanos. A las viejas promesas gubernamentales
se han sumado nuevos planes y proyectos, como es la construc­
ción de una macroplanta de tratamiento de aguas negras al
suroriente de la ciudad (publicitada como “la más grande de
América Latina”). Dicha planta inició operaciones a inicios
de 2012 sin que hasta el momento se observe una mejora sig­
nificativa en la situación.
• Temacapulín
De 2009 a la fecha ha adquirido fuerza un movimiento que
se opone a la construcción de una presa en el municipio de
Cañadas de Obregón (100 kilómetros al norte de la zgm) y
que amenaza con inundar los poblados de Temacapulín, Aca­
sico y Palmarejo (el fin de la obra en cuestión es fundamental­
mente dotar de agua a la ciudad de León, en Guanajuato).16
A la lucha de los pobladores se han sumado organizaciones
Za­popan) tuvieron crecimientos constantes de transparencia; 3)
tres presentaron altibajos (Guadalajara, Tlaquepaque y Tamazula),
y 4) El Salto, Tonalá y Zapotlanejo constituyen casos emblemáticos
ya que tuvieron decrecimiento permanente en transparencia.
16
En la prensa de León, Guanajuato, se puede leer: “[…] indicó
que uno de los sectores que más agua utiliza y en el que se debe
trabajar fuertemente, es el agrícola, pues 84 por ciento del recur­so
es para esta actividad. Sin embargo la eficiencia que se tiene es me­
nor a 50 por ciento porque de un metro cúbico que sale de una
presa, sólo medio metro cúbico llega a las parcelas, ya sea porque en
el camino se filtra al subsuelo o se evapora […] En la parte urbana,
es­pecíficamente en las ciudades de Guanajuato, el ingeniero Cas­
tañeda explicó que de igual modo existe un aprovechamiento sólo de
50 a 60 por ciento del recurso, debido a que los sistemas de conduc­
ción del líquido tienen más de 50 años de antigüedad, lo que gene­
ra constantes desperdicios”. Óscar Arenas (2010).
68
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
co­mo el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario
(Imdec), la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales y
otras redes internacionales contra las represas y los mega­
proyectos. El 30 de marzo de 2011 los pobladores se mani­
fes­taron en las inmediaciones de la obra para exigir que se
cumplan los resolutivos judiciales que le dan la razón a los
ha­bitantes impidiendo el avance de las obras. Ante dicha
ac­ción, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y varias de­
penden­cias estatales emitieron —y mantienen vigentes— va­
rias denuncias penales. El 24 de agosto de 2012, la Comisión
Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (cedhj) pidió al di­
rector de la Comisión Estatal del Agua (cea), César Coll Cara­
bias, ofrecer una disculpa pública a un defensor de derechos
humanos que encabeza la lucha de los pobladores de Tema­
capulín luego de que dicho funcionario calificara al activista
como “alborotador”. El diálogo gobierno-organizaciones no
ha dado frutos. La obra continúa a pesar de las resoluciones
y se ha incrementado la presión sobre los pobladores, espe­
cialmente desde los medios de comunicación. Ante la res­
puesta negativa dada por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación a la controversia promovida por los pobladores, éstos
optaron por hacer una denuncia ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos.
Privatización-despojos17
En Jalisco el despojo es una tendencia que se consolida e in­
volucra tierras, ríos, playas, bosques, parques, áreas protegi­
das, bienes comunes, barrios, colonias. Una expresión son los
negocios turísticos de lujo en la región costera (82% de las pla­
yas han sido privatizadas en la última década) y en el lago de
Chapala. Cientos o tal vez miles de personas han sido aco­sa­das,
denunciadas, detenidas, encarceladas, enjuiciadas, senten­cia­
das, perseguidas, golpeadas, desterradas, desapare­cidas o
asesinadas por defender su patrimonio y entorno vital. Una
17
Síntesis elaborada a partir de Peralta (2012).
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
69
panorámica de lo que sucede en diversas zonas del estado se
muestra enseguida:
1. Costa sur/municipio De la Huerta. Los despojos se han
da­do en los poblados de Chamela, Tenacatita y Careyitos, don­
de de 36 playas, 33 ya se han privatizado. Como resultado de
las acciones de resistencia, han muerto o desaparecido pes­
cadores o ejidatarios. Dos casos recientes son los de los pesca­
dores de Cruz de Loreto: José de Jesús Romero Quintero,
Jorge Ruiz López y Rafael Espinosa Díaz, desaparecidos el
24 de marzo de 2011. En el caso de Tenacatita, el 4 de agos­
to de 2010 la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de
Jalisco realizó el desalojó con violencia de los pobladores
de la zona de playa y cerró, de manera ilegal, el libre acceso
a la misma, con lo que se afectó severamente el sustento de
cientos de familias que vivían del turismo regional. La acción
policial buscó hacer cumplir el fallo dado por un juez en fa­
vor de la empresa rodena (vinculada, según notas en la pren­
sa, con altos funcionarios del poder ejecutivo estatal)18 que
reclama la propiedad sobre algunos predios en posesión de los
pobladores desde hace décadas. Vale mencionar que los ribe­
reños también tienen títulos de propiedad (por cierto expedi­
dos por Vicente Fox). Después de diversas movilizaciones y
gestiones, los pobladores lograron que se reabriera el acceso
a la playa, que los desalojados pudieran acceder a sus predios
y recuperar algunas de sus pertenencias. Una nueva resolución
judicial otorgó un fallo en favor del municipio De la Huerta,
pero éste no ha podido tomar posesión de las playas en liti­
gio. Actualmente el acceso a la playa está restringido a ciertas
horas del día y para ello es necesario presentar una identifica­
ción oficial y registrarse.
El 17 de agosto de 2010, el periodista de El Occidental, Chávez
Ogazón, señaló: “Las playas de Jalisco están a la venta al mejor
postor, pero son ex gobernadores y ex presidentes de la República
quienes se reparten la costa del estado, pisoteando la ley y vulneran­
do los derechos de campesinos y ejidatarios (que en los casos de)
Tenacatita, Chamela, El Negrito y Chalacatepec ya tienen posee­do­­res
y a los verdaderos propietarios no se les está haciendo justicia”.
18
70
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
2. Zona Metropolitana de Guadalajara y su entorno. El área
suburbana de la ciudad es otro de los espacios en los que ope­
ran diversos grupos inmobiliarios, mismos que ejercen presión
sobre las comunidades indígenas y ejidos para que vendan sus
tierras, y así poder construir grandes fraccionamientos.
3. El bosque del Nixticul. Se trata de un área natural prote­
gida de la zona norponiente de la ciudad; ahí un grupo inmo­
biliario busca desarrollar el proyecto Mirasierra, mismo que, de
realizarse, afectará severamente dicho espacio (de hecho, son
sospechosamente frecuentes los incendios “ac­cidentales” que se
registran en la zona). La acción de los grupos ambientales,
en especial la organización ciudadana Salvabosque, ha sido
fun­damental para que el proyecto no avance.
4. Santa Cruz de las Flores. Poblado al surponiente de la
ciu­dad, donde sus habitantes resisten a los proyectos guber­
na­mentales. Ya en otros tiempos la población se opuso, con
éxito, a la perforación de pozos en su zona para llevar agua
a la zmg, así como a la instalación de un basurero. Ahora las
acciones se enfocan a impedir o modificar el proyecto del
macrolibramiento carretero del sur de la zmg, ya que, co­mo ha sido diseñado, acarreará perjuicios y devastación am­
biental.
5. Otros esfuerzos ciudadanos significativos en la línea
de la defensa de parques y las áreas naturales existentes en
la ciudad y su periferia las impulsan organizaciones como la
Aso­ciación Vecinal en Defensa de Los Colomos, Amigos de
la Ba­rranca, entre otros.
6. Norte de Jalisco. La comunidad indígena wixárika (ubi­
ca­da tanto en Jalisco, como en el nordeste de Nayarit, parte
de Zacatecas y sur de Durango) mantiene una lucha ya de mu­
chos años frente a los grupos de ganaderos y agricultores
que buscan apropiarse de la riqueza natural de sus territorios.
En particular, desde 2004 y hasta la fecha, mantiene ac­ciones de
resistencia ante la construcción de una carretera a cargo del
gobierno estatal —sin ningún permiso oficial, ni estudios, ni
consulta a la comunidad— que afecta los terrenos comuna­
les, la flora y fauna locales y ha provocado la destruc­ción de
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
71
algunos sitios sagrados. La movilización amplia de las comu­
nidades wixaritari ha sido clave para lograr que en septiem­
bre de 2012 un juez emitiera una orden de suspensión de la
obra y de restitución de los daños causados.
A la lucha anterior se suma otra iniciada en mayo de 2011,
ahora contra un proyecto minero a cielo abierto que amena­
za la existencia de Wirikuta —uno de los principales lugares
sagrados— que se localiza en Real de Catorce, San Luis Poto­
sí. La demanda del pueblo wixárika es que el gobierno federal
cancele de manera inmediata las 22 concesiones mine­ras19
otorgadas a la empresa transnacional canadiense First Ma­
jestic Silver y que no se otorguen nuevos permisos de explo­
ta­ción o exploración en la región en cuestión. Los wixaritari
realizaron acciones también en la onu y en la sede de la em­pre­
sa en Canadá. El movimiento ha tenido una gran resonan­cia
pública y hasta ahora se logró el respaldo del Congreso local.
A fines de 2012 el gobierno federal anunció la solución al pro­
blema, hecho que fue denunciando por las comunidades in­
dígenas como un engaño.
7. Sierra de Manantlán. Desde hace décadas la comunidad
indígena nahua de Ayotitlán se ha visto afectada por las empre­
sas mineras que operan en su territorio, ante ello mantie­nen
una lucha por preservar lo que aún queda de su patrimonio.
El caso más reciente de la violencia que sufre la comunidad
fue la desaparición de Celedonio Prudencio Monroy, el 23 de
octubre de 2012, en Ayotitlán.
8. Lago de Chapala/comunidad indígena coca, Mezcala.
Una lucha cercana a los casos anteriores tiene lugar desde
hace algunos años en la población de Mezcala, ubicada en
la orilla norte del Lago de Chapala. La comunidad mantiene
acciones de defensa de su territorio ante invasiones de tierras
por un empresario, y la eventual transformación de la Isla
del Presidio en sitio turístico, proyecto que no fue consultado
con los pobladores.
El 22% de todo el territorio estatal esta concesionado para ex­
plotaciones mineras desde el año 2000.
19
72
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
En no pocos de los casos mencionados, el fenómeno más
reciente es la incorporación del narcotráfico y la delincuencia
organizada, ya sea como “inversionistas directos” (lavado de
dinero) o como una fuerza paramilitar que le proporciona
“servicios” a los grupos de poder económico y político.
Violencia social y de género
1. Queremos seguir Vivas. Durante el año 2011 y a lo largo de
2012, un conjunto de organizaciones que trabajan en torno a
los derechos de las mujeres, encabezada por el Comité de Amé­
rica Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la
Mujer-Jalisco (Cladem Jalisco) realizaron una serie de activi­
dades enmarcadas en la campaña Queremos seguir Vivas para
denunciar el creciente número de feminicidios que se presen­
tan en el estado y demandar la declaración de “alerta de vio­
lencia de género” en el estado. La campaña logró colo­car el
tema en la opinión pública, pero no ha conseguido que se de­
crete la alerta. Los titulares de la Secretaría General de Go­
bierno y la Procuraduría General de Justicia del Estado han
desdeñado la denuncia y señalan que la situación imperante
“no es tan grave” como para tomar dicha determinación. La
campaña ha confrontado a las organizaciones ciudadanas con
las autoridades antes señaladas, con los titulares del Instituto
Jalisciense de las Mujeres y de la Comisión Estatal de Dere­
chos Humanos de Jalisco. En 2012, Cladem también impulsó
una campaña en favor de los derechos reproductivos de las
mujeres, tema que es muy sensible para la jerarquía católica
local. Al respecto, vale señalar que en marzo de 2009 la enton­
ces diputada Cecilia Carreón (pan) logró que se reformara el
artículo 228 del Código Penal de Jalisco con lo que se impide
que las mujeres interrumpan su embarazo.
2. Marchas ciudadanas contra la violencia social. Durante
2011 y a partir de los “narcobloqueos” que se han dado en la
ciudad (el primero fue en febrero de 2011), se han realizado
al menos tres marchas ciudadanas en repudio a la violencia.
Dos de dichas acciones estuvieron vinculadas con el movimien­
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
73
to nacional Paz con Justicia y Dignidad. Un rasgo caracterís­
tico es que la convocatoria provino de jóvenes universitarios
(de instituciones públicas y privadas) y fueron —a reserva
de corroborarlo— las primeras que se realizaron a partir de
las redes sociales en la zmg. La respuesta ciudadana dada a la
invitación fue relevante y sentó un precedente importante
en la ciudad.
3. Juegos Panamericanos-Movimiento versus el proyecto
de “limpieza social”. En mayo de 2011, en la víspera del ini­
cio de los Juegos Panamericanos en el estado (celebrados en
octubre 2011), la prensa dio cuenta de la declaración del se­
cretario de Seguridad Ciudadana del municipio de Guadala­
jara, Servando Sepúlveda Enríquez, en cuanto a desarrollar
un programa cuyos fines eran “retirar a los indigentes, limpia­
parabrisas, prostitutas y muestras excesivas de amor homo­
sexual del primer cuadro de la ciudad durante la celebración
de los Juegos Panamericanos [y] generar políticas públicas de
reintegración social de los grupos vulnerables” (Blanco, 2011).
Lo anterior dio lugar a que diversas organizaciones ciudada­nas
denunciaran el programa en cuestión. La presión ejercida
llevó a que el presidente municipal de Guadalajara tuviera
que aclarar la información y replantear el programa. Aun así,
las trabajadoras sexuales de áreas cercanas al centro de la ciu­
dad recibieron “préstamos” del ayuntamiento para que éstas
“emprendieran” algún micronegocio a cambio de no hacerse
presentes en la vía pública durante el desarrollo de los juegos.
Diversidad sexual-movimientos lbgttt
1. En junio de 2012 se realizó la XVI Marcha por el Orgullo
Gay en la zmg. Según las notas de prensa, a ella asistieron unas
20 mil personas (como en 2011) lo que parece marcar un
hito en la ciudad. La nota distintiva en 2012 fue que la mar­
cha, al realizarse en la parte más álgida de los procesos electo­
rales federal y estatal, se “partidizó” pues hubo expresiones de
descontento de los grupos respecto de los candidatos a ocu­
par el gobierno del estado ya que, desde su perspectiva, aqué­
74
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
llos no plantearon una agenda para la comunidad lgbttt. No
obstante, al menos uno de los colectivos (Voto Incluyente) lla­
mó a apoyar al pri, mientras que otros grupos se expre­saron
contra el pri y otros más en favor de los candidatos de izquier­
da (El Informador, 23 de junio de 2012). No obstante y si bien
las marchas son cada vez más concurridas y crece el número
de organizaciones, no es claro que avance un proceso de con­
fluencia entre éstas. Lo sucedido en 2012 respecto de los
partidos es el reflejo de las profundas diferencias existentes en­
tre las organizaciones y de las posturas prevalecientes respec­to
a incidir o no en los asuntos públicos y la forma de ha­cerlo.
Iniciativas ciudadanas de corte conservador
Este apartado no puede estar completo si no se hace referen­
cia a algunas de las acciones desarrolladas por las organizacio­
nes conservadoras, cuya influencia creció significativamente
dado el apoyo que les fue brindado por los gobiernos panistas
(estatal y municipales) y de sus diputados. Hay algunos indi­
cios de que en 2012 dichas organizaciones no pasan por su
mejor momento20 ya que poco pudieron hacer para evitar la
estrepitosa caída del pan y de su candidato al gobierno del es­
tado en las elecciones estatales de 2012. Para ubicar de me­jor
manera las expresiones que se relatan enseguida, es necesa­
rio señalar que el movimiento conservador en Jalisco tiene
profundas raíces (Regalado, 1995:32; 2000:269-290; Romero,
Por ejemplo, la muy particular forma de conducirse del carde­nal
Sandoval Íñiguez (recién relevado en su cargo) y el desgaste de la
Iglesia católica (por los casos de pederastia, sus posturas ante los de­
rechos sexuales y reproductivos), ha llevado a activar las señales
de alerta ante la disminución de feligreses y la proliferación de otras
Iglesias diferentes a la católica (Gil Olmos, Proceso, 24 de marzo de
2012). Al respecto, algunos datos sobre la disminución antes referi­
da lo muestran las Encuestas Estatales de Valores de los años 1997
y 2009. Otros factores son la mala gestión, los casos de corrupción, y
las pifias cometidas por el gobernador Emilio González (pan); la dis­
minución de la influencia del grupo ultraconservador Tecos y la fuer­
te crisis interna en el pan, entre otros.
20
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
75
2001:76) y que su fuerza radica en que aglutina a organizacio­
nes ciudadanas, a la jerarquía católica, a empresarios locales, a
la Universidad Autónoma de Guadalajara y los sectores do­mi­
nantes del pan. Los casos de las organizaciones Vida y Valores,
Por la Vida, la Esperanza y la Renovación en México y Mexi­
canos por la Vida de Todos (vinculada a la arquidiócesis de
Guadalajara y que abarca 210 asociaciones educativas, civiles
y religiosas) (López, 2011a) son ilustrativos y permiten ubicar
bien los entretelones de la relación de las administraciones pa­
nistas con dichos grupos.
1. Vida y Valores, A.C. De acuerdo con López (2011b), la
organización que nos ocupa recibió en 2008 medio millón
de pesos como financiamiento de parte del gobierno del es­
tado de Jalisco a través de la Secretaría de Desarrollo Huma­no
y vía el Programa Estrategia Vive, para organizar el III Con­
greso Internacional de Derecho Natural (realizado por cierto
en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Además, y con­
forme al sitio Jalisco Ahora, dicha asociación “ha sido una de
las más beneficiadas con recursos del programa Estrategia
Vive” al igual que la organización Instituto Femina­tural ya que
destinan hasta medio millón de pesos para cursos de pla­ni­fi­ca­
ción familiar (Casas, 2010).
2. Mexicanos por la Vida de Todos, A.C. En mayo de 2011
organizó una marcha antigay como parte de la campaña
para recolectar firmas para buscar revertir las resoluciones
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ante la legaliza­
ción del aborto y el derecho al acceso al seguro social de las
parejas del mismo sexo. Su dirigente, Norma Edith Martínez
Guzmán, es miembro del Consejo Ciudadano de la Comisión
Estatal de Derechos Humanos Jalisco (cedhj), misma que ha
sido denunciada por varios de sus consejeros ya que ha impe­
dido que en el cedhj se discutan temas como la aprobación
de la Ley Antiaborto en Jalisco, en marzo de 2009, o que se in­
vestigue el financiamiento estatal de cursos “para curar la ho­
mosexualidad” en noviembre de 2010 (López, 2011b).
3. En 2011, la coalición formada por Mexicanos por la
Vida de Todos, A.C., Vida y Valores, A.C., y Por la Vida, la Es­
76
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
peranza y la Renovación en México. A.C., promovieron una
iniciativa popular para “blindar” a la familia, misma que re­
cibió el apoyo del Instituto Estatal Electoral del Jalisco (ieej)
(hecho que contrasta con el tipo de respuesta dada por dicha
institución a otros proyectos ciudadanos) pero que fue des­
echada por el Congreso local el 8 de agosto del mismo año21
por contravenir la resolución de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación.
En síntesis, lo abordado en este apartado lleva a concluir
que en Jalisco, los medios y espacios, al menos en lo que se
refiere al marco legal y los espacios para la participación
ciudadana institucionalizada, no son los más idóneos para
dar cauce al creciente involucramiento de la población en los
asuntos públicos y menos garantizar que ello se traduzca en
políticas públicas acordes con las necesidades sociales, lo que
de un modo u otro repercute negativamente en la participación
ciudadana en el estado de Jalisco. En conjunto, lo relatado en
los casos anteriores muestra la inexistencia, en las adminis­
traciones panistas, de una relación institucional y de víncu­los
eficientes de interlocución gobierno-ciudadanos que den cau­
ce a las demandas sociales. Da cuenta, también, de la ausen­
cia de políticas públicas que apoyen la acción de los ciu­dadanos
organizados (aunque parece haber una excepción tratándo­
se de las organizaciones de corte conservador). Son cada vez
más frecuentes los casos de represión y criminalización de los
movimientos sociales (algunos hechos emblemáticos son el
encarcelamiento y tortura de algunos participantes en la mar­
cha de la Cumbre Iberoamericana, 28 de mayo de 2004, y los
secuestros, asesinatos, agresiones físicas y hostigamiento su­
cedidos en los casos de Temacapulín, la costa de Jalisco, El
Salto, entre otros).
Vistas en conjunto, las diversas organizaciones, sus redes
y los movimientos que se expresan hoy en el espacio público
local muestran una lenta pero creciente participación de las
La votación fue: 18 diputados (pri, prd y pvem) en contra; en
favor, 16 legisladores del pan. Hubo dos abstenciones.
21
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
77
y los ciudadanos en los asuntos públicos, especialmente del
sector de jóvenes de clase media, con perfil universitario. Con
todo, es significativo que no se tenga un avance importante
en la construcción de una agenda ciudadana común, que ar­
ticule las principales agendas sectoriales, temáticas y territo­
riales en curso, y que ello se constituya en un elemento que
facilite el avanzar en un proyecto alternativo. El desconoci­
miento y desconfianzas mutuas, las dificultades personales y
de grupo, las contradicciones políticas y tensiones existentes
entre las fuerzas sociales y algunos de sus liderazgos limitan
una articulación amplia, así como los puntos de encuentro.
Es necesario atender todos estos elementos a fin de confor­
mar fren­tes y coaliciones ciudadanas cada vez más amplias
y fuertes.
La coyuntura electoral
Los procesos electorales son coyunturas aprovechadas por
las organizaciones ciudadanas para expresar sus valoraciones
sobre la gestión gubernamental, plantear sus propuestas y, en
algunos casos, expresar sus simpatías por alguna propuesta
en la medida que éstas presentan ciertas afinidades con los
proyectos ciudadanos. En el caso de Jalisco, las elecciones tan­
to federal como estatal del 2012 dieron lugar a importantes
reacomodos en la escena política local. Algunas de las princi­
pales tendencias observadas en este campo, y que son relevan­
tes para identificar los retos y oportunidades de los proyectos
ciudadanos, se presentan enseguida.
1. La caída del pan. Como ya se mencionó, el pan dio al
traste con las expectativas de una sociedad que anhelaba un
cambio y dejó el “plato servido” para que otros actores polí­
ticos llegaran a Casa Jalisco. Dicho partido postuló como
candidato al que fue secretario de Gobierno en la actual ad­
ministración, Fernando Guzmán Pérez Peláez, personaje
ligado con la ultraderecha, poco carismático y con poco que
ofrecer a los electores. El principal operador político de Guz­
mán fue Martín Hernández Balderas, desde la Secretaría de
78
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
Desarrollo Humano; contó con el apoyo abierto de la Iglesia
católica local, y de los grupos conservadores (quienes fueron
favorecidos con fondos públicos, auspicios a foros, espacios
en consejos, etc.). La elección de Guzmán se dio en medio de
una fuerte pugna interna dentro del pan, misma que dejó
fuera de los cargos directivos del partido a los grupos liga­­
dos con los ex gobernadores y el gobernador actual. En di­
chas cir­cunstancias, la apuesta del ex secretario de Gobierno
fue apo­yarse en grupos empresariales, eclesiales, organiza­
ciones con­servadoras e incluso de algunos líderes regionales
y municipales del prd.22 Al no repuntar su campaña, Guzmán
acu­só abiertamente al gobernador González Márquez y a
otros pa­nis­tas, de darle la espalda y apoyar por debajo del
agua al candidato de la izquierda. El desenlace de la elección
fue de­sastrosa para el pan, ya que pierde el poder ejecutivo,
la mayoría en el Congreso, y los municipios más importantes
del estado, especialmente en la zmg. Su carta “fuerte” para
conservar el municipio de Guadalajara fue impulsar la can­
didatura del ex gobernador Alberto Cárdenas, lo que tampo­
co funcionó.
2. El regreso del pri. A inicios del proceso electoral, y dado
el sinnúmero de pifias cometidas por los gobiernos panistas, el
pri se perfilaba como la fuerza con más probabilidades para
relevar al pan en el gobierno estatal y en los principales mu­
nicipios. De hecho, un elemento importante era que en la
elección del 2009 el pri tuvo un avance bastante significativo
en muchos de los municipios del estado y en la zmg. Este par­
tido también acorde con la lógica seguida en el plano federal,
22
“El secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez
Peláez, identificado con la ultraderecha, convocó ayer a cinco al­
caldes que abandonaron el Partido de la Revolución Democrática
(prd) en apoyo al alcalde de Tlajomulco, Enrique Alfaro Ramírez,
a fin de que se sumen a su proyecto como aspirante a la gubernatu­
ra”. Uno de los alcaldes expresó que “desde hace dos meses trabaja
con el secretario de Desarrollo Humano, Martín Hernández Bal­
deras para fortalecer el grupo de apoyo y el proyecto de Fernando
Guzmán” (García, 2011).
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
79
postuló como candidato al ejecutivo estatal a un político jo­
ven, sin mucha trayectoria política: Jorge Aristóteles Sandoval
Díaz, ex alcalde de Guadalajara. En torno a Sandoval cerra­
ron filas los diversos grupos existentes en dicho partido. A su
más puro estilo, y en la tónica de la elección nacional, el pri
en Jalisco fue acusado por otras fuerzas políticas de realizar
diversas maniobras para la compra y coacción del voto, así
como de gastar enormes cantidades en la campaña. Las de­
nuncias fueron desechadas por las autoridades electorales y
Sandoval fue declarado triunfador. Además de ganar la guber­
natura, el pri se consolidó en los distritos y municipios en
los que ya tenía fuerza; gana también la zmg, con excepción del
municipio de Tlajomulco. Con todo, ganar la elección no le
fue fácil al pri, sobre todo en la zmg, dada la emergencia de
una nueva fuerza política en el estado: Alianza Ciudadana.
3. La fuerza emergente: Alianza Ciudadana. Se trata de una
coalición de centro-izquierda, integrada por la organización
política local del mismo nombre (cuyo registro está en proce­so
ante el órgano electoral estatal) y por los partidos de Traba­
jo (pt) y Movimiento Ciudadano (mc). Bajo las siglas de este
último instituto contendió Enrique Alfaro. La coalición se
vio favorecida al tomar fuerza la campaña de López Obrador
(con la que mantuvo cierta “alianza táctica”, lo mismo que
ahora con Morena). Otro elemento que operó en su favor fue
el surgimiento del movimiento #Yosoy132.
Conforme avanzó el proceso electoral, Alianza Ciudadana
adquirió fuerza y se convirtió en un competidor real para el
pri. Miles de ciudadanos se volcaron para apoyar una opción
diferente al pan y al pri, algunos con más o menos claridad
sobre el proyecto propuesto, pero sobre todo hartos del pan
y/o buscando que no regresara el pri. En pocos meses Alianza
desplazó al pan en la escena electoral. Dado esto último y por
el significado que tiene para la geopolítica estatal es que vale la
pena citar in extenso el texto de (Martín, 2012) ya que da bue­
na cuenta del papel que jugó Alianza Ciudadana en la elec­
ción, de ciertos momentos clave antes y durante el proceso
electoral, y en particular del perfil de Alfaro, de quien señala:
80
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
[Es] un político formado en el pri (su padre fue rector de la
Universidad de Guadalajara de 1983 a 1989), con buenas co­
nexiones empresariales (su madre es copropietaria de un
importante laboratorio farmacéutico) y que en el 2005
rompió con el priísmo para postularse como candidato a
diputado local por el Partido de la Revolución Democrá­
tica (prd). Desde el Congreso local construyó una platafor­
ma para buscar la alcaldía de Tlajomulco, el municipio más
pobre y recién ingresado a la zona metropolitana de Gua­
dalajara gracias a la libertad dejada a los empresarios inmo­
biliarios.
Enrique Alfaro ganó la alcaldía de Tlajomulco en julio de
2009 por su empuje, una campaña más fresca y con alian­
zas bajo la mesa que tejió con grupos priístas y panistas.
Desde la alcaldía de Tlajomulco construyó una imagen de
gobernante eficaz y decidido a enfrentar a intereses empre­
sariales (constructores, Grupo Aeroportuario del Pacífico)
y políticos: Enrique Alfaro debe una parte de su posiciona­
miento público a los enfrentamientos que ha tenido con el
grupo que controla la Universidad de Guadalajara y en
especial con el jefe de este grupo, Raúl Padilla López. Ese
enfrentamiento lo llevó a deslindarse del prd hace un año.
Sin embargo, Alfaro se convirtió de hecho en el principal
aspirante a la gubernatura de la izquierda electoral, lo que
obligó a la dirigencia estatal del prd (en manos del grupo
udeg de Raúl Padilla) a cederle la candidatura. Además
in­tervinieron tanto el dirigente nacional del prd, Jesús Zam­
brano, como el coordinador del dia, Manuel Camacho.
Tras semanas de tensiones, se firmó en marzo la coalición
entre el prd, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano
para postular a Enrique Alfaro. Dicha coalición aumentó las
expectativas de la izquierda electoral frente al candidato
del pri, Aristóteles Sandoval, quien puntea las encuestas,
y el abanderado del pan, Fernando Guzmán. Sin embargo, a
quince días de arrancar la elección, Enrique Alfaro rompió
con el prd argumentando que dicha dirigencia le pondría
obstáculos a su campaña y que lo querían controlar. Fue una
jugada arriesgada, puesto que la decisión provocó confu­
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
81
sión en un electorado que apoyará a los tres partidos de la
coalición en la elección presidencial, pero que sin embar­
go tendrá dos candidatos a la gubernatura: Enrique Alfaro
por Movimiento Ciudadano y Fernando Garza (un expanis­
ta) por el prd.
[…] Su campaña va en ascenso, y su mensaje de ser un
candidato ajeno a las estructuras partidistas ha permeado
entre ciertos sectores de votantes, incluso entre votantes que
antes han apoyado al pan. No sólo eso. Hay versiones con­
sistentes de que incluso recibe apoyos de influyentes pa­
nistas, como Herbert Taylor Arthur, panista cercano al
gobernador Emilio González Márquez. Incluso se sostiene
que el propio mandatario estatal habría dejado a su suer­
te a Fernando Guzmán para apostar por Enrique Alfaro,
conformando de facto una alianza opositora frente a la fuer­
te candidatura priísta. [Un reto es] despejar la gran confu­
sión que todavía existe sobre el partido que lo respalda. No
pocos votantes creen que está registrado por el prd. Además
los candidatos que lo acompañan en la búsqueda de alcal­
días o diputaciones no tienen, ni de lejos, el porcentaje de
intención de voto que tiene el ex alcalde de Tlajomulco.
Como sea, la novedad de la campaña en Jalisco es la irrup­
ción de este candidato, forjado en la clase política priísta,
y que ahora se promueve como el aspirante sin sujeción a
las estructuras partidistas. De facto ha roto el bipartidismo
panista-priísta que ha dominado las elecciones en Jalisco
desde 1988.
El desenlace de la elección no favoreció a Alfaro, y en me­
dio de múltiples irregularidades por la compra y coacción del
voto, el pri se alzó con la gubernatura gracias al voto en las
zonas rurales. En varios de los distritos de la zmg la votación
recibida por Movimiento Ciudadano fue importante y por, pri­
mera vez en la historia de Jalisco, y de la izquierda local, un
distrito lo gana un partido diferente al pri y al pan.
4. prd: en la sobrevivencia. Se dijo antes que el prd en Ja­
lisco es controlado por Raúl Padilla López, cabeza del Grupo
Universidad de Guadalajara. En la elección de 2012 y ante
82
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Alianza Ciuda­
dana, postuló a su propio candidato, un ex panista, con lo que
jugó al esquirol frente a aquélla. Valga el anterior comentario
para se­ñalar que en Jalisco el prd está en un proceso de de­
bilitamiento y escisión profunda del que difícilmente saldrá
dado el avance de la Alianza Ciudadana y el Movimiento de
Renovación Nacional (Morena). Aun así, y probablemente a
partir del impulso recibido desde la campaña de López Obra­
dor, y la confusión existente entre los electores respecto de
si dicho partido apoyaba a la Alianza Ciudadana, su votación
no tuvo la caída que se auguraba.
Los saldos de la elección:
el nuevo mapa político y las tendencias
La elección de 2012 muestra que la sociedad jalisciense le co­
bró caro al pan la forma como se condujo a lo largo de tres
administraciones, mismas que dieron al traste con las expec­
tativas de una sociedad que anhelaba una mayor democrati­
zación y mejor calidad de vida. En 18 años de panismo po­co
cambió la relación gobernantes-gobernados respecto de la
ejercida por el pri y, en cambio, se fortaleció la alianza del pan
con grupos conservadores. Así, el pan, por su forma de gober­
nar (mojigata, alejada de las necesidades sociales, y dispen­
diosa) generó un importante hartazgo social. La falta de una
opción diferente al pri le abrió las puertas a éste para hacerse
de la gubernatura.
No obstante lo anterior, y si se atienden los datos del Ins­
tituto Estatal y de Participación Ciudadana del Estado de
Ja­lisco para la elección de 2012, la situación no es nada sen­
cilla como lo deja ver el análisis de Pedro Mellado, periodista
del periódico Mural: en el caso de la elección para go­ber­
nador, el pri obtuvo 38.63% de los votos (2.77% menos que
en 2006); el pan captó 19.85% de los votos (en 2006 logró
45.19% y en 1995, 52.74%); el Movimiento Ciudadano —en
su primer ejercicio electoral— alcanzó 34.27% de los votos
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
83
(sólo para efectos de comparación toca referir que el prd en
2006 sumó un total de 7.83% de los sufragios). Estos datos
confirman que el pri no incrementa su fuerza y ganó con po­
ca diferencia; que el pan tiene una caída estrepitosa y que el
Movimiento Ciudadano se perfila como una fuerza capaz de
disputar el poder estatal. En cuanto al Congreso local, los
saldos de la elección son: de un total de 39 diputados, el pri
cuenta con 17; el pan con 14, el Movimiento Ciudadano con
cinco; el prd con dos y el Partido Verde con uno, con lo que
el pri necesita establecer acuerdos con otras fuerzas para im­
pulsar sus iniciativas.
Otra perspectiva de los saldos de la elección lo da el nú­
mero de ciudades jaliscienses que gobiernan los partidos. La
zmg (con excepción de Tlajomulco) es controlada por el pri,
así como Zapotlán el Grande. Los municipios de Puerto Va­
llarta (la segunda ciudad del estado), Autlán de Navarro y
Tlajomulco, los ganó el Movimiento Ciudadano. El pan se que­
dó sólo con una ciudad media en los Altos de Jalisco.
A partir de los datos anteriores, y conforme a un análisis de
Rocha (La Jornada Jalisco, 1 de octubre de 2012), los rea­co­
modos que se dieron en el estado podrían dibujar algunas ten­
dencias: el regreso del pri, después de 18 años de gobiernos
panistas, afectará las alianzas y conflictos en el plano es­tatal
y se “adelantarán” los tiempos políticos de la elección interme­
dia de 2015; un grupo político autodefinido como de izquier­
da se constituye en la segunda fuerza electoral y asume una
postura opositora al pri; el pan se encuentra muy débil y di­vi­
dido. En este escenario, el gobierno del estado y los ayun­ta­
mientos priístas buscarán generar sinergias que les permitan
mantenerse en el poder, ampliar su ámbito de influencia en el
territorio en que se ubican y posicionarse frente a la elección
presidencial, estatal y municipal. En este sentido buscarán man­
tenerse unidos y aplazar hasta el último momento sus conflic­
tos frente al proceso electoral de 2015. Para el autor citado, el
Movimiento Ciudadano buscará fortalecer su presencia en los
municipios que controlan y convertirse en la oposición real
en los ayuntamientos metropolitanos priístas, así como ganar
84
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
el municipio de Guadalajara en 2015. Con ello estarían pre­
parando un nuevo intento de ganar la gubernatura y conver­
tirse en la primera o segunda fuerza en el Congreso local. En
el caso del pan, su estrategia consistirá en convertirse en el
partido “bisagra” frente a las iniciativas del pri o de Movi­
miento Ciudadano, e intentar reconstruir su partido. Frente
a los reacomodos descritos, la pregunta es si éstos habrán
de cambiar en alguna medida la relación clase política-orga­
nizaciones ciudadanas y facilitarán el avance de las iniciati­
vas de estas últimas. La moneda está en el aire.
Conclusiones
El presente ensayo buscó aportar una visión panorámica de
las principales tendencias que se expresan en el estado, y dar
cuenta de las iniciativas y luchas impulsadas por las organi­
zaciones y movimientos ciudadanos. A manera de conclusión
respecto del ejercicio realizado, se podría referir lo siguiente:
1. En cuanto a los elementos del contexto, es claro que en
el estado se expresan procesos que si bien apuntan al creci­
miento económico, no tienden a generar una mejor distribu­
ción de la riqueza ni mucho menos generar un desarrollo
sustentable, lo que influye —junto con otros factores, como
los patrones de urbanización en la zmg— en la creciente
violencia social y deterioro ambiental. Ante ello es necesario
replantear el modelo de desarrollo seguido, elemento que
está en muchas de las iniciativas ciudadanas referidas.
2. Los datos aportados en relación con la cultura política
local muestran una sociedad que está en proceso de cambio,
pero a la que le es difícil organizarse para intervenir en los
asun­tos públicos. En ello influyen, de manera importante,
los altos niveles de desconfianza existentes. Aquí salta a la
vis­ta la necesidad de impulsar diversos proyectos que promue­
van tanto la educación como la organización ciudadana.
3. La revisión del marco legal sobre la participación ciuda­
dana y los mecanismos que de él se derivan, así como un par de
casos que muestran el funcionamiento de espacios en los que
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA
85
se busca dar cauce a la participación de la población, mues­
tran claras limitaciones, como lo evidencian las múltiples
ex­presiones ciudadanas que no encuentran respuestas a sus
demandas en los canales existentes. Ello lleva a plantear que
es necesario hacer una revisión y actualización de fondo del
marco legal vigente.
4. En lo que respecta a las iniciativas ciudadanas, es claro
que en el estado de Jalisco se vive un momento de efervescen­
cia social importante en el que a las luchas añejas, se suman
nuevas iniciativas, impulsadas principalmente por jóvenes.
En este último caso, las ligas con procesos internacionales, el
uso de las redes sociales y una gran creatividad en sus pro­
yectos son los rasgos distintivos.
5. Con todo y que hay procesos incipientes de confluencia
entre las organizaciones, lo que salta a la vista es la ausencia de
una agenda amplia que articule de manera creciente a las
diversas iniciativas, que facilite una mayor coordinación de
esfuerzos y que permita transformar los términos de inter­
locución gobernantes-gobernados y un mayor control social
del Estado.
6. En lo que se refiere a la coyuntura política, es claro que
para el pan se cierra una etapa importante y que no le será
fácil remontar la situación de desgaste en la que se encuen­
tra. El regreso del pri implica que dicho partido hizo un tra­
bajo importante de recomposición de sus redes y puso en
juego diversos mecanismos que lo llevaron a ganar la guberna­
tura. Tiene claro que su ventaja es mínima respecto a su más
cercano competidor, por lo que para permanecer en el poder
habrá de buscar mantenerse unido y dar resultados positivos
en la gestión pública. En el caso de Movimiento Ciudadano,
tiene que consolidar lo ganado que no es poco: romper con
el bipartidismo en el estado. Su reto es establecer vínculos y
alianzas con las organizaciones ciudadanas y abrir caminos
para las demandas de éstas. De seguir por esta línea, en un fu­
turo podría ser una opción para aquellos sectores que están
desencantados con el pan y que no desean que el pri perma­
nezca otros 70 años en el poder.
86
FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ
Finalmente, señalar que el conjunto de datos expuestos en
el texto dejan ver un sinnúmero de retos para las organizacio­
nes, así como diversas oportunidades para hacer avanzar sus
propuestas. Entender la coyuntura, fortalecer alianzas e im­
pulsar proyectos conjuntos, puede derivar en un avance más
consistente de las iniciativas ciudadanas.
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El Área Metropolitana de Monterrey.
Precariedad laboral, violencia
y formas de organización social
María Teresa Villarreal Martínez
Lylia Isabel Palacios Hernández
Eleocadio Martínez Silva
El contexto regional
Al igual que el resto de las metrópolis del país, la de Monte­
rrey ha pasado por importantes y particulares transforma­
ciones económicas, sociales y culturales que es relevante
conocer para comprender factores estructurales a los que han
estado expuestas las últimas generaciones de regiomontanos.
Los cambios experimentados por la región en lo político,
económico y social contribuyen a explicar la particular diná­
mica de la participación ciudadana.
Economía y demografía
Entre las décadas de 1950 y 1970 la ciudad experimentó im­
portantes transformaciones que maduraron su identidad
urbana e industrial. Tal identidad se soportó en las mejores
condiciones de su base productiva para participar en el pro­
ce­so de industrialización por sustitución de importaciones
y en un intenso crecimiento demográfico. Hacia fines de la dé­
cada de 1970 la ciudad era reconocida como un importante
polo de desarrollo manufacturero, llegando a aportar 10% del
pib nacional, su población ya rebasaba el millón de habitan­
tes. Esta transformación fue acompañada por un proceso de
metropolización y una alta inmigración rural. En lo social se
presentó una expansión de la cobertura educativa básica y
universitaria, un importante aumento en infraestructura hos­
pitalaria, de servicios, etcétera.
[93]
94
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
En los inicios de la década de 1990, Monterrey experimen­
ta un cambio histórico a través de un desarrollo económico
sobre bases diferentes a las del periodo anterior. En un con­
texto de apertura comercial y de redefinición del papel del
Estado en la economía, el desarrollo industrial regiomontano
es orientado hacia la integración a los mercados internaciona­
les, reduciendo su vínculo con el mercado interno. Para esta
nueva forma de integración la empresa local incrementó y di­
versificó las exportaciones y se establecieron alianzas con so­
cios extranjeros.
La estructura ocupacional se transformó significativamente
en la medida que bajó el dinamismo del empleo manufactu­
rero pasando de 405 771 empleados en 1990 a 556 088 en el año
2000, y el del sector terciario (comercio y servicios) se in­cre­men­
tó significativamente al pasar de 509 469 ocupados a 818 203
en el mismo periodo. Demográficamente la ciudad pasó de
1 099 000 en 1980 a 3.4 millones de habitantes en el año 2000.
En tanto, se consolidó el proceso de metropolización con la
integración espacial de nueve municipios, donde se concentra
86% de la población de Nuevo León: Monterrey, Guadalu­pe,
San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García, Santa Ca­
tarina, General Escobedo, Apodaca, Juárez y García.
El destacado desarrollo económico que experimentó la
ciudad ha tenido sus contradicciones en lo social. Un claro
ejemplo es el de la educación: desde décadas atrás es clara la
tendencia hacia el incremento en las tasas de movilidad edu­
cativa, aumentando la proporción de personas que logran un
nivel educativo superior al de sus padres, lo que ratifica la
ampliación de la oferta educativa tanto pública como privada
en la ciudad. Esta tendencia se sostiene en los años recientes en
que se eleva de 21.9% de jóvenes con educación media supe­
rior y superior en 2005, a 26.3% en 2009 (Mancha, 2011). Sin
embargo, persiste una gran inequidad en el acceso a los nive­
les de educativos superiores y una desigualdad en las condi­
ciones para el logro educativo entre personas de diferentes
clases sociales, lo que incide en la disminución de jóvenes que
estudian; menciona Mancha que para 2009 el total de jóvenes
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
95
nuevoleoneses estudiando representó 35.1% del total de la
población entre 16 y 24 años de edad, cifra que ya fue menor
a la media nacional que para ese año fue de 37.5 por ciento.
El Área Metropolitana de Monterrey (amm), al igual que
to­das las regiones urbanas del norte del país, se caracteriza por
ser una zona generadora de empleos, es decir, el ritmo de ge­
neración de empleo entre 1990 y 2007 creció el doble de lo que
lo hizo el crecimiento de la población. Sin embargo, como do­
cumentan Héctor Rodríguez y Manuel Kinto (2010), el empleo
ha sido acompañado de un incremento en la precariedad la­
boral, lo cual se observa en una tendencia a la desprotección
de los trabajadores en el sistema de salud, una disminución de
las cargas laborales y el predominio de los bajos salarios.
Esta precariedad laboral en mucho se explica por el creci­
miento vertiginoso del sector informal de la economía. Según
datos disponibles en las encuestas nacionales, el empleo infor­
mal representa 30% de la población económicamente activa.
En materia de pobreza, según el informe del Coneval 2011,
Nuevo León es el estado donde creció a mayor velocidad la
pobreza laboral del país. Lo que significa que la capacidad del
ingreso laboral de los regiomontanos y su impacto en el ac­ce­so
a la canasta básica es de los más deteriorados.
Focalizando la situación de los jóvenes en el empleo, tene­mos
que éstos representan 20.6% del total de la pea. Sin em­bargo,
en términos de población desocupada en el estado, 42.6%
del total de desocupados son jóvenes, es de­cir, la tasa de de­
sempleo para los jóvenes de 16 a 24 años en Nuevo León, en
2009, fue de 15.3%, más del doble que la tasa de desocupa­
ción ge­neral del estado que fue de 7.4% en el mis­mo año
(Mancha, 2011). Se observa que sus opciones son escasas y
restringidas en los sectores productivos con alta se­guridad
y salarios, es decir, sus trayectorias transcurren en la infor­ma­
­lidad y los sectores comerciales y de servicios, donde desem­pe­
ñan tareas de baja calificación, con poca seguridad, sa­larios
bajos y sin ninguna prestación o garantía de permanen­cia:
43% no tienen acceso a servicios de salud, 35% no tienen pres­
taciones y sólo 27.7% ganan más de tres salarios mínimos.
96
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
Finalmente, otros indicadores en materia social ubican a la
ciudad en una mala posición con respecto a otras zonas urba­
nas. Por ejemplo, en cuanto a los ancianos, 27% de esta po­
blación vive en pobreza extrema, 44% habita en la zona rural
y 56% en la zona metropolitana. La vulnerabilidad de estos
dos sectores: jóvenes y ancianos, es parte de un escenario ca­da
vez más lejano de la tradicional representación que conservó
la ciudad durante décadas.
Política y sociedad
En Nuevo León existe, desde la década de 1990, un marcado
bipartidismo pri-pan que es evidente en la conformación del
Congreso local y en las alcaldías de los municipios del amm.1
En el nivel estatal sólo el sexenio 1997-2003 lo ocupó un go­
bernador del pan. Sin embargo, este aparente equilibrio no
ha sido un factor para que estas dos fuerzas políticas impul­
sen la aprobación de legislaciones en favor de la participa­
ción de los ciudadanos, del respeto a los derechos humanos y
de la autonomía en la fiscalización de los recursos públicos.
En el ámbito municipal, en los últimos seis procesos elec­
torales locales (1997, 2000, 2003, 2006, 2009 y 2012) sólo en
cinco de los nueve municipios metropolitanos se registró al­
guna alternancia: Monterrey, Guadalupe, Santa Catarina, Gar­
cía y Juárez —aunque al momento de redactar este texto, el
Tribunal Estatal Electoral aún no resolvía en definitiva la
elección en Juárez donde el pan obtuvo la mayoría de votos
pero fue impugnada por el pri. Sólo en el municipio de García
ha habido gobiernos encabezados por el prd. Del resto de los
municipios metropolitanos, San Nicolás y San Pedro han si­do
gobernados ininterrumpidamente por el pan desde finales de
los años ochenta; en tanto que Apodaca y General Escobedo
siempre han sido gobernados por el pri. En el plano estatal
el mapa municipal que se configura es el de una zona rural pre­
dominantemente priísta y un área metropolitana bipartidis­
En esta zona se concentra 86% de la población y 49.3% de los
electores de la entidad.
1
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
97
ta. Este panorama se reiteró en el reciente proceso federal del
1 de julio de 2012, en Nuevo León el pan obtuvo poco más de
7% más votos que el pri en la elección presidencial, para las
senadurías de mayoría la diferencia entre pri y pan fue me­
nor a 1% en favor del pri, y de las 12 diputaciones federales
de mayoría, ocho las ganó el pan y cuatro el pri. En la elección
presidencial, la coalición de izquierda obtuvo en Nuevo León
21.97% de los votos, según cómputos distritales, mientras
que en 2006 había obtenido poco más de 15 por ciento.
En el proceso electoral de 2012 la participación electoral
registró un nuevo repunte al alcanzar 60%, luego de haber
decrecido paulatinamente en los últimos 15 años, pues de
63% de los electores que acudió a las urnas en 1997, la par­
ticipación había descendido hasta 54% en 2009. Visto socio­
económicamente destaca San Pedro, el municipio más rico
del país, con el mayor porcentaje de participación en las úl­
timas seis elecciones (entre 60 y 70%), y los municipios de Apo­
daca, Juárez y Escobedo, donde se concentran altos niveles de
pobreza, se disputan los porcentajes más bajos de afluencia a
las urnas en el amm, con promedios en ocasiones menores
a 50 por ciento.
En cuanto al interés por los asuntos públicos y la partici­
pación organizada, durante la década anterior las distintas
ediciones de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y
Prác­ticas Democráticas (Secretaría de Gobernación, 2001,
2003, 2005 y 2008) informaban que en Nuevo León predomi­
naba la percepción de un incremento del autoritarismo, así
como la insatisfacción con la democracia. Aun así, el interés
de los nuevoleoneses en la política y los asuntos públicos (39%
afirma­ba estar muy interesado) estaba por encima de la media
na­­cio­nal de 34%, indicada por la última Encup de 2008; e in­
­cluso por encima de la media latinoamericana de 30% para
2009 (Latinobarómetro, 2010). Aunque este interés no se tradu­
­cía en una participación organizada. De acuerdo con la Encup
2008, en Nuevo León se registraba una participación en orga­
nizaciones sociales y ciudadanas de dos o tres puntos por­
cen­tuales menor que el promedio nacional. En cambio, los
98
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
mu­nicipios conurbados seguían un patrón similar al nacional
en cuanto a la mayor la participación en organizaciones que no
tienen una relación directa con la política —agrupaciones
religiosas— y menor en aquéllas donde sí se abordan asun­
tos públicos —organizaciones de ciudadanos. Sin embargo,
como veremos más adelante, la creciente inseguridad y el
proceso electoral de julio de 2012 han interpelado a algunos
grupos de la sociedad de Nuevo León para involucrarse en
los asuntos públicos produciendo una mayor y más visible par­
ticipación ciudadana en el espacio público.
En los últimos diez años, los gobiernos estatales y algunos
municipales han elaborado y promocionado un discurso oficial
que insiste en la participación ciudadana, que se acompa­
ña con la oferta de espacios formales de participación orgánica
y honorífica en las estructuras administrativas, integrados
por ciudadanos designados por el gobernador o el presidente
municipal en turno. No obstante, los consejos existentes no
destacan por una integración representativa ni un funciona­
miento autónomo que les permita emprender ejercicios de
exigencia de transparencia y rendición de cuentas. Además,
el discurso gubernamental se acompaña de la negativa de las
diferentes legislaturas locales de aprobar una Ley de Partici­
pación Ciudadana, a pesar de la insistencia de organizacio­
nes civiles en este tema desde hace más de diez años.
La formación de organizaciones civiles en Nuevo León
tiene lugar desde finales de la década de 1980, al alimón con la
desaparición de importantes grupos sindicales y populares.
No hay cifras exactas sobre cuántos grupos civiles hay en la
entidad. El Plan Estatal de Desarrollo 1997-2003 indicaba que
había al menos 600 organismos civiles dedicados principal­
mente a la asistencia social. En 2001 un estudio académico
reportaba la existencia de 827 organizaciones (Cadena Roa,
2004:88). En tanto que el directorio del Consejo de Desarrollo
Social enlista más de 500 organizaciones en 2006, que sólo in­
cluye las que han adoptado alguna figura legal como asocia­
ción civil o asociación de beneficencia privada, junto a ellas
aparecen también las dependencias municipales del dif. En
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
99
la tercera edición de ese directorio publicada en 2009, apa­
recen registrados 558 grupos que participan en 15 rubros de
actividad: adicciones, adultos mayores, alimentación, apoyo a
niños, adolescentes y jóvenes, asistencia social, mujeres, cen­
tros de atención y cuidado, derechos humanos, atención so­
cial, fundaciones, discapacidad, salud, voluntariado, servicio a
la comunidad, grupos de apoyo (Consejo de Desarrollo Social,
2009).
Los grupos civiles autónomos conformados en la década
de 1990 destacaron por las temáticas y demandas emergen­
tes con poco reconocimiento o aceptación en la cultura local:
equidad de género, diversidad sexual, derechos humanos,
lucha contra el sida, medio ambiente. En relación con las
demandas nacionales surgieron grupos locales de apoyo al
movimiento zapatista, como los comités de diálogo, el Fren­
te Zapatista de Liberación Nacional y más recientemente los
comités de La Otra Campaña. Y como reacción a la crisis eco­
nómica fue notable la movilización de El Barzón local. Al­
gunos de ellos subsisten.
Una de las temáticas organizativas que decayeron en la
primera década del siglo xxi son las movilizaciones enfoca­
das a la observación electoral, así como la presencia organi­
zada para influir en la conformación de los consejos de los
organismos electorales, o para presentar propuestas de refor­
ma electoral, etc. Posteriormente, la movilización poselecto­
ral de 2006 tuvo expresión local con la formación de comités
de resistencia civil pacífica. En 2009, algunos grupos locales se
sumaron a la campaña por el voto nulo que se extendió por
distintos estados del país.
Junto con la promoción a la institucionalización de la parti­
cipación en consejos ciudadanos, y la mengua del boom de
las ong, en estos últimos años aparece una nueva generación
de organizaciones que abordan temáticas nuevas y con prácti­cas
distintas a las que venían utilizando los grupos formados en
los años noventa, aprovechando el potencial que ahora les ofre­
cen las nuevas tecnologías de comunicación y las redes so­ciales
en la internet para difundir sus discursos y acciones a pesar de
100
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
la cerrazón mediática, y para facilitar la interrelación con
grupos y movimientos en otras partes del mundo de manera
prácticamente instantánea. Entre las temáticas emergentes
para la organización figuran el trabajo con los indígenas in­
migrantes, la movilidad sustentable, la economía solidaria
y, más recientemente, la inseguridad, la paz y la lucha por la
transparencia y justicia electorales.
Algunos de los nuevos grupos son encabezados por sec­
tores de clase media y media alta, promoviendo juicios ciu­
dadanos contra funcionarios públicos, la disminución de
impuestos y por la paz. En las recientes agrupaciones destaca
la composición juvenil, principalmente de jóvenes universita­
rios. Ambos sectores insisten más en la búsqueda de formas
eficaces de intervención en los asuntos colectivos, de monito­
rear la actuación de los gobernantes, exigir transparencia y
explicaciones públicas de las decisiones adoptadas.
Otros nuevos grupos son los que demandan la inclusión
de alternativas para una movilidad sustentable en las regla­
mentaciones municipales y en el Plan de Desarrollo Urbano
Metropolitano, el activismo en torno a megaproyectos urba­
nos que afectan espacios públicos y/o naturales, etc., y cons­
tituyen nuevas expresiones de la intervención ciudadana en
asuntos públicos.
Los familiares de las innumerables víctimas que ha dejado
la política gubernamental de lucha militarizada contra el
narcotráfico constituyen otro nuevo y creciente sector de
ciudadanos movilizados para demandar justicia y conocer
la verdad sobre la desaparición y/o muerte de sus familiares y
amigos. Junto a ellos también se han movilizados grupos
estudiantiles de las principales universidades locales, exigien­
do el respeto a los derechos humanos.
La irrupción de la violencia
Bajaron de las colonias marginadas, jóvenes en su mayoría,
incluso jóvenes madres con sus bebés en brazos y uno que
otro anciano. Tomaron y se adueñaron de las calles de Mon­
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
101
terrey, bloqueando el tráfico, sorprendiendo a los transeúntes
y a uno que otro asustado al verlos con el rostro cubierto con
playeras, pasamontañas o máscaras. Los “tapados”, les llama­
ron. Y Monterrey dejó de ser lo que creyó ser.
La aparatosa irrupción en febrero de 2009 de los invisibi­
lizados por el mito emprendedor de la ciudad “industrial y
trabajadora”, los excluidos del “Estado de Progreso”, le dio un
vuelco a la imagen más difundida de la ciudad. Con rapidez
de saeta se dedujo que los “tapados” eran utilizados por el cri­
­men organizado para protestar contra el ejército que tam­
bién, poco a poco, comenzaba a adueñarse de las calles de la
ciudad.
La inseguridad y la violencia han transformado la fisono­
mía, los usos y costumbres y percepciones de un estado que
creció bajo la polarización: desde la demográfica ya mencio­
nada, hasta la de la distribución de la riqueza.
En Nuevo León, la acumulación de la precariedad laboral,
las notables brechas sectoriales en el disfrute de bienes mate­
riales y la microscópica participación social se convirtieron en
una fórmula que influyó en la transformación radical, en me­nos
de tres años, de la vida cotidiana de pueblos y metrópoli. Bajo
este contexto socioeconómico podemos aventurar que la de­
lincuencia organizada tuvo mejor “ojo sociológico” para ubicar
y atraer a esos jóvenes rechazados por la escuela y el merca­
do de trabajo, antes de que academia y políticos repararan en
ellos y pusieran de moda a los “ninis”.
Lo radical de algunas transformaciones recuerda la vieja
ley de la dialéctica de los cambios cuantitativos a cualitati­
vos. Un ejemplo lo dan las estadísticas de la delincuencia que
reflejan el grave deterioro social que campea en el amm: robos,
secuestros, asesinatos. Y como muestra tenemos que los ho­
micidios ligados a la delincuencia se incrementaron en cuatro
años 452%: de 263 en 2008 a 1 189 hasta julio de 2011 (Direc­
ción General de Averiguaciones Previas, de la Procuraduría
General de Justicia). Asimismo, desde años atrás el estado ha
venido destacando por el aumento de asesinatos de mujeres
a manos de algún familiar o conocido.
102
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
A los de Nuevo León, la historia nos tocó la puerta, es di­
fí­cil avistar un mejor futuro si no se revierte la profunda po­
larización, si no comenzamos a reconstruir una ciudadanía
menos subordinada al añoso control ideológico, social y po­
lítico. Control impulsado por una antigua elite empresarial
que hoy no puede y no quiere asumir un liderazgo social. Pe­
ro, las iniciativas de participación se van sumando, en baja
escala, con membresías escasas, como veremos, pero siguen
fluyendo.
Participación ciudadana, movilización social
y cambio estructural
Este apartado ha tomado como base las propuestas que di­
versas agrupaciones y algunos académicos hicieron en el
contexto de las elecciones de 2012. Todas ellas aspiraban a
transformar el país con rumbos distintos. En las líneas que si­
guen analizamos su pertinencia para el caso del amm, en par­
ticular, y para la sociedad de Nuevo León en general.
Las identidades de los grupos que plantean las propuestas
alternativas de nación tienen correspondencia con el tipo de
vínculo que podría establecerse con los grupos sociales que
se movilizan en el estado de Nuevo León. En el caso del Mo­
vimiento de Reconstrucción Nacional (Morena) su identidad
como movimiento social lo acerca programáticamente a la
mayoría de los grupos del estado. En el Movimiento Nacional
por la Soberanía Alimentaria y Energética el vínculo está muy
relacionado a la generalidad de la propuesta, en donde toda
fuerza progresista tiene cabida, sin embargo, se diluye en las
particularidades de los temas por los cuales se movilizan en el
estado, debido al perfil identitario de tipo sindical-laboral de
quienes constituyen el movimiento. En tanto, el carácter emi­
nentemente académico del Instituto para la Transición Demo­
crática también lo aleja de particularidades por las cuales se
movilizan los grupos de Nuevo León, debido a que esta ter­ce­­ra
propuesta no tiene un claro propósito de buscar consen­sos.
No obstante, con su análisis sobre las causas de la exclusión
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
103
social y política de amplias mayorías de la sociedad se acerca
al discurso de cambio de algunos grupos importantes que se
movilizan en el estado. Pasemos a ver más de cerca cómo las
luchas y causas por las que se moviliza la gente y las organiza­
ciones en Nuevo León se encuentran o no, con los cambios de
fondo que plantean las propuestas alternativas progresistas.
La propuesta del Movimiento de Reconstrucción Nacional
Morena es un proyecto de izquierda que persigue desoligar­
quizar la estructura de poder de un México caracterizado
por la injusticia y la corrupción. Dada su identidad como mo­
vimiento social busca establecer el diálogo con la gran diver­
sidad de grupos que se movilizan en el país, de ahí que en su
programa de 50 puntos logra tender puentes con un espectro
amplio de los grupos que actualmente se están movilizando
en el estado, específicamente en temas ambientales, de violen­
cia, de participación ciudadana y de justicia social. El pro­
grama de transformación de Morena se sustenta en una línea
argumentativa que repiensa las prácticas hegemónicas en
materia económicas, políticas, sociales y culturales.
Es decir, se observa un vínculo programático con el de los
gru­pos ambientalistas locales que buscan frenar la de­gra­
dación ambiental. El punto de encuentro no es simplemen­te
genérico sino puntual, ya que se plantea que ningún proyecto
económico, productivo, de infraestructura, inmobiliario, comer­
cial o turístico, se llevará a cabo afectando el medio am­biente.
Otro vínculo programático también muy claro con el que
enarbola una serie de grupos sociales, como el de la Asocia­
ción Civil Tierra y Libertad, o el Colectivo SomosUno Radio, es
la demanda por una democratización en los medios de comu­
nicación. Coinciden en la exigencia en el acceso a las radio­
difusoras y televisoras locales y regionales que permitan la
participación y el manejo de estos medios a pueblos indíge­
nas, comunidades campesinas, jóvenes, escuelas, universida­des
y centros de formación educativa y cultural. Además, en el
programa de Morena se hace eco a las exigencias de grupos
104
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
ju­veniles que demanda acceso universal a la internet como
parte del derecho constitucional a la información.
En el tema de violencia y narcotráfico el programa de Mo­
rena tiene puentes de acercamiento con algunos grupos que
exigen la salida de las fuerzas armadas en el combate al cri­men
organizado, así como en la visión del problema del nar­co­
tráfico de manera más integral, poniendo el acento en mejorar
las oportunidades económicas y culturales de la sociedad.
Contrariamente, este punto lo aleja de otros grupos que se
han movilizando con la exigencia de una mayor intervención
de las fuerzas armadas, como lo son las asociaciones civiles
vinculadas al panismo.
En lo que respecta a los grupos que se movilizan en torno
a nuevas formas de pensar las relaciones económicas, Mo­
rena en particular enfatiza propuestas para el fomento de
cooperativas de producción, de servicios y de consumo. Pro­
puestas muy cercanas a la idea de una economía social, soli­
daria y ecológica, que enarbola un sector de jóvenes que se
movilizan en el estado.
En el debate de algunos grupos sobre el uso de los transgé­
nicos, Morena se acerca a ellos señalando la importancia de
impulsar prácticas agropecuarias que aumenten la produc­
tividad sin dañar a la naturaleza. Señalando claramente su opo­
sición a la introducción y el uso de semillas transgénicas.
Finalmente, en el estado han proliferado protestas contra
la privatización de la educación pública y los exámenes de ad­
misión a la universidad pública. La demanda se liga con la
propuesta de Morena de acabar con el pretexto de rechazar
a los jóvenes porque no pasan el examen de admisión aumen­
tando el presupuesto a las instituciones públicas.
Los planteamientos del Instituto de Estudios
para la Transición Democrática
Los académicos que integran el Instituto de Estudios para la
Transición Democrática (ietd) indican que el estancamiento
nacional no se debe al pluralismo político, sino a un sistema
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
105
político presidencialista y autoritario que pretende gobernar
excluyendo a los grupos que no le son afines, y a un modelo
eco­nómico que propicia una gran desigualdad, todo lo cual
ocasiona un gran pesimismo en el país. La propuesta del ietd
se fundamenta en un cambio en el sistema político hacia el
parlamentarismo, que obligue a las diferentes fuerzas políti­
cas a negociar y llegar a acuerdos para gobernar; un cambio en
el modelo económico que propicie la equidad social, partiendo
de una reforma fiscal que recabe más impuestos de sectores
con mayor riqueza, y un cambio en el sistema de seguridad
social para universalizarlo y dejar de vincularlo con la situa­
ción laboral del individuo. Estas medidas, consideran, permi­
tirán fortalecer el Estado y, por ende, a la sociedad civil, pues
afirman que un Estado fuerte favorece una sociedad fuerte.
En Nuevo León el malestar social y la desesperanza origi­
nados en buena medida en la desconfianza fundada en las ins­
tituciones estatales capturadas por intereses particulares y
hasta ilegítimos, termina de minar la fortaleza del estado al
que se percibe confundido y asimilado por el mal gobierno. Por
lo tanto, en Nuevo León la sociedad y las organizaciones ci­
vi­les están un tanto alejadas de interesarse en apoyar una pro­
puesta para construir un sistema parlamentario como pro­pone
el ietd, pues no hay confianza en que los legisladores actúen
en favor del interés público, más bien hay certeza de que no lo
hacen, toda vez que han constatado que su distinta proceden­
cia partidista no les impide intercambiar favores o aliarse pa­
ra favorecer a grupos económicos.
En este contexto, habría que destacar las movilizaciones
ciudadanas que tienden a denunciar la privatización de sec­
tores estratégicos de la economía y de la salud, ya sea me­
diante la denuncia pública de actos ilegales y/o contrarios al
interés público, y la exigencia de que los gobiernos y el con­
greso cumplan con sus funciones. En los últimos años ha ad­
quirido fuerza la demanda de introducir la figura de revocación
de mandato, propuesta ya hecha desde los años noventa por
organizaciones civiles pero sin encontrar entonces eco en la
sociedad y mucho menos en el Congreso. Los frecuentes casos
106
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
de corrupción en gobiernos tanto priístas como panistas, y la
problemática de inseguridad pública creciente que ha pues­
to en evidencia la ineficiencia de las autoridades en todos los
órdenes, estatales y municipales, han dado sustento a la exi­
gencia de revocación de mandato que se escucha con insisten­
cia en manifestaciones públicas y en las redes sociales de la
internet. Algunos grupos la reclaman sin mayor trámite,
otros han optado por exigir formalizar la figura de revocación
de manera que no se maneje al vaivén de los intereses de gru­
pos de poder interesados en cambiar las cosas a su manera.
Otro asunto que moviliza a grupos civiles en Monterrey es
el reclamo al poder legislativo de ampliar las formas de par­
ticipación ciudadana con la finalidad de incidir en las decisio­
nes de gobierno y en una efectiva exigencia de cuentas a los
políticos y funcionarios. Lo anterior es recurrente en los de­
bates en torno a grandes obras urbanas que afectan el me­dio
ambiente y privatizan bienes públicos, en el ordenamiento
urbano de manera que permita la movilidad sustentable, en
la investigación y resolución de los múltiples casos de de­sa­
pariciones forzadas registrados en el marco de la guerra contra
el narcotráfico. En estos ámbitos, grupos organizados han echa­
do mano tanto de las pocas herramientas jurídicas disponibles
para detener o reorientar decisiones que afectan el interés pú­
blico y los derechos humanos, como de acciones no conven­
cionales en espacios públicos, con el fin de llamar la atención
de la sociedad hacia estos problemas y convocarlos a parti­
cipar. Sin embargo, el éxito ha sido escaso, pues se evidencia
la renuencia gubernamental y del Congreso local a prestar
atención a los ciudadanos. Este asunto de la participación
ciudadana y la exigencia pública de cuentas no están presen­
tes en la propuesta del ietd, que se concentra en puntualizar los
rasgos y beneficios del sistema parlamentario.
En el campo de la equidad social —que es la otra faceta de
la propuesta del ietd— pocas son las acciones que la sociedad
organizada en Nuevo León realiza para ir más allá de subsa­
nar en algo el impacto de las políticas económicas neolibera­les.
En los últimos años, algunos de los nuevos grupos organiza­
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
107
dos difunden como alternativa a la mercanti­lización, el true­
que de bienes y servicios, así como la difusión del consumo de
productos locales sin intermediarios. Aun­que son propuestas
frescas y novedosas, su extensión es aún muy reducida.
En el ámbito de la seguridad social universal sin vincula­
ción con el estatus laboral, no se ven propuestas ni acciones
en este sentido. Los grupos que abordan la problemática
laboral se encaminan a buscar formas para fortalecer el sin­
dicalismo democrático, pero no a sacar del ámbito del traba­
jo el ejercicio del derecho a la seguridad social.
La iniciativa del Movimiento Nacional
por la Soberanía Alimentaria y Energética
El documento firmado por el Movimiento Nacional por la
So­beranía Alimentaria y Energética, los Derechos de los Tra­
ba­jadores y las Libertades Democráticas es un llamado a la so­
ciedad mexicana para impulsar el cambio del modelo de
desarrollo actual en México. La identificación laboral-sindi­
cal de la mayoría de las organizaciones firmantes se refleja en
el énfasis que ponen en aspectos tan importantes como la
democratización del mundo laboral, la universalización de
la seguridad social y la soberanía alimentaria.
En su propuesta se argumenta la necesidad de impulsar
reformas que provoquen transformaciones en cinco ámbitos
prioritarios: 1) en el régimen político, 2) la política económi­ca,
3) la política social, 4) en el campo y 5) en la política exterior.
El documento tiene la virtud de tratar de visualizar de for­ma
integral la problemática del país, a fin de construir un “mo­
delo de desarrollo incluyente y equitativo”. Observa, asimis­
mo, la “dispersión de los esfuerzos transformadores”, como
uno de los obstáculos clave en el camino y, por ello, lanza la
convocatoria para construir un “polo social” que dé forma más
articulada e impulse el reto transformador.
Sin embargo, la misma amplitud del llamado genera una
serie de ausencias, de las cuales algunas constituyen deman­
das sectoriales que han madurado en el país como parte de la
108
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
actividad de grupos de la sociedad civil, por ejemplo: las re­
lacionadas con el enfoque de género, particularmente la situa­
ción de las mujeres; los derechos de las minorías sexuales, así
como las demandas de los pueblos indígenas; de las cuales
las dos primeras tienen ya una definida expresión organizada
en Nuevo León. Igualmente, el documento repara en menor
medida en demandas de reciente inclusión en el activismo ci­
vil urbano, tales como las de carácter ambiental, las relaciona­
das con los medios de comunicación, la renovada demanda del
derecho a la educación media superior y superior, entre otras.
Y, sin desconocer el tema de la inseguridad, se plantea que éste
debe abordarse a partir de sus causas estructurales, lo cual,
siendo correcto, es nodal subrayar que el tratamiento guber­
namental de la inseguridad-violencia está atravesado por la
corruptibilidad originaria del sistema político mexica­no. Todo
lo anterior, como ya se mencionó, se ha transforma­do en de­
mandas articuladoras de grupos civiles en este estado.
La importancia de este llamado para aglutinar los esfuer­
zos transformadores de la sociedad civil democrática también
lleva a reflexionar sobre la importancia de incluir otras de­
mandas que pueden sumar a otros grupos sociales y sectores
socioeconómicos. En este sentido, darle la cobertura necesa­ria
a la problemática de los jóvenes en derechos humanos, edu­
cación-recreación, empleo, etc. Ampliar la crítica de la polí­
ti­ca económica en lo referente a la vulnerabilidad de las micro,
pequeñas y medianas empresas (Mpymes) que constituyen en
el país cerca de 96% del total de empresas. De igual manera,
este tipo de llamados habrían de recuperar con más énfasis
nuestra identidad y solidaridad con el resto de América Lati­na,
tanto en política económica como de relaciones exteriores.
Obstáculos, puntos de encuentro y propuestas
de la sociedad civil organizada de Nuevo León
Las características socioeconómicas y político-culturales que
han delineado el perfil del amm tienen una fuerte correlación
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
109
con el nivel de participación social de los regiomontanos, el
cual históricamente ha sido bajo y esporádico. Lo anterior
arroja una limitada experiencia en participación colectiva y,
por tanto, una pobre memoria histórica que socialice apren­
dizajes para emprender y sostener articulaciones, para cons­
truir espacios y demandas compartidos. Ante la ausencia, por
derrota o subordinación, de las escasas organizaciones sindi­ca­
les, políticas y sociales que planteaban demandas generales o
sistémicas, los grupos sociales existentes nacen atomizados
tanto por su reducido tamaño como por lo específico de sus de­
mandas. Esta fragmentación de la realidad afecta las capaci­
dades para el diálogo y puntos de encuentro de los grupos, no
obstante los recurrentes esfuerzos que se hacen para lanzar
convocatorias incluyentes. Para conocer más de cerca esta
problemática realizamos una selección de grupos represen­
tativa de lo que consideramos son las principales tendencias
de la actividad organizada en el amm, entre las que destacan
la lucha por los derechos humanos, los problemas ambienta­
les, la equidad y diversidad de género y otras más tra­di­cio­
na­les, co­mo la organización popular y la lucha sindical. Sus
respuestas son las que guían el presente apartado.
Lograr una articulación amplia entre fuerzas sociales en
Nuevo León no es algo que se vislumbre en el futuro inme­
diato, siguen prevaleciendo las articulaciones parciales y
eventuales. Unas de las principales dificultades que señalan
los entrevistados es la inexistencia de una agenda común; lo
cual es percibido como resultado de la heterogeneidad de
enfoques para diagnosticar la realidad, establecer priorida­
des y métodos de acción. En voz de integrantes de diversas
organizaciones se plasma esta diversidad de enfoques:
• Diferencias en los intereses de clase, en las concepcio­
nes políticas, en los antecedentes de conocer o no la
vida de organización; la costumbre de utilizar métodos
autoritarios o democráticos; la resistencia al método de
crítica y autocrítica (H. Camero, Tierra y Libertad,
A.C.).
110
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
• Las dificultades con otras organizaciones han sido a
veces el gradualismo de otros contra la prisa nuestra.
Queremos empujar y caminar a más velocidad (T. Clou­
thier, Evolución Mexicana).
• El poder es el punto de encuentro pero también de quiebre.
Hay diferentes visiones de poder. Hay quienes traba­jan
para pedir cosas al gobierno para cambiar de partido, otros
estamos en contra de tal postura. Tenemos una visión
horizontal, de hacer trabajo en las colonias, organizarnos
para realizar los cambios (A. González, activista juvenil).
• No contamos con una agenda, siquiera mínima, de traba­
jo de la sociedad civil. Si bien esto ayuda a la permanen­
cia de la libertad y de la diversidad de cada organización
y de cada actor, también inhibe la formación de frentes
de trabajo eficaces que versen sobre pocos puntos no
controvertidos. Pese a coincidencias importantes en va­
rios temas, la diferente forma de abordarlos y el diferen­
te peso estratégico y prioritario que le es asignado por
cada actor dificultan un trabajo fuertemente horizontal
y democrático (C. Morales, Ciudadanos en Apoyo a los
Derechos Humanos, A.C.).
• En los hechos sí hay una agenda social en Nuevo León:
derechos humanos, diversidad sexual, ambiental, promo­
ción de la vida democrática, construcción de ciudada­
nía, derechos de las mujeres, etc., sin embargo el asunto
se complica cuando se trata de las posibilidades de vincu­
lación y articulación. En esta lógica de nuestra agenda
como “la agenda propia,” (que no ayuda a construir un
enfoque integral de los derechos) se reproduce el mo­
delo que desde el poder se propone; esto es, ir avanzando
en función de circunstancias más de coyuntura y mu­
chas veces de manera sólo reactiva, que dé propuestas
y acciones a largo plazo (J.L. García, Propuesta Cívica).
• Los grupos y organizaciones sociales tienen una inter­
pretación heterogénea de la realidad. Esto determina
que tengan una agenda propia cada una. Que algunas
pueden tener coincidencias en lo más general, pero en
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
111
la forma de abordar las situaciones concretas, en lo tác­
tico, es muy diverso (H. Barrios, Centro de Estudios y
Ta­ller Laboral, A.C.).
Otro obstáculo para las articulaciones amplias es el posi­
cio­namiento de los grupos civiles con respecto a los partidos
políticos, que puede ocasionar divisiones y enfrentamien­
­tos den­tro de las organizaciones y entre ellas. Mientras algunos
grupos se consideran apartidistas y se abstienen de criticar
o apoyar a los institutos políticos, otros que también se de­
nominan apartidistas sostienen un discurso crítico por igual
hacia todos los partidos y rechazan cualquier acercamiento.
También hay organizaciones que, manteniendo su autonomía
e identidad ciudadana, han trabajado con partidos políticos
en distintas coyunturas. En este último caso se encuentran
organizaciones como Tierra y Libertad y también grupos de la
comunidad lgtbb. En el primer caso, esta asociación que se
distingue por la verticalidad de sus posturas políticas e ideoló­
gicas, a lo largo de su existencia ha decidido realizar alianzas
coyunturales con las más diversas organizaciones políticas (pri,
pan, psum) y sociales (cristianas, independientes), dependien­
do de la demanda por la que se luchaba (regularización de la
tierra, contra el fraude electoral, servicios públicos, etc.), se
fortaleció con el concurso de tan disímbolas agrupaciones.
Más recientemente, algunos grupos organizados alrededor de
la diversidad sexual promovieron por primera vez candidatos
abiertamente gays y una mujer trans para competir por car­
gos de elección popular en los comicios locales de 2009, co­
mo una forma de “prestigiar y legitimar al movimiento de la
diversidad sexual […] eran de diferentes partidos políticos y
se hizo un acuerdo de no agresión y salir todos juntos como un
frente común” (M. Mota, Género, Ética y Salud Sexual, A.C.).
La brecha generacional también se considera origen de di­
ferencias en la visión de la realidad y en cómo incidir en ella.
Las organizaciones con más antigüedad en sus demandas y sus
integrantes resaltan la poca atención que las nuevas agru­
paciones ponen en la capacitación y la preocupación por la
112
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
planeación, la cual sigue desarrollándose básicamente con
los recursos tradicionales de los talleres y ciclos de conferen­
cias. En tanto que los nuevos colectivos que tal vez estén
menos preocupados por la planeación y capacitación para
transformar la realidad, recurren más a las acciones en espa­
cios públicos reales y virtuales orientadas a la denuncia y la
demanda de cambios generales, utilizando como herramien­
tas principales los recursos electrónicos y redes sociales vir­
tuales.
Los estilos de liderazgo son percibidos también como otra
fuente de diferencias que impide la articulación. Se habla de
intolerancia, de poco respeto a las formas plurales de partici­
par y las vías para hacerlo; unos grupos propician los lideraz­
gos fuertes como forma de organizarse y actuar, y otros pugnan
por liderazgos horizontales. Estas diferencias con respecto al
liderazgo no sólo ocurren al interior de las organizaciones
sino entre ellas, pues “en la práctica, una organización o un
par de ellas llevan el peso de un movimiento o de un proyecto
y las demás nos sumamos a esos esfuerzos […] con diferen­
tes intensidades de trabajo y de compromiso” (C. Morales,
Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C.).
Asimismo, entre las ong se levanta como elemento de ten­
sión la búsqueda de recursos financieros. La competencia por
recursos públicos o privados para sostener proyectos propicia
celos, falta de cooperación y alejamiento entre organizacio­nes.
Todo ello es percibido como una dinámica clientelar de traba­
jo apoyada en la entrega de informes positivos para asegu­rar
la continuidad del financiamiento, pero sin evaluar el cumpli­
miento de los objetivos que dieron origen a la organi­zación
y si se está contribuyendo a resolver los problemas públicos.
De este modo, el acceso a recursos públicos o priva­dos en lu­
gar de contribuir a fortalecer el trabajo de organizaciones
civiles puede constituir un impedimento para la articulación.
Finalmente, otro punto de tensión se ubica en los recursos
para la acción. Por un lado, están aquellos que optan prefe­
rentemente por canales institucionales, como es el caso de los
grupos que demandan cambios en la ley electoral. Por el otro,
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
113
se encuentran los que rechazan recurrir a acciones institucio­
nales privilegiando la protesta en las calles y plazas, entre los
que sobresalen los movimientos juveniles anarcopunks, los pro­
za­patistas, entre otros. Asimismo, algunos gru­pos han combi­
nado con gran éxito ambos recursos para la movilización, como
es el caso del movimiento ambientalista.
Pero también las organizaciones reconocen puntos de en­
cuentro entre ellas, su experiencia les dice que “lo que más
acerca a las organizaciones son acciones de denuncias y so­
lidaridad con luchas sociales concretas o tragedias sociales”
(H. Barrios, cetlac). Igualmente para los jóvenes algunas
convocatorias no requieren de mayor justificación: “En su
mayoría sabemos que es contra el sistema, aunque no lo di­
gan” (A. González, joven activista).
Un punto de encuentro autorreflexivo es la percepción del
papel que tienen como parte de la sociedad civil organizada,
es decir, como “observadores conscientes y críticos del actuar
público”. Así, aunque son limitadas las capacidades articula­
doras de los grupos, éstos se reconocen y saben de qué lado
están. Esta autopercepción adquiere sentido en una sociedad
como la regiomontana para tomar distancia de otras fuerzas
sociales, “especialmente partidistas y empresariales, que suelen
ver a la sociedad civil como una fuente de problemas y con­
sideran que el papel de la misma debe limitarse a procesos
asistencialistas” (C. Morales, Ciudadanos en Apoyo a los Dere­
chos Humanos, A.C.).
Asimismo, la escasez de recursos de la mayoría de los gru­
pos, convierte la convocatoria de instituciones prestigiadas
alrededor de demandas amplias, en un facilitador para la con­
fluencia de grupos que regularmente se encuentran disper­
sos, debido a la inexistencia de redes o trabajo coordinado.
Sin embargo, esta función social que en otras zonas del país es
de larga tradición en las universidades públicas y algunas pri­
vadas, también es esporádica y limitada en Monterrey. Even­
tualmente algunas universidades organizan foros y cursos
relacionados con la participación ciudadana y recaudación de
fon­dos para organizaciones no lucrativas; se realiza algún cur­
114
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
so de manera conjunta, pero esto no trasciende después en
algún tipo de alianza entre el sector académico y grupos ci­viles
para abordar problemáticas concretas.
Por su parte, agrupaciones de izquierda que cuentan con
experiencia en actividades integradoras, como Tierra y Liber­
tad, A.C., aportan algunas pistas que han servido para lograr
articulaciones en luchas y acciones diversas:
Proponerse objetivos comunes, claramente especificados;
utilizar métodos democráticos de discusión respecto a las
tácticas para alcanzar esos objetivos, a los mecanismos de
to­mas de decisión, a las formas de representación; respetar
las diferencias de opinión, cumplir con los acuerdos y com­
promisos; hacer periódicamente evaluaciones conjuntas de
las metas alcanzadas, realizando los ajustes necesarios res­
pecto a las metas propuestas, a las formas de organización
y a los métodos de trabajo.
Ahora bien, ¿qué tipo de demandas son las que hasta aho­
ra han mostrado las convocatorias más amplias? Entre los
asuntos que revelan una convocatoria más aglutinadora de
grupos organizados —en particular de los que se conforma­
ron hace más de diez años, aunque también algunos de creación
más reciente—, están los relacionados con las iniciativas pa­
ra reformas constitucionales que abonen a la participación
ciudadana y al reconocimiento de sus derechos. Este tipo de
propuestas, que regularmente no se ven como “muy políticas”
han logrado congregar tanto a organizaciones civiles cerca­
nas al sector privado como a las que han trabajado por la
democracia electoral desde hace más de 15 años. Reciente­
mente se han articulado bajo el nombre de Suma Ciudadana,2
y bajo ese nombre han firmado pronunciamientos públicos
2
Suma Ciudadana está conformada por Sueño Regio, A.C., Vérte­
bra, A.C., Foro Libre y Democrático, Ciudadanos Unidos ape, Propues­
ta Cívica, A.C., Capítulo Nuevo León, Deliberación, A.C., Fe­deración
de Colonias, Evolución Mexicana, nace, A.C., fnsi, Avance por los
Derechos de México, A.C., anei, Alianza Cívica Nuevo León, A.C.,
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
115
y efectuado acciones para presionar al Congreso local para
sacar adelante esta legislación, aunque hasta la fecha no han
tenido éxito, pues se enfrentan con la apatía de los diputados
que tienen como prioridad sus propias agendas de partido.
La agenda de los asuntos de género también convoca en
ocasiones alianzas puntuales, como la que realizan Arthemi­
sas por la Equidad, A.C., Comunicación e Información de la
Mujer, A.C., Pro Salud Sexual y Reproductiva, A.C. y el Colec­
tivo Plural de Mujeres, para elaborar el informe sombra de
la Convención para la Eliminación de la Discriminación con­
tra la Mujer.
El medio ambiente es un tema de más reciente posiciona­
miento en torno al cual se han articulado no sólo grupos
ecologistas sino también diversas organizaciones y viejos mi­
litantes, así como la simpatía de algunos sectores de la po­
blación. Esta vinculación ha ocurrido sobre todo en los casos
de riesgo de afectación a las escasas y deterioradas áreas na­
turales protegidas que circundan el amm, como expresión del
deficiente ordenamiento urbano con el que se conformó la
ciudad y como rechazo al predominio del interés de las elites
locales sobre el bien público.3 Esta organización en torno al
ambiente y la movilidad sustentable es un caso de la fuerte
relación entre la movilización en espacios virtuales y reales,
así como del rechazo a la organización jerárquica:
Alianza de Usuarios del Transporte y Servicios Públicos, Continge­
te Monterrey.
3
Los casos que han inducido el crecimiento de la protesta pro
ambiental y contra la privatización de bienes comunes y espacios
públicos, son el de la defensa de la reserva de la biósfera Parque
Nacional Cumbres de Monterrey, donde se pretendía crear el fraccio­
namiento privado Valle de Reyes; el Arco Vial Sureste que incluía
un túnel dentro del área natural protegida Sierra Cerro de la Silla,
y actualmente el estadio de futbol Monterrey, que el Grupo Femsa
construye con el visto bueno del gobierno estatal junto al bosque
La Pastora y el río La Silla, que son el único bosque urbano y el
úni­co río vivo que quedan dentro del Área Metropolitana de Mon­
terrey.
116
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
Realmente el Movimiento Ambientalista es un nombre de
facebook, fue un nombre que se ocurrió para convocar a
gente para que se manifestara por algo, había una línea de
temas, estaba Valle de Reyes, lo del túnel, y ya contemplába­
mos lo del estadio […] Ésa fue la idea, formar un grupo en
el facebook donde empezamos a coincidir y que resultó una
plataforma muy efectiva para convocar a reuniones, para
hacer eventos, para difundir cierta información (A. Tovalín,
activista ambiental).
En cuanto a la convocatoria hacia la ciudadanía en gene­
ral, sólo el problema de la inseguridad, violencia y consi­
guiente violación de derechos humanos, ha logrado convocar
a sectores sociales no organizados para participar en accio­
nes de protesta y de exigencia de paz, seguridad ciudadana
y fin de la militarización. Sin embargo, la continuidad de es­tas
experiencias está ligada a marchas o firma de pronunciamien­
tos, lo cual también expresa la resistencia al cambio de una
cultura de la desmovilización y protesta colectiva de la pobla­
ción metropolitana, pero no dejamos de ver que este tipo de
movilizaciones, y aun su fugacidad, pueden conformar los
ci­mientos para una cultura de participación en el mediano
plazo. En torno a este grave problema, los grupos con mayor
permanencia son los conformados por los familiares de las
víctimas de la violencia; algunos han emprendido ejercicios
de exigencia de cuentas a las autoridades estatales dando pun­
tual seguimiento a casos concretos de personas desparecidas, o
bien, realizan acciones que visibilicen el problema en el es­pa­
cio público, como los grupos que se han sumado al proyecto
nacional “Bordamos por la Paz”.
En cuanto al aporte y propuesta para el avance democrá­
tico, las contribuciones son diversas, evidenciando en prin­
cipio la variedad de orientaciones de la agrupaciones. Así,
algunas destacan sus aportes en la educación, capacitación
o asesoría en áreas específicas de la defensa de los derechos:
de las mujeres, laborales, sexuales y reproductivos, ciudada­
nos, electorales, etc. En el ámbito de la defensa de los derechos
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
117
humanos destaca la relevancia que actualmente adquieren
las agrupaciones que acompañan y dan atención a las víctimas
de la violencia delincuencial y oficial. Algunos grupos desta­
can su lugar en la generación y promoción de iniciativas le­
gislativas, así como en el impulso a los juicios ciudadanos
contra funcionarios públicos del estado. Asimismo, algunas
agrupaciones también aportan brindando sus espacios para
reuniones y organización de actividades.
Entre los colectivos de jóvenes la aportación no es tan
específica en todos. Algunos se ubican, se reconocen como
críticos del sistema y del gobierno realizando actividades
solidarias y de organización en colonias populares. Los colec­
tivos con mayor definición son los que han tomado como
causa específica el medio ambiente y la movilidad susten­ta­
ble, y es interesante observar que desde allí han ligado su ac­
tivismo a otros campos de intervención ciudadana, como la
promoción del trueque, la recuperación de espacios públi­cos
para la actividad cultural, la búsqueda de incidencia en las de­
cisiones gubernamentales sobre asuntos urbanos.
Hay otro aporte específico de parte de algunos grupos ju­
veniles ligado al uso intenso de las herramientas de la internet,
con lo que logran dar visibilidad a problemas que los medios
de comunicación tradicionales no cubren; difunden mediante
textos e imágenes en la red global acciones reivindicativas,
culturales y políticas que de otro modo sólo conocerían los par­
ticipantes directos; vinculan y contextualizan acciones loca­
les con movilizaciones similares en otras partes del país y del
mundo. Este contacto con otras experiencias a través de la
internet, obliga a renovar discursos, a crear nuevas formas
de manifestación en los espacios públicos virtuales y reales,
y en este campo caminan más lento las organizaciones sur­
gidas años atrás y que son menos flexibles y permeables a la
frescura expresiva de los nuevos colectivos juveniles. Un grupo
que surgió de las redes sociales, ligado a la problemática de
inseguridad y a la necesidad de recuperar la ciudad para la
gente es Contingente Monterrey: “Nosotros nacimos en twitter
[…] nacimos de la idea de Contingente México, hacemos ac­
118
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
ciones, salimos a la calle a demostrarle a la gente que no
tenga miedo, que podemos salir y recuperar nuestros espa­
cios” (página web de Contingente Monterrey).
El proceso electoral de 2012 convocó a nuevas expresiones
de movilización ciudadana: la oposición al llamado “chapu­
lineo” —que ocurre cuando un funcionario abandona un
cargo de elección popular para ir tras la candidatura a un nue­
­vo cargo también de elección—, y la exigencia de limpieza en
las elecciones federales. Respecto al “chapulineo”, ciudada­
nos de Nuevo León iniciaron un ejercicio inédito en el nivel
nacional al interponer juicios de amparo contra la deci­sión
de los cabildos (Guadalupe y Monterrey) de conceder licen­
cia a los respectivos munícipes para que se postularan como
candidatos a legisladores federales. En cuanto a la exigencia
de limpieza en las elecciones, en Nuevo León se conformó
también una expresión local del movimiento universitario
#YoSoy132 que, junto con asambleas estudiantiles de distin­
tas universidades locales y otros grupos de jóvenes, han rea­
lizado plantones frente a Televisa Monterrey y marchas
multitudinarias —cabe destacar que la realizada el domin­
go 22 de julio convocó a seis mil ciudadanos, un hecho rele­
vante en una ciudad donde las marchas no corporativas
suman decenas de personas y sólo las más exitosas congre­
gaban a algunos centenares.
De esta revisión realizada sobre las características de la
participación organizada en el amm, sobre sus obstáculos, pun­
tos de encuentro y aportaciones, hay que ratificar que su
perfil revela bien el pobre desarrollo de la sociedad civil re­
giomontana a lo largo de su historia, por lo que los esfuerzos
que aquí se realizan tienen el valor que la propia historia de
subordinación y cultura individualista le debe reconocer.
Estamos hablando de agrupaciones con membresías bastan­
te reducidas, en su mayoría con recursos materiales escasos
y atomizados por sus prácticas y demandas específicas. Esto
genera una participación dispersa con limitados canales de
diálogo e intercambio, por lo cual hablamos de articulacio­
nes parciales y eventuales que no van más allá de la firma con­
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
119
junta de algún documento o de la participación en una ac­
ción, sea de protesta o de propuesta, que la construcción de
puentes para una organización o comunicación más estable
y permanente en el tiempo, sigue siendo una tarea en ciernes.
Reflexión final
Los problemas y temas por los cuales se están movilizando
numerosos grupos en la ciudad de Monterrey son referentes
de la complejidad económica, social y cultural alcanzada por
esta metrópoli del noreste en los últimos 20 años. Con el
proceso de metropolización y complejización de la vida co­
tidiana se han posicionado temas ambientales y de movili­
dad, de derechos humanos e identitarios, que al parecer nos
acercan a lo que acontece en la mayoría de las metrópolis del
país. Junto con esta problemática se suman viejos proble­
mas de tipo social y económico, que también se van recru­
de­cien­do, por ejemplo, el acceso a la educación universitaria
es ya un pro­blema de primer orden, así como la creciente
po­breza laboral y el acceso a una vivienda digna. Sin embar­
go, este tipo de problemas no han sido objeto de atención
ciudadana, que­dando en el ámbito del discurso y acción de los
partidos y organizaciones de izquierda en el estado.
La centralidad de los temas ambientales y de derechos hu­
manos, este último estrechamente ligado a la explosión de­
lincuencial en la ciudad, está significando entre los grupos
que se movilizan nuevos aires de participación ciudadana en
la sociedad regiomontana. Entre otras razones podemos des­
tacar: porque se alimenta una todavía tímida cultura de la
protesta y la organización, la cual, salvo en momentos coyun­
turales —como el levantamiento zapatista de 1994—, había
estado adormecida desde hace un cuarto de siglo. Han visi­
bilizado grandes atropellos de los grupos económicos de la
ciudad que se han enriquecido escandalosamente con la me­
tropolización de la ciudad con base en una amplia red de
corrupción con funcionarios de los tres niveles de gobierno.
120
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
Asimismo, están evidenciando a través de la denuncia, el
atropello a los derechos humanos de los cuerpos de seguridad
y la inoperancia de las instituciones de impartición de justi­
cia. Todo lo anterior, sin ser excepcional, adquiere relevancia
para una población como la regiomontana que ha crecido
reproduciendo una cultura predominante más cercana a la
obediencia institucional y a la admiración paradigmática de
su elite empresarial, en una ciudad donde la protesta organi­
zada ha sido la excepción a lo largo de la historia.
Entre los nuevos actores que van surgiendo al calor de los
crecientes problemas urbanos hoy comienzan a agruparse
ciu­dadanos provenientes de sectores socioeconómicos tra­
di­cio­nal­mente desmovilizados, son los que la violencia está
lanzando a organizarse para buscar a sus desaparecidos y
secuestrados, van desarrollando sus capacidades para la auto­
organización, arropados por la solidaridad y acompaña­mien­
to de activistas y grupos sociales.
Otro factor relevante en la composición de las recientes
movilizaciones en el amm es el componente juvenil de los gru­
pos y de los asistentes a las protestas, lo cual no es extraño
en una sociedad de jóvenes, pero sí en una ciudad donde sus
jóvenes, particularmente los universitarios, dejaron de ser du­
rante décadas un sector participativo, expresivo, movilizador.
Todo esto despierta expectativas de nuevos liderazgos ciu­
dadanos. El activismo de estos grupos se ha enfrentado a la
ce­rrazón de las instituciones estatales y de los grupos privados,
lo que los ha llevado a una actitud de crítica paulatinamente
más marcada a la inoperancia institucional para dar salida
a las exigencias de la sociedad regiomontana, lo cual podría
suscitar convergencias cada vez más amplias con los grupos
que se movilizan en el estado, así como un acercamiento pau­
latinamente más notorio con propuestas nacionales de alter­
nativas democráticas.
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
121
Anexo 1
Temas centrales de los grupos civiles en el amm
Tema
movilizador
Trabajo
Asuntos específicos
Democracia sindical
Pensionados
Algunos grupos identificados
2010-2011
Centro de Estudios y Taller
Laboral, A.C. (cetlac)
Alianza Nacional de Adultos
Mayores, A.C.
Alianza Braceroproa
Asociación de Trabajadores
Pensionados
“Hermanos Flores Magón”,
A.C.
Democracia Candidaturas
y
ciudadanas
participación Plebiscito y
referéndum
Revocación
Organismos electorales
Ley de Participación
Ciudadana
Alianza Cívica Nuevo León
A.C.
Propuesta Cívica A.C.
Foro Libre y Democrático
A.C.
Evolución Mexicana A.C.
Mujeres
Derechos
de las mujeres
Violencia contra las
mujeres
Salud reproductiva
Femenicidios
Arthemisas por la Equidad
Colectivo Plural de Mujeres
ProSalud Sexual
y Reproductiva
Prosser, A.C.
Comunicación e Información
de la Mujer, A.C.
Alternativas Pacíficas, A.C
Mujeres de la Esperanza
Diversidad
sexual
Visibilidad y
reconocimiento
Participación
política-electoral
Legalización de
uniones y
reconocimiento de
derechos
Cultura de la legalidad
Género, Ética y Salud Sexual,
A.C.
acodemis, Acción Colectiva
por los Derechos de las
Minorías Sexuales, A.C.
less Monterrey Lesbianas
de Monterrey
Identidad Saludable, A.C.
Comunidad de Madres
Lesbianas
de Monterrey, comales
Fundación Diversitas, A.C.
122
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
Anexo 1 (continuación)
Tema
movilizador
Asuntos específicos
Algunos grupos identificados
2010-2011
Usuarios
de servicios
Servicios públicos
en general
Transporte público
Alianza de Usuarios
del Transporte
y Servicios Públicos
Derechos
humanos
Internos en penales
Ineficiencias del mp
Capacitación
Apoyo jurídico
de casos
Apoyo activistas
Desaparición forzada
Ciudadanos en Apoyo
a los Derechos
Humanos, A.C.
Renace, A.B.P.
Medio
ambiente
Contaminación
Devastación de áreas
naturales
Espacios públicos
Grandes proyectos
urbanos
(Valle de Reyes, Arco
Vial Sureste,
Estadio)
Planes du
Comité Ecológico Pro
Bienestar
Movimiento Ambientalista
Ciudadano
Colectivo Ciudadano
en Defensa de
La Pastora
Colectivo La Bola
Grupo Greenpeace Monterrey
Vigilantes de las Montañas
Generactivo, A.C.
Movilidad
sustentable
Promoción del uso
de la bicicleta
Reglamentos vialidad
Pueblo Bicicletero
Biciérnagas
Changos a la Calle
Paseo a Ciegas
Cocletas Mujeres en Bicicleta
Economía
solidaria
Trueque
Distribución
de productos locales
Irpasi Trueke
Animalismo
Contra maltrato
y venta
Veganismo
Legislación contra
circos, corridas
de toros, maltrato
Fundación Luca, A.C. (2004)
Pro Defensa Animal, A.C.
(prodan)
Centro de Recursos
para la Investigación
y el Aprendizaje sobre
Animales (criaa)
Indígenas
migrantes
Visibilidad y
reconocimiento
Ley Indígena Estatal
Enlace Potosino
Procuraduría de Justicia
Étnica A.C.
Zihuame Mochilla A.C.
EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
123
Anexo 1 (continuación)
Tema
movilizador
Asuntos específicos
Seguridad
pública
Semáforo del delito
Mapeo de delitos
Promoción de
denuncias
Vigilancia vecinal
Cultura y
Teatro popular
comunicación Medios de
alternativa
comunicación
alternativos
Altersistema
Crítica del status quo
Deliberación en
espacios públicos
Algunos grupos identificados
2010-2011
Vértebra Nuevo León
Iluminemos Nuevo León
Denuncia 2.0
SomosUno Radio
Radio Tierra y Libertad
Realidad Expuesta
Las Juglaresas, Teatro
Popular
Acampada Monterrey/
Reacciona Monterrey
Contingente Monterrey
Anexo 2
Ejes articuladores para la acción conjunta
entre los grupos organizados en el amm, 2010-2011
Ejes articuladores
Tipo de acciones públicas
Participación ciudadana
Propuesta legislativa
Violencia contra las
mujeres
Elaboración de informes,
publicaciones periódicas
Medio ambiente y ciudad
Monitoreo de autoridades
y legisladores
Recursos jurídicos: amparos,
revisiones
Denuncia pública (marchas, plantones,
performances)
Difusión en redes sociales
Movilidad sustentable
Promoción uso de bicicleta
Participación en reformas a
reglamentos de vialidad
Foros y congresos
Difusión en redes sociales
Inseguridad y
recuperación de espacios
públicos
Eventos artísticos y convivencias en
plazas
Marchas y plantones
Difusión en redes sociales
124
MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ
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EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY
125
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Sobre los autores
Felipe de Jesús Alatorre Rodríguez
Estudió la carrera de Agronomía en la Universidad de Guada­
la­jara y la maestría en Gestión y Política Pública, en el Insti­tu­
to Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso).
Cursó los diplomados de desarrollo rural, formación de direc­
tivos en organizaciones civiles, ciudadanía y diseño de am­
bientes educativos virtuales. Ha desarrollado investigaciones
en el campo de las organizaciones ciudadanas en el estado de
Jalisco. Tiene experiencia en formación, asesoría y acompa­
ñamiento a organizaciones ciudadanas en los campos de
fortalecimiento institucional, construcción de redes, acciones
de incidencia pública y participación ciudadana. Fue coordi­na­
dor de Formación Social del Centro de Investigación y For­
ma­ción Social del iteso. Actualmente trabaja en el Proyecto
de Formación de Actores Sociales y desarrolla labores de in­
ves­tigación, y de docencia. Ha publicado diversos textos sobre
participación ciudadana, organizaciones civiles, iniciativas
ciudadanas y capital social, entre ellos “La relación organi­
za­cio­­nes ciudadanas-Congreso de Jalisco. Promoción de una
ini­cia­tiva popular”, en Solís y Planter (coords.), Jalisco en el
mundo contemporáneo. Aportaciones para una enciclopedia de
la época, t. II, Universidad de Guadalajara/Coecytjal, 2010, y
coautor en “El capital social”, en Guadalupe Rodríguez (coord.),
La rea­li­dad social y las violencias. Zona Metropolitana de Gua­
dalajara, Conavim/Incide Social/ciesas/iteso, 2012.
[127]
128
LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ
Laura Becerra Pozos
Maestra en Planeación y Desarrollo por el Programa de las
Naciones Unidas y la Universidad Autónoma de Morelos, y
en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropo­
logía e Historia (enah). Es autora de múltiples artículos y
coautora de libros y ponencias sobre la sociedad civil, partici­
pación ciudadana, incidencia política y cooperación para el
desarrollo. Ha sido consultora-asesora de diversas organiza­
ciones civiles y redes en México y América Latina, especialmen­
te en países de Centroamérica en procesos de fortalecimiento
y perspectiva de género.
Actualmente es presidenta de Iniciativas para el Desarro­
llo de la Mujer Oaxaqueña (Idemo); directora ejecutiva de
deca, Equipo Pueblo; integrante del consejo directivo de la Red
Mexicana de Investigadores de la Sociedad Civil (Remisoc);
directora de la Región Centroamérica y México (camexca) de
Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción
del Desarrollo (alop); integrante del consejo técnico consul­
tivo de la Comisión de Fomento de la Ley Federal de Fomento
a las Actividades que realizan las osc; integrante de la junta
directiva del Mecanismo de Colaboración entre las osc y el
gobierno federal, para el diseño y construcción de manera
conjunta, de políticas públicas que contribuyan a la gober­
nabilidad y desarrollo político del país.
Marisol López Menéndez
Doctora en Sociología por la New School for Social Research
de Nueva York y maestra en Estudios Políticos y Sociales por
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam. Ha
colaborado con diversas organizaciones civiles mexicanas e
internacionales en asuntos relacionados con la sociedad civil,
derechos humanos y participación ciudadana. Ha sido con­
sultora del Instituto Interamericano de Derechos Humanos
y colaboradora en diversas investigaciones y actividades aca­
démicas de la Cátedra unesco de Derechos Humanos y otras
SOBRE LOS AUTORES
129
universi­dades. Ha publicado diversos artículos sobre la socie­
dad civil, teoría social y participación política, historia de Méxi­
co y so­ciología de la religión.
Eleocadio Martínez Silva
Sociólogo y doctor en Ciencia Social con especialidad en So­
ciología por El Colegio de México. Profesor investigador de
tiempo completo, titular A, de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Lylia Palacios
Socióloga por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Doc­
tora en Ciencias Sociales por la Universidad de Utrecht, Ho­
landa. Profesora-investigadora en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Líneas
de investigación: historia social y relaciones industriales en
ámbitos regionales. Miembro del Sistema Nacional de Inves­
tigadores, nivel 1.
María Cristina Sánchez-Mejorada Fernández
Maestra en Investigación y Ciencias Sociales, doctora en Di­
seño con especialidad en Historia Urbana, miembro del Área
de Sociología Urbana y del cuerpo académico de la maestría en
Planeación y Políticas Metropolitanas en la uam Azcapotzalco.
sni II y pérfil promep. Proyecto de investigación: “Procesos
de democratización, políticas públicas y participación ciuda­
dana”. Publicaciones: Rezagos de la modernidad. Memorias de
una ciudad presente, México, uam, 2005. Coordinadora jun­
to con Lucía Álvarez y Carlos San Juan de los libros ¿Una ciu­
dad para todos? La ciudad de México la experiencia del primer
gobierno electo, México, uam, 2002; Democracia y exclusión.
Caminos encontrados en la ciudad de México, México, ceiichunam/PyV/uam/uacm/inah, 2006, y La gestión incluyente en
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LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ
las grandes ciudades. Estructura urbana, movilidad, seguridad
y pluriculturalidad, México, Juan Pablos Editor, 2010.
María Teresa Villarreal Martínez
Doctora en Política Pública por la egap-itesm. Maestra en
Metodología de la Ciencia por la uanl y en Administración y
Alta Dirección por la uia. Sus temas de investigación son ren­
dición social de cuentas, organizaciones y movilización ciu­
dadanas. Ha participado en Alianza Cívica, Red Ciudadana
Alternativa de Guadalupe, Ciudadanos en Apoyo a los Dere­
chos Humanos y el Comité Independiente Zertuche.
Contrastes y constantes.
Sociedad civil, precarización
y cambios en las zonas
metropolitanas de México
se terminó en julio de 2013
en Imprenta de Juan Pablos, S.A.,
2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19,
Colonia del Carmen, Del. Coyoacán,
México 04100, D.F.
<[email protected]>
500 ejemplares
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