Contrastes y constantes Sociedad civil, precarización y cambio en las zonas metropolitanas de México Contrastes y constantes Sociedad civil, precarización y cambio en las zonas metropolitanas de México Laura Becerra Pozos Marisol López Menéndez Coordinadoras Red Mexicana de Investigadores (Remisoc) Juan Pablos Editor México, 2013 Contrastes y constantes : sociedad civil, precarización y cambio en las zonas metropolitanas de México / Laura Becerra Pozos y Marisol López Menéndez, coordinadoras. -- México : Red Mexicana de Investigadores (Remisoc) : Juan Pablos Editor, 2013. 1a edición 130 p. : ilustraciones ; 14 x 21 cm. ISBN: 978-607-711-151-1 T. 1. Ciencias sociales – México T.2. Cambio social – México HM101 C66 Contrastes y constantes. Sociedad civil, precarización y cambio en las zonas metropolitanas de México de Laura Becerra Pozos y Marisol López Menéndez (coordinadoras) D.R. © 2013, Laura Becerra Pozos y Marisol López Menéndez D.R. © 2013, Juan Pablos Editor, S.A. 2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19, Col. del Carmen, Del. Coyoacán, 04100, México, D.F. <[email protected]> D.R. © 2013, Red Mexicana de Investigadores S.C. (Remisoc) Xicoténcatl 137 interior 402 A Col. del Carmen, Delegación Coyoacán 04100, México, D.F. Con el apoyo de Terre des Hommes France Fotografía de portada: Javier Lara, 2012 ISBN: 978-607-711-151-1 Impreso en México Reservados los derechos Juan Pablos Editor es miembro de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (aemi) Distribución: TintaRoja <www.tintaroja.com.mx> índice Introducción9 La ciudad de México: avances y desafíos para la democracia y la cohesión social Laura Becerra Pozos, Marisol López Menéndez y Cristina Sánchez-Mejorada15 Las ciudades de América Latina en la globalización 15 Las condiciones socioeconómicas de la ciudad de México 18 Avances en la democracia y la inclusión social 21 Déficits de la democracia y de la inclusión social 28 El papel de las organizaciones civiles y sociales locales en defensa de la vida democrática y los derechos 35 Anexo: cifras básicas de la ciudad de México 38 Bibliografía 40 La Zona Metropolitana de Guadalajara: sus movimientos ciudadanos, tendencias y retos Felipe J. Alatorre Rodríguez43 Presentación 43 El contexto regional: elementos de economía y demografía de la Zona Metropolitana de Guadalajara 44 Cultura política, marco legal y espacios para la participación ciudadana 49 [7] 8 ÍNDICE Organizaciones y movimientos ciudadanos La coyuntura electoral Los saldos de la elección: el nuevo mapa político y las tendencias Conclusiones Bibliografía 62 77 82 84 86 El Área Metropolitana de Monterrey. Precariedad laboral, violencia y formas de organización social María Teresa Villarreal Martínez, Lylia Isabel Palacios Hernández y Eleocadio Martínez Silva93 El contexto regional 93 Participación ciudadana, movilización social y cambio estructural 102 Obstáculos, puntos de encuentro y propuestas de la sociedad civil organizada de Nuevo León 108 Reflexión final 119 Anexo 1. Temas centrales de los grupos civiles en el amm 121 Anexo 2. Ejes articuladores para la acción conjunta entre los grupos organizados en el amm, 2010-2011 123 Bibliografía 124 Sobre los autores127 Introducción El libro que presentamos es resultado de una reflexión colec­ tiva sobre la participación e incidencia de la sociedad civil en México, particularmente sobre los modelos alternativos de nación que imprimen una dinámica en las grandes zonas me­ tro­politanas. Académicos y activistas de varios estados refle­xio­ namos en junio de 2011 y convinimos en que la densidad de la problemática que afecta al país tiene mucho en común con estructuras globales, tanto en lo económico como en lo social y en lo político. En México, siete de cada diez personas habitan en las ciu­ dades, espacios de alta densidad tanto en el conflicto como en las estrategias de negociación, así como en la composición de actores sociales y de procesos colectivos de interpelación de los poderes públicos. A la par, las divisiones geográficas tra­ dicionales se revelan como inoperantes en áreas donde la si­militud de los problemas desborda las fronteras administra­ ti­vas y exige respuestas, al menos coordinadas, entre los distin­ tos entes del poder público. Por ello, decidimos adoptar un enfoque que privilegia a la metrópoli como unidad de análisis. Hoy en día, las ciudades mexicanas compiten entre sí y algunas, como la ciudad de México, lo hacen con otras ciuda­ des en el mundo. La competitividad de los centros urbanos opera en función de las condiciones que ofrecen para atraer inversiones que promuevan actividades económicas generado­ ras de riqueza e impulsar su desarrollo. Las ciudades compe­ titivas son aquéllas capaces de generar un ambiente propicio para captar y retener inversiones, ampliar su participación en [9] 10 LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ los mercados, elevar la productividad, generar empleos y ofrecer una mejor calidad de vida para sus habitantes. Como se destaca en el preámbulo de la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad (onu, 2004), actualmente las ciudades se caracterizan por establecer niveles de concentración de renta y de poder que generan pobreza y exclusión, contribuyen a la depredación del ambiente y aceleran los procesos migra­ torios y de urbanización, la segregación social y espacial, y la privatización de los bienes comunes y del espacio público. Es­ tos procesos favorecen la proliferación de grandes áreas urba­ nas en condiciones de pobreza, precariedad y vulnerabilidad ante los riesgos naturales. Por lo tanto, las ciudades están le­­jos de ofrecer condiciones y oportunidades equitativas a sus ha­ bitantes, su población en su mayoría, está privada o limitada —en virtud de sus características económicas, sociales, cultu­ rales, étnicas, de género y edad— para satisfacer sus más elementales necesidades y derechos. Contribuyen a ello las po­ líticas públicas, que al desconocer los aportes de los proce­sos de poblamiento popular a la construcción de ciudad y de ciu­ dadanía, violentan la vida urbana. Este libro se compone de tres partes que abordan las dife­ rencias y semejanzas entre las tres zonas metropolitanas más importantes del país, tanto por su densidad poblacional, co­ mo por su productividad económica: la ciudad de México, la zona de Guadalajara en el occidente del país y la de Monte­rrey en el norte. Los textos están orientados por tres directrices: 1.Todas las zonas metropolitanas han sido espacios de experimentación de un modelo de desarrollo basado en las premisas liberales de recorte del aparato del Estado, flexibilización y precarización del trabajo, concentra­ ción de la riqueza, intensificación de los mercados y de las tran­sacciones, crecimiento del sector de servicios fi­ nancieros y la inserción de mercados locales en el mer­ ca­do global. A treinta años de iniciado este modelo en México (alrededor de 1982), no resulta difícil hacer una evaluación de sus consecuencias, tanto en términos de INTRODUCCIÓN 11 aumento de la pobreza y disminución de la calidad de vi­ da como en cuanto a la existencia de una urbanización acelerada y desordenada. 2.El propio modelo ha partido de la necesidad de la demo­ cratización política: el juego partidario en un sistema controlado que garantice a los participantes igualdad formal de oportunidades de acceso a cargos de represen­ tación popular, a imagen y semejanza del mercado. Esta necesidad ha sido, además, compartida por sectores so­ ciales que por todos los otros conceptos se han opuesto al modelo neoliberal, pero que sin duda alguna han sus­ crito esta premisa en particular. La democracia política es una demanda desde arriba y desde abajo. 3.Otra directriz aborda sobre cuál es el espacio de la so­ ciedad civil en este concierto. México ha experimenta­do oleadas recurrentes de movilización, las más importan­ tes son las de 1994, tras el levantamiento zapatista; la continuada labor de concientización y promoción del voto que culminó con la derrota del pri en 2000 y que, si bien puede considerarse un triunfo de la propia socie­ dad civil, constituía también uno de los requerimientos del modelo de desarrollo impulsado desde los or­ga­nis­ mos internacionales y desde ciertos sectores de la cúpu­la gubernamental, así como de buena parte de los empre­ sarios. Tras seis años de desmovilización, pues el arribo de la oposición al poder reconfiguró el esquema de fuer­ zas y en la mayor parte de los casos eliminó a México del mapa de la cooperación internacional, con la que las organizaciones se habían habituado a contar para reali­ zar su trabajo cotidiano, el año 2006 vio un resurgimien­ to de su capacidad de movilización al plantearse la posibilidad de desaforar a Andrés Manuel López Obra­ dor, jefe de Gobierno de la ciudad de México y militante de larga trayectoria en la izquierda partidista. El sólido apoyo de las organizaciones de la sociedad civil al candi­ dato del prd continuó siendo motor de éstas hasta con­cre­ ­tarse el triunfo de Felipe Calderón. Asimismo, los textos 12 LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ que integran este volumen se propusieron abordar tres ejes de problemas centrales: • Metrópolis como nueva forma de organización geopolí­ tica, que en los hechos diluyen el papel de los gobier­ nos locales y del Estado como rector y regulador de los grandes lineamientos de desarrollo. Por el contrario, encontramos que los grandes inversionistas locales y globales toman para sí esta capacidad decisoria, su­ bordinando lo público a lo privado. • Metrópolis como espacios de desregulación económica. • Metrópolis como espacios que rebasan las fronteras tradicionales de acción de las organizaciones de la sociedad civil, dado que tienden a operar en función de las unidades político-administrativas pertinentes (la presidencia municipal, el gobierno estatal, la legislatu­ ra local, etcétera). Los tres estudios que componen el libro hacen énfasis en el hecho de que el papel de los gobiernos locales y del Estado mismo como conductor y regulador de la vida pública, ha atravesado por un proceso de disolución, dando lugar a que las muchas y contradictorias fuerzas del mercado local y global pretenden direccionar esta regulación. Tanto en el ca­so de la zona metropolitana de Monterrey como en el de Guada­lajara y, en menor medida, en la ciudad de México, el papel de los gobiernos locales ha conservado primacía exclusivamente en el reclamo de mayores garantías de seguridad en la vida y propiedades de la ciudadanía, lo que sin duda tiene re­­so­nan­ cias del liberalismo decimonónico. Los textos dan cuenta de las grandes transformaciones sufridas por los tres grandes polos de desarrollo urbano del México de finales del siglo xx y de la primera década del xxi. Como espacios desregulados de competencia económica an­ tes que de convivencia social, las zonas metropolitanas se han convertido en un reto para las organizaciones sociales y civiles. Los casos de Monterrey y Guadalajara resultan ilus­ INTRODUCCIÓN 13 trativos de las escasas (aunque no inexistentes) posibilidades de incidencia de éstas en las decisiones públicas. El caso de la ciudad de México muestra la apertura de algunos espacios de incidencia directamente vinculados con la orientación polí­ tica del partido que la gobierna desde 1997, aunque también hace evidente las paradojas de la pobre participación ciudada­ na en decisiones de mayor envergadura. Las zonas metropolitanas estudiadas tienen, a pesar de los diferentes signos políticos de sus gobernantes, semejanzas. En todas ellas se manifiestan las fuerzas del mercado, como la inversión inmobiliaria privada que ha dado paso a la subur­ banización y a la fragmentación del espacio; la tendencia gu­bernamental a subcontratar proveedores de servicios tra­ di­cionalmente prestados por los propios empleados de gobier­ no, y la identificación geográfica de áreas de extrema riqueza que han desplazado a poblaciones de menores recursos. Ade­ más, se ha acentuado la precariedad laboral y la informali­ dad de la vida económica. Por otra parte, en las zonas metropolitanas se percibe un acercamiento de las organizaciones civiles a la problemática local, en un intento por reconfigurar el espacio urbano como espacio de convivencia, antes que como un lugar de intercam­ bio económico y reproducción de la mano de obra. Así, iniciati­ vas como la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, o los diversos proyectos de defensa del medio am­ ­biente y el transporte no motorizado en Guadalajara y Monte­ rrey, hablan de una sociedad que se organiza crecientemente a partir de problemáticas específicas. Las tres experiencias dan cuenta de la existencia de nuevas organizaciones civiles que han adoptado prácticas distintas a las tradicionales en los años ochenta y noventa del siglo pasa­do. El uso de las nuevas tecnologías de comunicación ha facili­ tado la consolidación de relaciones estratégicas con sus pares en las cuatro esquinas del mundo, y ha fortalecido los víncu­ los tanto nacionales como transnacionales que las organiza­ ciones tienen. Por otra parte, nuevas formas de manifestarse y de convocar a la ciudadanía se han acoplado a problemas tra­ 14 LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ dicionales, como la justicia social o la transparencia y lim­ pieza electoral. Las ciudades, como veremos, se erigen en espacios de dispu­ ta entre los intereses mercantiles y la defensa de la calidad de vida de sus habitantes. Este conflicto se produce en condicio­ nes de extrema desigualdad, que en Guadalajara, Monterrey y la ciudad de México no es sólo de ingreso, sino de calidad del empleo, seguridad social y acceso a los servicios de salud, edu­ cación, alimentación y vivienda. Es en este renglón donde las organizaciones de la sociedad civil han continuado constru­ yendo un discurso de derechos humanos, que promueve nue­ vas formas de convivencia urbana y de relación entre go­bierno y sociedad, a pesar del generalizado debilitamiento de la vida comunitaria y de la cohesión social. Es por ello que la Carta por el Derecho a la Ciudad repre­ senta, para muchos actores sociales y políticos, el horizonte político y prejurídico necesario para la construcción de un pro­ yecto de ciudad incluyente y de ciudadanía radical; dere­cho que parte del reconocimiento de que hay sujetos con ciudada­ nías deficitarias, excluidos de los beneficios de la ciu­dad o ani­ quilados por su dinámica y condiciones económicas, políticas y sociales, que requieren ser asumidos como ciudadanos ple­ nos con mucho mejores condiciones y calidad de vida. La ciudad de México: avances y desafíos para la democracia y la cohesión social Laura Becerra Pozos Marisol López Menéndez Cristina Sánchez-Mejorada Las ciudades de América Latina en la globalización El presente ensayo parte de la constatación del contundente y creciente deterioro de las condiciones de vida y bienestar en América Latina, así como del empeoramiento de las condi­ ciones ambientales y espaciales que ha provocado el modelo económico aplicado-impuesto en los países de la región. Es cierto que los sectores populares de las ciudades latino­ americanas siempre han padecido condiciones de trabajo y de vida precarias, aunque algunos analistas afirman que ac­ tualmente se han agravado las desigualdades sociales y se ad­ vierten nuevas y diferentes formas de exclusión social. En tal sentido […] el territorio no sólo es una expresión espacial de este conjunto de desventajas económicas, sociales, culturales y ambientales que deben soportar principalmente los secto­res de menores recursos, sino también un factor que im­pi­de el ejercicio pleno de la ciudadanía y debilita la vida pública democrática (Cordera y Ziccardi, 2008). El mal llamado modelo de desarrollo, que sin duda enfren­ ta una de sus crisis más profundas, ha impactado severamente a quienes habitan la ciudad de México. Existen, además, otros problemas importantes que afectan el orden jurídico e insti­ tucional y las condiciones para una adecuada y respetuosa [15] 16 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA con­vivencia social en la ciudad. Destacan el crecimiento de la inseguridad pública y el deterioro de las condiciones para la vialidad, la cantidad de personas que la transitan cada día, la presión para el abastecimiento de servicios públicos y pri­ vados, la corrupción como cultura de relación, los tiempos per cápita de traslado, la dificultad cotidiana que supone la pobre­ za, los espacios ganados para el mercado y perdidos para la convivencia y la abrumadora realidad de la informalidad en el empleo, que de acuerdo con cifras proporcionadas por el go­bierno del Distrito Federal a principios de 2013, es el mo­ do de subsistencia de 1 204 000 personas (La Jornada, 16 de ene­ro de 2013). La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (cdhdf) considera que existe una cultura de discriminación en varios ámbitos de la vida cotidiana y en contra de grupos de población que permea no sólo a la sociedad en general, sino también a las instituciones y el espacio público, fundada en prejuicios y estereotipos por el sexo, la edad, la pertenencia étnica y otras características que son causa y consecuencia de la polarización social (cdhdf, 2008). La ciudad de México participa también del fenómeno que es premisa central de este libro: las grandes ciudades, como obedeciendo a una directriz central, parecen diluir el papel de los gobiernos y del Estado como conductores y reguladores de sus grandes transformaciones, y dejan el lugar dirigente a las muchas fuerzas del mercado locales y globales. Vivimos en una nueva era del mercado. Por lo tanto enfrentamos el ries­ go de varios desplazamientos: lo privado que subordina a lo público y lo transforma, la eficiencia en lugar del bien común en la gestión gubernamental, el cliente consumidor que eclipsa al ciudadano y lo relega a espacios donde la toma de decisio­ nes no permea lo cotidiano. Como afirma J. Ornelas, esta se­pa­ ración del Estado de sus tareas tradicionales, acarrea al menos dos problemas: i) El Estado soslaya la gestión de las desigualdades y exclu­ye a sectores importantes de población que carecen de condi­ LA CIUDAD DE MÉXICO 17 ciones objetivas para insertarse en el modelo social moder­ nizador; ii) las acciones sociales han perdido importancia, en otras palabras, el mercado ha desplazado la racionalidad social (Ornelas, 2004). Es en esa lógica, la mano del mercado y de un Estado proempresarial rehacen al mundo; donde las ciudades, como la de México, están viviendo profundas transformaciones. En todas ellas operan fuerzas globales como la inversión inmo­ biliaria que reorganiza los usos de los territorios urbanos; la suburbanización, la policentralización, la polarización so­ cial, la segregación residencial, la fragmentación de la estruc­ tura urbana aparecen como rasgos destacados de una nueva geografía urbana. De manera callada pero unánime, las diver­ sas fuerzas políticas parecen compartir hoy un “consenso” so­ bre las ciudades. Son espacios, en primer lugar, económicos y en segundo, de convivencia. La reorganización territorial es resultado de ese “consenso”, donde mercantilizar el espacio, aumentar la productividad, hacer competitivas sus actividades, reducir el Estado y agrandar los mercados, son vertientes de un mismo impulso y de una misma visión. Hoy en día las ciudades mexicanas compiten entre sí e in­­ cluso algunas de ellas, como la ciudad de México, lo hacen con otras ciudades en el mundo. La competitividad de los cen­tros urbanos está en función de las condiciones que ofrecen (físi­ cas, tecnológicas, sociales, ambientales e institucionales, en­ tre otras) para atraer actividades económicas generadoras de ri­queza e impulsar su desarrollo. En esencia, las ciudades com­ ­­pe­titivas son aquéllas capaces de generar un ambiente propi­ cio para captar y retener inversiones, ampliar su participación en los mercados, elevar la productividad, generar empleos y ofrecer una mejor calidad de vida para sus habitantes. Por lo general, es una acción público-privada dado que las ciudades o zonas metropolitanas son un sujeto colectivo conformado por autoridades locales, empresarios, organizaciones económi­ cas y sociales, que pueden ser promotoras de su propio desa­ rrollo económico. 18 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA Las condiciones socioeconómicas de la ciudad de México La ciudad de México es de las más densamente pobladas del mundo. Está habitada por cerca de nueve millones de perso­ nas: 52% son mujeres y 48% son hombres. La población joven (15 a 29 años) rebasa 25% del total y las personas identificadas como de la tercera edad (60 años en adelante) alcanzan ya 11.6 por ciento. Nuestra ciudad es de las de mayor nivel educativo entre las entidades del país. Sólo 4% carece de instrucción, más de 25% tiene cubierto el nivel medio superior y 20% el supe­ ­rior; 15% cuenta con estudios de primaria y 21% con estu­ dios de secundaria. El Distrito Federal aporta cerca de 18% del pib y su pobla­ ción económicamente activa (pea) alcanzó 47% (4 173 981, en 2010). Aunque la población ocupada es de poco menos de cuatro millones de personas. Oficialmente hay una población desocupada de 263 mil, pero si se considera al sector terciario (81% en 2012), donde está la mayor parte de la in­formalidad, el porcentaje se eleva considerablemente. Se calcula que 16.5% de la población ocupada son comerciantes y vende­ dores ambulantes. En el Distrito Federal se concentra 24% de los tianguis que existen en el país (1 415 en el D.F./ 5 726 en Mé­xico); además preocupan los más de 94 mil niños que tra­ bajan aquí.1 De la población ocupada del Distrito Federal, 10% no per­ ciben ingresos o reciben menos de un salario mínimo; 43% declaran que reciben menos de tres y 29% hasta cinco sala­ rios mí­nimos. Sólo 18% de la población que trabaja gana más de cin­co salarios mínimos necesarios para adquirir lo que debe 1 Estas cifras han sido tomadas de los Resultados del Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2009, en <http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/ bvinegi/productos/estudios/sociodemografico/infantil/2009/ MTI_2009.pdf>. LA CIUDAD DE MÉXICO 19 con­sumir una familia de cinco personas (en promedio) para atender sus necesidades básicas y las del hogar. De acuerdo con cifras proporcionadas por el inegi en el Censo de Población de 2010, el 63.4% de la población del Distrito Federal es de­ rechohabiente de una institución de servicios de salud, lo que incluye al Seguro Popular y aseguradoras privadas, por lo que el limitado acceso a los servicios de salud que eso supone no incluye otras prestaciones de seguridad social como pen­ sión, retiro, vacaciones pagadas o incapacidad por maternidad (ver cifras en inegi, 2010). Asimismo, 31.4% de los hogares censales están encabeza­ dos por una mujer; en el año 2000 el indicador representaba 25.8%. En las 16 delegaciones se incrementó la proporción de este tipo de hogares. En cuanto a la atención a la salud tenemos cifras preocu­ pantes, pues hay casi tres millones de personas sin derecho a servicios de salud, mientras 16.6% cuentan con el seguro po­pular, con todos los límites que tiene ese servicio. La concentración de la riqueza o dicho de otro modo, la bre­ cha de la desigualdad también se expresa en la ciudad de Méxi­ co. De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de In­gresos y Gastos de los Hogares, en el Distrito Federal en 2004, 20% de los hogares más ricos acumulaban 55% de los ingre­ sos monetarios; mientras que 20% de los hogares más po­bres no acumulaban siquiera 5% de los ingresos monetarios. Como se expone en el apartado anterior, vivimos “en una ciudad en disputa y disputada por diversos sectores sociales, en especial entre aquéllos cuyo interés se centra en realizar grandes negocios inmobiliarios y entre quienes defienden sus condiciones y calidad de vida”. La desigualdad social y la pobreza es una realidad a pesar de los avances conseguidos en la política social. Según cifras de Coneval de 2010, la pobreza en la ciudad de México alcanza 29% de la población; es decir, 2 453.6 miles de mexicanos(as). Las y los vulnerables por carencias sociales son 35.5%; en po­ breza moderada se encuentra 26%; vulnerables por ingreso 5.3%, y en pobreza extrema 2.2%. Entre 2008 y 2010 se regis­ 20 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA tró una caída del ingreso promedio por hogares de 9% en el Distrito Federal. De acuerdo con datos de la Unicef, alrededor de 3 000 a 3 500 niños(as) viven en las calles de la ciudad de México (Fun­ dación Pro Niños de la Calle, iap), por lo que esta población se enfrenta a factores de riesgo como muerte por accidentes, so­ bredosis o violencia; trastornos mentales causados por la adicción a drogas; encarcelamiento; enfermedades gastroin­ testinales, respiratorias y epidérmicas; contagio del vih-sida y otras infecciones de transmisión sexual; abuso sexual, físi­co y psicológico. Según la Red por los Derechos de la Infancia, tal proble­ mática no ha sido atendida con políticas adecuadas o efecti­ vas, debido a que no se le da continuidad a los programas que se implementan o a que en ocasiones estos programas son de corte asistencial. Por lo tanto no se atacan las causas de fon­ do que generan una población infantil callejera, sino que incluso: “[…] han generado un escenario en el cual el niño ca­ llejero puede hacer uso de diversos servicios asistenciales sin modificar su condición de callejero, es decir, arraigando a los y las niñas en la calles” (Red por los Derechos de la Infancia, 2012). Por tanto, la desigualdad en el Distrito Federal es multidi­ mensional. Incluye los ingresos monetarios, la calidad del tra­ bajo y del empleo, la garantía de la seguridad social, el go­ce de los derechos a la salud, la educación, la vivienda, la recrea­ ción, el deporte y la cultura; el acceso a bienes y servi­cios urbanos, la calidad de vida en el territorio, la propiedad inmo­ biliaria y la disposición de tiempo libre. La ciudadanía debe aprender a vivir en un espacio en el que se concentran riesgos, grandes desigualdades en el acceso a bienes y servicios bá­ sicos, donde la vida comunitaria se deteriora y están dadas las condiciones para un debilitamiento de la cohesión social y un incremento de las formas de violencia e inseguridad. No obstante todo lo dicho en este apartado, hay que reco­ nocer que en menos de 20 años se ha logrado establecer en la capital del país un régimen gubernamental con una estructu­ LA CIUDAD DE MÉXICO 21 ra que le permite la atención de diversos y complejos proble­ mas que tiene una ciudad, que por su posición estratégica en la vida nacional le corresponden. Avances en la democracia y la inclusión social Participación social La ciudadanía en el Distrito Federal ha electo a sus jefes de gobierno durante los últimos 15 años, y durante tres proce­ sos ha votado también para elegir a quienes ocupan las jefa­ turas delegaciones, así como a los miembros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (aldf). Ello significa un paso importante en la consolidación de la democracia represen­ tativa. Aun cuando la ciudad de México no es una entidad federativa, ésta tiene un peso político preponderante por se­ guir siendo la sede de los poderes federales. Desde 1997 la ciudad de México ha experimentado cam­ bios importantes en lo que a mecanismos y modos de partici­ pación se refiere, tanto en lo que respecta a la relación entre el gobierno local y distintos sectores de la sociedad, como a la gestión de demandas sociales y a los dispositivos de interlo­ cución con actores sociales. Las transformaciones del periodo 1997-2012 en la relación gobierno-sociedad en la ciudad, se han diferenciado del pro­ yecto del gobierno federal, al poner en operación un proyecto más democrático e incluyente, donde la toma de decisiones ha adquirido rasgos más participativos. En muchos casos, la operación de programas sociales se da gracias a la correspon­ sabilidad entre gobierno, organizaciones civiles y sociales, mercado y comunidad, mientras que se han implementado me­ canismos de evaluación de políticas y programas, a través de ejercicios de contraloría social. Los cambios que se han producido pueden explicarse tanto por la presión ejercida por las organizaciones sociales y ci­ viles, como por la apertura mostrada por el partido político 22 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA que ha gobernado nuestra ciudad. Vivimos un ambiente fa­ vorable y propicio para las expresiones públicas de rechazo o resistencia a decisiones de gobierno contrarias a determi­ nados sectores o núcleos de población: las manifestaciones, protestas y movilizaciones, para posicionar iniciativas ciuda­ danas, significan avances en la democracia participativa de gran alcance, si se considera que muchas de las acciones de denun­cia y presión están directamente relacionadas con las decisiones del ámbito federal. El proceso participativo en la ciudad de México se caracte­ riza por la creación de mediaciones institucionales, tales como instancias-mecanismos de participación, canales de comuni­ cación y lineamientos normativos que han actuado como for­ mas de relación directa de consulta para el gobierno, formas de relación entre redes de organismos civiles y el gobierno, así como procedimientos para desarrollar en conjunto progra­ mas específicos. Entre los dispositivos institucionales creados en este contexto, destacan el Consejo de Desarrollo Social, el Programa de Coinversión Social (Novib-gdf), el Programa Cofinanciado de Vivienda, el Sistema de Servicios Comunita­rios Integrados, el Programa de Derechos Humanos y la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, entre otros. En el terreno legislativo es digno de señalar las diversas versio­nes de la Ley de Participación Ciudadana (1995, 1998, 2004 y la modificación de la misma en 2010); la Ley de Desarrollo So­cial del Distrito Federal (2000) y la Ley de Fomento a las Ac­tivi­ da­des de Desarrollo Social de las Organizaciones Civiles (2000). Por lo tanto, la relación gobierno local-sociedad civil, en es­ tos años, ha sido importante en términos del reconocimien­to de la participación y fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil (osc). Desde el Programa de Coinversión So­ cial, ya mencionado, así como de diversos consejos donde par­ ticipan representantes de organismos civiles, de la Acade­mia y del Movimiento Urbano Popular (mup), hasta el Conse­jo de Fomento a las Actividades de Desarrollo Social de las Or­ga­ nizaciones Civiles del Distrito Federal, formalizado el 6 de julio de 2010 e instalado en octubre del mismo año. Sin em­ LA CIUDAD DE MÉXICO 23 bargo, hay que señalar que el Programa de Coinversión Social no cumple ya con su propósito original de impulsar procesos sociales innovadores y de largo aliento; se ha burocratizado y perdió su esencia de corresponsabilidad. Otra expresión organizada de participación relevante son los comités vecinales, formalizados en 1988, en el marco de la creación de la Asamblea de Representantes del Distrito Fede­ral (ardf) en 1987, que asume la misión de representar las deman­ das sociales en el nivel territorial y funciona como instan­cia de interlocución y mediación entre los gobiernos delegacionales y la población (colonias, barrios), además de constituir un vínculo entre los habitantes y los órganos político-adminis­ trativos de las delegaciones. No obstante, en la práctica coti­ diana dan más peso a la gestión de demandas sociales, como una acción reactiva ante las medidas que adoptan los gobiernos central o delegacionales y que afectan sus derechos, lo que re­ duce su participación en las decisiones de política pública. Si bien los espacios institucionalizados para la participación ciudadana en la ciudad de México han sido incluso modelo pa­ra otras legislaciones, dentro y fuera del país, éstos han que­ dado atrapados en la acción rutinaria de las decisiones uniper­ sonales de la administración pública y, en general, carecen de efectividad para la incidencia de la sociedad civil (SánchezMejorada y Álvarez, 2002). Política social Se ha ido construyendo y operando una política social con amplia cobertura y enfoques avanzados (universalidad, géne­ ro y derechos humanos), con reconocimiento de la diversi­ dad cultural y sexual. Una política social que si bien tiene un respaldo legal (Ley de Desarrollo Social) ha tenido altibajos y enfrenta riesgos, particularmente por la iniciativa de Ley de Protección Social, promovida por el ejecutivo en 2011. Se cuenta con un organismo público descentralizado de eva­ luación de la política social: Evalúa DF: Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del Distrito Federal, creado en septiem­ 24 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA bre del año 2007. Tiene una propuesta y metodología avan­ zadas, es independiente y ha mostrado incidir en la política social del gobierno central del Distrito Federal y las delega­ ciones. Se han promovido y aprobado marcos jurídicos para ga­ rantizar la protección a personas consideradas vulnerables, como las madres solteras y otros grupos especiales. La ciudad de México es el único lugar en el país en donde se permite la interrupción legal del embarazo hasta las 12 semanas de ges­ tación y los matrimonios entre personas del mismo sexo. El enfoque general ha sido la garantía de la diversidad, la no dis­ criminación, la sociedad en convivencia, entre los más em­ blemáticos. En resumen, el proyecto de gobierno —en muchos aspectos diseñado con la participación de la sociedad civil—, plasma­ do particularmente en las leyes de Fomento a las Actividades de Desarrollo Social de las osc y en la Ley de Desarrollo Social del Distrito Federal, ha tenido diversas modificaciones y se ha distanciado de sus propósitos originales, a través de los di­ versos gobiernos, por lo que es necesario actualizarlo y darle un nuevo enfoque. Derechos humanos La perspectiva de los derechos humanos se concretó, es­pe­cial­ ­mente con el Diagnóstico y Programa de Derechos Humanos, en un proceso altamente participativo. Con un me­canismo de seguimiento multiactoral, con actores civiles, políticos y au­ tónomos, además de una Ley que lo cobija. Lo que se com­ plementa sin duda con el proceso abierto y participativo de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad. El mencionado documento se percibe como el horizonte político necesario para la construcción de un proyecto de ciu­ dad incluyente y de ciudadanía radical. Parte del reconoci­mien­ to de que hay sujetos con ciudadanías deficitarias, excluidos de los beneficios de la ciudad o aniquilados por su dinámica LA CIUDAD DE MÉXICO 25 y condiciones económicas políticas y sociales (todos o casi to­ dos sus derechos violados) y que requieren ser asumidos co­mo ciudadanos plenos con mucho mejores condiciones y calidad de vida (Jaramillo, 2008). Es una reivindicación para que la gente vuelva a ser dueña de la ciudad y es un escenario de en­ cuentro para la construcción de la vida colectiva. David Har­ vey (2009) plantea: […] no es simplemente el derecho a lo que ya está en la ciu­dad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo ra­ dicalmente distinto. Es el derecho a rehacernos a nosotros mismos creando un entorno urbano cualitativamente dife­ rente, el más preciado de todos los derechos humanos. El derecho a la ciudad es la posibilidad de construir una ciu­ dad en la que se pueda vivir dignamente, reconocerse como parte de ella, y donde se posibilite la distribución equitativa de diferentes tipos de recursos: trabajo, salud, educación, vi­ vienda, así como otros recursos simbólicos: participación, acceso a la información, entre otros. Esta reformulación de la vida urbana propone mayor equi­ dad, donde la mayoría de sus habitantes logren ser felices y solidarios, generando y redistribuyendo los beneficios de la ciudad para todas y todos. Por ello el derecho a la ciudad se interpreta y define como un derecho humano colectivo que articula e integra a los demás derechos humanos, civiles, so­ ciales, políticos, culturales, ambientales y de los pueblos. El planteamiento cristaliza las demandas y propuestas que por décadas se han impulsado desde una diversidad de movimien­ tos populares, sociales y ciudadanos, con una visión de trans­ formación de las condiciones de vida, que alcanza a ubicar las causas de los problemas y en razón de ello propone alterna­ tivas con visión de futuro e integrales, que beneficiarían tam­ bién al campo. En cuanto al Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal (pdhdf), en el año 2008 se inició un proceso de cons­ trucción colectiva entre representantes de la Asamblea Le­ 26 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA gislativa del Distrito Federal (aldf), el Gobierno del Distrito Federal (gdf), el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Fe­ deral (tsjdf), la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (cdhdf), la Oficina del Alto Comisionado de las Nacio­ nes Unidas para los Derechos Humanos (oacnudh), institu­ ciones académicas y organizaciones de la sociedad civil (osc), con el objetivo de identificar las principales limitaciones en derechos humanos que enfrentan las personas que habi­ tan y transitan en la ciudad de México (otros once millones). Posteriormente, el diagnóstico alimentó el Programa de De­ rechos Humanos del Distrito Federal (pdhdf), que contiene 2 412 líneas de acción, agrupadas en 15 grupos de derechos y diez grupos de población. En 2010 se integra el Mecanismo de Seguimiento y Eva­ lua­ción justamente para monitorear y evaluar la implemen­ tación del pdhdf. El 30 de mayo de 2011 con la publicación de la ley del pdhdf se obliga a los órganos de los tres poderes de gobierno y a los organismos públicos autónomos, a su cum­ plimiento y se establece la creación de la Secretaría Ejecutiva del pdhdf, órgano del Mecanismo de Seguimiento y Evalua­ ción del pdhdf que se formalizó con la publicación de un de­ creto. Los avances conseguidos con este proceso democrático y novedoso enfrentan riesgos en su efectiva implementación y evaluación participativa. Tales desafíos tendrían que atenderse con medidas concre­ tas y efectivas para evitar que el pdhdf se convierta en un ins­ trumento obsoleto, incapaz de procesar un cambio real en el paradigma de los derechos humanos al interior de las insti­ tuciones. Las osc participantes en dicho proceso agregan que si bien la ley del pdhdf prevé mecanismos para hacer exigible su cum­ plimiento, no se han logrado cambios estructurales que per­ mitan visibilizar la incorporación del enfoque de derechos humanos en el quehacer público. Igualmente, el escaso presu­ puesto destinado ha sido un gran obstáculo para la adecua­ da implementación de las líneas de acción contenidas en el Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal. LA CIUDAD DE MÉXICO 27 Persiste un doble discurso, ya que de un lado se promueven los logros que representa el pdhdf y, de otro, continúa la pu­ blicación y promoción de iniciativas gubernamentales o le­ gislativas que son contrarias al modelo de derechos humanos que se establece en el programa. Transparencia y rendición de cuentas Se ubican logros importantes en la institucionalización para avanzar en la transparencia y rendición de cuentas y favore­ cer la participación e incidencia de la sociedad civil. Destaca en este proceso la Mesa de Diálogo Sociedad Civil-Gobierno inaugurada en 2008 y en la que se ha revisado la transparen­ cia de más de diez ámbitos o campos de políticas públicas. El Distrito Federal es una de las entidades en la que su gobierno ha fomentado y fortalecido la transparencia y la rendición de cuentas. La sociedad ha ido aprendiendo a ejer­ cer sus derechos y las administraciones públicas a trabajar con transparencia y a rendir cuentas. Fue así que se abrió el espacio de diálogo entre el gobier­ no de la ciudad de México y la sociedad civil, más claramente con las organizaciones civiles que actúan en el Distrito Fe­ deral interesadas en mejorar los mecanismos de participa­ ción y el ejercicio de derechos de la población. La decisión y buen desempeño del órgano autónomo institucionalizado para la transparencia en el Distrito Federal (Infodf) ha tenido un pa­ pel central para el impulso y la formalización de la Mesa de Diálogo para la Transparencia de las políticas públicas. No obstante, al igual que en los temas anteriores, se enfren­ tan desafíos para la efectividad de los acuerdos que se toman en los diálogos sociedad-gobierno y el reto es que la actual composición del Infodf, que se renovó por mandato de ley, en un proceso opaco y muy cuestionado, no sólo mantenga los mecanismos e instrumentos ya formalizados y probados, sino que amplié las opciones para el ejercicio del derecho a saber y el derecho a acceder a los servicios y políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la población. 28 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA Déficits de la democracia y de la inclusión social Reforma política inconclusa El gobierno de la ciudad de México carece de un estatus de go­ bierno soberano e independiente, como el resto de las entidades federativas del país. No cuenta con una constitución política, y en la designación de las autoridades dedicadas a la seguridad pública y la procuración de justicia aún interviene el gobier­ no federal, en específico el ejecutivo. Otra dificultad es la indefinición o “periodo de transición” que vive el Distrito Federal, que afecta la parte financiera, pues su presupuesto y operación está trasminado por la determi­ nación del gobierno federal. La asig­nación de montos espe­ ciales, el acceso oportuno y su dis­tribución a las delegaciones en muchas ocasiones se retra­sa, se reduce o etiqueta por la intervención del poder ejecutivo federal. Tensiones entre gobiernos central y delegacionales El gobierno del Distrito Federal tiene una funcionalidad asu­ mida como gobierno estatal, sin tener ese estatus; esto ha permitido una definición-avance importante en la atención a la problemática social. Sin embargo, enfrenta tensiones importantes, una de ellas es la relación y convivencia con los gobiernos delegacionales, pues al ser elegidos democrática­ mente, deberían de adquirir un estatus legal de mayor auto­ nomía, que sólo se da en el ejercicio de gobierno territorial, dejando de lado su definición como gobierno local libre, con un cabildo que permitiera una mejor funcionalidad y ser un contrapeso real en el ejercicio de gobierno del Distrito Federal. Los gobiernos delegacionales enfrentan problemas similares a los de los gobiernos municipales, pues aunque las modifica­ ciones a la Constitución Política les dan un es­tatus de gobierno, en la realidad aún quedan resabios: 1) no son consideradas ciudades, sino demarcaciones territoriales, lo que trae con­ secuencias negativas en los ámbitos jurídico, financiero y so­ cial, y 2) son vistas como oficinas operadoras de programas LA CIUDAD DE MÉXICO 29 gubernamentales, olvidando su esen­cia y su proximidad a la gen­te, lo que las convierte en la pri­mera unidad de gobierno, por­que tienen la relación directa con la ciudadanía. El verdadero ejercicio de gobierno ocurre en lo local, desde ahí se conoce la problemática y sus posibles soluciones; es en esencia un lugar de privilegio, donde las políticas públicas tienen su base de realidad y se puede incidir en la calidad de vida y el bienestar de la población. Esta situación es más com­ pleja ya que las delegaciones, al igual que el gobierno central, no están consideradas como un orden de gobierno de carácter estatal, ni mucho menos equiparado con el municipal. Entre el gobierno central y las delegaciones no se estable­ cen relaciones de “cooperación y complementación” (como lo prevé el Programa de Desarrollo Social), para el fortaleci­ miento del Sistema de Desarrollo Social del Distrito Federal. Lo que se esperaría son relaciones de articulación entre los dos ámbitos de gobierno, no de subordinación. Aunque hay ejercicios de planeación, a través del Progra­ ma de Desarrollo Social y los programas delegacionales, no consiguen ser procesos participativos y corresponsables con la ciudadanía; una planeación participativa que vaya de abajo hacia arriba. El punto es que, en rigor, corresponde a las de­ legaciones partir de lo que la gente percibe y demanda, para la atención a sus necesidades o problemas, para que las expec­ tativas de la población sean consideradas por el gobierno cen­ tral del Distrito Federal. Limitada participación social-ciudadana Las osc no tienen un lugar relevante como interlocutoras, contrapesos y/o contraloras de la política pública. En el mejor de los casos se reconocen cualidades técnicas-profesionales, pero no con capacidad para el diseño y evaluación de políti­ cas públicas, para el fomento de la democracia participativa y de procesos sociales alternos. No obstante que la Ley de Desarrollo Social prevé la parti­ci­ pación ciudadana a lo largo de todo el proceso de la políti­ca, 30 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA desde el diseño, aprobación, implementación, seguimiento, análisis, hasta la finalización de los programas sociales, no se cumple con ella de forma cabal y oportuna.2 Se explicita que las organizaciones civiles y sociales, las ins­ ­tituciones académicas, las organizaciones empresariales y to­das aquéllas cuyos objetivos se comprendan en el concepto de “desarrollo social”, podrán participar con el gobierno en la ejecución de políticas de desarrollo social, sin perjuicio de las obligaciones que la ley impone a la administración, así como generar iniciativas de proyectos y programas que serán presen­ tadas a la secretaría correspondiente. A pesar de que se cuenta con instancias de participación ciudadana como el Consejo de Desarrollo Social, los Conse­ jos Delegacionales de Desarrollo Social, la Comisión Inter­ institucional de Desarrollo Social, así como el Consejo de Fomento a las Actividades de Desarrollo Social de las Orga­ nizaciones Civiles en el Distrito Federal, no son mecanismos efectivos de seguimiento, evaluación y propuesta para me­ jorar e incidir en las políticas públicas de manera efectiva. Dificultades en la operación y evaluación de la política social En la práctica, es decir en la operación de la política y programas sociales se pierden o diluyen los enfoques de derechos, de género y diversidad, en buena medida, por la falta de forma­ ción y desarrollo de capacidades de las y los operadores de los programas sociales. X. participación: Derecho de las personas, comunidades y or­ ganizaciones para participar en el diseño, seguimiento, aplicación y evaluación de los programas sociales, en el ámbito de los órganos y procedimientos establecidos para ello; Artículo 5.- La política de desarrollo social como acción pública y con base en los principios que la guían deberá ser impulsada con la participación de todos aquellos que se interesen y puedan contri­buir con este proceso; por lo que, deberá fomentar la acción coordinada y complementaria entre el gobierno, la ciudadanía y sus organiza­ ciones. 2 LA CIUDAD DE MÉXICO 31 Es por ello que se recomienda una mayor intercomunica­ ción entre los gobiernos centrales y delegacionales, en una re­ lación horizontal, democrática, de colaboración mutua, so­bre todo en lo que se refiere a temas como la seguridad y la po­ lítica social. Si bien la evaluación ha mejorado, particularmente por la formalización de Evalúa DF, falta mucho por hacer, como el di­seño y aprobación conjunta de indicadores y mecanismos de seguimiento y control ciudadanos, con un sistema que más que sancionar o castigar, eduque y forme a servidoras y servi­ dores públicos. En este sentido es preocupan­te que el Comité de Evaluación de Evalúa df enfrente se­rios obstáculos admi­ nistrativos para el cumplimiento de sus funciones. […] las instituciones, su mandato, sus operadores(as), la co­bertura y la territorialidad son elementos de suma im­ portancia para ubicar el recurso metodológico que permi­ ta una adecuada intervención-evaluación en un ámbito tan complejo como la política social. Algunas propuestas su­ gieren que evaluar un sistema de gestión del desempeño debe considerar tres niveles de gobierno: macro (nivel de po­líticas públicas), meso (programas) y micro (funcionarios), así co­ mo la integración horizontal y vertical entre ellos (Cunill y Ospina, 2003). En cuanto a la transparencia y rendición de cuentas, igual­ mente la ciudad de México tiene avances significativos y reco­ nocidos, pero tanto en el nivel central como en el delegacional hace falta infraestructura y personal calificado y convencido de transparentar y de saber cómo hacerlo. Aún no se evita el uso político de los recursos de la política social. Hacer realidad el derecho a la ciudad3 El derecho a la ciudad no es una propuesta nueva. El término apareció en 1968 cuando el francés Henri Lefebvre escribió su 3 Todo el apartado fue tomado de Sánchez-Mejorada (2013). 32 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA libro El derecho a la ciudad, tomando en cuenta el impacto ne­ gativo sufrido por las ciudades en los países de economía ca­pi­ talista, con la conversión de la ciudad en una mercancía al servicio exclusivo de los intereses de la acumulación del ca­pi­tal. Como contrapropuesta a este fenómeno, Lefebvre constru­ye una propuesta política que parte de la ciudad para rei­vin­ dicar la posibilidad de que la gente y no el capital volviera a ser dueña de la misma. Siguiendo estas propuestas, treinta años después, un con­ jun­­to de movimientos populares, organizaciones no guber­na­ ­­men­ta­les, asociaciones profesionales, foros y redes nacionales e internacionales de la sociedad civil, comprometidas con las luchas sociales por ciudades justas, democráticas, humanas y sustentables, construyeron una Carta Mundial por el Dere­ cho a la Ciudad que busca recoger los compromisos y medidas que deben ser asumidos por la sociedad civil, los gobiernos lo­cales y nacionales, parlamentarios y organismos internacio­ na­les para que todas las personas vivan con dignidad en las ciu­dades. Si bien a finales de la década de 1970 y principios de los años ochenta en los movimientos sociales en México no existía ni se había perfilado una idea profunda sobre el derecho a la ciudad, se dan los primeros pasos importantes en la lucha colectiva y conceptualización por el reconocimiento de los derechos colectivos a los servicios públicos básicos, como el agua pota­ble, el drenaje, el suministro de energía eléctrica y el alumbrado público, con la constitución de la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (Conamup). Sin lugar a dudas, se trata de un abordaje complejo que exige articular la temática de los derechos humanos en su con­ cepción integral (derechos civiles, políticos, económicos, so­ ciales, culturales y ambientales) a la de la democracia en sus diversas dimensiones (representativa, distributiva y partici­ pativa). Tres principios fundamentales rigen el contenido y propuestas de dicho documento: ejercicio pleno de la ciudadanía entendido como la realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, asegurando la dignidad LA CIUDAD DE MÉXICO 33 y el bienestar colectivo de los habitantes de la ciudad en con­ diciones de igualdad y justicia, así como el pleno respeto a la producción y gestión social del hábitat; gestión democrática de la ciudad entendida como el control y la participación de la sociedad, a través de formas directas y representativas, en el planeamiento y gobierno de las ciudades, priorizando el for­ talecimiento y autonomía de las administraciones públicas locales y de las organizaciones populares, y función social de la propiedad y de la ciudad entendida como la prevalencia, en la formulación e implementación de las políticas urbanas, del interés común sobre el derecho individual de propiedad; implica el uso socialmente justo y desde la perspectiva am­ biental, sustentable del espacio urbano (Zárate, 2010). Sin embargo, fue hasta octubre del año 2000, con la reali­ zación de la Primera Asamblea Mundial de Pobladores, bajo el lema “Repensando la Ciudad desde la Gente”, realizada en la ciudad de México, que las organizaciones urbanas del país empezaron a perfilar e impulsar la lucha por la defensa de los derechos humanos y una primera visión sobre el derecho a la ciudad. Aunque el tema del derecho a la ciudad estuvo presente en la agenda internacional desde el Foro Social Mundial de 2001, los movimientos sociales en México lo retomaron has­ ta septiembre de 2005. En el marco del Encuentro Nacional del Movimiento Urbano Popular, las organizaciones presen­ tes resolvieron reivindicar y hacer suyo el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (pidesc) de Na­ ciones Unidas, los acuerdos internacionales en materia am­ biental, así como el derecho a la ciudad, por lo que acordaron difundir la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad. En ese mismo encuentro aprobaron también una propuesta de re­ for­ma urbana integral y popular, que sirviera de lineamiento en el nivel nacional, y expresaron la necesidad de una nueva ley de vivienda que recogiera el sentir de la población, reclamar al gobierno federal el cumplimiento de los derechos humanos plasmados en el pidesc y el reconocimiento institucional de la vivienda como derecho humano colectivo. Hacia octubre de 34 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA ese mismo año, dentro de las actividades del Día Mundial del Hábitat, se inicia un primer debate público sobre el Derecho a la Ciudad a partir del cual servidores públicos, organismos civiles y organizaciones sociales expusieron sus concepcio­ nes y compromisos sobre la ciudad. Los resolutivos de las mesas de trabajo se entregaron al jefe de gobierno y se formó un comité responsable de promo­ ver e iniciar la discusión de una Carta para la Ciudad de Mé­ xico. Este comité se integra originalmente por organizaciones urbano-populares de la Convención Nacional Democrática; el gobierno del Distrito Federal; la Coalición Internacional pa­ra el Hábitat, América Latina; el Espacio de Derechos Eco­ nómicos, Sociales y Culturales (Espacio desc); la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y la Procuraduría So­ cial del Distrito Federal. La presentación pública de la inicia­ tiva y conformación oficial del comité promotor se realizó el 31 de julio de 2008. En la Carta de la Ciudad de México el de­ recho humano colectivo a la ciudad se entiende como […] el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los prin­cipios de sustentabilidad, democracia, equidad y jus­ ti­cia social. Es un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades, que les confiere legitimidad de acción y de organi­ zación, basado en el respeto a sus diferencias, expresiones y prácticas culturales, con el objetivo de alcanzar el pleno ejer­cicio del derecho a la libre autodeterminación y a un nivel de vida adecuado. El derecho a la ciudad es interdepen­ diente de todos los derechos humanos internacionalmente reconocidos, concebidos integralmente, e incluye, por tanto, todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales reglamentados en los tratados in­ ternacionales de derechos humanos. Para Enrique Ortiz (2008) el derecho colectivo a la ciudad permite “[…] construir una ciudad para la vida digna” a par­ tir de una producción social del hábitat, del espacio físico; una producción económica de la ciudad que sea sustentable; LA CIUDAD DE MÉXICO 35 una producción social de la ciudad para entenderla como el lugar de la sociabilidad, de las relaciones, de los vínculos, se debe entender a la ciudad como el principal espacio público sin perder de vista que también es el espacio del conflicto; una producción cultural basada en la identidad de sus habitantes y en la construcción de símbolos que permitan la cohesión so­ cial y, una producción política que fortalezca la democracia a través de una mayor participación de la sociedad en los asun­ tos públicos. En la carta se amplían los sujetos de derecho con respecto a los de la carta mundial incluyendo a las autoridades y servi­ dores públicos como sujetos obligados y a las organizaciones e instituciones académicas como sujetos corresponsables. Defi­ne el ámbito territorial, refiere el marco jurídico interna­cio­nal, especifica las características inherentes a los derechos huma­nos que aplican en el caso del Derecho a la ciudad: uni­ver­salidad, indivisibilidad, integralidad, interdependencia, inalienabili­ dad y progresividad; finalmente, determina y explicita los prin­ ci­pios rectores del derecho a la ciudad: a) libre determinación o autodeterminación, b) no discriminación, c) igualdad, d) equidad de género, e) equidad social, f) atención prioritaria a personas y colectivos en situación de discriminación, g) so­ ­lidaridad y cooperación entre los pueblos, h) participación, i) transparencia y rendición de cuentas, j) corresponsabilidad y k) justicia distributiva. El papel de las organizaciones civiles y sociales locales en defensa de la vida democrática y los derechos Las organizaciones civiles y sociales vienen reflexionando en torno a la importancia geopolítica de la ciudad de México, en razón de los avances democráticos conseguidos en buena medida por la participación social-ciudadana, así como la re­ levancia de fortalecer su presencia y acción articulada, pa­ra poder influir en las decisiones estratégicas, en un momento de cambio de administración, que es una oportunidad para avan­ 36 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA zar cualitativamente, pero a la vez implica riesgos de re­tro­ cesos. Se percibe preocupación por los déficits y retos que aún se enfrentan en los ámbitos relacionados con el desarrollo so­ cial, la participación ciudadana y la vida democrática, e inclu­ so retrocesos en torno a algunos derechos. Hay coincidencia en que la participación de la sociedad civil, a pesar de los espa­ cios formales y los no institucionalizados, es poco efectiva pues no existen mecanismos vinculantes para la incidencia real en la política pública, lo que ha generado que los espacios insti­ tucionales queden relegados y carentes de atención por la ad­ ministración pública de la ciudad. Por todo lo que aún falta por fortalecer o rediseñar en la ciudad de México, parece fundamental el impulso de una coa­ lición o articulación de un frente de las diversas expresiones de sociedad civil, para interactuar y posicionarse en la ciudad de México. Un posicionamiento estratégico que logre incidir en las políticas y asuntos relevantes para la población, a través de la formalización de una plataforma de las osc que actúan en dis­ tintos campos o ámbitos, como los derechos humanos, los derechos de las mujeres, de la infancia, laborales; el medio ambiente, la transparencia y la rendición de cuentas; el desa­ rrollo urbano, el hábitat, la participación ciudadana, entre otros. Resulta central modificar la lógica que prevalece en la par­ticipación ciudadana, como clientela política y, en vez de ello, innovar formas de participación efectiva, expresión de la democracia deliberativa; contar con espacios y mecanismos efectivos de incidencia en política pública. Para ello, es indis­ pensable revertir el debilitamiento de la institucionalidad que se ha producido en los últimos años y proponer un redi­ seño que favorezca la integralidad del desarrollo y la partici­pa­ ción social. La construcción social que se propone es fundamentalmen­te ciudadana, con independencia de las tensiones y diferencias partidarias. No se trata sólo de no perder lo logrado de las ini­ LA CIUDAD DE MÉXICO 37 ciativas civiles y sociales, sino avanzar con un proyecto orien­ tado por la equidad, los derechos humanos y la democracia, en los órdenes del gobierno central y delegacionales, así co­mo en el ámbito legislativo. Ese posicionamiento colectivo como plataforma de la socie­ dad civil, para dialogar con el gobierno de la ciudad, se pro­ pondría para generar acuerdos y compromisos en el marco de un proyecto de izquierda social para la ciudad, con espacios y mecanismos de participación efectivos y que sea reconoci­ da como interlocutora, porque genera alianzas desde abajo y recupera el papel y el reconocimiento del derecho de las Or­ ganizaciones de la Sociedad Civil a participar como actoras de interés público. Se resume de la siguiente manera: • Defensa de los avances conseguidos en torno a los de­ rechos humanos, la política social, los marcos jurídicos en favor de grupos-personas espaciales y los espacios de democracia participativa y deliberativa. • Desarrollo de una cultura de participación ciudadana e incidencia en torno a las decisiones estratégicas de po­ lí­tica pública, lo que pasa por mejorar y cualificar los me­ canismos de participación, los consejos e incluso otros de mayor impacto y vinculantes. • Articulación, coaliciones y alianzas entre las organiza­ ciones de la sociedad civil y otros actores sociales, para posicionar la agenda ciudadana y la participación social. • Impulso de mecanismos, contralorías y observatorios sociales para el seguimiento del nuevo gobierno en los te­ mas de interés de las organizaciones de la sociedad civil. • Autonomía al Consejo de Evaluación del Desarrollo So­ cial del Distrito Federal. • Una agenda legislativa común y diversa y el cabildeo necesario con las y los asambleístas. • Impulso de la reforma política para avanzar en el equili­ brio de poderes y darle a la ciudad de México —sede de los poderes federales— el estatus de entidad federativa. 38 LAURA BECERRA, MARISOL LÓPEZ, CRISTINA SÁNCHEZ-MEJORADA Anexo Cifras básicas de la ciudad de México Demografía Población total Hombres 48% Mujeres 52% Niños (0-4 años) 22% Jóvenes (15-29 años) 25% Adultos (60 años y más) 12% Tasa de crecimiento 0.3% Emigración 3% Población nativa 19% Nivel de escolaridad Sin instrucción 4% Primaria completa 15% Secundaria completa 21% Media superior 25% Superior Empleo Población económicamente activa 20% 4 173 981 47% Aportación al pib Nacional 18% Caída del ingreso promedio por hogares (2008–2010) 8% Población económicamente activa ocupada Sector primario 3 910 864 0.68% Sector secundario 16% Sector terciario 81% Comerciantes y vendedores ambulantes 16% Tianguis (2009) 24% Población económicamente activa desocupada Tasa de desempleo Salud -9.30% Inmigración Educación Economía 8 851 080 263 117 7% Tasa de desocupación (2011) 6% Población derechohabiente 64% Seguro Popular 17% 39 LA CIUDAD DE MÉXICO Anexo (continuación) Población sin derechohabiencia a servicios de salud 2 970 074 Esperanza de vida 76.5 años Tasa bruta de mortalidad (2012) Pobreza Seis por cada mil habitantes Extrema 2.2% Moderada 26% Vulnerables por carencias sociales 35% Vulnerables por ingreso 5% Caída del ingreso promedio por hogares (2008-2010) 8% Fuente: elaborado con información proveniente de <www.inegi. org.mx> y <www.evalua.df.gob.mx<. 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El documento pretende dar una visión panorá­ mica de los principales procesos en curso en el estado, con especial atención en los movimientos ciudadanos, sus ten­ dencias y retos. El trabajo se estructura en cuatro apartados. En el primero se abordan los rasgos que caracterizan el con­ texto estatal. En un segundo se incluyen algunos elementos que permiten ubicar la cultura política local, los marcos lega­ les vigentes para la participación ciudadana, y la dinámica se­ guida en algunos espacios formales creados para promover esta última. El tercer apartado da cuenta de algunas de las expresiones ciudadanas más significativas en el estado y de su significado respecto del tipo de interlocución gobernadosgo­bernantes imperante. Finalmente se hace una revisión del * El presente texto fue posible gracias a las valiosas aportaciones de Carlos Peralta Varela, José Bautista Farías, Juan Manuel Ramí­ rez Saíz, Rigoberto Gallardo Gómez, y Carlos Tabares, miembros del Nodo Occidente de Remisoc, así como de Alberto Bayardo Pérez Arce. Su colaboración en cuanto a facilitar información y revisión del texto fue fundamental para la elaboración del mismo. Para ellos todo mi aprecio y agradecimiento. ** Profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. [43] 44 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ pro­ceso electoral de 2012 y de los reacomodos políticos re­ sultantes. El contexto regional: elementos de economía Zona Metropolitana de Guadalajara y demografía de la En las últimas décadas, Jalisco y en especial la Zona Metro­ politana de Guadalajara (zmg), polo económico y político del estado, han experimentado diversos cambios en lo sociocultu­ ral, político y económico. La comprensión de dichos fenóme­ nos es clave para entender el momento actual y las tendencias más importantes que se expresan en la región. En las líneas si­ guientes se da cuenta —de manera general— de algunos de los elementos más significativos que influyen en la cotidia­ nidad de la sociedad local. Desde una perspectiva histórica, la zmg ha sido el polo co­ mercial más importante del occidente del país. En el siglo pasado, entre los años cuarenta y setenta, y en el marco del modelo de sustitución de importaciones, en la región se desa­ rrolla de manera importante el sector de las micro, pequeñas y medianas empresas de los sectores comercial, inmobiliario y pequeña industria. Posteriormente llegan empresas de las ramas electrónica, cementera y hulera, mismas que reducen el peso de la empresa tradicional local. El ciclo se detiene al entrar en crisis el modelo económico (Alba y Kruijt, 1988:212). El proceso antes descrito dio lugar a la formación de secto­ res de pequeña, mediana y gran burguesía, y de una impor­ tante clase media, así como la presencia de un buen número de instituciones educativas —incluidas varias de nivel supe­ rior—, lo que se traduce en un factor que incentiva las inver­ siones al existir recursos humanos calificados. La oligarquía local creada no logró trascender a otros espacios nacionales y se convirtió en socio menor de grupos financieros tanto del valle de México como de Monterrey (Romero, 2001:71-72). En las últimas décadas, con el proceso de globalización, la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) y dada la ubicación estratégica del estado en el corredor Man­ LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 45 zanillo-Nuevo Laredo se observa el repunte de algunas me­ dianas y pequeñas empresas, así como la llegada de nuevas compañías del ramo de la electrónica, el software y los ser­ vicios. Dos casos ilustrativos —en proceso en 2012— son, primero, la inversión que realiza un grupo del norte del país en la construcción de un “puerto seco” (que incluye un parque industrial y de servicios) a unos cuarenta kilómetros al sur de la zmg como una alternativa a la saturación del puerto de Manzanillo; y segundo, el inicio del proyecto Ciudad Creativa Digital que dará lugar a un conglomerado de más de 700 em­ presas de los ramos de la tecnología, entretenimiento, diseño y artes digitales. La inversión ronda los 10 mil millones de dó­lares y se espera genere 25 mil empleos directos (Herrera, 2012). Sin embargo, el proceso anterior tiene muchos claroscuros ya que la tendencia en Jalisco ha sido afianzar un modelo orientado al crecimiento económico desarrollista y concen­ trador de la riqueza, lo que se ha acentuado en los tiempos re­ cientes, como se observa en los siguientes datos: Crecimiento económico y polarización La dinámica económica observada en la zmg es un claro ejemplo del proceso de concentración de la riqueza y creci­ miento económico irregular. Morales (2010:257) con base en datos de Banamex, señala que en 2006 la zmg concentraba más de dos terceras partes del pib total de Jalisco y 4.1% del na­cional (patrón similar al del resto de las metrópolis en México), lo que ha ocasionado una baja en la capacidad de ge­neración de empleos formales, el incremento de las fuentes de ingreso irregulares y procesos de “competencia violenta tanto al interior de los espacios en que se generan tales fuentes, co­mo entre éstos y los espacios laborales de actividades legal­ mente reconocidas”. Otro dato que ilustra lo anterior lo propor­ ciona la dinámica del sector agropecuario en Jalisco, cuya producción en 2010 representó 13% del Producto Interno Bru­to Agro­pecuario del país (“Resumen Ejecutivo” del Quinto 46 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ Informe de Gobierno, 2012), pero que no se refleja en una reduc­ ción significativa de la pobreza rural ya que —conforme a Coneval (2010b)— de 2005 a 2010 no hubo cambios en dicho aspecto en 106 de los 124 municipios (sólo 16 municipios del estado disminuyeron su grado de rezago social, mientras que en dos hubo un aumento). Privatización En Jalisco, a partir del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la privatización de tierras ejidales y el despojo de poblacio­ nes, de tierras, de bienes comunes ha avanzado como parte de una estrategia de acumulación privada y una de las fuentes contemporáneas de acumulación de capital. En no pocos ca­ sos, en Jalisco, la creación de nueva infraestructura tanto pública como privada se ha dado a partir del despojo, las pri­ vatizaciones, la afectación de zonas con fragilidad ambiental y áreas naturales protegidas, etc. (violando leyes y reglamen­ tos, y —en ciertos casos— algunos fallos judiciales), como se observa en varias zonas de playa del estado, en el Lago de Cha­ pala y al interior y en los alrededores de la zmg (sobre este tema se regresa más adelante). Pobreza Para la Coneval (2010b) en el periodo 2008-2010 el porcentaje de la población en situación de pobreza se mantuvo en 36.9% y el de pobreza extrema aumentó de 4.5% a 4.9%; 22.1% de la población no cubrió sus necesidades alimentarias y más de dos millones de personas no contaban con acceso a servicios de salud. Un dato que no puede dejar de señalarse es que al menos en cinco municipios de Jalisco la mortalidad infantil es el doble del promedio nacional. Migración De acuerdo con la Comisión Estatal de Población (Coepo, 2012), la migración es importante en Jalisco ya que los datos LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 47 del censo de población 2010 indican que el estado ocupa el de­ cimotercer lugar entre las entidades con mayor intensidad migratoria. Con todo y que la tendencia es positiva (en el año 2000 Jalisco se ubicaba en el séptimo lugar) más de 60% de los municipios están considerados con un nivel muy alto y alto de migración. Corrupción Transparencia Mexicana, en su informe 2010, señala que el índice de la corrupción en Jalisco pasó de 22 en el año 2007 a 25 en 2010. Jóvenes Para Marcial (2012:293), en 2005 del total de la población en Jalisco, 32.8% serían jóvenes (2 216 135 de personas entre 12 y 29 años de edad), de los cuales 55.4% habitan la zmg. En los años recientes, este sector de la población sufre un ace­ lerado deterioro en su calidad de vida debido a la falta de em­pleos y la mala calidad de éstos; la incapacidad de las instituciones educativas de nivel medio y superior para ofre­ cerles espacios formativos; la creciente inseguridad institucio­ nal; la falta de espacios de esparcimiento, entre otras. Existe una tendencia clara al incremento de los enfrentamientos en­tre las “bandas” o “pandillas” barriales, la presencia de los cár­teles de la droga, el acoso de las policías, el incremento de la vio­ lencia doméstica y de género. Violencia social-narcotráfico De acuerdo con Moloeznik (2012:384-386) y a partir de los da­ tos del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, A.C. (icesi), de las encuestas nacionales sobre Inseguri­dad (ensi) y del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, algunos ras­ gos de la situación de la violencia en la zmg serían: 1) en el último lustro, hay un desplome en la intención de reportar los delitos a la autoridad (84% de los delitos no se de­nuncian por­ 48 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ que se considera una pérdida de tiempo —46.6% de los en­ cuestados— y por ende no son registrados, ni investigados “ni mucho menos resueltos y penalizados los victima­rios”); 2) se incrementó el porcentaje de personas mayores de 18 años que fueron víctimas de un delito al pasar de 12 a 15%, de 2005 a 2008 (cifra por debajo del 20% reportado en 2004); 3) para el periodo de 2006 a 2009 —conforme a otro de los instrumentos antes referidos—, las personas mayores de 18 años que reconocen haber sido víctimas de un delito pasó de 11 a 14%, hecho que se relaciona con el incremento de la tasa de delitos por 100 mil habitantes; 4) si bien el porcenta­ je de los delitos que se cometieron a mano armada en 2008 es bajo (14%) —menor al promedio nacional que es de 25%—, en Jalisco más de la mitad de los homicidios intencionales involucran el uso de armas de fuego, y 5) en 2008, 53% de la población de la zmg consideraba inseguro el municipio en el que habita. Finalmente, no se puede soslayar que en los últimos años la violencia ligada con el narco se ha recrudecido en el estado y que las acciones de las bandas son cada vez más temerarias y sanguinarias (los narcobloqueos, los secuestros y asesinatos masivos con lujo de violencia son cada vez más frecuentes, así como los ataques a elementos de seguridad), pero no han alcanzado —por el momento— los niveles observados en otros estados de la república. Con todo, no debe dejarse de lado que en las zonas fronterizas del estado, tanto en el norte co­ mo en el sur, así como en las colonias periféricas y de extrema pobreza de la zmg se registran hechos violentos prácticamen­ te todos los días. Mención especial merecen los narcoblo­ queos registrados a lo largo de 2012 ya que son hechos que muestran la capacidad de las bandas de narcotraficantes para poner en jaque a las autoridades estatales y de la propia Zona Metropolitana de Guadalajara. En síntesis, el patrón de “desarrollo” que ha prevalecido en el estado desde la década de 1940 se ha afianzado en las últi­ mas décadas. Uno de sus resultados es que una gran parte de la población de Jalisco se concentre en la zmg (4 363 000 ha­ LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 49 bitantes (Coepo, 2008) y que el espacio urbanizado abarque ya las 62 832 hectáreas (Proyecto Intermunicipal de Desa­ rrollo Urbano, 2008, citado en Siqueiros, 2012). El creci­ miento acelerado1 y desordenado de la ciudad han generado diversos problemas, tales como la segregación, la dispersión, problemas de movilidad y de disponibilidad de espacios ver­ des, contaminación en aumento, insuficiente cobertura del equipamiento público y de los servicios de infraestructura, de servicios sociales y culturales (Rodríguez, 2012:18), lo que se traduce en un deterioro creciente de la calidad de vida de la mayoría de los habitantes de la Zona Metropolitana de Gua­ dalajara. Los elementos descritos perfilan la dinámica económica y demográfica del estado de Jalisco y sirven de marco para ubi­ car las diversas expresiones y movilizaciones sociales y po­ líticas de los últimos años en la región. Cultura política, marco legal y espacios para la participación ciudadana Analizar el tipo de interlocución sociedad-gobierno que se da en Jalisco hace necesario referirse a algunos elementos de la cultura política local, al marco legal vigente y a los meca­ nismos para la participación ciudadana, así como a algunos espacios formales impulsados desde el gobierno estatal para dar cauce a dicha participación. Elementos de la cultura política local Dos son las encuestas recientes que dan cuenta de los rasgos de la cultura política de la población jalisciense y de los ras­ gos del capital social existente en la zmg. En lo que concierne 1 El crecimiento de la zmg en los últimos 45 años fue de 7.5 ve­ ces, mientras que la población sólo creció 4.5 veces, lo que se debe en buena parte al accionar de fuertes grupos inmobiliarios y a la corrupción y paulatina desregulación del suelo y de la vivienda por parte del Estado mexicano (Rodríguez, 2012). 50 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ a la Encuesta Estatal sobre Cultura Política y Prácticas Ciu­ dadanas (eecppc, 2004), los datos señalan que más de la mi­tad de las y los jaliscienses considera que es difícil organizarse con otros ciudadanos; 87.6% platica poco o nada sobre los pro­ blemas de su comunidad con sus amigos o vecinos; sólo 16% señala confiar mucho en las otras personas y 70.7% dice con­ fiar poco. El nivel de participación en organizaciones civiles y/o sociales es en general bajo: 20.6% se involucra en agrupa­ ciones religiosas (el más alto); 13% forma parte de al­gún sindi­ cato y 12.2% lo es de alguna organización de veci­nos, colonos o condóminos; 10.3% de ciudadanos participa en agrupacio­ nes de ayuda social y 9.1% se involucra en orga­ni­zaciones ciudadanas. Por su parte, la Encuesta Nacional sobre el Capital Social en el Medio Urbano 2006 (Sedesol-pnud, 2007) (que es repre­ sentativa sólo para la zmg) arroja resultados similares al estu­ dio anterior, ya que en ella se refiere que menos de 20% de las personas confía en los demás y sólo 23.5% pertenece a una organización; 17.2% se ha organizado con sus vecinos para solicitar la atención a un problema y 21.7% se ha unido a otros para resolver uno de los principales problemas de la comuni­ dad. Llama la atención que para 26.7% de los encuestados, el principal factor de de­­su­nión son las diferencias educativas. Más allá de las encuestas, un dato relevante en los tiempos recientes es el surgimiento de nuevas organizaciones de la sociedad civil (osc) hasta sumar hoy varios cientos (las pri­ meras se crean a inicios de los años sesenta del siglo pasado). Los ámbitos en los que se desarrollan son la movilidad urba­ na, la democratización, la defensa del medio ambiente, los derechos humanos, los derechos de las mujeres y de la comu­ nidad lésbico-gay, etcétera. El número preciso de osc en Jalisco se desconoce ya que no existe un padrón actualizado (esto último es todo un reto dada la naturaleza de este tipo de agrupaciones). Sin embar­ go, un análisis realizado por Aldrete et al. (2012) a partir de los padrones existentes en el Instituto Jalisciense de Asistencia Social (ijas, 2010), en la Secretaría de Desarrollo Social (Se­ LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 51 de­sol, 2009) y en el Centro Mexicano para la Filantropía (Ceme­fi, 2010), apuntan a que en Jalisco habría entre 521 y 851 organizaciones2 con registro oficial. De este total, en la zmg tendrían su sede entre 374 y 557 de dichas agrupaciones, es decir entre 65.5 y 71.8% del total de osc registradas en Ja­lisco (sin embargo, un dato a considerar aquí es que conforme una investigación que abarcó 105 organizaciones afiliadas al ijas, 26% tenían su sede en el municipio de Guadalajara pe­ro tam­ bién realizaban labores en otros municipios del esta­do (Peral­ ta et al., 2005:18). Un dato que no puede perderse de vista es que un número significativo de organizaciones locales tienen un perfil asis­ tencial, dado la influencia que históricamente ha ejercido la Iglesia católica local. Más allá de lo que indican los padrones, la observación de las diferentes iniciativas ciudadanas surgidas en los años re­cientes y que tuvieron alguna mención en los medios de comunicación y en las redes sociales, permite afirmar que se­ rían muchas más las organizaciones, y sobre todo movimien­ tos, existentes en el estado de Jalisco. Marco legal para la interlocución gobernantes-gobernados3 Jalisco cuenta, desde 1998, con una Ley de Participación Ciu­ dadana que incluye las figuras de la iniciativa popular, el referéndum y el plebiscito. No obstante dicho avance, el marco legal que nos ocupa carece de algunos elementos clave que doten de garantías y recursos a la ciudadanía para hacer uso de ella y no incluye o establece algún tipo de relación con diver­ sas formas y mecanismos de participación ciudadana existen­ tes en otros ordenamientos, como son la Ley de Planeación del Estado, la Ley de Administración y Gobierno del Estado y sus 2 El Centro de Documentación e Información sobre osc (Cedioc) de la uam Iztapalapa registraba 898 organizaciones en Jalisco en el periodo 1998-2000 (Calvillo y Favela, 2004:88). 3 Las aportaciones de José Bautista Farías y Alberto Bayardo Pé­ rez Arce fueron centrales para la elaboración de este apartado. 52 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ Municipios; el Código Urbano y el Código Electoral y de Par­ti­ cipación Ciudadana, o los ordenamientos relativos a los or­ga­ nismos públicos autónomos. Por lo tanto, los rasgos del marco normativo relativo a la participación ciudadana en el estado son su dispersión, su falta de armonía y coherencia, así como la falta de condiciones para su operación, por lo que más que favorecer limita la participación ciudadana y da lugar a espa­ cios y esquemas meramente formales o funcio­nales a los gobiernos en turno.4 Por otra parte, a inicios de abril de 2013, Jalisco no con­ taba con una ley de fomento a las actividades realizadas por las organizaciones de la sociedad civil a pesar de los esfuer­ zos ciudadanos realizados. Las 56 y 57 Legislaturas traba­ jaron —junto con grupos ciudadanos— sendos proyectos (el primero se desechó y el segundo fue “congelado”). La Legis­ latura 59 retomó el proyecto pero no se concluyeron los tra­ bajos. Vale señalar que una ley de este tipo es clave para reducir el clientelismo y la discrecionalidad en la distri­ bución de recursos públicos por parte de las administracio­ nes estatales, hecho que fue por demás evidente en la gestión que concluyó su periodo en febrero de 2013. Los espacios institucionales para la participación ciudadana Actualmente existe en Jalisco una gran diversidad de consejos y comités ciudadanos (sectoriales de participación ciuda­da­ A inicios de 2013, una red de organizaciones ciudadanas retomó el asunto. El antecedente inmediato se ubica en el año 2005, cuan­ do un grupo formado por algunos diputados y grupos ciudada­nos impulsaron una reforma a la Ley de Participación Ciudadana. Dicho proyecto contemplaba facilitar el uso de las figuras para la participa­ ción ciudadana directa y la inclusión de otros instrumentos, como las consultas públicas, los comités vecinales, las audiencias pú­ blicas, la contraloría ciudadana, entre otras. Dicho esfuerzo fue pues­ to en la “congeladora”. Un dato relevante aquí es que el tema de la revocación del mandato fue incluido al inicio de los trabajos del equi­ po pero fue desechado por los legisladores sin mayor discusión. 4 LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 53 na, municipales, los comités de obra y los comités vecinales). Estos espacios tienen en común el que se limitan a la consul­ta, no cuentan con recursos para operar y tienen una normativi­dad vaga e incoherente. Por lo tanto, son en lo fundamental ins­ tancias “decorativas” que legitiman decisiones previamente adoptadas por los funcionarios públicos. Dos espacios insti­ tucionales creados durante las administraciones panistas —la Gran Alianza por Jalisco y el Consejo Económico-Social del Estado de Jalisco— merecen un análisis más detallado y se analizan más adelante. Los consejos municipales, los comités de planeación para el desarrollo municipal o los que gestionan los servicios pú­ blicos como el acceso al agua, a la salud, a la educación, o a un medio ambiente saludable, son los órganos de participa­ ción ciudadana más “olvidados”. Su reglamentación es, en su mayoría, de antes de 1995; es decir, que la alternancia po­ lítica no dio lugar a su actualización y en la mayoría de los casos su normatividad es deficiente (su duración e integra­ ción, la periodicidad de sus reuniones, el carácter público de sus sesiones y acuerdos, el acceso a recursos). La conforma­ ción y “funcionamiento” de dichos órganos depende de los cri­ terios del presidente municipal en turno, por lo que no tienen autonomía, y en ellos priva la discrecionalidad, el compadraz­ go y amiguismo, y su tarea central es legitimar ciertas decisio­ nes públicas y políticas. Su profesionalización es mínima, sus acuerdos difícilmente se llevan a la práctica y no tienen capa­ cidad para crear o incidir en las políticas públicas munici­ pales. En otras palabras, los consejos municipales tienen un carácter meramente consultivo y, por si fuera poco, su diseño institucional propicia que sean cooptados por las organiza­ ciones ligadas al gobernante en turno. La dinámica existente en los órganos ciudadanizados en el nivel estatal tiene similitudes y diferencias con lo que sucede en el ámbito municipal. Al respecto, Peralta (2009:8-9), quien analizó tres casos de interacción institucional, organizaciones civiles-gobierno, refiere que dichos espacios están “regla­men­ tados y estructurados en sumo grado y cuentan con mecanis­ 54 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ mos diseñados para mantener el control directivo y limitar la participación de la sociedad civil…”. Señala que no todas las organizaciones asumen un rol similar frente al gobierno, ya que algunas colaboran y se subordinan a éste, en tanto que otras ejercen su autonomía y posturas independientes y críti­ cas. El gobierno no actúa tampoco como una entidad homo­ génea ya que no siempre busca imponerse ni doblegar a las organizaciones. Con todo, Peralta señala que a pesar de los con­ troles existentes, las organizaciones ciudadanas sí logran ejer­ cer —con limitaciones— su labor de vigilancia y contrapeso; insiste en que es necesario pugnar por democratizar cada espacio público ya que ello puede llevar a cambios en las formas tradicionales del ejercicio de poder y favorecer la con­ traloría de la acción del gobierno, además de establecer las bases para generar políticas públicas en temas relevantes para la sociedad. Las administraciones panistas y sus esquemas para la participación ciudadana No se puede dejar de señalar la forma en que los gobiernos panistas entienden y operan la “participación ciudadana”. Para ello, a continuación se da cuenta de dos casos que mues­ tran las apuestas hechas por las últimas dos administracio­ nes estatales del Partido Acción Nacional. • El Consejo Económico-Social de Jalisco5 El Consejo Económico y Social de Jalisco para el Desarrollo y la Competitividad (Cesjal) es un organismo ciudadano que se crea en 2005 a partir de la iniciativa de un grupo de empre­sa­ rios que tenían la expectativa de que Jalisco accediera a los fondos de la Unión Europea, del Fondo Monetario Interna­ La presente sección sintetiza el trabajo de Juan Manuel Ramí­ rez Sáiz: La gobernanza y el Consejo Económico-Social de Jalisco (Cesjal) (inédito), por lo que las ideas centrales del texto correspon­ den a dicho autor. 5 LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 55 cio­nal y del Banco Interamericano de Desarrollo. Para lo­grar lo an­terior, un requisito era contar con un Consejo EconómicoSocial (ces) que actuara como mediador y aval. El Cesjal se inspira en el modelo de los consejos económico-sociales eu­ ropeos y su carácter es el de un organismo consultivo, cuyas resoluciones no son vinculantes. Su objetivo principal es for­ mular recomendaciones a los planes del gobierno estatal y a las iniciativas de ley que emite el Congreso de la entidad, por lo que se relaciona con los poderes ejecutivo y legislativo de Jalisco. Conforme a la ley que lo regula, su objetivo es “promo­ ver el diálogo y la concertación entre los diferentes agentes públicos y privados de la entidad” (la intervención del legisla­ tivo es clave ya que el Cesjal cuenta con recursos públicos). El Cesjal está integrado por los sectores empresarial, sindi­ cal y académico-asistencial.6 El primer sector lo representan las cámaras, consejos, centros y uniones de las empresas (de los ámbitos comercial, bancario, agropecuario e industrial) de mayor importancia en Jalisco (su influencia en el Cesjal es cla­ ra ya que a la fecha sus tres presidentes han sido empresarios). El sector “social” está “representado” por las viejas agrupacio­nes del pri (Confederación de Trabajadores de México, Confedera­ ción Obrera Revolucionaria, Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, Confederación Nacional Campe­ sina y la representación local de los ganaderos; las expresio­ nes organizadas y autónomas de trabajadores, campesinos y ganaderos no están representadas). El sector académicoasistencial está representado, en el primer caso, por las cuatro principales universidades de Jalisco, pero no incluye a cen­ tros de investigación; en el segundo caso, por Caritas —la je­ rarquía de la Iglesia católica—, una fundación comunitaria local (Corporativa de Fundaciones) y la Federación de Cole­ gios de Profesionistas —cercana al pri. En el Cesjal no tienen representación las ocs del estado. El número de organizaciones por sector son siete y, formalmen­ te, tienen el mismo estatus, pero el sector empresarial ejerce ma­yor influencia. 6 56 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ De acuerdo con Ramírez (2011) la composición del Cesjal dificulta el establecimiento de relaciones de gobernanza7 en­ tre éste y los poderes políticos locales, ya que subordina la actuación societal a la del estado y disminuye la independen­ cia de la primera ante el segundo; pero por otra parte y dada la diversidad de sectores y de organizaciones a su interior, puede posibilitar algunas prácticas de gobernanza. A siete años de su creación, el Cesjal, no ha logrado obte­ ner recursos financieros de la cooperación internacional, ni ha cumplido con su objetivo formal de “promover el diálogo y la concertación”; en cambio, sí ha ejercido los 13 millones de pesos anuales de recursos públicos que tiene asignados. El aporte principal del Cesjal son casi una veintena de recomen­ daciones de las cuales algunas han sido “aceptadas”; otras —poco menos de la mitad de ellas (8 de 19)— cuentan con “acuse de recibo”;8 otras más fueron “omitidas” (esto es que no existe un acuse de recibo).9 Dos fueron rechazadas10 y Ramírez (2011:2) la define como las “prácticas sociopolíticas emergentes, principalmente a través de experiencias a nivel local y sectorial, y cuyo componente central es la interacción mutua­ mente interdependiente, corresponsable y complementaria entre agentes estatales y sociales en el diseño de políticas públicas”. 8 1) Fideicomiso promotor y regulador de la cadena maíz tortilla en Jalisco; 2) Señalética carretera Guadalajara-Ameca; 3) Plan In­ tegral de Movilidad Urbana para la zmg; 4) Ley y reglamento para proyectos de inversión y de prestación de servicios del estado de Jalisco y sus municipios; 5) Plan Estratégico de Biocombustibles y Energías Alternativas; 6) Diseño del Plan Estatal de Desarrollo 2030; 7) Paquete de reformas en materia de seguridad y justicia pe­nal (catorce leyes), y 8) Reforma Presupuestaria Integral (once leyes). 9 Las recomendaciones omitidas son importantes: 1) Juicios ora­ les; 2) Macrolibramiento; 3) Registro Público de la Propiedad; 4) Presupuesto de Egresos del Gobierno del Estado 2007; 5) Reformas a la Ley del Cesjal; 6) Ley de Código Urbano; 7) Legislación en ma­ teria de organizaciones agrícolas, y 8) Creación de una Ley de Fo­ mento Cooperativo en Jalisco. 10 Recomendaciones rechazadas: “Programa Estatal de Mane­jo del Fuego: Campaña de Prevención, Alerta y Combate de Incendios Fo­ restales” (el argumento fue su presentación extemporánea). La se­ 7 LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 57 varias se encuentran en proceso de análisis por parte de los destinatarios.11 Del conjunto de “aprobadas”, dos casos son ilustrativos: el Plan Estatal de Desarrollo (ped), Jalisco, 2030 primer plan estatal en la entidad de largo plazo, y el Código Urbano de Jalisco de 2008 (la disposición legal más impor­ tante en Jalisco en materia urbana). La mayor parte de las recomendaciones del Cesjal que tuvieron acuse de recibo corresponde a asuntos estructurales, pero ello no conlleva la existencia de algún juicio sobre su pertinencia, ni respecto a su eventual traducción en alguna política pública. En el caso de las recomendaciones “omitidas” no existen elementos que permitan dilucidar la razón de tal decisión por parte de los po­ deres públicos, lo que da cuenta de la fragilidad de un esque­ ma de interlocución de este tipo. En síntesis, del total de las recomendaciones emitidas por el Cesjal, sólo una parte cuenta con acuse de recibo por parte del ejecutivo y legislativo de Jalisco, y un número importan­ te tiene algún tipo de complicación (omisión, pendiente o rechazo), lo que muestra que el vínculo construido es ambi­ valente. Sin embargo, en el caso del ped-2030 la interacción que se dio entre la SePlan y el Cesjal fue de interlocución y complementariedad. Para Ramírez, vistas en conjunto, las relaciones entre el Cesjal y los poderes ejecutivo y legislativo de Jalisco tienen los siguientes rasgos: 1) son incipientes y am­ bivalentes, por lo que no se puede hablar de que se hayan construido relaciones en términos de gobernanza; 2) son fun­ damentalmente corporativas y mutuamente dependientes, lo que indica dificultades para establecer prácticas autónomas y complementarias y, en esa medida, de gobernanza, y 3) se observa la emergencia de prácticas de gobernanza básica o procedimental y, en parte, de las de tipo sustantivo (en el ca­ so de la recomendación al ped-2030). Lo anterior sugiere, de gunda recomendación rechazada —en este caso por el Congreso— fue la relativa al Código Urbano. 11 El Informe Socioeconómico del Estado de Jalisco de 2009 y el impulso a la mejora regulatoria en la entidad. 58 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ acuerdo con Ramírez (2011), que la alternancia política de 1995, la reforma política y la aprobación de la Ley de Parti­ ci­pación Ciudadana (1998), dieron lugar a transformaciones po­líticas que habrían incidido positivamente en los compor­ tamientos estatales y societales favorables a la gobernanza (al establecer un marco legal para las formas institucionalizadas de participación en las políticas públicas). Esto quiere decir que el esquema Cesjal, a pesar de sus limitaciones, deja ver que se han abierto posibilidades de intervención en la sociedad y en el sistema político local. • La Gran Alianza por Jalisco Esta iniciativa de participación (en adelante Gran Alianza) fue una de las grandes apuestas de “participación ciudadana” de la administración estatal panista que concluyó en febrero de 2013. Dicha iniciativa fue lanzada en abril de 2007 con el fin de generar insumos para la elaboración del Plan Estatal de De­ sarrollo. Las consignas fueron crear […] un espacio incluyente de participación, diálogo, conci­ liación y propuesta donde se suman las voluntades y lideraz­ gos del Estado, por una causa común: Jalisco [y] estimular la capacidad que tenemos los jaliscienses para ponernos de acuerdo en lo que necesita Jalisco a mediano y largo plazo, sin que nadie sea excluido del acuerdo (http://granalianza. jalisco.gob.mx/). La Gran Alianza buscó que la sociedad civil organizada, la iniciativa privada y el gobierno unieran esfuerzos en una “perspectiva de largo aliento” que pusiera en marcha cuatro procesos: 1) elevar la calidad de vida de todos los jaliscienses; 2) mejorar la competitividad; 3) acelerar el desarrollo regio­ nal, y 4) salvaguardar el medio ambiente. Para lograr lo an­ terior, la Gran Alianza se integró con 35 mesas temáticas y 12 mesas regionales. Es importante señalar que una primera limitación del naciente espacio fue que el tipo de convocato­ ria realizada excluyó a diversas organizaciones ciudadanas. LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 59 El balance sobre los resultados de la Gran Alianza es poco claro. Las valoraciones sobre el trabajo del primer año —clave para formular los contenidos a incorporar en el Plan Estatal de Desarrollo— son contrapuestas. Para los coordinadores de la organización la experiencia fue [...] un catalizador de esfuerzos y actitudes para resolver los problemas de Jalisco, [las me­sas] se han convertido en au­ ténticos espacios incluyentes y democráticos y desean con­ vertirse en espacios permanentes […] pero se requiere un re­forzamiento ciudadano para una mayor participación ciu­ dadana (http://granalianza.jalisco.gob.mx/). El análisis de Gómez Naredo (2007) señala que los logros de la Gran Alianza “son sólo buenos propósitos y sus re­sultados, una simple descripción de los problemas que aquejan a la población, problemas de todos conocidos” y que no hay tal participación ciudadana dado que “las reuniones de la Gran Alianza muchas veces se llevan a cabo con cinco o seis per­ sonas: ¡viva la participación social!”. La perspectiva de algunas organizaciones ciudadanas, en concreto las que participaron en la mesa de derechos huma­ nos, es más crítica ya que señalan que la Gran Alianza […] constituyó un gran fracaso del Ejecutivo, en la medida que el Plan Estatal de Desarrollo prácticamente desechó todo el trabajo realizado a lo largo de casi seis meses por los participantes de la mesa de Derechos Humanos, hecho que llevó a que varias de las organizaciones civiles, univer­ sidades y personas a título individual que participaban en la misma se retiraran […] la voluntad política del Gobierno de Estado hacia el tema de los derechos humanos es mera­ mente discursiva (ya que respetarlos) “estorba” a los fines del proyecto de desarrollo que quieren impulsar desde el Eje­ cutivo del Estado. En concreto se señala que: 1) no se reconoce la existencia de diversos problemas de corte estructural que atentan sis­ temáticamente contra la vigencia de los derechos humanos 60 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ en Jalisco (por ejemplo, la práctica de la tortura en las diver­ sas policías en el estado; la imposibilidad del acceso a la justicia en materia ambiental; la violación de los derechos laborales, etc.); 2) negar la experiencia y el conocimiento de expertos, y 3) la simulación de la participación ciudadana ya que los resultados del trabajo de la Gran Alianza no se refle­ ­ja­ron en el Plan Estatal de Desarrollo y que en el fondo fue […] un ejercicio de legitimación política y de cooptación social […] donde no importaron las voces y demandas ciudadanas, sino la búsqueda de legitimidad política del gobernador y su grupo ante otros actores sociales (Rocha, 2007). Un balance sobre la Gran Alianza, a cinco años de su consti­ tución, no difiere mucho de lo antes dicho. Para Blanca Cas­ tillón, coordinadora general de la Gran Alianza (electa el 14 de septiembre de 2010) un logro fue que en 2011 la organiza­ ción alcanzara los ocho mil “aliados” ciudadanos (un avance del 5% según las expectativas de la organización); sin em­ bargo, señala que la poca convocatoria se debe a que lleva sólo “año y medio de coordinación ciudadana” y que lo logra­ do es “poco en términos relativos, pero en términos absolu­ tos estamos dando un gran paso, porque estamos decididos a ser esa gran agrupación ciudadana que participe en la toma de decisiones” (Velazco, 2012). En el sitio web de la Gran Alian­ za se apunta que ésta ha contribuido a que se defi­nan “proyec­ tos gubernamentales valuados en cerca de cinco mil millones de pesos” (García, 2012). Un elemento interesante en la declaración de Castillón, en pleno proceso electoral estatal, es el “desmarque” que hace de la Gran Alianza respecto del gobierno de Emilio González Márquez, al considerar que la organización “se ha ciudadani­ zado y están en trámites para convertirse en una asociación civil”; señala que no hay conflicto con el gobernador ya que “si hubiera habido un enojo, o que el proyecto no haya cua­ jado como se pretendía, con alguna ideología, pues nos hu­ LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 61 bieran quitado todo el apoyo, y no es así” (valga señalar que, según la propia Castillón, 60% de las aportaciones que recibe la Gran Alianza para su operación provienen de fondos guber­ namentales, y que 95% de los recursos con que operan los pro­ yectos de las mesas —comités— proviene de entidades pú­ bli­cas). La dirigente de la Gran Alianza reitera que ésta es autó­no­ma, no tiene “ningún color” y que —los entonces can­ didatos— Aristóteles Sandoval (pri) y Fernando Guzmán Pérez Peláez (pan) le aseguraron que, en caso de ganar las elec­ ciones, no desaparecerá el proyecto (Velazco, 2012). Otra visión de la Gran Alianza la aportan otros personajes públicos: […] fue una “faramalla”. […] Nos la creíamos, hicimos una propuesta analítica con base en nuestra práctica, experien­ cia, y realmente no se tomó en cuenta nada en este ejercicio […] fue un gran fraude que hizo el gobernador a los ciuda­ danos; iba iniciando y le dimos el beneficio de la duda y realmente no sirvió (Raquel Gutiérrez Nájera, participante en la Comisión de Derechos Humanos al inicio del proceso y presidenta del Instituto de Derecho Ambiental, A.C.); […] Se quedó corta y actualmente está desdibujada, no le fun­ cionó [al gobernador] (David Gómez Álvarez, ex presidente del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudada­ na); […] De inicio surgió mal porque estas iniciativas no deben ser impulsadas desde el gobierno, sino de la sociedad (Augusto Valencia, ex presidente del Instituto de Transparen­ cia e Información Pública del Estado de Jalisco) (García, 2012). En el presente apartado dimos cuenta de algunos elemen­ tos de la cultura política local, del perfil de los ordenamientos legales en el estado y de los mecanismos institucionales para la participación ciudadana, así como de dos esquemas insti­tu­ cionales de interacción gobierno-sociedad: el Cesjal y la Gran Alianza por Jalisco. Sin embargo, y conforme se verá en las si­ guientes líneas, tras 18 años de administraciones estatales panistas, las demandas y dinamismos sociales no parecen ha­ 62 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ ber encontrado los cauces adecuados en los marcos y esque­ mas existentes. Un panorama de la forma en que trabajan las organizaciones y movimientos ciudadanos se incluye en el siguiente apartado. Organizaciones y movimientos ciudadanos En el Jalisco del 2012 queda poco de la esperanza puesta en la alternancia política vivida hace ya casi 18 años. A lo largo de las tres administraciones estatales panistas, las políticas pú­ blicas —cuando las ha habido— han sido inconsistentes por lo que no pocos problemas locales se han agravado. Los ca­ sos de corrupción son innumerables, un botón de muestra fueron los Juegos Panamericanos, mismos que se distinguieron por los dispendios, los malos manejos y la mala calidad de al­ gunas obras. La deuda generada —según el gobierno del es­ tado es de alrededor de 3 200 millones de pesos. A mediados de enero de 2013, ante el inminente vencimiento de dicha deu­ da, el Congreso estatal autorizó la contratación de un nuevo crédito por 2 439 millones de pesos para cubrir parte del adeu­do resultado de la construcción de infraestructura depor­ tiva y el equipamiento para los juegos. El crédito referido deja fue­ra lo relativo a las villas panamericanas. La presencia de organizaciones y movimientos ciudadanos en el espacio público estatal es cada día más amplia y diver­ sa, y refleja, por una parte, la reacción de las y los ciudadanos al conjunto de problemas y al tipo de política social que se vive en Jalisco. El agravamiento de los principales problemas sociales dio lugar a que sólo en 2010 —conforme a datos de analistas— se registraron un total de 824 actos de protesta. Por otra parte, el dinamismo social de los últimos años pare­ ce reflejar un cambio en el perfil sociopolítico y cultural de la población local (sobre todo la que habita las ciudades). La in­ fluencia ejercida por dichas organizaciones es cada vez más relevante, gracias a la difusión que tienen en las llamadas “re­ des sociales”. LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 63 En los siguientes apartados se hace un breve esbozo de algunas de las expresiones ciudadanas más relevantes en los dos últimos años, así como de sus demandas, formas de ac­ ción e interlocución con el gobierno. En conjunto reflejan la calidad de la democracia en la entidad. El derecho a la ciudad 1. Parlamento de Colonias de la zmg. Esta organización se conformó en marzo de 200612 y agrupa a varias decenas de co­ lonias, principalmente de clase media y alta (lo cual es nove­doso en la ciudad). Su objetivo es influir en la forma de gestionar la ciudad. Hasta hace un par de años tuvo una presencia pú­ blica significativa y recientemente perdió fuerza dado el des­ gaste de la organización y los conflictos dentro del grupo dirigente. La organización ha hecho diversos cuestionamien­ tos públicos a las autoridades municipales por no incluir a los colonos en decisiones, tales como los cambios de uso del sue­ lo y la densidad de población, y en las actualizaciones de los planes parciales de desarrollo urbano; sus intentos por influir en los asuntos públicos es por la vía de las acciones jurídicas y mediáticas, no tanto por medio de movilizaciones. Además de lo señalado, algunas de las luchas más relevan­ tes del Parlamento de Colonias han sido el oponerse a la cons­ trucción de complejos comerciales y/o habitacionales (casos Ciudadela y Andares y de algunas construcciones que no respetan los planes parciales, entre las que se encuentra la Villa Panamericana). Sus esfuerzos no han tenido el éxito es­ perado debido a la forma en que accionan las empresas in­ mobiliarias y de sus aliados en la administración pública y el poder judicial. Con todo, sus principales logros han sido evi­ 12 Originalmente se denominó Parlamento de Colonias de Zapo­ pan, conformada en agosto de 2005, fue impulsada por la Asocia­ ción de Colonos de Bosques de San Isidro y el Comité de Colonos Camino Real (Martínez, 2010). En marzo 2006 cambia su nombre a Parlamento de Colonias de la zmg. 64 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ denciar la corrupción existente en la administración pública, el detener cambios de uso del suelo en diversas zonas de la ciudad, así como iniciar la campaña de rechazo a la Vía Ex­prés. También buscó recuperar un terreno público, sospecho­sa­ mente “olvidado” y por tanto en riesgo de privatizarse, donde ahora se construye un parque. Vale señalar aquí que un elemen­ to que no favorece a la organización que nos ocupa es el hecho de que las asociaciones vecinales de la zmg, salvo ex­ cepciones, son fácilmente cooptables por los gobiernos, esta­ tal y municipal, y los partidos. Son pocas las que luchan por obtener mejores servicios o que defienden su territorio. 2. Núcleo de Colonias es una red creada en 2011 que agluti­ na organizaciones vecinales de la zona centro y poniente de Guadalajara. Han realizado diversas acciones para impedir los cambios a los planes parciales de desarrollo urbano de la zona centro y poniente del mismo municipio, mismos que —argumentan— ponen en riesgo la habitabilidad de la zona y reducirían la calidad de vida, ya que se pretende autorizar un incremento de niveles en los edificios por construir, y la au­ torización para abrir más bares y “antros”. 3. Organizaciones en torno al desarrollo urbano, movilidad urbana, movilidad no motorizada, defensa de los espacios públicos, etc. Son varias las organizaciones y movimientos que han surgido en los años recientes en relación con los temas antes referidos. Algunas de ellas son: Guadalajara en Bici, Ciu­ dad para Todos, Muévete por tu ciudad, Femibici, Red Guada­ lajara de Todos, Ciudad Alterna, Colectivo Triciclo, etc. La confluencia generada entre algunas de ellas ha dado lugar a la creación de redes como la Asamblea para Gobernanza Me­ tropolitana, el Consejo Ciudadano de Movilidad no Motori­ zada, y la Plataforma Metropolitana por la Sustentabilidad. De la misma forma, algunas de las anteriores organizaciones han sido actores clave para que se conozcan casos de corrup­ ción, violación de diversos derechos y normas, así como de la inviabilidad de algunos proyectos de obra pública. Los casos más significativos son los de la presa de Arcediano, la Villa Panamericana, el Puente Atirantado y la autopista urbana LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 65 (Vía Exprés). En el caso de esta última, la acción de las orga­ nizaciones fue fundamental para lograr que se cancelara el proyecto. 4. Dentro del conjunto anterior, el caso de los grupos ciclis­ tas merece una mención aparte ya que en los últimos cinco años se han formado más de 30 organizaciones, dato que es bastante significativo. Las acciones de estos grupos son muy diversas, innovadoras y creativas, por lo que han tenido un impacto mediático importante, como fue la construcción de dos “ciclovías ciudadanas” en 2011, que fueron acciones para evidenciar que las administraciones, tanto estatal como mu­ nicipales, no han hecho avances significativos respecto del Plan de Movilidad no Motorizada (elaborado en 2010). Otras acciones que conviene referir son: los “paseos nocturnos” en bicicleta y que se realizan dos o tres veces por semana (los pri­ meros paseos se realizaron hace poco más de cinco años);13 el Paseo de Todos (donde confluyen la mayoría de los grupos) y que se realiza una vez al mes y que ha llegado a reunir a más de cinco mil personas; los “Paseos al Desnudo”, celebrados en junio de 2011 y de 2012 y en los que participaron dos mil y mil personas respectivamente (esta acción es parte de un mo­ vimiento internacional para visibilizar a las y los ciclistas y demandar respeto a sus derechos). Transparencia y rendición de cuentas 1. El Colectivo Ciudadanos por Municipios Transparentes (Cimtra-Jalisco) es una red creada en 2004, enfocada a eva­ luar la transparencia de los ayuntamientos de Jalisco. Su ejercicio más reciente fue en septiembre de 2012 y abarcó ocho municipios de la zmg.14 La mayor opacidad se observó en Actualmente, y derivado de conflictos de liderazgo, el paseo nocturno se dividió en dos. Ambos salen y terminan en el mismo lu­ gar, pero inician con una hora de diferencia, no siguen la misma ru­ta, ni tienen la misma duración (Hernández y Fernández, 2012). 14 Los resultados de dicho estudio revelan que: a) cinco munici­ pios obtuvieron calificaciones superiores a 60 puntos (de 100): 13 66 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ los rubros de Consejos Ciudadanos (37%), Participación Ciu­ dadana (49%) y Cabildo y Urbanidad (55%).15 Cimtra-Ja­lisco también evaluó al Congreso local en noviembre del 2011 y la calificación obtenida fue de 31.9 puntos (de cien). De las 44 variables evaluadas, 29 adolecieron de información. De los ocho rubros evaluados, sólo dos obtuvieron cali­ficación aprobatoria (acceso a información, e integración y estructu­ ra). Los rubros más opacos fueron el de gastos y el de control interno. 2. La lucha contra la corrupción ha sido impulsada por varias organizaciones, tales como Ciudad para Todos, Acción Ciudadana Ya, Congreso Ciudadano Jalisco, Profesionales por la Ética, Iluminemos México, entre otras, y ha sido acompa­ ñada por organizaciones empresariales locales. Sus labores se han enfocado a evidenciar la corrupción imperante y han tenido un impacto significativo en la opinión pública. Algu­ nas de sus acciones más relevantes estuvieron dirigidas a bus­car la renuncia del titular de la Auditoría Superior del Es­ tado de Jalisco (acusado de recibir millonarias gratificacio­ nes, y de otorgar millones de pesos a un familiar), así como evidenciar el pésimo desempeño y los malos manejos de los diputados locales. Para todo ello hacen uso regular de las re­ des sociales. Afectados ambientales • El Salto y Juanacatlán La lucha que mantienen varias de las organizaciones ciuda­ danas de la zona de El Salto-Juanacatlán suma ya varios años y se centra en exigir que se solucione uno de los más Tlajomulco (94.4), Zapopan (89.9), Tamazula (77.2), Guadalajara (75.4) y Tlaquepaque (60.2); b) tres municipios reprobaron en transparencia: Zapotlanejo (47.1), Tonalá (26) y El Salto (4.6). 15 El balance del periodo 2010-2012 elaborado por Cimtra para ocho municipios evaluados, indica que: 1) cuatro obtuvieron califi­ caciones aprobatorias al inicio de sus administraciones (Tamazu­ la, Zapopan, Tlajomulco y Zapotlanejo); 2) sólo dos (Tlajomulco y LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 67 graves problemas de contaminación que se tienen en el esta­ do y en el país. La población del lugar ha visto severamente dañada su calidad de vida tanto por las descargas urbanas de parte de la zmg, sin tratamiento, como por los desechos que arrojan al río las empresas asentadas en el parque industrial El Verde, y por un relleno sanitario utilizado por los munici­ pios metropolitanos. A las viejas promesas gubernamentales se han sumado nuevos planes y proyectos, como es la construc­ ción de una macroplanta de tratamiento de aguas negras al suroriente de la ciudad (publicitada como “la más grande de América Latina”). Dicha planta inició operaciones a inicios de 2012 sin que hasta el momento se observe una mejora sig­ nificativa en la situación. • Temacapulín De 2009 a la fecha ha adquirido fuerza un movimiento que se opone a la construcción de una presa en el municipio de Cañadas de Obregón (100 kilómetros al norte de la zgm) y que amenaza con inundar los poblados de Temacapulín, Aca­ sico y Palmarejo (el fin de la obra en cuestión es fundamental­ mente dotar de agua a la ciudad de León, en Guanajuato).16 A la lucha de los pobladores se han sumado organizaciones Za­popan) tuvieron crecimientos constantes de transparencia; 3) tres presentaron altibajos (Guadalajara, Tlaquepaque y Tamazula), y 4) El Salto, Tonalá y Zapotlanejo constituyen casos emblemáticos ya que tuvieron decrecimiento permanente en transparencia. 16 En la prensa de León, Guanajuato, se puede leer: “[…] indicó que uno de los sectores que más agua utiliza y en el que se debe trabajar fuertemente, es el agrícola, pues 84 por ciento del recur­so es para esta actividad. Sin embargo la eficiencia que se tiene es me­ nor a 50 por ciento porque de un metro cúbico que sale de una presa, sólo medio metro cúbico llega a las parcelas, ya sea porque en el camino se filtra al subsuelo o se evapora […] En la parte urbana, es­pecíficamente en las ciudades de Guanajuato, el ingeniero Cas­ tañeda explicó que de igual modo existe un aprovechamiento sólo de 50 a 60 por ciento del recurso, debido a que los sistemas de conduc­ ción del líquido tienen más de 50 años de antigüedad, lo que gene­ ra constantes desperdicios”. Óscar Arenas (2010). 68 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ co­mo el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (Imdec), la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales y otras redes internacionales contra las represas y los mega­ proyectos. El 30 de marzo de 2011 los pobladores se mani­ fes­taron en las inmediaciones de la obra para exigir que se cumplan los resolutivos judiciales que le dan la razón a los ha­bitantes impidiendo el avance de las obras. Ante dicha ac­ción, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y varias de­ penden­cias estatales emitieron —y mantienen vigentes— va­ rias denuncias penales. El 24 de agosto de 2012, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (cedhj) pidió al di­ rector de la Comisión Estatal del Agua (cea), César Coll Cara­ bias, ofrecer una disculpa pública a un defensor de derechos humanos que encabeza la lucha de los pobladores de Tema­ capulín luego de que dicho funcionario calificara al activista como “alborotador”. El diálogo gobierno-organizaciones no ha dado frutos. La obra continúa a pesar de las resoluciones y se ha incrementado la presión sobre los pobladores, espe­ cialmente desde los medios de comunicación. Ante la res­ puesta negativa dada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la controversia promovida por los pobladores, éstos optaron por hacer una denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Privatización-despojos17 En Jalisco el despojo es una tendencia que se consolida e in­ volucra tierras, ríos, playas, bosques, parques, áreas protegi­ das, bienes comunes, barrios, colonias. Una expresión son los negocios turísticos de lujo en la región costera (82% de las pla­ yas han sido privatizadas en la última década) y en el lago de Chapala. Cientos o tal vez miles de personas han sido aco­sa­das, denunciadas, detenidas, encarceladas, enjuiciadas, senten­cia­ das, perseguidas, golpeadas, desterradas, desapare­cidas o asesinadas por defender su patrimonio y entorno vital. Una 17 Síntesis elaborada a partir de Peralta (2012). LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 69 panorámica de lo que sucede en diversas zonas del estado se muestra enseguida: 1. Costa sur/municipio De la Huerta. Los despojos se han da­do en los poblados de Chamela, Tenacatita y Careyitos, don­ de de 36 playas, 33 ya se han privatizado. Como resultado de las acciones de resistencia, han muerto o desaparecido pes­ cadores o ejidatarios. Dos casos recientes son los de los pesca­ dores de Cruz de Loreto: José de Jesús Romero Quintero, Jorge Ruiz López y Rafael Espinosa Díaz, desaparecidos el 24 de marzo de 2011. En el caso de Tenacatita, el 4 de agos­ to de 2010 la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Jalisco realizó el desalojó con violencia de los pobladores de la zona de playa y cerró, de manera ilegal, el libre acceso a la misma, con lo que se afectó severamente el sustento de cientos de familias que vivían del turismo regional. La acción policial buscó hacer cumplir el fallo dado por un juez en fa­ vor de la empresa rodena (vinculada, según notas en la pren­ sa, con altos funcionarios del poder ejecutivo estatal)18 que reclama la propiedad sobre algunos predios en posesión de los pobladores desde hace décadas. Vale mencionar que los ribe­ reños también tienen títulos de propiedad (por cierto expedi­ dos por Vicente Fox). Después de diversas movilizaciones y gestiones, los pobladores lograron que se reabriera el acceso a la playa, que los desalojados pudieran acceder a sus predios y recuperar algunas de sus pertenencias. Una nueva resolución judicial otorgó un fallo en favor del municipio De la Huerta, pero éste no ha podido tomar posesión de las playas en liti­ gio. Actualmente el acceso a la playa está restringido a ciertas horas del día y para ello es necesario presentar una identifica­ ción oficial y registrarse. El 17 de agosto de 2010, el periodista de El Occidental, Chávez Ogazón, señaló: “Las playas de Jalisco están a la venta al mejor postor, pero son ex gobernadores y ex presidentes de la República quienes se reparten la costa del estado, pisoteando la ley y vulneran­ do los derechos de campesinos y ejidatarios (que en los casos de) Tenacatita, Chamela, El Negrito y Chalacatepec ya tienen posee­do­­res y a los verdaderos propietarios no se les está haciendo justicia”. 18 70 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ 2. Zona Metropolitana de Guadalajara y su entorno. El área suburbana de la ciudad es otro de los espacios en los que ope­ ran diversos grupos inmobiliarios, mismos que ejercen presión sobre las comunidades indígenas y ejidos para que vendan sus tierras, y así poder construir grandes fraccionamientos. 3. El bosque del Nixticul. Se trata de un área natural prote­ gida de la zona norponiente de la ciudad; ahí un grupo inmo­ biliario busca desarrollar el proyecto Mirasierra, mismo que, de realizarse, afectará severamente dicho espacio (de hecho, son sospechosamente frecuentes los incendios “ac­cidentales” que se registran en la zona). La acción de los grupos ambientales, en especial la organización ciudadana Salvabosque, ha sido fun­damental para que el proyecto no avance. 4. Santa Cruz de las Flores. Poblado al surponiente de la ciu­dad, donde sus habitantes resisten a los proyectos guber­ na­mentales. Ya en otros tiempos la población se opuso, con éxito, a la perforación de pozos en su zona para llevar agua a la zmg, así como a la instalación de un basurero. Ahora las acciones se enfocan a impedir o modificar el proyecto del macrolibramiento carretero del sur de la zmg, ya que, co­mo ha sido diseñado, acarreará perjuicios y devastación am­ biental. 5. Otros esfuerzos ciudadanos significativos en la línea de la defensa de parques y las áreas naturales existentes en la ciudad y su periferia las impulsan organizaciones como la Aso­ciación Vecinal en Defensa de Los Colomos, Amigos de la Ba­rranca, entre otros. 6. Norte de Jalisco. La comunidad indígena wixárika (ubi­ ca­da tanto en Jalisco, como en el nordeste de Nayarit, parte de Zacatecas y sur de Durango) mantiene una lucha ya de mu­ chos años frente a los grupos de ganaderos y agricultores que buscan apropiarse de la riqueza natural de sus territorios. En particular, desde 2004 y hasta la fecha, mantiene ac­ciones de resistencia ante la construcción de una carretera a cargo del gobierno estatal —sin ningún permiso oficial, ni estudios, ni consulta a la comunidad— que afecta los terrenos comuna­ les, la flora y fauna locales y ha provocado la destruc­ción de LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 71 algunos sitios sagrados. La movilización amplia de las comu­ nidades wixaritari ha sido clave para lograr que en septiem­ bre de 2012 un juez emitiera una orden de suspensión de la obra y de restitución de los daños causados. A la lucha anterior se suma otra iniciada en mayo de 2011, ahora contra un proyecto minero a cielo abierto que amena­ za la existencia de Wirikuta —uno de los principales lugares sagrados— que se localiza en Real de Catorce, San Luis Poto­ sí. La demanda del pueblo wixárika es que el gobierno federal cancele de manera inmediata las 22 concesiones mine­ras19 otorgadas a la empresa transnacional canadiense First Ma­ jestic Silver y que no se otorguen nuevos permisos de explo­ ta­ción o exploración en la región en cuestión. Los wixaritari realizaron acciones también en la onu y en la sede de la em­pre­ sa en Canadá. El movimiento ha tenido una gran resonan­cia pública y hasta ahora se logró el respaldo del Congreso local. A fines de 2012 el gobierno federal anunció la solución al pro­ blema, hecho que fue denunciando por las comunidades in­ dígenas como un engaño. 7. Sierra de Manantlán. Desde hace décadas la comunidad indígena nahua de Ayotitlán se ha visto afectada por las empre­ sas mineras que operan en su territorio, ante ello mantie­nen una lucha por preservar lo que aún queda de su patrimonio. El caso más reciente de la violencia que sufre la comunidad fue la desaparición de Celedonio Prudencio Monroy, el 23 de octubre de 2012, en Ayotitlán. 8. Lago de Chapala/comunidad indígena coca, Mezcala. Una lucha cercana a los casos anteriores tiene lugar desde hace algunos años en la población de Mezcala, ubicada en la orilla norte del Lago de Chapala. La comunidad mantiene acciones de defensa de su territorio ante invasiones de tierras por un empresario, y la eventual transformación de la Isla del Presidio en sitio turístico, proyecto que no fue consultado con los pobladores. El 22% de todo el territorio estatal esta concesionado para ex­ plotaciones mineras desde el año 2000. 19 72 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ En no pocos de los casos mencionados, el fenómeno más reciente es la incorporación del narcotráfico y la delincuencia organizada, ya sea como “inversionistas directos” (lavado de dinero) o como una fuerza paramilitar que le proporciona “servicios” a los grupos de poder económico y político. Violencia social y de género 1. Queremos seguir Vivas. Durante el año 2011 y a lo largo de 2012, un conjunto de organizaciones que trabajan en torno a los derechos de las mujeres, encabezada por el Comité de Amé­ rica Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer-Jalisco (Cladem Jalisco) realizaron una serie de activi­ dades enmarcadas en la campaña Queremos seguir Vivas para denunciar el creciente número de feminicidios que se presen­ tan en el estado y demandar la declaración de “alerta de vio­ lencia de género” en el estado. La campaña logró colo­car el tema en la opinión pública, pero no ha conseguido que se de­ crete la alerta. Los titulares de la Secretaría General de Go­ bierno y la Procuraduría General de Justicia del Estado han desdeñado la denuncia y señalan que la situación imperante “no es tan grave” como para tomar dicha determinación. La campaña ha confrontado a las organizaciones ciudadanas con las autoridades antes señaladas, con los titulares del Instituto Jalisciense de las Mujeres y de la Comisión Estatal de Dere­ chos Humanos de Jalisco. En 2012, Cladem también impulsó una campaña en favor de los derechos reproductivos de las mujeres, tema que es muy sensible para la jerarquía católica local. Al respecto, vale señalar que en marzo de 2009 la enton­ ces diputada Cecilia Carreón (pan) logró que se reformara el artículo 228 del Código Penal de Jalisco con lo que se impide que las mujeres interrumpan su embarazo. 2. Marchas ciudadanas contra la violencia social. Durante 2011 y a partir de los “narcobloqueos” que se han dado en la ciudad (el primero fue en febrero de 2011), se han realizado al menos tres marchas ciudadanas en repudio a la violencia. Dos de dichas acciones estuvieron vinculadas con el movimien­ LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 73 to nacional Paz con Justicia y Dignidad. Un rasgo caracterís­ tico es que la convocatoria provino de jóvenes universitarios (de instituciones públicas y privadas) y fueron —a reserva de corroborarlo— las primeras que se realizaron a partir de las redes sociales en la zmg. La respuesta ciudadana dada a la invitación fue relevante y sentó un precedente importante en la ciudad. 3. Juegos Panamericanos-Movimiento versus el proyecto de “limpieza social”. En mayo de 2011, en la víspera del ini­ cio de los Juegos Panamericanos en el estado (celebrados en octubre 2011), la prensa dio cuenta de la declaración del se­ cretario de Seguridad Ciudadana del municipio de Guadala­ jara, Servando Sepúlveda Enríquez, en cuanto a desarrollar un programa cuyos fines eran “retirar a los indigentes, limpia­ parabrisas, prostitutas y muestras excesivas de amor homo­ sexual del primer cuadro de la ciudad durante la celebración de los Juegos Panamericanos [y] generar políticas públicas de reintegración social de los grupos vulnerables” (Blanco, 2011). Lo anterior dio lugar a que diversas organizaciones ciudada­nas denunciaran el programa en cuestión. La presión ejercida llevó a que el presidente municipal de Guadalajara tuviera que aclarar la información y replantear el programa. Aun así, las trabajadoras sexuales de áreas cercanas al centro de la ciu­ dad recibieron “préstamos” del ayuntamiento para que éstas “emprendieran” algún micronegocio a cambio de no hacerse presentes en la vía pública durante el desarrollo de los juegos. Diversidad sexual-movimientos lbgttt 1. En junio de 2012 se realizó la XVI Marcha por el Orgullo Gay en la zmg. Según las notas de prensa, a ella asistieron unas 20 mil personas (como en 2011) lo que parece marcar un hito en la ciudad. La nota distintiva en 2012 fue que la mar­ cha, al realizarse en la parte más álgida de los procesos electo­ rales federal y estatal, se “partidizó” pues hubo expresiones de descontento de los grupos respecto de los candidatos a ocu­ par el gobierno del estado ya que, desde su perspectiva, aqué­ 74 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ llos no plantearon una agenda para la comunidad lgbttt. No obstante, al menos uno de los colectivos (Voto Incluyente) lla­ mó a apoyar al pri, mientras que otros grupos se expre­saron contra el pri y otros más en favor de los candidatos de izquier­ da (El Informador, 23 de junio de 2012). No obstante y si bien las marchas son cada vez más concurridas y crece el número de organizaciones, no es claro que avance un proceso de con­ fluencia entre éstas. Lo sucedido en 2012 respecto de los partidos es el reflejo de las profundas diferencias existentes en­ tre las organizaciones y de las posturas prevalecientes respec­to a incidir o no en los asuntos públicos y la forma de ha­cerlo. Iniciativas ciudadanas de corte conservador Este apartado no puede estar completo si no se hace referen­ cia a algunas de las acciones desarrolladas por las organizacio­ nes conservadoras, cuya influencia creció significativamente dado el apoyo que les fue brindado por los gobiernos panistas (estatal y municipales) y de sus diputados. Hay algunos indi­ cios de que en 2012 dichas organizaciones no pasan por su mejor momento20 ya que poco pudieron hacer para evitar la estrepitosa caída del pan y de su candidato al gobierno del es­ tado en las elecciones estatales de 2012. Para ubicar de me­jor manera las expresiones que se relatan enseguida, es necesa­ rio señalar que el movimiento conservador en Jalisco tiene profundas raíces (Regalado, 1995:32; 2000:269-290; Romero, Por ejemplo, la muy particular forma de conducirse del carde­nal Sandoval Íñiguez (recién relevado en su cargo) y el desgaste de la Iglesia católica (por los casos de pederastia, sus posturas ante los de­ rechos sexuales y reproductivos), ha llevado a activar las señales de alerta ante la disminución de feligreses y la proliferación de otras Iglesias diferentes a la católica (Gil Olmos, Proceso, 24 de marzo de 2012). Al respecto, algunos datos sobre la disminución antes referi­ da lo muestran las Encuestas Estatales de Valores de los años 1997 y 2009. Otros factores son la mala gestión, los casos de corrupción, y las pifias cometidas por el gobernador Emilio González (pan); la dis­ minución de la influencia del grupo ultraconservador Tecos y la fuer­ te crisis interna en el pan, entre otros. 20 LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 75 2001:76) y que su fuerza radica en que aglutina a organizacio­ nes ciudadanas, a la jerarquía católica, a empresarios locales, a la Universidad Autónoma de Guadalajara y los sectores do­mi­ nantes del pan. Los casos de las organizaciones Vida y Valores, Por la Vida, la Esperanza y la Renovación en México y Mexi­ canos por la Vida de Todos (vinculada a la arquidiócesis de Guadalajara y que abarca 210 asociaciones educativas, civiles y religiosas) (López, 2011a) son ilustrativos y permiten ubicar bien los entretelones de la relación de las administraciones pa­ nistas con dichos grupos. 1. Vida y Valores, A.C. De acuerdo con López (2011b), la organización que nos ocupa recibió en 2008 medio millón de pesos como financiamiento de parte del gobierno del es­ tado de Jalisco a través de la Secretaría de Desarrollo Huma­no y vía el Programa Estrategia Vive, para organizar el III Con­ greso Internacional de Derecho Natural (realizado por cierto en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Además, y con­ forme al sitio Jalisco Ahora, dicha asociación “ha sido una de las más beneficiadas con recursos del programa Estrategia Vive” al igual que la organización Instituto Femina­tural ya que destinan hasta medio millón de pesos para cursos de pla­ni­fi­ca­ ción familiar (Casas, 2010). 2. Mexicanos por la Vida de Todos, A.C. En mayo de 2011 organizó una marcha antigay como parte de la campaña para recolectar firmas para buscar revertir las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ante la legaliza­ ción del aborto y el derecho al acceso al seguro social de las parejas del mismo sexo. Su dirigente, Norma Edith Martínez Guzmán, es miembro del Consejo Ciudadano de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (cedhj), misma que ha sido denunciada por varios de sus consejeros ya que ha impe­ dido que en el cedhj se discutan temas como la aprobación de la Ley Antiaborto en Jalisco, en marzo de 2009, o que se in­ vestigue el financiamiento estatal de cursos “para curar la ho­ mosexualidad” en noviembre de 2010 (López, 2011b). 3. En 2011, la coalición formada por Mexicanos por la Vida de Todos, A.C., Vida y Valores, A.C., y Por la Vida, la Es­ 76 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ peranza y la Renovación en México. A.C., promovieron una iniciativa popular para “blindar” a la familia, misma que re­ cibió el apoyo del Instituto Estatal Electoral del Jalisco (ieej) (hecho que contrasta con el tipo de respuesta dada por dicha institución a otros proyectos ciudadanos) pero que fue des­ echada por el Congreso local el 8 de agosto del mismo año21 por contravenir la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En síntesis, lo abordado en este apartado lleva a concluir que en Jalisco, los medios y espacios, al menos en lo que se refiere al marco legal y los espacios para la participación ciudadana institucionalizada, no son los más idóneos para dar cauce al creciente involucramiento de la población en los asuntos públicos y menos garantizar que ello se traduzca en políticas públicas acordes con las necesidades sociales, lo que de un modo u otro repercute negativamente en la participación ciudadana en el estado de Jalisco. En conjunto, lo relatado en los casos anteriores muestra la inexistencia, en las adminis­ traciones panistas, de una relación institucional y de víncu­los eficientes de interlocución gobierno-ciudadanos que den cau­ ce a las demandas sociales. Da cuenta, también, de la ausen­ cia de políticas públicas que apoyen la acción de los ciu­dadanos organizados (aunque parece haber una excepción tratándo­ se de las organizaciones de corte conservador). Son cada vez más frecuentes los casos de represión y criminalización de los movimientos sociales (algunos hechos emblemáticos son el encarcelamiento y tortura de algunos participantes en la mar­ cha de la Cumbre Iberoamericana, 28 de mayo de 2004, y los secuestros, asesinatos, agresiones físicas y hostigamiento su­ cedidos en los casos de Temacapulín, la costa de Jalisco, El Salto, entre otros). Vistas en conjunto, las diversas organizaciones, sus redes y los movimientos que se expresan hoy en el espacio público local muestran una lenta pero creciente participación de las La votación fue: 18 diputados (pri, prd y pvem) en contra; en favor, 16 legisladores del pan. Hubo dos abstenciones. 21 LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 77 y los ciudadanos en los asuntos públicos, especialmente del sector de jóvenes de clase media, con perfil universitario. Con todo, es significativo que no se tenga un avance importante en la construcción de una agenda ciudadana común, que ar­ ticule las principales agendas sectoriales, temáticas y territo­ riales en curso, y que ello se constituya en un elemento que facilite el avanzar en un proyecto alternativo. El desconoci­ miento y desconfianzas mutuas, las dificultades personales y de grupo, las contradicciones políticas y tensiones existentes entre las fuerzas sociales y algunos de sus liderazgos limitan una articulación amplia, así como los puntos de encuentro. Es necesario atender todos estos elementos a fin de confor­ mar fren­tes y coaliciones ciudadanas cada vez más amplias y fuertes. La coyuntura electoral Los procesos electorales son coyunturas aprovechadas por las organizaciones ciudadanas para expresar sus valoraciones sobre la gestión gubernamental, plantear sus propuestas y, en algunos casos, expresar sus simpatías por alguna propuesta en la medida que éstas presentan ciertas afinidades con los proyectos ciudadanos. En el caso de Jalisco, las elecciones tan­ to federal como estatal del 2012 dieron lugar a importantes reacomodos en la escena política local. Algunas de las princi­ pales tendencias observadas en este campo, y que son relevan­ tes para identificar los retos y oportunidades de los proyectos ciudadanos, se presentan enseguida. 1. La caída del pan. Como ya se mencionó, el pan dio al traste con las expectativas de una sociedad que anhelaba un cambio y dejó el “plato servido” para que otros actores polí­ ticos llegaran a Casa Jalisco. Dicho partido postuló como candidato al que fue secretario de Gobierno en la actual ad­ ministración, Fernando Guzmán Pérez Peláez, personaje ligado con la ultraderecha, poco carismático y con poco que ofrecer a los electores. El principal operador político de Guz­ mán fue Martín Hernández Balderas, desde la Secretaría de 78 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ Desarrollo Humano; contó con el apoyo abierto de la Iglesia católica local, y de los grupos conservadores (quienes fueron favorecidos con fondos públicos, auspicios a foros, espacios en consejos, etc.). La elección de Guzmán se dio en medio de una fuerte pugna interna dentro del pan, misma que dejó fuera de los cargos directivos del partido a los grupos liga­­ dos con los ex gobernadores y el gobernador actual. En di­ chas cir­cunstancias, la apuesta del ex secretario de Gobierno fue apo­yarse en grupos empresariales, eclesiales, organiza­ ciones con­servadoras e incluso de algunos líderes regionales y municipales del prd.22 Al no repuntar su campaña, Guzmán acu­só abiertamente al gobernador González Márquez y a otros pa­nis­tas, de darle la espalda y apoyar por debajo del agua al candidato de la izquierda. El desenlace de la elección fue de­sastrosa para el pan, ya que pierde el poder ejecutivo, la mayoría en el Congreso, y los municipios más importantes del estado, especialmente en la zmg. Su carta “fuerte” para conservar el municipio de Guadalajara fue impulsar la can­ didatura del ex gobernador Alberto Cárdenas, lo que tampo­ co funcionó. 2. El regreso del pri. A inicios del proceso electoral, y dado el sinnúmero de pifias cometidas por los gobiernos panistas, el pri se perfilaba como la fuerza con más probabilidades para relevar al pan en el gobierno estatal y en los principales mu­ nicipios. De hecho, un elemento importante era que en la elección del 2009 el pri tuvo un avance bastante significativo en muchos de los municipios del estado y en la zmg. Este par­ tido también acorde con la lógica seguida en el plano federal, 22 “El secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, identificado con la ultraderecha, convocó ayer a cinco al­ caldes que abandonaron el Partido de la Revolución Democrática (prd) en apoyo al alcalde de Tlajomulco, Enrique Alfaro Ramírez, a fin de que se sumen a su proyecto como aspirante a la gubernatu­ ra”. Uno de los alcaldes expresó que “desde hace dos meses trabaja con el secretario de Desarrollo Humano, Martín Hernández Bal­ deras para fortalecer el grupo de apoyo y el proyecto de Fernando Guzmán” (García, 2011). LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 79 postuló como candidato al ejecutivo estatal a un político jo­ ven, sin mucha trayectoria política: Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, ex alcalde de Guadalajara. En torno a Sandoval cerra­ ron filas los diversos grupos existentes en dicho partido. A su más puro estilo, y en la tónica de la elección nacional, el pri en Jalisco fue acusado por otras fuerzas políticas de realizar diversas maniobras para la compra y coacción del voto, así como de gastar enormes cantidades en la campaña. Las de­ nuncias fueron desechadas por las autoridades electorales y Sandoval fue declarado triunfador. Además de ganar la guber­ natura, el pri se consolidó en los distritos y municipios en los que ya tenía fuerza; gana también la zmg, con excepción del municipio de Tlajomulco. Con todo, ganar la elección no le fue fácil al pri, sobre todo en la zmg, dada la emergencia de una nueva fuerza política en el estado: Alianza Ciudadana. 3. La fuerza emergente: Alianza Ciudadana. Se trata de una coalición de centro-izquierda, integrada por la organización política local del mismo nombre (cuyo registro está en proce­so ante el órgano electoral estatal) y por los partidos de Traba­ jo (pt) y Movimiento Ciudadano (mc). Bajo las siglas de este último instituto contendió Enrique Alfaro. La coalición se vio favorecida al tomar fuerza la campaña de López Obrador (con la que mantuvo cierta “alianza táctica”, lo mismo que ahora con Morena). Otro elemento que operó en su favor fue el surgimiento del movimiento #Yosoy132. Conforme avanzó el proceso electoral, Alianza Ciudadana adquirió fuerza y se convirtió en un competidor real para el pri. Miles de ciudadanos se volcaron para apoyar una opción diferente al pan y al pri, algunos con más o menos claridad sobre el proyecto propuesto, pero sobre todo hartos del pan y/o buscando que no regresara el pri. En pocos meses Alianza desplazó al pan en la escena electoral. Dado esto último y por el significado que tiene para la geopolítica estatal es que vale la pena citar in extenso el texto de (Martín, 2012) ya que da bue­ na cuenta del papel que jugó Alianza Ciudadana en la elec­ ción, de ciertos momentos clave antes y durante el proceso electoral, y en particular del perfil de Alfaro, de quien señala: 80 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ [Es] un político formado en el pri (su padre fue rector de la Universidad de Guadalajara de 1983 a 1989), con buenas co­ nexiones empresariales (su madre es copropietaria de un importante laboratorio farmacéutico) y que en el 2005 rompió con el priísmo para postularse como candidato a diputado local por el Partido de la Revolución Democrá­ tica (prd). Desde el Congreso local construyó una platafor­ ma para buscar la alcaldía de Tlajomulco, el municipio más pobre y recién ingresado a la zona metropolitana de Gua­ dalajara gracias a la libertad dejada a los empresarios inmo­ biliarios. Enrique Alfaro ganó la alcaldía de Tlajomulco en julio de 2009 por su empuje, una campaña más fresca y con alian­ zas bajo la mesa que tejió con grupos priístas y panistas. Desde la alcaldía de Tlajomulco construyó una imagen de gobernante eficaz y decidido a enfrentar a intereses empre­ sariales (constructores, Grupo Aeroportuario del Pacífico) y políticos: Enrique Alfaro debe una parte de su posiciona­ miento público a los enfrentamientos que ha tenido con el grupo que controla la Universidad de Guadalajara y en especial con el jefe de este grupo, Raúl Padilla López. Ese enfrentamiento lo llevó a deslindarse del prd hace un año. Sin embargo, Alfaro se convirtió de hecho en el principal aspirante a la gubernatura de la izquierda electoral, lo que obligó a la dirigencia estatal del prd (en manos del grupo udeg de Raúl Padilla) a cederle la candidatura. Además in­tervinieron tanto el dirigente nacional del prd, Jesús Zam­ brano, como el coordinador del dia, Manuel Camacho. Tras semanas de tensiones, se firmó en marzo la coalición entre el prd, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano para postular a Enrique Alfaro. Dicha coalición aumentó las expectativas de la izquierda electoral frente al candidato del pri, Aristóteles Sandoval, quien puntea las encuestas, y el abanderado del pan, Fernando Guzmán. Sin embargo, a quince días de arrancar la elección, Enrique Alfaro rompió con el prd argumentando que dicha dirigencia le pondría obstáculos a su campaña y que lo querían controlar. Fue una jugada arriesgada, puesto que la decisión provocó confu­ LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 81 sión en un electorado que apoyará a los tres partidos de la coalición en la elección presidencial, pero que sin embar­ go tendrá dos candidatos a la gubernatura: Enrique Alfaro por Movimiento Ciudadano y Fernando Garza (un expanis­ ta) por el prd. […] Su campaña va en ascenso, y su mensaje de ser un candidato ajeno a las estructuras partidistas ha permeado entre ciertos sectores de votantes, incluso entre votantes que antes han apoyado al pan. No sólo eso. Hay versiones con­ sistentes de que incluso recibe apoyos de influyentes pa­ nistas, como Herbert Taylor Arthur, panista cercano al gobernador Emilio González Márquez. Incluso se sostiene que el propio mandatario estatal habría dejado a su suer­ te a Fernando Guzmán para apostar por Enrique Alfaro, conformando de facto una alianza opositora frente a la fuer­ te candidatura priísta. [Un reto es] despejar la gran confu­ sión que todavía existe sobre el partido que lo respalda. No pocos votantes creen que está registrado por el prd. Además los candidatos que lo acompañan en la búsqueda de alcal­ días o diputaciones no tienen, ni de lejos, el porcentaje de intención de voto que tiene el ex alcalde de Tlajomulco. Como sea, la novedad de la campaña en Jalisco es la irrup­ ción de este candidato, forjado en la clase política priísta, y que ahora se promueve como el aspirante sin sujeción a las estructuras partidistas. De facto ha roto el bipartidismo panista-priísta que ha dominado las elecciones en Jalisco desde 1988. El desenlace de la elección no favoreció a Alfaro, y en me­ dio de múltiples irregularidades por la compra y coacción del voto, el pri se alzó con la gubernatura gracias al voto en las zonas rurales. En varios de los distritos de la zmg la votación recibida por Movimiento Ciudadano fue importante y por, pri­ mera vez en la historia de Jalisco, y de la izquierda local, un distrito lo gana un partido diferente al pri y al pan. 4. prd: en la sobrevivencia. Se dijo antes que el prd en Ja­ lisco es controlado por Raúl Padilla López, cabeza del Grupo Universidad de Guadalajara. En la elección de 2012 y ante 82 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Alianza Ciuda­ dana, postuló a su propio candidato, un ex panista, con lo que jugó al esquirol frente a aquélla. Valga el anterior comentario para se­ñalar que en Jalisco el prd está en un proceso de de­ bilitamiento y escisión profunda del que difícilmente saldrá dado el avance de la Alianza Ciudadana y el Movimiento de Renovación Nacional (Morena). Aun así, y probablemente a partir del impulso recibido desde la campaña de López Obra­ dor, y la confusión existente entre los electores respecto de si dicho partido apoyaba a la Alianza Ciudadana, su votación no tuvo la caída que se auguraba. Los saldos de la elección: el nuevo mapa político y las tendencias La elección de 2012 muestra que la sociedad jalisciense le co­ bró caro al pan la forma como se condujo a lo largo de tres administraciones, mismas que dieron al traste con las expec­ tativas de una sociedad que anhelaba una mayor democrati­ zación y mejor calidad de vida. En 18 años de panismo po­co cambió la relación gobernantes-gobernados respecto de la ejercida por el pri y, en cambio, se fortaleció la alianza del pan con grupos conservadores. Así, el pan, por su forma de gober­ nar (mojigata, alejada de las necesidades sociales, y dispen­ diosa) generó un importante hartazgo social. La falta de una opción diferente al pri le abrió las puertas a éste para hacerse de la gubernatura. No obstante lo anterior, y si se atienden los datos del Ins­ tituto Estatal y de Participación Ciudadana del Estado de Ja­lisco para la elección de 2012, la situación no es nada sen­ cilla como lo deja ver el análisis de Pedro Mellado, periodista del periódico Mural: en el caso de la elección para go­ber­ nador, el pri obtuvo 38.63% de los votos (2.77% menos que en 2006); el pan captó 19.85% de los votos (en 2006 logró 45.19% y en 1995, 52.74%); el Movimiento Ciudadano —en su primer ejercicio electoral— alcanzó 34.27% de los votos LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 83 (sólo para efectos de comparación toca referir que el prd en 2006 sumó un total de 7.83% de los sufragios). Estos datos confirman que el pri no incrementa su fuerza y ganó con po­ ca diferencia; que el pan tiene una caída estrepitosa y que el Movimiento Ciudadano se perfila como una fuerza capaz de disputar el poder estatal. En cuanto al Congreso local, los saldos de la elección son: de un total de 39 diputados, el pri cuenta con 17; el pan con 14, el Movimiento Ciudadano con cinco; el prd con dos y el Partido Verde con uno, con lo que el pri necesita establecer acuerdos con otras fuerzas para im­ pulsar sus iniciativas. Otra perspectiva de los saldos de la elección lo da el nú­ mero de ciudades jaliscienses que gobiernan los partidos. La zmg (con excepción de Tlajomulco) es controlada por el pri, así como Zapotlán el Grande. Los municipios de Puerto Va­ llarta (la segunda ciudad del estado), Autlán de Navarro y Tlajomulco, los ganó el Movimiento Ciudadano. El pan se que­ dó sólo con una ciudad media en los Altos de Jalisco. A partir de los datos anteriores, y conforme a un análisis de Rocha (La Jornada Jalisco, 1 de octubre de 2012), los rea­co­ modos que se dieron en el estado podrían dibujar algunas ten­ dencias: el regreso del pri, después de 18 años de gobiernos panistas, afectará las alianzas y conflictos en el plano es­tatal y se “adelantarán” los tiempos políticos de la elección interme­ dia de 2015; un grupo político autodefinido como de izquier­ da se constituye en la segunda fuerza electoral y asume una postura opositora al pri; el pan se encuentra muy débil y di­vi­ dido. En este escenario, el gobierno del estado y los ayun­ta­ mientos priístas buscarán generar sinergias que les permitan mantenerse en el poder, ampliar su ámbito de influencia en el territorio en que se ubican y posicionarse frente a la elección presidencial, estatal y municipal. En este sentido buscarán man­ tenerse unidos y aplazar hasta el último momento sus conflic­ tos frente al proceso electoral de 2015. Para el autor citado, el Movimiento Ciudadano buscará fortalecer su presencia en los municipios que controlan y convertirse en la oposición real en los ayuntamientos metropolitanos priístas, así como ganar 84 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ el municipio de Guadalajara en 2015. Con ello estarían pre­ parando un nuevo intento de ganar la gubernatura y conver­ tirse en la primera o segunda fuerza en el Congreso local. En el caso del pan, su estrategia consistirá en convertirse en el partido “bisagra” frente a las iniciativas del pri o de Movi­ miento Ciudadano, e intentar reconstruir su partido. Frente a los reacomodos descritos, la pregunta es si éstos habrán de cambiar en alguna medida la relación clase política-orga­ nizaciones ciudadanas y facilitarán el avance de las iniciati­ vas de estas últimas. La moneda está en el aire. Conclusiones El presente ensayo buscó aportar una visión panorámica de las principales tendencias que se expresan en el estado, y dar cuenta de las iniciativas y luchas impulsadas por las organi­ zaciones y movimientos ciudadanos. A manera de conclusión respecto del ejercicio realizado, se podría referir lo siguiente: 1. En cuanto a los elementos del contexto, es claro que en el estado se expresan procesos que si bien apuntan al creci­ miento económico, no tienden a generar una mejor distribu­ ción de la riqueza ni mucho menos generar un desarrollo sustentable, lo que influye —junto con otros factores, como los patrones de urbanización en la zmg— en la creciente violencia social y deterioro ambiental. Ante ello es necesario replantear el modelo de desarrollo seguido, elemento que está en muchas de las iniciativas ciudadanas referidas. 2. Los datos aportados en relación con la cultura política local muestran una sociedad que está en proceso de cambio, pero a la que le es difícil organizarse para intervenir en los asun­tos públicos. En ello influyen, de manera importante, los altos niveles de desconfianza existentes. Aquí salta a la vis­ta la necesidad de impulsar diversos proyectos que promue­ van tanto la educación como la organización ciudadana. 3. La revisión del marco legal sobre la participación ciuda­ dana y los mecanismos que de él se derivan, así como un par de casos que muestran el funcionamiento de espacios en los que LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 85 se busca dar cauce a la participación de la población, mues­ tran claras limitaciones, como lo evidencian las múltiples ex­presiones ciudadanas que no encuentran respuestas a sus demandas en los canales existentes. Ello lleva a plantear que es necesario hacer una revisión y actualización de fondo del marco legal vigente. 4. En lo que respecta a las iniciativas ciudadanas, es claro que en el estado de Jalisco se vive un momento de efervescen­ cia social importante en el que a las luchas añejas, se suman nuevas iniciativas, impulsadas principalmente por jóvenes. En este último caso, las ligas con procesos internacionales, el uso de las redes sociales y una gran creatividad en sus pro­ yectos son los rasgos distintivos. 5. Con todo y que hay procesos incipientes de confluencia entre las organizaciones, lo que salta a la vista es la ausencia de una agenda amplia que articule de manera creciente a las diversas iniciativas, que facilite una mayor coordinación de esfuerzos y que permita transformar los términos de inter­ locución gobernantes-gobernados y un mayor control social del Estado. 6. En lo que se refiere a la coyuntura política, es claro que para el pan se cierra una etapa importante y que no le será fácil remontar la situación de desgaste en la que se encuen­ tra. El regreso del pri implica que dicho partido hizo un tra­ bajo importante de recomposición de sus redes y puso en juego diversos mecanismos que lo llevaron a ganar la guberna­ tura. Tiene claro que su ventaja es mínima respecto a su más cercano competidor, por lo que para permanecer en el poder habrá de buscar mantenerse unido y dar resultados positivos en la gestión pública. En el caso de Movimiento Ciudadano, tiene que consolidar lo ganado que no es poco: romper con el bipartidismo en el estado. Su reto es establecer vínculos y alianzas con las organizaciones ciudadanas y abrir caminos para las demandas de éstas. De seguir por esta línea, en un fu­ turo podría ser una opción para aquellos sectores que están desencantados con el pan y que no desean que el pri perma­ nezca otros 70 años en el poder. 86 FELIPE J. ALATORRE RODRÍGUEZ Finalmente, señalar que el conjunto de datos expuestos en el texto dejan ver un sinnúmero de retos para las organizacio­ nes, así como diversas oportunidades para hacer avanzar sus propuestas. Entender la coyuntura, fortalecer alianzas e im­ pulsar proyectos conjuntos, puede derivar en un avance más consistente de las iniciativas ciudadanas. Bibliografía Alba V., Carlos y Dirk Kruijt (1988), Los empresarios y la industria de Guadalajara, Guadalajara, México, El Co­legio de Jalisco. Aldrete et al. (2012), “El capital social de la zona metropoli­ tana de Guadalajara”, en Guadalupe Rodríguez (coord.), La realidad social y las violencias. Zona Metropolitana de Guadalajara, Guadalajara, Editores Conavim/Incide Social/ciesas/iteso. Arenas, Óscar (2010), “Viven en Guanajuato con menos agua”, en diario El Sol del Bajío, 22 de julio de 2010, Celaya, disponible en <http://www.oem.com.mx/elsoldelbajio/ notas/n1717323.htm>, consultado el 20 de septiembre de 2012. 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Precariedad laboral, violencia y formas de organización social María Teresa Villarreal Martínez Lylia Isabel Palacios Hernández Eleocadio Martínez Silva El contexto regional Al igual que el resto de las metrópolis del país, la de Monte­ rrey ha pasado por importantes y particulares transforma­ ciones económicas, sociales y culturales que es relevante conocer para comprender factores estructurales a los que han estado expuestas las últimas generaciones de regiomontanos. Los cambios experimentados por la región en lo político, económico y social contribuyen a explicar la particular diná­ mica de la participación ciudadana. Economía y demografía Entre las décadas de 1950 y 1970 la ciudad experimentó im­ portantes transformaciones que maduraron su identidad urbana e industrial. Tal identidad se soportó en las mejores condiciones de su base productiva para participar en el pro­ ce­so de industrialización por sustitución de importaciones y en un intenso crecimiento demográfico. Hacia fines de la dé­ cada de 1970 la ciudad era reconocida como un importante polo de desarrollo manufacturero, llegando a aportar 10% del pib nacional, su población ya rebasaba el millón de habitan­ tes. Esta transformación fue acompañada por un proceso de metropolización y una alta inmigración rural. En lo social se presentó una expansión de la cobertura educativa básica y universitaria, un importante aumento en infraestructura hos­ pitalaria, de servicios, etcétera. [93] 94 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ En los inicios de la década de 1990, Monterrey experimen­ ta un cambio histórico a través de un desarrollo económico sobre bases diferentes a las del periodo anterior. En un con­ texto de apertura comercial y de redefinición del papel del Estado en la economía, el desarrollo industrial regiomontano es orientado hacia la integración a los mercados internaciona­ les, reduciendo su vínculo con el mercado interno. Para esta nueva forma de integración la empresa local incrementó y di­ versificó las exportaciones y se establecieron alianzas con so­ cios extranjeros. La estructura ocupacional se transformó significativamente en la medida que bajó el dinamismo del empleo manufactu­ rero pasando de 405 771 empleados en 1990 a 556 088 en el año 2000, y el del sector terciario (comercio y servicios) se in­cre­men­ tó significativamente al pasar de 509 469 ocupados a 818 203 en el mismo periodo. Demográficamente la ciudad pasó de 1 099 000 en 1980 a 3.4 millones de habitantes en el año 2000. En tanto, se consolidó el proceso de metropolización con la integración espacial de nueve municipios, donde se concentra 86% de la población de Nuevo León: Monterrey, Guadalu­pe, San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García, Santa Ca­ tarina, General Escobedo, Apodaca, Juárez y García. El destacado desarrollo económico que experimentó la ciudad ha tenido sus contradicciones en lo social. Un claro ejemplo es el de la educación: desde décadas atrás es clara la tendencia hacia el incremento en las tasas de movilidad edu­ cativa, aumentando la proporción de personas que logran un nivel educativo superior al de sus padres, lo que ratifica la ampliación de la oferta educativa tanto pública como privada en la ciudad. Esta tendencia se sostiene en los años recientes en que se eleva de 21.9% de jóvenes con educación media supe­ rior y superior en 2005, a 26.3% en 2009 (Mancha, 2011). Sin embargo, persiste una gran inequidad en el acceso a los nive­ les de educativos superiores y una desigualdad en las condi­ ciones para el logro educativo entre personas de diferentes clases sociales, lo que incide en la disminución de jóvenes que estudian; menciona Mancha que para 2009 el total de jóvenes EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 95 nuevoleoneses estudiando representó 35.1% del total de la población entre 16 y 24 años de edad, cifra que ya fue menor a la media nacional que para ese año fue de 37.5 por ciento. El Área Metropolitana de Monterrey (amm), al igual que to­das las regiones urbanas del norte del país, se caracteriza por ser una zona generadora de empleos, es decir, el ritmo de ge­ neración de empleo entre 1990 y 2007 creció el doble de lo que lo hizo el crecimiento de la población. Sin embargo, como do­ cumentan Héctor Rodríguez y Manuel Kinto (2010), el empleo ha sido acompañado de un incremento en la precariedad la­ boral, lo cual se observa en una tendencia a la desprotección de los trabajadores en el sistema de salud, una disminución de las cargas laborales y el predominio de los bajos salarios. Esta precariedad laboral en mucho se explica por el creci­ miento vertiginoso del sector informal de la economía. Según datos disponibles en las encuestas nacionales, el empleo infor­ mal representa 30% de la población económicamente activa. En materia de pobreza, según el informe del Coneval 2011, Nuevo León es el estado donde creció a mayor velocidad la pobreza laboral del país. Lo que significa que la capacidad del ingreso laboral de los regiomontanos y su impacto en el ac­ce­so a la canasta básica es de los más deteriorados. Focalizando la situación de los jóvenes en el empleo, tene­mos que éstos representan 20.6% del total de la pea. Sin em­bargo, en términos de población desocupada en el estado, 42.6% del total de desocupados son jóvenes, es de­cir, la tasa de de­ sempleo para los jóvenes de 16 a 24 años en Nuevo León, en 2009, fue de 15.3%, más del doble que la tasa de desocupa­ ción ge­neral del estado que fue de 7.4% en el mis­mo año (Mancha, 2011). Se observa que sus opciones son escasas y restringidas en los sectores productivos con alta se­guridad y salarios, es decir, sus trayectorias transcurren en la infor­ma­ ­lidad y los sectores comerciales y de servicios, donde desem­pe­ ñan tareas de baja calificación, con poca seguridad, sa­larios bajos y sin ninguna prestación o garantía de permanen­cia: 43% no tienen acceso a servicios de salud, 35% no tienen pres­ taciones y sólo 27.7% ganan más de tres salarios mínimos. 96 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ Finalmente, otros indicadores en materia social ubican a la ciudad en una mala posición con respecto a otras zonas urba­ nas. Por ejemplo, en cuanto a los ancianos, 27% de esta po­ blación vive en pobreza extrema, 44% habita en la zona rural y 56% en la zona metropolitana. La vulnerabilidad de estos dos sectores: jóvenes y ancianos, es parte de un escenario ca­da vez más lejano de la tradicional representación que conservó la ciudad durante décadas. Política y sociedad En Nuevo León existe, desde la década de 1990, un marcado bipartidismo pri-pan que es evidente en la conformación del Congreso local y en las alcaldías de los municipios del amm.1 En el nivel estatal sólo el sexenio 1997-2003 lo ocupó un go­ bernador del pan. Sin embargo, este aparente equilibrio no ha sido un factor para que estas dos fuerzas políticas impul­ sen la aprobación de legislaciones en favor de la participa­ ción de los ciudadanos, del respeto a los derechos humanos y de la autonomía en la fiscalización de los recursos públicos. En el ámbito municipal, en los últimos seis procesos elec­ torales locales (1997, 2000, 2003, 2006, 2009 y 2012) sólo en cinco de los nueve municipios metropolitanos se registró al­ guna alternancia: Monterrey, Guadalupe, Santa Catarina, Gar­ cía y Juárez —aunque al momento de redactar este texto, el Tribunal Estatal Electoral aún no resolvía en definitiva la elección en Juárez donde el pan obtuvo la mayoría de votos pero fue impugnada por el pri. Sólo en el municipio de García ha habido gobiernos encabezados por el prd. Del resto de los municipios metropolitanos, San Nicolás y San Pedro han si­do gobernados ininterrumpidamente por el pan desde finales de los años ochenta; en tanto que Apodaca y General Escobedo siempre han sido gobernados por el pri. En el plano estatal el mapa municipal que se configura es el de una zona rural pre­ dominantemente priísta y un área metropolitana bipartidis­ En esta zona se concentra 86% de la población y 49.3% de los electores de la entidad. 1 EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 97 ta. Este panorama se reiteró en el reciente proceso federal del 1 de julio de 2012, en Nuevo León el pan obtuvo poco más de 7% más votos que el pri en la elección presidencial, para las senadurías de mayoría la diferencia entre pri y pan fue me­ nor a 1% en favor del pri, y de las 12 diputaciones federales de mayoría, ocho las ganó el pan y cuatro el pri. En la elección presidencial, la coalición de izquierda obtuvo en Nuevo León 21.97% de los votos, según cómputos distritales, mientras que en 2006 había obtenido poco más de 15 por ciento. En el proceso electoral de 2012 la participación electoral registró un nuevo repunte al alcanzar 60%, luego de haber decrecido paulatinamente en los últimos 15 años, pues de 63% de los electores que acudió a las urnas en 1997, la par­ ticipación había descendido hasta 54% en 2009. Visto socio­ económicamente destaca San Pedro, el municipio más rico del país, con el mayor porcentaje de participación en las úl­ timas seis elecciones (entre 60 y 70%), y los municipios de Apo­ daca, Juárez y Escobedo, donde se concentran altos niveles de pobreza, se disputan los porcentajes más bajos de afluencia a las urnas en el amm, con promedios en ocasiones menores a 50 por ciento. En cuanto al interés por los asuntos públicos y la partici­ pación organizada, durante la década anterior las distintas ediciones de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prác­ticas Democráticas (Secretaría de Gobernación, 2001, 2003, 2005 y 2008) informaban que en Nuevo León predomi­ naba la percepción de un incremento del autoritarismo, así como la insatisfacción con la democracia. Aun así, el interés de los nuevoleoneses en la política y los asuntos públicos (39% afirma­ba estar muy interesado) estaba por encima de la media na­­cio­nal de 34%, indicada por la última Encup de 2008; e in­ ­cluso por encima de la media latinoamericana de 30% para 2009 (Latinobarómetro, 2010). Aunque este interés no se tradu­ ­cía en una participación organizada. De acuerdo con la Encup 2008, en Nuevo León se registraba una participación en orga­ nizaciones sociales y ciudadanas de dos o tres puntos por­ cen­tuales menor que el promedio nacional. En cambio, los 98 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ mu­nicipios conurbados seguían un patrón similar al nacional en cuanto a la mayor la participación en organizaciones que no tienen una relación directa con la política —agrupaciones religiosas— y menor en aquéllas donde sí se abordan asun­ tos públicos —organizaciones de ciudadanos. Sin embargo, como veremos más adelante, la creciente inseguridad y el proceso electoral de julio de 2012 han interpelado a algunos grupos de la sociedad de Nuevo León para involucrarse en los asuntos públicos produciendo una mayor y más visible par­ ticipación ciudadana en el espacio público. En los últimos diez años, los gobiernos estatales y algunos municipales han elaborado y promocionado un discurso oficial que insiste en la participación ciudadana, que se acompa­ ña con la oferta de espacios formales de participación orgánica y honorífica en las estructuras administrativas, integrados por ciudadanos designados por el gobernador o el presidente municipal en turno. No obstante, los consejos existentes no destacan por una integración representativa ni un funciona­ miento autónomo que les permita emprender ejercicios de exigencia de transparencia y rendición de cuentas. Además, el discurso gubernamental se acompaña de la negativa de las diferentes legislaturas locales de aprobar una Ley de Partici­ pación Ciudadana, a pesar de la insistencia de organizacio­ nes civiles en este tema desde hace más de diez años. La formación de organizaciones civiles en Nuevo León tiene lugar desde finales de la década de 1980, al alimón con la desaparición de importantes grupos sindicales y populares. No hay cifras exactas sobre cuántos grupos civiles hay en la entidad. El Plan Estatal de Desarrollo 1997-2003 indicaba que había al menos 600 organismos civiles dedicados principal­ mente a la asistencia social. En 2001 un estudio académico reportaba la existencia de 827 organizaciones (Cadena Roa, 2004:88). En tanto que el directorio del Consejo de Desarrollo Social enlista más de 500 organizaciones en 2006, que sólo in­ cluye las que han adoptado alguna figura legal como asocia­ ción civil o asociación de beneficencia privada, junto a ellas aparecen también las dependencias municipales del dif. En EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 99 la tercera edición de ese directorio publicada en 2009, apa­ recen registrados 558 grupos que participan en 15 rubros de actividad: adicciones, adultos mayores, alimentación, apoyo a niños, adolescentes y jóvenes, asistencia social, mujeres, cen­ tros de atención y cuidado, derechos humanos, atención so­ cial, fundaciones, discapacidad, salud, voluntariado, servicio a la comunidad, grupos de apoyo (Consejo de Desarrollo Social, 2009). Los grupos civiles autónomos conformados en la década de 1990 destacaron por las temáticas y demandas emergen­ tes con poco reconocimiento o aceptación en la cultura local: equidad de género, diversidad sexual, derechos humanos, lucha contra el sida, medio ambiente. En relación con las demandas nacionales surgieron grupos locales de apoyo al movimiento zapatista, como los comités de diálogo, el Fren­ te Zapatista de Liberación Nacional y más recientemente los comités de La Otra Campaña. Y como reacción a la crisis eco­ nómica fue notable la movilización de El Barzón local. Al­ gunos de ellos subsisten. Una de las temáticas organizativas que decayeron en la primera década del siglo xxi son las movilizaciones enfoca­ das a la observación electoral, así como la presencia organi­ zada para influir en la conformación de los consejos de los organismos electorales, o para presentar propuestas de refor­ ma electoral, etc. Posteriormente, la movilización poselecto­ ral de 2006 tuvo expresión local con la formación de comités de resistencia civil pacífica. En 2009, algunos grupos locales se sumaron a la campaña por el voto nulo que se extendió por distintos estados del país. Junto con la promoción a la institucionalización de la parti­ cipación en consejos ciudadanos, y la mengua del boom de las ong, en estos últimos años aparece una nueva generación de organizaciones que abordan temáticas nuevas y con prácti­cas distintas a las que venían utilizando los grupos formados en los años noventa, aprovechando el potencial que ahora les ofre­ cen las nuevas tecnologías de comunicación y las redes so­ciales en la internet para difundir sus discursos y acciones a pesar de 100 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ la cerrazón mediática, y para facilitar la interrelación con grupos y movimientos en otras partes del mundo de manera prácticamente instantánea. Entre las temáticas emergentes para la organización figuran el trabajo con los indígenas in­ migrantes, la movilidad sustentable, la economía solidaria y, más recientemente, la inseguridad, la paz y la lucha por la transparencia y justicia electorales. Algunos de los nuevos grupos son encabezados por sec­ tores de clase media y media alta, promoviendo juicios ciu­ dadanos contra funcionarios públicos, la disminución de impuestos y por la paz. En las recientes agrupaciones destaca la composición juvenil, principalmente de jóvenes universita­ rios. Ambos sectores insisten más en la búsqueda de formas eficaces de intervención en los asuntos colectivos, de monito­ rear la actuación de los gobernantes, exigir transparencia y explicaciones públicas de las decisiones adoptadas. Otros nuevos grupos son los que demandan la inclusión de alternativas para una movilidad sustentable en las regla­ mentaciones municipales y en el Plan de Desarrollo Urbano Metropolitano, el activismo en torno a megaproyectos urba­ nos que afectan espacios públicos y/o naturales, etc., y cons­ tituyen nuevas expresiones de la intervención ciudadana en asuntos públicos. Los familiares de las innumerables víctimas que ha dejado la política gubernamental de lucha militarizada contra el narcotráfico constituyen otro nuevo y creciente sector de ciudadanos movilizados para demandar justicia y conocer la verdad sobre la desaparición y/o muerte de sus familiares y amigos. Junto a ellos también se han movilizados grupos estudiantiles de las principales universidades locales, exigien­ do el respeto a los derechos humanos. La irrupción de la violencia Bajaron de las colonias marginadas, jóvenes en su mayoría, incluso jóvenes madres con sus bebés en brazos y uno que otro anciano. Tomaron y se adueñaron de las calles de Mon­ EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 101 terrey, bloqueando el tráfico, sorprendiendo a los transeúntes y a uno que otro asustado al verlos con el rostro cubierto con playeras, pasamontañas o máscaras. Los “tapados”, les llama­ ron. Y Monterrey dejó de ser lo que creyó ser. La aparatosa irrupción en febrero de 2009 de los invisibi­ lizados por el mito emprendedor de la ciudad “industrial y trabajadora”, los excluidos del “Estado de Progreso”, le dio un vuelco a la imagen más difundida de la ciudad. Con rapidez de saeta se dedujo que los “tapados” eran utilizados por el cri­ ­men organizado para protestar contra el ejército que tam­ bién, poco a poco, comenzaba a adueñarse de las calles de la ciudad. La inseguridad y la violencia han transformado la fisono­ mía, los usos y costumbres y percepciones de un estado que creció bajo la polarización: desde la demográfica ya mencio­ nada, hasta la de la distribución de la riqueza. En Nuevo León, la acumulación de la precariedad laboral, las notables brechas sectoriales en el disfrute de bienes mate­ riales y la microscópica participación social se convirtieron en una fórmula que influyó en la transformación radical, en me­nos de tres años, de la vida cotidiana de pueblos y metrópoli. Bajo este contexto socioeconómico podemos aventurar que la de­ lincuencia organizada tuvo mejor “ojo sociológico” para ubicar y atraer a esos jóvenes rechazados por la escuela y el merca­ do de trabajo, antes de que academia y políticos repararan en ellos y pusieran de moda a los “ninis”. Lo radical de algunas transformaciones recuerda la vieja ley de la dialéctica de los cambios cuantitativos a cualitati­ vos. Un ejemplo lo dan las estadísticas de la delincuencia que reflejan el grave deterioro social que campea en el amm: robos, secuestros, asesinatos. Y como muestra tenemos que los ho­ micidios ligados a la delincuencia se incrementaron en cuatro años 452%: de 263 en 2008 a 1 189 hasta julio de 2011 (Direc­ ción General de Averiguaciones Previas, de la Procuraduría General de Justicia). Asimismo, desde años atrás el estado ha venido destacando por el aumento de asesinatos de mujeres a manos de algún familiar o conocido. 102 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ A los de Nuevo León, la historia nos tocó la puerta, es di­ fí­cil avistar un mejor futuro si no se revierte la profunda po­ larización, si no comenzamos a reconstruir una ciudadanía menos subordinada al añoso control ideológico, social y po­ lítico. Control impulsado por una antigua elite empresarial que hoy no puede y no quiere asumir un liderazgo social. Pe­ ro, las iniciativas de participación se van sumando, en baja escala, con membresías escasas, como veremos, pero siguen fluyendo. Participación ciudadana, movilización social y cambio estructural Este apartado ha tomado como base las propuestas que di­ versas agrupaciones y algunos académicos hicieron en el contexto de las elecciones de 2012. Todas ellas aspiraban a transformar el país con rumbos distintos. En las líneas que si­ guen analizamos su pertinencia para el caso del amm, en par­ ticular, y para la sociedad de Nuevo León en general. Las identidades de los grupos que plantean las propuestas alternativas de nación tienen correspondencia con el tipo de vínculo que podría establecerse con los grupos sociales que se movilizan en el estado de Nuevo León. En el caso del Mo­ vimiento de Reconstrucción Nacional (Morena) su identidad como movimiento social lo acerca programáticamente a la mayoría de los grupos del estado. En el Movimiento Nacional por la Soberanía Alimentaria y Energética el vínculo está muy relacionado a la generalidad de la propuesta, en donde toda fuerza progresista tiene cabida, sin embargo, se diluye en las particularidades de los temas por los cuales se movilizan en el estado, debido al perfil identitario de tipo sindical-laboral de quienes constituyen el movimiento. En tanto, el carácter emi­ nentemente académico del Instituto para la Transición Demo­ crática también lo aleja de particularidades por las cuales se movilizan los grupos de Nuevo León, debido a que esta ter­ce­­ra propuesta no tiene un claro propósito de buscar consen­sos. No obstante, con su análisis sobre las causas de la exclusión EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 103 social y política de amplias mayorías de la sociedad se acerca al discurso de cambio de algunos grupos importantes que se movilizan en el estado. Pasemos a ver más de cerca cómo las luchas y causas por las que se moviliza la gente y las organiza­ ciones en Nuevo León se encuentran o no, con los cambios de fondo que plantean las propuestas alternativas progresistas. La propuesta del Movimiento de Reconstrucción Nacional Morena es un proyecto de izquierda que persigue desoligar­ quizar la estructura de poder de un México caracterizado por la injusticia y la corrupción. Dada su identidad como mo­ vimiento social busca establecer el diálogo con la gran diver­ sidad de grupos que se movilizan en el país, de ahí que en su programa de 50 puntos logra tender puentes con un espectro amplio de los grupos que actualmente se están movilizando en el estado, específicamente en temas ambientales, de violen­ cia, de participación ciudadana y de justicia social. El pro­ grama de transformación de Morena se sustenta en una línea argumentativa que repiensa las prácticas hegemónicas en materia económicas, políticas, sociales y culturales. Es decir, se observa un vínculo programático con el de los gru­pos ambientalistas locales que buscan frenar la de­gra­ dación ambiental. El punto de encuentro no es simplemen­te genérico sino puntual, ya que se plantea que ningún proyecto económico, productivo, de infraestructura, inmobiliario, comer­ cial o turístico, se llevará a cabo afectando el medio am­biente. Otro vínculo programático también muy claro con el que enarbola una serie de grupos sociales, como el de la Asocia­ ción Civil Tierra y Libertad, o el Colectivo SomosUno Radio, es la demanda por una democratización en los medios de comu­ nicación. Coinciden en la exigencia en el acceso a las radio­ difusoras y televisoras locales y regionales que permitan la participación y el manejo de estos medios a pueblos indíge­ nas, comunidades campesinas, jóvenes, escuelas, universida­des y centros de formación educativa y cultural. Además, en el programa de Morena se hace eco a las exigencias de grupos 104 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ ju­veniles que demanda acceso universal a la internet como parte del derecho constitucional a la información. En el tema de violencia y narcotráfico el programa de Mo­ rena tiene puentes de acercamiento con algunos grupos que exigen la salida de las fuerzas armadas en el combate al cri­men organizado, así como en la visión del problema del nar­co­ tráfico de manera más integral, poniendo el acento en mejorar las oportunidades económicas y culturales de la sociedad. Contrariamente, este punto lo aleja de otros grupos que se han movilizando con la exigencia de una mayor intervención de las fuerzas armadas, como lo son las asociaciones civiles vinculadas al panismo. En lo que respecta a los grupos que se movilizan en torno a nuevas formas de pensar las relaciones económicas, Mo­ rena en particular enfatiza propuestas para el fomento de cooperativas de producción, de servicios y de consumo. Pro­ puestas muy cercanas a la idea de una economía social, soli­ daria y ecológica, que enarbola un sector de jóvenes que se movilizan en el estado. En el debate de algunos grupos sobre el uso de los transgé­ nicos, Morena se acerca a ellos señalando la importancia de impulsar prácticas agropecuarias que aumenten la produc­ tividad sin dañar a la naturaleza. Señalando claramente su opo­ sición a la introducción y el uso de semillas transgénicas. Finalmente, en el estado han proliferado protestas contra la privatización de la educación pública y los exámenes de ad­ misión a la universidad pública. La demanda se liga con la propuesta de Morena de acabar con el pretexto de rechazar a los jóvenes porque no pasan el examen de admisión aumen­ tando el presupuesto a las instituciones públicas. Los planteamientos del Instituto de Estudios para la Transición Democrática Los académicos que integran el Instituto de Estudios para la Transición Democrática (ietd) indican que el estancamiento nacional no se debe al pluralismo político, sino a un sistema EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 105 político presidencialista y autoritario que pretende gobernar excluyendo a los grupos que no le son afines, y a un modelo eco­nómico que propicia una gran desigualdad, todo lo cual ocasiona un gran pesimismo en el país. La propuesta del ietd se fundamenta en un cambio en el sistema político hacia el parlamentarismo, que obligue a las diferentes fuerzas políti­ cas a negociar y llegar a acuerdos para gobernar; un cambio en el modelo económico que propicie la equidad social, partiendo de una reforma fiscal que recabe más impuestos de sectores con mayor riqueza, y un cambio en el sistema de seguridad social para universalizarlo y dejar de vincularlo con la situa­ ción laboral del individuo. Estas medidas, consideran, permi­ tirán fortalecer el Estado y, por ende, a la sociedad civil, pues afirman que un Estado fuerte favorece una sociedad fuerte. En Nuevo León el malestar social y la desesperanza origi­ nados en buena medida en la desconfianza fundada en las ins­ tituciones estatales capturadas por intereses particulares y hasta ilegítimos, termina de minar la fortaleza del estado al que se percibe confundido y asimilado por el mal gobierno. Por lo tanto, en Nuevo León la sociedad y las organizaciones ci­ vi­les están un tanto alejadas de interesarse en apoyar una pro­ puesta para construir un sistema parlamentario como pro­pone el ietd, pues no hay confianza en que los legisladores actúen en favor del interés público, más bien hay certeza de que no lo hacen, toda vez que han constatado que su distinta proceden­ cia partidista no les impide intercambiar favores o aliarse pa­ ra favorecer a grupos económicos. En este contexto, habría que destacar las movilizaciones ciudadanas que tienden a denunciar la privatización de sec­ tores estratégicos de la economía y de la salud, ya sea me­ diante la denuncia pública de actos ilegales y/o contrarios al interés público, y la exigencia de que los gobiernos y el con­ greso cumplan con sus funciones. En los últimos años ha ad­ quirido fuerza la demanda de introducir la figura de revocación de mandato, propuesta ya hecha desde los años noventa por organizaciones civiles pero sin encontrar entonces eco en la sociedad y mucho menos en el Congreso. Los frecuentes casos 106 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ de corrupción en gobiernos tanto priístas como panistas, y la problemática de inseguridad pública creciente que ha pues­ to en evidencia la ineficiencia de las autoridades en todos los órdenes, estatales y municipales, han dado sustento a la exi­ gencia de revocación de mandato que se escucha con insisten­ cia en manifestaciones públicas y en las redes sociales de la internet. Algunos grupos la reclaman sin mayor trámite, otros han optado por exigir formalizar la figura de revocación de manera que no se maneje al vaivén de los intereses de gru­ pos de poder interesados en cambiar las cosas a su manera. Otro asunto que moviliza a grupos civiles en Monterrey es el reclamo al poder legislativo de ampliar las formas de par­ ticipación ciudadana con la finalidad de incidir en las decisio­ nes de gobierno y en una efectiva exigencia de cuentas a los políticos y funcionarios. Lo anterior es recurrente en los de­ bates en torno a grandes obras urbanas que afectan el me­dio ambiente y privatizan bienes públicos, en el ordenamiento urbano de manera que permita la movilidad sustentable, en la investigación y resolución de los múltiples casos de de­sa­ pariciones forzadas registrados en el marco de la guerra contra el narcotráfico. En estos ámbitos, grupos organizados han echa­ do mano tanto de las pocas herramientas jurídicas disponibles para detener o reorientar decisiones que afectan el interés pú­ blico y los derechos humanos, como de acciones no conven­ cionales en espacios públicos, con el fin de llamar la atención de la sociedad hacia estos problemas y convocarlos a parti­ cipar. Sin embargo, el éxito ha sido escaso, pues se evidencia la renuencia gubernamental y del Congreso local a prestar atención a los ciudadanos. Este asunto de la participación ciudadana y la exigencia pública de cuentas no están presen­ tes en la propuesta del ietd, que se concentra en puntualizar los rasgos y beneficios del sistema parlamentario. En el campo de la equidad social —que es la otra faceta de la propuesta del ietd— pocas son las acciones que la sociedad organizada en Nuevo León realiza para ir más allá de subsa­ nar en algo el impacto de las políticas económicas neolibera­les. En los últimos años, algunos de los nuevos grupos organiza­ EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 107 dos difunden como alternativa a la mercanti­lización, el true­ que de bienes y servicios, así como la difusión del consumo de productos locales sin intermediarios. Aun­que son propuestas frescas y novedosas, su extensión es aún muy reducida. En el ámbito de la seguridad social universal sin vincula­ ción con el estatus laboral, no se ven propuestas ni acciones en este sentido. Los grupos que abordan la problemática laboral se encaminan a buscar formas para fortalecer el sin­ dicalismo democrático, pero no a sacar del ámbito del traba­ jo el ejercicio del derecho a la seguridad social. La iniciativa del Movimiento Nacional por la Soberanía Alimentaria y Energética El documento firmado por el Movimiento Nacional por la So­beranía Alimentaria y Energética, los Derechos de los Tra­ ba­jadores y las Libertades Democráticas es un llamado a la so­ ciedad mexicana para impulsar el cambio del modelo de desarrollo actual en México. La identificación laboral-sindi­ cal de la mayoría de las organizaciones firmantes se refleja en el énfasis que ponen en aspectos tan importantes como la democratización del mundo laboral, la universalización de la seguridad social y la soberanía alimentaria. En su propuesta se argumenta la necesidad de impulsar reformas que provoquen transformaciones en cinco ámbitos prioritarios: 1) en el régimen político, 2) la política económi­ca, 3) la política social, 4) en el campo y 5) en la política exterior. El documento tiene la virtud de tratar de visualizar de for­ma integral la problemática del país, a fin de construir un “mo­ delo de desarrollo incluyente y equitativo”. Observa, asimis­ mo, la “dispersión de los esfuerzos transformadores”, como uno de los obstáculos clave en el camino y, por ello, lanza la convocatoria para construir un “polo social” que dé forma más articulada e impulse el reto transformador. Sin embargo, la misma amplitud del llamado genera una serie de ausencias, de las cuales algunas constituyen deman­ das sectoriales que han madurado en el país como parte de la 108 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ actividad de grupos de la sociedad civil, por ejemplo: las re­ lacionadas con el enfoque de género, particularmente la situa­ ción de las mujeres; los derechos de las minorías sexuales, así como las demandas de los pueblos indígenas; de las cuales las dos primeras tienen ya una definida expresión organizada en Nuevo León. Igualmente, el documento repara en menor medida en demandas de reciente inclusión en el activismo ci­ vil urbano, tales como las de carácter ambiental, las relaciona­ das con los medios de comunicación, la renovada demanda del derecho a la educación media superior y superior, entre otras. Y, sin desconocer el tema de la inseguridad, se plantea que éste debe abordarse a partir de sus causas estructurales, lo cual, siendo correcto, es nodal subrayar que el tratamiento guber­ namental de la inseguridad-violencia está atravesado por la corruptibilidad originaria del sistema político mexica­no. Todo lo anterior, como ya se mencionó, se ha transforma­do en de­ mandas articuladoras de grupos civiles en este estado. La importancia de este llamado para aglutinar los esfuer­ zos transformadores de la sociedad civil democrática también lleva a reflexionar sobre la importancia de incluir otras de­ mandas que pueden sumar a otros grupos sociales y sectores socioeconómicos. En este sentido, darle la cobertura necesa­ria a la problemática de los jóvenes en derechos humanos, edu­ cación-recreación, empleo, etc. Ampliar la crítica de la polí­ ti­ca económica en lo referente a la vulnerabilidad de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mpymes) que constituyen en el país cerca de 96% del total de empresas. De igual manera, este tipo de llamados habrían de recuperar con más énfasis nuestra identidad y solidaridad con el resto de América Lati­na, tanto en política económica como de relaciones exteriores. Obstáculos, puntos de encuentro y propuestas de la sociedad civil organizada de Nuevo León Las características socioeconómicas y político-culturales que han delineado el perfil del amm tienen una fuerte correlación EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 109 con el nivel de participación social de los regiomontanos, el cual históricamente ha sido bajo y esporádico. Lo anterior arroja una limitada experiencia en participación colectiva y, por tanto, una pobre memoria histórica que socialice apren­ dizajes para emprender y sostener articulaciones, para cons­ truir espacios y demandas compartidos. Ante la ausencia, por derrota o subordinación, de las escasas organizaciones sindi­ca­ les, políticas y sociales que planteaban demandas generales o sistémicas, los grupos sociales existentes nacen atomizados tanto por su reducido tamaño como por lo específico de sus de­ mandas. Esta fragmentación de la realidad afecta las capaci­ dades para el diálogo y puntos de encuentro de los grupos, no obstante los recurrentes esfuerzos que se hacen para lanzar convocatorias incluyentes. Para conocer más de cerca esta problemática realizamos una selección de grupos represen­ tativa de lo que consideramos son las principales tendencias de la actividad organizada en el amm, entre las que destacan la lucha por los derechos humanos, los problemas ambienta­ les, la equidad y diversidad de género y otras más tra­di­cio­ na­les, co­mo la organización popular y la lucha sindical. Sus respuestas son las que guían el presente apartado. Lograr una articulación amplia entre fuerzas sociales en Nuevo León no es algo que se vislumbre en el futuro inme­ diato, siguen prevaleciendo las articulaciones parciales y eventuales. Unas de las principales dificultades que señalan los entrevistados es la inexistencia de una agenda común; lo cual es percibido como resultado de la heterogeneidad de enfoques para diagnosticar la realidad, establecer priorida­ des y métodos de acción. En voz de integrantes de diversas organizaciones se plasma esta diversidad de enfoques: • Diferencias en los intereses de clase, en las concepcio­ nes políticas, en los antecedentes de conocer o no la vida de organización; la costumbre de utilizar métodos autoritarios o democráticos; la resistencia al método de crítica y autocrítica (H. Camero, Tierra y Libertad, A.C.). 110 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ • Las dificultades con otras organizaciones han sido a veces el gradualismo de otros contra la prisa nuestra. Queremos empujar y caminar a más velocidad (T. Clou­ thier, Evolución Mexicana). • El poder es el punto de encuentro pero también de quiebre. Hay diferentes visiones de poder. Hay quienes traba­jan para pedir cosas al gobierno para cambiar de partido, otros estamos en contra de tal postura. Tenemos una visión horizontal, de hacer trabajo en las colonias, organizarnos para realizar los cambios (A. González, activista juvenil). • No contamos con una agenda, siquiera mínima, de traba­ jo de la sociedad civil. Si bien esto ayuda a la permanen­ cia de la libertad y de la diversidad de cada organización y de cada actor, también inhibe la formación de frentes de trabajo eficaces que versen sobre pocos puntos no controvertidos. Pese a coincidencias importantes en va­ rios temas, la diferente forma de abordarlos y el diferen­ te peso estratégico y prioritario que le es asignado por cada actor dificultan un trabajo fuertemente horizontal y democrático (C. Morales, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C.). • En los hechos sí hay una agenda social en Nuevo León: derechos humanos, diversidad sexual, ambiental, promo­ ción de la vida democrática, construcción de ciudada­ nía, derechos de las mujeres, etc., sin embargo el asunto se complica cuando se trata de las posibilidades de vincu­ lación y articulación. En esta lógica de nuestra agenda como “la agenda propia,” (que no ayuda a construir un enfoque integral de los derechos) se reproduce el mo­ delo que desde el poder se propone; esto es, ir avanzando en función de circunstancias más de coyuntura y mu­ chas veces de manera sólo reactiva, que dé propuestas y acciones a largo plazo (J.L. García, Propuesta Cívica). • Los grupos y organizaciones sociales tienen una inter­ pretación heterogénea de la realidad. Esto determina que tengan una agenda propia cada una. Que algunas pueden tener coincidencias en lo más general, pero en EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 111 la forma de abordar las situaciones concretas, en lo tác­ tico, es muy diverso (H. Barrios, Centro de Estudios y Ta­ller Laboral, A.C.). Otro obstáculo para las articulaciones amplias es el posi­ cio­namiento de los grupos civiles con respecto a los partidos políticos, que puede ocasionar divisiones y enfrentamien­ ­tos den­tro de las organizaciones y entre ellas. Mientras algunos grupos se consideran apartidistas y se abstienen de criticar o apoyar a los institutos políticos, otros que también se de­ nominan apartidistas sostienen un discurso crítico por igual hacia todos los partidos y rechazan cualquier acercamiento. También hay organizaciones que, manteniendo su autonomía e identidad ciudadana, han trabajado con partidos políticos en distintas coyunturas. En este último caso se encuentran organizaciones como Tierra y Libertad y también grupos de la comunidad lgtbb. En el primer caso, esta asociación que se distingue por la verticalidad de sus posturas políticas e ideoló­ gicas, a lo largo de su existencia ha decidido realizar alianzas coyunturales con las más diversas organizaciones políticas (pri, pan, psum) y sociales (cristianas, independientes), dependien­ do de la demanda por la que se luchaba (regularización de la tierra, contra el fraude electoral, servicios públicos, etc.), se fortaleció con el concurso de tan disímbolas agrupaciones. Más recientemente, algunos grupos organizados alrededor de la diversidad sexual promovieron por primera vez candidatos abiertamente gays y una mujer trans para competir por car­ gos de elección popular en los comicios locales de 2009, co­ mo una forma de “prestigiar y legitimar al movimiento de la diversidad sexual […] eran de diferentes partidos políticos y se hizo un acuerdo de no agresión y salir todos juntos como un frente común” (M. Mota, Género, Ética y Salud Sexual, A.C.). La brecha generacional también se considera origen de di­ ferencias en la visión de la realidad y en cómo incidir en ella. Las organizaciones con más antigüedad en sus demandas y sus integrantes resaltan la poca atención que las nuevas agru­ paciones ponen en la capacitación y la preocupación por la 112 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ planeación, la cual sigue desarrollándose básicamente con los recursos tradicionales de los talleres y ciclos de conferen­ cias. En tanto que los nuevos colectivos que tal vez estén menos preocupados por la planeación y capacitación para transformar la realidad, recurren más a las acciones en espa­ cios públicos reales y virtuales orientadas a la denuncia y la demanda de cambios generales, utilizando como herramien­ tas principales los recursos electrónicos y redes sociales vir­ tuales. Los estilos de liderazgo son percibidos también como otra fuente de diferencias que impide la articulación. Se habla de intolerancia, de poco respeto a las formas plurales de partici­ par y las vías para hacerlo; unos grupos propician los lideraz­ gos fuertes como forma de organizarse y actuar, y otros pugnan por liderazgos horizontales. Estas diferencias con respecto al liderazgo no sólo ocurren al interior de las organizaciones sino entre ellas, pues “en la práctica, una organización o un par de ellas llevan el peso de un movimiento o de un proyecto y las demás nos sumamos a esos esfuerzos […] con diferen­ tes intensidades de trabajo y de compromiso” (C. Morales, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C.). Asimismo, entre las ong se levanta como elemento de ten­ sión la búsqueda de recursos financieros. La competencia por recursos públicos o privados para sostener proyectos propicia celos, falta de cooperación y alejamiento entre organizacio­nes. Todo ello es percibido como una dinámica clientelar de traba­ jo apoyada en la entrega de informes positivos para asegu­rar la continuidad del financiamiento, pero sin evaluar el cumpli­ miento de los objetivos que dieron origen a la organi­zación y si se está contribuyendo a resolver los problemas públicos. De este modo, el acceso a recursos públicos o priva­dos en lu­ gar de contribuir a fortalecer el trabajo de organizaciones civiles puede constituir un impedimento para la articulación. Finalmente, otro punto de tensión se ubica en los recursos para la acción. Por un lado, están aquellos que optan prefe­ rentemente por canales institucionales, como es el caso de los grupos que demandan cambios en la ley electoral. Por el otro, EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 113 se encuentran los que rechazan recurrir a acciones institucio­ nales privilegiando la protesta en las calles y plazas, entre los que sobresalen los movimientos juveniles anarcopunks, los pro­ za­patistas, entre otros. Asimismo, algunos gru­pos han combi­ nado con gran éxito ambos recursos para la movilización, como es el caso del movimiento ambientalista. Pero también las organizaciones reconocen puntos de en­ cuentro entre ellas, su experiencia les dice que “lo que más acerca a las organizaciones son acciones de denuncias y so­ lidaridad con luchas sociales concretas o tragedias sociales” (H. Barrios, cetlac). Igualmente para los jóvenes algunas convocatorias no requieren de mayor justificación: “En su mayoría sabemos que es contra el sistema, aunque no lo di­ gan” (A. González, joven activista). Un punto de encuentro autorreflexivo es la percepción del papel que tienen como parte de la sociedad civil organizada, es decir, como “observadores conscientes y críticos del actuar público”. Así, aunque son limitadas las capacidades articula­ doras de los grupos, éstos se reconocen y saben de qué lado están. Esta autopercepción adquiere sentido en una sociedad como la regiomontana para tomar distancia de otras fuerzas sociales, “especialmente partidistas y empresariales, que suelen ver a la sociedad civil como una fuente de problemas y con­ sideran que el papel de la misma debe limitarse a procesos asistencialistas” (C. Morales, Ciudadanos en Apoyo a los Dere­ chos Humanos, A.C.). Asimismo, la escasez de recursos de la mayoría de los gru­ pos, convierte la convocatoria de instituciones prestigiadas alrededor de demandas amplias, en un facilitador para la con­ fluencia de grupos que regularmente se encuentran disper­ sos, debido a la inexistencia de redes o trabajo coordinado. Sin embargo, esta función social que en otras zonas del país es de larga tradición en las universidades públicas y algunas pri­ vadas, también es esporádica y limitada en Monterrey. Even­ tualmente algunas universidades organizan foros y cursos relacionados con la participación ciudadana y recaudación de fon­dos para organizaciones no lucrativas; se realiza algún cur­ 114 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ so de manera conjunta, pero esto no trasciende después en algún tipo de alianza entre el sector académico y grupos ci­viles para abordar problemáticas concretas. Por su parte, agrupaciones de izquierda que cuentan con experiencia en actividades integradoras, como Tierra y Liber­ tad, A.C., aportan algunas pistas que han servido para lograr articulaciones en luchas y acciones diversas: Proponerse objetivos comunes, claramente especificados; utilizar métodos democráticos de discusión respecto a las tácticas para alcanzar esos objetivos, a los mecanismos de to­mas de decisión, a las formas de representación; respetar las diferencias de opinión, cumplir con los acuerdos y com­ promisos; hacer periódicamente evaluaciones conjuntas de las metas alcanzadas, realizando los ajustes necesarios res­ pecto a las metas propuestas, a las formas de organización y a los métodos de trabajo. Ahora bien, ¿qué tipo de demandas son las que hasta aho­ ra han mostrado las convocatorias más amplias? Entre los asuntos que revelan una convocatoria más aglutinadora de grupos organizados —en particular de los que se conforma­ ron hace más de diez años, aunque también algunos de creación más reciente—, están los relacionados con las iniciativas pa­ ra reformas constitucionales que abonen a la participación ciudadana y al reconocimiento de sus derechos. Este tipo de propuestas, que regularmente no se ven como “muy políticas” han logrado congregar tanto a organizaciones civiles cerca­ nas al sector privado como a las que han trabajado por la democracia electoral desde hace más de 15 años. Reciente­ mente se han articulado bajo el nombre de Suma Ciudadana,2 y bajo ese nombre han firmado pronunciamientos públicos 2 Suma Ciudadana está conformada por Sueño Regio, A.C., Vérte­ bra, A.C., Foro Libre y Democrático, Ciudadanos Unidos ape, Propues­ ta Cívica, A.C., Capítulo Nuevo León, Deliberación, A.C., Fe­deración de Colonias, Evolución Mexicana, nace, A.C., fnsi, Avance por los Derechos de México, A.C., anei, Alianza Cívica Nuevo León, A.C., EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 115 y efectuado acciones para presionar al Congreso local para sacar adelante esta legislación, aunque hasta la fecha no han tenido éxito, pues se enfrentan con la apatía de los diputados que tienen como prioridad sus propias agendas de partido. La agenda de los asuntos de género también convoca en ocasiones alianzas puntuales, como la que realizan Arthemi­ sas por la Equidad, A.C., Comunicación e Información de la Mujer, A.C., Pro Salud Sexual y Reproductiva, A.C. y el Colec­ tivo Plural de Mujeres, para elaborar el informe sombra de la Convención para la Eliminación de la Discriminación con­ tra la Mujer. El medio ambiente es un tema de más reciente posiciona­ miento en torno al cual se han articulado no sólo grupos ecologistas sino también diversas organizaciones y viejos mi­ litantes, así como la simpatía de algunos sectores de la po­ blación. Esta vinculación ha ocurrido sobre todo en los casos de riesgo de afectación a las escasas y deterioradas áreas na­ turales protegidas que circundan el amm, como expresión del deficiente ordenamiento urbano con el que se conformó la ciudad y como rechazo al predominio del interés de las elites locales sobre el bien público.3 Esta organización en torno al ambiente y la movilidad sustentable es un caso de la fuerte relación entre la movilización en espacios virtuales y reales, así como del rechazo a la organización jerárquica: Alianza de Usuarios del Transporte y Servicios Públicos, Continge­ te Monterrey. 3 Los casos que han inducido el crecimiento de la protesta pro ambiental y contra la privatización de bienes comunes y espacios públicos, son el de la defensa de la reserva de la biósfera Parque Nacional Cumbres de Monterrey, donde se pretendía crear el fraccio­ namiento privado Valle de Reyes; el Arco Vial Sureste que incluía un túnel dentro del área natural protegida Sierra Cerro de la Silla, y actualmente el estadio de futbol Monterrey, que el Grupo Femsa construye con el visto bueno del gobierno estatal junto al bosque La Pastora y el río La Silla, que son el único bosque urbano y el úni­co río vivo que quedan dentro del Área Metropolitana de Mon­ terrey. 116 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ Realmente el Movimiento Ambientalista es un nombre de facebook, fue un nombre que se ocurrió para convocar a gente para que se manifestara por algo, había una línea de temas, estaba Valle de Reyes, lo del túnel, y ya contemplába­ mos lo del estadio […] Ésa fue la idea, formar un grupo en el facebook donde empezamos a coincidir y que resultó una plataforma muy efectiva para convocar a reuniones, para hacer eventos, para difundir cierta información (A. Tovalín, activista ambiental). En cuanto a la convocatoria hacia la ciudadanía en gene­ ral, sólo el problema de la inseguridad, violencia y consi­ guiente violación de derechos humanos, ha logrado convocar a sectores sociales no organizados para participar en accio­ nes de protesta y de exigencia de paz, seguridad ciudadana y fin de la militarización. Sin embargo, la continuidad de es­tas experiencias está ligada a marchas o firma de pronunciamien­ tos, lo cual también expresa la resistencia al cambio de una cultura de la desmovilización y protesta colectiva de la pobla­ ción metropolitana, pero no dejamos de ver que este tipo de movilizaciones, y aun su fugacidad, pueden conformar los ci­mientos para una cultura de participación en el mediano plazo. En torno a este grave problema, los grupos con mayor permanencia son los conformados por los familiares de las víctimas de la violencia; algunos han emprendido ejercicios de exigencia de cuentas a las autoridades estatales dando pun­ tual seguimiento a casos concretos de personas desparecidas, o bien, realizan acciones que visibilicen el problema en el es­pa­ cio público, como los grupos que se han sumado al proyecto nacional “Bordamos por la Paz”. En cuanto al aporte y propuesta para el avance democrá­ tico, las contribuciones son diversas, evidenciando en prin­ cipio la variedad de orientaciones de la agrupaciones. Así, algunas destacan sus aportes en la educación, capacitación o asesoría en áreas específicas de la defensa de los derechos: de las mujeres, laborales, sexuales y reproductivos, ciudada­ nos, electorales, etc. En el ámbito de la defensa de los derechos EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 117 humanos destaca la relevancia que actualmente adquieren las agrupaciones que acompañan y dan atención a las víctimas de la violencia delincuencial y oficial. Algunos grupos desta­ can su lugar en la generación y promoción de iniciativas le­ gislativas, así como en el impulso a los juicios ciudadanos contra funcionarios públicos del estado. Asimismo, algunas agrupaciones también aportan brindando sus espacios para reuniones y organización de actividades. Entre los colectivos de jóvenes la aportación no es tan específica en todos. Algunos se ubican, se reconocen como críticos del sistema y del gobierno realizando actividades solidarias y de organización en colonias populares. Los colec­ tivos con mayor definición son los que han tomado como causa específica el medio ambiente y la movilidad susten­ta­ ble, y es interesante observar que desde allí han ligado su ac­ tivismo a otros campos de intervención ciudadana, como la promoción del trueque, la recuperación de espacios públi­cos para la actividad cultural, la búsqueda de incidencia en las de­ cisiones gubernamentales sobre asuntos urbanos. Hay otro aporte específico de parte de algunos grupos ju­ veniles ligado al uso intenso de las herramientas de la internet, con lo que logran dar visibilidad a problemas que los medios de comunicación tradicionales no cubren; difunden mediante textos e imágenes en la red global acciones reivindicativas, culturales y políticas que de otro modo sólo conocerían los par­ ticipantes directos; vinculan y contextualizan acciones loca­ les con movilizaciones similares en otras partes del país y del mundo. Este contacto con otras experiencias a través de la internet, obliga a renovar discursos, a crear nuevas formas de manifestación en los espacios públicos virtuales y reales, y en este campo caminan más lento las organizaciones sur­ gidas años atrás y que son menos flexibles y permeables a la frescura expresiva de los nuevos colectivos juveniles. Un grupo que surgió de las redes sociales, ligado a la problemática de inseguridad y a la necesidad de recuperar la ciudad para la gente es Contingente Monterrey: “Nosotros nacimos en twitter […] nacimos de la idea de Contingente México, hacemos ac­ 118 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ ciones, salimos a la calle a demostrarle a la gente que no tenga miedo, que podemos salir y recuperar nuestros espa­ cios” (página web de Contingente Monterrey). El proceso electoral de 2012 convocó a nuevas expresiones de movilización ciudadana: la oposición al llamado “chapu­ lineo” —que ocurre cuando un funcionario abandona un cargo de elección popular para ir tras la candidatura a un nue­ ­vo cargo también de elección—, y la exigencia de limpieza en las elecciones federales. Respecto al “chapulineo”, ciudada­ nos de Nuevo León iniciaron un ejercicio inédito en el nivel nacional al interponer juicios de amparo contra la deci­sión de los cabildos (Guadalupe y Monterrey) de conceder licen­ cia a los respectivos munícipes para que se postularan como candidatos a legisladores federales. En cuanto a la exigencia de limpieza en las elecciones, en Nuevo León se conformó también una expresión local del movimiento universitario #YoSoy132 que, junto con asambleas estudiantiles de distin­ tas universidades locales y otros grupos de jóvenes, han rea­ lizado plantones frente a Televisa Monterrey y marchas multitudinarias —cabe destacar que la realizada el domin­ go 22 de julio convocó a seis mil ciudadanos, un hecho rele­ vante en una ciudad donde las marchas no corporativas suman decenas de personas y sólo las más exitosas congre­ gaban a algunos centenares. De esta revisión realizada sobre las características de la participación organizada en el amm, sobre sus obstáculos, pun­ tos de encuentro y aportaciones, hay que ratificar que su perfil revela bien el pobre desarrollo de la sociedad civil re­ giomontana a lo largo de su historia, por lo que los esfuerzos que aquí se realizan tienen el valor que la propia historia de subordinación y cultura individualista le debe reconocer. Estamos hablando de agrupaciones con membresías bastan­ te reducidas, en su mayoría con recursos materiales escasos y atomizados por sus prácticas y demandas específicas. Esto genera una participación dispersa con limitados canales de diálogo e intercambio, por lo cual hablamos de articulacio­ nes parciales y eventuales que no van más allá de la firma con­ EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 119 junta de algún documento o de la participación en una ac­ ción, sea de protesta o de propuesta, que la construcción de puentes para una organización o comunicación más estable y permanente en el tiempo, sigue siendo una tarea en ciernes. Reflexión final Los problemas y temas por los cuales se están movilizando numerosos grupos en la ciudad de Monterrey son referentes de la complejidad económica, social y cultural alcanzada por esta metrópoli del noreste en los últimos 20 años. Con el proceso de metropolización y complejización de la vida co­ tidiana se han posicionado temas ambientales y de movili­ dad, de derechos humanos e identitarios, que al parecer nos acercan a lo que acontece en la mayoría de las metrópolis del país. Junto con esta problemática se suman viejos proble­ mas de tipo social y económico, que también se van recru­ de­cien­do, por ejemplo, el acceso a la educación universitaria es ya un pro­blema de primer orden, así como la creciente po­breza laboral y el acceso a una vivienda digna. Sin embar­ go, este tipo de problemas no han sido objeto de atención ciudadana, que­dando en el ámbito del discurso y acción de los partidos y organizaciones de izquierda en el estado. La centralidad de los temas ambientales y de derechos hu­ manos, este último estrechamente ligado a la explosión de­ lincuencial en la ciudad, está significando entre los grupos que se movilizan nuevos aires de participación ciudadana en la sociedad regiomontana. Entre otras razones podemos des­ tacar: porque se alimenta una todavía tímida cultura de la protesta y la organización, la cual, salvo en momentos coyun­ turales —como el levantamiento zapatista de 1994—, había estado adormecida desde hace un cuarto de siglo. Han visi­ bilizado grandes atropellos de los grupos económicos de la ciudad que se han enriquecido escandalosamente con la me­ tropolización de la ciudad con base en una amplia red de corrupción con funcionarios de los tres niveles de gobierno. 120 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ Asimismo, están evidenciando a través de la denuncia, el atropello a los derechos humanos de los cuerpos de seguridad y la inoperancia de las instituciones de impartición de justi­ cia. Todo lo anterior, sin ser excepcional, adquiere relevancia para una población como la regiomontana que ha crecido reproduciendo una cultura predominante más cercana a la obediencia institucional y a la admiración paradigmática de su elite empresarial, en una ciudad donde la protesta organi­ zada ha sido la excepción a lo largo de la historia. Entre los nuevos actores que van surgiendo al calor de los crecientes problemas urbanos hoy comienzan a agruparse ciu­dadanos provenientes de sectores socioeconómicos tra­ di­cio­nal­mente desmovilizados, son los que la violencia está lanzando a organizarse para buscar a sus desaparecidos y secuestrados, van desarrollando sus capacidades para la auto­ organización, arropados por la solidaridad y acompaña­mien­ to de activistas y grupos sociales. Otro factor relevante en la composición de las recientes movilizaciones en el amm es el componente juvenil de los gru­ pos y de los asistentes a las protestas, lo cual no es extraño en una sociedad de jóvenes, pero sí en una ciudad donde sus jóvenes, particularmente los universitarios, dejaron de ser du­ rante décadas un sector participativo, expresivo, movilizador. Todo esto despierta expectativas de nuevos liderazgos ciu­ dadanos. El activismo de estos grupos se ha enfrentado a la ce­rrazón de las instituciones estatales y de los grupos privados, lo que los ha llevado a una actitud de crítica paulatinamente más marcada a la inoperancia institucional para dar salida a las exigencias de la sociedad regiomontana, lo cual podría suscitar convergencias cada vez más amplias con los grupos que se movilizan en el estado, así como un acercamiento pau­ latinamente más notorio con propuestas nacionales de alter­ nativas democráticas. EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 121 Anexo 1 Temas centrales de los grupos civiles en el amm Tema movilizador Trabajo Asuntos específicos Democracia sindical Pensionados Algunos grupos identificados 2010-2011 Centro de Estudios y Taller Laboral, A.C. (cetlac) Alianza Nacional de Adultos Mayores, A.C. Alianza Braceroproa Asociación de Trabajadores Pensionados “Hermanos Flores Magón”, A.C. Democracia Candidaturas y ciudadanas participación Plebiscito y referéndum Revocación Organismos electorales Ley de Participación Ciudadana Alianza Cívica Nuevo León A.C. Propuesta Cívica A.C. Foro Libre y Democrático A.C. Evolución Mexicana A.C. Mujeres Derechos de las mujeres Violencia contra las mujeres Salud reproductiva Femenicidios Arthemisas por la Equidad Colectivo Plural de Mujeres ProSalud Sexual y Reproductiva Prosser, A.C. Comunicación e Información de la Mujer, A.C. Alternativas Pacíficas, A.C Mujeres de la Esperanza Diversidad sexual Visibilidad y reconocimiento Participación política-electoral Legalización de uniones y reconocimiento de derechos Cultura de la legalidad Género, Ética y Salud Sexual, A.C. acodemis, Acción Colectiva por los Derechos de las Minorías Sexuales, A.C. less Monterrey Lesbianas de Monterrey Identidad Saludable, A.C. Comunidad de Madres Lesbianas de Monterrey, comales Fundación Diversitas, A.C. 122 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ Anexo 1 (continuación) Tema movilizador Asuntos específicos Algunos grupos identificados 2010-2011 Usuarios de servicios Servicios públicos en general Transporte público Alianza de Usuarios del Transporte y Servicios Públicos Derechos humanos Internos en penales Ineficiencias del mp Capacitación Apoyo jurídico de casos Apoyo activistas Desaparición forzada Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. Renace, A.B.P. Medio ambiente Contaminación Devastación de áreas naturales Espacios públicos Grandes proyectos urbanos (Valle de Reyes, Arco Vial Sureste, Estadio) Planes du Comité Ecológico Pro Bienestar Movimiento Ambientalista Ciudadano Colectivo Ciudadano en Defensa de La Pastora Colectivo La Bola Grupo Greenpeace Monterrey Vigilantes de las Montañas Generactivo, A.C. Movilidad sustentable Promoción del uso de la bicicleta Reglamentos vialidad Pueblo Bicicletero Biciérnagas Changos a la Calle Paseo a Ciegas Cocletas Mujeres en Bicicleta Economía solidaria Trueque Distribución de productos locales Irpasi Trueke Animalismo Contra maltrato y venta Veganismo Legislación contra circos, corridas de toros, maltrato Fundación Luca, A.C. (2004) Pro Defensa Animal, A.C. (prodan) Centro de Recursos para la Investigación y el Aprendizaje sobre Animales (criaa) Indígenas migrantes Visibilidad y reconocimiento Ley Indígena Estatal Enlace Potosino Procuraduría de Justicia Étnica A.C. Zihuame Mochilla A.C. EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 123 Anexo 1 (continuación) Tema movilizador Asuntos específicos Seguridad pública Semáforo del delito Mapeo de delitos Promoción de denuncias Vigilancia vecinal Cultura y Teatro popular comunicación Medios de alternativa comunicación alternativos Altersistema Crítica del status quo Deliberación en espacios públicos Algunos grupos identificados 2010-2011 Vértebra Nuevo León Iluminemos Nuevo León Denuncia 2.0 SomosUno Radio Radio Tierra y Libertad Realidad Expuesta Las Juglaresas, Teatro Popular Acampada Monterrey/ Reacciona Monterrey Contingente Monterrey Anexo 2 Ejes articuladores para la acción conjunta entre los grupos organizados en el amm, 2010-2011 Ejes articuladores Tipo de acciones públicas Participación ciudadana Propuesta legislativa Violencia contra las mujeres Elaboración de informes, publicaciones periódicas Medio ambiente y ciudad Monitoreo de autoridades y legisladores Recursos jurídicos: amparos, revisiones Denuncia pública (marchas, plantones, performances) Difusión en redes sociales Movilidad sustentable Promoción uso de bicicleta Participación en reformas a reglamentos de vialidad Foros y congresos Difusión en redes sociales Inseguridad y recuperación de espacios públicos Eventos artísticos y convivencias en plazas Marchas y plantones Difusión en redes sociales 124 MA. TERESA VILLARREAL, LYLIA PALACIOS, ELEOCADIO MARTÍNEZ Bibliografía Cadena Roa, Jorge (2004), Las organizaciones civiles mexicanas hoy, México, Universidad Nacional Autónoma de México. Consejo de Desarrollo Social (2009), “Organizaciones de la sociedad civil en el estado de Nuevo León enfocadas al desarrollo social y/o asistencial”, Monterrey, Gobierno de Nuevo León, 3a. ed. Corporación Latinobarómetro (2010), “Informe 2010. San­ tiago de Chile”, en <http://www.latinobarometro.org/ la­ti­no/LATContenidos.jsp>, consultado el 2 de julio de 2011. Emmott, Robin (2011), “Si Monterrey cae, México se desplo­ ma”, reportaje especial, Agencia Reuters. Mancha Torres, Gloria Lucinda (2011), “La desatención generacional: los jóvenes frente a la escasez de oportu­ nidades. Una propuesta de medición a través de indicado­ res. Nuevo León 2005-2009”, tesis de maestría, Monterrey, uanl. Rodríguez, Héctor y Manuel Kinto (2010), “Precariedad la­boral en el mercado de trabajo del área metropolitana de Monterrey, 1990-2007”, en Lylia Palacios (ed.), Cuando México enfrenta la globalización. Permanencias y cambios en el Área Metropolitana de Monterrey, México, uanl/ colef/udem/itesm. Secretaría de Gobernación (2001), “Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, Primera encup (2001), bases de datos”, en <http://www.encup.gob. mx/es/Encup/Bases_de_datos>, consultado el 2 de julio de 2011. (2003), “Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, Segunda encup (2003), bases de datos”, en <http://www.encup.gob.mx/es/Encup/Bases_ de_datos_2003>, consultada el 23 de mayo de 2009. (2005), “Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, Tercera encup (2005), bases de da­ EL ÁREA METROPOLITANA DE MONTERREY 125 tos”, en <http://www.encup.gob.mx/es/Encup/Bases_de_ datos_2005>, consultada el 17 de mayo de 2009. (2008), “Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, Cuarta encup (2008), bases de datos”, en <http://www.encup.gob.mx/es/Encup/Bases_ de_datos_2008>, consultada el 14 de abril de 2009. Sobre los autores Felipe de Jesús Alatorre Rodríguez Estudió la carrera de Agronomía en la Universidad de Guada­ la­jara y la maestría en Gestión y Política Pública, en el Insti­tu­ to Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso). Cursó los diplomados de desarrollo rural, formación de direc­ tivos en organizaciones civiles, ciudadanía y diseño de am­ bientes educativos virtuales. Ha desarrollado investigaciones en el campo de las organizaciones ciudadanas en el estado de Jalisco. Tiene experiencia en formación, asesoría y acompa­ ñamiento a organizaciones ciudadanas en los campos de fortalecimiento institucional, construcción de redes, acciones de incidencia pública y participación ciudadana. Fue coordi­na­ dor de Formación Social del Centro de Investigación y For­ ma­ción Social del iteso. Actualmente trabaja en el Proyecto de Formación de Actores Sociales y desarrolla labores de in­ ves­tigación, y de docencia. Ha publicado diversos textos sobre participación ciudadana, organizaciones civiles, iniciativas ciudadanas y capital social, entre ellos “La relación organi­ za­cio­­nes ciudadanas-Congreso de Jalisco. Promoción de una ini­cia­tiva popular”, en Solís y Planter (coords.), Jalisco en el mundo contemporáneo. Aportaciones para una enciclopedia de la época, t. II, Universidad de Guadalajara/Coecytjal, 2010, y coautor en “El capital social”, en Guadalupe Rodríguez (coord.), La rea­li­dad social y las violencias. Zona Metropolitana de Gua­ dalajara, Conavim/Incide Social/ciesas/iteso, 2012. [127] 128 LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ Laura Becerra Pozos Maestra en Planeación y Desarrollo por el Programa de las Naciones Unidas y la Universidad Autónoma de Morelos, y en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropo­ logía e Historia (enah). Es autora de múltiples artículos y coautora de libros y ponencias sobre la sociedad civil, partici­ pación ciudadana, incidencia política y cooperación para el desarrollo. Ha sido consultora-asesora de diversas organiza­ ciones civiles y redes en México y América Latina, especialmen­ te en países de Centroamérica en procesos de fortalecimiento y perspectiva de género. Actualmente es presidenta de Iniciativas para el Desarro­ llo de la Mujer Oaxaqueña (Idemo); directora ejecutiva de deca, Equipo Pueblo; integrante del consejo directivo de la Red Mexicana de Investigadores de la Sociedad Civil (Remisoc); directora de la Región Centroamérica y México (camexca) de Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción del Desarrollo (alop); integrante del consejo técnico consul­ tivo de la Comisión de Fomento de la Ley Federal de Fomento a las Actividades que realizan las osc; integrante de la junta directiva del Mecanismo de Colaboración entre las osc y el gobierno federal, para el diseño y construcción de manera conjunta, de políticas públicas que contribuyan a la gober­ nabilidad y desarrollo político del país. Marisol López Menéndez Doctora en Sociología por la New School for Social Research de Nueva York y maestra en Estudios Políticos y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam. Ha colaborado con diversas organizaciones civiles mexicanas e internacionales en asuntos relacionados con la sociedad civil, derechos humanos y participación ciudadana. Ha sido con­ sultora del Instituto Interamericano de Derechos Humanos y colaboradora en diversas investigaciones y actividades aca­ démicas de la Cátedra unesco de Derechos Humanos y otras SOBRE LOS AUTORES 129 universi­dades. Ha publicado diversos artículos sobre la socie­ dad civil, teoría social y participación política, historia de Méxi­ co y so­ciología de la religión. Eleocadio Martínez Silva Sociólogo y doctor en Ciencia Social con especialidad en So­ ciología por El Colegio de México. Profesor investigador de tiempo completo, titular A, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Lylia Palacios Socióloga por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Doc­ tora en Ciencias Sociales por la Universidad de Utrecht, Ho­ landa. Profesora-investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Líneas de investigación: historia social y relaciones industriales en ámbitos regionales. Miembro del Sistema Nacional de Inves­ tigadores, nivel 1. María Cristina Sánchez-Mejorada Fernández Maestra en Investigación y Ciencias Sociales, doctora en Di­ seño con especialidad en Historia Urbana, miembro del Área de Sociología Urbana y del cuerpo académico de la maestría en Planeación y Políticas Metropolitanas en la uam Azcapotzalco. sni II y pérfil promep. Proyecto de investigación: “Procesos de democratización, políticas públicas y participación ciuda­ dana”. Publicaciones: Rezagos de la modernidad. Memorias de una ciudad presente, México, uam, 2005. Coordinadora jun­ to con Lucía Álvarez y Carlos San Juan de los libros ¿Una ciu­ dad para todos? La ciudad de México la experiencia del primer gobierno electo, México, uam, 2002; Democracia y exclusión. Caminos encontrados en la ciudad de México, México, ceiichunam/PyV/uam/uacm/inah, 2006, y La gestión incluyente en 130 LAURA BECERRA POZOS, MARISOL LÓPEZ MENÉNDEZ las grandes ciudades. Estructura urbana, movilidad, seguridad y pluriculturalidad, México, Juan Pablos Editor, 2010. María Teresa Villarreal Martínez Doctora en Política Pública por la egap-itesm. Maestra en Metodología de la Ciencia por la uanl y en Administración y Alta Dirección por la uia. Sus temas de investigación son ren­ dición social de cuentas, organizaciones y movilización ciu­ dadanas. Ha participado en Alianza Cívica, Red Ciudadana Alternativa de Guadalupe, Ciudadanos en Apoyo a los Dere­ chos Humanos y el Comité Independiente Zertuche. Contrastes y constantes. Sociedad civil, precarización y cambios en las zonas metropolitanas de México se terminó en julio de 2013 en Imprenta de Juan Pablos, S.A., 2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19, Colonia del Carmen, Del. Coyoacán, México 04100, D.F. <[email protected]> 500 ejemplares