¿QUÉ ES LA CONSPIRACIÓN JUDEOMASÓNICA? La conspiración judeo‐ masónica fue una expresión muy difundida durante los cuarenta años del régimen franquista, que venía a significar la coalición entre los extremistas judíos (Sionistas), los masones y los comunistas. Esta expresión fue acuñada a raíz del aislamiento internacional al que España se vio sometida con el final de la II Guerra Mundial. España sufrió un varapalo diplomático cuando los Estados Unidos, Reino Unido y La Unión de Republicas Soviéticas (URSS), resolvieron recluir a España en su pobreza (Conferencia de Yalta), por declararse “no beligerante” en la guerra europea, tal y como peticionó Winston Churchill. Conclusión por la cual se tardó más en salir de la posguerra y hubo de recurrirse a la autarquía como modo de subsistencia. Se pudo comprobar la disminución de actividades comerciales, retirada de embajadores y diplomáticos, así como la ausencia del Plan Marshall. Para mayor comprensión, explicaremos la relación existente entre las naciones implicadas y los términos fijados: ‐ En primer lugar, los liberales que, por historia y tradición, siempre han recibido importantes influencias de la masonería, como son los casos de Inglaterra y EE.UU. Tanto Roosevelt como su sucesor Truman, eran abiertamente masones, pero pertenecían a una logia extremista y anticristiana como son los “Iluminati”, que según diversas fuentes están vinculados con los Sionistas o escisión del judaísmo que propone la dominación hebrea sobre el resto de la humanidad. Asimismo, Winston Churchill, siempre se consideró defensor de esta tendencia ideológica. ‐ En un segundo lugar, está el enemigo por excelencia del régimen: Los Comunistas, al mando del despiadado líder Iosif Stalin, quien dio la idea del aislamiento de España (la cual no venía a cuenta) Cuando se consigue salir del aislamiento internacional, por los acontecimientos acaecidos en la Guerra fría, vuelve a surgir la conspiración cuando el recién creado Estado de Israel ponen innumerables trabas a la España de Franco, cuando años antes había ayudado a los judíos huidos de la Alemania nazi. Razón por la cual, el Caudillo nunca reconocerá tal Estado. En una de las últimas apariciones del Generalísimo, también se hizo uso del término cuando diversos países condenaron las acciones del régimen contra integrantes http://franquistas.blogspot.com http://franquistas.blogspot.com de la Banda Terrorista ETA, muchos de los cuales, fueron fusilados. Sin embargo, los rumores sobre la persecución de la masonería apuntan a la enemistad que el Jefe del Estado había desarrollado, una vez fue rechazado como integrante de una logia. Pero, con toda probabilidad, pertenece a la historia de la rumorología y la leyenda, como tantas otras. Es Imposible asegurar que Franco solicitara su iniciación en la masonería y, por tanto, no resulta razonable recurrir a ello para entender la actitud del Jefe del Estado. Lo que sí se sabe con absoluta seguridad es que su hermano Ramón, el famoso héroe del “plus ultra”, sí fue masón, y también parece que lo fueron su hermano Nicolás y su propio padre. La persecución de los masones españoles, llevada a cabo por Franco, comenzó casi con el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936. El primer decreto contra la masonería está fechado el 15 de septiembre de ese mismo año. Según éste, la Masonería es contraria a la Ley y sus miembros son considerados bajo la categoría de criminales rebeldes. El 21 de diciembre de 1938, Franco decreta que sea destruido cualquier símbolo, inscripción, emblema, documento o propaganda de carácter masónico, y tal prescripción incluye, incluso, a las iglesias y los cementerios donde hubiera alguna señal masónica, todo ello en el plazo de dos meses. España no podía estar contaminada. Que no quedara memoria de la masonería, ni una huella. Todo era fruto de la conspiración de los masones. El 19 de septiembre de 1936, el periódico Amanecer, de ideología falangista, afirmaba: “Es tal el daño que esta sociedad perniciosa ha causado a España, que no pueden la masonería ni los masones quedar sin un castigo ejemplarísimo. Castigo ejemplar y rápido es lo que piden todos los españoles para los masones, astutos y sanguinarios. Hay que acabar con la masonería y los masones”. Y un par de semanas después, el 2 de octubre de 1936, un periódico andaluz de idéntica ideología, El defensor de Córdoba, declaraba: “Todo va bien, gracias a Dios... Pero el triunfo no será completo, definitivo ni estable, mientras subsista la Masonería en nuestra España. Y para que aquélla desaparezca, ¿qué hacer? Preguntad a Mussolini”. Las llamadas al exterminio de los masones fueron constantes durante los tres años que duró la contienda, pero la depuración no terminó con ella. A punto de acabar la guerra, el Gobierno constituido por medio de las armas dicta la primera ley contra la masonería el 9 de febrero de 1939, la llamada “Ley de Responsabilidades políticas”. En último lugar, igualados a los partidos políticos y las agrupaciones de toda clase, aparecen como “fuera de la ley” “todas las logias masónicas”. El 1 de Marzo de 1940, se promulgó la “Ley para la represión de la masonería, comunismo y demás sociedades clandestinas”. Aquí es, por primera vez, cuando aparecen identificadas dos corrientes tan antitéticas como la masonería y el comunismo. Lo que se consiguió fue sólo un http://franquistas.blogspot.com aplazamiento, pues la ley se llevó a cabo, e incluso se creó el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que velaba por su cumplimiento. Desde la primera mitad del siglo XX, se ha considerado esta conspiración como los males de la decadencia española. Por poner unos ejemplos, tenemos la falsa Leyenda Negra, difundida por los enemigos del catolicismo e imperio español, así como, en el siglo XIX, Simón Bolívar, un francmasón que encabezaría la independencia de las provincias de ultra mar. Por otro lado, está el desastre del 98, donde perdimos nuestras últimas posesiones. (Cuba y Filipinas), ante una potencia recién nacida como EE.UU. En definitiva, la conspiración judeo‐ masónica no es otra cosa que una coalición de distintos centros de poder o “lobbies” en distintas épocas que han perjudicado a España a lo largo de su historia. Lo hicieron cuando era un imperio y lo hicieron cuando se negó a ser vasallo de otra nación.