China: una burbuja disfrazada de recuperación

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El Clarí-n de Chile
China: una burbuja disfrazada de recuperación
autor Alejandro Nadal
2009-07-01 15:45:59
La crisis es global y la recuperación tendrá que ser global. AsÃ- que cuando la prensa internacional comenta que China
está incrementando su demanda de materias primas, muchos analistas saltan de gusto. La demanda de materias
primas podrÃ-a ser una señal de que la actividad productiva está retomando su curso y pronto recuperará el nivel que
tenÃ-a antes de la crisis. Pero las apariencias engañan.
La realidad es que este aumento en importaciones chinas está más vinculado a la especulación que a la actividad
productiva. Su efecto de corto plazo ha sido el aumento en los precios de materias primas en los mercados mundiales,
lo que no sólo no ayuda, sino que hará mucho más lento el proceso de recuperación.
Para enfrentar la crisis, PekÃ-n puso en marcha un gigantesco paquete de estÃ-mulos fiscales y monetarios. Esta
intervención fue considerada clave para evitar que la economÃ-a mundial cayera en algo parecido a la Gran Depresión.
Pero, cuidado, la economÃ-a china no está bien y sus distorsiones internas impiden que el estÃ-mulo fiscal funcione
adecuadamente. Eso puede arrastrar a la economÃ-a mundial a una recaÃ-da de efectos nefastos.
Desde diciembre 2008, los bancos chinos han prestado alrededor de un billón de dólares como resultado del estÃ-mulo
monetario. Pero la economÃ-a china no puede absorber esa inyección de liquidez de manera productiva y una parte
importante de estos recursos se usó para comprar materias primas (desde petróleo hasta madera, pasando por
mineral de hierro y bauxita). Esta demanda ha sido considerada como una señal de que la economÃ-a china está en
vÃ-as de recuperación. Pero la realidad es otra: la adquisición de estos commodities está más ligada a la
especulación que a la actividad productiva.
El uso de crédito barato para especular en los mercados de materias primas ha profundizado la disparidad entre precios
spot y precios en el mercado de futuros. El Ã-ndice Reuters-Jefferies de precios de commodities se ha incrementado 27
por ciento desde marzo. En el caso de algunos productos, como el petróleo y el cobre, el precio se ha llegado a
duplicar en unos cuantos meses. En el corto plazo, eso refuerza el incentivo para apostar, lo que crea una nueva
burbuja especulativa, esta vez en el mercado de commodities. Las repercusiones son tremendas para una polÃ-tica
económica que busca salir de la crisis sin recurrir a otra onda especulativa.
Esta burbuja en los mercados de materias primas no genera un incremento en la demanda derivada del efecto riqueza.
Al contrario, al aumentar los precios de las materias primas, la demanda especulativa golpea a la economÃ-a mundial.
Eso conduce a un cÃ-rculo vicioso porque el miedo a las presiones inflacionarias (que muchos piensan serán
desencadenadas por los paquetes de estÃ-mulos fiscales y monetarios) es el motor de una demanda creciente sobre las
materias primas consideradas como refugio. Esa demanda por un motivo de precaución conduce a hacer realidad la
profecÃ-a sobre el incremento de precios.
Lo único que frena la demanda especulativa de materias primas es el costo de almacenamiento. Por ejemplo, las
ruedas de troncos y el mineral de hierro tienen una relación volumen/precio muy alta y eso es un obstáculo para
utilizarlos como refugio contra la inflación. Pero la imaginación para diseñar instrumentos para la especulación no
tiene lÃ-mites. En muchas de estas transacciones, las mismas materias primas constituyen la garantÃ-a del crédito
bancario y en algunos casos se han concentrado estos contratos para ser vendidos como si se tratara de las infames
hipotecas estructuradas como vehÃ-culos de inversión que estuvieron en los orÃ-genes de la crisis en Estados Unidos.
Los recursos de un estÃ-mulo fiscal y monetario pueden ser canalizados hacia inversiones productivas, para estimular la
demanda interna o para especular. Las inversiones productivas necesitan un mercado y en las condiciones actuales,
ese mercado se ha desplomado. Después de todo, el ajuste en la economÃ-a de Estados Unidos ha sido dramático y su
tasa de ahorro alcanza hoy 7 por ciento del PIB, algo no visto desde hace 20 años. Eso ha frenado su sed de productos
Made in China y hace difÃ-cil que las fábricas en el gigante asiático regresen a los niveles de actividad que tenÃ-an antes
de la crisis.
Para incrementar la demanda interna de manera saludable se necesitan salarios decentes y una mejor distribución del
ingreso. Eso es algo que el modo de acumulación en China no ha permitido realizar, y habrá que ver si lo permitirá
algún dÃ-a porque requiere una profunda transformación social, lo que lleva tiempo. Por el momento, la economÃ-a
china vive en una coyuntura de una fuerza de trabajo dislocada y es difÃ-cil pensar en un incremento de la demanda
interna en el corto plazo.
AsÃ- que el desvÃ-o de recursos hacia la especulación era normal. Lo malo es que la normalidad en una economÃ-a
capitalista parece llevar el nombre de crisis. No hay que olvidarlo: reventar es el destino de toda burbuja.
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