Correspondencia Presentación clínica y radiológica en las trombosis venosas cerebrales profundas del adulto Eduardo de Pablo-Fernández a, Juan F. GonzaloMartínez a, C. Alejandra Morales-Cartagena b, Fernando Sierra-Hidalgo a, Elisa Correas-Callero a, Andrés Labiano-Fontcuberta a, Cristina Domínguez-González a a Servicio de Neurología. b Servicio de Medicina Interna. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid, España. Correspondencia: Dr. Eduardo de Pablo Fernández. Servicio de Neurología. Hospital Universitario 12 de Octubre. Avda. Córdoba, s/n. E-28041 Madrid. E-mail: [email protected] Aceptado tras revisión externa: 10.06.10. Cómo citar este artículo: De Pablo-Fernández E, GonzaloMartínez JF, Morales-Cartagena CA, Sierra-Hidalgo F, Correas-Callero E, Labiano-Fontcuberta A, et al. Presentación clínica y radiológica en las trombosis venosas cerebrales profundas del adulto. Rev Neurol 2010; 51: 378-80. © 2010 Revista de Neurología La trombosis venosa cerebral es una enfermedad cerebrovascular poco frecuente; representa menos del 1% de todos los ictus [1]. El sistema venoso cerebral profundo (venas cerebrales internas, venas basales o de Rosenthal y vena cerebral mayor o de Galeno) se afecta únicamente en el 10% de los casos [2] y tiene unas características clínicas, radiológicas y pronósticas muy diferentes de la afectación de los senos durales o de las venas corticales. Clásicamente, las trombosis venosas cerebrales profundas (TVCP) producen cuadros progresivos de alteración del nivel de la conciencia y afectación de las vías largas, con una elevada proporción de muertes o secuelas neurológicas graves [3,4]. Sin embargo, en los últimos años se ha observado que la presentación clínica de las TVCP puede ser muy variable y, en muchos casos, inespecífica, con un pronóstico más favorable del que se creía inicialmente [5-7]. Debido a esto, en ocasiones los cuadros de TVCP no son fácilmente identificables y suponen un gran reto diagnóstico en el que la radiología debe desempeñar un papel fundamental. Presentamos a dos pacientes con TVCP que representan la gran variabilidad clínica de este trastorno y realizamos una descripción de los hallazgos radiológicos en ambos casos para llevar a cabo una aproximación diagnóstica de esta entidad. 378 Caso 1. Mujer de 91 años, con ante- a b cedentes de hipertensión arterial en tratamiento con torasemida, portadora de marcapasos por bloqueo auriculoventricular sintomático y demencia tipo Alzheimer avanzada. Se la atendió en urgencias por presentar un cuadro de 24 horas de evolución de disminución del nivel de conciencia con tendencia a la somnolencia y menor reactividad a estímulos. Los familiares no Figura. Imágenes axiales de tomografía axial computarizada craneal sin referían otra sintomatología neu- contraste del caso 1 (a) y del caso (b), que muestran una hipodensidad rológica añadida, fiebre, movimien- bilateral en los ganglios basales, con ligero efecto masa. Se observa una tos anormales o cambios en la me- hiperdensidad espontánea de la vena tálamo-estriada derecha (a; fledicación. La paciente se encontra- cha) y de las venas cerebrales internas (b; punta de flecha) compatible con su trombosis aguda (‘signo de la cuerda’). ba afebril y con buenas constantes vitales. En la exploración presentaba un nivel de conciencia bajo (ojos cerrados nivel de conciencia, con los ojos abiertos de forque abría, de forma transitoria, ante estímulos ma espontánea, aunque no mostraba ninguna dolorosos), con una respuesta motriz sugestiva interacción con el explorador. Comprendía órde una hemiparesia izquierda y reflejo cutáneo denes simples de forma inconstante pero no plantar extensor bilateral. No se objetivaron ri- emitía lenguaje espontáneo ni ante el estímugidez de nuca ni signos sugerentes de irritación lo. El resto de la exploración neurológica no meníngea. La analítica realizada en urgencias mostró otros hallazgos patológicos. La TC cra(bioquímica general, hemograma y coagula- neal urgente puso de manifiesto una hipodención) no mostró hallazgos relevantes y el elec- sidad talámica bilateral de predominio izquiertrocardiograma mostraba un marcapasos con do, con efecto masa sobre los ventrículos, hiun funcionamiento normal. El estudio median- perdensidad de ambas venas cerebrales interte tomografía computarizada (TC) craneal mos- nas y signos leves de hidrocefalia biventricular tró una hipodensidad en los ganglios basales (Figura). Se introdujo contraste y no se produjede forma bilateral y predominio derecho, con ron captaciones anómalas, pero el estudio en ligero efecto de masa sobre los ventrículos late- fase venosa confirmó la TVCP. El estudio se rales y un pequeño componente hemorrágico completó 10 días después del ingreso mediante putaminal izquierdo. También se objetivó una resonancia magnética (RM) craneal, que moshiperdensidad de la vena talamoestriada dere- tró que la lesión localizada en los ganglios bacha, congruente con la trombosis aguda de ésta sales correspondía con edema vasogénico en (Figura). Tras la inyección de contraste, no se secuencias de difusión y coeficiente de difusión demostraron captaciones patológicas. El estu- aparente. Ambas venas cerebrales internas mosdio mediante angiotomografía venosa confirmó traban una hiperdensidad espontánea en sela TVCP. Pese a iniciar tratamiento anticoagu- cuencias T1 (signo de la cuerda) y el estudio velante mediante perfusión de heparina sódica, noso mediante angiorresonancia mostró de presentó un deterioro neurológico progresivo y nuevo un defecto de opacificación del sistema venoso cerebral profundo y del seno recto. Tras falleció dos días después del ingreso. la confirmación diagnóstica mediante angiotoCaso 2. Mujer de 42 años, sin antecedentes per- mografía craneal, se suspendieron los anticonsonales relevantes y en tratamiento con anti- ceptivos por vía oral y se inició tratamiento anticonceptivos por vía oral. Se la atendió en ur- coagulante con perfusión de heparina por vía gencias por cefalea y alteración del comporta- intravenosa, pasando a anticoagulación oral miento, con un empobrecimiento del lenguaje tras la mejoría inicial de la paciente. El estudio y las tareas ejecutivas que progresaron en 72 etiológico realizado incluyó analítica bioquímihoras hasta un cuadro de apatía, abulia y mu- ca en sangre y orina, hemograma, estudio de tismo. La paciente se encontraba afebril y esta- coagulación, velocidad de sedimentación globle hemodinámicamente, y presentaba un buen bular, homocisteína, anticuerpo antifosfolípido, www.neurologia.com Rev Neurol 2010; 51 (6) Correspondencia perfil de autoinmunidad, marcadores tumorales y análisis genético de estados procoagulantes (mutación del factor V de Leiden y mutación 20210 en el gen de la protrombina), pero no logró identificar ningún factor de riesgo de trombosis venosa añadido. La paciente evolucionó favorablemente tras el tratamiento anticoagulante y, a los dos meses del inicio del cuadro, mostró una leve afectación de la memoria de aprendizaje como única secuela. La TVCP en el adulto afecta fundamentalmente a mujeres jóvenes, ya que los factores predisponentes más frecuentemente asociados son la presencia de alteraciones de la coagulación, la toma de anticonceptivos orales, el embarazo y el puerperio [3,6,8,9]. Su presentación clínica es sumamente variable e inespecífica y los síntomas más frecuentes son la cefalea y la afectación del nivel de conciencia, seguidos de déficits focales neurológicos (motores y visuales) y alteraciones neuro­ psicológicas (confusión y amnesia) [6]. Además, pueden existir presentaciones atípicas sin afectación del nivel de conciencia y con muy buen pronóstico, lo que sugiere que existen cuadros parciales [5]. Los pacientes descritos ilustran la gran variabilidad de presentación de las TVCP. De este modo, mientras que el caso 1 falleció como consecuencia de un cuadro rápidamente progresivo de disminución del nivel de conciencia y piramidalismo bilateral, el caso 2 tuvo una buena recuperación tras un cuadro dominado por manifestaciones neuropsicológicas (apatía, mutismo, hipocinesia). Tradicionalmente, la prueba definitiva que establecía el diagnóstico de TVCP era la angiografía cerebral, aunque, en la actualidad, se considera la combinación de RM y venografíaRM la prueba de elección en la evaluación de esta afección por su capacidad de visualizar la anatomía venosa cerebral y de identificar y caracterizar las lesiones parenquimatosas secundarias [1,10]. Pese a todo, la TC continúa siendo, en la mayoría de los servicios de urgencias, la primera prueba que se debe realizar por su amplia disponibilidad y por el breve tiempo y la escasa colaboración del paciente necesarios para su realización [11]. Los estudios de TC multidetectora sin contraste son capaces de lograr valores de sensibilidad y especificidad cercanos al 100% en la detección de los signos radiológicos de afectación del sistema venoso cerebral profundo [12], por lo que algunos autores pos- www.neurologia.com Rev Neurol 2010; 51 (6) tulan que el diagnóstico de TVCP se podría alcanzar, en la mayoría de los casos, con esta prueba, permitiendo iniciar el tratamiento de forma temprana. Los signos radiológicos de la TVCP, al igual que en las trombosis de los senos durales, se clasifican en directos, producidos por la visualización del trombo en el interior del vaso, e indirectos, que traducen las alteraciones parenquimatosas secundarias a la congestión venosa producida [10,11]. La hiperdensidad espontánea de las estructuras vasculares afectadas (‘signo de la cuerda’ o ‘signo de la vena atenuada’) producida por la presencia del material trombótico en el interior del vaso es un signo directo, con una alta fiabilidad para el diagnóstico de TVCP [12], aunque puede observarse en sujetos normales como consecuencia de un hematocrito elevado o en neonatos [11]. Los signos indirectos, aunque inespecíficos, deben hacernos sospechar de la presencia de una trombosis venosa. El signo indirecto más frecuente es la presencia de una hipodensidad talámica que suele ser bilateral [6] y puede extenderse a otras estructuras de los ganglios basales o del mesencéfalo. En ocasiones, existe cierto componente hemorrágico asociado y, debido al efecto masa de la lesión sobre el sistema ventricular, también pueden observarse datos de hidrocefalia obstructiva secundaria, que no suelen ser frecuentes en la trombosis de los senos venosos cerebrales o las venas corticales [10]. Estas lesiones parenquimatosas pueden ser, en ocasiones, muy sutiles y pasar inadvertidas en las exploraciones iniciales con TC, pero el estudio mediante RM caracterizará mucho mejor tanto su extensión, como su naturaleza al incorporar secuencias de difusión. Para la visualización de los signos directos producidos por la oclusión venosa en los estudios mediante RM, es necesario conocer con exactitud los cambios en la intensidad de señal del trombo según la evolución temporal [8,10]. En la fase inicial (0-3 días), el trombo aparece isointenso en las secuencias potenciadas en T1 e hipointenso en las secuencias en T2, por lo que el diagnóstico en la fase aguda es muy difícil con las secuencias convencionales. A partir del tercer día, el trombo aumenta la intensidad de señal progresivamente, tanto en las secuencias en T1 como en T2, debido a la presencia de metahemoglobina, más fácilmente identificable, aunque en ocasiones pueden existir falsos positivos por un flujo venoso enlentecido (artefactos de flujo). Sin embargo, las secuencias eco de gradiente (T2*) han demostrado una sensibilidad muy elevada (> 90%) en la detección temprana de las trombosis cerebrales y muestran imágenes hipointensas del trombo en este período, como las descritas para las hemorragias cerebrales con esta misma secuencia [13]. Por ello, para aumentar el rendimiento diagnóstico de la prueba, el estudio con RM para trombosis venosa cerebral debe incluir diferentes planos, incluidos los sagitales, que han demostrado mayor rendimiento, y diferentes secuencias además de las convencionales (T1 con y sin contraste y T2), incluidas secuencias de difusión (para valorar los signos indirectos) y secuencias T2* (para valorar los signos directos) [8,10]. La sospecha diagnóstica de TVCP se confirma mediante estudios angiográficos venosos con TC o RM, que permiten, mediante la visualización de defectos de opacificación, identificar los vasos trombosados. La anatomía del sistema venoso cerebral profundo es muy constante, al contrario que el resto del sistema venoso cerebral, por lo que la falta de visualización de estos vasos en los estudios venográficos siempre se considera patológica [8]. Pese a la presentación clínica tan dispar, en los estudios de TC sin contraste realizados en los pacientes presentados en este artículo se pueden observar los signos directos e indirectos descritos sugerentes de TVCP. La sospecha diagnóstica se confirmó, posteriormente, en ambos pacientes mediante el estudio venoso con angiotomografía, lo que permitió instaurar en el propio servicio de urgencias el tratamiento de forma temprana. El estudio mediante RM en el caso 2 permitió la caracterización de las lesiones parenquimatosas, que fueron congruentes con infartos venosos con edema vasogénico (valores elevados del coeficiente de difusión aparente). En resumen, la TVCP en el adulto puede tener formas de presentación clínica muy variables y en algunos casos con síntomas inespecíficos. Por ello, mantener una alta sospecha clínica y conocer los signos radiológicos pueden evitar demoras en el diagnóstico y permitir iniciar el tratamiento anticoagulante de manera temprana, lo que mejora el pronóstico de los pacientes. Bibliografía 1. Stam J. Thrombosis of the cerebral veins and sinuses. N Engl J Med 2005; 352: 1791-8. 2. Canhao P, Ferro JM, Lindgren AG, Bousser MG, Stam J, Barinagarrementería F. Causes and 379 Correspondencia 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. predictors of death in cerebral venous thrombosis. Stroke 2005; 36: 1720-5. Crawford SC, Digre KB, Palmer CA, Bell DA, Osborn AG. Thrombosis of the deep venous drainage of the brain in adults. Analysis of seven cases with review of the literature. Arch Neurol 1995; 52: 1101-8. Ameri A, Bousser MG. Cerebral venous thrombosis. Neurol Clin 1992; 10: 87-111. Van den Bergh WM, Van der Schaaf I, Van Gijn J. The spectrum of presentations of venous infarction caused by deep cerebral vein thrombosis. Neurology 2005; 65: 192-6. Pfefferkorn T, Crassard, Linn J, Dichgans M, Boukobza M, Bousser MG. Clinical features, course and outcome in deep cerebral venous thrombosis: an analysis of 32 cases. J Neurol 2009; 256: 1839-45. Ferro JM, Canhao P, Stam J, Bousser MG, Barinaga­ rrementería F. Prognosis of cerebral vein and dural sinus thrombosis: results of the International Study on Cerebral Vein and Dural Sinus Thrombosis (ISCVT). Stroke 2004; 35: 664-70. Lafitte F, Boukobza M, Guichard JP, Reizine D, Woimant F, Merland JJ. Deep cerebral venous thrombosis: imaging in eight cases. Neuroradiology 1999; 41: 410-8. Castro-Martínez E, Santos-Zambrano JA, ContrerasCabrera JA, Ruiz-Palacios PC, Ortiz-Arroyo A. Trombosis venosa cerebral profunda en una paciente con cinco semanas de embarazo. Rev Neurol 2008; 47: 667-8. Puig J, Pedraza S, Blasco G, Serena J. Actualización en el diagnóstico neurorradiológico de la trombosis venosa cerebral. Radiologia 2009; 51: 351-61. Rodallec MH, Krainik A, Feydy A, Hélias A, Colombani JM, Jullès MC, et al. Cerebral venous thrombosis and multidetector CT angiography: tips and tricks. Radiographics 2006; 26 Suppl 1: S5-8. Linn J, Pfefferkorn T, Ivanicova K, Müller-Schunk S, Hartz S, Wiesmann M, et al. Noncontrast CT in deep cerebral venous thrombosis and sinus thrombosis: comparison of its diagnostic value for both entities. AJNR Am J Neuroradiol 2009; 30: 728-35. Idbaih A, Boukobza M, Crassard I, Porcher R, Bousser MG, Chabriat H. MRI of clot in cerebral venous thrombosis: high diagnostic value of susceptibilityweighted images. Stroke 2006; 37: 991-5. Angiopatía cerebral posparto Leonardo Gilardi Programa de Guías de Práctica Clínica. OSECAC. Buenos Aires, Argentina. Correspondencia: Dr. Leonardo Gilardi. Avda. Santa Fe, 4990, 7.º H. C1425BHY Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected] Aceptado tras revisión externa: 26.05.10. Cómo citar este artículo: Gilardi L. Angiopatía cerebral posparto. Rev Neurol 2010; 51: 380-1. © 2010 Revista de Neurología El síndrome de vasoconstricción cerebral segmentaria es una enfermedad que se caracteriza 380 por el inicio súbito de cefalea intensa, convulsiones y alteraciones motoras focales [1]. Esta afección se observa en mujeres jóvenes y se atribuye a procesos de estrechez y dilatación segmentaria de las arterias cerebrales de calibre mayor o intermedio [2]. Si bien el síndrome puede ser idiopático, se asocia con circunstancias clínicas diferentes, entre las que se mencionan el embarazo y el puerperio. En estos casos, se denomina angiopatía cerebral posparto (ACP). Mujer de 19 años de edad en el quinto día del postoperatorio (cesárea con anestesia peridural después de un embarazo controlado sin complicaciones), que ingresó por cefalea asociada con dos episodios de convulsiones tonicoclónicas generalizadas. Inicialmente, se evaluó a la paciente mediante una tomografía computarizada de encéfalo sin contraste intravenoso, y no se observaron alteraciones relevantes. Recibió una dosis intravenosa de carga con 20 mg/kg de fenitoína y se la derivó a un hospital de alta complejidad. En el examen físico, a su ingreso, no se observaron signos de déficit motor, sensorial o cognitivo. No fue posible identificar anomalías cardíacas o motoras ni parámetros que sugirieran infección sistémica. Entre los resultados de las pruebas complementarias de laboratorio destacaba: hematocrito: 34%; recuento de leucocitos: 9.200/μL; plaquetas: 256.000/ μL; eritrosedimentación: 6 mm/h; tiempo de protrombina: 13,2 s (100%); TTPA: 42 s; glucemia: 4,16 mmol/L; uremia: 6,42 mmol/L; creatininemia: 59,23 mmol/L; natremia: 144 mmol/L; potasemia: 3,8 mmol/L; VDRL: negativa; VIH: negativo; factor antinuclear: negativo; látex para artritis reumatoidea: negativo; anticuerpos anti-La, anti-Ro y anticar­ diolipinas (IgM e IgG): negativos; índice de Russell: < 1%; actividad de la antitrombina III: 90%; homocisteinemia: 16,5 μmol/L; resistencia a la proteína C activada: ausente; urocultivo negativo. Se efectuaron imágenes por resonancia magnética, en las cuales se confirmó la presencia de numerosas lesiones corticales y subcorticales bilaterales, isointensas en el tiempo de relajación T1, pero hiperintensas en el tiempo de relajación T2 y con la aplicación de técnicas de FLAIR. Tanto la arteriografía como la flebografía por resonancia magnética fueron normales, al igual que el ecocardiograma con técnica Doppler y la evaluación por resonancia magnética de los vasos del cuello. Con la sospecha de ACP, se inició tratamiento anticoagulante con warfarina y se decidió continuar con fenitoína y suspender la lactancia. En una nueva resonancia magnética, efectuada el sexto día de tratamiento, se confirmó la involución casi completa de las lesiones cerebrales, sin cambios en el examen clínico general, neurológico y cognitivo. De manera característica, las pacientes con ACP presentan cefalea intensa y convulsiones durante el puerperio [1]. En las imágenes por resonancia magnética se verifican lesiones corticales y subcorticales que, en general, predominan en el territorio posterior. Estas lesiones son hiperintensas cuando se las pondera en el tiempo de relajación T2 y con la técnica FLAIR. Por otra parte, el cribado de datos de laboratorio sugestivos de vasculitis resulta negativo. Tanto las alteraciones clínicas como las anomalías radiológicas desaparecen de manera espontánea en un lapso de semanas a meses. Entre los principales diagnósticos diferenciales de la ACP destaca la eclampsia posparto [3]. Sin embargo, nuestra paciente no presentó proteinuria, la cual se considera un hallazgo característico de esta afección. La presentación clínica de la ACP se asemeja al de la leucoencefalopatía posterior reversible (LEPR), ya que en ambas afecciones se describe la presencia de cefalea súbita, convulsiones y fenómenos de vasoconstricción [1,4]. No obstante, la fisiopatología de estos procesos es diferente, ya que se ha vinculado a la LEPR con disfunción endotelial, alteraciones de la autorregulación cerebral por afectación de vasos de pequeño calibre (arteriolas y capilares) y cambios en la expresión de factores diversos vinculados con la angiogénesis [5]. Asimismo, la LEPR suele asociarse con alteraciones de la presión arterial o de la función renal, que no se verificaron en esta enferma [6]. De todos modos, no puede destacarse la existencia de superposición de ambas enfermedades en algunas pacientes. En otro orden, no se demostró la presencia de factores predisponentes vinculados con alteraciones hematológicas o de la coagulación, de acuerdo con los criterios recomendados [7]. De este modo, se propone la consideración de la ACP entre los diagnósticos de importancia en las pacientes con alteraciones neurológicas graves durante el puerperio. www.neurologia.com Rev Neurol 2010; 51 (6)