Renglones de una vida Me llamo Max, tengo 14 años, y estoy un poco solo.Me gusta dibujar y visitar a mi abuelo Manuel. No tengo padres, bueno si tengo, pero murieron, cuando yo tenia 6 años en un trágico accidente de coche en el que yo iba dentro. Mi padre perdió el control del coche y chocó contra un árbol, y yo, que no llevaba cinturón, salí disparado por el parabrisas delantero. Mis padres murieron y yo, por suerte o por desgracia, quedé vivo. Del accidente guardo el horrible recuerdo y media cara destrozada. Desde entonces, he estado gran parte de mi vida solo, por vergüenza y miedo ante este rostro tan horrible que me ha marcado la niñez y me está destrozando mi adolescencia. Cuando salgo a la calle voy muy tapado, normalmente solo salgo para ver a mi abuelo. Vivo en un frío internado, ya que ninguno de mis tres tíos querían hacerse cargo de mí y mi abuelo dada su edad no le fue otorgada mi custodia. Desde que a mis padres y a mí nos separó la muerte, mi abuelo ha sido el único que me ha apoyado. Y un día la magia llegó a mi vida. El día de mi 18 cumpleaños, fui a visitarle como casi siempre. A mí los regalos, la verdad es que no me importan, yo voy a visitarlo sobre todo porque este se supone que tiene que ser un día especial y para mí un día especial es estar con alguien de mi familia que me quiera. Cuando llegué a su residencia todos los amigos de mi abuelo me felicitaban, supongo que sería porque les contó que era mi cumpleaños y esperaban mi llegada. Cuando llegué a su habitación, mi abuelo sonrió dulcemente y con voz misteriosa me dijo que tenía algo especial para mí. De entre sus manos arrugadas y de venas veteadas apareció un sencillo bolígrafo. Ante la cara de asombro, mi abuelo me añadió que era especial y si mi abuelo me dijo eso yo tenía que descubrir el porqué era tan especial para él. Me contó todo el rollo de que mi bisabuelo se lo regaló a él y que a mi bisabuelo su abuelo.. vamos que era una herencia familiar muy importante. Cuando llegué al internado y saqué mi bolígrafo raro todos se rieron de mí e incluso intentaron romperme el boli pero no lo consiguieron. Después de cenar subí corriendo a mi habitación, intentando esquivar a los inútiles de mi internado que solo querían hacerme daño mofándose con mis sentimientos. Por fin llegué a mi habitación, rápidamente cogí un papel. Antes de pintar me aseguré de que tenía tinta, porque si se supone que ha pasado por toda mi familia debería estar seco. Cuando lo destapé me di cuenta de que no era un bolígrafo sino, una pluma. Lo normal para escribir con una pluma es tener tinta, pero claro, yo el internado no tenía casi de nada y menos tinta para una plumaBajé deprisa a preguntarle a mi directora por si ella tenía tinta. Mi directora era muy guapa, un poco raro, porque las directoras casi siempre tienen cara de enfadadas. Pues no, esta no, esta era rubia, ojos claros, nariz achatada y una sonrisa perfecta. Me caía muy bien, pero cuando no estaba enfadada claro. Mi directora era una de las pocas personas que me trataban como un niño normal. Le pregunté por la la tinta y me dejó un pequeño bote. Le dí las gracias y todo eso , y ella me dijo que tuviese cuidado que era el único que tenía y no le gustaría perderlo. Volví a subir a mi cuarto esquivando de nuevo a “mis compañeros”. Me senté, cogí la pluma y abrí el bote, mojé un poco la pluma con tinta. Pero solo me bastó un poco de tinta para escribir 8 folios. Empecé a escribir un cuento, más bien una fantasía de niños pequeños. Trataba de un niño, que vivía en una enorme casa, con sus padres, amigos y su abuelo. La verdad es que me hizo gracia porque esa era la vida que a mi me hubiese gustado tener. Se me pasó el tiempo volando escribiendo este cuento. Decidí acostarme, ya era muy tarde y a la mañana siguiente tendría que madrugar para ir a clase de nuevo. Aunque en mi cuento no, en mi cuento vendría un profesor particular a las 12.30 de la mañana.. pero solo era un cuento en el que a mí me gustaría vivir. Arrebujado en mis sábanas esperé al sueño A la mañana siguiente todo se tornó muy extraño. No estaba en el internado, yo sabía que aquello era diferente al internado. Me levanté sobre una cama comodísima, que tenía forma de barco, una hamaca encima de mi cama chulísima, y todo estaba decorado como si fuese una selva. Cuando vi el despertador, que tenía forma de rana, me di cuenta que ya eran las 11.30 y llegaba tarde a clase. Me vestí corriendo y salí disparado por la puerta. Todo era muy diferente , por lo que me paré y empecé a pensar. Todo había cambiado por completo.Con la respiración entrecortada empecé a andar y a ver toda la casa. Y me di cuenta de que esta era la casa en la que yo había soñado vivir. Y la que yo describí en mi cuento. De repente, recordé “¡Mi cara!”,fui corriendo al cuarto de baño, busqué un espejo: increíble, no tenía ni un rasguño del accidente, aunque todo era muy extraño, me gustaba, me invadía un estado de felicidad inmensa.¿Sería acaso un sueño? Bajé unas escaleras enormes y empecé a escuchar voces. Me detuve y dos palabras vinieron a mi cabeza: la pluma, él tenía razón la pluma era especial, muy especial ya que todo lo que escribieses con ella se hacía realidad. Bueno, entré en la cocina que era enorme y me encontré a dos mujeres vestidas como amas de casa haciendo el desayuno: -“Buenos días, pequeño Max”, me dijo una de las mujeres. Parecía como si me conociesen de toda la vida. -“Buenos días”, le contesté,”¿Cómo os llamáis?,¿quiénes sois?,¿Y qué hago yo aquí?. -“Pues vamos a ver … Ella es Elisa y yo Clara.. somos las encargadas de cuidarte y de tu casa enorme.. y tú vives aquí con tus padres y con tu abuelo Manuel, que por cierto tienes que despertarlo que se le han pegado las sábanas”, me respondió como riéndose de mí. La otra mujer, Elisa, solo se dedicaba a limpiar la cocina y reírse, y también me dijo: -“Ayy.. Max tú siempre con tus bromas y tu buen humor, no sé como lo haces pero siempre nos sacas una sonrisa.” -“¿Alguien me puede acompañar a despertar a mi abuelo?”, pregunté , ya que no sabía donde dormía. -“Claro, por supuesto”.Me respondió Elisa. Clara tenía una cara como de rusa, ojos claros, pelo marrón, piel blanquita y era esbelta. En cambio, Elisa era todo lo contrario ella era rubia, morena de piel, ojos marrones y poco gordita. Elisa me acompañó hacia la habitación de mi abuelo. Cuando llegamos ella me dijo: -“Ten cuidado al despertarlo, tu abuelo ya tiene su edad y no está para sustos. -“Vale muchas gracias”, le dije. Y ella me puso su mejilla en mi cara para que le diese un beso en la cara de agradecimiento. Entré en la habitación y desperté a mi abuelo muy lentamente. Cuando se despertó lo primero que me dijo fue: -“Ohh, mi nieto precioso, ¿otra vez despertándome? Si solo son las diez de la mañana. -Ja,ja,ja no abuelo , son las doce.. -¿Las doce? ¿y qué haces que no estás listo? Corre y prepárate que dentro de media hora vendrá tu profesor. -Abuelo, antes de prepararme quería decirte algo.. -¿Qué quieres, hijo?. -¿A ti te suena algo de una pluma muy especial de mi bisabuelo? -¿Cómo sabes tú eso? No me habrás rebuscado en mis cajones o lo que es peor..¿no habrás escrito algo con la pluma no? -No, escribí ayer.. -¡¿Qué?! -Si, todo lo que ahora está ocurriendo lo escribí yo ayer. En mi otra vida mucho más desgraciada.. -¿Qué otra vida? ¿No me estarás tomando el pelo no? -No, abuelo, yo tenía otra vida en la que solo estábamos tu y yo. Yo tenia la cara destrozada por culpa de un accidente en el murieron mis padres. -No digas tonterías, hijo.. Esta ha sido, es y será tu vida. Yo estaba seguro que yo había tenido otra vida. De repente se escuchaban las voces de Clara y Elisa llamándome. Me dijeron que bajase que había llegado el profesor. Yo les dije que me encontraba un poco mal y que no estaba en condiciones para dar clase y el profesor se fue. Al rato se escuchó que alguien había entrado en la casa. -“¡¡Maaaaax!!” alguien dijo con voz de hombre. -“¡Ya estamos aquí!” dijo también una mujer. La verdad es que sus voces me sonaban algo familiar. Cuando bajé, me quedé sin respiración, no me lo podía creer.. eran ellos, mis padres. Cuando los ví eché a llorar y fui corriendo a darles un abrazo. Ellos se sorprendieron y me dijeron: -“¿Tánto nos has echado de menos? si solo hemos estado tres días fuera.” Dijo mi madre. -“Oye Max, tu amigo Fran e ha dicho que te diga que si te querías ir al parque con él a sacar a Coco” -“¿Coco?” dije -“Si, Coco tu perro, ¿cuántas horas has dormido? Porque te veo un poco mal eh.. Corriendo cogí al perro Coco y salí a la calle, después de ver a mis padres, a mi abuelo, mi cara perfecta, y mi casa enorme con unas criadas maravillosas, tenía ganas de conocer al amigo de mis sueños. Cuando salí había un grupo de tres niños y dos niñas. Cuando me vieron me empezaron a gritar -“¡Eh, Max! ¡estamos aquí, ven!” Fui con Coco a saludarles, y como no sabía sus nombres le dije: -“Hola colegas” y una chica rubia muy guapa fue la única que contestó los demás me sonrieron. -“Hola Max, me alegro de verte llevabas unos días sin salir a la calle y estábamos preocupados por ti , ¿cómo estás? -Muy bien, gracias, ¿ y vosotros? Mientras ellos me respondían yo me fijaba en un chico que había al otro lado del parque, estaba un poco marginado. Fui a ver lo que le pasaba. Y le pregunté: -“Eh,¿qué te pasa, por qué estás tan solo? Vente con nosotros te haremos un hueco en nuestro grupo. Mis amigos me miraron raro y uno de ellos me preguntó -“¿Qué haces, Max?,¿ no dijiste que te caía mal y que en la vida le hablarías?” -Ya claro.. pero todo el mundo se merece una segunda oportunidad. -Gracias Max, en serio.” Me dijo el niño con una sonrisa en la cara. Y pensé.. yo también he tenido una segunda oportunidad y no pienso desperdiciarla.