Alfonoso XIII visita Arganda - Archivo de la Ciudad de Arganda del

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ALFONSO XIII VISITA AKGANDA
El pa sado 26 d e juli o, el Rey Juan Carlos
visitó el muni cip io de Argand a, en concre to
el Centro d e Co n tro l de Satélites qu e Hi sp asa t tiene en El Ca mpillo. Hace exactamen te
noventa y cinco años, el16 de m ayo de 1917,
fue su abue lo paterno, Alfonso XIII, qu ien
real izó un a visita a nu est ra localidad, que
fue tod o un acon tecimien to po p ular que ha
permanecido en la m em or ia de va rias ge ne rac iones y que, un a vez pasados los a ños,
se vuelve a con tar una y otra vez como si
fuera una esce na de ficción . Hasta la vis ita
del presen te mes de julio, ha sido la única
recepción a un mon ar ca en los últimos trescien tos años. Ha bría qu e viajar hast a los p rimeros años d el siglo XV II, cua ndo Felipe III
estuvo en varias ocasiones en la qu e hoy
conocemos como Casa del Rey, o más recien temente, al 6 d e m ayo d e 1975, cua ndo,
to davía siendo p rín cip es, Ju an Ca rlos y Sofía inauguraron la Residencia d e Ancianos,
una visita en la qu e utiliza ron el helicópter o
como medi o d e transporte, seg ú n di cen las
cró n icas, pi lo tado por el propio príncipe, y
sin qu e llega ran a vis ita r el casco urban o de
Arganda.
El mejor modo de conocer el desarrollo
de tan hi stóri ca jorna da del miércoles 16 de
mayo de 1917 es seg u ir las cró nicas de prensa de los principales periódicos de entonces:
El Imparcial, La Correspondencia y ABe.
ARGANDA DEL REY. CENTRO DE
OP ERACIONES DE UN SIMULACRO
DE ATAQUE A MADRID
El moti vo d e la visita d e Alfo nso XIII
es asistir a unas importantes maniobras
militares. Diferentes cuerpos de l Ejército
simularon la defensa de la capital madrileña res po ndiendo a un ataque de tropas
enemigas proced entes del Sur de Ma d rid.
Cu riosame n te, el mi sm o esce na rio y la mi sm a es tra teg ia d e ofens iva envolve n te a la
cap ita l que vei nte años d esp ués, d urante la
gue rra civi l, se harían realida d en la ba ta lla
del [ar am a.
En 1917, España vivía momentos de incertidumbre que a punto estuvieron de hacer
peligrar el mismo sistema de la Restauración. Aparecen los primeros signos de recesión económica y se viven, además, amagos
de crisis institucional y social que desembo-
Alfonso XIII con uniforme de capitán general, similar al utilizado en su visita a Arganda.
caría n en la h uelga ge ne ra l revoluc iona ria
ese mism o mes de agosto . A esta situac ión
se suma una coy untura int ern acional protagonizada por la prime ra guerra mundi al
y la revolución rusa en febrero de ese mismo afio. Un esce nario qu e jus tificaba sobra damente la preocupación del monarca por
m anten er en per fecto es tado a su Ejército,
y muy en parti cular poner a prueba las recien teme n te crea d as unid ad es mot orizad as
y de aviación, que tendrían una act iva participación en las man iob ras. Ese era el objetivo más relevante del simu lacro, valorar
las ventajas d e tran sportar un gra n número
d e soldados d e Infanter ía por med io de cami on es au tomóviles; hacía pocos a ños qu e
había come nzado a utilizarse la au tomoc ión
y se ten ían se rias du d as sob re su eficacia en
el tr ansp orte de tro pas.
El simu lacro se hab ía pr ogramad o para
organizarlo en fechas anteriores, pero había
sido suspendido por inclemencias meteorológicas. El tiempo no había acompañado
esa primavera, pero fina lmente se dec ide
organizarlo el miércoles 16 de mayo, la víspera del cumpleaños del monarca. Al día si-
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guiente, Alfon so XIII cumplía treinta y d os
añ os.
AGENDA DE LA JORNADA DEL
16 DE MAYO DE 1917. OCHO HORAS
DE MANIOBRAS MILITARES
5.00 h: Salen de Alcalá de He na res, Ma d rid y Leganés las primeras fuerzas militares.
5.30 h: Llegada a Vallecas d el 2.º Bata llón
d el Regimiento de As turias, formada por
20 camiones, al mando del coronel Pri stino
Bermúdez d e Castro.
6.30 h: Forman en el pa seo de Ma ría Cristin a, en las inmediacion es del Cuartel d e Infanter ía, las sigu ien tes fuer za s militares qu e
participarían en las maniobras y que d eb ían
representar la van gua rd ia atacante de todo
un cu erpo de Ejército:
• Regimiento de Cazadores de Caballería
de María Cri stina.
• Brigada d e Caballería de Lanceros, al
complet o.
• Regimiento de Artillería a caballo, qu e
se aloja en Carabanchel.
• Sección d e Intendenci a.
• Una ambulancia de Sanidad.
• Una batería del Cuarto de Artillería.
• Dos escuad rones d el Regimiento d el
Príncipe.
6.30 h: A esa mi sm a hora también com ienzan a for marse en Alcalá los qu e deb erían
representar el papel de d efen sores:
• Una bri gad a de hú sares.
• Una brigad a d e lan ceros.
• Un regimiento lige ro de ar tillería de
cam pa ña. A estas fue rzas se su ma n la
Divisió n del ge neral Za ba lza, for mada po r el Regimiento de Artillería de a
caballo, la Estación Radioeléctrica y las
unid ades de int en d en cia y Sabaya.
6.40 h: Salen 25 cam iones y 25 coches ligeros d el Centro Electrotécn ico y d e Comuni cacion es.
7.00 h: El ge ne ra l Zaba lza inst al a en Vaciamadrid una antena de rad ioteleg rafía.
An te la cercana p resen cia d el ene migo, simu la ped ir refuer zo s d e in fan tería a Ma drid . In med iatamente sale en dirección
a Arganda una brigada de Infantería que
manda el general Moreira y que forman
los Reg imientos de As turias y Covadonga.
Para que los refuerzos p ued an ser enviados a tiempo d esd e Vallec as hast a Argan-
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d a - d ista n te 16 km- so n utilizad os 20
cam io nes au tomóviles (con capacida d d e
24 y 35 plazas) y tr asladar a 500 hombres
d el Regimiento de As turias. Cas i todos
los cam iones eran d e fabri ca ción esp añ ola (H ispa no -Su iza ) y algun os alemanes y
america nos. Pres taron tamb ién se rv icio
tres ve hícu los m ás: tall er, al macén y otro
para su m inistro d e aceite, gasolina yagua.
También participaro n va rias mot ociclet as,
algu nas con sidecar; en d os d e ellas iban
m ontadas ametralla doras, y en otra, u n
ap arato radi ot elegráfico, con los postes d e
la anten a portátiles.
7.30 h: Salid a d e las fuer za s desde el paseo de María Cris tina en d irección a Vallecaso
7.50 h: Llegan a Arg anda los refu er zos
solicitad os .
8.00 h: Entre los ríos Tajuña y [arama se
da la supuesta acción, siendo rechazado el
ene m igo.
8.30 h: Alfons o XIII sale d e palacio ves tid o con uni forme d e capitán ge neral d e Infantería y acompañado del jefe de su Ca sa
Militar, el gene ral Azn ar; sus ayudantes y
su secreta rio particular, el teni ente co ro ne l
de Estado May or conde de Coello d e Portu gal, ad emás d e los infantes Fern an do y
Ca rlos. El ve híc u lo era un H ispano-Sui za
d escapot abl e, con m ot or d elan te ro, 60 CV
d e pote nc ia y caja de cam bios d e tr es velocidad es; con u na veloci dad m áxima d e
120 km/h.
9.00 h: Des de prim er a h or a d e la m añana, todo Argan da está en la calle, espera n do
impacien te la visita d e Alfonso XIII. Los vecinos h an d ejad o sus labores y han m ar chado a presencia r los desfiles de las tropas y
a salu d a r a los soldados. En la carretera de
Valencia, el ten ien te de la Guardia Civil había establecido un se rvic io de vigilancia. En
el pueb lo se u ltimaban los detalles del recibimiento, calles y ed ificios se habí an eng alana do para la ocasi ón . Todos los balcones
y ve n tanas de las calles p rin cipales tenía n
colchas de color es y colga d uras, además de
bander as, escudos y ga lla rde tes salu da ndo
al Rey y el Ejército. El Ayu n ta mien to había
instal ad o en la entrada de la calle de San
Juan un «arco de follaje COII bandcrns y eOIl los
escudos de Espniia y de A rgallda, donde se leian
las siguientes palabras "A S. M. el Rey de los argande ñoe:». En la en tra da, h oy plaza d e los
Bienven ida, le es pe ra n el Ayu n tam iento en
Camiones Hispano-Suiza del Centro Electrotécnico y de Comunicaciones, estacionados en lacalle Real.
plen o, las autoridades judiciales y ecles iás tica s «y todas las personalidades más salicntes
de la localidad».
9.40 h: Llega a Arganda la primera avanzad illa de las tropas al mando del general
Zabalza y d el teniente coronel Mé n dez
Vigo, junto a una patrulla de Lancer os del
Príncipe.
10.00 h: El Rey llega en su Hi spano-Sui za
al Puente de Arganda. Allí le es taban espera ndo el ministro de la Guerra, el jefe del Estado Ma yor Central del Ejército, el capitán
general d e la Regi ón y el gobernad or militar
de Mad rid, generales Marina y Zubia, y los
ge nerales O rozco, Ug arte y An d ino .
10.10 h: Alfonso XIII abandona el ve hículo y mo nta a caba llo en d irección a Ar ganda,
siem p re precedido por una numerosa guardia de la escolta rea l.
10.20 h: Por la carretera de Loeches en tra
la brigad a d e húsares, al mand o d el ge ne ra l
Cavalcanti . Todos atraviesan Arganda entre vítores, deja ndo a su paso u na nube de
polvo, y se d irigen hacia el cerro de H ue rta
Mo rena, que do m ina la d eh esa d e El Ca rrascal. Allí se deberían reunir tod as las fue rzas,
salvo las de Artillería y el Reg im iento de
Co vad onga, que se ubican cerca de Mo rata
de Tajuña.
Al mism o tiempo que las primeras tropas
desfilan por las calles de Arganda, aparecen
en el horizonte, procedentes de l aeródromo de Cuatro Vientos, seis aeroplanos que
harían servicios de exp loración d uran te las
maniobras.
10.30 h: Se anuncia, en tre gri tos de júbi lo
y alegría, que el Rey está entrando en Arganda. La llegada es sa ludada con un repique general de campanas y nu merosos
disparos d e cohetes. Al encuentro de Alfonso XIII sa len el alcalde, Jacinto García Yepes;
el p resid ente de la Sociedad d e Labradores,
Eugen io Milano, y el p rime r tenien te alcaId e, Tomá s Sanz Gu illén; el jue z municipal,
Pedro San z; el fiscal Amalio Asenjo y el
secretario Esteban Santos. El alcalde in vita
al Rey a que descan se en el Ayu ntamie nto,
pero el m on arca rechaza la invitación, ya
que se acerca la hora programada para pa sar revista a las tro pas en el campo de ma niobras, pero prome te acep tar la invitaci ón
a la vue lta a Madrid.
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El paso de Alfonso XIII por la estrecha calle de San Juan se hace difícil, an te las con stantes manifestaciones d e en tusiasmo qu e
rodean al soberano, y avanza a caballo con
verdadera dificultad. Así lo recoge la prensa: «Los vivas y aplausos frenético s se sucedian
sin interrupcion, y desde los balcones y uenianas
de las calles por donde pasó S. M. el Rey, IlUmerosas y bellísimas señoritas orroíaban flores y
palomas, dnban entusiastas ¡vivas! y aptaudian
entu siasmadae.»
11.00 h: El Rey llega al cam po d e m ani obr as y desde una posición d ominante observa las mi sm as. Una vez concluidas se apeó
del caba llo, como tod o su Estado Mayor, y
an tes d e la revista descansó br eves instantes, qu e fueron ap rovecha dos por los fotógra fos y ope ra dores d e varias com pa ñ ías
cinematogr áfica s para impresionar placas y
películas.
12.00 h: A esta hora en punto comienzan
a desfilar ante el Rey todas las fuerza s que
habían tomado parte en las maniobras. Terminado el desfile, en la misma dehesa de El
Carrascal se sirvió a las tropas un rancho
extraordinario, donde no faltó el vino de
Argand a, qu e fue regalado por el Ayun ta-
mi ento y los principales bodegueros, que
querían de esta manera ob sequiar a los sold ad os.
12.20 h: Alfonso XIII, d espués d e felicitar efu sivamente a todos los jefes militares,
ab andona el campo d e las maniobras.
12.30 h: A los di ez minutos de haber sa lid o de la dehesa d e El Carr ascal, y siem p re
ro de ado en tre aclam aciones d e los vecinos,
Alfonso XIII vuelve a en trar en A rgan d a y
se d irige al Ayu n tam ien to. Co mo inmortalizaron los med ios de p ren sa, «allí, y en medio
de una estruendosa aoacion, el soberano 1f sus
acompañan tes se apea/mI de los caballos y subieron al salóll de actos deí municipio, donde se
había preparado un espl éndido lunch».
En es te momento de la jornada se p roduce un hecho an ecd óti co qu e todavía es recordado por alguno de los m ás mayores de
nu estra localidad: una mujer se acercó con
una cesta llena de unas rosquillas rellenas
que se hacían entonces en Arganda, las divid ió en dos partes y le dijo al Rey: «Tome,
estas SO Il para usted y estas para su abueliia.»
Un hecho totalmente cierto, ya qu e la prensa recoge que el Rey en una me sa preparad a al efecto en el sa lón de pl en os tomó «una
Dehesa del Carrascal, a las 11 de la mañana. Alfonso XIII se apea del caballo, en presencia de numerosos
vecinos, y posa para las cámaras.
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Una de la tarde. Alfonso XIII saluda a la multitud congregada en la plaza desde el balcón de la Casa Consistorial.
copa de jerez y unas pastas», seg uramen te las
mismas pa st as que la se ñora d e Arg and a le
había regalad o hacía un instante.
En la m esa, y a pesar d e est ar en la Casa
Co nsistorial, par ece qu e no se se n tó el alcalde: «A la izquierda del [~ey tomó asiento el jef e
de su Casa Militm~ gencml Aznar; el conde del
Grove y el miliistro de la Guerra. A su derecha,
el párroco de A rgallda, don [uan José Alegre; el
injantc don Carlos de Borbon, el general Marina y el general Siluestrc.» En tonces era la autoridad eclesiás tica quien tení a m ás peso y
p resen cia, y es el propio párroco arg ande ño quien di rige unas palabras d e ag rade cimiento al m on ar ca. El Rey le contesta d ando
las gracias por el recibimiento « 11 0 soiamente
a él, silla a sus tropas, y que el acto, reunidas las
autoridades del pueblo y el Ejército, rcprescntaua
II1l simbolo de lo que ocurre a Espa ña, libr ándc¡«
de la hecatombe guerrera», en referen cia a la
p rim era guerra mundial, que en esos m omentos sacudía a Europa, y que «está compcIletrado, como su Gohierno, COII el pueblo y COII
el Ejército, y que ell todo momento atender ásus
deseos».
Después d e los breves d iscursos protocolarios, ahora sí, ejerce d e anfitrión el alcalde
e in vit a al Rey a que se asome al balcón del
Ayu n tam ien to, momen to qu e es salu dado
con gr andes vítores y aplausos por los vecinos congrega dos en la pl aza.
13.30 h: Alfons o XIII baja la escalera qu e
le lleva a la pla za, y cuando se d irige a su
H ispano-Su iza d escapotable, se produce
otra an écdota que cue n tan los más ma yores:
«Una se ñera que se tkunctm M icaela le dijo: "Su
Majestad, [ nu: da usted permiso para besarle
una lilaila ?", Y le dijo: "Sí, señora ", y le dio dos
besos en la tnano.» Finalm en te, el Rey aba ndona Arganda, y seg u id ame n te lo hacen tod os los d emás jefes y oficial es que le acompañaron en las m ani obras. Igualmente, las
fue rz as de Infantería vo lvieron a ocupar los
cam iones autom óviles y tod os marcharon
en dirección a Mad rid .
16.00 h: Las tropa s de Caballería qu e habían qu edad o en Arganda sa len en d irección a sus res pectivos cu ar teles, siendo d espedidas por el puebl o en las afueras de la
localidad .
Co n tal d espliegu e de tropas eran inevitabl es algunos accid entes, en concre to tres
recoge la pren sa: «El del sargento ciclista de
la Capitania General Víctor Carrasco, que sufrió
una herida en una rodilla, destroz ándose el palltalólI. Subió a UII automóvil del Centro Electrot écnico, peroen Val/ecas, lleoado el muchachode
su pundonor militar, volvió a coger la m áq uina
y contra todas las adoertencias regresó ell el/a a
Madrid. Una motocicleta volcó, resultando COIl
el radiador roto y el soldado COII contusiones.
Por último, 1II 1 auto del centro chocó COIl otro y
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quedó en Arganda algo averiado, en espera de la
oportuna repamcion .»
DESPUÉS DE LAS MANIOBRAS,
EL ALCALDE RECIBE
LA CRUZ DEL MÉRITO MILITAR
Y VA RIAS CALLES
CAMBIAN DE NOMBRE
Al día siguien te, en el d ía d e su cu mpleaños, y tal como que d a re flejado en el acta
de la ses ión del Ayu n ta m ien to, Pleno de 19
d e mayo de 1917, «esta población, aceptando la
inoitacion que se le hizo al saludarle el AYll1ltamiento, y como agradecimiento al entusiasta y
respetuoso recibimien to que se le dispuso se Iza
servido conceder al que habtn la CI"llZ del Mérito
M ilitar de 2." clase, con distintivo blanco, libre
de gastos». La concesión de esa distinción al
alcalde Jacinto Garda Yepes, en representación del pu ebl o de Arganda, se publica en
el Diario Oficial del Mi nisterio de la Guerra.
Una condecoración militar para civiles en
tiempos de paz que el alcalde, en com pa ñía
de l secretario, Luis Sardin ero, se ap res uró a
ag ra d ecer personalmente. Los d os son recibid os en su d espacho oficial por el ge neral
Ag uilera, ministro d e la Guerra.
Las fu entes d ocumentales no co in cid en en un aspecto que no es se cu nd ario,
el p recio que tu vi er on qu e p agar los veci nos por tal di st in ción. Según lo aco rda do
en el Ple no, el Rey conce de la cr u z «libre
de gastos», pero, sin embargo, otras d ocum entos h ab lan que la Cruz Bla nca d el Mé rito M ili tar qu e se le conce de al alca lde se
fin anci a p or «suscripción popular», tocando
«a unos tres c éntimos por vecino». Sea gra tis o co n cos te aña d ido, el caso es qu e el
Ayuntamien to queda ta n agradecido que
decide, con el fin de que «siempre en este
pueblo se conserve grata memoria del j eliz suceso que todos celebramos y para conmemorar
las visitas regias y dar una prueba de que este
es el deseo del vecindario, se acordó que, previa
la venia de Su Majestad y del cxceíentisinto
se ñor minis tro de la Guerra, se dé el nombre
de A lionso X Ill a la de la Calzada (IzOIf, calle
Real); Reina María Cristina a la de los Silos,
Príncipe de As turias a la de la Cárcel (actual
Libertad) y General Agui lera (ministro de la
Guerra) a la de la Arena (en la actualidad, Peiión de Gibmltar) »,
JULIO CERDÁ
TAL l [ R [ S
G~RcíA-MUNOZ
chapa & pintura
Les desean
felices fiestas
Río Manzanares, 10
Tels. 91 87 1 6993/6 19200296
Fax 91 87295 15
28500 ARGANDA DEL REY (Madrid)
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