Reflexiones antropológicas para una Psicología

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Texto. Escritos de Psicología General - "Uso exclusivo con fines didácticos"
Autor. Topf, J
Introducción
José Töpf
La Psicología General estudia las formas constantes del comportamiento humano,
a diferencia de la Psicología Evolutiva, por ejemplo, que estudia cómo esos
comportamientos constantes aparecen, se desarrollan y cambi an, y a difer encia
de la Psicop atolog ía, que estudia cómo esas constante s de comportam iento se
alteran y a qué tipificaciones dan lugar. La Psicología General trata de los modos
generales –no singulares– de comportamiento.
Pero no del comportamiento de la persona como conducta global –esto sería tema
de una Psicología de la Personalidad– sino en lo referido a sus capacidades
particulares, en este caso las capacidades cognitivas. Entiéndas e, la capacid ad
de Percibi r, de Pensar, de Recordar, de Comunicarse, de Aprender. Hay otras,
que no se tratarán acá.
De manera que el objeto teórico de la Psicología General se construye a partir de
una doble abstracció n. En primer lugar, la que supone que de la totalidad del
comport amiento de una persona –puesto que las personas en todo moment o de
nuestra s vidas obramos como una entidad unitaria– abstraemos su capacidad de
conocer, por ejemplo, y a ello lo llamamos Percepción. O su capacidad de
almacenar información, de evocarla y de olvid arla, a lo que llamamos Memori a, o
su capac idad de proces ar inform ación y de resol ver proble mas, a lo que
llamamos Pensamiento, su capacidad de comunicarse a lo que llamamos
Lenguaje, o su capacidad de modificar comportamiento s en función de la
experiencia, a lo que llamamos Aprendizaje.
Esta primera abstracción de las capacidades mencionadas procura delimitarlas
para su mejor estudio, pero este estudio nunca será mejor si no tenemos
continuadamente presente que lo que llamamos Percepción, o Memoria, por
ejemplo, son capacidades de una persona que a la vez piensa, a la vez siente, y
que sus categorías, preconceptos y emociones acrecientan o dificultan sus
capacidades; o que tiene intereses y motivaciones que facilitan o entorpecen sus
cap aci dad es; a la vez que per ten ece a red es vinculares, por lo que la
pertenenc ia a grupos, los roles que asume en ellos, hacen que su percepción y
su recuerdo estén fuertemente influidos –codeterminados– por esa pertenencia.
Nos referimos aquí, entonces, a una primera abstracción respecto del acontecer
psíquico al interior de cada persona. Podríamos llamar a esto un corte vertical.
En segundo lugar. apelamos a otras abtracción: la Psicol ogía Gener al se
const ruye a partir de la observa ción de múltiples casos singulare s –el modo
como cada cual percibe o recuerda , por seguir con estos ejemplo s –y a partir de
allí se buscan las constantes, las formas generales de cómo los humanos nos
desempeñamos en cada una de estas capacidades. Es decir, a partir de los
hechos singula res se procura estable cer ciertas leyes general es del
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Autor. Topf, J
com por tam ien to. Pod ría mos lla mar a est o, par a graficarlo, un corte horizontal.
A partir de estas observa ciones general es, o sea de la Psicol ogía Gener al,
podem os volver al hecho singular para su mejor enten dimie nto, o al hecho
anóma lo, para compre nder cómo se altera n estas capac idades en la patología,
o al hecho evolutivo, para entender el crecimi ento , camb io y decl inac ión de
esta s capa cida des en las diferentes etapas del desarrollo.
Ahora bien, ¿cómo enten der esta tota lidad psíqu ica? Si el ser humano se
construye como tal inexorablemente en el vínculo con los otros, entonces no sólo
es un ser social porque vive en sociedad, sino porque su interioridad, su modo de
ser, es ya una interioridad construida a partir del intercambio social. Su modo de
percibir, o su modo de recorda r, estará defini tivamen te determ inado por el
vínculo que históricamente tuvo con su grupo, y que ahora ya es suyo. Como
también por el que ahora tiene con los múltiples grupos a los que pertenece, y las
múltiples circunstancias en que se encuentra.
Así es como delimitamos el espacio teórico de la Psicol ogía Gener al. No como
agrega mient o de funciones aislada s, sino como abstrac ción metodo lógica para
un mejor entendimiento de nuestras capacidades, en el marco de una concepción
unitaria de la persona.
Pero hay más. Las diferentes capacidades de las que aquí tratamos, y que de
distintas maneras solemos pensarlas como capacidades individuales, no sólo se
construyen en el vínculo con los otros –como decimos– sino que cada vez que se
convierten en acto, están mostrando el vínculo con un otro. Lo que llamamos
capacidades personales son en realida d fruto de sucesos interpe rsonales . Se
cons truye n en el espa cio yo-tú, al deci r de Mart ín Buber, si bien tendemo s a
supone rlas como origina das sólo en el protagonista, el ejecutor del
comportamiento.
Estarí amos entonc es ante una tercer a abstrac ción. Pero, a diferen cia de las
anterio res, ésta es una abstracción fuertemente ocultadora y difícil de aceptar: la
de suponer que una conducta que en realidad se da en un "entre-dos" parezca
dar cuenta sólo de las capacid ades de "un-uno".
No s pr op us im os el an ál is is de es te ob je to as í cons truí do desd e la ópti ca
de dive rsos enfo ques , porque, como dijimos, entendemo s que toda realidad
admite más de un sistema explicativo y que los diversos paradigmas, los diversos
puntos de vista, amplían el modo de comprender esa realidad.
Escr itos de Psico logía Gener al refle ja el traye cto del prog rama de cáted ra.
Propo ne en un inici o una somera ubicación epistemológica y antropológica para
conce ptua lizar al sujet o human o, atend iendo a su unidad bio-psico-social.
Sostenemos que el psiquismo es impensable si no es en relación con el medio
que, como dij imos , cod ete rmin a nue stro com por tam ient o. Est e medio es físico
pero también, y fundamentalmente, es un medio de significad os y de vínculos
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Autor. Topf, J
interperso nales, es un medio cul tur al. En el mar co de esta cult ura es que se
constituye el sujeto humano.
Planteada así la noción de Persona y la bipolaridad persona-mundo, nos
centramos en algunas maneras de conceptualizar al sujeto humano: la noción de
sujeto para el Psicoanálisis, para la Psicología Genética, la Escuela Sociohi stórica
y la Psicolo gía Cogniti va. En particu lar el modo como en cada una de estas
corrientes se plantea la relación entre lo que llamarnos el sistema intrasubjetivo y el
sistema intersubjetivo.
Desde esta óptica pasamos a analizar los procesos co gn it iv os , en te nd ie nd o,
co mo vi mo s, qu e so n constructos que procuran su mejor análisis, pero que
estas capacidades se dan interrelacionadas en un sujeto cuyo comportamiento es
total y único, con sus emociones, motivaciones, valores, y que permanentemente
influye y es influido por los otros.
En los capítul os siguien tes se analiza la capacid ad de cono cer, de rec ibir e
integra r informa ción, en sus formas sensoria s y no sensoria s, es decir, el
fenóm eno de la Percepción.
La capacidad de interrelación social y de comunicación, sea ésta analógica o
digital, es decir, el fenómeno del Lenguaje.
La capacidad de reflexión y de ideación, es decir, el fenómeno del Pensamiento,
que incluye tanto las formas lógico-formales, como las formas creativas e intuitivas
del pensamiento lateral.
La capacidad de almacena r informaci ón, de evocarla y de olvidarla , es decir el
fenómeno de la Memoria y del Olvido, que incluye la capacidad de
Resignificac ión de los recuerdos.
Finalm ente, nos detene mos en el inte juego dialéc tico de todo lo vivient e, las
formas de intercam bio con el medio y las modificaciones mutuas a que da lugar,
las que adquieren formas particulares en lo humano: la constituc ión de la
Perso na como tal y la creac ión de condi ciones para el cambio. Desde este punto
de vista es que abordamos los procesos llamados de Aprendizaje.
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Reflexiones antropológicas
para una Psicología General
Halina Stasiejko
Tomando posición para concebir "lo humano"
Nos proponemos recorrer algunas ideas a fin de compr en de r el or de n hu ma no ,
su or ig en , su co ns ti tu ción, su permanencia, sus capacidades.
¿Qué somos, qué nos define?, ¿qué es lo humano?
Frecu entem ente en la vida cotid iana pensa mos en el ser humano como un ser
racional y declaramos en el discurso que lo distintivo del mismo es la
racionalid ad, la capa cidad de pensa mient o abst racto , la produ cción de
deducciones racionales.
Asimismo, solemos identificar al "pensamiento científico", a la "modalidad de
pensamiento paradigmático",' como la representación más prototípica de lo
"racional".
Pero, ¿esta modali dad de pensam iento repres enta ría lo medular y más
característico del ser humano?
Si respon demos que sí, proba bleme nte lo hacemo s en concordancia con la alta
valoración que la cultura occidental suele otorgar al quehacer los productos
científicos. La ciencia y la tecnología, que han modificado sens iblem ente nuest ra
vida cotidiana plane taria en los últimos años, son productos humanos que gozan
de un reconocido prestigio y poder. Aunque a su vez reciban críticas por sus usos
y consecuencias ecológicas.
De todos modos y dejando de lado reflexiones epistemológicas acerca de la
producción y aplicación científica, hacer ciencia y "pensar científicamente "; esto
es: elaborar hipótesis científicas, simular fenómenos, controlar variables, poner a
prueba las teorías en busca de la apro xima ción a lo real , util izar
proc edim ient os de ind aga ció n muy comp lejo s y exha ust ivo s; no son acciones
que los seres humanos desarrollen espontáneamente a partir de la vida cotidiana.
Más bien, la con stru cci ón de una "mo dal ida d cie ntí fic o -rac ion al de
pensam iento" requier e de un particu lar interé s, años de formación, prácticas
especializadas, aprendizajes específicos. 2
Si respondemos que no a la pregunta por la universali dad del pens amie nto
cien tífi co, prob ablem ente es porqu e no sólo tenem os en cuent a que esta
moda lidad es una acción local y restringida a escasa población, sino porque
además, se trata de una expresi ón muy recient e del género humano. Es un
emprendimiento que, en nuestra larga historia filogen ética, ocupa los últimos
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instantes del recorrido.
Tan reciente es, que el ser humano ha creado para hacer frente a estas acciones,
nuevos lenguajes para expresar con precisión las argumentaciones racionales. Por
ejemplo, la lógica formal que emergió en un momento histórico-cultural vinculado al
Iluminismo, fue propuesta como un lenguaje limpio de las impurezas del habla
cotidiana , al servici o de la constru cción de argumen tacio nes científicas,
racionales, rigurosas y objetivas.
Es inte res ante , por que est e eje mpl o nos perm ite apre ciar aque llo más
cara cter ísti co del géne ro humano, su capacidad creadora de mundos simbólicos.
El lenguaje que desde los inicios de la humanidad est uvo al ser vic io de la
com uni cac ión cot idi ana , la realización de prácticas rituales, la trasmisión de
mitos, leyendas, y la generación de formas poéticas, se amplia cuando el ser
humano inventa nuevos lenguajes para servir a nuevas funciones, inexistentes en el
inicio de la evolución biológica y la historia de la humanidad.
En todo caso, hacer cienci a es una expres ión más, de la capacidad humana de
producción y consumo de símbol os. Esta última const ituye el rasgo fundam ental
del ser humano.
El pensamiento de E. Cassirer3 (1874-1945) profundizó en esta dirección ,
arribando a la conclusión de que la característica más sobresaliente de "lo
humano" es su vivir en un "universo simbólico" y el expresar "su vivir' a trav és de
símb olos . No pode mos pens ar lo huma ne fuera de este orden.
La actividad humana se despliega en la vida cultural, se expresa y nutre siempre a
través de formas simbólicas como el lenguaje, los mitos, el arte, las ciencias y la
religión, entre otros. Todos conforman la trama simbólica que define a "lo humano".
Por lo tanto no es posible definir una "acción humana" sin referirla al "universo
simbólico" donde tiene existencia. Fuera de él, la vida existe pero no la particular y
característica "vida humana".
Es así que el legado de Aristóteles, analizado por Cassirer, que había definido al
hombre como "ser racional", resulta estrecho para poder abarcar la complejida d y
riqueza de lo humano.
¿Y la emoción? También ha quedado excluida de la clásica definición recién
citada. La emoción ha quedado releg ada, asim ilada al mundo animal, cerca na a
lo instintivo, a lo no pensado, lo no tamizado por la razón.
Es interes ante pregunt arnos por el papel de la emoción en la emergencia y
caracterización de "lo humano".
Desde el punto de vista de los estudios en Biología, las emoci ones son
dispo sicion es corpor ales dinám icas que defin en distin tos tipos de accion es, en
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espec ial acciones rápidas, que pueden desplegarse sin deliberación consciente ni
racionalidad que solo las pospondría. Se reconoc en en gestos caracte rístico s de
nuestra especie: son unive rsale s las caras de asco, miedo , trist eza, sorpresa,
entre otras.
La identifica ción de zonas cerebrale s principal mente compr ometi das en la
ejecu ción de accio nes emoci onales y de zonas del neocortex comprometidas con
el pens amie nto raci ona l, ha sido un gran avan ce en los estudios científicos,
pero estos resultados a su vez han contribuido a fortalecer la idea de separación
entre emoción y razón.
Con los avan ces en las inve sti gaci ones neu roci ent ífic as, hast a se han podi do
dete rmin ar qué redes neur ona les se acti van en una reac ción emoc iona l
rápi da y cuál es, en la solu ción de prob lem as que exi gen razo nami ento s y
deli bera ción . Pero , si bien esta s rede s se han podi do dist ingu ir una de la
otra , resu lta inte resa nte tener en cuen ta que amba s zona s cere bral es se
interrelac iona n e inte gran en cada acci ón huma na conc reta .
El cere bro, con sus form acio nes más ant igua s vinc ulada s a las emoc ione s y
las más nuevas relacionadas con el pensamiento racional, coordina su
funcionamiento como una totalidad integrada. El cerebro arcaico y la corteza se
entrelazan en cada acción, aunque alguna zona esté más comprometida que otra
en alguna ejecución particular.
En base a invest igacio nes recien tes, se afirm a que el funcionamiento cerebral
nunca podrá ser cabalmente entendido si se lo estudia por fragmentos, por partes
separ ada s y lue go sum ada s. Tam poco se lo pod rá com prender si se lo estudia
"en el vacío", como si pudiera funcionar fuera de un cuerpo que lo contiene.4
Sin el sustento y la retroalimentación desde lo corporal, la vitalidad del cerebro es
estrictamente impensable. A lo cual querem os agrega r que, tampo co un cuer po
humano puede comprenders e en el vacío, funcionan do fuera de un contex to
histór ico-cultur al, o sea, fuera de un universo de significaciones.
Si bien al referimos a emociones como el miedo, la ira, el asco, la sorpre sa, el
amor, se acepta que poseen un a fu er te ba se in na ta y qu e ti en en un al to
va lo r ad ap ta ti vo pa ra la es pe ci e, af ia nz ad o du ra nt e la filogén esis; es
innegab le que las expresiones emocion ales están siemp re conte xtuad as, se
reali zan dentr o del círculo funcional humano.
Las emoci ones no pueden despre nderse y estud iar se fuera de la trama
simból ica que atravies a y signifi ca cada acción humana. La posibilidad innata de
producir co nduc tas emoc iona les se enla za con la hist oria sent i ment al y
afec tiva plag ada de encu entr os y dese ncue ntros con los otros.
La reacción emocional innata es condición de partida, pero su despliegue y uso
es una construcción basada en historias de relaciones intersubjetivas.
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Con estos comentarios, no queremos minimizar los resultados de los estudios
realizados en torno a las reacciones emocionales y su valor adaptativo para
nuestra especie, tan sólo queremos remarcar que en el mundo humano "lo
biológico" se entrelaza con los órdenes "psicológico" y "social".
Alguna s posici ones que intent an estud iar lo humano, separa n estos órdene s o
se centra n partic ularme nte en alguno de ellos. Es interesante considerar sus
argumentos, pero es importante a su vez conservar la idea de integración y
complejidad cuando se trata de lo humano.
Par tim os ent onc es, con sid era ndo que cua lqu ier des glo se o est udi o
com par tim ent ali zad o de alg uno de los órd ene s que con sti tuy en lo hum ano ,
es sie mpre artificial.
De lo expre sado, podemos sinte tizar que: separ an do los componentes biopsico-social del conjunto de la acción humana inmersa en un mundo simbólico,
fragmentamos y simplificamos el mundo humano de experiencia y por tanto
corremos el riesgo de simplificar la comprensión de las capacidades humanas.
Estas ideas preliminares, nos permiten hacer otras pre gunt as. Par afr ase and o a
C. Lév i-Str aus s5 nos preguntamos si "¿es posible referirse, sin entrar en
contradicción, a una fase o estado de la evolución de lo humano, en ausencia de
alguna organización social?", ¿podemos pensa r en un estad o "natu ral" de lo
human o?, ¿el orden humano puede entenderse de manera independiente de un
orden social regulado por sistemas de reglas?
Dejamos para otros espacios de reflexión la profundi za ci ón en el pe ns am ie nt o
de es te pr es ti gi os o antropólogo; para esta ocasión, queremos destacar la idea
de que el orden cultural y simbólico no se superpone simplement e al orden
biológico, ambos se sintetiza n en un nuevo orden.
No hay acció n human a, aun tenie ndo en cuent a todas las raíce s biol ógic as
impl icad as, que teng a un carácter precultural.
El orden humano que se caracteriza por el uso de herramientas, la organización
institucional y reglada, la existe ncia de sistem as de creenc ias y valore s
compa rtidos; y particu larment e por el uso del lenguaj e. En el orden animal no
hallamos este tipo de reguladores y mediador es de la conduct a. En este sentido
el orden humano es distintivo.
Par a Lévi -Str aus s, "la aus enc ia de reg las par ece aport ar el crite rio más
seguro para estab lecer la dist inción entre un proceso natural y uno cultural",
siendo la pres enci a de tale s, la que perm ite iden tifi car el orde n de la cultura.
La regla, generalmente pensada para lo particular y local, pero que sin embargo
tiene un carácter universal (caracter ística que se asimila al orden de la
natural eza) es la "prohibición del incesto". Veamos el lugar que le otorga a esta
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regla, con las propias palabras del autor:
"La prohib ición del incest o es el proces o por el cual la naturaleza se
supera a sí misma [...] una estructura nueva y más compleja se forma y
se superpo ne [...] Opera, y por sí misma constitu ye el advenim iento
de un nuevo orden". (p. 59, Cap II de Estructuras elementales de
parentesco.)
Es indispe nsable destaca r que la operac ión de la regla no puede existir en un
mundo sin lenguaje. Sin el uso de un código lingüístico no se podrían llevar a cabo
los intercambios que la regla regula.
Un aspec to import ante, a tener tambié n en cuenta , es el que compete a la idea
misma de "prohibición", más allá de cuál sea ésta.
Las reglas expres adas a través de un "no", abren a la par, la posibil idad de
búsqued a de nuevas accione s y de alternativas para hacer frente al "no". Una
regla conduce a la creación de nuevas "operaciones simbólicas", rodeo s,
sust ituc ione s, metá fora s, ilus ione s, utop ías, y otras compl ejidad es humana s,
inexis tente s en el orden de la naturaleza.
En el mismo desarrollo ontogenético, la acción psicológica de negación tiene
fuertes implicancias para la complejización psíquica.
Un renomb rado invest igador del desarro llo temprano del niño, René Spitz,6 es
conocido por sus célebres hallazgos acerca los orígenes de la comunicación
verbal y no verbal humana. Sus temas de estudio, fueron enfocados desde el
punto de vista psicoanalítico y en base a observaciones directas de niños
pequeños. Asimismo se apoyó en los descubr imiento s de la etologí a, la
psicología experimental, la embriología y la fisiología.
Analizó la secuencia genética que va desde los patr on es in na to s de la
co nd u ct a ha st a lo s ge st os intencionales de aceptación y rechazo y el "sí" y el
"no" verbalizados.
A partir de la observación de bebés que sufrían el "sínd rome de hosp itali smo"
(Spit z, 1945) , o sea de bebés que habían estado privados por un largo período
de tiempo (entre seis meses y un año, partiendo de los tres o seis meses de
vida) de cuidados emocio nales sostenidos, registró que cuando estaban solos y
no eran perturbados, estos bebés yacían demasiado quietos, con esca sos
signo s de acti vidad vital . Tamb ién obser vó que en las etapas más avanzadas
del hospitalismo, los bebés llegaban a hund irse en un letar go, con la mirad a
perd ida en el espacio, como en una bruma.
En part icula r, desta có otro signo carac terís tico de estos bebés privados de
afecto, el de la realización de un movimiento negativo voluntario con la cabeza,
que llevaban a cabo cuando una persona se les acercaba para establecer contacto
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con ellos. Spitz interpreta estos movimient os negativ os como un rechazo a la
conexió n, ya que además se acompañan con expresiones y vocalizacio nes de
dis pla cer; y no los conf und e con los movimientos voluntarios que los niños
normales llegan a realizar cuand o están cercan os a la final izació n del segun do
año de vida, expresando sus intenciones de negación.
Le llamó la atención que los niños desvalido s realicen conductas, que niños
asistidos sólo realizan más tardí amen te en el desa rroll o. Inten ta compr ende r, a
la vez, el padecimiento severo de los niños con hospitalismo y el desarrollo normal.
En el curso del desarrol lo, las pautas de conduct as que comienzan como una
acción refleja son puestas paulatinamente bajo el control de la mente; aquello que
en princip io es neural y muscul ar prepond erantem ente, se va entrelazando con la
función psicológica. El movimiento se tra nsfo rma en cond uct a, en acc ión
dir igid a por el psiquismo desplegada en un contexto.
Recién cuand o las pautas innata s son puesta s bajo el control de la mente, se
utilizan de una manera definida para lograr fines. La vida psicológica se
enriquece.
Los bebés hospita lizado s no han llegado a realiza r esta inte grac ión y si bien
real izan el movi mien to que simula la verdade ra negació n, éste está solamen te
basado en una pauta de comportamiento innata, que está a su dispo sició n desde
el inici o de la vida. La falta de una crianz a soste nida emoci onal e
inters ubjet ivamen te, impide el despliegue de la potencia y complejización
psicológica del desarrollo.
Para que los movimientos de un bebé se pongan al servi cio de la comun icaci ón
de inten cione s, éste debe estar finalizando el segundo año de vida y por
supuesto, no padecer del síndrome de hospitalismo.
Durante el primer año, cuando los bebés normales expresan un rechazo
voluntario , lo hacen mediante pautas de "evi taci ón", que son acci ones de
reti rada de la situación de amamantamiento.
Los niños con hospitalismo no rechazan mediante la "evitación", ya que no se
instaló la situación de amamantamiento con la complejidad necesaria y suficiente
como para ser sostén afectivo del desarrollo psicológico.
Además, los movimientos de evitación de los niños con un desarrollo asistido, que
se emparenta rán con los de la futur a negac ión, no están al servi cio de la
desconexión sino al servicio de la conexión con los estímulos y el entorno.
En el caso del hos pit ali smo, los mov imi ent os si milares al gesto de "no" sólo
están al servicio de la desconexión.
Antes de que se realic en los movimi entos de evitación, en el desarrollo asistido
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afectivam ente, se despliegan primero los movimie ntos de "hozar" . Éstos son los
de rotar la cabeza de un lado a otro para lograr el amamantamiento. Hozar, en el
principio de la vida, cumple la función de acercam iento a la gratif icación de la
necesidad y expresa la búsqueda. Sólo posteriormente al hozar emerge la
conducta de evitación del pezón, entre los tres y seis meses, expresando lo
opuesto: el rehusamiento.
Este movimiento de rehusar se reformulará en la expresión de la negativa y por
último será utilizado como gesto "ro".
Para Spitz , en conco rdan cia con ideas freud ianas , uno de los significados del
gesto "no", es el de dar cuenta de la realización de un juicio psíquico sobre la
existencia de algo. Juicio que se deriva de la pauta motora de hozar y examinar el
ambiente.
Cuand o el niño utili za volun taria mente el conte nido ideac ional de la nega ción
en el gesto semán tico de "no" , ya estam os ante un logro intel ectua l muy
impo rtante de la primera infanci a. Es probab le que este logro sea la primer
conquista de un símbolo verbal o del gesto de un concepto abstracto.
Si bien los niños usan palabras para designar cosas concre tas y person as, desde
el final del primer año, se trata de palabr as global es, que comuni can
neces idades y que significan muchas cosas a la vez. Aún no reflejan
generaliza damente a la realidad, esto requiere de un largo proceso constructivo,
como sostiene L. Vigotsky.7
Sie ndo el "no " la pri mer a abs tra cció n, su gest o simbóli co represe nta la
abstrac ción de una actitud : "yo no quiero esto".
De este modo, el gesto negativo pareciera ser el primer paso en el cami no de
una func ión simbó lica muy vasta, que se despliega en el campo verbal.
Es importante tener en cuenta que la idea de "no", no existe en el inconsciente.
Desde la posición psicoanalítica, la negativa es una creación del yo y se pone al
servicio de la funció n del juicio. Por lo tanto el surgimi ento del "no" da cuenta del
establecimiento de las primeras funciones yoicas, de la discriminación consciente y
de los comienzos de los procesos secundarios. Estos comienzos llevan a la
formación de las ideaciones de la negativa y de los conceptos al servicio del
pensamiento. Estaríamos frente a un logro del final del segundo año de vida.
Este recorrido es interesan te porque permitió vincular la emergencia del
concepto de la negación, como logro de los dos años, con un precursor en la
situación de amamantamiento, alrededor de los tres meses, cuando el bebé rehusa
volitivamente el pezón. A su vez, la pauta motora del gesto "no" se remonta al
nacimiento y la conducta de hozar, filogenéticamente preformada. Pero, es
necesario comprender que "hozar" no implica ninguna decisión, ni algún contenido
ideativo.
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Tanto el contenido ideacional como el gesto del "no" deriva n enton ces, de la
situac ión de amamant amien to, de la trama intersubjetiva que permitió o no el uso
continuado de una pauta motora en situaciones íntimas cada vez más complejas.
Si la intimidad no se constituye y sostiene, la emergencia y desarrollo de lo
humano en la ontogénesis queda coartada, tal como lamentablemente Spitz
observó en los niños que sufren de hospitalismo. Los animales se dividen en dos
clases, según sea su conducta de nutrición. Estas clases son: los altriciales y los
precociales.8 El ser humano está más cerca de los altrici ales que de los
precoc iales. Posee un largo período de desvalidez donde las conductas de
supervivencia requieren de la asistencia, protección y provisión de un adulto en
función maternal.
El se r hum an o se fo rm a y mo di fi ca du rant e la ontogénesis; no es un ser que
fundamen talmente dependa de los aportes de la filogénesi s, como si les sucede
a los animales precociales.
El ser humano, para constit uirse como tal, requie re de la trasmis ión de
experie ncia parenta l en el curso de la nutrición; requiere del sostén afectivo
durante la crianza , tal que pueda "logra r" la realiza ción de su pr opio desarro llo.
Este proceso se lleva a cabo en base a las relacio nes interpe rsonale s, con
íntimos interca mbios sosten idos.
Esta particu lar situaci ón del ser humano se enraíza en una larga histori a
evoluci onista.
Nos dedicar emos a recorre r alguno s aportes de la Teoría de la Evoluc ión, con
sus respect ivas reformu lacione s, como para continu ar con la pregunt a por lo
caract erístic o de "lo humano" .
CITAS:
1. Bruna, J. "Dos modalidades del pensamiento", en: Realidad mental y intuidos
posibles, Barcelona, Gedisa, 1994.
2. Rodrig o. M. J., hombr e de la calle, el cientí fico y el alumn o: ¿un solo
constructivismo o tres?", Novedades educativas N° 76. pp. 59-61.
3. Cassirer, E., Antropología Filosófica, México. FCE, 1984.
4. Dainasio, A., El error de Descartes. La razón de las emociones, Santiago de
Chile, Andrés Bello, 1996.
5. Lévi-Strauss, C., Las estructuras elementales de parentesco Madrid, FCE, 1986.
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Autor. Topf, J
6. Spitz, R. (1957), No y sí. Sobre la génesis de la comunicación, Buenos Aires,
Hormé, 1977
7. Vigotsky, L., Pensamiento y lenguaje, Barcelona, Paidós, 1995.
8. Altricial: para las especies cuyos cachorros nacen inmaduros y desvalidos y que
por lo tanto requieren de cuidado y alimentación por algún tiempo después del
nacimiento.
Precociales: animales que al nacer están cubiertos y son capaces de caminar.
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Aportes de la Etología.
El concepto de instinto
Lidia Bigio
La ciencia que se ha ocupado de la conducta animal es la Etología.
Etim ológ icam ente , esta pala bra viene de etilos que significa "costumbre" y de
logos que significa "tratado". Sería el tratado de las costumbres o conductas de los
animales en su hábitat natural, en relación con distinas especies y no de las
conductas de animales en cautiverio y sólo de manera experimental.
A su vez, la Etol ogía es parte de una cienc ia bioló gica mayor : la Zoolog ía;
etimo lógica mente , zôon signi fica "ani mal" , se trat a ento nces del estu dio de la
vida anim al. La Etolo gía es una de las tanta s disci plina s de las que se ocupa
la Zoolog ía, junto con otras cienci as, co mo pu ed en se r la An at om ía , la
Fi si ol og ía , la Embri ología , la Genét ica y la Ecolog ía. Es un conju nto de
ciencias dedicadas al estudio de la vida biológica del animal. La Zoología cubre un
campo extraordinariamente amplio, que es el objeto de todas estas disciplinas.
El estudio de los animales no es moderno, nace con los griegos que empezaron a
hacer los primeros estudios organizados sobre la vida de los animales, de la
observación de las conductas, conclusiones teóricas al respecto.
En cambio, la Etología es una ciencia bastan te nueva, se inicia en la década de
1930 y ha tratado de establecer relacione s, a veces comparati vas, en lo que hace
a la conducta de las distintas especies, pero también con respecto al hombre.
Pone en discusión los siguientes interr ogant es: ¿qué tenem os en común los
homb res y los animales? ¿Es cierto que el hombre es un animal racional? ¿Hasta
qué punto lo es? ¿Qué quiere decir esto? ¿Cuándo pasa de ser animal a ser
hombre? ¿Cuál es el salto cualita tivo que se produce ? Éstas son algunas de las
refl exio nes que plant ea la Etol ogía , al obse rvar la conducta animal. Pero,
estrictamente , la Etología se ocupa del estudio de los animales.
Den tro de los psi cólo gos más cono cido s, los pio neros en esta ciencia, hay dos
fundamentales: Konrad Lor enz, aus tria co , pro fes or de Zool ogía de la Univ ersid ad de Mun ich qui en obs erv ó a los ani mal es en li bertad con los que convivía
y comprobó que su comportamiento seguía leyes causales. Lorenz resumió sus
observaciones de muchos años en un libro de 1935: El compañero en el mundo de
las aves. Dedicó prácticamente toda su vida al estudio de los animales y sus
costumb res, sobre todo aves, insectos y peces, y se dedicó a la docencia y
transmisión de todos estos conocimie nto s. Tra baj ó con Nik ko Tin ber ge n, un
hol and és que se dedicó junto con él a la observación de peces, anfib ios, aves.
Traba jaron ambos en Oxfor d, organ izaron la enseña nza, la invest igació n de la
Etolo gía como una cienc ia a la que diero n cuerp o. Ambo s, a parti r de esto s
trab ajos que real izaro n junto s, reci bier on en for ma com par tid a el Pre mio
Nob el en Med ici na y Fis io log ía en 197 3. Se encu ent ra una reco pila ció n de
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sus trabajo s en el libro de Erick Fabriciu s La conduct a de los animales.
La conducta nos acerca a la comprensión del instinto, qu e se de fi ne co mo un a
co nd uc ta pr ef ij ad a gené tica ment e para todo s los indi vidu os de la mism a
espe cie, que lleva a la adap taci ón. Adap taci ón quier e decir super viven cia del
indi viduo y de la espec ie. El individuo que no se adapta en el mundo animal no
llega a la madure z sexual, no puede reprodu cirse; lo cual implica que, al no dejar
descendencia, desaparece la especie De mane ra que es impe rati vo adap tars e
en el mund o animal. Con el ser humano, el enfoque es diferente: la sexualidad
corre por otras vías.
Hay una teoría muy conocid a, la de la evolució n de las especies, la selección
natural de Darwin.
Como ejemplo de selección natural, se da el caso deuna polil la o marip osa en
las cerca nías de Londr es, la Bist on Betu lari a, una poli lla de la made ra que se
alimenta por la noche y que de día duerme sobre los troncos de los árbo les,
dond e pasa tota lmen te inad vert ida por las aves, que no la pueden comer
porque la confunden con el color claro de la corteza . Durante la Revolución
Industrial aparecie ron emanaciones de humo sobre la ciudad y la corteza de los
árboles se volvió cada vez más oscura. Entonces, aquel animalito que se
mimetizaba perfectame nte con la corteza del árbol, de pronto apareció como
"figura" sobre el "fondo", como "imagen" y al alcance delos predadores. Pero esta
mariposa no desapareció como especie. ¿Cómo se las ingenió la Naturaleza?
Apareció por alguna mutación una clase de estasmismas polilla s de un color más
oscuro y éstas fuero n las que se adaptaron y sobrevivieron, las otras desaparecieron. Pero si no se hubiera dado esta mutación, hubiera desaparecido del
planeta esta especie.
Espec ie es el modo de presen tarse una cosa, viene del latí n que sign ific a
"asp ecto ", y refi ere a un grup o de individ uos que se asemeja n íntimame nte
entre sí, lo que confi gura una varie dad. En el ejemp lo citad o, las que se
enc arg aron de la sel ecc ión natu ral fue ron las aves, porque hicieron
desaparecer todas las polillas gris clar o. Se hubi eran nece sita do mile s de años
de azar osas mut aci one s gen éti cas par a que est o se pro duje ra por selección
natural.
Una serie de mutac iones podría ser explic ativa de la aparición del hombre, pero
hay algo fundame ntal: en la medida en que hay hombre, el hombre no se puede
pensa r fuera de la cultur a. No es sólo que el hombr e crea la cultura, sino que
siempre que hubo hombre, hubo cultura. Es decir que siempre que hubo hombre,
estos hombres hablaron. No se puede estudiar al hombre sino en la cultura y con
otros hombres.
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Etología
En los estudios de la Etología, Lorenz demostró que la adaptación del animal a su
medio ambiente se realiza por una doble vía:

Por un lado, a través del instinto, resultante de la adaptación filogenética.
Por otro lado, a través del aprendizaje, que está sujeto a la experiencia
individual y no es heredable.

Los comportamientos que resultan del instinto se transm iten de genera ción en
genera ción. A lo largo de la historia evolutiva, cada especie va almacenando
información merced a mecanismos como la selección natural, las mutaciones
(cambios discontinuos en el material gené tico ), y el inte rcam bio gené tico . Esto s
comp ortamientos vienen posibilitados desde el Sistema Nervioso Central que ha
desarrolla do el animal, y que se desarrolla siguie ndo pauta s marcad as por la
transm isión hereditaria. Estos caracteres se transmiten genéticamente.
¿Qué se entiende por innato? Innato no quiere decir independie nte de los factores
ambiental es, es el resultado de la interacción entre un gran número de genes y el
medi o. ¿Qué sign ifica la adap taci ón en el mund o ani mal? ¿Qué aprende el
animal en su hábitat?
En primer lugar, el animal no aprende cualquier cosa, sino lo que neces ita para
sobre vivir. Sobre vivir quiere decir llegar a la edad de la reproducción para así
dejar descendencia. ¿Cuáles son los animales más aptos? Los que se adap tan
mejo r, lo cual quie re deci r lleg ar a la form a adult a de modo de poder
repro ducir se. En la lucha por la vida no todos los organismos resultan vivos, y
sólo podrán seleccionarse aquellos cuyos caracteres les permi tan sobre vivir y
dejar desce ndenc ia. A travé s de los mecanismos de la selección natural, el
intercambio genétic o y la herencia , se reprodu cirán aquello s que es tán en
condiciones de dejar descendencia.
Ésta es la sexualidad en el mundo animal, la posibilidad biológica de la
reproducción.
Los auto-adies tramie ntos que realiza el animal en su hábitat son indispensables
para la supervivencia del mismo y tamb ién para la super viven cia de su espec ie.
Debe aprende r. Lorenz decía que en la organi zación innata de los actos
instint ivos quedan lagunas a ser llenadas por el aprendizaje. Lo que el animal
aprende le va a servir para mejorar su adaptación.
Hay un sólo obje tivo : vivir . El anim al actú a para vivir. Todo aquello que el
animal hace está destinado a sobrevivir, a dejar descendencia. De lo contrario,
desaparece la especie.
Decimos que el aprendi zaje animal está determin ado por su bagaje genétic o. El
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mundo animal es un mundo de determ inismos genético s. A su vez, la
adaptab ilidad de la conducta instintiva es producto de un proceso de selección
natural en la evolución de las especies. Los camb ios en la cond ucta son
cons ecue ncia de muta ciones genéticas, que, luego, si resultan adecuadas o
adaptadas a la conservación, perduran. Si no resultan adaptadas, se pierden.
Los apre ndizaj es está n gené tica ment e det ermi na dos, y no son producto de
diferencias individuales. Esto también vale para la organización social de algunas
especi es. Una espe cie de aves prod uce un grit o de alar ma al ver que un
enem igo, un depr edad or, atac a a un animal de la mism a espe cie. Si se
prod uce el grito de alarma, las otras aves vienen a atacar al depreda dor; si no
se produ ce, no van. Todo depend e del grito de alarma. Si el animal no grita, no
viene nadie, porque el estímu lo-llave, que funcio na para esa conduct a de ata que, es el grito.
Cuando decimos que los animales de una especie espe ran el grito de un
indi vidu o de su mism a espe cie para atacar al depre dador, ésta es una
condu cta social . Esta conducta social rige para todos los individuos de la misma
especie. Está genéticamente marcado, todos respond en igua l. La cond ucta
soci al en el anim al, no se asemeja a la conduct a social humana . Este
aprend izaje no está sujeto a diferencias individuales; como tampoco lo está la
conducta social.
La cond ucta soci al es la reac ción innat a a un estímulo presentado por otro
miembro de la misma especie animal. El grito es el estímulo presentado por otro
miembro de la mism a espe cie, y esto prod uce la cond ucta. Dicho s
compo rtami entos son produ ctivo s, porqu e permiten la supervivencia de la
especie. Una especie se define justamente como una unidad reproductiva.
Conducta instintiva
Cada animal reacciona a ciertos estímulos que desencadenan conductas, como la
búsqueda de alimentos o el apareamiento; mientras que otras cualidades, que los
seres humanos vernos en el medio, no existen para él.
Reconocemos como actividad instintiva a esta capacidad del animal para actuar
adecuadamente. Son instintivos los movimientos y conductas adaptativas que
ejecutan todos los individuos de una especie animal, sin experiencia previa.
Instinto es un concepto teórico que permite explicar la conducta predeterminada,
prefijada genéticamente –invari able para todos los individ uos de una misma
especie animal– y que lleva a la adaptación.
En dichos comportamientos instintivos se pueden diferenciar diferentes etapas:
En la etapa inicia l el anima l "se prepar a" para una serie de actos; en la etapa
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final realiza el acto o consumación del acto adaptativo.
En el comienzo se produce un aumento de la disposici ón para reacci onar a
ciertos estímulos: lo que da el impulso o motivación es el nivel de activación
aumentado en el mecanismo desencadenante innato de algún acto instintivo. Un
animal activado de esta manera mostrará un comportamiento que puede
caracterizarse como búsqueda y que da la impresión de que tiene apetencia por lo
relacionado con dicho acto. Por eso se denomina a esta etapa, comportamiento
apetitivo. Éste lleva a una situación en la que el animal entra en contacto con
determinados estímulos apropiados, estímulos-llaves, y el mecanismo se
descarga, lo que lleva a que cese el comportamiento apetitivo. Un estado activante
en un instinto o en una parte de él se llama impulso o disposición (Stimmung, en
alemán), significa estado de activación de ciertos mecanismos del sistema
nervioso central.
El acto consumatorio lleva la serie de actos hasta el final, al completamiento de la
actividad. Es un acto estereotipado, dominado por modelos de movimientos fijos.
Ejemplos: deglución, eyaculación, construcción del nido, incubación, movimientos
de amenaza o ataque, introducción de alimentos en el pico abierto de los pichones.
El animal no es consciente de la función o finalidad de sus actos. A lo que aspira
es a desgastar la reactividad del acto consumatorio, y esto lleva a un resultado que
contribuye a aumentar las probabilidade s de supervivencia del animal (selecc ión
natural ). El mejor ejemplo de que el acto instintivo se busca a sí mismo es el acto
del apareamiento: con excepción del hombre no existe ser viviente que sepa que
éste lleva a la procreación.
Distintos momentos que se pueden discriminar en un acto instintivo






Nivel de activación aumentado
Conducta apetitiva (búsqueda inespecífica en su nicho ecológico)
Contacto conlos estímulos-llaves
Levantamiento del mecanismo desencadenante innato
Actoconsumatorio
Período arreactivo por bajo nivel de activación
Modelos fijos de movimiento. Se trata de movimientos carac terís ticos
este reoti pados , invar iable s, ejecu tados de mane ra mecá nica por todo s los
anim ales de la misma espec ie. Estos movim iento s, ejecu tados de ma nera
mecán ica y fija, sin apren dizaj e previ o y sin nin guna experiencia, pueden estar
desencadenados por estímulos externos o no, y se realizan según un esquema
motor invariable (movimiento de rotación rítmica de la cabe za de los mamíf eros
para busc ar las mama s de la madre, por ejempl o). Perten ecen a la
organi zación animal con dic ion ada gen éti cam ent e, y son car act erí sti cos par a
cad a esp eci e anim al. Est os mov imi ento s se realiza n también en animale s en
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aislam iento: por ejemplo la cond ucta de cava do, de ente rrar hues os de los
perr os, los movi mien tos en círc ulo como prep aran do el lecho en el perro, etc.
Se diferencian del acto instintivo, que es un comportamiento innato más complejo,
en el cual se incluyen vario s mode los fijo s de movim ient o o paut as fija s de
acción como elemen tos. Tiene n su base en la organi za ción del sistema
nervio so central y, como está determ inada genéticamente, cada especie animal
posee sus propios modelos fijos. Podemos definirlos como el conjunto de
comp ortam ient os adec uado s, que están disp ues tos genétic amente, para
distint as situaci ones de la vida de cada animal. Explican o responden a la
pregunta de cómo sabe el animal qué debe hacer en cada caso. Se
desen cade nan gen era lme nte fre nte a est ímul os o im pres iones que requi eren
deter minad o acto adapt ativo , que cum pla una fun ció n bio lóg ica : por eje mpl o,
el gra jo (e spe cie de cue rvo ) que da la voz de al ar ma fren te al enem igo,
otra ave neg ra o un obje to oscu ro que se le aparezca.
Se deben diferenciar estos modelos fijos de movimient o de otros llama dos taxias ,
ya que los estímu los, en el primer caso, sólo desencadenan el movimiento, pero
no infl uyen en su orie ntac ión; las taxi as, en camb io orientan marcando la
dirección en que se ejecuta el comportam iento y lo ajusta n duran te todo su
transc urso de un modo determinado.
Lorenz compara a un animal que realiza un acto instintivo, con un barco que se
dirige hacia un puerto. El movimie nto de las hélice s equival e a los modelos fijos
de movimi ento, mientr as que los contin uos movimi entos corregidos con el timón
equivalen a las taxias.
Ejemplos: Las ranas que se colocan en posición de cazar insectos, no sólo sacan
la lengua (modelo fijo de movi mien to), sino que colo can todo su cuer po de
manera que la cabeza se dirige hacia el insecto. Estos movimie ntos de
orien tació n son llama dos taxia s Las hormi gas tienen una orient ación de brújul a
en direcc ión al sol, con el que forman un ángulo constan te; en cambie las
abej as vuel an en dire cció n exac ta haci a su colm ena, aunqu e se las haya
mante nido caut ivas en la oscurida d vari as hora s. Cier tas arañ as pose en una
capa cidad de orientación similar.
Los modelos fijos de movimiento no son puramente reflejos en cadena. Resultan
de series coordinadas de impulsos nerviosos, un tipo de "tren de impulsos"
nerviosos motores, que hacen que los músculos se muevan de determinada
manera, con un cierto orden y ritmo necesario para que se produzc a el acto
adaptat ivo. Tienen su base en la organi zación del sistema nervioso central que
está determinado genéticamente.
Pero estos movimientos fijos no se producen en cualquie r situ ació n ni en
cual quie r mome nto, sino que se reali zan en situa cione s adecu adas para las
circu nstancias en que se encuentra el animal; así, será apropiado y adaptativo.
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El tren especial de impulsos motores es enviado en forma automática y continua.
Para explicar por qué los actos se realizan de forma adecuada. Lorenz supuso un
meca nism o que opera como una barr era o resi stenc ia que impide que los
impulsos lleguen a los músculos; le llamó mecanismo desencadenante innato.
Mecani smo desenca denante innato. El mecanis mo es alcanzado por estímulos
provenientes de órganos senso riale s y reacc iona frent e a ellos media nte la
emisión de impulsos que ponen en marcha el acto instintivo correspondiente.
Cada mecani smo desenca denante reaccion a solamente frente a ciertos
estímu los o combina ciones de estímul os determi nados. Y habría un mecanis mo
desencade nante para cada acto instint ivo.
Estos estímu los, a los cuales están adaptad os los mecani smos
desenca denante s, los denomin a estímulos-llave porque se correspo nden como
la llave y la cerradu ra con el mecanis mo desenca denante innato, y ponen en
marcha el acto instint ivo. Cada mecanismo desenc adenant e reaccio na ante
cierto estímul o-llave, que en cada caso es el apropia do para un acto de
adapta ción.
Una vez ejecut ado este acto, el mecani smo desenca denante queda desacti vado
y el acto no se realiza si se lo enfrent a nuevame nte con el estímulo .
Estos estímul os comprend en configu raciones , es decir, son guestál ticos, el
animal reaccio na a una determinada configu ración (forma y ubicac ión de partes
y colore s: "rojo en la parte inferio r", movimie nto en una direcció n, etc.) o de
cualqu ier modelo que lo represe nte.
Est a últ ima es una par ticu lar idad de la con duc ta animal : el compo rtamie nto
puede desenc adenar se frente a un estímulo que tenga algunos rasgos comunes
con el estímulo-llave. En las investigaciones se utiliza el método del maniquí , en
el cual se constru ye un modelo del objeto que desencadena normalmente el
comportamiento instintivo ; se lo simplific a progresiva mente hasta queda r sólo
los eleme ntos neces arios para provo car una reacción en el animal. Estos
maniquíes son bien conocidos por los pescadores y los cazadores , ya que se los
utiliza para atraer al animal mediante el engaño del estímulo: cebos, silbatos,
anzuelos, etc.
Por ejemp lo, los patos recién nacid os y otras aves de corral tienen la reacción
innata de seguir a su madre. No es una reacción a la forma del cuerpo o al color
del plumaje, sino al movimiento: la vista de un objeto en movimiento es el estímulollave que actúa sobre el mecanism o desen cadena nte innato de la condu cta para
seguir a la madre.
Hay estímulos-llave visuales, auditivos, táctiles, térmicos y químicos. Son simples,
por lo que pueden ser distinguidos de modo definido de la corriente de
estimulación general del animal.
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Operan sinérgicamente: a cada mecanismo desencadenante pertenecen varios
estímulos-llaves y no uno solo. Los patitos desencadenan el seguir a la madre por
la vista del objeto en movimiento o también por ruidos cortos y repetidos en
intervalos regulares, como una voz de contacto. Esto tiene una ventaja adaptativa,
ya que distintos estímulos-llaves pueden reemplazarse.
El mecanismo desencadenante del picoteo de la gaviota fue estudiado por
Tinbergen y determin ó que estaba relacionado con, por lo menos, ocho estímulosllaves dife rente s. El pico teo inic ial al proge nito r se diri ge a menu do a una
manc ha roja que la gavi ota tien e en la mitad inferior del pico. Para
desencadenar adecuadamente la reacción de picoteo en el pichón de gaviota, el
objeto debe caracterizarse por:
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
movimiento.
una forma determinada (larga y delgada como el pico de la gaviota).
posición vertical.
ubicación baja en relación con el pichón.
vecindad con el pichón.
en el objeto delgado y dirigido hacia abajo, habrá una mancha que deberá ser
roja para que contraste fuertemente con el color base del objeto.
también es efectivo un estímulo-llave acústico, una voz quejosa que emite la
gaviota cuando alimenta.
No todos estos estímul os deben estar present es, ya que pue den ree mpl aza rse
mut uam ent e Las exp eri en cias fuer on real izada s con una seri e de mani quíe s,
en los que se fuer on varia ndo las cond icion es. Por ejem plo, con respecto a la
mancha roja, la reacción fue más inten sa cuand o el cont raste era mayor con
respe cto al color de base.
En muchos casos no puede observarse un efecto inmediato del estímulo-llave,
sino que debe obrar un cierto tiempo, antes de que el animal reaccione. Lo
esencial es que los estímulos-llave produzcan un proceso de activación en el
mecanismo desencadenante, y que el desencadenamiento se produzca cuando
esta activación haya llegado a cierto nivel. Se trata de una suma sucesiva de
estímulos, en la cual los estímulos se van sumando o acumulando, hasta alcanzar
un valor umbral, ante el cual se desenca dena el acto instint ivo. El pichón de
gaviota debe picote ar un rato el pico de su progen itor antes de que se
suministre el alimento.
Una vez ejecutado el acto instintivo, el M.D.I. entra en un estado de excitabilidad
disminuida. El animal ha descargado su reactividad y el acto instintivo no se
desenca dena si se lo enfr enta otra vez con los estí mulo s-llave . Despu és de un
tiemp o, mayo r o meno r, vuelv en poco a poco al estad o de excit abili dad y el
acto puede volver a ser desencadenado.
Otra posibilidad es que cuando el animal no tiene contacto con los estímulos-llave
durante un tiempo prolongad o, esto haga que aumen te el nivel de activa ción del
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M.D.I. y el acto instint ivo irrumpe aun en ausenci a del estímulo. Esto se conoce
como acto en vacío. Lorenz da el ejemp lo del ave que caza insec tos y que en
cautiverio reali za la condu cta de caza y degluc ión de la pre sa, en ausencia de la
misma.
La organi zación jerárquica de los instin tos indica la posibilidad que tienen estas
condu ctas de inclui rse unas en otras, hasta llegar a la obten ción de
deter minado acto adapta tivo. La activa ción de un centro superi or desen cadena
un compor tamiento apeti tivo y cuand o esto lleva al conta cto con cierto s
estímu los-llave, se activa n una serie de centro s de un nivel infer ior y el acto
consu matori o se produc e.
La definició n de instinto que propone Tinbergen es la siguiente:
Un instin to es un mecan ismo nervio so organi zado jerárquicamente, sensible a
determinados impulsos activantes desencadenados y dirigidos, de origen interno
como externo; se reacciona a estos impulsos mediante movimientos coordinados
que contribuye n a la perpetua ción del individuo y de la especie.
La investigación sobre el comportamiento de un pez denominado espinoso en la
época de celo —en la parada nupcial— permite ubicar los diferentes conceptos
que explican la conducta de los animales. El macho del espinoso , durant e la
época de celo, tiene colora ción roja en la parte ventral y, para el apareamiento,
elige un territorio , es decir , una peque ña zona que defie nde cont ra otros
machos de su especie . Si se sumer g e en el acuario un disco ovalado (maniquí)
cuya mitad inferior esté pintada de rojo, el macho lo ataca inmediatamente; pero
reaccio na débilme nte si la mancha del disco se encuentra en la parte superio r o
si se introdu cen discos sin color o con mode los fided ignos del espin oso que no
tengan pinta da de rojo la parte inferi or. Cuand o el macho del espinos o defiend e
su territo rio, ataca objetos ovalados y rojos en su parte infer ior, o sea que el
ataqu e se dirige a otros machos con librea nupcial. La mancha roja funciona como
estímulo-llave en la reacción de ataque.
El macho del espino so defien de un territ orio en el cual previa mente encont ró
un suelo arenos o apropi ado que funcio nó como estímul o-llave para realiza r un
cavado y fabricar un "nido" en el que se depositarán posteriormen te los huevos.
Cuando el nido está terminado, el macho nada incansab lemente alreded or de su
territorio y con ese comport amiento atrae a las hembras al lugar. Cuando una
hembra en celo se acerca, atraída por el estímulo-llave de la mancha roja en la
parte inferior del macho, adopta una posició n especial oblicuam ente dirigida
hacia arriba, de modo que expone al macho su vientre abultado lleno de huevos.
La vista de esta posición desenca dena en el macho una danza en zigzag y guía
a la hembra hacia el nido. Esta danza puede ser desencadena da medi ant e
mani quíe s senc illo s. Un mode lo de una hemb ra que ha deso vado , y por lo
tant o no pose e el vientre abultado, no produce ninguna reacción mien tras se la
mantenga en posición horizontal, pero la danza se desencadena si se coloca el
modelo en una posición ob lic ua, sim ila r a la de la hemb ra en cel o. El mac ho
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también danza si el pez colocado oblicuamente es otro completamente diferente.
Danzará también frente a una masa de plastilina, poco parecida a un pez en su
forma, si la forma de la parte inferior remeda el vientre redondeado de la hembra
del espinoso, aunque se mante nga en posición horizontal.
Es decir que la posición oblicua y el vientre redondeado funci onan como
estí mulos -llave s difer entes , de los cuales, uno sólo puede desencadenar la
danza en zigzag. Ambos levantan el mecani smo desenca denante innato y se
realiza el comportamiento adecuado a esa secuencia de la conducta de
apareamiento.
Después de atraer a la hembra hasta el nido, la hace desovar empujándola
rítmicamente con el hocico en une de sus flancos. Una serie de suaves empujones
con una varilla de vidrio logran el mismo efecto.
Como puede verse, el instinto implica un mecanis mo interno al animal: su
disposición innata a reaccionar con una conducta prefijada, activada por un
estímulo exte rno apro piad o, que se encu entr a en el medi o ambiente y que, a
veces, puede faltar.
Modelo hidráulico
Lorenz elaboró este modelo para simbolizar algunas particularidades del
mecanismo desencadenante innato.
Por medio de una canilla C entra continuamente líquido en el recipiente R. Con
ello la superficie del líquido sube y aume nta la pres ión de la válv ula V, lo que
vend ría a simbo lizar un aumen to en el nivel de acti va ción. En el plano de la
balanza B se pueden coloca r pesas que simbolizan los estímulos-llaves; cuando
la suma de las mismas es suficientemente grande, se abre la válvula y el líquido
sale; esto vendría a representar el desencadenamiento del acto instintivo.
Cuanto más largo sea el tiempo transcu rrido desde el último
desencadenamiento, mayor será la presión y meno r el peso de las pesa s de la
bala nza (est ímul os-llave s) que se neces ita para abrir la válvul a. Si el tiem po
tran scur rido es gran de, la pres ión será tan inte nsa que la válvula será
presion ada sin que se hayan colocado pes as en el plat ill o, lo cua l rep res ent a
un act o en vacío . Como la longi tud del chorr o depen de de la presió n, el agu a
sal drá a tra vés de un núm ero cad a vez mayor de drena jes del plano incl inado
PI I cuant o mayor sea el nivel de líquido del recipient e R. Así se quiere
repre senta r de forma simbó lica que un acto insti ntivo se reali za más
compl etame nte si el nivel de activ ació n de su mec ani smo dese ncad ena nte es
alt o. En el mode lo, se puede ilust rar el efec to de las hormo nas y otros facto res
inte rnos que actúa n desde la entra da de líqu ido a tra vés de la can ill a, y que
col abo ran en el incremento del nivel de activación.
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Aprendizaje
Las rígi das nor mas de reac ció n inna tas son completadas por medio de una
importante capacidad de adaptación que afecta, principalmente, a los estímulos
desencadenantes y a las taxias. Esta capacidad de adaptación se basa en el
aprendizaje, el que puede caracterizarse como la capacidad del individuo de
cambiar o modificar, sobre la base de la experiencia, su comportamiento de una
manera adecuada.
Se estudian diferentes formas:
Habituación
Es el fenómeno de aprendizaje más sencillo ya que sólo implic a que el anima l se
desac ostumb ra a reaccio nar a un cierto estímulo. Aprende a no reaccionar. Por
ejem plo, aves ari scas (com o el ánad e real , la palo ma torca z, el mirlo ) que
echan a volar si oyen acerc arse a una persona ya desde un par de metros de
distan cia, en las ciudade s son poco temero sas y se las puede alimentar con la
mano.
Aprendizaje asociativo
Se denomina también "adiestramiento". Implica que una reacción comienza a ser
desencade nada por un nuevo estímulo –y no por el estímulo-llave
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desencadenante innato –, como consec uencia de un proces o asocia tivo, entr e
los que se menc iona las reac cion es cond icio na das, el aprendizaje por ensayo y
error, el aprendizaje latente y la impronta.
Impronta
Interesa señalar esta última, denominada también imprintig, improntación o
impresión.
El com por tam ien to clá sico es el de los pic hon es de aves que apre nden a
segu ir a sus padr es. Si nace n en una incu bado ra y ven a un homb re,
empi ezan a seguirlo debido a que la vista de algo que se mueve es el estí mulollav e en el meca nismo dese ncad enan te inna to de la reac ción de segu imie nto.
Otro s hue vos de la mis ma car nad a que ecl osi ona n deb ajo de la hem bra ,
seguirán a ésta.
Lore nz real izó obse rvaci ones en pich ones de ganso, patos, gallinas y otras
especies, y formuló una teoría según la cual la impresi ón era un proceso único
que no tenía relación con el aprendizaje. Afirmaba esto porque consideraba que la
impresión se realizaba bajo la influencia de un "período sensible muy corto", de
muy corta duración (sólo algunas horas), que sucede de modo muy rápido e
irrev ersib le. Consi derab a que la impro nta no sólo proporcionaba el estímulo para
la reacción de seguimiento, sino que, para el animal, en su vida futura, dirigiría
también sus reacciones sexuales y otros comportamientos sociales.
Estudios posteriores con abundante material han demo stra do que la mayo r part e
de esta s supo sici one s care cía de soli dez. El p erío do sens ible es much o más
largo de lo que Lorenz suponía. En el ánade real, alcanza unos diez días, no es
irreversible y no fija reglas para el ulterior comportamiento sexual.
En la actuali dad, se puede decir que la impront a es un proceso de aprendizaj e
asociativo , que influye sobre el desenc adenam iento de cierto s actos instin tivos
juveniles, y que está limitado a un período de tiempo relativamente corto en el
desarrollo del joven individuo. La impronta lleva a la producción de asociaciones
estables. El impulso para la impresión está siempre dado por el mecanismo
desencadenante innato que reacciona a estímulos-llaves sencillos
Esto vale también para el ser humano en cuanto a su desa rrol lo. Exi sten
perí odos crít icos en los cual es es posible iniciar el aprendizaje de determinadas
capacidades. Son momentos sensible s del desarro llo, en los cuales el ser
humano debe estar en contacto con determina das situa cione s estim ulant es
para estab lecer las cond icione s del creci mient o de dete rmina da capac idad.
Así se sabe que el lenguaje debe ser adquirido dentro de un cierto período, que se
considera que llega aproximadamente hasta los 6 o 7 años, luego del cual no
podrá ser adquirido.
Lo mismo sucede con la necesi dad del contac to íntimo, activo y cariñoso de la
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madre; el intercambio amoroso con el bebé, que determinará no sólo su futura
actitud, sino también su posibilidad de supervivencia.
Bibliografía
Fabricius, Erick, La conducta de los animales, Buenos Aires, Eudeba, 1966.
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La actividad mental desde el Psicoanálisis
La doble legalidad del psiquismo humano
Lidia Bigio
Cuando entre 1916 y 1917 Freud debe introducir los conceptos psicoanalíticos a
un auditorio de médicos y legos, las "Conferencias de introducción al
psicoanálisis", comienza con los actos fallidos para continuar con los sueños y
finalmente con la neurosis.
Para introducir el concepto principal, lo inconsciente, busca hacer evidente cómo a
través de las lagunas del discurso, en los fallos, en los errores y tropiezos se
trasluce el deseo inconsciente. El sujeto dice lo que no quiere decir en absoluto,
dice lo contrario de lo que se proponía decir, denunciando su relación con un
deseo.
Cuenta el caso del Presidente de la Cámara Austro-húngara que abrió un día de
sesión así: "Compruebo la presencia en el recinto de un número suficiente de
diputados, por lo tanto declar o cerrada la sesión" . Delataba el deseo del
Preside nte de la Cámara de levanta r, en lugar de iniciar, la sesión.
Un profesor de anatomía después de una lección pregun ta a lo s presen tes si le
han entend ido. Al recibir una respue sta afirma tiva dice: "No lo creo, puesto que
las per son as que com pre nde n verdad era men te est as cues tion es pued en
cont arse , aun en una gran ciud ad, con un solo dedo . ¡Oh, perd ón!, quie ro
deci r con los dedos de una sola mano ". Es obvi o que para él habí a uno solo:
él mismo.
Una dama conocid a por lo enérgic a dice: "Mi marido preg untó al docto r por la
dieta que debía obser var, pero el doctor dijo que no hace falta ninguna dieta,
puede comer y beber lo que yo quiera".
Lo que Freud trata de demo strar es que los fallo s, lapsu s, olvid os, etc., surge n
del incon scien te, a pesa r, de la prev ia inte nció n de ocul tar un dese o. Éste
igua l logr a expr esar se en esos resq uic ios del disc urso que encuentra el mismo
modo de formación que los sueños del sujeto normal y que los síntomas del
neurótico. Encuentra que todos ellos tienen un sentido y se relacionan con un
deseo que se quiere refrenar. Así se acerca a las características del inconsciente y
sus formaciones.
Para referirnos a la conce pción de "sujet o escind ido" o "su jet o di vid ido ",
según expres a la teoría de Freud, comen zaremo s tratan do de ver qué
significación tiene el descubrimiento del inconsciente.
Las raz one s que llev an a Fre ud al est abl ecim iento del Inco nsc iente com o
obj eto teó rico son cono cidos : part en de la obs erv aci ón clí nic a com o una
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inf eren cia con cep tua l que per mit e exp lic ar la enf erm edad psíquica.
Su descubrimiento se remite históricamente por un lad o a su via je de est udi os a
Par ís don de con oce las teorías de Charcot , en la Salpétr iére, sobre la histeri a
y los efectos del hipnotismo y sugestión. Charcot crea y suprim e síntom as
habla ndo; propo ne que una idea puede ser separada de la conciencia y constatar
sus efectos sintomáticos.
Por otro lado , la escuela de Nanc y de Bern heim , cuyo s text os trad ujo Freu d,
demo stra ba que la hip nosis cura por sugestión.
Y tambi én la experi encia de Breue r con su pacie nte Ana O, en la que no utilizó la
sugestión y cuyos síntomas desaparecían cuando ella misma encontraba, bajo
hipno sis, su orige n o expli cació n. Aquí la teori zació n de Breuer era "esta dos
hipno ides", como momen tos de la concie ncia en que se retien en recuer dos o
ideas que no se asocian y su terapéutica era la catarsis.
Todo esto no es todavía psicoanálisis. Freud
investigaciones sobre bases nuevas.
intenta
continuar
estas
La ruptura que realiza Freud con las ciencias de su época tiene varios
componentes:
 El descentramiento del sujeto psíquico, que no coincide con la conciencia
como la entendía la Psicología científica clásica, recién desprendida de la
filosofía, sobre el modelo del sujeto cartesiano.
 Concepción de la enfermedad mental originada en conflictos psíquicos
causados por deseos de los que nada sabe la conciencia y no en disfunciones
neurológicas y somáticas.
 Adjudicación a esos deseos de un carácter sexual, de origen infantil y
reprimidos, originados en el complejo de Edipo.1
 Creación de una noción de sexualidad diferente de como la entiende la biología.
Sexualidad no coincide con genitalidad
 Freud establece a la cura misma como campo de investigación.
 Un fenómeno normal puede explicar hechos patológicos.
 La división psíquica no es un fenómeno patológico sino la estructura de lo
psíquico normal.
El térm ino "su jeto " no pert enec e a la t eoriz ació n de Freu d. Él habl aba de
"per sona lida d psíq uica " o de apa rato psí qui co. Este térm ino sur ge
pri nci palm ent e en el marco de la lingü ístic a estru ctura l que estud ia al sujeto
gramatical y también al sujeto del enunciado y el sujet o de la enunc iació n, es
decir , el Yo que figur a en un texto y la producción del texto por un Yo. El mismo
tér min o, suj eto , es ret oma do por otr os enf oqu es en psic olog ía para
cara cter izar al agen te de las capa cida des que estudia cada teoría: percepción,
lenguaje, pensamiento, memoria y aprendizaje.
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En psicoan álisis se habla del sujeto escindi do porque no se lo puede considerar
como una unidad, un individuo , in-diviso, sino constit uido por diferen tes
sistemas, de los cuales, uno de ellos, el Inconsciente es el determinante de los
otros.
Freud lo compar a con un iceber g: una parte peque ña emerge a la superficie
representand o a la Conciencia y la parte mayor, que permane ce sumergi da,
represe nta al Inconsciente. El eje del sujeto dividido no está en la conc ienc ia;
desd e ella se tien e la ilusió n de domi nio, libertad y autonomía, cuando, en
realidad, hay una determinación inconsciente.
Cono cerno s una ínfim a parte de nosot ros mismo s, el resto perma nece
desco nocido , y sin embar go, produ ce efectos en lo que hacemos, en cómo
percibimos; hablamos, pensam os, record amos y olvida mos. Para estu diar esa
determinación es necesario ver cómo está estructurado el sujeto para el
psicoanálisis.
Específicamente lo que se llama Primera y Segunda tópicas como dos modelos de
aparato psíquico para Freud.
Tópica alude a configu ración de lugare s que en el caso del psicoa nálisi s son
virtua les, no anatóm icos. Supone una difere nciaci ón de sistema s que poseen
caract erísti cas, propi edade s y funci ones diferente s. Se los consid era,
metafó ricame nte, como lugare s psíquic os, de los que se puede dar una
repres entac ión espac ial figura da.
En la primera tópica incluye dos sistemas en tres modalidades: el Inconsciente, el
Preconsciente y la Conciencia.
En la segu nda tóp ica: tre s ins tan cia s: Ell o, Yo y Superyó.
La primera tópica es teorizada por Freud en el Proyecto de Psicología para
neurólogos de 1895; en La inte rp re ta ci ón de lo s su eñ os , de 19 00 , y en la
Metap sicol ogía, en artíc ulos como "La repre sión" , de 1915 y "Lo inconsciente",
de 1915.
El Inconsciente freudiano tiene la característica fundamental de ser reprimido. O
sea que el término Inconsciente es solidario e inseparable del de represión. La
represión es una fuerza que desaloja contenidos de la conciencia y los mantiene
alejados y separados de ella, sin permitirles su ingreso.
En otras teorías, como en la Psicología Cognitiva y en la Psicología Genética, se
utiliza el mismo término, inconscient e, aunque es un concep to totalm ente
distinto: no implica represión. Para Piaget el concepto de inconsciente cognitivo
supone que el sujeto no conoce cons cien teme nte las estr uctu ras cogn itiva s que
le permiten realizar una acción.
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En "Notas sobre el concepto de Inconsciente en psicoa nálisi s", de 1912, Freud
difer encia tres sentid os de la palabra:
Desc ript ivo. Una idea o repr esen taci ón pued e no estar en el campo de la
conciencia en un momento determinado y luego sí acceder a ella. Se dirá que ese
contenid o estaba en el apara to psíqui co con la cualid ad de ser latente o
inconsciente, en sentido descriptivo.
Dinámico. Implica que opera la represión. Una represen tación que fue expuls ada
de la concie ncia u otra que nunc a haya ten ido acce so a ella pue den prod ucir
efe ctos , ya que aun que su esta do diná mico es inco ns cient e, es un exist ente
psíqu ico, no pierd e su fuer za y tratará de imponerse a la conciencia, por lo que
aparecerá una fuerza contraria que se lo impida, la resistencia.
Sistemático. Cada uno de los sistemas tiene su modo de funcionamiento y sus
propias leyes. En este sentido concibe al Inconsciente como un sistema.
Entonces, el sistema Conciencia es descriptivamente consciente. El sistema
Preconsciente es descriptivamente inconciente ya que sus contenidos pueden
hacerse conscien tes, no hay fuer za que se opon ga. En sent ido des criptivo son
ideas que no están en la conciencia pero que podrían estarlo, ir y volver. Por
ejemplo, un contenido del sistema Preconsciente es el sistema de las palabras;
nosotros no tenernos presente en la Conciencia toda la lengua, sin embargo,
podernos disponer de las palabras cuando las necesitamos. A menos que se
produzca la asociación de una palabra con una representación reprimida lo que
provocaría un olvido de la palabra y, en tal caso, esa palabra se tornaría
dinámicamente inconsciente.
El sentido dinámico es la característica propia del sistema Inconsciente, aquí se
trata del Inconsciente esp ecíf icam ent e psic oan alí tico , por que impl ica fue rzas
que juegan no permitiendo que una idea se vuelva consciente.
El tercer sentido, sistemát ico o tópico, que remite a un sist ema con leye s de
fun cion amie nto prop ias también es propiamente psicoanalítico.
El sistema Inconscien te se caracteri za por un modo de funcionamiento peculiar y
específico: el Proceso Primario, es decir, la libre movilidad de la energía psíquica,
que permite el pasaje del acento psíquico de una representación a otra, con la cual
se pueda relacionar, siguiendo caminos asociativos diferentes de los de la lógica
de la vida cotidiana. Este proceso primario se expresa en dos mecanismos
fundamentales para el funcionamiento inconsciente: condensación y
desplazamiento.
Reina en este sistema el Principio de Placer, que es la tendencia a la búsqueda
del placer, a través de la disminución de la excitación, manteniéndola lo más baja
posible. Desconoce la realidad y sólo tiene en cuenta las mociones de deseo que
dominan el sistema inconsciente.
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No rige, en este sistema, el principio de no contradicción : pueden coexist ir
represe ntacion es opuesta s. Y es atemporal: coexisten representaciones que
corresponden a diferentes épocas, sin diferenci ar pasado y presen te; lo infantil
sigue vigente.
La Conciencia y el Preconsciente configuran, en realidad, un solo sistema que se
encuentra separado del Inconsciente por la barrera de la represión o censura y
tienen una legalidad similar: Por eso se lo considera como el sistema ConscientePreconsciente. Él tendrá a su cargo la relación con la realidad, el sistema de
percepción que permite aprehenderla, la memoria consciente, el pensamiento
preconsciente y consciente, el acceso a la motilidad, el siste ma de las palab ras.
Se mane ja con la lógic a de la vida despierta, es decir, la lógica aristotélica que no
admite la contradicción, tiene temporalidad, predomina el Principio de Realidad
sobre el Principio de Placer; funciona con el Proceso Secundario, en el cual hay
energ ía ligad a, reduc iéndose al mínimo la condensación y el desplazamiento, lo
cual permite aplazar la acción hasta encontrar en la realidad las condiciones
apropiadas.
Estos conceptos psicoanalíticos, brevemente enumerados, reciben un tratamiento
más detallado en el desarrollo de sus temáticas específicas: pensamiento,
memoria, etc. No obstante, en el glosario se dispone de algunas definiciones
aclaratorias.
Del Inconsciente lo único que puede rescatarse en la Conciencia son sus efectos,
lo que se denomina formaciones del inconsciente: síntomas, sueños, actos fallidos,
olvidos, chistes de ingenio. Lo que se encuentra al analizar su modo de formación
es la legalidad del sistema Inconsc iente, cómo trabaja a partir de una idea o un
deseo que ve impedi do su acceso a la Concie ncia por haber operado la
represi ón y que, sin embargo , se desplaza y se condensa con otras ideas
relacionadas con ella y logra aparecer en la Conciencia a través de un sustituto
que la repres enta, aunque esté disfra zada y defor mada por el Proceso Primario
del sistema Inconsciente.
Por eso el análisis es el camino inverso a esa formación: en el sueño, por ejemplo,
desde el contenido manifiesto, a través de las asociaciones del soñante hasta el
contenido latente, sus ideas latentes, y de allí al deseo inconsciente reprimido,
infantil y sexual, que trata de realizarse en el sueño. Aparecen así los mecanismos
de forma ción del sueño que respo nden a la legal idad del sistem a Incon scient e,
de los que nada sabe la Concie ncia y, sin embargo, están determinando el
sueño.
Ése es el sujeto escindido: dos legalidades funcionando al mismo tiempo. Sin
embargo, puede captar sólo la del sistema Consciente-Preconsciente. Esa es la
razón por la cual los sueños nos parecen absurdos, aunque son la realización de
nuestros deseos, que desconocemos.
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Resumiendo hasta aquí:
 Sujetoescindido y doble legalidad.
 Descentramiento de la Conciencia y determinación absoluta inconsciente.
 Inconsciente constituido por la represión.
El Incon scie nte está conf orma do por dese os. Deseos sexu ales , infa ntil es y
repr imid os, que se van formando en la historia, única y particular de cada sujeto,
como consecuencia de los encuentros con los otros, los seme jant es, que tie nen
al prin cip io de su vida la mi sión de suplir su incapacidad para sobrevivir, por la
inmad urez e indef ensión con que nace la cría human a; que se dirigen a él, no
como máquinas impersonales de sumi nist ros, sino como sere s dese ante s a su
vez, también como suje tos de una dete rmina da cult ura que regula las
rela cion es de pare ntes co, con lo cual van dejand o marc as que cons titu irán su
Inco nsci ente (vive ncia de satisfacción, complejo de Edipo, modelos de
identificación en la formación del Yo y del Superyó).
La segunda tópica surge del recorrido desde Introducción al narcisismo, de 1914,
Más allá del Principio de Placen de 1920, que cristaliza en El Yo y el Ello, de 1923.
Las instancias o provincias psíquicas son: Yo, Superyó y Ello.
El cambi o en la teoría se torna necesa rio cuando Freud nota que las
resist encia s a que un conten ido reprim ido se haga consci ente que antes
adjud icaba al Yo (hasta entonc es sinón imo de Concie ncia) son incon sciente s.
Por ello determ ina que Yo no equiva le a Concienci a, sino que los conten idos
del Yo pueden tener difere ntes cualid ades: puede n ser consci entes,
precon scient es o incons ciente s.
Lo mismo sucede con el Superyó, instancia que remite a los ideales y a los
mandatos y prohibiciones; también tiene aspectos conscientes, preconscientes e
inconscientes.
El Ello, reservorio de las pulsiones, coincide con el Inconsciente de la primera
tópica.
En est a tóp ica , el Yo es des cri pto com o sie rvo de tre s amo s: del Ell o, que
tra ta de imp one r su domin io; el Sup ery ó, que luc ha por imp one r el suyo y la
Rea lid ad ext eri or a la que es nec esa rio ten er en cue nta par a no per ece r.
La luc ha ent re est as ins tanci as co nf ig ur a el co nf li ct o ps íq ui co qu e da
co mo res ult ado el sín tom a. O sea que la tar ea de con cil ia ción del Yo siempre
fracasa.
Las diferentes derivaciones de la teoría freudiana constituyen lecturas con
diferente acento en sus textos. Cada una realiza una versión en la que destaca
ciertos conceptos, a partir de vectores que tienen que ver con su propia
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concepción de sujeto y con los instrumentos conceptuales que utiliza.
Una de ellas es la que proviene de la hija de Freud, Ana Freud, que enfat iza la
existe ncia de áreas sin conflict o en el Yo, en la direcc ión adapta tiva (Escue la
del Yo y Escuela Americana).2
Otras lecturas enfatizan los puntos de apoyo en lo biológi co y la fuerza innata de
las pulsion es, junto con lo imag inar io que ella s dete rmin an en form a de fant asías y las ansiedades correspondientes (Escuela de Relaciones Objetales, o
Inglesa).
Otras lecturas buscan la originalidad del descubrimiento freudiano en la ruptura
con el saber psiquiát rico y biológico y el quiebre de la ilusión de completud del
hombre manejando su destino y ponen el énfasis en la imbricación dialéctica del
sujeto y su entorno cultural y social, que determinará la conformación del
Inconsciente a partir del Orden Simbólico, trasmitido por el lenguaje (Escuela
Lacaniana, o Francesa).
Se enfatiza en la actualidad una legitimación y fundame nto del psic oaná lisi s en
el plan o de las cien cia s soci ales , más que en la biol ogía . De hech o, camb ia a
parti r del psico análi sis la conce pción de sujet o que se ada pta al med io,
ent end ido com o suc eso eco lóg ico , conc epto de la etol ogía (Psi colo gía
Anim al). A part ir de este enfoque:
-
Queda claro que no hay unidad posible en el sujeto: no hay síntesis.
No hay armonía con el ambiente sino constante conflicto.
La estructura del sujeto, conformada por deseos, anhelos de lo imposible de
realizar, determina la constante insatisfacción. Los deseos mismos son un
obstáculo para la adaptación.
Desde el punto de vista de las revoluciones científicas y las rupturas
epistemológicas, Freud produce un cambio copernicano, como él mismo lo asegura.
Dice que el psicoanálisis configura una herida narcisística para el hombre por
haberle quitado la ilusión de dominio sobre su conducta.
Produ ce esa ruptu ra con conce ptos impor tados de otros campos del saber, los
que estab an dispon ibles en la Ciencia de su época: utiliza modelos mecánicos,
hidráulicos tomados de la Física, modelos tomados de la Biología, de la Teoría
Clásica de la Asociación. Estos mode los aplic ados en terre no ajeno , con las
corre cciones corr espo ndie ntes al nue vo camp o, entr an a juga r como
conce ptos y prod ucen un objet o teóri co nuevo y la consiguiente ruptura
epistemológica.
De algun a mane ra, Freud parte de los conoc imien tos de su tiemp o finis ecula r,
que le impon en su limit ación y los trasciende, creando una nueva teoría. Por
ejemplo, la asoc iació n, que él util iza para dar cuen ta de la relación entre
representaciones, hoy depreciada como concept o idealista y por remitir a una
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inercia inexpli cada, puede ser entendida , a partir del aporte de la lingüística
estruct ural moderna , en su materia lidad, como relación significante sujeta a
leyes, las leyes del significante, como lo hace la Escuela Francesa.
Es inte resa nte dest aca r tamb ién las lect uras inco rrect as o insuf icien tes del
psico anál isis freud iano, por parte de teóricos de otras orientaciones, que llevan a
errores de apreciación. Por ejemplo, se lee, en textos de autores cognit ivos, que
el psicoanális is explica la conducta exclusivamente desde lo interior del sujeto y
por motivos pulsionales exclusivamente, desconociendo, por un lado, la
concepción del sujeto dividido y por otro, la determi nación de las marcas en el
psiquis mo del vínculo con los otros (idea a la que apunta su propia teoría del
aprendi zaje) así como el sometim iento a la ley cultur al que implic a la existe ncia
misma del Super yó; desco noce también el concepto de series complementarias
en la expli cació n del orige n de la enfer medad menta l, en el cual interactúan
proporcionalmente la disposición y los factores desencadenantes en lo actual, por
lo cual el psicoanálisis plantea la multideterminación de los hechos psíqui cos. Este
último concept o remite a la concepc ión del tie mpo que plant ea Fre ud com o "a
pos ter ior i", retroacción o resignificación: lo anterior determina lo posterior, pero
también lo actual puede dar nueva significación, un nuevo sentido y valor a lo
anterior.
Glosario
Princi pio de place r. Uno de los dos princi pios que, según Freud, rigen el
funcionamiento mental: el conjunto de la actividad psíquica tiene por finalidad
evitar el displacer y procurar el placer.
Prin cipi o de real idad . Uno de los dos prin cipi os que rigen el funcio namien to
menta l. Forma pareja con el principio de placer, al cual modifica: en la medida en
que puede imponer se como princip io regulad or, la búsq ueda de sati sfac ción ya
se efe ctúa por los caminos más cortos, sino mediante rodeos y aplaza su
result ado en funci ón de las condic iones impuestas por el mundo exterior.
Proce so prima rio y Proce so secun dario . Son dos modos de Func ionam iento
del apar ato psíqu ico. Pueden ser radicalmente distinguidos:
desde el punto de vista tópico: el proceso primario caracteriza al sistema
inconsciente, mientras que el proceso secundario caracteriza al sistema
preconsciente-consciente.
a)
desde el punto de vista económico-dinámico: en el caso del proceso primario,
la energía psíquica fluye libremente (energía libre), pasando sin trabas de una representación a otra, según los mecanismos de la condensación y del
desplazamiento; tiende a cargar plenamente representaciones asociadas a las
experiencias de satisfacción constitutivas del deseo (alucinación primordial). En el
caso del proceso secundario, la energía es primeramente "ligada" (energía ligada),
b)
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antes de fluir en forma controlada; las representaciones son cargadas de una forma
más estable, la satisfacción pude ser aplazada, permitiendo así experiencias
mentales que ponen a prueba las distintas vías de satisfacción posibles. Se
corresponde con una mayor estructuración del aparato psíquico.
La oposición entre proceso primario y proceso secundar io es correla tiva de la
existen te entre princi pio de placer y principio de realidad.
Condensación. Uno de los principales modos de funcionamient o de los proces os
primari os inconsc ientes: una única repres entac ión repres enta por sí sola varias
cadenas asociativas.
Desplazamiento. Consiste en que el acento, el interés, la inten sidad de una
repre senta ción puede n desp renderse de ésta para pasar a otras
representaciones, originalmente poco intensas, aunque ligadas a la primera por
una cadena asociativa.
El libre fluir de la energía psíqui ca en la conden sación y el desplazamiento
constituye una de las características del proceso primario, que rige el
funcionamiento del sistema inconsciente.
Bibliografía
Freud, Sigmund, Conferencias de introducción al psicoanálisis, Buenos Aires, Edit.
Amorrortu, 1985, Vol. 24.
—, La interpretación de los sueños, Buenos Aires, Amorrortu, 1985, Vol. 4 y 5.
—, Lo incon scien te, Bueno s Aires , Amorr ortu, 1985, Vol. 14.
—, Nota sobre el concepto de inconciente en psicoanálisis, Buenos Aires,
Amorrortu, 1985, Vol. 12.
—, El yo y el ello. Buenos Aires, Amorrortu, 1985, Vol. 19. Lapl anche . J. y Ponta lis,
J. B., Dicci onar io de psico análisis, Barcelona, Labor, 1971.
CITAS:
1. Par a una revi sió n de alg uno s conc ept os psi coan alí tic os, ver : Töpf, J. y
Roj o, H. (com ps. ): Lo inco nsc ient e, Bue nos Air es, Eudeba, 2000.
2. La cor rie nte est ado uni den se del Psi coa nál isi s ado ptó la denominación
Psicología del Yo en consonancia con la tradición conductista.
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Pensamiento para el psicoanálisis
Lidia Bigio
La teoría de Freud
Freud conc ibe un apa rato psíq uico gobe rnad o por una tende ncia gener al: el
Princ ipio de place n que es un principio económico de ahorro de gasto de energía
psíquica, que se exterioriza en la tendencia a aferrarse a las fuent es de place r de
que se dispon e. Involu cra procesos que aspira n a experi menta r place r y evita
los actos que pued en prov ocar disp lace r, reti rand o la acti vi dad psíquica de
ellos. El aumento coincide con displacer, la disminución coincide con placer.
La otra premi sa que rige el funci onam iento psíqu ico es el Principio de
constancia, que tiende a reducir las excitaciones que apremian desde las
exigencias internas al mínimo posible, buscando recuperar un estado inicial ideal
de reposo.
Estas premisas son elaboradas dentro del marco del psicoanálisis, desde la
metapsicología que es la síntesis de tres orientaciones: dinámica, tópica y
económica. El punto de vista económico se refiere a las hipótesis en relación con
la circulación y distribución de una energía cuant ifica ble (ener gía pulsi onal ), es
decir , susce ptibl e de aumento, de disminución y de equivalencias.
Freud supone que estos principios operan desde el comienzo de la vida en un
aparato anímico que prescin de de la realidad exterior. Por supuesto que una
organización de tal natural eza no puede mantene rse con vida sin el auxilio del
cuidado materno.
Crea, entonces, una ficción, una especie de mito de los orígenes que permite
explicar los inicios del aparato psíquico: que el niño, probablemente, alucina el
cumplimie nto de sus nec esi dad es int eri ore s; den unc ia su displacer por el
aumento del estímulo a través de la descarga motriz del llanto y el pataleo y luego
vivencia la satisfacción alucinada.
Esta alucinación primordial debe ser considerada mítica en el sentido de que no
necesariamente haya ocurrido, ya que no se puede comprobar fácticame nte, sino
que es necesaria como premisa lógica para explicar la evolución del aparato; es
una premisa para explicar cómo se va estructurando el aparato psíquico.
Para comprend er esta evolució n se debe introdu cir los conceptos de vivencia o
experiencia de satisfacción y de deseo.
Hay que ubicarse en un organismo que recibe estímulos endógenos (necesidad
de alimento, por ejemplo), de los cual es no pued e huir como lo pued e hace r
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del estímulo exterior. El primero será denominado posteriormente estímulo
pulsional.
Esto s estím ulos endó geno s sólo cesa n bajo prec isas condicion es que deben
realizarse en el mundo exterior , medi ante una acci ón "esp ecíf ica" , una
alte ració n en el mund o exte rior , que en el ejem plo serí a la provisión de
aliment o. Freud dice en el "Proyec to de psicología par a neu ról ogo s", que el
org ani smo hum ano del neonato es incapaz de llevar a cabo la acción específica
y sobr evien e el auxil io ajeno : por la desca rga sobre el camino de la alteración
interior (llanto y pataleo) un individuo expe rimen tado advie rte el estado del niño.
Esta vía de descarg a adquir irá luego una funció n secunda ria que lleva a la
comunicación.
El individuo auxiliado r operada acción específica en el mundo exterio r, y en el
interio r del cuerpo se cancela el estímulo endógeno, produciéndose, entonces,
placer.
Se constit uye entonce s la vivenci a de satisfa cción, que tiene las más hondas
conse cuenci as para el desarrollo de las funciones del individuo".
Suceden tres cosas en el sistema:
Se opera una descarga de la tensión interna, es decir: satisfacción y
producción de placer.
2. Se genera una inscripción por investidura de una huella mnémica que
corresponde a la percepción del objeto que produjo la satisfacción.
3. Se genera una inscripción por investidura de una huella mnémica del
movimiento desencadenado, inherente a la acción específica.
1.
Las dos últimas son imágenes-recuerdo que, por asocia ción, por simult aneida d,
queda n conect adas con la sensación placentera de la descarga. Esto es la
vivencia o experiencia de satisfacción, compuesto o "complejo" de los recuerdos
del encuentro con "el otro primordial", "el otro prehistórico jamás olvidado" corno lo
caracteriza Freud, junto con las sensaciones que se experimentaron en ese
encuentro.
Cuando vuelve a aparecer la tensión, la investidura alca nza a to do el comp lejo ,
es deci r tamb ién a los recue rdos , y los ani ma. El efe cto que se pro duc e es el
mismo que el de la percepción, o sea, una alucinación.
Es to es el de se o, el re av iva mi en to de hu el la s mném icas de la perce pción
de un objet o y las carac terísticas asociadas con él cuando vuelve a aparecer la
neces idad. Se busc a de nuevo el encue ntro con lo que dio placer, reiterar la
satisfacción producida en la experiencia original; aunque a lo que se llega es a una
alucinación, percepc ión sin objeto , ya que lo que se encuentra es un recuerdo,
una huella mnémica reavivada. Es la realización alucinatoria de deseo.
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Freud dice en el "Proyecto...": "El primer desear pudo haber consistido en investir
alucinatoriamente el recuerdo de la satisfacción".
Se busca aquel objeto mítico de la primera vez que ya está per dido , y sólo se
obti ene el reen cuen tro con algunos parámetros asociados con aquella situación,
los signos perceptivos inscriptos como huellas mnémicas; recuer dos, pero nunca
el mismo objeto , que por defin ición de lo que es el deseo, queda perdido por
estructura.
El deseo se constit uye como búsqued a de reanima r una satisfa cción pasada; es
un anhelo de reencue ntro y sólo se logra en la alucinación, en la realización o
cumplimiento del deseo de manera alucinatoria. En la realización del deseo se da
la situación por presente, ya que aparece en la percepción; es ilusorio, como
sucede en el sueño.
El deseo culmina en lo que se denomina Identida d de percepción: lo deseado
coincide con lo percibido, sólo que es una alucinación.
Estamos en el reinado del Principio de placer y del Proceso primario: este último
representa, desde el punto de vist a eco nóm ico , las cons ide raci one s en
rel aci ón con la fuerza de la energía psíquica que inviste las representaciones y
operan con energía libre, que puede transitar de una representación a otra
fácilmente, produ ci én do se as oc ia ci on es qu e da n po r re su lt ad o
condensaciones y desplazamientos, el modo de funcionamiento del sistema
inconsciente.
Freud decía que no es conce bible la supervi vencia de un siste ma con las
cara cter ísti cas plan tead as, más que agregando el auxilio ajeno de la madre o el
sustituto; el mismo que a partir de esta aparición se constituirá en objeto
privilegiado, en tanto que llegará a ser objeto de deseo y también sobre el cual se
producirá la posibilidad de progreso del aparato psíquico.
El bebé es sostenido por el ambiente familiar, él funcio na com o su Yo tod avía no
con stit uido sin que el niño pueda percibirlo, como tampoco puede percibir la
realidad exterior.
Para que haya progr eso en el apara to psíqu ico, se hace necesaria una ruptura
de la alucina ción fundam ental; algo debe interrumpirla, debe haber un registro de
la defraudación, de la no-satisfacción de la necesidad.
El apremio de la vida, originado en el imperio de responder a la necesidad orgánica
del cuerpo del ser humano va a poner un límite al funcionamiento de la alucinación
fundamental. A raíz de este apremio de la vida surgirá la vivencia de dolor y la
inhibición de los procesos primarios (como la alucinación) que llevará al desarrollo
del aparato. Si sólo siguiera alucinando, fatalmente moriría.
También debe colaborar en este proceso la actitud materna , su palabra y su
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discurs o, desplaz ando al bebé del luga r de colm ar abso luta men te su dese o (el
de la madre) no apegándose absolutamente a la necesidad y permi tiendo la
defra udació n como consec uencia de su falla. Con esto podrá surgir el deseo
propio, la búsqueda de lo faltante y el progreso del aparato anímico movido por el
deseo. Si esto no ocurriera, el niño quedaría como un esclavo de la madre y no
podría advenir como sujeto deseante.
El camino del clivaje que debe producirse va en el sentido de discriminar
alucinación y realidad. La experiencia biológica enseñará que es inseguro iniciar la
descarga cuando los signos de realidad no corroboran la existe ncia de las
condi cione s adecua das. Se hace necesario percibir la realidad tal como se da.
Esto será realizado por el juicio primario, como división y discriminación de la
experiencia de la realidad. La división se realiza sobre el complejo del semejante,
como lo explica en el "Proyecto de psicología para neurólogos".
Freud dice que en el proceso de deseo pueden producirse dos casos:
1) Simultáne amente con la investidu ra de deseo de la imagen -recuer do está
presen te la percep ción de ella; las dos coinci den, habría enton ces Ident idad de
percepción.
2) La investidura deseo está presente pero la percepción no armoniza con ella del
todo, sino en parte.
El compl ejo perce pción se desco mpon e por el juicio primario en un ingrediente
huella mnémica a (Hm a) que casi siemp re perma nece idént ico y un ingre dient e
huella mnémica b (Hm b) que casi siempre varía.
Las investi duras no son huella s mnémica s aislada s sino que siempre forman
complejos que reúnen varias impres iones y sensac iones, tanto las de deseo
como las de percepción. En la identidad de percepción hay coincidencia porque
se repiten en la alucinac ión los detalles de la investidura de deseo.
El ingrediente "a" será nombrado "cosa del mundo" (Ding), el ingrediente "b", su
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propiedad, atributo o predicado. La parte "a" es inasimi lable, no compara ble ya
que es inva riab le, se repi te siem pre igual . De la part e variable se puede
predica r, se le adjudic an atribut os ya que es variable. Esta parte será la que
ocupará el sistema inconsciente, constituyendo las representaciones, las
Vorstellungen que se regirán por los principios que las gobiernan: principio de
placer, etc.
Si coincide el ingredien te "a" pero es percibido "e" en lugar de "b", el aparato
encuentra una discordancia e inicia un trabajo que sigue las conexiones de esta
huella mnémic a por otra trama de comple jos, por invest idura de otras huellas
mnémicas, hasta encontrar el acceso al ingrediente faltante "b".
Freud en el "Proyecto. .." pone un ejemplo en el que se puede suponer un niño en
el que emergiera la imagen deseada del pecho matern o con el pezón en visión
frontal y la percepc ión es una vista lateral del pecho sin pe zón. "El recuerdo del
niño se encuentra una experiencia, hecha por azar al mamar: la de que con un
determinado movimiento de cabeza la imagen frontal se muda en imagen lateral.
La imagen lateral ahora vista lleva al movimiento (a la imagen movimiento) de
cabeza; un ensayo muestr a que tiene que ser ejecu tado su recípr o co; y se gana
la percepción de la visión frontal."
Hay un pasaje por representaciones guiado por una meta, que es encontrar la
coincidencia; aquel pasaje consiste en un desplazam iento tentativo por todos los
caminos disponibles asociados. Se alcanza la identidad pero ahora es Identidad de
pensamiento.
Sigu iendo esta línea el pensa mient o es defin ido como un circuito, un recorrido a
través de investiduras o huellas mnémicas, que partiendo de una diferencia se
detiene en una coincidencia.
La discordancia, la falta de coincidenc ia proporcio na el envión para el trabajo de
pensar y finaliza con la coincidencia. En la alucinación no hay diferencia que dé
lugar a pensa mient o. La no-coinci denci a es fundam ental, es lo que pone en
marcha el pensamiento y al deseo, que es búsqueda de lo faltante.
El deseo es el verda dero motor del apara to psíqu ico. Estamo s vivos en la
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medid a en que hay deseo s, en que hay falta y procesos diferenciales. Ello
produce una operación a realizar; si no es por la alucinación será por el
pensamiento.
El pensamiento introduce un desvío, un compás de espera: al cabo de su
recorrido se realizará la acción. En la alucinación no hay espera, no hay operación
a real izar más que la descarga motriz.
Lo que no coincide, lo que falta o lo que contra dice pone en movim iento el
deseo . Si a un bebé se le diera todo lo que quiere no hay lugar para que surja su
deseo. Por eso en la ruptura aparece junto a la carencia alimenticia real, la actitud
materna que da lugar al surgimiento o del deseo.
En un aparato psíquico más desarrollado se pueden suponer registros de
diferentes experiencias en distintas huell as mném icas . El reco rrid o del
pens amie nto será por una trama más amplia que implica más conocimientos y
experiencias.
Freud afirma que existen pensamientos inconscientes antes que se rigen por la
legalidad del sistema inconsciente:
No existe la contradicción, pueden coexistir representaciones y mociones
opuestas. Se trata de otra lógica distinta de la aristotélica.
 Predomina la realidad psíquica sobre la realidad material.
 Es
a-temporal,
coexisten
deseos
y
mociones
que
corresponden a distintos momentos de la vida.
 Su contenido es de representaciones reprimidas, que fueron conscientes y
fueron expulsadas de la conc ienc ia o que nunc a llega ron a ser cons cientes por
oponerse una fuerza (represión).
 Opera por el proceso primario que implica libre movilidad de la energía que se
traslada de una representaci ón a otra por vínculos de condensac ión y
desplazamiento, o sea: energía libre.
 Opera de acuerdo con el principio del placer, que tiend e a evita r el displ acer y
procu rar el place r; siendo el displacer aumento de cantidades de excitaci ón y el
place r su dismin ución; es un princi pio económico.

En el pensamiento inconsciente, el recorrido se hace en una trama que resulta de
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distintas inscripciones de experiencias.
En realidad mientras hay alucinación, no hay en rigor inconsciente ya que sin falta,
sin ruptura no habría diferencias y por lo tanto, tampoco pensamiento inconsciente.
Esto s pensa mientos incon scien tes se puede n reco nocer por sus efectos:
síntomas, actos fallidos, sueños, olvido, etc.
En un sueño se pueden encont rar los pensam ientos que dieron lugar a su
formación.
En el olvid o de Freud del nomb re del pintor Signo relli , él mismo reco nstru yó la
trama de pensa mientos incon scien tes a travé s de la cual deriv ó la ener gía
psíqu ica en conde nsac iones y despl azam iento s, desde un pensa mient o
repr imido : muert e y sexua lidad , y su relac ión con un escrú pulo a causa de la
respo nsabi lidad en la muer te de un amigo . Hay un recor rido, por nom bres,
palab ras, retaz os de nomb res y palab ras, desco mposic ión y recom posic ión de
palab ras por asoci ación exte rna, por su sonid o hasta llega r a una
conde nsación que produ ce el olvid o.
El recorrido es infinito, podría no detenerse nunca, porque el deseo no se
extingu e. Siempre lleva a pensar más y más; la trama es infinita . Pero aparece
un punto, una crista lizació n que lo detie ne, provoc ando un sínto ma, un lapsus,
o un sueño que tiene el efecto metafórico de cu mp li mi en to de de se o o de
va ri os de se os entr ecru zado s. Apar ece algo que esta ría col mand o el deseo
ilusoriamente . Este efecto es momentáneo, en tanto encuentra en la realidad algo,
un significante que tiene que ver con el deseo, pero que dura poco y luego sigue
su marcha porque vuelve a aparece r la falta que motori za al deseo y, por lo
tanto, al pensamiento. Y sigue...
El recorrido por la trama inconsciente no obedece la lógica aristotélica, que es la
lógica del preconsciente. pero no es ilógico sino que tiene su propia lógica: la
lógica del sistema inconsciente.
El pensamiento preconsciente también parte de un deseo incumplido . El deseo es
el motor de todo el aparato psíqui co. O sea que gracia s al incon scient e
funcio na el preconsciente, se sobreimprime a él.
Pero el recorrido del pensamiento en el sistema preconsciente es diferente. Se rige
por la legalidad del sistema preconsciente: proceso secundario, es decir que la
energía es ligada; para fluir en forma controlada, las representac iones son
investi das de forma estable , la satisfa cción es aplazada, permitiendo
experiencias mentales que ponen a prueba las diferentes vías de satisfacción
posibles.
Y su correlato es el Principio de realidad. Este modific a al Princ ipio de place r,
busca la satis facci ón por medio de rodeos, aplaza su resultado en función de las
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con dic ion es imp ues tas por el mun do ext eri or. Se corresponde con la
transferencia de energía libre a ligada.
Freu d dice en "Los dos prin cipi os del acae cer psíquico": "En lugar de él
(principio de placer), el aparato psíqui co debió resolv erse a repre senta r las
const elaciones reales del mundo exterio r y a procura r la alterac ión real , aunq ue
fues e desa grada ble. Este esta blec imie nto del principio de realidad resultó un
paso grávido de consecuencias."
Las cons ecue ncia s son las cara cter ísti cas del proceso secundario:







Mayor relieve de los órganos sensoriales dirigidos al mundo exterior.
Conciencia acoplada a ellos.
Captación de cualidades sensoriales.
Sistema de registro de la memoria preconsciente.
Examen de la realidad para diferenciar un recuerdo de una percepción.
La descarga motriz que aparecía en el imperio del Principio del placer se
transforma en acción, recibiendo una nueva función pues se la usa para
alterar la realidad de acuerdo a fines.
Proceso del pensar dotado de propiedades que permitieron al aparato anímico
soportar la tensión del estímulo elevada durante el aplazamiento de la
descarga.
El pensamiento preconsciente se da regido por el Principio de Realidad. Sin
embargo, ello no implica la desap aric ión del Prin cipio de Place r; al contr ario,
afirma Freud. El principio de realidad no hace más que asegur ar el cum pli mie nto
del Pri nci pio de pla cer por el des vío de la esp era y el pen sam ien to has ta
log rar la situación en la realidad que permita alcanzar, con mayor segu rida d, el
plac er. "Se aban dona el plac er mome ntáneo, pero inseguro en sus
consecuencias, sólo para gana r por el nuev o cami no un plac er segu ro, que
vendrá después", dice Freud.
El pensa mient o preco nscie nte requi ere, enton ces, como condición, el
aplazamien to del placer y el recorrido por la trama de representaciones más
acordes con la realidad, con investiduras ligadas–ya no libremente fluy ente s– con
cond ensa cion es y desp laza mien tos reducidos al mínimo.
El proceso secundario al que se ajusta el sistema preconsciente tiene una función
reguladora del pensamiento, a diferencia del proceso primario. Freud los compara
con un río de montaña (P. Primario) y un lago (P. Secun dario ) que atenú a un
movim iento impet uoso, lo aplaca y lo regula.
En este mismo artículo Freud define al pensamiento como una "acción tentativa
con desplazamiento de cantidades más pequeñas de investidura". La actividad del
proceso secundario procede por múltiples ensayos, enviando investiduras y vuelve
a recogerlas para disponer libremente de todo el material mnémico; evita así el
gasto superfluo de enviar grandes cantidades de investidura que después se
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dispersarían sin finalidad, reduciendo la cantidad necesaria para la transformación
del mundo exterior.
El sistema mantiene investiduras en estado ligado y emplea en el desplazamiento
tan sólo una pequeña parte.
Estas conside racione s son realiza das en función de su punto de vista
económico, por el ahorro de energía. Invo lucr a tamb ién la actu ació n de un
sistema de vigi lanc ia perm anen te, la aten ción , para conta r con info r mación
relevante sobre el mundo exterior. Dada una circunstancia, hay una trama sobre la
cual se realizaría un recorrid o tentati vo, con avances y retrocesos, en la medida
en que hay postergación de la acción , hasta encontrar la vía correcta y recién
realizarla.
Un facto r import ante del sistem a precon scient e es que en él se encuentra el
sistema de las palabras. Los pensami entos inconsc ientes se pueden volver
conscie ntes por su ligazón con las palabras.
El preconsciente es el lugar de las palabras y esto determ ina, por sí mismo , la
legali dad y la lógica a que se ajust ará el pensa mient o preco nscie nte; está
atado a la dimensión que la palabra tiene en cuanto código.
Dice Freud en "Lo inconsciente":
"Lo que pudimo s llamar la represe ntación -objeto... consciente, se nos
descompone en la representación-palabra (Wortvorstellung) y en la
representación-cosa (Sachvorstellung), que consiste en la investidura si
no de la imagen mnémica de la cosa, al menos de huellas mnémicas
más distanciadas, derivadas de ella. De golpe creemos saber dónde
resid e la dife renci a entre una repre senta ción consciente y una
inconsciente... la representación consciente abarca la representación
cosa más la correspondiente representación -palabra, y la
representación inconsciente es la representación-cosa sola."
El sistema inconsciente contiene las investiduras de cosa de los objetos, que son
las "investiduras de objeto prim eras y genu inas "; el sist ema prec onsc ient e nac e
cuan do esa repr esen taci ón -cosa es sobre inve stid a por el enlace con las
represe ntacion es-palabra . Justame nte, la represión será explicad a como un
proceso en el cual le es rehusada la traducción en palabras a una representación
rechazada.
Fre ud rea liza una dis cri min aci ón impo rtan te, de acue rdo a cóm o pod emo s
ent end erlo con los cono cimientos actuales de la lingüística, que él no poseía en
su tiempo: es la diferencia entre el lenguaje como sistema, por un lado, y el habla,
los discursos efectivamente emitidos, por otro.
Entonces, en su teoría, los pensamientos inconscientes, distan ciados de las
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percepc iones, carente s de cualidad sensori al, cobran capacid ad de devenir
conscie ntes por el enlace con los restos de percepciones de palabra.
Todo lo que construye el hombre desde el punto de vista intelectual no es
impulsado por la necesidad, ni por la adaptación al medio. El motor del
pensamiento es el deseo; éste marca un recorrid o que se da en un momento, un
pensamiento que si es consciente se rige por el principio de realidad y por el
proceso secunda rio, puesto en pala bras por su unió n con la repr esen taci ón de
palabras. Pero detrás de él hay siempre un deseo inconsciente, del cual el
consciente es un derivado o representante. Se encuentra sosteniéndolo una
moción de deseo inconsciente que le señala una dirección y, el preconsciente, con
el proceso secundario, busca los caminos más adecuados al fin. Así consiguen
desviarse y dirigirse hacia metas más elevadas, en el sentido de lo cultural e
intelectual.
Freud afirma que "Al establecerse el principio de realidad , una clase de activid ad
del pensar se escindió , ella se mantuvo apartada del examen de la realidad, y
permaneció sometida únicamente al principio de placer. Es el fantasear que
empieza ya con el juego de los niños y más tarde, proseguido como sueños
diurnos, abandona el apuntalamiento en objetos reales".
Los considera una consecuencia de la dificultad en renunciar a una fuente de
placer. Representan un pensami en to in te rm ed io en tr e lo in co ns ci en te y
lo pre con scie nte, pro duct o mix to, dic e Fre ud, o for ma ción mestiza, por la
mezcla de dos entidades diferentes.
Son mixtas porque las anima un deseo incons cien te, tienden a un cumplimiento
de deseos, no se rigen por la realidad pero se manejan con la lógica del sistema
precons ciente, por lo tanto con el proces o secunda rio.
No son los sueñ os sin o el ens ueñ o diu rno, fan ta sías diurnas, construir castillos
en el aire, que sirven de refugio y complac encia como las reservas natural es de
las nacio nes civil izad as en que se conse rva la natu raleza en estado salvaje,
protegiéndola de la propia civilización.
Cuan do un pens ami ento inco nsci ente se opon e a uno cons cie nte sur ge
mal esta r y ang ust ia; es un con flicto entre instancias o sistemas, que finaliza en
una represión y poster iorme nte puede dar lugar a la forma ción de síntomas.
En oportunidades ambos opuestos pueden hacer alianza sin síntomas, como en el
taso del censor perverso.
Es importante señalar cómo esta teoría ubica en el origen del aparat o psíquico a
la alucin ación y muestr a cómo el posterior desarrollo –la construcción del aparto
psíquico– de la percepción de y relación con la realidad se realiza por un
ordenamiento a partir de la intermediación del semejante. Surge nada menos que
el proceso de pensar y con él el progreso en el acceso a la realidad y la propia
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constitución subjetiva.
Bibliografía
Freud, S., "Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico" (1911),
Buenos Aires, Amorrortu, 1985, Vol. XII.
—, "Proyecto de psicología para neurólogos" [(1895)1950], Buenos Aires, Amorrortu,
1985, Vol. I.
—, "La inte rpre taci ón de los sueñ os" (190 0), Buen os Aires, Amorrortu, 1985,
Vols. IV y V.
—, "Lo inconsciente" (1915), Buenos Aires, Amorrortu, 1985, Vol. XIV.
—, "El yo y el ello" (1923 ), Buenos Aires, Amorro rtu, 1985, Vol. XIX.
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El concepto de pulsión. Sublimación
Lidia Bigio
Freud consid eró desde el inicio de su prácti ca que lo s tr as to rn os de la
fu nc ió n se xu al se ha ll ab an en el origen de las neurosis. Pero la concepción de
la sexualidad para el Psicoanáli sis es diferente de la que plantea la medic ina: no
incluy e solam ente lo genita l sino, además, componentes sexuales parciales,
pregenitales, también llamados perversos. Freud reconoció luego de algún tiempo
que la represión que antecede a la neurosis afectaba esencialmente a estos
componentes parciales de la sexualidad; que éstos eran universales en el ser
humano y que tenían un origen infantil. La manera de explicar estos componentes
es a través del concepto de pulsión.
Ante todo, es necesario discriminar que el concepto de pulsión se refiere a la
especificidad de la sexualidad humana y ésta debe ser diferenciada de la
necesidad biológic a. Es la dife renci a que hay entre hamb re y amor, entre Eros y
el organismo y su medio.
Cuando utiliza el término "perverso" se refiere a los compo nente s de la pulsi ón
que no tiene n como objet o una mujer para un hombre y vicevers a, así como
maneras de relacionarse con el objeto sexual: mirarlo, palparlo, etc., como metas
prelim inares al coito, que es consid erada la meta sexual normal.
El uso sexual no se circunscribe a los genitales; abarca todo el cuerpo: mucosas
de los labios, boca, ano, como zonas privil egiad as; pero cualqu ier otra parte del
cuerpo puede ser apta para producir placer: los ojos, la musculatura, etc.
Se denomina perversión a la patología en que la nieta sexual tiene la característica
de fijación en uno de esos componentes y su exclusividad. Freud analiza, por
ejemplo, el par de opuestos sadismo-masoquismo.
Lo que descu bre en la clínic a es que la sexual idad no es exclusivamente
abarcable por lo genital y que la pulsión sexual no es simple sino compuesta por
componentes que en las perversiones se separan. Por ello se denomina a esos
componentes perversos; y se los denomina parcia les porque son una parte y no la
totalidad de la sexualidad.
Esos compone ntes o pulsion es parcial es son de origen infantil, como se
explicará más adelante.
El concepto de sexualidad descubierto por el Psicoaná lisis no corres ponde a un
compo rtamie nto instin tivo. Este último tiene un objeto y un fin relativ amente
fijos y prefo rmado s. Los fines y obje tos de la pulsi ón sexual son eminentemente
variables.
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En la traducción de las obras de Freud de López Ballesteros, este concepto
aparece como "instinto", siguiendo la de Strachey al inglés; es un error de
traducción, ya que par a Freu d hay dos térm ino s dif eren tes , Tri eb e Instinkt,
pero también un error de concepto. El término "instinto" tiene implicaciones
claramente definidas que están muy alejadas del concepto freudiano de pulsión.
Como dicen Laplanche y Pontalis en el Diccionario de Psicoanálisis, confundir
ambos términos vela la origina lida d de la conc epci ón freu diana en cuan to al
carácter indeterminado del impulso de motivación y los conc epto s de
cont ingen cia del objet o y la varia bili dad de las metas.
"Instinto" designa en Zoología un comportamiento hereditari amente fijado y que
aparece en forma idéntica en todos los individuos de la especie. Freud lo califica
como un comp orta mien to anim al, fija do por la here ncia, característico de la
especie, preformado en su desenvo lvim ient o y adap tado a un obje to. Para este
concepto reserva el término Instinkt.
La pal abr a ale man a que cor res pon de a pul sió n [Trieb], proviene del verbo
trieben que significa empu jar; conse rva el mati z de empuj e y subra ya el
caráct er irre pren sibl e del empu je más que la fije za del objeto y el fin.
Freud introduce el término Trieb en Tres ensayos y una teoría sexual (1905), así
como las distinciones de fuente, objeto y fin. El último elemento, el esfuerzo o
presión [Drang], aparece en Pulsiones y destinos de pulsión (1915).
Pa ra es tu di ar lo , Fr eu d re al iz a un pl an te o epist emoló gico, en virtu d de la
dific ulta d que impli ca un concepto "oscuro" y poco conocido, como es el de
pulsió n. Dice que una cienci a no parte de defin icione s claras y precisas, sino
que al describir fenómenos, agruparlos y ordenarlos, lo hace guiada por la
aplicación de ciertas ideas abstractas que poseen el carácter de convenciones.
Estos son los conceptos básicos o fundamentale s sobr e los que una cien cia se
apoy a. Son conve nciones —algo así como acuerdos entre los científicos—, más
allá del contenido de significaciones que lleguen a tener, pero tienen la
particularidad fundamental de dar cuenta dé lo real; dichas convenciones están
determinadas por relaciones significativas con el material empírico , rela cione s
intu idas ante s de pode r demo stra rlas . Esto es un concepto construido
teóricamente que se irá afinando para ser aplicable. Pulsión es uno de esos "conceptos básicos convencionales".
Freud parte de un modelo de estructura , prestigio so en la ciencia de su tiempo: el
arco reflejo, E-R, modelo biológico. Su modelo aparecerá en contraposición a éste,
la pulsión no se deja explica r por un sistema de descarga motora frente a un
estímulo.
Sobre el aparato psíquico influyen estímulos externos, que operan de un solo
golpe — una fuerza de choque momentánea— y que pueden despacharse
mediante una única acción adecu ada, del tipo de la huida motriz ante la fuen te
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del estímulo . Por ejem plo, el parp adeo frente a una luz intensa.
Los otros estímulos, los internos, tienen la siguiente característica: surgen del
interior del organismo, y de nada vale la huida motriz, ya que no actúa como una
fuerza de choque momentánea, sino como una fuerza constante. Por lo tanto sólo
puede cance larse este estím ulo inte rno, estímulo pulsional, por medio de la
satisfacción. Esta última sólo puede alcanzarse mediante una modificación
adecuada de la meta, en la fuente interior del organismo, como se verá luego, el
"placer de órgano".
La relación estímulo interno-satisfacción implica ubicar en ese guión que las
separa circuitos que podrán ser más simples o más complejos, pero que implican
"caminos", trayectos, formas de hacerlo, que corresponden a las metas o fines de
la pulsión y que serán diferentes en cada sujeto, según su propia historia, sin la
fijeza que tiene el instinto para el animal.
Los estímu los pulsio nales son el motor del progre so del sistema nervioso, por
las exigencias que plantean y que llevan a modifi car el mundo extern o para
satisf acer a la fuente interna.
Premisas previas a esta instancia teórica, a manera de postulados, son una
hipótesis biológica y una hipótesis psicológica. La hipótesis biológica es el Principio
de Constancia: El sistema nervioso es un aparato que, de ser posible, querría
conservarse exento de todo estímulo.
La hipót esis psicol ógica es el Princ ipio del Place r, que es un principio de
regulación automática, por sensaciones de la serie placer-displacer. Esas
sensaciones reflejan el modo en el que se cumple el dominio de los estímulos:
displacer es aumento del estímulo, placer coincide con su disminución.
Tres definiciones de la pulsión
La pulsión se nos aparece como:
1. Un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático.
2. Un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del
cuerpo y alcanzan el alma.
3. Una medida de exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a
consecu encia de su conexión con lo corporal.
En la medid a en que quier e dar cuent a, conce ptual mente , de un estím ulo
inter no que se origi na en el cuerp o, cuerp o eróg eno que busca expe rimen tar
place r, dism inuir la tensi ón de la excit ación que brota de él y del regis tro
psíqu ico de displ acer que se produ ce a causa de esa tens ión; el conce pto de
pulsi ón es una bisagra que limit a entre ambas esfe ras.
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Define a la pulsión como representante psíquico. Esto permit e articu lar la idea de
un elemen to somáti co que debe tener un representante en el psiquismo y ese
repres entan te es la pulsió n. Este repres entant e no debe ser tomado como un
signifi cado o un afecto, sino como un significante, es una inscripción en lo
psíquico de la excitac ión que surge del cuerpo erógeno ; se lo compara con un
emba jador que repre senta un país ante otro: no es la persona misma a lo que
se apunta, puede ser más o menos simpático, más o menos eficaz, lo que importa
es que es represe ntante de algo en otro lugar, delega do de lo somático en lo
psíquico.
La tercera parte de la definición es diferente de la segunda, ya que implica un
representante "exigente" que obli ga a un trab ajo. Impl ica una pere ntor iedad ,
como cuando se nos plantea que "hay que" hacer algo indisp ensabl ement e. La
segund a parte de la defin ición es como decir: "en lugar de...".
En este punto es indisp ensabl e record ar la difer encia ent re lo que es
nec esi dad y lo que es pul sió n. La solución de una necesidad puede ser
pensada de una manera biológica o fisiológica. Al unirlo a satisfacción y a un
términ o psíqui co tenem os una connot ación que lo torna propiamente humano.
Un termostato no se "satisface", no funciona según el Principio del Placer. Se trata
de una satisfacción propia del sujeto psíquico y no del organismo biológico.
El representante, y por lo tanto la pulsión, es un término psíquico, es la función de
representar; aunque no tenga ningún conten ido, aunqu e sólo repres ente la
función de algo perdido.
Entonces representa en función de su conexión con lo somátic o y por ser una
fuerza constant e, una exigencia que jaqu ea el equi libr io del Princ ipio del
Plac er y lleva al desarrollo psíquico.
Las cuatro características
Fre ud da cua tro tér min os o car act erí sti cas de la pulsión, que no son
homogéneos; pertenecen a campos diferentes:




esfuerzo o presión
meta o fin
fuente
objeto
Drang
Ziel
Quelle
Objekt
El esfuerzo o presión es esa perentoriedad a que se hacía referencia como
exigencia de trabajo. Es el factor motor . Pero no es él mismo la pulsi ón. Es sólo
uno de sus atributos, junto con los otros tres. Dice Freud que es una pro pie dad
uni versal de las pul sio nes , su esen cia misma . Por lo tanto toda pulsi ón es
activ a; cuand o se habla de pulsión pasiva se está refiriendo a la meta pasiva
pero no a la pulsión en sí misma.
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La meta de una pulsión es en todos los casos la satisfacción que sólo puede
alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la fuente. Los caminos que
llevan a ella pueden ser diversos. Hay metas próximas e inte rmed ias, pued en
perm utar se o comb inar se. Esto s caminos, redes, trayectos, que pueden
escucharse en la clínica en el discurso de los pacientes, marcan una diferencia
fundamental con el arco reflejo.
Freud agre ga que hay puls iones de meta inhib ida, es deci r con sati sfac ción
parc ial. Hay aqu í un efe cto de pérdida, y se altera el apoyo en un mecanismo
mera me nt e or gá ni co . El ca so qu e da de es te ti po de pulsi ones de meta
inhib ida, que avan zan un trech o en la satisfacción y luego experimentan
inhibiciones o, des via cio nes es la sub lima ció n, uno de los des tino s de la
pulsión.
La fuente es un proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo,
cuyo-estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión. No corresponde a
la Psicología el estudio de las fuentes pulsionales. Pero en la clínica se las conoce
por sus metas.
Son las llamadas "zonas erógenas", partes de la epidermis o de las mucosas en
las cuales ciertos estímulos hacen surgir una sensación de placer. La sexualidad
nace apoy ada en los bord es exte rior es del cuer po que cum plier on una func ión
bioló gica. Son borde s, aguje ros a través de los cuales se realizan los
intercambios entre el interior y el exterior del cuerpo.
Hay zonas "predestinadas" como se observa en el chupeteo, pero cualquier región
del cuerpo posee la capacidad de serlo. Se establecen en cada sujeto a raíz de los
cuidados maternos, que provocan, al mismo tiempo que la asistencia a
necesidades vitales, la "erogenización" de las zonas de contacto. Esto significa
que el proceso se produc e histór icamen te y en cada sujeto , de acuerd o a las
vicisit udes individ uales, no heredit ariame nte o ajustado a una pauta
preestablecida como en el instinto.
El obje to es aque llo en y por lo cual la puls ión alca nza la sati sfac ción . No
está ori gina riam ente en laza do a ella . El obje to es un inst rume nto de la
sati sfac ción , es aque llo con lo cual se obti ene la sati sfac ción y, en tant o
inst rume nto, es el aspe cto más vari able de la pulsi ón. Se le coord ina a
conse cuenc ia de su apti tud para la sati sfacc ión. No es nece saria ment e un
obje to ajen o, pued e ser tamb ién una part e del cuer po pro pio (aut oero tism o).
Pue den suf rir cam bio s de vía (vo lve rse con tra el suj eto ). El laz o
par tic ula rme nte ínti mo de la pul sión con el obj eto es la fija ció n, que pone
término a la movilidad de la pulsión.
Vemos que objeto no es lo mismo que fin o meta: es el medio para la satisfacción y
tiene la característica de ser sustituible, no está enlazado en su origen, no está
determinado ni biológica ni genéticamente como en el instinto. No existe un objeto
"natural" para el hombre y su pulsión.
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La fuente tiene que ver con partes del cuerpo, localizaciones, aunque difíciles de
ubicar. Para Freud las pulsiones son todas cualitativamente iguales, pero deja
abierta la posibilidad de establecer un principio de diferenciación por la fuente. No
por el objeto o el fin.
Cuando quiere establecer cuántas son las pulsiones rechaza la multip licació n y
divers ificació n tan en boga en el estu dio del inst into . Aun que dijé ramo s que
una pulsi ón es oral, es una conve nción : en reali dad lo que nos da esa idea
son las palab ras que util izam os y ade más pod ría mo s des com pon erl a has ta
el inf ini to en "pulsión de comer pollo", "pollo asado", "pollo a la provenzal", "al
champignon", etc. Es el lenguaje el que perm ite arti cular pulsi ones en
deman das. Sin él no habría esos tray ecto s, cami nos que mues tran el fin y el
objeto, particulares de cada sujeto.
Dualismos pulsionales
Freud clasifica las pulsiones, una vez que llega a aquellas que son irreductibles:
-
Pulsiones del Yo o de autoconservación y
Pulsiones sexuales
En realida d, las que estudia son las sexuale s, cuando los ejemplos que da en
Pulsiones y destinos de pulsión son los pares exhibicionismo-voyeurismo y
sadismo-masoqu ismo, que no pueden ser remiti dos al apoyo en la necesidad o
en la autoconservación.
Freud planteó dualismos pulsionales, pulsiones en conflicto, sin armonía posible.
Las pulsiones sexuales son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al
principio actúan con independencia unas de otras y más tarde se reúnen en una
síntes is alreded or de la reprodu cción. La meta a que aspira cada una de ellas es
el placer de órgano.
Reconoció en su práctica clínica que las pulsiones parcial es, pre -genital es, son
las que sufren la represi ón y constituyen el origen de los síntomas. Mientras que
la sexualidad genital responde a una función biológica, las pulsiones no genitales,
parciales, se caracterizan no sólo por su indepen dencia respect o de las
funcion es biológicas, sino también por su capacidad para obstruir dichas
funciones, como en la anorexia nerviosa y en la ceguera histérica cuando se
produce una libidinización de las fu nc io ne s or gá ni ca s y de au to co ns er va ci ón .
So n generadoras de conflicto, contrariando las funciones necesarias para la
conservación del individuo.
Esta es la primera teoría del dualismo pulsional. Las pulsiones sexuales se
apuntalan en las de autoconservación y también en el hallazgo de objeto siguen
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los caminos que les indican las pulsiones del Yo.
Por ello Freud distinguió en Introducción del narcisismo (1914), en las pulsiones
sexuales, una libido del Yo y una libido objetal. Libido es la energía de la pulsión
sexual.
En 1921, el modelo pulsional es modificado por la experiencia clínica de Freud, en
la que encuentra situaciones displacenteras que son repetidas, como en las
neurosis de guerra, en las neurosis traumáticas y en el juego infantil,
contradiciendo el Principio del Placer e independientemente de él.
Plantea con ello un "más allá del Principio del Placer" en el concepto de "pulsión
de muerte", de retorno a lo inanimado, a un estado anterior a la vida. Esto es llevar
hasta el límite el Principio de Constancia, disminuir la excitación hasta el cero
absoluto.
El conflicto en este modelo pulsional es entre Eros o pulsiones de vida —que todo
lo conserva, tiende a la unión, a la complejización, incluye a las pulsiones del Yo y
a las pulsiones sexuales—, y Tónatos o pulsión de muerte —que manifiesta la
tendencia a lo inorgánico, la vuelta a lo que estuvo antes de la vida, a la
eliminación de la irritación que produce la estimulación en la materia animada—.
Es lo que daría cuenta de la compulsión de repetición así como de las tendencias
destructivas.
Sublimación
Ent re los abo rda jes de "Pu lsi one s y des tin os de pulsión" de Freud, está el de
los posibles destinos de la pulsión sexual, uno de los cuales es el de la
sublimación.
La meta o fin de la pulsión es la satisfacción, y los cami nos que lle van a ella son
vari able s y dive rsos , y hay pulsion es de meta inhibida , que avanzan un trecho
en el sentido de la satisfacción pulsional, pero después sufren una inhibición o una
desviación. Este es el fundam ent o de los laz os de "te rnu ra" en el amo r fil ial ,
fratern al, amistos o, etc., así como de la ligazón amorosa de la masa con el líder
y de los miembros de la masa entre sí, y por lo tanto , tambié n de los
sentim ientos de amor a la humanidad.
También es el fundamento de la sublimación. Esta implica un desvío de la meta
originaría (meta inhibida) a través de canales socialment e aceptados , no
sexuales, y hacia objetos socialmente valorados.
Si la pulsión no posee ninguna de las fijezas del instinto, si el objeto mediante el
cual se satisface es indiferente, si este objeto es intercambiable, si fin de la pulsión
sexual puede ser alcan zado por los camin os más diver sos, sí se trata de una
pulsión desviadora por naturaleza, enton ces es susce ptib le de eleg ir rumbo s
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socia lment e út il es . Y es to si n qu e se pr od uz ca re pr es ió n. La s pulsion es
parcia les, no genital es, pueden dar nacimie nto a acti vidad es de carác ter
eleva do, socia lment e estimadas, si siguen esta vía, o producir síntomas
neuróticos, si son reprimidas.
Esta orientación hacia la sublimación no es el resultado de un forzamiento, de una
violencia ejercida por la Civiliz ación, sino que se muestra conform e a la
naturaleza de la puls ión mism a, cuyo dest ino es camb iar de objeto, de fin,
transformarse. La pulsión anal dará así nacimiento a la economía, el orden y el
aseo. La pulsión escóp ica (pla cer de ver), se tran sfor mará en dese o de saber
por vía de la curiosidad sexual, fuente de la investigación científica.
Freud plant ea que los niños atrav iesan a parti r de los 3 años un estadio que
puede ser calificado como "período de investigación infantil". El deseo de saber se
despierta provocado por el nacimiento de un hermano (después agregará: por la
visión de los genitales del otro sexo), por el cual iniciará la investigación sobre el
problema del origen de los niños.
Forja teorías sobre ello, atribuyéndolo a alimentos ingeridos por la madre,
suponiéndolos paridos por el intestino. Todas estas teorías sexuales infantiles son
la image n de los proce sos que perci be en su prop io cuer po, y deben
neces ariam ente fraca sar, porqu e su const ituci ón no es apta para la
proc reac ión. No logra dese ntraña r qué func ión cumpl e el padre , pero
funda menta lmente fracasan porque todas estas teorías, en realidad, cum ple n la
fun ció n de ocu lta r aqu ell o de lo cua l el niño no desea saber nada (o aquello
que sabe en su inconsciente): las diferencias sexuales anatómicas, en rela ción
con la prem isa univ ersa l del pene y la angu stia de castración.
Estas reflexiones y dudas pasan a constituir el prototipo de toda labor intelectual
ulterior, sobre cualquier orden de problemas.
La pulsión de investigación, una vez terminado este perí odo, por un enér gico
proc eso de repr esió n (rep resión del complejo de Edipo y la entrada en la
latencia), puede tener tres posibles destinos:
1. Coerción del pensamiento (debilidad mental adquirida)
2. Obsesión intelectual neurótica, en que es "sexualizado" el pensamiento
mismo, como en la neurosis obsesiva
3. Sublimación. La represión tiene efecto, pero no cons igue rele gar a lo
inco nsci ente la puls ión par cial, que escap a de la repres ión,
sublim ándose desde el princi pio en ansias de saber e increm entan do la
pulsión de investigación.
¿Es educable la pulsión?
En el primer dualismo pulsional (pulsiones del Yo o de autoconservación y
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pulsiones sexuales) el Yo se relaciona con el sistema secundario o preconsciente y
las repr esen taci ones sexu ales con el proc eso prim ario (o ley es del
inc ons cie nte ). Hay con fli cto ent re amb as pul sion es por la ext rañe za, la
alt eri dad rad ica l de la sexualidad con respecto al Yo. Dice Freud que el Yo y la
sexualidad son tan extraños entre sí como el oso blanco y la ballena; no son del
mismo mundo.
¿Por qué esta diferencia de dominios?
El Yo surge a raíz de necesidades que deben ser satisf echa s para cons erva r la
inte grid ad del apar ato psí quico, y asegurar la conservación del organismo. Esto
permite la instauración del Principio de Realidad, al cual que dan som eti das las
pul sio nes del Yo; per o no las pulsio nes sexual es, porq ue ellas presci nden
origin ariamente de todo objeto exterior y se satisfacen de manera autoerótica, lo
cual les permite escapar al proceso de desarrollo que afecta a las pulsiones del
Yo. Para Freud, hay un desarrollo distinto para unas y otras pulsiones.
Las pulsiones sexuales tienen una educación retardada, en comparación con la
toma en cuenta de la realidad.
Los procesos psíquicos ligados a ellas conservan su inde pe nd en ci a y se
ma ni fi es ta n co mo ac ti vi da d fantasmática. La influencia de la educación se
ejerce principalmente gracias a las pulsiones del Yo. Sólo éstas serían educables.
Las tendencias sexuales que ignoran al comienzo la necesidad de un objeto, son
más difíciles de educar.
Las medidas educativas consisten, básicamente, en exigir al niño la renuncia a las
satisfacciones pulsionales inmediatas. Utilizan para lograr sus fines una "prima de
pla ce r": el am or co mo rec om pen sa par a ace pta r el dis pla cer imp ues to. El
amo r no es sól o sat isf acc ión libid inal, sino tambi én garan tía de esta r
prote gido del mundo exte rior, y por eso inte resa a las pulsi ones del Yo, y
preserva la satisfacción narcisista.
Para Freud, el niño debe aprender a dominar sus pulsiones y adaptarse al medio
social. La educación colabora en ello: La educación debe inhibir, prohibir, sojuzgar.
La coart ación de las pulsi ones engen dra neuro sis, pero es imposible dejar al
niño en libertad total. La educaci ón debe enco ntra r su cauce entr e el deja r
hace r y la pro hib ici ón. El hom bre no pue de esc apa r a la re nun cia pul sio nal .
Ade más , sin pro hib ició n, el des eo sería imposible.
Sin embargo, la coartación debe respetar la realidad psíquica, la verdad del
inconsciente, la fuerza de los propios deseos y de las pulsiones. Es desde ellos
que se encontrará el empuje que lleva a la capacidad para crear cienci a y arte,
para el traba jo intele ctual, la resolu ción de problemas , el trabajo profesion al,
etc., es decir, para la sublimación.
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Es desde la pulsión, que pone la fuerza, y desde el deseo, que pone la orientaci ón
fantasmát ica, que el poeta realiza sus creaciones.
Se consigue la sublimaci ón de las pulsiones elevan do la gananci a de placer que
provien e de las fuentes de un trabajo psíquico e intelectual. "Satisfacciones como
la alegría del artista en el acto de crear, de corporizar los productos de su fantasía
o como la que procura al investigador la solución de problemas y el conocimiento
de la verdad poseen una cualidad particular" (El malestar en la cultura).
Freud dice que la cultura se adquiere por renuncia a la satisfacción pulsional.
Como lo expresa en Tres ensayos: "En la sexualidad, lo más sublime y lo más
nefasto aparecen por doquier en íntima dependencia".
Se debe el ser al otro
Libido, pulsión, erotismo, no son nunca, en Freud, hech os estr icta ment e
biol ógic os, aunq ue sí hay un anclaj e en el cuer po, lo cual abre la posi bili dad
de una lectura biologizante de los textos freudianos. La pulsión es presentada por
Freud como un concepto límite del que la biología nada podría decir. El problema
de la sexualidad es abordado a partir de sus manifestaciones más lejanas en
apariencia, como son la sexualidad infantil y las pe rv er si on es , po r lo cu al
pl an te a el co nc ep to de psicosexualidad. Ésta implica un proceso que no está
inscripto ni prescrito en el desarrollo biológic o; es efecto de las relaciones con los
otros significativos que, determinando los distintos episodios de la historia de un
sujeto, marcan la manera en que será asumida la sexualidad.
El inst into regu la la repr oduc ción en el mund o ani ma l, mie ntr as que en lo
hum ano la cul tur a lim ita la sexualidad.
La teorí a de la evolu ción produ jo efect os nefas tos en las ciencia s sociale s, al
descono cer el salto cualita tivo que sepa ra a la cult ura de la natu rale za. Y no
sólo eso, sino, también , el efecto que produc e en el organi s mo la acción
estruct urante del lenguaje y los efectos de la prohibición del incesto.
La ley de prohibición del incesto y el lenguaje como condición necesaria para que
haya ley, muestran que no hay un desa rroll o natur al desde la biolo gía a la
cultu ra por un proces o acumu lativo . En este sentid o, para que haya cuerpo
humano debe haber lenguaje, universo simbólico que le dé significación, que se
nombre no sólo al sujeto sino también a los objetos, que se los señale como tales,
se establezcan las formas posibles por las que se alcanza la satisfacción. El
lenguaje permite articular las demanda s, es la única manera de hacer
reconoc ibles a las pulsiones a aquellos a los que se dirigen.
El niño se apodera de lo real a través del simbolismo, que le es tras mit ido por la
cul tura, por las rela cio nes familiares en su crianza. Así llegará a representarse el
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mundo. No hay otra manera de representarlo o aprehenderlo si no es por
intermedio del simbolismo.
Pero esto mismo hace que el humano tenga perdida la naturalidad de su objeto;
no hay ninguno que le esté destina do por estruct ura, como sucede en la
natural eza o en el animal, sino que el objeto de su pulsión está perdido por
estruct ura –por ser humano y, por lo tanto, por esta r inme rso en un univ erso
simb ólic o–. Siem pre ha brá una mediación, ya sea del símbolo o del otro, en el
camino hacia el objeto.
Los primeros objetos protectores del niño –que está sumido en la indefensión
biológica con la que nace– se tornan modelos para la capacidad de amar del
sujeto. La sexua lidad nace a poyad a en los borde s exte riore s del cuerpo; la
génesis de la sexualidad se puede encontrar en la "erogeniz ación" del cuerpo a
partir de la dependencia biológica con el objeto primordial.
El cuerpo no será un organismo sino un cuerpo significado, humanizado,
producido como erógeno y sexuado por la mediación simbólica.
Lo que marc a es la rela ción con el otro ; para que haya un Yo se necesi ta del
otro. Sólo el deseo de la madre puede hacer que el hijo viva. Sin ese deseo el hijo
no se podría sostener en su materialidad corpórea. Cada uno es deudor del
acceso al ser a otro.
Si bie n con la teo ría del apu nta lam ien to de las pulsion es sexuales en las de
autocon servació n parecieran las últim as una cate goría "natu ral", son sólo un
primer dato que abre, por la vía de una contingente producción de placer, el campo
del deseo, con la ulterior alucinaci ón de la vive ncia de sati sfac ción y las
disc rimi naciones que se irán produciendo en el psiquismo.
La experiencia clínica muestra que, aún sostenidos biológi camen te sin
defici encia s, los niños a los que les falta el soporte de un deseo impulso r de su
inclus ión en la vida humana, mueren. Es conocido el síndrome del hospitalismo
que aparece en niños criados en hospitales sin la presencia materna.
El tema de pulsión puede ser correlacionado con las ideas de los filósofos
materialistas sobre los grados de liber tad del compo rtami ento human o. A
difer encia del animal, sobre el que pesa una determinación limitada en cuanto a
las conducta s que puede realiza r, el ser humano posee mayo res grad os de
libe rtad . El conce pto de pulsió n, en cambio , permi te una apert ura en una gama
infinita en diferentes objetos y diferentes formas de satisf acció n, inclu yendo la
reali zació n simbó lica a travé s de la subl imac ión y el arte . La posi bili dad de
elec ción está abierta y depende de los avatares del destino que le toca vivir a
cada sujeto.
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Autor. Topf, J
Bibliografía
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