r43b.qxd 12/08/2004 10:37 a.m. Página 82 PAGINA 82 | PRÓLOGO A LA POESÍA DE KOSICE Es el enigma por el enigma (un poco como el universo) La Poesía de Kosice. Introducción a Obra Poética Selección 19401982, Editorial Sudamericana, 1983. Por Adolfo de Obieta n Gyula Kosice hay una constante: el Agua. Es el elemento sustancial de su obra escultórica, ¿y cómo no habría de serlo de su obra poética? Es como su nombre de familia cósmica. Aunque en verdad todos los elementos vibran en su microcosmos personal, tan fiel al macrocosmos. Ya en Predimensión (1940-42) habitan el mar, el velamen, las amarras, los azules y la mirada flotante como habrá sido en la primera hora de la creación. Pleamar, oleaje, barcos, H2O, lluvia, en Diamentrales (1944-48). Mucha creación de palabras que no se sabe qué son pero son: yimmo, egur, cill, nemsor... ¿Creación o memoria? ¿Pasado o futuro? Quizá alguna clave: “qué importará entonces la incongruencia si todo comienzo es entre nosotros otro renglón”. ¿No se deja entender, ex profeso? Llegado su tiempo, entra así por el atajo divertido, alocado, que empieza a concretarse en esa época. Kosice sabe que no es un camino, pero es un atajo atrayente, inesperado, sorpresivo y, ¿por qué no?, alucinante. Siempre es crear, fantasear, probar, gustar otras formas de conocer, otros vericuetos de conocer. Son rutas E por las que se puede divagar, no importa el vagabundeo, no importa si se llega o no, no importa el fin. Juega, por ahí, como otros, porque “lo más valioso no es de nadie”; casi como tomando derecho de posesión a veces dice: “está desatado en la jaula el origen de la ceniza”, o “es magnífico el estado de la ley de gravedad”. Él sabe lo que quiere decir; si nadie lo sabe, mejor así. Es el enigma por el enigma (un poco como el universo). Sólo el mago sabe la gravedad de su magia, sólo el alquimista sueña que sabe el resultado de sus jugos mezclados. Y Kosice trabaja hasta el insomnio devanando palabras y volviendo a formarlas, juntando piedras de colores para el caleidoscopio interminable. Quiebra para unir guirnaldas, deshace para mezclar nuevos abecedarios absurdos pero lógicos después del fruto. Cuando dice: “como una gota acunada a toda velocidad”, o “como las primicias que se emocionan de existir”, podemos presentir, quizá intuir, pero nunca llegaremos totalmente. Ése es su ardid de mago, nunca dejarnos a la intemperie, siempre bajo el techo del enigma, bajo el calor de su llamarada. Así vamos a veces a los tumbos y a veces radiantes por donde la poesía, r43b.qxd 12/08/2004 10:37 a.m. Página 83 PRÓLOGO A LA POESÍA DE KOSICE o la escultura, o el dibujo, o sea por donde la línea, el color, lo opaco y lo transparente, lo quieto y lo móvil, lo trascendente y lo inmanente de toda su obra quiera conducirnos. “Del cuadrante absoluto” (1948-52) siguen fluyendo palabras todavía no homologadas pero vivenciables. Desde los títulos: “Conducto de aliners”, “Golsé-se y no termina el mundo”... Tampoco los poemas terminan con un punto, lo que les daría exactitud banal o comercial; son de origen desconocido y final abierto. Rara vez interrogación o admiración, y hasta algún signo de admiración que abre pero no cierra un verso (como la realidad, a menudo, sin punto final ni comas, o empezada con admiración y concluida con interrogación). “Antes del poema inminente tabla rasa a todo.” ¿Final apocalíptico antes de la aparición de la nueva edad, que Kosice llamaría “antes del poema inminente”? “Reconstruyo a tientas, con voluntad, y tener ganas es salvar la contingencia.” Su voluntad de salvar lo lleva a crear, u obedece a una intuición de ayudar a salvar. “Ese aire huérfano de aire”, ¿no puede ser el nuestro, no es la tierra que toma conciencia de orfandad?, “entonces crispado grito: se acabó atraer los puentes hasta soles que gradúan mis | PAGINA 83 playas.” ¿Atrapar la creación y crear nuevos soles, nuevas mareas, obsesionado por los ritmos, por los latidos? Gyula Kosice, problemática del infinito, inquietud cosmogónica, rasgadura del velo, nuevo Prometeo, nueva Isis, nuevo Orfeo antes del amor, nuevo canto órfico, nuevo Ulises antes del viaje... También podría pensarse que a veces el lenguaje se disloca o se tortura para abarcar una existencia que ha perdido sintaxis y eufonía. No es exigible obediencia leal a un lenguaje que venía de un tiempo de personas y cosas con identidad. El lenguaje se acomoda a un mundo en fisión y fusión, y estalla a veces el átomo semántico. Pero como no es un sectario del No o la Nada, Kosice dice el sin sentido de la humanidad de hoy pero también augura la venidera. Artista que nunca se acogió a lo tenebroso o lo deforme en días en que el arte, a menudo, pareció refugiarse en la náusea y la fealdad. Y llegan los “tiempos de Hidroespacio” (1952-82). Entonces reaparece el agua. El agua, persona de ser, imagen real y mágica, que es y no, que deslumbró a los músicos desde antes de Liszt hasta después de Ravel, buscando corporizarla r43b.qxd 12/08/2004 10:37 a.m. Página 84 PAGINA 84 | PRÓLOGO A LA POESÍA DE KOSICE en el sonido, y ella se evade siempre cuando ya se ha apoderado de las almas. Agua posesiva y generosa arbitraria y sabia y juguetona y violenta, que ya nos desliza de la mente cuando queremos apresarla en palabras. El agua penetró en las circunvoluciones de su cerebro y lo llenó de fosforescencias, ya no más Kosice humano sino Kosice poseído por recónditas magias desconocidas o inundantes que fotografiaban espacios, planos, cabinas, torres, cielos, cosmos y humanidades, de humedad inexistente. Aproximaciones al júbilo, angustias de no llegar a tiempo, sabiendo que no es sueño sino agua iluminada, sabiendo y temiendo que otra vez, una vez más, se evapore o se deslice, y no vuelva. El agua no le permite cuando él se atreve a recordar otras vidas (“espejo retrovisor del pasado”), lo conmina a crear talleres “para fabricar alucinaciones palpables”, juega con sus “edificios de ficciones”, y lo provoca con sus lugares apropiados para ser “efímeros habitantes sin retorno”. Pero Kosice se repone, es fuerte en sus decisiones, deja jugar amorosamente su imaginación iridiscente y sigue descubriendo lugares inéditos en paisajes que Piranesi olvidó y donde no pueden entrar la ruinas porque todo es fresco, nuevo, casi increado todavía pero vivo y latiente en su persistente presencia. A Kosice, su total identificación con el agua lo vuelve un co creador, a tal punto ha escuchado dentro de sí la hora del Génesis y ha presenciado la primera separación de las aguas “de arriba y de abajo”, y ha seguido ese nacimiento minuto a minuto, ese parto cósmico, del que presiente haber sido testigo. De otro modo, su intuición no hubiera sido tan certera, la majestad del acto no hubiera sido tan completa en su cerebro humano. Ahora sólo traduce y revela. Tratemos, al leerlo, de entrar en sus laberintos interminables, recorrerlos con respeto; aunque no sepamos nada ciertos signos nos harán señas familiares y quizá atisbemos. A él, a Kosice, sólo podremos darle gracias por haber intentado, por haber logrado, por haber abierto la puerta -primera puerta para muchos de nosotros- desde la que nos entra una bocanada de arte deslumbradora y devastadora. Buenos Aires, junio de 1983.