¿Cómo puedo encontrar la vía de escape?

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¿CÓMO PUEDO ENCONTRAR LA VÍA DE ESCAPE?
¿Cómo puedo encontrar la vía de escape?
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios,
que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que
con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.” (1 Cor.
10:13, LBLA).
El apóstol Pablo escribió a un segmento particular de la congregación en Corinto
afirmándoles que la prueba que les había sobrevenido era “común a los hombres”. Es decir,
semejante tentación era de esperar y humanamente soportable. Desafortunadamente, todos
hemos cedido a la tentación y caído en el pecado, en un momento u otro: “por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23). Sin embargo, a pesar
nuestra experiencia pasada en el pecado, eso no significa que tenemos que pecar, o que
estamos condenados a practicar el pecado en el futuro. Como ya hemos escrito antes, no
tenemos que pecar (ej. “vete, y no peques más”, Jn. 8:11). No obstante, este artículo se
dedicará a señalar la manera de encontrar la manera de escapar del pecado para resistir y
vencer su poder.
Reconocer que habrá más de una opción
Nunca nos encontraremos en un situación en la que la única opción es pecar. ¿Cómo
podemos estar seguros de esto? Recuerde lo que dijo el apóstol Pablo “fiel es Dios”. Él
proporcionará la manera de escapar de la situación sin pecar. Dios no es mentiroso (Tito
1:2), por lo tanto es imposible que él mienta (Heb. 6:18). Dios es confiable, es decir, es fiel.
Entonces, ¿qué tan fuerte es nuestra fe en Dios? ¿Creemos que él dará una “vía de
escape” y que no nos dejará ser “tentados más allá” de lo que podríamos soportar? Si no
creemos en ésta promesa, entonces tenemos un problema más grande que la propia
“tentación” porque estaríamos dudando de Dios. ¿Cómo podemos vivir con la promesa de la
vida eterna si no creemos en la confiabilidad de Dios (Heb. 11:6)? Debemos creer en la
fidelidad de Dios y con la Biblia abierta buscar la vía de escape para superar el pecado.
Aprender a discernir el bien del mal
“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción
de la ley” (1 Jn. 3:4). Por lo tanto, el justo es aquel que está en armonía con la ley de Dios
(1 Jn. 3:7). Las Escrituras nos instruyen “en justicia” (2 Tim. 3:16). El conocimiento de las
sagradas Escrituras es esencial para encontrar la vía de escape. Debemos ser diligentes para
aprender y usar “bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15).
Necesitamos discernir entre el bien y mal para no seguir el mal camino propuesto por
otros (1 Rey. 13:7-10, 15-19, 20-24), pero primeramente debemos disponernos a no tomar
decisiones que nos lleven al pecado: “En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar
contra ti” (Sal. 119:11, LBLA). Debemos ser como los nobles de Berea: “Estos eran más
nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando
diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así” (Hech. 17:11, LBLA). Somos
responsables de tomar las Escrituras para huir de la tentación y vencer el pecado.
Desear escapar del pecado
Para vencer el pecado, tenemos que necesariamente manifestar el deseo de andar
“como es digno del Señor, agradándole en todo” (Col. 1:10). Es posible que muchos sepan
lo que es bueno y lo que es malo, pero no tengan a la vez el deseo de hacer lo bueno y
agradable ante los ojos de Dios. Los tales están cautivados “por el engaño del pecado” (Heb.
3:13) y “los deleites temporales del pecado” (Heb. 11:25).
Violar la ley de Dios a sabiendas, manifiesta un espíritu de rebelión (cf. Heb. 10:2629), el deseo de agradar a los hombres (cf. Gal. 1:10; 2:11-12), o un corazón que aplaza la
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Por Josué Hernández
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obediencia y juega a la dilación con Dios (cf. Hech. 24:25; Heb. 9:27; Sant. 4:14; 2 Ped.
3:10). Cualquiera que sea la razón, si alguno no quiere escapar del pecado, no va a prestar
atención a la vía de escape que Dios provee cuando hay tentación.
Considerar las circunstancias
Como ya hemos visto, cada vez que somos tentados tenemos la opción de hacer lo
que es correcto. Entonces, dado que la opción de seguir la verdad está ahí (cf. Ef. 4:15),
debemos mirar con una visión espiritual nuestro derredor.
Por ejemplo, supongamos que algunos compañeros de trabajo le invitan a ir a beber
cerveza, ¿cuáles son sus opciones? 1) Usted podría ir con ellos y beber cerveza, pecando así
contra Dios (1 Ped. 4:3). 2) Usted podría ir con ellos y no beber cerveza a la vez que ellos
se embriagan, lo cual también estaría mal ya que estaría participando de sus hechos
pecaminosos (cf. Prov. 23:20,31; Rom. 1:32). 3) Usted puede declinar la invitación, no
aceptándola, lo cual sería la elección correcta. Incluso, si al principio dijo que sí, y se dirigió
al bar, en el camino puede arrepentirse y reaccionar como un buen cristiano.
Debemos considerar las opciones en medio de las circunstancias difíciles que
diariamente se nos presentan.
Ser sobrios
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar” (1 Ped. 5:8). El sobrio, tiene el control de sí en
cualquier circunstancia (1 Tes. 5:6). Nada puede remplazar la sobriedad, porque cuando la
dejamos estaremos susceptibles al poder de Satanás. Debemos mantenernos alerta: “Por
tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la
gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel
que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque
escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Ped. 1:13-16).
La capacidad de discernir la manera de escapar de la tentación, depende de la
claridad espiritual con la cual estamos evaluando nuestras opciones.
Conclusión
Cuando encontramos la vía de escape, tenemos correr a ella. Debemos reconocer que
será en vano para nosotros la fidelidad de Dios y la vía de escape que en su amor ha
proporcionado, si desaprovechamos la oportunidad de evitar el pecado. Así, pues,
trabajemos diariamente por evitar el pecado, dejémoslo fuera de nuestras vidas para que
podamos agradar a Dios.
Adaptado de la obra “How to Find the Way of Escape” escrita por Andy Sochor.
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Por Josué Hernández
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