Meta Febrero 2016

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Año
Elegancia
A
Año 27, No. 6 febrero 2016
¿Q ué es?
La elegancia es más una filosofía de vida, de comportamientos, de modos y aptitudes, que de
puro y simple protocolo social o de moda. La elegancia se sustenta en un triángulo del que
forman parte la educación, la delicadeza y la cultura. La palabra “elegante”, viene del latín
“elegere”, elegir, que es una cualidad humana, y se supone que siempre “elegimos lo mejor”.
¿ Porqué es importante?
Porque nos lleva a manifestar que la elegancia es el modo de ser y de estar, íntegro, positivo y
armonioso, de determinadas personas, que se manifiesta externa e interiormente en su modo
de vivir, estar, vestir, moverse, y relacionarse en la sociedad, con gracia, nobleza y sencillez,
respeto a los demás, naturalidad y buen gusto. Lo elegante va unido a lo bello. Existen cuatro
características de la elegancia.
La primera nota de la elegancia: lo estético. Es lo bueno que existe en cada persona,
entendido como el buen gusto y el estilo propio en el modo de presentarse. Lo estético tiene
mucho que ver con el pudor, como actitud humana que defiende la intimidad personal.
La segunda nota de la elegancia: la naturalidad. No hay elegancia verdadera si no es
con la naturalidad que proviene a partes iguales de la espontaneidad y de la autenticidad; es
decir, mostrarse uno tal cual es, de modo que lo que ven de nosotros responda a nuestro ser
verdadero. La moderación y la mesura también forman parte de la naturalidad. Como todo
en esta vida, los excesos no son elegantes, porque hacen que las cosas y los gestos no sean
sinceros. La verdadera elegancia es siempre, por tanto, portadora de naturalidad.
La tercera nota de la elegancia: la distinción. Distinguido es lo que sobresale de la
persona, lo que eleva a la persona y lo que la hace señorial. Como vemos es todo lo opuesto a
lo vulgar, a lo zafio, al desaliño y a la suciedad. Algunas personas tienen porte, andares.
Estas personas, si tienen buen gusto y un toque de distinción, pueden llegar hasta un
esplendor natural que a las demás les suele resultar inalcanzable. “El bruto se cubre, el rico se
adorna, el fatuo se disfraza, el elegante se viste”, decía Honoré de Balzac.
Y la cuarta nota de la elegancia: la belleza. Es esencial recordar que la belleza significa
en primer lugar armonía y proporción de las partes dentro de un todo, sean las partes del
cuerpo, de los vestidos, del lenguaje o de la conducta. La elegancia es la presencia de lo bello
en la figura, en los actos y movimientos y en la compostura. Aristóteles decía que la
compostura (por supuesto, él la llamó de otra manera: afabilidad) versa sobre lo que resulta
agradable o desagradable en los dichos y hechos respecto de los hombres con quienes se
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convive. Esto no es otra cosa que las buenas maneras de las que hoy tanto se habla y tan poco
se practican.
Mantener la compostura exige cuidado, tiempo, arreglo en definitiva. Esto obliga a dedicarse
atención, a ocuparse de uno mismo y de la propia apariencia. Si uno no quiere mostrarse
desaliñado debe cuidar su exterioridad, cortarse las uñas, cambiarse de ropa, prestar
atención, evitar las manchas y los malos olores, sentarse correctamente, hablar con palabras
adecuadas. Perder la compostura es una forma de perder la dignidad y la belleza.
La elegancia como virtud, es el arte de saber extraer con sencillez lo mejor de uno mismo, de
las cosas y de los demás. La elegancia no es sólo estética, también es ética, y hunde sus raíces
en la fidelidad a la esencia de las cosas, en el respeto por la realidad, en el cuidado exquisito
que uno presta al valor de cada persona, de cada cosa, de cada acción.
Como siempre, lo más virtuoso y elegante es lo más simple: basta con no poner impedimentos
para que la realidad se manifieste en su grandeza y maravilla a través de nosotros, y de todo
aquéllo que nos rodea. Sin artificios, con naturalidad. Vivir con elegancia no tiene más
secreto que vivir con consciencia, simplicidad y sentido… Atendiendo a lo que es, a la
naturaleza última de cada cosa… Que no es poco.
Llenemos el mundo de elegancia y belleza ayudando a que todo y todos mostremos nuestro
mejor rostro. ¿Puede haber algo más elegante?
Tips para ser elegante
1. Lo primero que debes saber es que una persona elegante tiene que tener un
aspecto cuidado, limpio y ordenado.
2. Cuida tu postura. Camina con la espalda erguida, siéntate derecho y nunca
desparramado.
3. Habla siempre con las palabras correctas y en un tono modulado. El
vocabulario que usamos es también muy importante cuando, pasada la primera
prueba de la apariencia, debemos comunicarnos con otros. Las groserías, motes
inadecuados o palabras corrientes hacen que aunque estés muy bien
vestido y limpio parezcas vulgar.
4. La elegancia no tiene nada que ver con el precio de las prendas sino con el
estilo con el que las llevemos. Exhibir de forma ostentosa todos los logotipos de las
prendas que adquieres hace ver que valoras más las cosas que las personas y la
elegancia está en el SER no en el tener, evítalo.
5. Cumple las normas de protocolo y educación que una persona elegante sabe
respetar: no comer con la boca llena, no interrumpir a una persona
mientras habla, no masticar chicle durante una reunión o evento
importante y no perder el control en público son algunas de ellas.
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