folleto ruy gomez de silva baja

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Ana de Mendoza
Ana de Mendoza y de la Cerda nació en junio de 1540 en Cifuentes (Guadalajara), villa
que pertenecía a la familia de su madre y murió en Pastrana en 1592.
Hija de Diego Hurtado de Mendoza, II Conde de Mélito, y de Catalina de Silva, pertenecientes ambos a dos de los linajes nobiliarios más encumbrados de España.
Heredera de estas importantes Casas aristocráticas, su boda se concertó en 1553, con
Ruy Gómez de Silva, el al favorito del futuro rey. El clan Mendoza aplaudió esta boda,
porque aseguraba una interesante alianza, al tiempo que el Príncipe la propició para
que su amigo emparentara con dos estirpes poderosas y arraigadas de España.
Ruy Gómez permaneció ausente de España los siguientes cinco años.
Durante este tiempo Doña Ana residió, junto a su madre, en Valladolid sede del
gobierno de Doña Juana, hermana del rey, y regente de España durante su ausencia.
En 1557 Ruy Gómez regresó a España, por escasos meses, para resolver asuntos reales.
Visitó a su esposa en Valladolid y, cuando partió, ésta estaba encinta.
En 1558 nació su primer hijo y dieciséis meses más tarde, en 1559, Ruy Gómez volvió
a España, momento en el cual el rey le concedió el título de Príncipe de Éboli. Los
esposos no se volvieron a separar durante los catorce años restantes que duró su
matrimonio. De esta unión nacieron once hijos, de los que sólo seis llegaron a edad
adulta: tres varones, el primogénito Rodrigo de Silva y Mendoza, II Duque de Pastrana;
el poeta Diego de Silva y Mendoza, Conde de Salinas; Ruy Gómez de Silva y Mendoza,
I Marqués de la Eliseda; y el arzobispo Pedro González de Mendoza; y dos mujeres,
Ana de Silva y Mendoza, casada con el Duque de Medina-Sidonia, y la pequeña Ana,
que permaneció con su madre hasta su muerte y luego ingresó en el convento de
monjas concepcionistas de Pastrana.
En julio de 1573 el Príncipe de Éboli falleció súbitamente en Madrid, a los 57 años de
edad. El dolor inundó la vida de la Princesa que, el mismo día de la muerte decidió
dejar el mundo. Partió inmediatamente al convento de carmelitas descalzas fundado
en Pastrana, donde ingresó con el nombre de sor Ana de la Madre de Dios.
Con ella la Villa adquirió su dimensión literaria y legendaria.
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FESTIVAL DUCAL de Pastrana.
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Iglesia · Colegiata
La Condesa de Mélito, abuela de la princesa de Éboli, había iniciado, el auge constructivo y la transformación urbanística hacia una ciudad renacentista que habría de experimentar la villa de Pastrana a lo largo de todo el siglo XVI. Sin embargo, los graves
problemas vividos por la Condesa paralizaron esta transformación en los años centrales del siglo y dieron como resultado la venta del Señorío, en 1569, al entonces poderoso Ruy Gómez de Silva. Con el nuevo Señor los cambios se suceden rápidamente, y
Pastrana inicia la trayectoria final que la convertiría en una auténtica Villa Ducal.
La transformación desarrollada por Doña Ana se había centrado, jurídicamente, en un
cambio en la titularidad del señorío: Pastrana dejaba de pertenecer a la Orden de
Calatrava para pasar a ser una posesión de Doña Ana de la Cerda. Sin embargo, las
implicaciones de este cambio de titularidad fueron de hondo calado y tienen un claro
reflejo en la imagen de la villa, que alteró su aspecto medieval con la construcción de
un área palacial renacentista, máximo emblema del nuevo dominio. Con Ruy Gómez
se produjo u profundo cambio en la naturaleza de la villa; un cambio estructural al
alterarse de su composición demográfica y económica; un cambio en su constitución
al parecer en su composición social una Corte ducal y abundante clero derivado de
sus conventos y su Colegiata.
El mismo año de la compra de la villa, 1569, inició todas las transformaciones que
harían de la cabeza de sus estados una Villa Ducal. Por bula papal trasformó la iglesia
parroquial en rica y bien surtida Colegiata, que fue abierta al culto con todo la solemnidad el 1 de febrero de 1573.
IGLESIA-COLEGIATA. museo de tapices
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Plaza de la Hora
La gran intervención urbana de Pastrana patrocinada por Ruy Gómez se completa con
la alteración de la plaza señorial diseñada por Covarrubias y su transformación en una
plaza comercial soportalada.
Cuando Ruy Gómez se convierte en Señor de Pastrana se encuentra con un importante espacio regular, ya urbanizado en ese momento, frente a la fachada del palacio
ducal: en el pleito que enfrenta a la Condesa con el Concejo, este espacio se definía
como … que dava una palça muy grande e muy nesçesaria para dicha Villa…; esta
área, que había nacido como complemento escenográfico al edificio renacentista, se
adaptaba perfectamente a los requisitos que exigía la configuración de una gran Plaza
Mayor del estilo de la recién configurada en Valladolid, es decir, regular, cerrada en sus
cuatro lados y soportalada, destinada a plaza de mercado, con pequeñas tiendas en
los soportales, lugar de espectáculos públicos y de recibimientos ducales.
La Plaza Mayor regular, de concepción netamente hispana, aparece bajo el reinado de
Felipe II.
Ruy Gómez se encontró en su Ducado de Pastrana con estas dos necesidades básicas.
El súbito incremento de población y de actividad industrial dejó obsoleta la antigua
plaza del mercado que, constreñida entre el viario medieval del casco urbano, no
ofrecía ninguna posibilidad de absorber la nuevas y urgentes necesidades comerciales de la villa. Por otra parte, la familia ducal necesitaba un amplio espacio donde
desarrollar fiestas y espectáculos, al tiempo que, desde el punto de vista urbanístico,
se imponía la necesidad de que el palacio ducal quedara integrado en el conjunto
urbano, formando parte de la villa medieval, para lo que se hacía inevitable trasladar
el centro neurálgico de la actividad de la misma.
Las obras de construcción de soportales y pequeñas tiendas se iniciaron el mismo año
en que Ruy Gómez compró Pastrana y se convirtió en su Señor, 1569.
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PLAZA DE LA HORA Y palacio DUCAL. oficina de turismo.
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Barrio del Albaicín
En 1568 se produce la sublevación de los moriscos granadinos, la denominada
‘rebelión de las Alpujarras’. Sofocada, por la corona en 1570, se decide la dispersión
de esta población morisca por toda Castilla. En el reparto de esta minoría étnica, en
1570, Ruy Gómez consiguió que se le cediera un lote de doscientas familias para
instalarlas en su señorío de Pastrana, lugar de Castilla al que más familias llegaron;
esta nueva población será fundamental para cubrir las necesidades derivadas del
impulso industrial proyectado por el Duque. Partiendo de la ya existente industria de
la seda, atrajo a la villa a maestros flamencos y milaneses que potenciaron esta
manufactura al aprovechar el conocimiento y la laboriosidad de estos moriscos, que
fueron utilizados como mano de obra cualificada.
Pero no sólo propició el Duque el desarrollo de la industria, sino también la comercialización de sus productos. En 1573 consiguió el privilegio de celebración de una
feria anual, que tendrá lugar los doce primeros días del mes de mayo, y estableció
una rica comunicación comercial con sus estados portugueses, centrada sobre todo
en la ciudad de Viseu; esta relación permitió que, en el siglo XVII, cuando los moriscos fueron expulsados, la industria de la seda no decayera ya que el lugar de éstos
fue ocupado por portugueses.
Toda esta actividad supuso un importante incremento demográfico; el núcleo
urbano se pasó de tener unos 475 vecinos (1.700 habitantes) en 1541, a 1.200
vecinos (unos cinco mil habitantes) en 1575.
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antiguo barrio morisco del siglo xvi.
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Convento del Carmen
Una de las actuaciones de más amplia y profunda trascendencia fue la llamada de
los duques a la madre Teresa de Jesús, en 1569, para llevar hasta su villa la Reforma
Carmelita Descalza.
Con la fundación de dos conventos carmelitas, uno femenino y otro masculino, al
igual que con la transformación de la iglesia en Colegiata, el I Duque pretendía desarrollar un proyecto de prestigio dirigido a dotar a su villa de las instituciones que en
ese momento se consideraban necesarias en un núcleo urbano que pretendía ser
de renombre, sustentado en sus cualidades y méritos; tanto la fundación de conventos, como la instauración de colegiatas, fue una constante en todas las villas propiedad de la alta aristocracia.
El Convento de San Pedro, de Carmelitas Descalzos, fundado por la madre Teresa de
Jesús en 1569, fue el resultado de una aspiración personal de Ruy Gómez. Situado
extramuros de la villa, alejado de ella, y convertido en el primer Seminario masculino de la Orden, inicialmente contó con unas simples ermitas y cuevas, donde los
nuevos monjes habitan como en un eremitorio. Pero al morir la Santa en 1582, la
Orden, perfectamente consolidada y patrocinada, en este caso por los propios
duques de Pastrana, disponía de recursos suficientes para acometer la construcción
arquitectónica de su conjunto conventual, dirigida por arquitectos tan prestigiosos
como Fray Alberto de la Madre de Dios, a finales del siglo XVI y durante la primera
mitad del XVII.
El monasterio carmelita activo hasta 1836, año en que fue suprimido en virtud de la
Ley desamortizadora de Mendizábal. En 1855 el edificio fue ocupado por una nueva
Orden de Franciscanos Misioneros de Filipinas, con la advocación del Carmen, que
estableció en él un Colegio para la formación de misioneros.
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cuadro del Museo V centenario de santa teresa de jesús. convento del carmen.
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cripta duques de pastrana. iglesia colegiata.
vista panorámica de pastrana. plaza de la hora.
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V Centenario
Ruy Gómez de Silva
1516-2016
Ayuntamiento
Pastrana
Oficina de Información y Turismo
Palacio Ducal (Plaza de la Hora s/n)
Teléfono: 949 37 06 72
[email protected]
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V Centenario
Ruy Gómez de Silva
1516-2016
Ruy Gómez de Silva (1516-1573) nació en Chamusca (Portugal) en 1516 y murió en 1573 en Madrid. Miembro de una familia aristocrática portuguesa, de la considerada
nobleza menor, llegó a España, siendo aún niño, con su abuelo Ruy Téllez de Meneses, Mayordomo Mayor de la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos I. A los nueve años fue
nombrado menino de la Emperatriz y, al morir ésta, se convirtió en paje del Príncipe Felipe.
Su infancia transcurrió en el palacio real, junto al futuro Felipe II, y entre ambos se forja una gran amistad que se conservaría hasta la muerte de Ruy Gómez. Su carrera
política comienza en 1548, año en que, formando parte del séquito principesco, acompaña a Felipe en su primer viaje por Europa; a partir de ese momento se establece
un fuerte vínculo político entre él y el futuro rey. Al regresar a Castilla, el príncipe proyectó casar a su fiel servidor con la hija de los Príncipes de Mélito, Doña Ana de Mendoza, rica heredera perteneciente a uno de los linajes más poderosos de la monarquía, los Mendoza que, como dinastía nobiliaria, conformaban desde el siglo anterior un
compacto bloque de poder en la Corte.
Ruy Gómez estuvo ausente de España los siguientes cinco años. Felipe lo reclamó imperiosamente para que lo acompañara a Inglaterra, donde se llevó a cabo el segundo
matrimonio del todavía Príncipe con la reina María Tudor en 1555. Ruy Gómez no contaba entonces con títulos que le permitieran encontrarse entre el séquito principesco,
pero Felipe, ya rey de Nápoles, haciendo uso de su facultad soberana, otorgó a Don Ruy el título napolitano de Príncipe de Éboli. Con el título de Príncipes de Éboli han
pasado a la historia tanto él como su esposa, pese a que reunieron otros tan ilustres como el de Príncipes de Mélito, Duques de Estremera y Francavilla y Duques de
Pastrana, por el que quisieron ser conocidos en la época.
Es en esta época cuando Ruy Gómez conoció a fondo Italia, sus florecientes estados independientes, su próspero desarrollo económico, el bienestar de sus súbditos, su
renovada cultura renacentista y la brillantez de sus cortes nobiliarias; éstos serán los ingredientes ideológicos con los que, más adelante, creará su propio estado señorial
en Castilla, el Ducado de Pastrana.
En 1569 Ruy Gómez, cuando su carrera política había llegado a su máxima cota y su influencia sobre el rey empezaba a declinar, adquiere el Estado territorial de Pastrana,
ratificado en 1572 con la concesión del título ducal, máxima dignidad nobiliaria.
Como señor de Pastrana, desplegó una dinámica labor cuya filosofía estaba en plena concordancia con las ideas políticas que preconizaba en la Corte, al transformar sus
estados en un floreciente emporio comercial, y su villa cabecera, Pastrana, en una auténtica Villa Ducal.
Fuente: “La Villa Ducal de Pastrana” Doña Esther Alegre Carvajal
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