José Martí, Ramón Meza y Mi tío el empleado

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Isla de Nadie
03
No. 65
Suplemento de Juventud Rebelde
«La literatura al alcance de todos»
Domingo 08 de mayo de 2011
José Martí, Ramón Meza
y Mi tío el empleado
Cira Romero
LA literatura de un país, como el
resto de las artes, se construye con
cimas y simas. La cubana no es una
excepción. Si de novelas y novelistas se trata, nuestro siglo XIX aportó dos nombres considerados fundacionales: Cirilo Villaverde (18121894), autor de Cecilia Valdés; o
La Loma del Ángel (1882), y Ramón
Meza (1861-1911), que en 1887
dio a conocer Mi tío el empleado.
José Martí, novelista también,
aunque el género no le complacía,
«porque hay mucho que fingir en
él», dio a conocer en 1885, en el
periódico neoyorquino El Latino Americano, por entregas, y bajo el seudónimo de Adelaida Ral, la titulada
Amistad funesta, conocida además con otro título: Lucía Jerez.
Frente a la grandeza de la obra
martiana en otras manifestaciones,
Tintazos
El Escribano
AUNQUE juraba no interesarse en los últimos tiempos por la literatura y preferir jugar
largas partidas de dominó en su residencia
de la localidad bonaerense de Santos Lugares, el recién fallecido escritor argentino
Ernesto Sábato, Premio Cervantes 1964, llegó a concluir una ardua tarea literaria a fines del año pasado; la actualización de la
antología personal que le pidiera en 1989
la editorial española Seix Barral. Allí incluyó
su novela quizá palidezca, a pesar
de que ha recibido en años cercanos un notable y enriquecedor acercamiento; pero como sí fue un notable crítico, se aproximó, aunque
con diferentes propósitos, a Villaverde y a Meza. Al primero le dedicó
un obituario en el periódico Patria.
Lo llama «patriota entero», «escritor
útil» y autor de una «inolvidable novela». Pero de Mi tío el empleado,
fragmentos de las novelas El túnel, Sobre
héroes y tumbas y Abaddón el exterminador,
así como de los ensayos El escritor y sus
fantasmas, Apologías y rechazos y un conciso y emotivo homenaje a Borges después
de su muerte. También contiene un texto
de extraordinaria trascendencia cívica y moral: el prólogo del volumen Nunca más, con
el que abrió en 1984 las conclusiones de la
comisión que, presidida por el escritor,
Ernesto Sábato.
publicada en La Habana y leída
por él con bastante prontitud, dejó
un comentario memorable en el
periódico neoyorquino El Avisador
Comercial (25 de abril de 1888).
Al conmemorarse este año el
sesquicentenario del nacimiento
de Ramón Meza y el centenario de
su fallecimiento y, así mismo, en
fecha próxima, el 116 aniversario
de la caída de Martí, resulta per-
investigó los crímenes contra la humanidad
cometidos por las juntas militares en Argentina entre 1976 y 1983.
***
Cuando el mercado lo exige, no valen
escrúpulos. A El padrino, de Mario Puzo, le
siguen saliendo colas. Ahora se anuncia la
publicación el año próximo de The Family
Corleone, que cuenta la historia de la famosa familia de mafiosos. Los personajes de
Puzo serán retomados por el escritor Ed Falco, quien ya firmó el contrato editorial. El libro
se desarrollará en la Nueva York de los años
30. Falco partirá de un guión de Puzo que
nunca llegó a la pantalla. Con anterioridad
dos secuelas del libro han sido publicadas: El
regreso de El Padrino y El Padrino: La venganza, ambas escritas por Mark Winegardner.
tinente volver a las ponderaciones
martianas acerca de esta novela.
En el primer párrafo, y de manera magistral, el Primer Cubano sintetiza su argumento, interesante de
reproducir para, si acaso fuera necesario aún, despertar el interés del
lector de hoy: «Esta es la historia
del poblano don Vicente Cuevas,
»Continúa en página 2
***
Una serie de cartas de amor escritas por
Edith Piaf al destacado ciclista Louis Gerardin vieron la luz en Francia, donde la fallecida
cantante es reconocida tanto por su prodigioso talento interpretativo como por su tormentosa vida sentimental. Las primeras reseñas hablan de la fragilidad espiritual de la Piaf
y su intento desesperado por recibir amor.
Edith Piaf.
02
lectura en el tintero, domingo 08 de mayo de 2011
»Viene de la portada
que llegó a Cuba en un bergantín, de España, sin más seso, ciencia ni bienes que
una carta en que el señor marqués de Casa-Vetusta lo recomendaba a un empleado
ladrón, y con las mañas de este y las suyas,
amparadas desde Madrid por los que participaban de sus frutos, paró el don Cuevas
de las calzas floreadas y las mandíbulas robustas en “el señor conde Coveo”, a quien
despidieron con estrépito de trombones y
lujo de estandartes y banderines los “buenos
patriotas de La Habana”, cuando se retiraba
de la ínsula, del brazo de la rica cubana Clotilde. Esta es la vergonzosa historia, dicha
con sobrio ingenio, cuidado estilo y varonil
amargura».
Meza concibió una novela singular, atípica, moderna, donde, quizá sin proponérselo, o quizá porque fue un artista de la palabra, logró efectos plásticos a través de un
uso justo de ella, pero, además, su obra se
enriquece gracias al empleo verbal de la luz
y de las atmósferas creadas, esperpénticas, retorcidas, como esperpéntico y retorcido era el colonialismo español impuesto a
la Isla.
En sus páginas, bien lo anota Martí, queda al descubierto la desvergüenza de la
burocracia de un imperio ya en decadencia,
pero persistente aún en la Cuba oprimida;
como también advertimos la perspicacia
martiana al destacar como elemento cohesionador la destreza de Meza para observar, y como ha expresado un crítico, «ver la
fibra soterrada de los fenómenos, la palabra
que recoge la impresión, pues ha levantado
la máscara funambulesca de estos auténticos personajes trágicos».
Dice Martí que en la novela «hay ojos
centellantes bajo esa careta pintarrajeada»,
en tanto que eleva la risa farsesca, la contorsión bucal, a una categoría estética
superior: «Todo eso se cuenta en el libro
—dice Martí— que parece una mueca hecha
con los labios ensangrentados». Acercándose a críticos de hoy, advierte en la narración «ese aire de parodia a la copia intencionada de lo natural», a la vez que subraya
cómo el autor ha dado fe artísticamente del
hueco infernal que fue este «país de pillos».
Nadie mejor que José Martí, engarzado
ya en su preocupación por cohesionar a los
cubanos en pro de la «guerra necesaria»,
estaba preparado para acometer una crítica
poderosa a una novela que también lo fue.
Convencido de que España era ya una imagen distorsionada de su antiguo esplendor,
necesitaba alabar esta novela que, como él
mismo apuntó, «Es un teatro de títeres, de
títeres fúnebres».
En el momento de publicarse, la crítica
literaria cubana, excepto la debida a Martí,
la rechazó. Plumas tan excelsas como las
de Enrique José Varona y Manuel de la
Cruz le anotaron reparos hijos de la incomprensión o la ceguera. En el siglo XX, y en
particular tras el triunfo de la Revolución,
la obra alcanzó la dimensión que solamente el Héroe Nacional cubano supo darle.
José Lezama Lima, Cintio Vitier, Lisandro
Otero, Reynaldo González y Antón Arrufat,
entre muchos, han contribuido a recolocarla en su lugar. También Alejo Carpentier: «Hemos de reconocer que la novela
de Meza es una singularísima novela, que
escapa a las normas corrientes de la narrativa de su época».
Las librerías cubanas disponen hoy de
esta novela, en una nueva edición acompañada de valiosos textos críticos. Volver a Mi
tío el empleado es acercarnos a un exponente singular, recio y solitario de la novela
cubana del siglo XIX.
juventud rebelde
Bajo la pluma del poeta
Son los versos del Maestro un escudo contra el desánimo y un bálsamo para los buenos
sentimientos. Precursora del Modernismo es la poesía de José Martí, un aliciente para
quienes desean adentrarse en su obra literaria. Versos sencillos, Ismaelillo y Versos
libres se erigen como monumentos a la concepción de la vida cotidiana, la de un país, la
del mundo todo. Porque la visión martiana lleva la sabiduría entre rimas. Ya lo escribió:
«Vengo del sol, y al sol voy/Soy el amor: soy el verso!»
Bosque de rosas
¡Allí despacio te diré mis cuitas;
Allí en tu boca escribiré mis
versos!
¡Ven, que la soledad será tu
escudo!
Pero, si acaso lloras, en tus
manos
Esconderé mi rostro, y con mis
lágrimas
Borraré los extraños versos míos.
¿Sufrir tú a quien yo amo, y ser
yo el casco
Brutal, y tú, mi amada, el lirio
roto?
Oh, la sangre del alma, ¿tú la
has visto?
Tiene manos y voz, y al que la
vierte
Eternamente entre la sombra
acusa.
¡Hay crímenes ocultos, y hay
cadáveres
De almas, y hay villanos
matadores!
Al bosque ven: del roble más
erguido
Un pilón labremos, y en el pilón
Cuantos engañen a mujer
pongamos!
Esta es la lidia humana: la
tremenda
Batalla de los cascos y los lirios!
Pues los hombres soberbios ¿no
son fieras?
¡Bestias y fieras! Mira, aquí te
traigo
Mi bestia muerta, y mi furor
domado.
Ven, a callar; a murmurar; al
ruido
De las hojas de Abril y los
nidales.
Deja, oh mi amada, las paredes
mudas
De esta casa ahoyada y ven
conmigo
No al mar que bate y ruge sino
al bosque
De rosas que hay al fondo de la
selva.
Allí es buena la vida, porque es
libre—
Y la virtud, por libre, será cierta,
Por libre, mi respeto meritorio.
Ni el amor, si no es libre, da
ventura.
¡Oh, gentes ruines, las que en
calma gozan
De robados amores! Si es ajeno
El cariño, el placer de respetarlo
Mayor mil veces es que el de su
goce;
Del buen obrar ¡qué orgullo al
pecho queda
Y cómo en dulces lágrimas
rebosa,
Y en extrañas palabras, que
parecen
Aleteos, no voces! Y ¡qué culpa
La de fingir amor! Pues hay
tormento
Como aquél, sin amar, de hablar
de amores!
¡Ven, que allí triste iré, pues yo
me veo!
¡Ven, que la soledad será tu
escudo!
A los espacios
A los espacios entregarme quiero
Donde se vive en paz, y con un
manto
De luz, en gozo embriagador
henchido,
Sobre las nubes blancas se pasea,
Y donde Dante y las estrellas
viven.
Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto
En ciertas horas puras, cómo
rompe
Su cáliz una flor,— y no es
diverso
Del modo, no, con que lo quiebra
el alma,
Escuchad, y os diré: —viene de
pronto
Como una aurora inesperada, y
como
A la primera luz de primavera
De flor se cubren las amables
lilas...
Triste de mí: contároslo quería
Y en espera del verso, las
grandiosas
Imágenes en fila ante mis ojos
Como águilas alegres vi
sentadas.
Pero las voces de los hombres
echan
De junto a mí las nobles aves de
oro:
Ya se van, ya se van: ved cómo
rueda
La sangre de mi herida.
Si me pedís un símbolo del
mundo
En estos tiempos, vedlo: un ala
rota.
¡Se labra mucho el oro, el alma
apenas!
Ved cómo sufro: vive el alma mía
Cual cierva en una cueva
acorralada:—
Oh, no está bien:
me vengaré, llorando!
juventud rebelde
domingo 08 de mayo de 2011 el tintero y su
mirada
03
Rafael Grillo (La Habana, 1970). Es escritor y periodista. Sus artículos y
ensayos han aparecido en numerosas publicaciones cubanas y extranjeras. Ha obtenido varios premios, entre ellos el Jorge Ricardo Masseti, de
periodismo internacional en 2006 y 2007, el Fundación de la Ciudad de
Santa Clara en periodismo literario 2008 y el Luis Rogelio Nogueras de
novela en 2009. Ha publicado los libros de ensayos Ecos en el laberinto
y La revancha de Sísifo, el de periodismo literario Las armas y el oficio y
las novelas Asesinos ilustrados e Historias del abecedario.
El texto que publicamos es un fragmento de la novela Asesinos ilustrados, publicada por la Editorial Extramuros en 2010 y que el lector puede
encontrar en la red de librerías
Isla de Nadie
—Dime Alex, ¿por qué La Isliada? Hay
quienes han buscado en tu novela algún
vínculo con la epopeya de Homero, y en
cambio, no lo encuentran…
—Es que en realidad no hay ninguna relación. De hecho, cuando escribí mi novela y
escogí ese título, ya había leído La Odisea
pero solamente conocía La Ilíada a través de
sus adaptaciones al cine.
—O sea, que sí puede tener algún vínculo
con La Odisea.
—Tampoco… ¿Cuál tú le ves?
—«Nadie», el nombre con que tu protagonista se hace llamar a sí mismo, es el mismo
que se otorga Odiseo para confundir a Polifemo, en el episodio del cíclope y los griegos
que escapan disfrazados de ovejas…
—Cierto… Pero creo que es solo una coincidencia.
—Nada es casual… Al menos no en tu
novela, según yo lo veo.
—Pues te juro que no pensé en eso… Y
lo de «Isliada» es porque se me antojaba como una fusión de «Isla» y «Aislada»: dos palabras que encarnan el conflicto de mi protagonista, un joven que desea aislarse de la
gente para vivir encerrado en la Isla de sí mismo. También mi juego con el título del poema
homérico se justifica porque la historia de Nadie combina, a mi parecer, tanto el sentido de
tragedia como el de la épica presentes en
la literatura griega. Al igual que Edipo y Medea, mi personaje deviene asesino; y si bien
es un antihéroe, yo encuentro mucho de proeza en sus acciones. ¿Acaso no se necesita
un coraje inmenso para renunciar a la comunidad de los semejantes?
—El suceso que cataliza la metamorfosis
subjetiva de tu protagonista, a mí me luce un
poco forzado… El personaje interpreta la famosa frase de John Donne: «Nadie es una isla
completo en sí mismo», en una dirección radicalmente contraria, y pasando por alto el resto
de un poema que recalca el lazo entre los seres
humanos y que se lamenta de cada muerte porque con ella se pierden fragmentos de humanidad. Presiento que al poeta inglés no le haría ninguna gracia la inversión del sentido que
adopta su verso en tu novela…
—¿Qué es lo que intenta decirme exactamente? ¿No será que a usted le molesta, como a muchos, supongo, la manera en que yo
desvirtué el mensaje «moralmente correcto»
del poema, y en cambio, quieren reclamarme
una supuesta «falta de verosimilitud»? Como
alegato defensivo te respondo que, simplemente, hice lo que a mi entender corresponde a un autor de ficción: No traicionar la verdad de la vida, ni temer provocar, en nombre
de una visión edificante de la literatura. ¿Quién
puede negar que habitualmente las personas
mal-interpretamos, porque interpretamos las
cosas tal como nos conviene, en función de
nuestros deseos particulares? Eso es lo que
hace mi personaje cuando no se interesa en
la totalidad del poema y desoye la perspectiva
que el profesor busca trasmitir en clase. Él queda hechizado por ese primer verso, como una
revelación que fecunda su mente, descubriéndole hacia dónde lo empuja su condición más
Entre dos mundos
viaja la historieta
cubana
Sahai Couso Díaz*
NO es descabellado afirmar que la historieta cubana goza de
una fuerte tradición cultural. Este soporte expresivo, que muchos etiquetan como noveno arte, aunque se ha enfrentado
a todo tipo de vicisitudes, ha dejado un legado imprescindible en el discurso de nuestra cultura. Resaltan los nombres
de excelentes dibujantes como Ricardo de la Torriente o
Eduardo Abela antes del triunfo revolucionario, junto a un
gran movimiento de historietistas en estos últimos 50
años, con figuras de la altura de Juan Padrón.
La vida de la historieta cubana, en las últimas décadas, está ligada a los esfuerzos de la Editorial Pablo de la Torriente
Brau por brindarle espacios de publicación especialmente
a talentos jóvenes. La editorial, bajo el rótulo del grupo Nuevos Trazos,ha publicado en esta ocasión la historieta Entre dos
mundos, de Yury Díaz Caballero.
En una dimensión perdida en el tiempo, un prisionero escapa y misteriosamente se produce un salto temporal que lo
lleva al siglo XIX cubano, específicamente a la Guerra de
1895. El personaje protagónico, de nombre Ody, es alto y
musculoso, extrañamente bigotudo, y encuentra su antagonista en el malvado emperador Ramsés, gobernador del imperio Zaumetzen. El héroe, que conserva una apariencia antropomórfica en oposición al diseño «biónico» del tirano, está
íntima: Asumirse como Nadie, la isla completa en sí misma, suficiente para sí, indiferente
a lo demás… Yo quisiera que usted también
valorara el significado de mi novela desde este otro ángulo: ¿No es con unas cuántas frases hechas, aforismos, sentencias amplificadas y fuera de contexto, extraídas de libros,
slogans o discursos, con lo que vamos condicionando día a día nuestra existencia? Yo
busqué subrayar esa importancia que los seres humanos podemos darle a una simple
frase. El que una mera expresión resonando con visos de verdad incuestionable, pueda determinar el destino de un hombre.
—Eres demasiado convincente. Te repito
que me sorprende la madurez de tu pensamiento… Y te cuento, rapidito, un chisme que
me enteré por casualidad. Dicen que cuando el jurado se puso de acuerdo para premiar La Isliada, es porque pensaban que era
de un autor muy conocido, de mayor edad…
—¿Quién? ¿Es que entonces iban a premiar La Isliada solo por eso? ¿Si hubiesen
sabido que era de un escritor joven y desconocido…?
—Alguien cuyo nombre no debo decirte…
Y mejor cambiamos de tema… Mi siguiente
pregunta es sobre la manera en que concebiste formalmente la novela. Las primeras noventa y tres páginas están escritas al estilo
del Ulises de James Joyce —vaya «casualidad», otra vez se nos aparece La Odisea—.
Como suele suceder en el monólogo interior,
el tempo es lento, las acciones muy escasas
y se revelan deformadas por la subjetividad
destinado a guiar a su pueblo por el único camino que lleva
a la libertad. ¿Tal vez un argumento demasiado explorado y
de tradición maniquea, incluso para los más pequeños?
El brusco cambio de escenario —de Zaumetzen al planeta Tierra— nos lleva a ese vasto universo que son las guerras
de independencia para la cultura cubana. Un manejo oportuno
de los colores cálidos, asociados a símbolos como el bohío
o la palma real, acompañan la figura del Generalísimo o la insigne carga al machete. Ody, el héroe extraterrestre, es diferenciado por curiosos tintes violetas en el pelo y una altura inusual que se hace resaltar especialmente en algunas viñetas.
Apoyándose en la paleta de colores se caracterizan los
espacios de la campiña cubana decimonónica frente a una
dimensión desconocida. Ante los colores cálidos de la primera, los tonos ocres definen este mundo paralelo junto a cierta indeterminación de los espacios, que tributan a la sensación de futuridad o irrealidad. Sin embargo, esta ilusión es rota
por la nomenclatura utilizada; por ejemplo, por el nombre del
emperador y las alusiones a la mitología grecolatina, pues
desfilan por la historieta centauros, un cíclope y un oráculo,
aunque pasados por el filtro de la ciencia ficción.
Las tramas paralelas le hubieran brindado mayor riqueza a
la historia, pero se pierden en una composición dispersa, que
perjudica la interpretación de los llamados «espacios cerrados» entre cada viñeta. La calidad de la impresión, superior
a lo acostumbrado en este tipo de publicación, favorece los
valores de una historia que se apoya fundamentalmente en
los gráficos.
Como hijos de la denominada «era digital», los lectores modelos de esta historia, esencialmente en el período de una
primera adolescencia, consideran la ciencia ficción, la robótica y los mundos paralelos como tópicos seductores. La tradición historietista cubana, desde Yakro, Matías Pérez o Pucho, han mezclado elementos fantásticos con sucesos his-
del personaje. Sencillamente asistimos desde la mente del protagonista sin nombre a su
transformación mental en «Nadie». Cambias
de pronto, en las últimas treinta y dos páginas, a la tercera persona, con un narrador
que se limita a seguir los pasos del protagonista y contar sin intromisiones de autor; nada de valoraciones ni subrayados dramáticos
a pesar de la violencia de las escenas… Oí
a un crítico literario comentar que La Isliada
parece escrita en su primera parte por el
Faulkner de Mientras agonizo; y en la segunda por el atormentado Edgar Allan Poe, luego
de un tratamiento de electroshock que le permitiera alcanzar, al menos en la escritura, el
laconismo de un James Mallahan Cain. ¿Qué
tú respondes a eso?
—(Ríe) Bueno, es cierto que había leído
Mientras agonizo, gracias a Alejandro, quien
me asesoró en el tiempo que estuve leyendo
y preparándome para arrancar con la escritura de la novela. También conocía ya los
cuentos de Poe. Y algo de James Joyce, aunque no terminé el Ulises. Sin embargo, El
cartero llama dos veces de Cain solo lo leí
después… Y tengo el Pacto de sangre en lista de espera.
—¿Reconoces haber recibido alguna influencia de ellos?
—Quizás sí, y también no… Preferiría declarar que no he intentado analizar cómo
funcionó en mí ese tema de las influencias.
Lo que sí puedo afirmarte es que en ningún
momento me propuse: «Ahora voy a escribir
como Faulkner»…
tóricos deleitando a sus lectores. El resultado de muchas de
estas historietas es la mezcla de divertimento con didactismo, y la actualización de las mismas para un público que convive con productos como Yugi-Oh! y los Teen Titans es imperativa. Entre dos mundos es un válido acercamiento, aunque no del todo logrado pero, eso sí, un buen inicio y una
interesante oferta de entretenimiento.
* Estudiante de la Facultad de Artes y Letras, Universidad de
La Habana
04
tinta fresca en el tintero, domingo 08 de mayo de 2011
juventud rebelde
Una editorial para todos
La Editorial Oriente celebra su aniversario 40 el 28 de mayo de 2011. Desde los primeros años de su creación adoptó
el lema de Una editorial para todos, que la ha caracterizado, pues publica diversas temáticas: literatura para adultos,
jóvenes y niños, cine, arte, religión, historia, divulgación científico-técnica y muchas otras. Su fundación está estrechamente vinculada al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, su principal promotor, a quien se le rendirá
homenaje en una jornada cultural a desarrollarse del 25 al 28 de mayo en la ciudad de Santiago de Cuba. Con casi
2 000 títulos publicados, el sello Oriente es uno de los más prestigiosos del país, avalado por la presencia en su catálogo de importantes escritores, investigadores y especialistas de diversas disciplinas, así como por más de 12 Premios
de la Crítica Literaria y Científica obtenidos en la última década. A 40 de haber iniciado su labor, Oriente ha alcanzado
un peso significativo en el sistema editorial cubano, por su abarcador espectro, por su atención preferente a los autores
radicados fuera de la capital del país y por la solidez de sus publicaciones.
Es un libro imprescindible para
especialistas, profesores, estudiantes, y todo aquel interesado en el
análisis profesional de la producción artística.
Luis Álvarez Álvarez (Camagüey,
1950) es doctor en Ciencias y en Ciencias Filológicas, profesor e investigador titular del Centro de Estudios Nicolás Guillén del IS A.
Gaspar Barreto Argi lagos (Camagüey, 1941) es doctor en Ciencias
Pedagógicas, y profesor titular consultante de la Universidad de
Camagüey.
Obra de exquisita orfebrería, va
engarzando entrevistas, fragmentos
de cartas,cuentos,novela y artículos
de Lino Novás Calvo,junto a varios trabajos dedicados a él,con la finalidad
de desentrañar la vida de este artista.
Cira Romero (1946). Investigadora del
Instituto de Literatura y Lingüística José Antonio Portuondo Valdor. Ha dado a conocer varios epistolarios de figuras de la literatura cubana. Fragmentos de interior,, como proyecto, obtuvo el premio Memoria
en 2005, conferido por el Centro Cultural
Pablo de la Torriente Brau.
Poesía depurada hasta llegar a la
esencia, este conjunto de textos en
que la música es, a la vez, forma y
sustancia, realidad y metáfora, reafirma a Lourdes González como una
de nuestras más altas voces poéticas.
Lourdes María González Herrero (Holguín, 1952). Ha publicado los poemarios
En la orilla derecha del Nilo (Premio Julián
del Casal 1999), Los días del verano (Premio Especial Bicentenario de José María
Heredia 2003). La novela Las edades transparentes (Premio José Soler Puig 2005 y
Premio de la Crítica 2006), entre otros.
Esta obra de incuestionable profundidad, revela el comportamiento
de la Iglesia católica durante el proceso de formación de la nación
cubana en el siglo XIX.
Rigoberto Segreo Ricardo (Velasco,
Holguín, 1951). Doctor en Ciencias Históricas. Profesor auxiliar de la Facultad de
Humanidades e investigador del Centro
de Estudios sobre Cultura e Identidad de
la Universidad de Holguín. Entre sus
obras están Conventos y secularización
en el siglo XIX cubano (1997) y De Compostela, España. Vicisitudes de la Iglesia
2000).
católica en Cuba (2
El volumen recoge una antología
de textos publicados en la revista
Pensamiento Crítico para ponerlos a
disposición del lector actual.
Fernando Martínez Heredia fue el director de la revista Pensamiento Crítico. Es investigador social e historiador. Obtuvo el
Premio de Ensayo Casa de las Américas,
1989. Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006. Actualmente es el director general del Instituto Cubano de Investigación
Cultural Juan Marinello y presidente de su
Cátedra Antonio Gramsci. Es miembro del
Consejo Nacional de la UNEAC. Ha publicado El ejercicio de pensar (2008), entre otros.
El espacio y su relación con el desarrollo de la escritura femenina en
Cuba, a través de las obras de Dulce
María Loynaz, Renée Méndez Capote y María Elena Llana, es analizado
en este ensayo para dialogar con el
lector sobre temas tan acuciantes como la memoria cultural y la oposición
identidad versus alteridad.
Olga García Yero (Sancti Spíritus, 1954).
Doctora en Ciencias Filológicas. Profesora
e investigadora titular del Centro de Estudios Nicolás Guillén (ISA). Entre sus libros
se encuentran Leer páramos lejanos y
Novelar también es derretirse..
JR
«LA LITERATURA AL ALCANCE DE TODOS»
PUBLICACIÓN MENSUAL, SUPLEMENTO DE
Las voces del tiempo se dejan oír
a través de autores —José Manuel
Poveda, Alejo Carpentier, Guillermo
Cabrera Infante, Guillermo Vidal, entre otros—,temas,personajes,géneros
e intertextualidades que la autora expone y que permitirán al lector «valorar
la literatura patria en su devenir».
Daisy A. Cué Fernández (Chaparra, 1942).
Doctora en Ciencias Filológicas, y profesora consultante de la Universidad de
Oriente. Es autora de Plácido, el poeta
conspirador (2007), que obtuvo el Premio de la Crítica Histórica Ramiro Guerra
en 2008.
[email protected]
El poeta,infatigable buscador de la
belleza,ha bebido en todas las aguas,
ha escuchado las trompetas apocalípticas y salido victorioso en su empresa. Libro despiadado y brillante.
Luis Yuseff (Holguín, 1975). Entre sus
últimos libros están Salón de última
espera (Casa Editora Abril, 2007) y Los
silencios profundos (Edic. Holguín, 2009).
Entre los premios que ha recibido están el
de la Ciudad de Holguín, el Anual de Poesía América Bobia y Pinos Nuevos, en el
2003; el Calendario (2005), el Nacional
de Poesía Adelaida del Mármol (2008) y
el de poesía de La Gaceta de Cuba (2009).
EDITORES: Marilyn Bobes
y Yelanys Hernández Fusté
CORRECCIÓN: Equipo
de Correctores
DISEÑO: Rolando Padilla
Hernández
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