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SANTA GADEA DEL CID
Santa Gadea del Cid se sitúa cerca de Miranda de Ebro, en la frontera oriental de la Provincia
de Burgos con el País Vasco. El hecho de encontrarse en un nudo fundamental de comunicaciones
explica su prosperidad durante la Edad Media. Por Santa Gadea pasaba una calzada romana y
medieval que se dirigía al Cantábrico.
Antiguamente se le conoció con el nombre de “Término”, por su condición originaria de
frontera entre los condados de Castilla y Álava. Así, en el año 1012 hay documentos que hablan de la
llegada del conde Don Sancho García, que gobernaba Castilla y Álava, a “Termino”.
Inicialmente, el pueblo se levantaba en los aledaños de la ermita de Nuestra Señora de las
Eras, que fue su antigua parroquia. Pero en la segunda mitad del siglo XIII los habitantes de Santa
Gadea se trasladan al actual emplazamiento. El traslado se debió a la iniciativa del rey Alfonso VIII,
quien, tras la anexión definitiva de estas tierras a la corona de Castilla –disputadas entonces por los
monarcas navarros--, y consciente de la pérdida del valor estratégico militar de la plaza, decide
convertirla en uno de los principales nudos, junto con Miranda, Medina de Pomar y Frías, de la red
de rutas comerciales que comunicaban los llanos de las tierras burgalesas con los puertos de la costa
cantábrica. Es muy probable que con el traslado se produjera el cambio de nombre, de Término a
Santa Gadea, como delatan algunos documentos de fines del siglo XIII que utilizan ambos topónimos
para referirse al mismo lugar. El nombre de Santa Gadea es un préstamo de su iglesia juradera
homónima. Avanzado el siglo XIX, y a iniciativa del cuerpo de Correos, al nombre del pueblo se
completa con el calificativo “del Cid”. El añadido pretendía evitar las confusiones con el pueblo de
Santa Gadea del Alfoz, también asentado en la provincia burgalesa.
La importancia de Santa Gadea fue aumentando gracias a los fueros que los monarcas le
iban concediendo. Alfonso VIII le otorgó el fuero de Logroño y Alfonso XI le dotó de un importante
mercado. Se convirtió en lugar de paso fundamental para artesanos y comerciantes que querían
llegar al Cantábrico. Esto atrajo también a una importante comunidad judía, de cuya impronta en la
villa quedan algunos restos. El pueblo no fue siempre de realengo, ya que, en ocasiones, estuvo
sometido a la jurisdicción señorial, tanto de los señores de Vizcaya como de otras familias nobiliarias,
entre las que destacaron las de los Manrique y los Padilla.
Santa Gadea cuenta con un importante patrimonio artístico y de arquitectura popular, fruto de
su dilatado pasado histórico. La villa estuvo rodeada por las murallas, de las que hoy tan sólo se
conservan algunos restos. Actualmente se accede a la localidad por dos pequeñas puertas. En lo alto
se encuentra el castillo, de finales del siglo XV, construido sobre otro del siglo XI. Su torre del
homenaje vigila atenta todo el caserío situado a sus pies.
La iglesia parroquial de San Pedro, de estilo gótico, se encuentra en el centro del pueblo.
Llama la atención por su torre almenada, que le otorga un profundo carácter defensivo. La puerta
principal, de arco conopial, tiene abundantes molduras, profusamente decoradas. Tuvo varias
entradas en el lado norte, pero actualmente están cegadas. Destaca también la puerta del lado
opuesto, a la que más tarde se añadió un pórtico renacentista, que quedó sin concluir. El templo es
bastante amplio, tiene tres naves, dos góticas y una renacentista, con un profundo presbiterio y coro.
Todas las bóvedas son de estilo gótico y se apoyan en pilares fasciculados. En uno de los arcos que
hay bajo el coro hay pinturas platerescas, bastante bien conservadas. En el lado de la nave izquierda
se abren dos capillas, una hace de sacristía y otra de museo. En el museo destacan una escultura
Textos elaborados por la Universidad de Burgos
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medieval de Santa Ana Triple y una custodia de plata, de estilo gótico tardío. El elemento más
significativo es el retablo renacentista de la nave central, realizado, a partir de 1539, por Cornelis de
Amberes. Está dedicado a San Pedro y en las diferentes hornacinas aparecen expresivas escenas de
su vida.
Santa Gadea es un magnífico ejemplo de arquitectura popular. Las casas de la Plaza de la
Iglesia, entre otras, muestran los clásicos entramados de madera, rellenos de ladrillo de tejar. Todas
estas casas tienen soportales, que contribuyen más, si cabe, a hacer de éste un pueblo pintoresco,
en el que aún se respiran aires medievales. El edificio del Ayuntamiento fue construido en 1859. En
su archivo se custodian importantes documentos medievales, afortunadamente supervivientes al
incendio que sufrió esta dependencia durante las guerras carlistas del siglo XIX.
A las afueras de Santa Gadea se encuentra la ermita de Nuestra Señora de las Eras. Puede
fecharse a finales del siglo XII, cuando la villa entró definitivamente a formar parte de Castilla y fue
reordenada por Alfonso VIII. Todo el edificio es de estilo románico, especialmente cuidado en puertas
y ventanas.
En 1973 esta hermosa villa fue declarada conjunto histórico-artístico. Como consecuencia de
ello, Patrimonio restauró parte del pueblo, con especial atención a la Plaza de la Iglesia.
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