El cimborrio de la Real Colegiata de Toro

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EL CIMBORRIO DE LA REAL COLEGIATA DE TORO
En la sesión celebrada por esta Real Academia el día 5 de junio de 1961 fue
aprobada el siguiente dictamen de la Comisión Central de Monumentos, siendo ponente el Excmo. Sr. D. Luis Menéndez Pidal:
»La propuesta que hace la Comisión Provincial de Monumentos de Zamora a
la Dirección General de Bellas Artes, solicitando en su escrito del 23 de marzo último la reconstrucción del cimborrio de la Real Colegiata de Toro, en lo que a las
cubiertas de su cúpula se refiere, fue desestimada por unanimidad en la Junta de
la Comisión Central de Monumentos el día 17 de abril último.
«Precisamente por el excepcional interés que tienen los magníficos ejemplares
de cimborrios españoles en Zamora, Toro y Salamanca, conviene mantenerlos tal
cual están y en su más puro estado.
»Así han llegado hasta nosotros, completos los de Zamora y Salamanca, donde
las reparaciones efectuadas se han llevado a cabo siempre con el máximo respeto
para no alterar en nada las trazas originarias de tan preciados monumentos. En
la Colegiata de Toro, en cambio, ha sucedido lo contrario, habiendo llegado completas hasta el día las trazas de los tambores, tanto en el cimborrio como en las
torrecillas a él adosadas; pero guardando un nivel general donde parece haber sido
interrumpida la obra, incompleta en sus cubiertas, de mayores proporciones y dificultades que en las de Zamora y Salamanca, multiplicándose aquí los problemas
técnicos para cubrir.
»Es evidente que hoy día sería fácil vencer tales dificultades para cubrir la cúpula de Toro mediante el empleo del hormigón armado: solución actual, incompatible con los procedimientos constructivos de la época del monumento, donde no
hay duda también en afirmar que ello sería un atrevimiento imperdonable, al tener
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que interpretar caprichosamente importantísimas partes que allí faltan en absoluto.
»E1 hecho de haber llegado a nuestros días la obra del cimborrio toresano incompleta, perfectamente enrasada a la altura en que ahora aparece la parte existente del monumento, induce a pensar que pudo haber quedado así, posiblemente
interrumpida la obra en los días de su construcción, pues, de otro modo, cualquier
falta en él por hundimiento, caso de haber estado completo, hubiera sido siempre
la falta parcial y no totalmente enrasada, como nos muestra ahora el monumento,
muy especialmente en sus torrecillas. Por esto parece deducirse la consecuencia de
no haber sido terminada nunca la obra del cimborrio toresano, donde tampoco
existe ahora dato cierto de cómo pensaban cubrirle.
»Sin dato alguno para poder realizar las obras que allí faltan para su terminación, es indudable el camino a seguir, ¡;>or respeto al monumento, no haciendo obra
alguna en él que se aparte del criterio más riguroso de autenticidad, dentro de las
claras posibilidades que ofrece el monumento. Por otra parte, todos pueden suplir
imaginariamente en él cuanto le falta para quedar completo, máxime teniendo intactos y bien conservados los magníficos ejemplares de Zamora y Salamanca.
»La justificación histórica que alega en su escrito la Comisión Provincial de
Monumentos de Zamora, queriendo determinar que el cimborrio de la Colegiata de
Toro tuvo la terminación que hoy falta en sus cubiertas, está basada en una poética narración romántica de fines del pasado siglo, donde Oliveira Martins dice en
«O Príncipe Perfeito» lo que pudo ver el viajero portugués Barroso Gomes en el
siglo Xiv. Allí nada se descubre del típico y conciso relato medieval, siendo, en
cambio, muy brillante y rica la exaltación romántica del cronista, que sueña con
ver la obra completa: visión surgida seguramente por la cúpula zamorana, falseando la verdad, al corriente modo de la época.
«Refiriéndonos ahora a la cita que hace la Comisión Provincial de Monumentos,
del modo de pensar expuesto a fines del pasado siglo en este asunto por la Real
Academia, parece innecesario recordar que tal apreciación respondía entonces al
criterio integral de las restauraciones, hechas al modo de Viollet-le-Duc. Afortunadamente, de entonces acá se ha rectificado en absoluto tal modo de pensar, al
comprobar las desgraciadas equivocaciones padecidas, con la pérdida de la mayor
parte de los monumentos donde se había operado bajo semejantes directrices. La
Comisión Provincial de Monumentos, después de tan lejanos tiempos, ¿desconoce
las teorías y criterios que ahora son mantenidos con firmeza en casos semejantes?
»Por todo cuanto queda dicho se estima conveniente mantener incompleto el
cimborrio toresano, con las cubiertas de tejado tan acertadamente dispuestas por el
arquitecto D. Alejandro Ferrant cuando restauró la Real Colegiata de Toro.
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»EI ejemplar incompleto del cimborrio toresano, eon los otros dos similares de
Zamora y Salamanca, afortunadamente intactos y completos, hacen del grupo aludido, como todos saben, una de las particularidades más gloriosas de la arquitectura medieval española, que se adelanta notablemente en su tiempo con tan atrevidas estructuras, a otras similares levantadas después fuera de España. Bastaría
sólo tal consideración para aconsejar con firmeza el mayor respeto ante tan importantes monumentos, auténticos en todas sus partes, y por ello nunca deben ser alterados, siendo nuestro deber mantenerlos y cuidarlos siempre en su primitivo estado ante la justa admiración de las gentes, para el mayor aprecio y respeto de futuras generaciones.»
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