Quizá fueron las vistas sobre el mar Tirreno, la

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Baj0 el sol
de Sicilia
Quizá fueron las vistas sobre el mar Tirreno, la
luminosidad o la tranquilidad de esta vivienda, de las islas
Eolias, lo que cautivó a sus propietarios, que se enfrascaron
en una ardua tarea de recuperación. Y no se arrepienten
Fotos y texto: Sergio Ghetti / Living Inside
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E
sta casa es la historia
de dos hermanos y su
pasión por una isla:
Filicudi, en el mar
Tirreno. Todo
comenzó hace algún
tiempo, cuando Massimo, que estaba
de viaje, telefoneó por sorpresa a su
hermana Manuela, en Roma, para
comunicarle que había descubierto la
casa ideal para las vacaciones. Ubicada
en la segunda por tamaño de las siete
islas que componen el archipiélago
siciliano de las Eolias, la vivienda
era la materialización de sus sueños
de infancia, y decidieron comprarla.
Sus más de cien años de destartalada
historia no fueron un obstáculo.
GALERÍA DE ACCESO (páginas anteriores).
Una pérgola de caña y espléndidas buganvillas
reciben con una explosión de color y aroma al
visitante en esta vivienda siciliana, con fachada
pintada en el típico color siena.
ENTRADA. La amplia cristalera en arco aloja
la puerta de acceso de la galería al salón.
En el suelo una alfombra de tonos rosados
pone la nota de exquisitez a la entrada.
Salón (a la izquierda y en la página
de la derecha). Entre las inmaculadas paredes
encaladas destaca el amplio sofá de obra
que continúa en el salón anexo. Las butacas
francesas son de herencia y fueron restauradas
por la propietaria. En el suelo, esteras de fibra
de coco. La mesa procede de Costa Rica
y las lámparas de Animalier, en Roma.
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La mezcla de estructuras de obra y muebles sencillos
con butacas y ventanas francesas crean
una atmósfera refinada y relajada a parte iguales
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Los bissuoli, tradicionales bancos de obra entre columnas
en los porches, el color siena y las buganvillas
dotan a la casa del inconfundible estilo siciliano
En la época en que la adquirieron y se
iniciaron los trabajos de restauración,
tan sólo hacía un par de años que había
llegado la luz eléctrica a la zona y una
sola vía asfaltada comunicaba la aldea de
Pecorini, donde se ubica la propiedad,
con el núcleo principal de Filicudi,
abajo en el puerto. No era tarea fácil
bajar a hacer la compra y luego,
cargado, subir por el camino que llevaba
de la calle principal a la casa.
Tampoco lo fue transportar los
materiales y suministros empleados
en la rehabilitación de la vivienda.
Pero el tesón de los propietarios venció
estos impedimentos y un año después
la casa recuperó su esplendor.
GALERía SICILIANA. Las bancadas de obra
al pie de las columnas que sujetan el porche son
elementos típicos de la arquitectura siciliana y se
denominan bissuoli. Al atardecer, estos asientos
son el lugar preferido de los propietarios para
conversar acompañados por las luces ocultas
en la estructura de madera del porche.
MIRADOR. Una cama balinesa, vestida
con linos de colores que armonizan con el azul
del mar y el rosa de las flores, permite disfrutar
de las estupendas vistas de la casa.
TERRAZA. Los dormitorios cuentan con salida
directa al jardín con vistas. Para sacarle el máximo
partido a este último se han dispuesto grandes
camas balinesas que invitan a descansar
bajo el manto protector de las buganvillas.
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El estudio de arquitectura de Sandro
Petti, en Roma, realizó la reforma
y diseñó las nuevas divisiones de la
vivienda, renovó las terrazas y galerías,
las estructuras y todas las instalaciones
de agua y electricidad.
Massimo es un ejecutivo sin relación
alguna con el sector de la construcción,
sin embargo su hermana, que es
restauradora, está más familiarizada.
Especialista en arquitectura renacentista,
Manuela ha recuperado iglesias y
esculturas en el ejercicio de su profesión.
Quizás por este motivo afrontó la
reforma de su casa en las Eolias como
un apasionante reto. Para superarlo con
éxito contó con la ayuda y el buen hacer
COCINA INTERIOR. Realizada de obra y con
espacios para alojar los electrodomésticos, la
cocina cuenta con una pequeña zona de office.
En la imagen de la derecha, la zona de trabajo,
revestida con azulejos en azul y amarillo, es una
reproducción fidedigna de los motivos típicos
de las islas Eolias. Los platos decorativos son
también antiguos. La lámpara de cristal verde
procede de Animalier, en Roma.
COCINA EXTERIOR. En la cocina al aire libre
se encastraron grandes boles de cerámica
que se utilizan como fregaderos. Una solución
tradicional en la zona.
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Los azulejos son una reproducción fidedigna de los
que se empleaban tradicionalmente en las islas Eolias
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de Nicolo Recchi, propietario de
Animalier, un conocido anticuario
romano. En su establecimiento escogió
el sofá y la cama de la habitación azul
y alguna de las lámparas de bronce
diseminadas por estratégicos rincones de
la vivienda, desde las de los baños hasta
las que cuelgan del techo del vestíbulo,
pasando por la luminaria de opalina
verde de la cocina. En este espacio se
ha recreado el estilo de las tradicionales
cocinas sicilianas, con platos antiguos
sobre la campana de obra y azulejos azul
y amarillo, típicos de Filicudi.
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En la casa se encuentran numerosas
piezas de mobiliario realizadas a mano
en Costa Rica, adquiridas en un viaje
a Centroamérica, y otras también
artesanales obra de Massimo Pirro,
diseñador que realizó los armarios
y cómodas de los dormitorios.
dormitorio. Decorado con muebles
de sencilla presencia como el armario,
obra del escultor Massimo Pirro, cuenta
con los elementos imprescindibles.
ACCESO DESDE LA GALERÍA.
Los dormitorios se plantearon como
apartamentos independientes. A la entrada se
ubica la zona propiamente de descanso y en el
piso superior, al que se accede por una escalera
de madera, se encuentra el estudio.
ESCALERA. En el hueco de la escalera
hay un baúl diseñado por Massimo Pirro.
El suelo de los dormitorios es de resina
con pigmento.
El salón es el espacio más afrancesado,
aunque los textiles le ponen el
inconfundible acento italiano. Allí
llaman la atención dos butacas francesas
del siglo xix herencia de la vivienda
materna, tapizadas con estampados de
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pequeñas rosas, que se restauraron
para ocupar un lugar privilegiado en
la estancia. El amplio sofá de obra
que les da la réplica forma parte de la
intervención realizada en la vivienda.
Las esteras de coco enmarcan la zona
de estar y el pequeño saloncito anexo.
Los espacios al aire libre son la joya de la
vivienda. En la galería de acceso a la casa
unas alfombras de estampado clásico
aportan una nota de exquisitez, mientras
que en el jardín, repleto de buganvillas,
dos camas balinesas invitan a tomar
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el sol, leer o conversar plácidamente
cuando no se contemplan las
impresionantes vistas del mar, las islas
de Lipari y Salina y, en los días claros,
la costa de Sicilia, e incluso el Etna.
DORMITORIO. La cama y el sofá se
adquirieron en la tienda de antigüedades
Animalier, en Roma. El armario sin puertas
es una creación de Massimo Pirro, mientras
que el espectacular tapiz bordado colgado
en la pared se adquirió en la India.
baño. En armonía con toda la casa, el baño
presenta paredes encaladas y soluciones
tradicionales como el lavamanos de cerámica,
realizado con un gran bol estampado.
El duro periodo de obras en el que
se enfrascaron Massimo y Manuela
ha dejado paso a una vivienda agradable
y cómoda que les permite pasar largas
temporadas en su paraíso soñado
con sus respectivas familias. n
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