¿amamos de verdad?

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¿AMAMOS DE VERDAD?
Ideas para reflexión y/o diálogo, especialmente para parejas y grupos.
En toda relación de pareja, y seguramente en la mayoría de las relaciones de
cualquier otro tipo, como grupos, comunidades, etc., existe una mezcla de amor (te
quiero) y de egoísmo (te necesito).
Si queremos ser sinceros con nosotros mismos y con los demás, hemos de enfrentarnos a esta realidad sin asustarnos, sin querer ocultarlo o ignorarlo, pues de
ello puede depender la propia subsistencia o al menos la “salud” de la pareja, relación o grupo.
Para darnos cuenta mejor de este tema, vamos a poner algunos ejemplos:
Existen varios tipos o maneras de lo que llamamos “amar”. Y vamos ahora a concretarnos en las parejas, pero que el ejemplo puede valer para cualquier relación:
1) En un lado estaría el que dice: “Sin ti no puedo vivir”, “si tú me faltas me
muero”... y frases similares. El que “ama” de esa forma, se relaciona con su pareja o compañero/a con frases como: “no te pongas esa ropa, no hables así, no
quiero que salgas sin mí, no quiero que hables con nadie...”. Su constante
pueden ser los celos y, para justificarse, dice que el que no tiene celos no ama.
En el extremo están los que dicen: “si no eres mío/a no eres de nadie”, “si te
vas con otro/a te/me mato”. Y lo malo es que algunos, creyendo que lo hacen
por amor, realizan estos actos.
2) En el otro lado está el que dice: “Yo, aunque podría vivir sin ti, porque te
quiero, decido vivir y compartir la vida contigo”. El que ama de esta forma diría
a su pareja o compañero/a: “Te amo tal como eres, sin condiciones, sin pedirte
nada a cambio, a no ser lo que tú quieras darme y cuando tú quieras dármelo.
Me gustaría que fueras libre, que fueras tú mismo/a, que crezcas cada día como persona, que te ilusiones por la vida, que realices tus sueños, que explotes
todas tus potencialidades, ... y me ofrezco para ayudarte a ello y en todo lo que
de mí puedas necesitar estaré siempre a tu lado“
Entre estas dos formas, existen otras con muchas variantes ¿A cuál de estas dos
formas de amar se acerca más la tuya? Analízalo de verdad y en profundidad. Ya
que puede ser que estás creyendo que amas, y estás, en realidad, más cerca del
egoísmo que del amor. A lo mejor estás haciendo actos que tú crees de amor y en
realidad no son verdaderamente de amor. Y en la medida en que potencies el amor
o el egoísmo, la relación irá mejor o peor. Y lo malo es que a veces existen problemas en la relación y no nos damos cuenta de dónde parten, cuál es el origen, y nos
complicamos la vida y no acertamos a hacer un diagnóstico certero.
Muchas veces vamos por la vida sin pararnos a pensar, metidos en los trabajos,
en todas las ocupaciones de la vida... Enfréntate tranquila y pacientemente a uno de
los problemas que van a condicionar de forma importante tu “calidad de vida” familiar, con toda normalidad, siendo de verdad sincero/a y llamando a las cosas por su
nombre. No pasa nada por cualquier situación que puedas descubrir. La mejor, quizás la única manera de poder resolver un problema, es siendo consciente de cuál es
de verdad el problema. La mejor forma de poder curar una enfermedad es hacer un
verdadero diagnóstico. Una vez hecho, el problema es más sencillo.
Y para este diagnóstico vamos a utilizar la mejor definición de amor que conozco y
que parece que ha sido utilizada en muchos congresos de psiquiatras y psicólogos
en los que se ha debatido el tema del amor. Y es el que se halla en la Biblia: 1ª Corintios 13, 1-8:
“Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo
amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tenga el
don de profecía, y conozca todos los misterios y toda la ciencia; aunque
tenga plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor,
nada soy. Aunque reparta todos mis bienes, y entregue mi cuerpo a las
llamas, si no tengo amor, nada me aprovecha.
El amor es paciente, es amable; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso; no busca su interés; no se irrita; no toma
en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no
acaba nunca”.
Analizando el punto primero de este texto y adaptándolo a nuestra realidad de pareja o grupo, podemos ver que quizá estemos haciendo muchas cosas por la relación, que nosotros consideramos de amor (hacer muchos regalos, sacrificarme
trabajando, “quemarme” mi cuerpo haciendo sacrificios y todo tipo de privaciones,
tener muchos detalles ...), pero todo eso puede que no lo esté haciendo, de verdad,
por amor sino para que mi pareja o compañero/a esté tranquila/o, para que no me dé
la lata, para tenerla/o contenta/o y así yo poder estar más libre para hacer “mis
cosas” ... o por otras razones similares... en lo que hay más egoísmo que amor.
Lo que, de verdad, puede ser un espejo en el que yo pueda ver si lo que yo hago
es realmente amor, es el segundo punto, analizando los “frutos” o resultados de eso
que yo llamo amor, a saber: ¿Soy siempre paciente? ¿soy capaz de aguantar con
paz cualquier cosa que haga mi pareja o compañero/a, aunque a mí no me guste?
¿Le creo todo lo que me dice? ¿Lo aguanto todo? ¿Lo espero todo? ¿Le excuso todo? ...
Me puedes decir, y con verdad, que ése sería un amor perfecto, que el tuyo no llega tan lejos, porque eres un ser humano que tiene unas necesidades .... Y es normal, porque en tu relación no existe sólo amor, sino que, como decimos al comienzo,
hay sí una parte de amor, pero también hay una parte de egoísmo, y que es la parte
que lleva a satisfacer tus necesidades.
Pero sí que es conveniente que te des cuenta qué es de verdad amor y qué es
egoísmo, y que en tu pareja ogrupo potencies el amor y vayas poco a poco eliminando el egoísmo. Así podrás darte cuenta de que los problemas que pueda existir
estarán motivados por el egoísmo tuyo y por el que normal y lógicamente tendrá
también tu pareja o compañero/a.
Y de ese juego, de ese análisis, de buscar entre los dos con toda ilusión y cariño,
sin los consabidos reproches, la parte de egoísmo que hay en cada uno, de las actuaciones concretas de cada uno, con la ayuda del otro, de la ilusión que ambos
pongan en ello, de idear cómo ir eliminando la parte de egoísmo que hay en cada
uno, dependerá mucho la marcha de la pareja o grupo.
Hace unos días me vino por correo electrónico un texto, de autor desconocido (al
menos por mí), que me ha gustado mucho, titulado “Amar a un ser humano”, que
considero muy adecuado y que sería como un programa de revisión-actuación en
este tema del amor. Lo transcribo a continuación. Después de cada punto, yo le he
añadido, en letra cursiva-itálica, una pregunta que te puede ayudar a reflexionar, pero que no es la mejor ni la única pregunta que tú te puedes hacer. Dice así:
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¿Soy capaz de “buscar” al verdadero ser humano al que creo que amo, más allá o por encima de sus apariencias o me fijo en sus hechos, sin pensar en sus hondos y verdaderos motivos y en los conflictos internos que puede tener, sus miedos, los “mecanismos de defensa”
que la “vida” le ha hecho sentirse necesitado/a de utilizar?
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¿Escucho con toda atención y respeto los verdaderos motivos por los que el ser que creo
que amo actúa de una determinada forma y le ayudo a que sea cada vez más él mismo, o más
bien busco la manera de hacerle cambiar para que se adapte a lo que a mí me gusta o interesa?
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¿Frente a la persona que creo que amo soy yo mismo/a, me ofrezco en mi estado verdadero y real actual, con mis debilidades y miedos y actuando con total libertad, o trato de ocultar alguno por vergüenza o por temor a que lo pueda utilizar en mi contra?
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¿En mis relaciones con la persona que yo creo que amo, estoy pendiente de sus necesidades de apoyo, estímulo, cariño, desahogo..., o más bien voy siempre buscando satisfacer mis
necesidades de apoyo, estímulo, cariño, desahogo...?
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¿Procuro que los encuentros con el ser que creo que amo sirvan para el enriquecimiento
mutuo que ambos necesitamos, sin exigir nada que el otro no quiera dar; procuro no caer en
la rutina, haciendo que cada día esos encuentros supongan una renovación del amor que
existe entre los dos?
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¿Ayudo de verdad, con todo mi amor y cariño a que el ser que creo que amo descubra su
auténtica riqueza interior y le estimulo de corazón a que haga todo lo posible por descubrir y
hacer fructificar los talentos que posee, para que su vida pueda ser cada día más rica y agradable; o tengo miedo de que, si “crece” mucho, me pueda dominar o no lo/la puedo controlar?
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¿Ayudo a la persona que creo que amo, con amor y libertad, a que respete mis y sus límites, que yo también respeto, y a dialogar con paz sobre las posibles diferencias que puedan
existir entre los dos; o tengo miedo de que, si le pongo límites, me pueda dejar de querer o
pueda tener una discusión, que quiero evitar ?
)
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¿Procuro ver en el ser que creo que amo a un “ser humano” más allá de su individualidad, como una representación de la humanidad, de la que yo también formo parte, a la que
yo pertenezco, milagro de ser y de presencia, “nota en la sinfonía del mundo”, manifestación
viva de una Realidad, mucho más allá de cualquier apariencia?
---o0o--Entiendo que alguien que no se haya parado a pensar mucho en estos temas,
pueda decir que conseguir este tipo de amor que propongo es imposible para un ser
humano; y yo le diría que estoy de acuerdo según desde el punto en que parta, o
mejor, dependiendo de con qué ayuda pretenda contar para lograrlo. No digo que
sea fácil, lo que sí digo, por mi propia experiencia, es que ello sería imposible sin la
ayuda de lo que yo llamo Dios y que tú puedes llamar “fuerza interior”, “energía”,
“universo”… o lo que para ti indique algo fuera de tus potencialidades normales. San
Juan dice que “todo el amor procede de Dios” y yo añado y repito que estoy de
acuerdo en que, por mí cuenta, yo solo, sin la ayuda de Alguien superior a mí, es
imposible conseguirlo. Para ello, para dar los pequeños pasos que mi esposa, Eva y
yo hemos dado en este camino, entre otras acciones que realizamos, estamos poniendo en práctica un método que vienen recomendando todas las religiones, y entre
ellas también la Católica, a la que pertenecemos, y que además recomiendan muchísimos psiquiatras y psicólogos, no para este tema en concreto, sino, en general,
para mejorar la vida: Practicar la meditación-oración todos los días. Pararnos
cada día a pensar en nuestra vida, en cómo va, en cómo mejorarla, etc. y pedir la
ayuda divina. Por ejemplo, lo recomienda en sus libros “Tus zonas mágicas” y “Tus
zonas sagradas”, Wayne Deyer, más conocido como el autor del libro “Tus zonas
erróneas”,
Creo que merece la pena dedicar unos ratos a “mejorar nuestra calidad de vida”,
observando con amor cómo va nuestra relación y, entre los dos, ir dando pasos,
tranquilos pero decisivos, para mejorarla.
Lo expuesto no es algo copiado de algún libro, sino extraído del “libro de la vida”
de nuestra pareja y grupos a los que pertenecemos. Le hemos ido aprendiendo, no
sin dificultades, a base de ir probando y cambiando, de cometer algunos errores e
irlos rectificando, contando siempre con la ayuda de nuestro Dios. Y aunque está
mecanografiado por mí, existe dentro del texto un montón de ideas que, durante
nuestra vida, he ido aprendido de Eva, mi esposa, compañera y mi mejor amiga. Con
ella he leído el texto y lo hemos mejorado bastante con sus aportaciones.
Tú, que has leído lo anterior, es posible que no estés de acuerdo con algunos aspectos, o tengas otra forma de verlos. Está pensado para que pueda servir de base
para dialogar. Te agradecería me hicieras llegar tus comentarios que, seguro, nos
enriquecerán. Gracias anticipadas.
Ofrezco, ofrecemos Eva y yo, este trabajo con todo cariño a quien le pueda ser
útil:
JESÚS B. SUÁREZ
E-mail: [email protected]
Teléfono: 34-922.300383
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