BÉCQUER DIBUJANTE

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BÉCQUER DIBUJANTE
Bécquer nace en un familia de pintores. Este dibujo lo realiza su padre cuando Gustavo Adolfo era
sólo un bebé.
José D. Bécquer, «Gustavo Adolfo niño». Legado de D. Antonio Rodríguez Moñino, Real Academia de la Lengua, Madrid.
Su hermano Valeriano también se dedicó a la pintura, él le hizo su retrato más conocido.
Gustavo Adolfo Bécquer, por Valeriano Bécquer, 1862
Bécquer está en contacto permanente con el mundo de la pintura. Una más de las habilidades con las que
nuestro poeta pudo alcanzar la gloria. Esta cualidad innata para el mundo de la ilustración tendrá su
repercusión en el lenguaje becqueriano, especialmente con el amplio y preciso uso de adjetivos sensoriales.
Buena parte de los críticos becquerianos, sin embargo, valoran escasamente esta faceta del artista que
habría abandonado la pintura y el dibujo al optar por la literatura. Pero abundan cada vez más las pruebas en
sentido contrario. En el corazón de los textos becquerianos la pintura comparece insistentemente, en
ocasiones, según sus propias declaraciones, superior incluso a la palabra. Es habitual que en manuscritos
suyos convivan palabras e imágenes de manera natural, y no faltan tampoco testimonios de sus
contemporáneos alabando las excelencias del poeta como dibujante. Cada uno de los dibujos es como una
ventana a través de la cual contemplamos su complejo mundo interior. Hasta ahora, sin embargo, solo un
reducido número de ellos son conocidos y no se ha profundizado lo suficiente en el estudio de la colaboración
plástica con su hermano Valeriano.
Hacia 1958 Bécquer conoce a Josefina Espín, una bella señorita de ojos azules (“Tu pupila es azul…”) que
empezó a cortejar para más tarde fijarse en su hermana, la hermosa cantante de ópera de ojos negros Julia
Espín en la tertulia que hacía en casa de su padre el músico Joaquín Espín, maestro director de la
Universidad Central, profesor de solfeo en el Conservatorio y organista de la Capilla Real a la que iba con sus
amigos. Allí el poeta leía sus versos y demostraba sus también excelentes dotes musicales. Las tertulias
artísticas en cafés o casas particulares proliferaron extraordinariamente en el siglo XIX. Durante esta época
comienza a escuchar a su admirado Chopin. Bécquer tenía cierta fineza de oído así como bastante pericia a
la hora de poner sus manos en un piano o una guitarra.
La relación con Julia no se consolida. Parece que a ella le disgustaba la vida bohemia del escritor y aunque
estimaba el arte del poeta no le consideraba el partido adecuado, ella tenía más altas miras. Quería ser una
famosa cantante de ópera como su tía bisabuela materna. Muchos críticos la han tratado de cruel, altiva y
desdeñosa. Lo que sí es cierto, es que procediendo de una esfera social refinada no podía o no debía
corresponder al sentimiento del poeta.
Se han editado dos álbumes de Julia con textos y dibujos del poeta dedicados a ella. Era costumbre que las
hijas de las familias anfitrionas requirieran a sus invitados a dejar en sus álbumes preparados al efecto, huella
de su arte, ya se tratara de dibujos, poemas, partituras u otras habilidades. Muchos de los dibujos que
aparecen a continuación son de estos álbumes.
Gustavo Adolfo Bécquer, «Josefina y Julia Espín en el Teatro Real» (1860). Álbumes de Julia Espín.
Gustavo Adolfo Bécquer, «El poeta y las musas» (1860). Autorretrato. Álbumes de Josefina Espín.
Gustavo Adolfo Bécquer, «Fausto» (1860). Álbumes de Julia Espín, Biblioteca Nacional, Madrid.
Gustavo Adolfo Bécquer, «Interior del Teatro Real» (1860). Álbumes de Julia Espín. Biblioteca Nacional, Madrid.
Gustavo Adolfo Bécquer, «La musa» (1860). Álbum de Josefina Espín. Fotografía de Rafael Montesinos.
Gustavo Adolfo Bécquer, «Grupo familiar» (1860). Álbum de Josefina Espín.
Gustavo Adolfo Bécquer, «Concierto de espectros» (1860). Álbumes de Julia Espín
Gustavo Adolfo Bécquer, dibujo para la Historia de los templos de España (1857).
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer. Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer. Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer.
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer. Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer, «Joven romántica». Museo Romántico, Madrid.
Gustavo Adolfo Bécquer, «Patio de la casa de Bécquer en la calle de San Ildefonso» (Toledo, 1869). Libro de los gorriones. Biblioteca
Nacional, Madrid.
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