SEGUNDA PARTE OPERACIONES SOBRE LA PELVIS RENAL CAPÍTULO ANATOMÍA QUIRÚRGICA I. — Morfología A.—FORMA Y DE de la I LA PELVIS RENAL Y CÁLICES pelvis renal y cálices RAMIFICACIÓN DE LA PELVIS RENAL La forma tipo, esquemática, por decirlo así, es la triangular, con bordes bastante rectos en pocos casos, y curvilíneos ordinariamente, to mando una forma globulosa, tal como aparece en los moldes y radiografías; no es forma verdaderamente fisiológica, pues, normalmente, queda muy en la pelvis y, en cambio, ha tenido que distenderse inyectarla, a fin de que la inyección penetre en todos los cálices cuando se quieren obtener moldes o radiografías. En casos muy raros, he encon trado que la pelvis renal no existe como verdadera cavidad; el mismo uréter, muy dilatado, penetra hasta el fondo del seno renal y allí recibe los cálices. Esta disposición recuerda la que ofrece la pelvis en el nino, lo cual indica que la pelvis renal, como órgano de recepción, se va for mando y dilatando con el tiempo. poca orina acumulada al Pero la forma de la disposición pelvis renal está íntimamente relacionada que ofrecen los cálices que de ellas arrancan, con sus con la ramifi punto de vista, y apoyándome principalmente en los resultados de mis investigaciones anatómicas, admitiré seis tipos. Primer tipo: Pelvis típica.—Se considera como el tipo más frecuente de pelvis aquella que se divide en dos grandes cálices, superior e infe caciones, y desde este • 174 MANUEL SERIS parecido tan frecuente la pelvis con tres cálices, que la describiré también como típica. Cuando la pelvis tiene dos cálices, presenta de ordinario la disposi ción siguiente (fig. 97): el gran cáliz superior es más largo y estrecho que el inferior, sé dirige oblicuamente hacia el polo superior; el gran cáliz inferior es corto y más grueso que el superior, se dirige casi horizontal mente hacia el polo inferior. En algunos rinones (fig. 98 II) el gran cáliz rior. No obstante, me ha superior es más grueso que el inferior; no obstante, la disposición más típica es la antes descrita. El ángulo entre sí los dos lices al vis, es grandes cá variable; frecuente es dondeado; pelvis veces la y cálices forman otras un ángulo arco, una C. Este mayor u en obtuso (fig. 98). central, intermedio situación entre los cálices Pelvis es 07 típica (radiografía de inyección opaca) es otros casos, recto La existencia de Figura pel de la arrancar agudo y forman V, cuyo ángulo es re mente una que forman superior e un cáliz por su grandes inferior, constante; ordinariamen te tiene los caracteres cáliz secundario, que cie un no re cibe afluentes. Pero, a veces, adquiere grandes dimensiones y recibe, superiores, afluentes secundarios y se convierte como los grandes cálice de los casos, en un gran cáliz medio, que desemboca, en la mayor parte en el gran cáliz inferior y, raras veces, en el superior (fig. 98 II). Cuando medio, bien constituido, desemboca en la pelvis entre el superior y el inferior, la pelvis tiene tres grandes cálices, disposición casi tan frecuente como la anteriormente "descrita como típica. Segundo tipo: Pelvis ramificada.—Por su frecuencia, describo in mediatamente después de la pelvis típica la pelvis ramificada. En unos casos, la pelvis de este tipo consta de tres cálices, desembocando el gran este gran cáliz OPERATORIA 175 (fig. 98 II), adquiriendo en ocasiones de éstos. Este cáliz medio es a veces doble, des embocando aisladamente cada uno de ellos en la pelvis; ésta tiene enton cáliz entre el tanto grosor superior UROLÓGICA y el inferior como uno 57-11113 VRZ Figura Tipos 98 encontrados por nosotros, con más frecuencia, de pelvis (esquemas radiográficos) renal y cálices 1. Pelvis típica.—II. Pelvis con tres cálices.—!!!. Pelvis ramificada.—IV. Pelvis extrasinu slana con tres cálices.—V. Pelvis con bemi-pelvis inferior.—VI. con h.emi-pelvis ínfero media.—VII. Hemi:pelvis inferior absorbiendo la cavidad pélvica,Pelvis y pelvis secundaria en el su perior.—VIII. Pelvis ampular.—IX.—Pelvis infantil. ces todos la (fig. 98 III). Los cuatro cálices no se encuentran siempre un plano frontal; de los dos cálices medios, uno se dirige hacia cuatro cálices en cara anterior, el otro hacia la posterior. MANUEL SERÉS 176 ningún caso he encontrado cinco cálices arrancando de la pelvis; naciendo los tres inferio pero sí que pueden existir cinco grandes cálices, res de una hemi-pelvis inferior (fig. 98 V). ramificándose el uréter di La ausencia completa de cavidad pélvica; rectamente en los grandes cálices, formando la pelvis ramificada que des En conside criben algunos anatómicos no se encuentra, y como tal, no debe uréter. En estos casos se encuentra lo rarse una bifurcación precoz del frecuencia que que Hirtl ha llamado hemi-pelvis, que se observa con más la pelvis de cuatro cálices. variedades de Tercer tipo: Pelvis con hemi-pelvis.—Describo dos hemi-pelvis: la inferior, más frecuente, y la ínfero-media, más rara. En cuanto a la hemi-pelvis superior, no la he encontrado. • La hemi-pelvis Inferior (fig. 98 V) representa el gran cáliz inferior, cálices secun muy aumentado de volumen, recibiendo del rinón varios caracteres los de pri darios de bastantes dimensiones, teniendo a veces pelvis, tanto, que ésta marios y desembocando muy ampliamente en la desemboca en la.hemi parece absorbida por aquélla. El cáliz medio no pelvis inferior. designo a una variedad Con el nombre de hemi-pelvis ínfero-media de hemi-pelvis (fig. 98 VI), que representa la fusión de los grandes cálices los dos tercios inferio medio e inferior y recibe los cálices secundarios de forma de la pelvis, en este caso, se parece bastante a un res del rinón; la rectángulo. La hemi-pelvis inferior absorbe por completo a la pelyis renal rinón en dos ra (fig. 98 VII); el uréter, en este caso, se bifurca fuera del infe mas, sin que se encuentre cavidad pélvica; ésta se halla en la rama medio e inferior. rior, recibiendo esta hemi-pelvis los cálices De la pelvis infero-media que yo Cuarto -tipo: Pelvis ampular. a veces — aquélla han desaparecido los pel grandes cálices inferior y medio, para formar parte de la pelvis; en la ínfero-medio. el vis ampular, el gran cáliz superior se ha fusionado con situada fuera del rinón, halla Por eso la pelvis es más voluminosa y se los desaparecido ocupando, además, gran parte del seno renal; como han misma pelvis grandes cálices, desembocan los cálices secundarios en la acentuado (fig. 98 VIII). renal. De estos cálices, el superior es el más pelvis ampular como patológica; Por algunos ha sido considerada la grado mayor antes indico, yo la considero como normal: es un describo, pero, de se pasa a la pelvis ampular; en como hemi-pelvis Infero-media. Quinto tipo: Pelvis infantil (fig. 98 1X).—Con este nombre describo OPERATORIA UROLÓGICA 177 tipo de pelvis muy raro, que he encontrado muy pocas veces y que, a semejanza de la pelvis del nino, está muj poco desarrollada. Es una pel vis no ramificada, apenas diferenciada del uréter; es este mismo conducto que, apenas aumentado de volumen, penetra en él seno renaí y en el fondo del mismo recibe los cálices secundarios, reunidos ,en dos grupos principales, superior e inferior, encontrándose apenas esbozados los cáli un ces intermedios. Sexto tipo: Pelvis principal con pelvis secundarias.—Los puntos de confluencia de los cálices secundarios en el principal se encuentran a cáliz, en este caso, forma un conducto estre en la pelvis renal, pero se encuentra muy dila tado hacia el rinón, en donde recibe los cálices secundarios; la pelvis re nal está menos desarrollada, parece trasplantada, en parte, en el extremo del gran cáliz, formando lo que se llama pelvis secundaria. La existencia de la pelvis secundaria es más frecuente en el gran cáliz superior, pues el inferior, corto y grueso, forma más a menudo una hemi pelvis inferior (fig. 98 VII). Resumen general. —En medio de las variedades de pelvis renal, como resumen y desde el punto de vista quirúrgico, puede esquematizar se la disposición de la pelvis renal diciendo que, en la mayor parte de casos, se reúnen ros dos tercios inferiores de cálices secundarios, desem veces bastante dilatados; el cho antes de desembocar bocando en los cálices inferior y medio o en la hemi-pelvis inferior o ínfe reúne, formando una vía corta entre el rinón y la pelvis ro-media que los renal, recta y en B. — en cambio, amplia comunicación. polo superior se reúnen for mando a veces una pelvis secundaria y desembocando siempre en la pel vis por un conducto (el cáliz superior) largo, oblicuo y estrecho, más ancho hacia el rinón que hacia la pelvis. Y los cálices secundarios del DIMENSIONES Y CAPACIDAD DE LA PELVIS RENAL Y CÁLICES Las dimensiones de la pelvis renal no pueden someterse a regla detei minada, pues cambian de un individuo a otro, no sólo porque dependen de - individuales, sí que también a causa de la variedad de la pel vis, es decir, del tipo a que pertenece; cuando la pelvis pertenece al tipo ampular, sus dimensiones son mayores que las correspondientes a las otras formas. Por otra parte, una misma pelvis presenta dimensiones mayores variaciones cuando se estudian los moldes de la misma que cuando mensiones sobre el rinón sin inyectar; en el primer se caso toman sus di encontramos 13 MANUEL SERÉS 178 pudiéramos llamar anatómicas, que son mayores producida con la inyección; en el segundo caso a causa de la distensión las dimensiones son más fisiológicas, se aproximan más a las dimen siones que tiene en el' individuo vivo. Las dimenliones que encontramos en los moldes o radiografías son, como término medio, las siguientes: dimensiones que unas De estas Altura 22 centímetros Anchura 25 Espesor 16 cifras, las que corresponden al espesor son las más aumenta paredes de la pel separadas por la orina. vis, que de ordinal-lo están Respecto a las dimensiones fisiológicas de la pelvis, conviene recordar das con la inyección, pues con en su cara posterior, índice.» Sin embargo, en se separan las dos contacto o apenas «Lo que lo que dice Albarrán: abierta por ésta se importa saber es puede introducir el individuo vivo me el cavidad, dedo pequeno y no el que ha sido en esta posible introducir el índice, aunque no practicar reconocimientos en su interior. Respecto a la capacidad de la pelvis, hay que estudiar, como en las dimensiones, una capacidad fisiológica y una capacidad anatómica, siendo aquélla mucho menor que ésta. En ambos casos la capacidad, medida por la cantidad de líquido introducido, corresponde a la cavidad total de 'pel vis y cálices. capacidad fisiológica representa la cantidad de líquido que pode ureteral, hasta que, en mos introducir en la pelvis por medio de una sonda La el individuo vivo, Esta capacidad La Pelvis es se despierta de 5 a el dolor de tensión renal característico. 7 centímetros cúbicos. renal, distendida sólo por la orina acumulada en su interior, indicada, pues de capacidad seguramente menor que la antes ordinario está 'ocupada sólo por algunas gotas de orina antes de que ésta tiene una enfile por el uréter. capacidad anatómica es una capacidad cadavérica; representa la cantidad de líquido que podemos introducir al practicar un molde. Por La término medio es de 15 centímetros cúbicos. pelvis de tipo ampular, que a primera vista parece tener mayor ca pacidad, no es mucho mayor, pues si la cavidad piélica es más grande, en cambio, el conjunto de los cálices ofrece menor capacidad. La OPERATORIA UROLÓGICA C. CÁLICES — 179 SECUNDARIOS Entre los cálices principales y las papilas se encuentran interpuestos los cálices de segundo y tercer orden, que son en número de 4 a 9, es de cir, algo inferior al de papilas, pues éstas son de 8 a 12. Hay que distinguir por de las pirámides y pilares forma los cálices insertos sobre las papilás los que son inferiores, intermedios entre los cálices pa su grandes cálices. Estos tienen la forma cilíndrica o cónica general. Aquéllos tienen una for ma que hay que recordar bien, por la morfología y los pueden imprimir a las formaciones calcáreas que las mismas se pueden desarrollar. Examinando la que en figura 99 se verá que los cálices insertos en el cue papilas, y proyectándose éstas en la luz de los mismos, imprimen a sus moldes la forma de dis cos cóncavo-convexos; la cara cóncava, dirigida ha cia la superficie renal, está amoldada sobre la papi la, y la cara convexa, dirigida hacia el seno; está implantada por su centro sobre el extremo de un cá liz secundario; a estos cálices terminales, cuyo diáme tro es mucho mayor que los secundarios, se les llama fornix. Cuando desembocan dos papilas en un mis mo fórnix, se altera la disposición típica de disco llo de las cóncavo-convexo antes forma de 8; y cuando que o fusionan, se descrita, son tres o para la papilas torna entonces una forma trifoliada es Figura Radiografía cuatrifoliada. Respecto al sitio de desembocadura decir, respecto a los grandes cálices, dos grupos en los cálices secundarios: . adquirir cuatro las definitivo, forman grupo su se 99 de in- yección opaca en un corte sagital de rinón (véase la orientación de los cálices secundarios) comprende el tercio superior y va a des embocar al cáliz superior, y un grupo inferior que comprende los dos ter cios inferiores, que son los afluentes del cáliz inferior o de la hemi-pelvis perior un que inferior o ínfero-media. La orientacion de los cálices secundarios respecto a las caras re nales y borde convexo, es un punto muy importante que precisa conocer bien para en ser pronto alcanzados algunos de ellos la nefrotomía. al Algunas de mis investigaciones se practicar la inciáión han orientado hacia MANUEL SERES 180 punto y, desde luego, este creo poder formular conclusiones bastante de finitivas. Desde luego, las radiografías tomadas por las caras renales, es decir, frente, no dan idea exacta de la orientación de los con el rinón visto de cálices cálices secundarios, pues en dichas radiografías aparecen todos los plano frontal paralelo a las caras del rinón. Los mismos moldes son poco dembstrativos. En cambio, las radiografías de cortes re nales nos permiten estudiar muy bien, al igual que hemos hecho con la circulación arterial, la disposición de los cálices secundarios. Las radio secundarios en grafías un que más ilustran sobre el particular son las de cortes sagitales y horizontales. a) radiografías de Las sagitales, es decir, aquellas cuyo posterior, dividiendo al rinón en una mi cortes corte va de la cara anterior a la tad interna y otra externa, demuestran en primer lugar que los cálices, a medida que se dirigen hacia el borde convexo (fig. 99), se apartan del plano frontal para dirigirse unos hacia la cara anterior y otros hacia la posterior, conservándose sólo en la línea media los que se dirigen hacia los polos. De los ocho cálices secundarios que, por término medio, se encuentran, dos se dirigen hacia las polos superior e inferior, recibiendo los cálices terminales y papilas de esta región, cuatro se dirigen hacia la cara anterior y dos hacia la cara posterior. Los cálices que se dirigen hacia los polos, cerca de su terminación, se apartan apenas de la línea me dia para dirigirse hacia la cara anterior y otras hacia la cambio, los cálices medios se apartan dirigirse hacia las caras renales. posterior; dia para unas veces mucho de la línea en cara me cortes horizontales confirman, en primer los datos que nos demuestran los cortes sagitales: los cálices se cundarios en las regiones polares se corrservan en la línea media; en cam media del rinón, se observa cla en los cortes que pasan por la parte b) lugar, Las radiografías de bio, ramente la división de los cálices Una posteriores (fig. 100). este sitio, la separación anteriores y tejido renal establece claramente, en ambos grupos de cálices; si en este sitio se zona entre en de da un corte frontal a encuentra én su sección ningún cáliz se-. cundario por completo, pues éstos están situados hacia delante o hacia atrás de ja linea de sección. Los cortes horizontales que pasan por la parte media del rinón de muestran, además, que la orientación de dichos cálices, en relación a la cálices anteriores (figs. 101 y 102) cara que se dirigen, no es la misma. Los nivel del borde convexo, se no se dirigen francamente hacia la cara anterior y, proyectados, alcanzarían OPERATORIA UROLÓGICA parte media de dicha 181 cambio, los cálices posteriores no se en cuentran tan francamente orientados hacia la cara posterior, no se dirigen hacia el centro de la cara posterior, pues se encuentran orientados hacia la parte de esta cara que está próxima al borde convexo y, proyectados, la Fig. 1.00 Radiografía de Figura un corta pelvis 101 Radiografía de un corte horizontal de rinón horizontal de rinón, con inyección opaca sobre la Fignra-102 Radiografía de un corte horizontal de rinón - 'Un cáliz secundario se dirige hacia el borde convexoy el otro hacia la cara poterior del En cara. encuentran a esta cara un centímetro metro y medio por detrás del borde rinón. o centí convexo del rinón. Estas razones, aparte de los datos que nos proporcionan las investiga ciones sobre la circulación arterial, indican que la nefrotomía no debe practicarse a nivel del borde convexo y que, por detrás del mismo, se encuentran en seguida los cálices D. Examinando vis está — ORIENTACIÓN radiografías dirigida de que la mayor parte secundarios DE LA posteriores. PELVIS RENAL renales tomadas de frente, fuera hacia dentro y de arriba hacia de su cavidad se se ve abajo, que la de pel manera inclina hacia la mitad inferior del rinón. Aplanada de delante a atrás, tiene, respecto a las caras del rinón, 4una orientación que ha sido diversamente interpretada. Por algunos se considera dirigida casi siempre de delante atrás. Según Papin, la pelvis se la inclina hacia la cara anterior, cara en con que desembocan los cálices: otras hacia la posterior. unas veces hacia 182 radiografías Estudiando las pelvis, que la colocada aquél, orientada caras en en el interior del seno seno, y que, y es, por lo ettbargo, en algún caso alguna de las caras, de la que del rinón. Sin inclinada hacia ella se horizontales, se verá renal, ofrece la misma está en general, está, como tanto, paralela a las dos (como en la figura 102) parece recibir los cálices que encuentran. Este cambio de orientación está influido por las al teraciones que ramente - de nuestros cortes paredes de este un plano frontal orientación que las en SERES. MANUEL se se encuentran observa 11. A: en — la La pelvis renal, figura paredes o DE LA labios del seno, como cla antes indicada. pelvis renal Relaciones de la RELACIÓN — las en PELVIS CON EL SENO DEL RISIÓN parte de casos, se encuentra situada en seno renal; una parte es, por lo tanto, intrasinusiana y otra extrasinusiana; esta porción de pelvis extrasi nusiana es la que se aborda para realizar la pielotomía. flay casos, sin embargo, en que la pelvis renal se halla situada por entero dentro del seno renal o casi por completo: son las pelvis intrasi nusianas;en otros se halla situada por fuera del seno renal y,los cálices, en este caso, son los que penetran dentro del seno del rinón: se les llama pelvis extrasinusianas. Dos factores influyen en que la pelvis sea intra o extrasinusiana: 1.0, la forma y el modo de ramificarse la pelvis, y 2.°, la forma del seno del rinón; factores que hay que tener en cuenta al practicar la pielotomía, pues la situáción de la pelvis es resultado de la combinación, en cada parte fuera y en en la mayor parte dentro del caso, de estos dos factores. a) Cuando la pelvis pertenece si la división se efectúa poco vis se al tipo después de la halla situada por entero fuera del sus ramas. En cambio, cuando arrollada, como la pelvis de las ramificadas, sobre todo terminación del uréter, la pel rinón; dentro no se del seno penetran ramifica y apenas está des con el nombre de tipo fetal, completo dentro del rinón; esta disposición es rara y mucho menos frecuente que la primera. Cuando la pelvis es de tipo nor mal o de forma ampular, se halla situada en parte dentro del rinón y en parte fuera del mismo, ocupando mayor espacio dentro del seno cuanto más ampulosa sea. se la que antes hemos descrito halla situada por . OPERATORIA b) La forma del seno renal influye muchísimo más que la manera de en la situación de la ramificarse, siendo abordable según la forma de entrada del seno. La entrada del seno renal o escotadura hiliar mas, que dividiremos vis, y 2.°, en 183 UROLÓGICA ésta más puede o pelvis menos tener seis for dos grupos: 1.0, las que permiten abordar la pel pelvis y la hacen difícilmente abordable. las que ocultan la V Figura 103 Formas del seno renal I, II y III. Escotaduras que dejan al descubierto la pelvis renal. que tapan la pelvis renal. — IV, V y VI. Escotaduras biliar, cuando deja al descubierto gran parte de la tipos: unas veces tiene la forma de una U, en cuyo caso, por la falta de tejido renal en el centro del rinón, deja al des cubierto gran parte de la pelvis; sin embargo, en alguna escotadura de este tipo la pelvis está escondida dentro del rinón, porque se ha desarro llado la pelvis, hacia el cáliz inferior, formando una hemi-pelvis. En otros casos, la escotadura es de forma semicircular, y entonces queda también la pelvis en gran parte al descubierto. Por último, sucede a veces que falta el labio posterior del seno y entonces queda la pelvis completa 1.0 La escotadura pelvis renal, afecta tres 184 MANUEL SERÉS tejido renal, y mente descubierta de es más, observa que se arrancan algunas de sus ramificaciones. Este caso es rable para abordar la pelvis por su cara posterior (fig. 103 I, su borde externo 2.° la Tres pelvis tipos de escotadura de el más favo II y III). hiliar encontramos también que ocultan y la hacen difícilmente abordable: en la escotadura unos casos V, en cuyo tipo se comprende que la pelvis quede cubierta; no obstante, si el vértice de la V corresponde al centro del rinón, es delir, en frente de la cara posterior de la pelvis, no queda ésta completamente oculta; pero si el vértice de la V se halla situado por encima de la misma, el borde del rinón tapa y oculta completamente la pelvis renal. A veces, la escotadura hiliar forma un arco muy cerrado, es decir, pertenece a un arco de círculo, de radio muy pequeno, en cual caso la pelvis queda casi completamente tapada. En otros casos, por último, la pelvis queda completamente escondida dentro del seno del ri nón, porque el labio posterior del mismo, a la inversa de lo que sucede ordinariamente, es completamente convexo y la prominencia de este borde interno avanza hacia el uréter, formando una especie de barrera que tapa completamente la pelvis (fig. 103 IV, V y VI). Sin embargo,' la pelvis renal raras veces queda oculta por completo dentro del rinón, y si no en totalidad, como sucede en algunos casos, en tiene la forma de una más extensión mayor una cara B. o ménor se,hace pdra abordable ser incindida por su posterior. RELACIÓN — DE LA PELVIS RENAL CON LOS ELEMENTOS 'QUE FORMAN PEDICULO EL Las relaciones más importantes son las que tienen ramas, las cuales conviene conocer bien con fin de la arteria renal herir ninguna de éstas al practicar la pielotomía. La vena renal, caminando por delante de la arteria, tiene relaciones más lejanas respecto a la pelvis. y sus La arteria renal, poco antes de entrar algo en más lejos, definitiva se se divide resuelve según en en a el varios tipos que varias ramas. Estas seno no no del rinón, a veces describiré aquí, pero penetran divergentes en el hilio renal, colocándose la mayor parte por delante de la pelvis y solamente una de ellas por detrás de la misma; a las primeras se les llama pre piélicas, las cuales en número de dos, tres o más, se dirigen hacia el in terior del rinón caminando por delante de la pelvis y cálices. A la rama de la arteria renal que se dirige hacia la cara posterior de la pelvis se le llama retro-piélica. Esta arteria cruza el borde superior de la pelvis y ' • 185 OPERATORIA UROLÓGICA aplicada contra la cara posterior de la misma, en unos casos paralela al borde posterior del seno, en otros yendo a su en cuentro, en dirección oblicua hacia la parte inferior del mismo, pero al fin encontrándole para penetrar dentro del seno renal. En casos verdadera mente anómalos, son varios los troncos arteriales que caminan aplicados contra la cara posterior de la pelvis; esta disposición rara debe ser tenida en cuenta a fin de que antes de incindir la cara posterior de la pelvis sea explorada convenientemente con el objeto de ver si existe tal disposición. Cuando falte el labio posterior del seno o pertenezca éste a los de es cotadura muy acentuada, puede quedar la rama retro-piélica completa mente al descubierto y algo alejada del borde posterior del mismo. En este caso camina incluida en el pelotón grasiento que recubre la cara posterior de la pelvis, circunstancia que hay que tener presente también con el fin de no prolongar demasiado la incisión de la pelvis hacia el seno del rinón; es más fácil evitan la sección de la misma en este caso si previamente se camina desde entonces rechaza con la grasa que va envuelta hacia el hilio del rinón y, forma, dejar al descubierto una parte de la el fin de aprovecharla para ser incindida. Dentro del renal se posterior de la esta Pelvis, con encuentran, además de los vasos y ramas de pelvis renal, pelotones adiposos que rellenan los espacios libres y fu pelvis a la pared del seno, poniéndose en continuación dicha grasa con la cápsula grasienta del rinón. La pelvis renal está recubierta por poca cantidad de grasa en su cara anterior; en cambio, aplicada contra su cara posterior, encontramos un gran pelotón adiposo que se interpone entre ésta y el músculo psoas. Esta capa grasienta retro-piélica se infiltra por tejido fibroso y se condensa, cuando se encuentra un cálculo alojado en la pelvis, renal, formando en tonces bien un pelotón fibro-adiposo adherido a la cara posterior de la misma, Pero bien distinto, por su aspecto, del resto de la grasa circundan te, o bien una cáscara fibrosa que hay necesidad de incindir para alcanzar la cara posterior de la pelvis renal, pues en este caso no es posible des pegar esta capa fibro-adiposa de la pared de la pelvis. la sionan la • seno cara en CAPÍTULO II OPERACIONES SOBRE LA PELVIS RENAL I. Pielotomia — La pielotomía es una operación que consiste en incindir la pelvis re nal, ordinariamente para extraer cálculos alojados en su interior o bien en la cavidad de los cálices. A. «La pielotomía — INDICACIONES operación de elección para extraer los cálculos del operación de necesidad.» Circunstancias especiales convierten en operación de necesidad la pie lotomía: 1.° Rinón en herradora; 2.° Calculosis bilateral; 3.° Ausencia congénita de un rinón; 4.° Anulación del otro rinón (hidronefrosis, quistes, tuberculosis, etc.); 5.° Cuando el enfermo ha sufrido una nefrettomía; rinón; es la nefrotomía la es la 6.° Malas condiciones del enfermo. En circunstancias ordinarias, el tejido celular peri-renal, rinón y cálcu los deben reunir ciertas condiciones para la pielotomia. 1.0 Tejido celular peri-renal.—No debe ser asiento de una perine fritis esclerosa intensa, que impida la exteriorización del rinón hasta flor ?e herida, el fin de maniobrar sobre la pelvis renal. En caso de nece sidad, puede incindirse la pelvis renal con el rinón «in situ». 2.° Rinón. El pedículo debe ser bastante largo con el fin de exte riorizar el rinón. Las pelvis renales muy dilatadas, exteriorizadas res con — 188 MANUEL SERES pecto al seno, y que éste se encuentre muy abierto, son mejores condiciones. Sin embargo, estas condiciones no las que reúnen son imprescin dibles. Aunque la asepsia completa de la orina es la mejor condición para la pielotomía, puede ésta practicarse también con alguna infección en la pel vis, especialmente si está sostenida por el cálculo. Está contraindicada en la pionefrosis calculosa. 3.0 Cálculo. Los cálculos situados en la misma pelvis, de dimen siones moderadas, regulares y que pueden ser extraídos con una pequena incisión, únicos y no ramificados, movibles de preferencia y coincidiendo con la asepsia de la orina, reúnen excelentes condiciones para la pielo — tomía. Sin embargo, pueden el cáliz inferior y en nicación con región. esta la extraídos por pielotomía los cálculos ser a veces en pelvis, o bien el medio, cuando Los cálculos situados se en cuando están encuentran el cáliz en en una situados amplia comu hemi-pelvis de superior no pueden ser ex traídos. De igual manera los cálculos que envían ramificaciones hacia el cáliz inferior pueden ser extraídos por pielotomía, pero no aquellos cuyas rami ficaciones ocupan el cáliz superior. En caso de necesidad puede conti nuarse la incisión de la pielotomía para extraer cálculos ramificados, so bre el tejido renal de la cara posterior (Marión), siguiendo vasculares indicadas por nosotros nos retro-piélica (Serés) (1). Los cálculos múltiples pueden en esta cara y no las líneas me seccionando la arteria disponemos de una ra diografía muy perfecta de los mismos o bien recaen en una pelvis dilatada que pueda ser bien explorada interiormente con el dedo. La dilatación de ésta permite la extracción de cálculos de grandes dimensiones, aunque se encuentren adheridos a sus paredes. B. — ser extraídos si INSTRUMENTAL Además del instrumental corriente para operaciones renales, necesita mos una aguja de Reverdin muy fina para practicar la sutura de la pelvis; o agujas intestinales muy finas, un porta-agujas bastante largo y funcione a la perfección y, además, nuestra pinza-cuchara (fig. 104). bien que (I) Serém Discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina Cirugía de Barcelona. y OPERATORIA UROLÓGICA C. — POSICIÓN DEL 189 ENFERMO La misma que hemos descrito para las operaciones renales (véase pá gina 55). D. 1.0 gado al — MANUAL OPERATORIO Aislamiento y exteriorizacion del rinon.—Una vez hemos lle rinón, seccionando la pared lumbar mediante la incisión recto curvilínea ordinaria, debe exteriorizarse todo lo Figura Nuestra nivel de la pinza-cuchara curva posible hasta colocarlo 104 para extraer célculos por (reducida de tamano) piel, para lo cual hay a que aislarlo bien pielotomía en sus caras regiones y polares, de la grasa de la celda renal. Este aislamiento debe llegar hasta el pedículo; especialmente deben estar bien aislados la pelvis renal y uréter. Aislado el rinón, debe colocarse rodeado de compresas hasta el pe dículo, especialmente a nivel del borde interno de las regiones polares, con el fin de evitar su reintroducción en la celda renal. La pelvis renal, aislada de los otros elementos del pedículo vascular, se le rodeará también de otro grupo de compresas, con el fin de absorber la orina que pueda derramarse al incindirla. Practicada Aislamiento y exploracion de la pelvis renal. ordinariamente la pielotomía sobre la cara posterior de la pelvis renal, piélotomía posterior (la pielotomía anterior es defendida sólo por algu 2.° filos en — ciertos casos especiales), hace falta que ésta para lo cual debe colocarse el rinón pueda verse claramente en se rotación hacia aquélla y entonces se van haga bien visible, adelante, rompiendo hasta que las adheren mayor o menor grado, con cias que en casos los órganos inmediatos. Se aisla también la extremidad superior del uré de cálculo tiene,siempre, en 190 ter, MANUEL SERES entonces, conservando cara posterior de la pelvis. y No debe denudarse evitar rasgaduras la anteversión completamente la renal, pared de de la misma y también con se la hace bien visible la pelvis, el fin de con poder el fin de utilizar la cáscara de grasa endurecida que la rodea ordinariamente para la sutura del conducto. Se aislará solamente de los órganos inmediatos conservando el nódulo grasiento, que forma piélico o bien a veces un verdadero esta capa de grasa esclerosada. En este momento también, en lo posible, que sean por dicha grasa y cuya sección sucian el campo operatorio; lo el fin de servar la camina en el ver posición tipo que a que mejor será pertenecen, guarda el espesor del se rasgadas algunas venillas que no ofrece peligro alguno, pero la arteria evitará circulan que rechazarlas, juntamente grasa no endurecida, hacia el seno del rinón. Debe entonces reconocerse bien la pelvis, así con fibro-lipoma peri en con la el seno del rinón, tiempo hay que ob retro-piélica, fijándonos bien si como y al mismo lipoma retro-piélico. Aislada la pelvis renal y bien al descubierto su cara posterior, sin des prender lipoma indicado, se procederá palpación de la misma cálculo, así como su situación. La existencia de éste la reconoceremos por su dureza, aun que no debetn.os confundir ésta con la sensación especial de cálculo ocuerpo duro que puede darnos el lipoma antes indicado. En caso de necesidad puede hacerse una punción con una aguja intestinal muy fina, con el fin de el antes con el fin de cerciorarse si ver si sentimos el contacto calculoso. en su a la interior se encuentra el Incisión de la pelvis renal.—Sobre el mismo cálculo, y a través grasienta qué rodea la pared de la pelvis, se incinde la cara posterior de la misma en sentido longitudinal, prolongando la incisión si 3.° de la cáscara es necesario hasta cerca del labio del rinón, teniendo cuidado de no herir retro-piélica, pues pudiera acarrear algún trastorno a la nutri respectivo. Se procurará que la incisión no llegue hasta la embocadura del uréter y que tenga una longitud aproximada al tamano del cálculo (fig. 106). Abierta la pelvis, se observa si el cálculo es movible, y si permanece adherido a la misma se le aisla con una sonda acanalada, o bien con 'una sonda de bocio de Kocher, o con unas tijeras curvas cerradas si es bastante la arteria ción del territorio grande. 4.0 Extraccion del cálculo. Cuando el cálculo está aislado y la incisión es lo suficiente larga, la extracción es muy fácil, pues basta la enucleación — con los dedos o con una sonda acanalada para extraerlo con Figura 195 Técnica de la pielotomía Exposición de la cara posterior de la pelvis renal Figura 106 Incisión de la pelvis renal y aparición del cálculo MANUEL SERES 192 facilidad. Es condición fin de evitar que importante que el cálculo alguna partícula descuidada sirva de nódulo para la formación de tar también que se un salga en sin fragmentarse, nuevo cálculo. Debemos evi a,la pelvis rasgaduras profundas en forma que hagan difícil la aproximación de ocasionen labios de la incisión, en a el interior de la cavidad los los mismos. Casi siempré hay necesidad de emplear pinzas para hacer presa sobre el cálculo y extraerlo. La difícilmente por tación del la su cálculo, pinza de disposición en Guyón que debemos evitar fragmentación, hemos ideado resulta muy gruesa, forma de a nosotros tijera y expone a la se maneja fragmen todo trance. Con el fin de évitar un pinzas que se ma la misma disposición que sistema de nejan con mucha facilidad y finura, pues tienen las pinzas de disección (fig. 104). Unas tienen los bocados en forma de cuchara, «pinzas cuchara», y sirven para la extracción de 'cálculos pe quenos, los cuales quedan aprisionados en la cavidad de las dos cucharas, pierdan al extraerse; otras tienen los bocados forceps, «pinzas' forceps». Estas pinzas son curvas con el fin siendo muy difícil que en forma de de amoldarse mejor a se la disposición alojados en parala extracción de cálculos en la extracción de cálculos zarse también región y sirven muy bien los Cálices del rinón, pudiendo de la para utili la nefrotomía. alojados en los cálices inferior o medio, pro cederemos en forma diferente según que el cálculo sea movible y despla zable con facilidad obien que no lo sea. En el primer caso procuraremos Para extraer los cálculos desplazarle del cáliz inferior hacia la pelvis, haciendo con una mano pre siones sobre el polo inferior, encima del cálculo, tal como si hiciéramos saltar un hueso de cereza por compresión entre los dedos; tra'sladado a la pelvis, se le extrae por presión sobre la misma o con nuestra pinza. Cuan do el cálculo no se puede desplazar, no hay más remedio que ir a buscarle en su sitio y extraerle de allí por medio de nuestra «pinza cuchara curva». primeramente con la pinza cerrada, introducida por la abertura pelvis como si fuera un estilete, se explora el interior de los cálices con el fin de sentir el contacto calculoso, y cuando esto ocurre se deja abrir la pinza, haciendo al mismo tiempo :algunas presiones sobre el polo inferior, con el fin de procurar que penetre entre los bocados de la pinza (véase fig. 108). Esta, por su longitud y curvadura, se maneja con facili Para esto, de la dad desde el exterior de la herida. 5.° Reconocimiento de la permeabilidad del uréter.— Aunque la radiografía preliminar ducto, es muy haya demostrado ningún calculito en este con conveniente practicar esta exploración en el acto operato na Td. o IÇ reI E -o o o o og .75 2 o e Figura 107 Extracción del cálculo mediante nuestra pinza-cuchara Figura 108 Técnica para extraer los cálculos del cáliz inferior, mediante nuestra pinza-cuchara curva 14 194 MANUEL SERES con el fin de tener la seguridad que está libre y evitar por lo mismo la persistencia de algunas fístulas que, debidas a la obstrucción ureteral, se han presentado consecutivamente a la pielotomía. Este reconocimiento se practica por medio de una sonda ureteral o bujía delgada ordinaria, la rio cual pues, cateterismo un 6.° esta introduce por la abertura de la pelvis', de arriba abajo, haciéndose, se . retrógrado del uréter (fig. 109). pelvis. Aunque muchos urólogos Sutura de la — sutura, debe hacerse en todos los casos, si ello Cateterismo del uréter, de arriba diciones del conducto y en no se Figura 109 abajo, a ocasionan fin de rasgaduras las vías de excreción de la orina. Si el tado general, quizás reconocer su sujeto se o bien practican no posible es por las con permeabilidad una encuentra estrechez en mal es sea conveniente acortar la operación, y como la su algo entretenida, si se quiere que ocluya perfectamente, se puede prescindir de la misma, ya que las incisiones de la pelvis cierran bien aun que no se suturen. Sin embargo, es muy conveniente, especialmente en los casos infectados, evitar que la orina salga por la herida de la pared durante los primeros días e infecte el tejido celular peri-renal, causa de supuraciones a veces prolongadas. La sutura debe ser muy perfecta y la realizaremos en la forma si tura es Figura Sutura de la Figura Sutura de la capa 110 pared de grasienta la pelvis renal 111 encima de la pelvis renal 196 MANUEL SERES guiente: Un primer plano comprenderá las paredes del conducto por medio de puntos de sutura entrecortada, a ser posible que no sean perforantes, practicados con aguja muy delgada y con catgut del número 00 (fig. 110). Encima de este plano de sutura se aplicará otro en la misma forma, com prendiendo la cáscara grasienta que rodea la pared del conducto. La oclusión es así. muy perfeda (fig. 111). Si la grasa peri-renal ha sido rasgada, no se puede utilizar para sutu rarla encima de la pelvis, aunque se haga una sutura grasienta. Con el fin de obtener una oclusión más perfecta, se puede obtener de la cara poste rior del rinón, un colgajo de la cápsula propia del mismo. Este colgajo capsular seno se ranversa y con él se pelvis, quedando fijo sobre la envuelve la a nivel del labio del pelvis renal, suturándose los bordes capsu (Payr). Un taponamiento de gasa aplicado lares encima de dicho conducto encima de la sutura hace que la oclusión Drenaje. —Si sea más perfecta. pequeno que ha podido salir con una incisión muy corta y si la orina es aséptica y la sutura perfecta, se puede suturar por completo la herida lumbar(Mollá). Sin embargo, es mejor practicar el drenaje por medio de una tira de gasa bastante larga, aplicada encima de la cara posterior de la pelvis, haciéndola salir por la herida lum bar en los casos en que no se ha podido realizar una sutura correcta, o bien con un tubo de drenaje si no se ha suturado el conducto, procurando que no se apoye sobre la pared de la pelvis. 8.° Cierre de la herida. Se suturará por completo, en los casos indicados en el párrafo anterior, en la forma descrita en la página 63, o bien sólo parcialmente. Es conveniente fijar el rinón por medio de unos puntos de catgut, como en la nefropexia, con el fin de evitar que se des place en los movimientos respiratorios (Rehn). 7.0 el cálculo es tan — E. — CUIDADOS POST-OPERATORIOS drenaje retro-renal se dejará cinco o seis días, al igual que el drenaje con gasa, si el ligero taponamiento con ésta no provoca eleváción térmica apreciable. El tubo de drenaje se dejará mayor número de días si hay derrame de orina, especialmente si ésta se halla infectada; retirado el drenaje, se colocarán solamente unas tiras de gasa para drenar el con ducto. En caso de infección del tejido celular peri-renal, debe abrirse am pliamente la herida lumbar, drenarla extensamente y practicar lavados con agua oxigenada. La orina se escapa a veces, durante algunos días, por la herida lumbar, pero esto no debe preocuparnos; al cerrarse la herida El tubo de LÁMINA IX Cálculos renales extraídos por nefrotomía a a Figura Cálculos únicos o 112 múltiples extraídos por pielotomía 198 MANUEL SERES lumbar se ocluirá la pelvis renal y se acabará la pérdida de orina, si no hemos provocado ninguna estrechez al practicar la sutura y el conducto ureteral se encuentra permeable. pelvis En caso de infección de la gún tiempo, es conveniente practicar, durante- al lavados de la misma por medio del cateterismo el fin de evitar la formación de nuevas concreciones. ureteral, con