EMILIO SALGARI Esteban: “Muera la romana, sean quemadas sus vísceras en el pecho de Moloc. Quedará agradecido y nos infundirá nuevas fuerzas. ¡Muera, muera! Moloc quiere víctimas enemigas. Un inmenso aullido escapado de treinta o cuarenta mil pechos que parecía el rugido de una gran marea... cubrió por algunos instantes aquellas voces aisladas: ¡Muera! ¡Con vuestros hijos! Había cerrado la noche. Pero parecía que sobre Cártago la opulenta ex colonia fenicia que disputaba feroz, valerosamente a la poderosa Roma el dominio del mundo antiguo, resplandecían millares de pequeños soles”. ¿De quién es el fragmento que acabamos de leer que inicia Tierra Firme en el día de hoy? Salvador, un gran escritor de toda una época. Salvador: Quizás no sea grande desde el punto de vista literario, pero fue el escritor de nuestra infancia. Era italiano, uno de esos excepcionales, él más prolífico de los escritores de la época que es Emilio Salgari. Con Emilio Salgari tengo una ambivalencia. En primer lugar, él marcó la infancia mía y de toda una generación. Porque de los libros de Salgari, sobre todo una serie de Salgari, estaba muy de moda y todos los chicos los leían. Además, había en Argentina justamente un radio teatro que se llamaba Sandokán, que era el hombre del protagonista y héroe de la saga. Quiere decir que por las tardes a eso de las 5 o 6 de la tarde. Estaba esa seria llamada Sandokán, Tarzán, y también una que se llamaba “Poncho Negro”, es decir, una serie de historias que tiene que ver con los chicos. Y lógicamente que la radio es un estimulante muy importante para la imaginación tanto como la literatura. Y las aventuras de Sandokán escritas por Salgari eran “el pan nuestro de cada día”, que ponían frenéticas a nuestras madres porque nos encontraban leyendo horas y horas, y nos decían que paráramos de leer. Así como hoy las mamás conscientes, evitan que sus hijos pasen mucho tiempo delante del televisor en aquella época los libros venían a reemplazar un poco porque no había televisor en la Argentina, entonces leíamos. Leíamos revistas de historietas: Billiken, y por otro lado los libros amarillos de Editorial Acmé, la colección Robin Hood que traía toda la saga de Emilio Salgari referida a las dos primeras grandes sagas de Salgari, la primera referida a los piratas de la Malasia, es decir, a Sandokán y a toda su gente, “los tigres de la Malasia”. Y después una serie de “El Corsario Negro” que se refería a los piratas del Caribe. Es interesante porque Salgari comienza su saga de Sandokán, que creo que es la más famosa de él, en un momento en que Inglaterra y que todos los escritores ingleses exaltaban al imperio inglés. El momento de auge, él hace exactamente lo contrario. Sandokán es alguien que se rebela contra el imperio inglés, es de alguna forma el contestatario. Y logra a través de la obra de Sandokán y de la gente que lo sigue crear un personaje que vive. Nos guste o no la saga ese personaje tiene vida propia, quiere decir que para mí es maravilloso poder entrar en el mundo de Sandokán y Yáñez su amigo portugués. Esto es interesante, porque por un lado estaba Sandokán que venía de Borneo y por el otro lado estaba Yáñez que era portugués, y hacían entre ambos una dupla muy importante, y el personaje siempre romántico de Mariana, la amada inalcanzable de Sandokán que también movilizaba toda una serie de aventuras. Lo que quiere decir que el panorama de la aventura estaba completo si uno le agrega después los misterios de oriente, los misterios de la India, los adoradores de la diosa Kali, es decir, todo eso formaba un mundo que nos fascinaba en nuestra niñez. Por el otro lado estaban los piratas del Caribe, entre ellos estaba el Corsario negro que junto a sus dos hermanos, el Corsario Verde y el Corsario Rojo también llevaban adelante una serie de aventuras. El Corsario verde y el Corsario rojo finalmente son ahorcados y entonces queda el Corsario negro y la saga sigue con la Isla del Corsario Negro. Quiere decir que la entrada a la literatura de Salgari se hacía a través de esas dos sagas. Esteban: Un italiano que recorrió con su obra medio mundo literalmente. Salvador: Si, medio mundo, yo te dije de todos modos que era ambivalente en cuanto a su obra, estoy hablando de la parte positiva. Los piratas de la Malasia son once novelas. Sandokán era un príncipe de Borneo – Portugal, que había sido destronado por el colonialismo británico, entonces este príncipe se rebela contra los británicos, y sobre todo contra el Rajá Blanco que era un personaje que había existido realmente y que Salgari lo toma de la realidad y forman parte de los principales enemigos del protagonista de la serie. El personaje que lo apoya es fraterno: Yáñez es el personaje que permanentemente está al lado de él. Comienza la saga con “Los tigres de la Malasia” y con un antecedente que es “El misterio de la brújula negra”, luego está “Sandokán el Tigre de la Malasia”, luego viene “Sandokán el Rey del Mar”, que de paso fue la primera novela que leí, no seguí la secuencia cronológica, sino que leí primero el segundo porque me lo regalaron primero leí al “Rey del mar” y luego “La conquista del Imperio”, etc. Todo eso de Sandokán. Luego aparece la serie del Mar Caribe aquí todo se desarrolla en el siglo XVII, y bueno aquí los personajes son los sabios negros, “La reina de los Caribes”, “La isla del corsario negro”, ya ahí era otra serie. Te digo que en general nosotros cuando leíamos a Salgari preferíamos a Sandokán antes que el Corsario Negro pero llegaba un momento que Sandokán se agotaba porque lo habíamos leído todo, entonces leíamos al Corsario Negro o sino al Capitán Tormenta. Salgari tenía dos libros sobre el capitán Tormenta, uno que se llamaba el Capitán Tormenta, y otro que se llamaba El león de la Mar. Pero luego había una cantidad de libros que no respondían a series pero que eran muy interesantes. Tenemos que decir que no todos los libros de Salgari fueron traducidos al español, pero entre ellos estaba este “Cartago en llamas” que reconstruye un poco la historia de la ciudad de Cartago, pero que el editor se ve obligado, y esto es muy interesante, se ve obligado a colocar una nota preliminar, para avisar que “en la presente novela el autor se ha tomado libertades cronológicas debido a su deseo de hacer resaltar los acontecimientos históricos que rodearon a la tercera guerra púnica y que tanto hace a este episodio bélico...”. Entonces explica esto que Salgari no respetaba mucho la historia. Eran por supuesto novelas infantiles, novelas juveniles. Tenía varias. Yo recuerdo por ejemplo una novela suya titulada: “Los hijos del faraón”, una novela que a mi me asombró por la temática. “Las panteras de Argel” ese era otro de sus libros traducidos al español, “La montaña de oro”, “Los miedos de Alaska”, y estoy hablando tan sólo de algunos de los libros de él. Esteban: Claro, porque su obra es extensa. Salvador: Si es extensísima. Era uno de los libros que teníamos en español. Esa era la parte digamos positiva de la obra de Salgari. Pero más adelante llegó a mis manos la autobiografía de Emilio Salgari. Él allí cuenta su historia. En su autobiografía él cuenta que viajó mucho, que conoció a Sandokán, al personaje que lo inspiró, etc, hasta allí yo estaba encantado con Salgari. En el año 1911 Salgari se suicida, y lo hace en la forma más terrible que es haciéndose el “harakiri”. Un año antes había intentado suicidarse clavándose un puñal en el corazón y lo salvaron a tiempo. ¿Por qué lo hizo? Parece que E. Salgari tenía algunos problemas de varios órdenes. En primer lugar se había casado con Ida, su esposa, a la cuál él siempre llamó como Aída por la obra de Verdi. Pero su esposa tenía problemas mentales. Incluso él mismo parece que también tenía problemas mentales. A todo eso se sumaba el sistema que tenían en la época para los escritores. Porque uno dice: “un escritor que escribe tanto y que se lee tanto en este tiempo, se enriqueció totalmente”. Pero tenemos que tener en cuenta que él nació en Verona, la ciudad famosa por Romeo y Julieta, el 21 de Agosto de 1862. Pertenece a esa cantidad de escritores que aportaron al Folletín. Que aportaban a escribir todas las semanas para determinada revista que salía semanalmente y que fue un poco lo que era antes el radio teatro y hoy es el tele teatro; por entregas. En 1889 se suicida el padre de Salgari y con ese suicidio se lanzan una cantidad de suicidios en la familia que llevan a que finalmente él también se termine suicidando en 1911, pero también sus dos hijos Romero y Omar, también se suicidan. Quiere decir que fue algo así como “una fiebre”. Pero hay otro motivo de presión muy grande también que él lo coloca en su carta de despedida a sus editores. Y él dice: “A mis editores. A vosotros que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mí familia en una continua semi-miseria, o aún peor, sólo pido en compensación, por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mi funeral. Os saludo rompiendo la pluma. Emilio Salgari”. Esteban: Tremenda carta. Salvador: porque él vendía sus libros, le compraban la obra y los que ganaban eran los editores, no había lo que hoy llamaríamos como Derechos de Autor. Entonces él tenía que presentar el libro y le pagaban, poco, por lo que dicen él vivía en la miseria y después los editores hacían su negocio. Negocio que pertenecía al editor. No había entidades que protegieran a los escritores en ese momento, lo que quiere decir que los editores hacían con la obra lo que bien les pareciera. Esto lo llevó al suicidio. Esta es tan sólo una cara de Salgari, pero hay otra cara de Salgari que tal vez no nos guste tanto conocer. Esteban: Hacemos una pausa y ya volvemos en seguida aquí en Tierra Firme para seguir hablando de este escritor que tanto nos ha dejado. PAUSA... Esteban: Quedamos con la intriga Salvador, antes de irnos a la pausa nos hablabas de la otra otra cara de Emilio Salgari ¿a qué te referís? ¿Estamos ansioso por saberlo? Salvador: Bueno, Salgari tiene algo así como una doble vida. Yo comienzo a ver un poco esa doble vida cuando leo en las biografías de Salgari, que él no había viajado más que unas pocas veces al principio. Lo que hace que todo lo que dice en su autobiografía “que conoció a Sandokán”, etc., formaba parte de la mitología que él mismo creaba acerca de su persona. Porque Salgari era un mitómano, y no solamente eso, era alcohólico y probablemente era sifilítico también. Era mentiroso. Despilfarraba el dinero y abusaba permanentemente del alcohol y tenía tensiones permanentes con su esposa. Él se hacía llamar “Capitán” porque había ido a la escuela naval pero no había llegado a terminar su escuela naval, a pesar de eso se hacía llamar capitán y firmaba algunos de sus libros como capitán y en su biografía va creando el mito de lo que era. Esto hace que mucho piensen que Salgari no sea un hombre que estuviese muy bien mentalmente hablando, y la imagen que muchas personas han elaborado de él ha sido una totalmente falsa. Algunos incluso lo han llegado a catalogar como un hombre perverso. Esteban: A tal punto llegó. Salvador: Siempre tenía una tendencia suicida. A los cuarenta y ocho años se suicidó, siendo muy joven realmente. Esteban: Con una extensa obra y con todo lo que pudo haber hecho. Salvador: Además el método que él utilizó para matarse fue uno muy sangriento, se desgarró a navajazos el cuerpo, lo que habla de una alteración grande, pudo haber utilizado un método con menos dolor. Parecería que quiso ser teatral en su forma de suicidarse. Esta es la otra cara del personaje. Yo leí con tanto interés la auto-biografía y me asombré tanto al verlo decir que conociera a su personaje real que inspiró a quien él llamó como Sandokán que traté de investigar, porque había escuchado que era un gran creador, pero que no había viajado realmente mucho, pero por el otro lado leía en su autobiografía que había viajado muchísimo, eso me llevó a investigar y descubrí todo eso. Y vi que hubo personas que investigaron y escribieron sobre su vida y dijeron que era un magnífico escritor pero era un mitómano, todos los conocían como un gran mentiroso. Parecería que esa tendencia hacia la mitomanía, era un motor que lo llevaba a crear estas grandes historias que conocemos de él. Estas historias con las que intentaba ganarse la vida aunque nunca lo logró realmente. Todo esto me llevó a preguntarme sobre esta doble cara del ser humano, como la obra de Stevenson: “El hombre y la bestia”, Mr Hyde y el Dr. Jeckyl, esta ambivalencia del ser humano como se dio en Salgari. Nosotros nos acogemos a la buena sombra de Salgari: su literatura. Su literatura es lo que en verdad perdura y el genio literario que tenía Salgari, pero la otra parte es la zona de oscuridad. En cada ser humano conviven estas dos cosas, convive la realidad de que nadie es el Dr. Jeckyl ni que nadie es Mr Hyde absolutamente, conviven en nosotros ambos. Uno cuando lee la verdadera biografía de Salgari, la que escribían los que estaban afuera viendo la vida y la realidad de este escritor y uno se retuerce de dolor frente a esa vida, ve la realidad del hombre, y ve y nota esa ambivalencia. Por un lado uno ve la imaginación maravillosa desatada de Salgari escribiendo. Esa energía admirable que tenía para escribir, porque uno comienza una de sus obras y se queda prendido a su lectura, pero por el otro lado hay una gran zona oscura en su vida, que triunfa y que lo lleva finalmente a suicidarse. Es importante tener en cuenta entonces que si todos nosotros tenemos una zona oscura, de la cual ninguno esta exento de eso, esa zona tiene que estar controlada, tiene que ser manejada adecuadamente. La fe justamente nos enseña que el poder de Dios puede hacer que esa zona quede bajo control. Puede hacer que eso finalmente no emerja. El hombre que se quita la vida es porque ha llegado a un estado de tensión interior tan fuerte que no puede solucionar sus mismos problemas. Necesitamos a Dios para que nos de finalmente ese equilibrio, para que Dios nos limpie de todas esas cosas malas que nos van minando y destruyendo como personas. Salgari fue un gran escritor que no pudo manejar todo eso, no tuvo la fe suficiente, no tuvo una dimensión de fe su vida, y al no tener esa dimensión de fe llegó a su auto destrucción. Mucha gente que se niega a la fe, que cree que la fe no es importante, que creen que sólo hay que manejarse con las realidades tangibles y se niegan a las realidades intangibles termina destruyendo su vida, porque inevitablemente el hombre necesita de la presencia de Dios justamente para darle el equilibrio que necesita, y cuando llegamos a Dios Él nos dice que todos tenemos una zona oscura que está allí presente en nosotros. Esa zona que no va a desaparecer permanentemente, siempre va a estar latente, puede ser gobernada por la presencia de Dios en nuestras vidas, por la fe que podemos poner en Él y por su Poder actuando en nosotros. Creo que eso fue lo que le faltó a Salgari y porque le faltó a Salgari el como controlar la zona oscura, terminó destruyendo a un gran escritor que nos cautivó durante una buena época de nuestras vidas.