PP, un partido para el crimen

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PP, un partido para el crimen
Reportaje
Una nueva investigación del Ministerio Público
y la Comisión Internacional Contra la
Impunidad de Guatemala (CICIG) muestra el
entramado de cobros ilegales, contratos
anómalos y lavado de dinero, encabezado por
Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Según la
acusación, la estructura criminal del Partido
Patriota (PP) obtuvo al menos Q500 millones
por sobornos en contratos de distintas
entidades públicas.
Bill Barreto
3 06 16
“El 14 de enero de 2012, la estructura criminal
asume el poder”, señaló el comisionado
Velásquez.
Los medios de Albavisión recibieron contratos
de pauta publicitaria por Q216.26 millones, el
69% de lo pagado por el Estado en contratos
con televisoras en ese mismo periodo. “La
inversión rindió sus frutos”, comentó la fiscal
Aldana.
El Partido Patriota (PP) no era un partido
político. En realidad era una banda criminal
cuyo objetivo era llegar al poder para asaltar
al Estado de todas las formas posibles. Esa
es la conclusión a la que han llegado el
Ministerio Público (MP) y la Comisión
Internacional Contra la Impunidad de
Guatemala (CICIG), luego de examinar el
rastro del dinero en 450 contratos estatales
que involucran al menos a 45 empresas con
cobros ilegales que ascenderían a Q500
millones. Financistas de campañas,
contratistas de obra pública, funcionarios de
alto nivel, dueños de medios de comunicación
y directivos de bancos son los protagonistas
hasta ahora conocidos de esta historia.
Según dijo el comisionado de CICIG, Iván
Velásquez, el extremo del hilo que los condujo
a armar el rompecabezas de esa estructura,
surgió en los allanamientos practicados por el
MP en las investigaciones del Caso La Línea.
A partir de este golpe se pudo entrever la
forma en que operaba la estructura criminal
montada por el Partido Patriota para cooptar
el Estado de Guatemala por medio de las
urnas, para saquearlo: se identificó a uno de
los operadores, Juan Carlos Monzón Rojas,
quien más tarde sería colaborador eficaz; se
obtuvo información financiera de empresas
usadas para el lavado de dinero, para los
cobros ilegales y el blanqueo del dinero; y por
medio de estas compañías se llegó a
intermediarios, agentes bancarios, abogados
y testaferros que luego colaborarían en la
investigación.
Aunque es la primera vez que en Guatemala
se realiza una investigación de esa
envergadura, y se logra identificar las
operaciones criminales y los presuntos
responsables, el fenómeno sobre las nuevas
formas de cooptación del Estado a través de
partidos políticos que fingen jugar las reglas
de la democracia para alcanzar el poder, ha
ocurrido en otros países de América Latina y
es objeto de estudio por expertos en el
combate de redes criminales.
Lee también Recetas para cooptar al
Estado: Financie partidos o funde el
propio, y promueva la impunidad
Casos paradigmáticos como La Línea, el
usufructo oneroso otorgado a Transportes de
Contenedores Quetzal (TCQ) y la estafa en la
limpieza del Lago Amatitlán, mostraron a los
investigadores que los actos de corrupción en
el gobierno del PP no eran casos aislados. Se
trataba de “una estructura criminal mafiosa
que había cooptado el poder por la vía de las
urnas en Guatemala y cuyos principales
dirigentes eran Otto Pérez Molina y Roxana
Baldetti”, según Velásquez.
“El 14 de enero de 2012, la estructura criminal
asume el poder”, señaló el jueves 2 de junio el
comisionado Velásquez, junto a la fiscal
general del MP, Thelma Aldana, al informar de
los resultados de los operativos de
allanamientos, capturas y órdenes de
detención realizados ese día, para asegurar a
decenas de personas que, según las
investigaciones, tuvieron diversos niveles de
participación en la trama político-criminal.
[frasepzp1]
Sin embargo, el día de la toma de posesión
del PP, ganador de los comicios de 2011, no
fue el principio de esta estructura criminal,
solamente su coronación como grupo delictivopolítico al frente del Estado.
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Financiamiento electoral, el pecado
original
En el principio existía el poder y su único
mandamiento era que debe ser conservado.
El sistema político guatemalteco ha
funcionado, por más de 30 años, con un
mecanismo de financiamiento de los partidos
políticos endeble en sus controles y
permeable a la entrada de dinero ilícito. El año
pasado, la CICIG había mostrado las primeras
luces de ese entramado, en el informe sobre
Financiamiento de la Política en Guatemala.
Ese documento explica cómo los partidos
políticos, las élites empresariales, los medios
de comunicación se alían para promover la
corrupción alrededor de la contratación de
obra pública como vehículos para este
financiamiento ilegal.
En el primer caso presentado el
financiamiento ilícito se remonta a 2008,
cuando tras una campaña electoral exitosa,
Otto Pérez Molina se perfilaba como el
siguiente en la línea de sucesión por la banda
Presidencial. Un grupo de empresas
controladas por Roxana Baldetti (Comercial
Urma, Publicmer, Publiases y Serpúmer)
comienza a recibir fondos provenientes de
Radiotelevisión Guatemala S.A., (Canal 3) y
Televisiete S.A. (Canal 7), canales del Grupo
Albavisión perteneciente al empresario
mexicano Remigio Ángel González. Con
pagos mensuales de Q215,600 de canales 3 y
7, justificados como “impresión de manuales
de funcionamiento” inexistentes, estas
“empresas de cartón” efectuaban los cobros a
las empresas televisivas para justificar los
ingreso para los máximos dirigentes del
partido. En total estos pagos ilegales
ascenderían hasta Q17,679,200. Dinero que
luego sería utilizado en la campaña electoral
2011, según información que habría
corroborado Juan Carlos Monzón Rojas,
exsecretario privado de la vicepresidenta y su
intermediario en numerosos cobros ilegales.
Alba Elvira Lorenzana Cardona, esposa
González, y a cuyo nombre se encuentran
registradas las empresa de Albavisión,
encabeza la lista de las personas con orden
de captura internacional, por delitos de
financiamiento ilegal y lavado de dinero.
Ya una vez en el poder, de 2012 a 2015, los
medios de Albavisión recibieron contratos de
pauta publicitaria por Q216.26 millones, el
69% de lo pagado por el Estado en contratos
con televisoras en ese mismo periodo. “La
inversión rindió sus frutos”, comentó la fiscal
Aldana.
[frasepzp2]
Además de ello, la concesión de las
frecuencias radioeléctricas de las que goza
Albavisión fue prorrogada por un periodo de
15 a 20 años en noviembre de 2012 por el
Congreso de la República, dominado por el
PP, y ratificado el decreto por el entonces
presidente Otto Pérez Molina. Esto pese a las
quejas de algunos legisladores sobre vicios en
su aprobación.
El presidente de la República, Jimmy Morales,
quien llegó a la conferencia de prensa del MP
y CICIG tras la presentación inicial de
Velásquez y Aldana, se mostró molesto al ser
interrogado por periodistas sobre si tomaría
alguna decisión sobre la concesión de
frecuencias radioeléctricas al Grupo
Albavisión. Las investigaciones deben
continuar, y en todo caso cualquier decisión
“tomaría en cuenta el bien común”, se limitó a
indicar. Durante 15 años, Moralejas, la
productora de cine y televisión propiedad del
mandatario, produjo y vendió programas
televisivos a la corporación mediática de
Ángel González.
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oficial que administró Francisco Cuevas
Constructores y lavado de dinero
La maquinaria de lavado de dinero del
gobierno del PP era alimentada primero por
financistas y luego por contratistas del
Estado. En principio el dinero servía para
echar a andar la maquinaria electoral, y de
paso enriquecer a los jerarcas del partido; una
vez en el poder el favor se devolvía en
contratos públicos onerosos y cuyo
cumplimiento era difícil de verificar. En este
sector los contratos de obra pública eran de
los más apetecidos.
Alrededor de Q50 millones habrían ingresado
para la campaña electoral 2011 del PP,
provenientes de contratistas de construcción,
según las investigaciones del MP y la CICIG.
Documentos de Juan Carlos Monzón
corroborados por su contador, Victor Hugo
Hernández, dan cuenta del ingreso de estos
recursos de distintas fuentes.
El esquema de financiamiento ilícito en
algunos de esos casos seguía la siguiente
modalidad: una empresa constructora, por
ejemplo Altracsa S.A., pagaba a un grupo
empresarial, como el que operaba el
empresario Raúl Osoy para Roxana Baldetti,
esta empresa emitía facturas falsas por
servicios que nunca se prestaron. Luego otras
empresas del mismo Osoy realizaban los
pagos de publicidad, compras e insumos para
la campaña del partido. Todo esto sin que la
empresa financista original, Altracsa, figurara
en los listados de aportes de campaña.
Como ejemplo de este sistema de captación
de recursos el MP señala a “comisionistas
permanentes”, es decir corruptores como Raúl
Osoy (de las constructoras Topsa y Bea),
Walter López, de Ferretiendas y Coingua; y
Carlos Gabriel Guerra Villeda, de
Constructora del Atlántico, entre otras
empresas. De entre estos, Guerra figura con
orden de captura. El entramado de
constructoras de la familia Guerra, contratistas
en Petén y otros departamentos, durante la
administración del PP fue detallado en
investigaciones publicadas por Plaza Pública.
Lee también Los Guerra: otra fortuna
construida con los negocios del Estado.
Para ingresar el pago de los sobornos, y
transformarlos en terrenos, casas, yates,
helicópteros, motocicletas… la estructura
encabezada por Otto Pérez y Roxana Baldetti
empleaba, según el MP, al menos tres grupos
de lavado.
El primero encabezado por Julio Aldana
Franco, que mezclaba dinero de origen lícito e
ilícito, usando empresas con operaciones
reales. Empleaba compañías “pantalla” que se
prestaban para adquirir bienes inmuebles,
créditos en cuentas corrientes y créditos
hipotecarios con los cuales justificar las
propiedades de sus clientes.
El segundo grupo se arriesgaba más y
empleaba empresas de cartón. Lo
coordinaban Julio Estuardo Salvador
González, alias “Eco”, mediante el Grupo
Estrella, y Juan Carlos Monzón Rojas, ambos
ahora “colaboradores eficaces” en la
investigación. Generaban facturas falsas para
justificar ingresos y utilizaban el sistema
bancario para adquirir bienes y servicios.
Además cancelaban con depósitos en efectivo
créditos en cuenta corriente, créditos
hipotecarios y sobregiros para adquirir los
bienes de sus representados.
Y el tercer grupo lo gestionaba Jonathan
Chévez a través de una serie de empresas
que actuaban como como una especie de
“cuenta corriente de la estructura”, según
detalla la fiscal general Aldana. Según la
fiscalía, el equipo de Chévez incluso recibió
en efectivo el dinero de las comisiones o
sobornos a las que nombraron “Incentivos
Económico Comerciales (IEC)”. Los
investigadores sospechan que Chévez estaba
además al frente de una empresa cambista y
de transporte de valores, y prestaba servicios
a otras estructuras criminales.
Bancos, el sistema circulatorio del
dinero
El tsunami anunciado ha llegado y sus olas no
solo arrastran a políticos, funcionarios
públicos y medios de comunicación. Han
envuelto también a directivos de dos
importantes bancos: Adolfo Fernando Peña
Pérez, presidente de Banrural; Julio Aldana
Franco, el representante comercial del mismo
banco, mencionado por Monzón como un
agente de Baldetti; y Flavio Rodolfo
Montenegro Castillo, gerente general del
Banco G&T Continental. Contra los tres
existen órdenes de captura.
A Peña el MP lo investiga por lavado de
dinero y señala que habría recibido la
colaboración de Abner Fonseca, gerente de
negocios de Banrural, en esa labor, junto a
Edin Barrientos, directivo de la entidad y
representante en algunos espacios de
Corporación de Noticias, empresa matriz del
diario Siglo 21, cuyo 51% de las acciones fue
adquirido por Roxana Baldetti. Peña, Fonseca
y Barrientos ya se encuentran capturados.
El papel de los bancos incluiría, en el caso de
Banrural, las inversiones a plazo fijo de las
instituciones del Estado, depósitos por los
cuales Baldetti y su agente Aldana recibían
comisiones de parte de instituciones como el
Instituto de Fomento Municipal, el Puerto de
Santo Tomás, el Puerto Quetzal, el Fondo
Nacional para la Paz, el Registro Nacional de
Personas, el Instituto Guatemalteco de
Turismo, el Registro de Propiedad, la Zona
Libre de Industria y Comercio, según reportes
facilitados por Monzón a los investigadores.
La participación de agentes del sistema
bancario era importante para devolver a la
estructura criminal los frutos de sus cobros,
según los investigadores el proceso de lavado
atravesaría al menos tres etapas. En la
primera el origen de los fondos de
financiamiento electoral, de pagos de
comisiones, se haría con facturas falsas; en la
segunda etapa se procedería al
fraccionamiento y bancarización, se
solicitarían préstamos usando como garantía
inmuebles del mismo grupo de lavado,
préstamos en cuenta corriente y sobregiros,
cancelados con depósitos a cuentas
alimentadas por dinero en efectivo; y por
último el retorno a los beneficiarios en forma
de inmuebles, vehículos, aeronaves, joyas y
toda clase de artículos.
“Por fortuna se llevaban extensos y detallados
registros de las actividades”, comentó en un
par de ocasiones el comisionado Velásquez.
Y no era para menos, la necesidad de un
soporte documental para la investigación era
evidente. Sin este respaldo el comisionado no
podría haber afirmado que esta era “una red
económico-política ilícita que logró mediante
la obtención del poder político convertirse en
una enorme y eficiente maquinaria de
expoliación del Estado”.
Una maquinaria, eso sí, que dejaba un rastro
de papel a su paso. De la masa de
información dispuesta, con las primeras
capturas e incautaciones del caso La Línea,
surgió una materia informe que lentamente
cobró sentido al establecer vínculos entre las
empresas, sus representantes, sus abogados,
sus agentes bancarios. Al analizar 2.5
millones de documentos fruto de
allanamientos, y 35 mil por orden de juez, al
rastrear 155 cuentas bancarias.
El caso de Guatemala es un ejemplo de
“macrocriminalidad”, de estructuras criminales
a gran escala que operan como un emporio
de múltiples actores y servicios que se
encargaba de esquilmar las finanzas
públicas. Un sistema que según Velásquez
“cooptó y reconfiguró el sistema de partidos
políticos, el aparato institucional y hasta la
agenda de intereses estratégicos del Estado
de Guatemala”.
De la lista de posibles imputados aún no se
libran otros exfuncionarios del gobierno del
PP, ministros y altos funcionarios, ya que las
investigaciones continúan en marcha. Para
ellos aplicaría la frase de la fiscal general al
cierre de la conferencia de prensa: "todos son
casos grandes, dignos de un tsunami y lo más
triste es que esto no es lo último".
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