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Misa en la Parroquia Señor de la Resurrección
Memoria de Santa María Magdalena
Barranca – 22 de julio de 2008
Homilía
Queridos hermanas y hermanos de esta nueva parroquia Señor de la Resurrección,
estoy muy agradecido de la oportunidad que me ha dado la Divina Providencia de
celebrar la Misa con ustedes, con Clara, Simone y Francesco, el padre Alberto y sus
padres que han venido conmigo de Italia.
Una comunidad cristiana va construyéndose por este momento cotidiano de
escucha de la Palabra de Dios y de comunión con el cuerpo y la sangre de Jesucristo. En
este sentido soy feliz de contribuir a la edificación de esta iglesia con la colocación de la
verdadera piedra angular que es el mismo Cristo.
En esta memoria de Santa María Magdalena el Evangelio de Juan nos dice la
importancia de un testimonio comunitario de la Resurrección de Jesús. “El primer día de la
semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al
sepulcro…”. Los versículos siguientes, que el texto litúrgico ha sacado, dicen que se
fueron al sepulcro, también, Pedro e Juan. Todos vieron que el sepulcro estaba vacío, y
desde entonces empezó el largo camino misionero de la iglesia.
La misión cristiana es una misión comunitaria, hecha de hombres y de mujeres, de
adultos y de niños, de laicos y de sacerdotes, de religiosos-religiosas y de familias. Por
eso de Milán he enviado una Fraternidad Misionera para colaborar con la iglesia de
Barranca: un sacerdote y una pareja que, viviendo en comunión, puedan ayudar esta
nueva parroquia a testimoniar el misterio de comunión y de fraternidad que brota del
Evangelio para que fructifique en esta ciudad.
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María Magdalena se presenta, también, como modelo de la humanidad en
búsqueda de Dios. Sin que ella lo reconozca, Jesús le pregunta: “Mujer, ¿por qué lloras?
¿A quién buscas?”. Y María, sollozando, contesta a lo que piensa ser el cuidador del
huerto: “Señor, si tu lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”. Puede
ser que Juan, cuando escribió este acontecimiento en su Evangelio, se acordara del
hermoso poema amoroso llamado “Cantar de los Cantares”, que hemos leído como
primera lectura: “Así habla la esposa: en mi lecho, durante la noche, busqué al amado de
mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y
por las plazas, buscaré al amado de mi alma.”
Como la Magdalena, cada uno de nosotros está buscando a Jesús, a su Palabra, a
su cuerpo para verlo, tocarlo, escucharlo, conversar con él, gozar o llorar en sus brazos.
Esta búsqueda es la raíz profunda y el motor que anima la vida de la iglesia y, también, de
esta iglesia que está en Barranca. Solo escuchando su Palabra ustedes encontrarán a
Jesús y la fuerza de la misión. Solo haciendo comunión con su cuerpo ustedes gozaran
de la presencia de Jesús y tendrán fuerza para construir una verdadera fraternidad. Solo
contemplando a Jesús y como se ha puesto al servicio de los últimos, ustedes seguirán
sirviendo a los pobres.
Como ayer me ha dicho el Consejo Pastoral, la breve historia de esta comunidad
parroquial está caracterizada del hambre de la Palabra de Dios (el fuerte requerimiento de
formación bíblica), del hambre de la fraternidad a partir de la Eucaristía (la construcción
de pequeñas comunidades cristianas en los barrios y en los anexos) y del deseo de
encontrar a los enfermos.
Que la intercesión de María Magdalena pueda empujar esta nueva parroquia en
estos tres caminos: profundizar su fe, construir experiencias de comunión y servir a los
pobres.
+ Dionigi card. Tettamanzi
Arzobispo de Milán
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