VOLUNTARIADO Y EMOCIONES POSITIVAS

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The Spanish Journal of Psychology 2005. Vol 8(1), 30-35.
EMOCIONES POSITIVAS EN EL VOLUNTARIADO1
María Luisa Vecina Jiménez
Fernando Chacón Fuertes
ABSTRACT
El voluntariado es un fenómeno social ya consolidado en nuestra sociedad. Sin
embargo, el rápido crecimiento que en los últimos años ha experimentado hace difícil la
integración de conocimientos teóricos y su aplicación en los contextos organizacionales.
Considerando que uno de los principales problemas que tienen las organizaciones de
voluntariado actualmente es la permanencia de su voluntariado, el objetivo de este trabajo
es constatar, dentro del contexto aportado por el modelo psicosocial de la permanencia del
voluntariado (Vecina, 2001), el tipo de relación existente entre la experiencia de emociones
positivas en el voluntariado y la intención de permanencia en la organización en una
muestra de voluntarios que lleva menos de un año de permanencia previa.
PALABRAS CLAVE: voluntariado, emociones positivas, permanencia
INTRODUCCIÓN
El voluntariado se enmarca hoy en día en organizaciones formalmente constituidas sin
ánimo de lucro, tanto por criterios de eficiencia, como por posicionamientos éticos ante los
problemas sociales.
Desde todos los sectores de la sociedad se insiste en que para alcanzar los mejores
fines hay que poner los mejores medios. Esto supone la sustitución de la visión voluntarista
del voluntariado por otra visión profesionalizada, que estaría de acuerdo con la idea de que
la buena voluntad no garantiza automáticamente buenos resultados. Poner los mejores
medios para conseguir los mejores fines implica, por una parte, la profesionalización de los
sistemas de gestión interna de las organizaciones, de manera que la consecución de los
resultados deseados conlleve el menor coste posible y, por otra, implica la
1
Esta investigación ha contado con la financiación de la Dirección General de Investigación de la Comunidad
de Madrid (convocatoria de ayudas para la realización de proyectos de investigación en Humanidades,
Ciencias Sociales y Económicas 2003)
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profesionalización de la implicación de los voluntarios, ya que éstos son la pieza clave para
alcanzar los objetivos organizacionales de forma eficiente, y su mayor o menor
permanencia repercute directamente en los usuarios y en la organización.
Sin embargo, los criterios de eficiencia y de utilidad, exigibles en este proceso
porque garantizan la calidad de los servicios o actuaciones realizadas de cara a terceros,
deben acompañarse necesariamente de actuaciones tendentes a incrementar la satisfacción
de los voluntarios, pues de lo contrario estaríamos potenciando su utilización ilícita.
Aumentar la permanencia de los voluntarios incidiendo en su satisfacción es una fórmula
que respeta las múltiples diferencias existentes entre los profesionales, que tienen un
compromiso instrumental y cuya permanencia se garantiza por medio del contrato laboral,
y los voluntarios, cuyo compromiso se relaciona con aspectos éticos y emocionales.
En este marco de interpretación es posible plantear un papel protagonista para las
emociones positivas, pues desarrollar y fomentar este tipo de experiencias en los
voluntarios constituye un medio legítimo para mantener su deseo de continuar vinculados a
la organización y garantizar así una estabilidad mínima en los programas llevados a cabo
por voluntarios.
El modelo psicosocial de la permanencia del voluntariado (Vecina, 2001; Chacón y
Vecina, 2002) aporta datos empíricos que permiten sustentar este planteamiento. Este
modelo propone que el principal predictor del tiempo de permanencia de los voluntarios en
las organizaciones es la intención de permanencia que ellos mismos tienen al valorar los
distintos aspectos que se encuentran bajo su control. A su vez, la intención de permanencia
es explicada por el tiempo previo que los voluntarios llevan en la organización, por el
conflicto existente en la misma y por la satisfacción que los voluntarios experimentan en el
desarrollo de sus tareas. Finalmente, la satisfacción de los voluntarios es explicada por las
motivaciones que tienen y por el apoyo emocional que la organización les presta.
En este modelo (ver figura 1) se otorga un papel muy importante a la satisfacción de
los voluntarios a la hora de incrementar su permanencia, por lo que sirve de contexto
adecuado para explorar la utilidad de las emociones positivas en el voluntariado.
INSERTAR FIGURA 1
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EMOCIONES POSITIVAS
Definir qué son las emociones continúa hoy siendo objeto de debate (Diener, 1999;
Ekman y Davidson, 1994). Sin embargo, parece ir surgiendo cierto consenso respecto a
algunas de sus características básicas (Fredrickson, 2001), de manera que se puede
considerar que las emociones son tendencias de respuesta con un gran valor adaptativo, que
tienen evidentes manifestaciones a nivel fisiológico, en la expresión facial, la experiencia
subjetiva, el procesamiento de la información, etc., que son intensas pero breves en el
tiempo y que surgen ante la evaluación de algún acontecimiento antecedente.
Esta definición básica, que sin duda supone una avance importante en el estudio de
las emociones, parece ajustarse mejor al estudio de emociones negativas (miedo, ansiedad,
ira, asco, etc.), que al estudio de emociones positivas (alegría, orgullo, satisfacción,
esperanza, etc.). Así, cuando una persona siente miedo ante algo o alguien sus sistemas de
alerta se activan, se dispone rápidamente a huir, a protegerse, su expresión facial refleja una
imagen única y reconocida prácticamente de forma universal por cualquier individuo. La
emisión de tales respuestas muy probablemente permitirán al individuo salvar la vida en
numerosas situaciones, lo cual refleja el valor inmediato para la supervivencia que tienen
las emociones negativas (beneficio directo). Sin embargo, cuando una persona experimenta
alegría la tendencia de respuesta es más inespecífica y se prolonga durante más tiempo,
puede dar saltos de alegría, pero también puede dedicarse a bromear, a ayudar a otros, a
hacer planes para el futuro, a jugar, a explorar, etc.. El valor de este tipo de respuestas para
la supervivencia del individuo no parece tan evidente, principalmente porque no es
inmediato.
Barbara Fredrickson (1998) y sus colegas (Fredrickson y Levenson, 1998;
Fredrickson y Branigan, 2000; Fredrickson y Joiner, 2002) vienen trabajando sobre las
emociones positivas y su valor adaptativo dentro del marco aportado por la Psicología
Positiva (Seligman, 2003). Parten de la idea de que las emociones positivas aportan
importantes beneficios para las personas y, aunque éstos no son tan directos como los
aportados por las emociones negativas, se mantienen en el tiempo. Concretamente,
proponen que emociones positivas como la alegría, el entusiasmo, la satisfacción, el
orgullo, la complacencia, etc., aunque fenomenológicamente son distintas entre si,
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comparten la propiedad de ampliar los repertorios de pensamiento y de acción de las
personas y de ampliar de forma duradera sus recursos físicos, psicológicos y sociales,
recursos que entrarían a formar parte de una reserva disponible para momentos futuros de
crisis.
Experimentar emociones positivas es siempre algo agradable y placentero a corto
plazo, pero más allá del corto plazo también tiene otros efectos beneficiosos. En este
sentido, la evidencia empírica existente hasta la fecha muestra que la experiencia de
emociones positivas aumenta la probabilidad de sentirse bien en el futuro (Fredrickson,
1998), hace más resistentes a las personas frente a la adversidad (Carver, 1998; Lazarus,
1993), facilita el establecimiento de relaciones de amistad y de amor, que posteriormente
pueden dar lugar al surgimiento de redes sociales de apoyo, de coaliciones, etc.,r muy
beneficiosas en situaciones de conflicto o de escasez (Fredrickson, 1998). También parece
que las emociones positivas deshacen los efectos fisiológicos que provocan las emociones
negativas, de manera que la experiencia de las emociones positivas se asociaría con una
menor actividad cardiovascular y por tanto con un menor desgaste del sistema (Fredrickson
y Levenson, 1998).
Teniendo en cuenta que afortunadamente las situaciones en las que se mueve la gran
mayoría de los individuos de nuestra sociedad ya no son de vida o muerte, resultará,
además de interesante, muy útil seguir profundizando en los beneficios a corto y a largo
plazo de experimentar emociones positivas con frecuencia.
En el ámbito del voluntariado también intuimos interesante y muy útil para la
gestión de programas explorar la relación existente entre emociones positivas e intención de
permanencia. Cnaan y Cascio (1999) ya apuntaron en sus conclusiones que experimentar
un sentimiento de orgullo por el trabajo realizado (ejemplo de emoción positiva) podría ser
un buen predictor de la satisfacción, del compromiso y del tiempo de permanencia de los
voluntarios en las organizaciones.
Por otra parte y como muestran numerosos estudios (Isen y Levin, 1972;
Cunningham, 1979; Wilson, 1981), es más probable que las personas ayuden cuando se
sienten de buen humor. Parece también que cuando las personas se sienten felices se
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centran menos en si mismas, les caen mejor los demás y desean compartir su buena fortuna
incluso con desconocidos (Seligman, 2003).
Es posible, por tanto, hipotetizar que experiencias de tal naturaleza deben jugar un
papel importante, tanto para decidir incorporarse a una organización de voluntariado, como
para mantenerse en ella. Precisamente para mantenerse en las organizaciones, la fluidez,
estado emocional positivo descrito por Csikszentmihalyi (1997), puede jugar un importante
papel, ya que experimentar una implicación total con la actividad que se está llevando a
cabo es una experiencia tan placentera que lleva a continuar con ella a pesar de los costes y
de la presencia de obstáculos. Este tipo de experiencia sucede cuando se concentra la
atención en la consecución de una meta realista, las habilidades que posee la persona
encajan con las oportunidades para actuar y la retroalimentación que obtiene es inmediata.
Una expresión coloquial que resume este estado es “el tiempo se me pasa volando ”.
En este trabajo analizaremos la presencia de emociones positivas en una muestra de
voluntarios sociasistenciales que llevan menos de un año de permanencia previa y
relacionaremos dichas emociones con su intención de permanencia en la organización.
Nos centraremos en el primer año de voluntariado porque este periodo resulta ser
crítico para la permanencia. En él se producen las mayores tasas de abandono (Cortés,
Hernán y López, 1998; Vecina, 2001) y en él se produce una peculiar evolución de las
motivaciones que lleva a los voluntarios finalmente a valorar por igual la importancia de las
motivaciones autocentradas y heterocentradas para continuar con las actividades
voluntarias (Vecina y Chacón, 1999). También durante el primer año impactan
masivamente sobre los voluntarios todas las variables organizacionales y se produce el
proceso de adaptación y ajuste respecto al resto de sus circunstancias vitales.
HIPÓTESIS
En primer lugar, hipotetizamos la existencia de relaciones significativas y positivas
entre las distintas emociones positivas y la intención de permanencia de los volunatarios en
la organización a corto, medio y largo plazo.
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En segundo lugar, esperamos que la experiencia de emociones positivas en el
voluntariado, evaluada globalmente, sea un predictor significativo de la intención de
permanencia, tanto a corto, como a medio y largo plazo.
PARTICIPANTES
La muestra estaba compuesta por un total de 109 voluntarios pertenecientes a 26
organizaciones distintas, que se dedicaban a tareas muy variadas dentro del ámbito
socioasistencial y que llevaban en la organización menos de un año de permanencia previa.
El 72% de la muestra estaba formada por mujeres, mientras que el restante 28%
estaba formada por hombres. La edad media era de 30 años, oscilando entre los 17 y los 68
años (DT = 12.82) y el tiempo medio de permanencia previa en la organización era de 6.3
meses (DT = 2.71).
PROCEDIMIENTO
Los cuestionarios fueron cumplimentados con carácter voluntario por los
voluntarios de 26 organizaciones del ámbito de la Comunidad de Madrid y devueltos por
correo postal con total garantía de anonimato y sin ningún coste económico asociado.
Todas la medidas del estudio fueron tomadas en un único momento temporal.
INSTRUMENTOS
Para medir las emociones positivas se utilizó un instrumento diseñado por nosotros
que constaba de 5 ítems (escala de 1 a 7) y que medía la experiencia de emociones positivas
respecto a la organización a la que el voluntario pertenecía y respecto a su papel en ella,
como por ejemplo el orgullo por pertenecer a una organización determinada, la alegría y el
entusiasmo por haber elegido una organización y por desarrollar en ella una labor
voluntaria, la esperanza de poder conseguir un mundo mejor a través del voluntariado y la
fluidez o estado de implicación total con la tarea que se realiza.
La fiabilidad del instrumento aplicado en la muestra de voluntarios fue muy buena,
especialmente si tenemos en cuanta que el instrumento sólo consta de 5 ítems (α = .779).
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La variable intención de permanencia fue medida a través de 3 ítems. Cada ítem
preguntaba concretamente a los voluntarios por la probabilidad de continuar con sus
actividades voluntarias dentro de la organización a los 6 meses, al año y a los dos años
(escala de 1 a 7).
ANÁLISIS DE DATOS
Para realizar los análisis estadísticos se utilizó el programa SPSS versión 12.0. Los
análisis realizados se centraron en el cálculo de correlaciones entre las variables objeto de
estudio: emociones positivas e intención de permanencia y en la estimación de una
ecuación de regresión simple que estableciera el poder predictivo de la variable emociones
positivas sobre la intención de permanencia.
La potencia estimada para una correlación de 0.40, en una muestra de 109 sujetos y
con un nivel de significación alpha ≤ .05 es del 99%.
RESULTADOS
La puntuación media de los voluntarios en la medida global de las emociones
positivas es elevada (Media =5.85; Desviación Típica=.87; escala de 1 a 7). En la tabla 1
pueden observarse las puntuaciones medias y las desviaciones típicas en la variable
intención de permanencia a corto, medio y largo plazo.
Tabla 1.
Media y desviación típica en la variable intención de permanencia.
Intención
Intención
Intención
permanencia a los 6
permanencia al año
permanencia a los 2
meses
años
MEDIA
5.98
5.37
4.52
DESVIACIÓN TÍPICA
1.48
1.67
1.90
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Las correlaciones entre la medida global de emociones positivas y la intención de
continuar en la organización a corto, medio y largo plazo son significativas y elevadas
(Rxy= .489, α=.000; Rxy= .517, α=.000; Rxy= .485, α=.000 respectivamente).
Las correlaciones entre cada uno de los ítems pueden observarse en la tabla 2.
Tabla 2
Correlaciones entre emociones positivas e intención de permanencia.
EMOCIONES POSITIVAS
Intención
Intención
Intención
permanencia
permanencia
permanencia
a los 6 meses
al año
a los 2 años
Cuando estoy realizando mis tareas como
.412**
.290**
.239*
voluntario/a el tiempo se me pasa volando
.000
.003
.015
Creo que a través del voluntariado es posible
.399**
.358**
.331**
conseguir un mundo mejor
.000
.000
.001
Estoy orgulloso/a de poder decir que formo parte
.290**
.275**
.286**
de esta organización
.003
.005
.004
Esta organización realmente inspira lo mejor de
.286**
.394**
.390**
mí a la hora de desarrollar mi actividad voluntaria
.003
.000
.000
Estoy muy contento/a por haber elegido esta
.341**
.497**
.441**
organización para colaborar voluntariamente
.000
.000
.000
** Correlacion significativa < 0.01
* Correlación significativa < 0.05
Todos los ítems que miden la presencia de emociones positivas en el voluntariado
presentan correlaciones significativas y elevadas con la intención de permanencia a los seis
meses, al año y a los dos años.
Más concretamente, observamos que una de las correlaciones más elevadas se
produce entre la experiencia de fluidez y la intención a corto plazo de continuar en la
organización (.412). Teniendo en cuenta que el ítem que pretende medir fluidez (“cuando
estoy realizando mis tareas como voluntario/a el tiempo se me pasa volando”) corresponde
con una de las descripciones más frecuentemente expresada por las personas que
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experimentan dicha emoción, podemos interpretar que cuando un voluntario se encuentra
haciendo lo que desea, concentra toda su atención en ello, dispone y emplea las habilidades
necesarias y obtiene retroalimentación sobre su ejecución, manifestará mayor intención de
continuar en la organización a corto plazo que a largo plazo porque la experiencia de fluir
tiene que ver directamente con la ejecución de la tarea en el momento presente y ello
guarda mayor relación con la intención de continuar en el futuro más inmediato que con la
intención de continuar en el un futuro lejano.
Por otra parte, observamos que experimentar alegría y satisfacción por haber
elegido una organización de voluntariado y no otra correlaciona muy significativamente
con la intención de continuar al año y a los dos años (.497 y .441) y menos con la intención
de continuar a los seis meses. La satisfacción con las buenas elecciones parece tener un
efecto más intenso a medio y largo plazo que a corto plazo y ello puede ser debido a que las
personas esperan que las decisiones importantes impacten en el futuro más lejano.
Para calcular el poder predictivo de la variable emociones positivas sobre la
intención de permanencia a los seis meses, al año y a los dos años se realizaron tres análisis
de regresión simple.
Los resultados respecto a la intención de permanencia a los seis meses muestran que
la variable emociones positivas es un predictor significativo (F = 31.094; p< .001) de la
intención de permanencia. El coeficiente estandarizado de regresión β es .489 (t= 5.576; p
= .000) y el coeficiente ajustado de determinación (Adjusted R Square) asciende a .231, lo
que indicaría que la variable emociones positivas explica un 23% de la varianza de la
variable dependiente intención de permanencia a los seis meses.
Los resultados respecto a la intención de permanencia al año y a los dos años son
igualmente significativos (F= 35.009, p< .001; β= . ,517 y F = 29.276, p< .001; β= .485
respectivamente), de manera que la medida global de emociones positivas resulta ser un
predictor significativo, tanto de la intención de permanencia al año, como de la intención de
permanencia a los dos años. En cuanto a los porcentajes de varianza explicada, observamos
que la variable emociones positivas explica un 26% de la intención de permanencia al año
(R cuadrado ajustada = .260) y un 22.8% de la intención de permanencia a los dos años (R
cuadrado ajustada= .228).
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CONCLUSIONES
Las emociones positivas hasta la fecha no han sido exploradas en el ámbito del
voluntariado y como muestra este estudio parecen estar muy vinculadas con la permanencia
del voluntariado. Aunque del hallazgo de una correlación entre dos variables no puede
deducirse causalidad en sentido alguno, los datos correlacionales presentados sí permiten
intuir la utilidad de las emociones positivas para incrementar la intención de permanencia
de los voluntarios. El análisis de regresión simple realizado posteriormente avala esta idea,
estableciendo que la medida conjunta de las emociones positivas es un predictor
significativo de la intención de permanencia. El porcentaje de varianza explicada no es muy
elevado en términos absolutos, aunque si consideramos que la permanencia del
voluntariado es un fenómeno determinado por múltiples factores psicológicos, sociales y
organizacionales que además interactúan a lo largo del tiempo, un porcentaje de tal
magnitud y aportado por una sola variable puede ser considerado suficiente.
Influir en la permanencia del voluntariado a través de la satisfacción resulta ser una
fórmula indiscutiblemente legítima porque respeta la voluntariedad y la gratuidad de toda
acción voluntaria. También es una fórmula operativa desde el punto de vista organizacional
porque permite manipular numerosos aspectos organizacionales con el objetivo de
incrementar la satisfacción de los voluntarios.
En este sentido, los gestores de los programas de voluntariado pueden favorecer la
experiencia de emociones positivas en los voluntarios de formas muy diversas, por ejemplo
ajustando las tareas a realizar con las inquietudes, habilidades, motivaciones de los
voluntarios (no hay nada más gratificante que hacer lo que uno quiere hacer), dotando a las
tareas de significación, ya que percibir que las tareas que uno realiza son necesarias y útiles
para conseguir algo deseado las reviste sentido. También planteando retos, admitiendo y
valorando iniciativas, reforzando y apreciando los esfuerzos realizados y los trabajos bien
hechos, especialmente cuando se trata de tareas rutinarias, en definitiva favoreciendo el
empleo de todo el potencial que cada voluntario tiene.
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Una organización que crea en lo que hace, que sea consciente de que necesita de
otras personas para cumplir su misión, que cuide y admire a sus voluntarios, difícilmente
podrá no generar satisfacción, orgullo, esperanza, entusiasmo, fluidez, .... en ellos.
Nuevos estudios que ya están en marcha y que contemplan la realización de un
seguimiento del tiempo de permanencia de los voluntarios en las organizaciones, tendrán
que profundizar en estos aspectos y comprobar la relación existente entre las emociones
positivas y el tiempo real de permanencia.
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ANTECEDENTES
PROCESO
CONSECUENTES
APOYO
ORGANIZACIONAL
SAT ISFACT ORIA
CONOCIMIENTO
RECOMPENSANTE
DESARROLLO
PERSONAL
MOTIVACIONES
SATISFACCION
EMOCIONANTE
RELACIONES
SOCIALES
INTERESANTE
VALORES
DEPECIONANTE
TIEMPO
PREVIO
INTENCION DE
PERMANENCIA
TIEMPO
REAL DE
PERMANENCIA
CONFLICT O
ORGANIZACIONAL
CONFLICTO
APOYO
ORGANIZACIONAL
Figura 1. Modelo Psicosocial explicativo de la Permanencia del Voluntariado (Vecina,
2001)
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