SOCIEDAD COLOMBIANA DE ANESTESIOLOGIA Y REANIMACION - SCARE LA RESPONSABILIDAD CIVIL Y LA TRANSMISIÓN DE ENFERMEDADES SERGIO YEPES RESTREPO Asesor Jurídico Regional Antioquia Este Archivo se suministra para fines informativos y académicos, y se encuentra acogido a leyes de Propiedad Intelectual, NO se autoriza su reproducción total o parcial, salvo Autorización por Escrito de la Sociedad Colombiana de Anestesiología o Reanimación - SCARE LA RESPONSABILIDAD CIVIL Y LA TRANSMISIÓN DE ENFERMEDADES a sus trabajadores de medidas de bioseguridad. Uno de los capítulos más importantes de la Responsabilidad por la prestación de servicios de salud es sin lugar a dudas, aquella que surge por la transmisión de enfermedades en actos médicos, intervenciones quirúrgicas, administración de medicamentos, transfusiones sanguíneas y otras actividades clínicas y hospitalarias. El Ordenamiento Jurídico Colombiano contiene disposiciones legales que hacen responsable a los profesionales de la salud de los daños ocasionados en la vida, Integridad y salud de los pacientes, los cuales pueden provenir de la transmisión de enfermedades. Aunque existen una serie de infecciones intrahospitalarias que son inevitables a pesar de que se empleen las mejores medidas de Bioseguridad, señalaremos a lo largo de este estudio algunos eventos en los cuales puede predicarse responsabilidad civil por parte de los profesionales de la salud, así como de las Clínicas, Bancos de Sangre, Laboratorios y otras Instituciones. Dentro de las enfermedades transmisibles el Virus de Inmunodeficiencia Humana exige un especial análisis por el carácter de Pandemia que ha adquirido, por los efectos nocivos que causa en sus víctimas y por las reglamentaciones que existen en el ordenamiento legal. Existen igualmente un sinnúmero de impli-caciones éticas, laborales y sociales en torno a las enfermedades transmisibles, tales como la discriminación, los despidos, la disolución del matrimonio, etc., que escaparán al presente análisis debido a que nos centraremos en la responsabilidad civil médica. Inicialmente se plantea el evento de que el profesional de la salud transmita directamente al paciente enfermedades que este mismo padece, circunstancia que lo haría responsable cuando tiene conocimiento de su patología y no toma las medidas preventivas adecuadas para evitar el contagio. Debe entonces el profesional de la salud emplear medidas de higiene y utilizar los elementos idóneos para contar con una barrera frente al paciente que incluso a él mismo lo proteja de los contagios del segundo. Si el profesional emplea Instrumentos propios para realizar actos y procedimientos médicos, está en la obligación de efectuar las medidas de higiene y esterilización tendientes a evitar la transmisión de virus y gérmenes que depositados especialmente en el Instrumental quirúrgico. Debe Igualmente desechar aquellos elementos que se recomienda no reutilizar por ser potencialmente transmisores de enferme-dades. Las Instituciones están obligadas a dotar a los profesionales de la salud de los elementos idóneos y las medidas de bioseguridad tendientes a protegerlos de los contagios y pudiéndose comprometer su responsabilidad civil y laboral por accidentes de trabajo v enfermedades profesionales. En 1971 se dictó el Decreto 559 reglamentando la prevención, control y vigilancia de las enfermedades transmisibles, especialmente en cuanto a la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana y el Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida, con el fin de prevenir y controlar dicha epidemia. Se consagra la prohibición de los trabajadores e Instituciones de la salud de negarse a atender a los infectados de HIV y a los enfermos de SIDA, y al mismo tiempo se obliga a las Instituciones de salud y aquellas que manipulen material biológico de origen humano, como los laboratorios clínicos y de patología, que provean Cualquier profesional de la salud ya sea Médico, Odontólogo, Bacteriólogo o Enfermera, puede ser demandado civilmente y condenado al pago de una Indemnización por perjuicios si se demuestra que culposamente transmitió una enfermedad o causó dicha transmisión, al igual que la Institución prestadora de servicios de salud. Puede también presentarse un proceso penal por homicidio o lesiones personales, en contra de los profesionales de la salud como personas naturales, debiéndose demostrar los requisitos del hecho punible. Igualmente, además de otros procesos disciplinarios, tanto el médico como el Odontólogo pueden ser Investigados por los Tribunales de ética profesional, según los lineamientos de la Ley 23 de 1981 y la Ley 33 de 1989. Por último, existen otros procedimientos legales frente a las Instituciones, tales como Bancos de Sangre y Hospitales, con diversos controles administrativos. La notificación de casos de infectados y enfermos a las autoridades epidemiológicas es una obligación a cargo de los profesionales y las Instituciones, debiendo hacerse en los formatos y trámites que garanticen la confidencialidad. Cuando el paciente tenga la condición de infectado asintomático, si el profesional tratante considera que hay peligro de contagio puede informar de su patología a su pareja sexual, para su estudio diagnóstico, previo consentimiento informado de ambos, e igualmente podrá Informar a todas aquellas personas expuestas al riesgo con el propósito de que asuman los mecanismos preventivos. El profesional de la Medicina puede practicar pruebas de apoyo para el diagnóstico de infección por el HIV cuando exista sospecha clínica de tal infección, en presencia de antecedentes epidemiológicos, para fines preventivos determinados por el Comité de Lucha contra el SIDA y por petición del interesado. Fuera de las disposiciones generales contenidas en las leyes civiles, penales y disciplinarias, existen una serie de normas aplicables a esta materia tales como el Código Sanitario Nacional y sus reglamentaciones, los regímenes de Vigilancia epidemiológica, Bancos de Sangre, SIDA, y Laboratorios clínicos. Por su parte el individuo que conozca su condición de infectado o enfermo, está en la obligación legal de informarlo al médico y al equipo de salud donde solicite algún servicio asistencial, y será responsable civil y penalmente por todos los contagios que realice intencional o imprudentemente a otras personas. Se creó finalmente con dicho decreto el Consejo Nacional de SIDA y se implementaron procedimientos administrativos para imponer sanciones de multas, intervención de la gestión administrativa y técnica, suspensión o pérdida de personería jurídica y de la autorización para prestar servicios de salud. Se consagra la transfusión sanguínea o de sus componentes como un acto propio del ejercicio de la medicina, a cargo por ende de un médico, a quien le asiste un deber de vigilancia constante que le permita atender al paciente ante las reacciones que se presenten por la transfusión. Posteriormente en 1993 se promulgó el decreto 1571 por el cual se reglamentó el Código Sanitario Nacional, en cuanto al funcionamiento de establecimientos dedicados a la extracción, procesamiento, conservación y transporte de sangre total o de sus derivados. Este decreto establece unos requisitos para los donantes de sangre en aras de evitar su recepción de grupos de riesgo, ya que deben utilizarse Instrumentos desechables y esterilizados para evitar que ellos sean contagiados en la donación, estando a cargo de profesionales de la medicina, enfermería o bacteriología la selección del donante y la vigilancia de la donación. La recolección de sangre debe hacerse en condiciones que garanticen la seguridad para donante, receptor y personal responsable, utilizándose elementos estériles, libres de pirógenos y en un sistema cerrado. Deben practicarse a las unidades de sangre recolectadas, entre otras, la prueba seroiógica para sífilis, la detección del antígeno del virus de la Hepatitis C y del de superficie de la Hepatitis B, y especialmente la detección de anticuerpos contra el VIH, y colocarse los respectivos sellos de calidad en las bolsas. El Banco de sangre es responsable entonces de indemnizar los perjuicios originados a los donantes y receptores, por la transmisión de enfermedades ocasionadas por la falta de las medidas dispuestas para la extracción, procesamiento, conservación y transporte de la sangre, de manera directa y aun solidariamente con sus trabajadores cuando estos produzcan culposamente un contagio. Conviene precisar que cuando un médico no tiene ninguna relación o función en un banco de sangre y ordena una transfusión sanguínea durante una intervención quirúrgica, la responsabilidad del equipo médico radica en constatar que la bolsa de sangre tiene los respectivos sellos de calidad y por ello se presume libre de infecciones. Incluso en casos de extrema urgencia cuando se requiera una transfusión y no se hayan practicado las pruebas, el médico podrá realizarla previa advertencia al paciente de los riesgos y una vez se haya obtenido el consentimiento escrito del paciente o sus representantes, recomendándose dejar una constancia detallada en la respectiva Historia Clínica. En lo que tiene que ver con los laboratorios clínicos, es decir, aquellos encargados de la recepción, toma de muestras, procesamiento, análisis y reporte de resultados, deben según el decreto 1917 de 1994, contar con áreas de lavado, desinfección y desecho, además de mantener un estricto control de calidad que garantice la bioseguridad en su funcionamiento. La bioseguridad entendida como el conjunto de normas y procedimientos que garanticen el control de los factores de riesgo y protejan la vida de los profesionales y pacientes, el consumidor final y el medio ambiente, cobra permanentemente gran importancia en el ámbito de la prestación de los servicios de la salud por parte de las Instituciones y del Estado.