"Bush deja un legado triste y peligroso" Pablo Gámez Hay verdades incómodas, ‘Los años de la semilla del mal' es una de ellas. Su autor, Pierre Schori, ofrece de la mano de este libro un retrato imprescindible de cómo los neoconservadores fabricaron sus ideas sobre el poder de Estados Unidos a lo largo de los ocho años de George Bush en la Casa Blanca. "Es un legado triste y peligroso". La carrera diplomática de Pierre Schori le ha permitido ser testigo de numerosos eventos que marcaron el siglo XX y que moldearon un nuevo siglo que olvidó sus promesas, dejando atrás sus sueños. En ‘Los años de la semilla del mal', Schori, también visto como uno de los más grandes conocedores de Naciones Unidas y de la política exterior norteamericana, arroja una radiografía de la estructuración de la necesidad de poder de los neoconservadores desde que llegaron a ocupar la Casa Blanca. El período que abarca Schori abarca entre el 2000 y el 2004. Son años en los que el mundo se estremece, y a Schori le toca vivirlos como embajador de Suecia ante las Naciones Unidas. Este libro se sustenta en documentos no publicados anteriormente, lo que provoca un escalofrío conforme el lector se ve inmerso en las líneas del pensamiento de Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Richard Perle, John Bolton y otros de la línea más dura de los neoconservadores estadounidenses. Schori no se limita únicamente a abrir un abanico de secretos. Nos ofrece una triste imagen de las mezquindades del cuerpo diplomático norteamericano; de la retorcida visión de la Casa Blanca durante un período que quiso acabar con los cimientos de Naciones Unidas y con la existencia de las estructuras multilaterales. En el horno se asaba el unilateralismo y la arrogancia, y Pierre Schori estaba en la primera fila para advertir que el asado se estaba quemando. Su libro no denuncia, advierte: quiere que el lector se detenga en su argumento central de que un futuro en paz pasa necesariamente por salvar a las Naciones Unidas de las garras del unilateralismo y por tomarse en serio los retos geopolíticos y medioambientales que se ciernen sobre el planeta. No hay tampoco inocencia en sus planteamientos. Quien conozca la historia de Pierre Schori sabrá que estamos ante una de las voces principales de la diplomacia europea, testigo de los principales vértigos del siglo XX y de las grandes disyuntivas del XXI. P.G: En ‘Los años de la semilla del mal' se rompe un silencio y el lector se ve inmerso en la primera fila de los años turbulentos que van del 2000 hasta el 2004, un periodo que redefinió las estructuras del mundo. Su voz se deja escuchar ahora, de la mano de este libro, y rápidamente se concluye que del legado que nos dejan los neoconservadores norteamericanos, nada se rescata. Pierre Schori: Es que en realidad se trata de un legado triste y peligroso. Si se continúa la política de la guerra contra el terrorismo, se despierta un nuevo peligro para el mundo: el de una inevitable confrontación entre Occidente y el Islam. Todos los que ven Al Yazera, por ejemplo, año tras año observan cómo miles de soldados occidentales luchan en tierras musulmanas. Da la ilusión de que existe una confrontación muy seria. Y de continuar caminando por esta senda, las cosas irán a peor. P: De ahí su advertencia de que será decisiva la manera en que el nuevo presidente de Estados Unidos maneje lo que la administración Bush llama la guerra contra el terrorismo. PS: Sí, y es que creo que lo principal es que haya un cambio de rumbo radical en Washington, en la política trazada por la Casa Blanca. P: Los ocho años del presidente George Bush llegan a su fin. Y sucede con un frente abierto en Afganistán, el caos en Iraq, sin un avance en el acuerdo entre palestinosisraelíes, con graves abusos en los derechos humanos, sin compromiso ante el cambio climático y con la economía reventada en todo el planeta. ¿Era éste el cuadro que los neoconservadores tenían en mente? PS: El resultado no. Pero ellos tienen en sus ideas un "nuevo siglo" americano, algo que escribieron en 1998, una cosecha arrojada por la línea dura de los neoconservadores. Ellos querían una presencia permanente militar en Medio Oriente, era el objetivo. Bush padre lo rechazó, y su hijo no. Esto sucedió después del 11 de septiembre. Obama es el único que cuestiona la presencia militar permanente de EEUU en Medio Oriente, pero es preciso preguntarse lo que significaría el retiro, hoy día, de estos militares. ¿Qué impresión daría esto a los yihadistas? ¿Cómo lo interpretaría el mundo árabe? ¿Se debilitaría la posición de Estados Unidos? P: ¿Estamos en una situación laberíntica? PS: Si Barak Obama incluye a las Naciones Unidas y a los países vecinos de Iraq en un ambiente abierto para discutir, escuchar, hay una posibilidad de llegar a un acuerdo. Siempre quedará, lo sabemos, un núcleo duro de yihadistas, pero creo que habría una mayoría suficiente para llegar a un acuerdo internacional, regional y un consenso nacional para Iraq. P: Ud. es diplomático con años de experiencia. Ha visto en primera fila muchísimos acontecimientos que han mercado la historia moderna. ¿Percibe Ud. que tras estos ocho años del presidente George Bush, y de la mano de lo que sucedió en Iraq, Afganistán y el colapso de la economía internacional, es éste un punto de quiebre del imperialismo norteamericano? PS: Ya antes de la crisis financiera habíamos visto el comienzo de la caída de la hegemonía occidental en el mundo. Estados Unidos ya no es tan fuerte como antes; Rusia ya no es tan débil; nadie podía creer que la economía china creciera al ritmo que lo está haciendo, que países como India, Brasil o Sudáfrica establecieran una sólida cooperación, además del nacimiento de UNASUR, en el cono Sur latinoamericano. Son cambios fundamentales, pero el legado de Bush es de haber dedicado todos sus recursos militares y financieros para las guerras de Afganistán e Iraq. Él tuvo un 11-S marcado por los atentados terroristas, y un 11 de septiembre financiero. Se inició por la era Reagan, al dejar al mercado como un perro salvaje y libre. En esta fórmula, el Estado es el enemigo. Todo ha salido mal, y no veo que sea posible volver al predominio total de los Estados Unidos sobre el planeta P: El punto medular de su libro se puede ver en su aseveración de que urge en el mundo una "nueva confianza", un "nuevo ‘deal'". ¿ En qué debe consistir este nuevo compromiso ? PS: Pienso que es sumamente importante que el nuevo presidente de Estados Unidos envíe una señal de confianza al mundo, indicando que estamos llegando a una nueva era. Es realmente a decir que Estados Unidos respetará la carta de Naciones Unidas, que regresa al multi lateralismo y a respetar la convención contra la tortura. Son señales que urgen en estos momentos y que hacen falta. En mi libro señalo que algo importante es cerrar Guantánamo y devolverlo a los cubanos. P: ¿ Pero es realista considerar que Estados Unidos hará lo que Ud. recomienda ? PS: He escuchado a importantes asesores de Obama y McCain. Robert Kagan, que representa a McCain, apuesta por la continuación de la guerra contra el terrorismo, tal como la entiende la administración de George Bush, y mantiene el discurso que los europeos somos de Venus y ellos de Marte. No menciona nunca a Naciones Unidas y tiene más la idea de una organización paralela de democracias, que es una ilusión. Obama presenta un programa basado en cinco puntos y cuya columna vertebral es el multi lateralismo para hacer frente a los grandes desafías globales. P: En esta búsqueda de los nuevos equilibrios geopolíticos que Ud. plantea, ¿qué papel le asigna a países como Brasil o a un continente como Latinoamérica, que con mayor frecuencia alzan su voz y pide ser escuchados? PS: El vacío creado por la administración de Bush sirve para ver nacer nuevas alianzas y organizaciones en todo el mundo. UNASUR es un claro ejemplo. Cuando Lula visitó a Europa hace pocas semanas, dijo que los tiempos en que dependíamos del Fondo Monetario Internacional, acabaron. Por otra parte indica que América Latina habla con propia voz. No son solamente declaraciones, hay nuevas estructuras que permiten decir estas cosas. Hay un banco sudamericano, grandes proyectos de infraestructura, se habla de una defensa conjunta en el Cono Sur. Todo esto es nuevo. Yo creo que hay una nueva actitud. Se han unido ideas que antes parecían imposibles, por ejemplo la reforma del sistema financiero internacional, algo sensacional. P: En su libro y en esta entrevista Ud. habla en términos del final de una época, del inicio de un nuevo capítulo ¿No era necesaria la aparición de un personaje como George Bush para llegar donde estamos? PS: Así es. Para continuar, hay que también acabar con el sistema no democrático ni moderno de muchas cosas. Estados Unidos y la Unión Europea no pueden asumir el derecho de determinar por turnos quién es el próximo presidente del FMI, dejando por fuera a otros. Las instituciones de Bretton Woods son obsoletas. La administración Bush destapó muchas cosas. Por la primera vez surgen ideas de reformar el sistema financiero internacional, que ahora se suman a la necesidad de que someter a revisión Naciones Unidas. P: Pero el camino marcado por ocho años de unilateralismo e intransigencia desde Washington no serán fáciles de borrar. ¿Es el multi lateralismo la clave ? PS: Sí, porque hoy todo afecta a todo. Las secuelas de la semilla del mal se sienten en todas partes. Las repercusiones de la crisis financiera, el envío de tropas a Afganistán, la guerra en Iraq. No es posible adoptar la política de un medio siglo y decidir resolver por la vía militar cualquier conflicto. No, hay que acabar con la militarización de la política. El multi lateralismo ha de ser visto como una de las claves del periodo que se inicia con la salida de George Bush de la Casa Blanca. http://www.informarn.nl/americas/eeuu/act081029-bush-peligroso