El Sector Sanitario en el siglo XXI Antonio Martos Tribuna ¿Cuáles son los retos del sector sanitario? ¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a la sanidad? Este interesante artículo resolverá estos y otros interrogantes. En fechas muy cercanas se presentará el libro "Las TIC en la sanidad del futuro" que ofrece una visión completa de los retos de la Sanidad en España y de cómo las soluciones basadas en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones van a contribuir a alcanzarlos. El documento ha sido elaborado desde la Fundación Telefónica y en su redacción han participado algunos de los más importantes expertos y conocedores del entorno sanitario público y privado, así como profesionales de empresas que han colaborado en algunos de los proyectos más innovadores que se están desplegando actualmente a nivel nacional e internacional. Las nuevas tecnologías están cambiando la sociedad de nuestros días y, de la misma manera, los sistemas sanitarios no pueden ser ajenos a estas transformaciones. Al igual que el resto del sistema de salud, el profesional médico se verá influido por los cambios que la evolución tecnológica sin duda causarán en su situación laboral, en la clínica y en la atención al paciente. Mirando hacia atrás con perspectiva de 10 años nos damos cuenta que se ha producido un cambio nada desdeñable de muchos aspectos clave que gobiernan nuestro sector. Crecimiento de demanda no planificada, incremento y renovación acelerada de oferta hospitalaria, déficit de profesionales, foco y potenciación en la investigación traslacional y otros. Y todo dentro de un marco de desarrollo de las transferencias sanitarias a diferentes velocidades y no siempre alineadas. El informe analiza los cambios sociales que contribuyen a cambiar el modelo de sanidad. El fenómeno de la inmigración y sus consecuencias para el sistema, el envejecimiento progresivo de la población, el aumento del nivel de exigencia de los ciudadanos o el desarrollo de la sociedad de la información son algunas pinceladas de cómo se está conformando una nueva sociedad que demandará más y mejores servicios, y cuyas preferencias es necesario anticipar. Parece inevitable que antes o después tenga consecuencias prácticas el paradigma de que el ciudadano pase a ser el eje central del modelo sanitario. Cada vez más el paciente exige estar informado durante todo el proceso asistencial, desea gestionar su historia médica y demanda servicios de calidad, buscando, en ocasiones, segundas opiniones y en general, demandando un mayor número de servicios relacionados con la «medicina del bienestar». En la sanidad del futuro el paciente requerirá un mayor nivel de interacción e integración en el sistema sanitario, ejercerá su capacidad de elección de médico y hospital y participará en la toma de decisiones administrativas y clínicas de su proceso asistencial. El estudio se hace eco de cómo la creciente demanda de atención sanitaria prevista en los próximos años ocasionará en un futuro no muy lejano un déficit de personal sanitario en España. Aunque el punto de partida muestre unas cifras para nuestro país en la línea de la media de la OCDE, una serie de factores están contribuyendo a acrecentar el problema. Los médicos son un colectivo con un importante componente de profesionales de media edad resultado de las numerosas promociones de los años 70 y 80 del siglo pasado que permiten pronosticar una alta tasa de jubilaciones en los próximos 15-20 años. El número de nuevos médicos que salen de las universidades españolas ha disminuido progresivamente desde principios de los años 80 y aunque las variaciones en los últimos años son muy pequeñas, es significativo que su número venga siendo inferior a las plazas MIR ofertadas desde el año 1998. Un importante porcentaje de los profesionales sanitarios españoles ha decidido buscar trabajo en Reino Unido, Francia y Portugal, donde las retribuciones están muy por encima de las españolas El estudio no solo atestigua cómo el uso de las nuevas tecnologías está modificando ya la práctica médica, sino que aventura las posibilidades que se avecinan. Entre las nuevas tecnologías médicas cabría citar los fármacos de diseño facilitadores de una medicina individualizada, la cirugía mínimamente invasiva y los tests y mapas genéticos que permitirán conocer la predisposición genética a sufrir determinadas enfermedades e iniciar medidas preventivas y la terapia génica. Los nuevos usos de vacunas en enfermedades no infecciosas, la sangre artificial, como posible sustitutivo para las transfusiones y los xenotrasplantes, ayudarán a reducir las listas de espera por limitación de órganos y abordar otras enfermedades, como el Parkinson o la diabetes. Los avances en diagnóstico por imagen impulsados por la imagen médica digital y la posibilidades de la telemedicina contribuirán al desarrollo de una estrategia digital de la sanidad basada en sistemas integrados y transparentes. La tecnología móvil se presenta como una de las mayores oportunidades para la sanidad ya que va a permitir ofrecer asistencia sanitaria y mejorar la calidad de vida del paciente, permitiéndole ser atendido y controlado de forma remota cuando se encuentra en su hogar o en cualquier lugar. Algunos ejemplos son los maletines de telemedicina para monitorizar y enviar las constantes vitales de los pacientes a su hospital de referencia; los brazaletes teléfono para tener localizados y controlados a los pacientes de Alzheimer en caso de desorientación o fuga; los servicios de teleasistencia para personas mayores haciendo uso de dispositivos móviles; la monitorización remota de pacientes diabéticos; los proyecto de diálisis domiciliaria o de seguimiento postoperatorio desde el domicilio del paciente. La generalización de estos dispositivos transformará el concepto de accesibilidad a los servicios sanitarios. Finalmente, no hay que olvidar los beneficios adicionales que se pueden obtener con la utilización efectiva de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en la salud pública y la planificación sanitaria. Así, el control de las enfermedades registradas en un área de salud puede ser usada como fuente de información adicional para el médico que realiza un diagnóstico o para poner en marcha medidas de prevención en colectivos sensibles. Llevados al límite esta actividad se convierte en el elemento indispensable para el control de la variabilidad de la práctica clínica que afecta a la manera en que se gestiona la demanda de los ciudadanos, a las decisiones sobre el manejo de los problemas de salud y a las intervenciones para obtener un diagnóstico o determinar un tratamiento. Alinear correctamente estos esfuerzos tecnológicos debe facilitar el trabajo diario de los profesionales sanitarios, mejorar la calidad asistencial, garantizar la sostenibilidad del sistema y mejorar la capacidad de respuesta frente a las necesidades y expectativas de los ciudadanos. Antonio Martos. Consejero Delegado de Mensor Servicios de Salud Artículo publicado el 11 de diciembre en Diario Médico. 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