CLIO No.164, 2002 Características de la Guerra Restauradora, 1863-1865 Emilio Cordero ~ i c h e l Para tratar el tcma LCIi.~7cteris/iclr.\. grrei-ru res,alirodoi.a, tendré que referirme. ligerarnente. a sus antecedentes, a la Anexibn a España, acontecimiento que ocurrió en un momento histórico en el que existia una coyunrura inleniacional muy especial. En efecto. Europa se encontraba sacudida por iiiia de las crisis ciclicac del capitalisnio. que ya habia señalado Carlos Mam. Espnfia intentaha reconstruir sii imperio colonial con Leopoldo O'Donnell y el Partido Unibn Liberal con las expediciones rniliiares a las castas africanas. y el ititeres de reincorporas a Santo Duntingo para garantizar la posesión de sus iil timas colonias en AniCrica: Cuba y Prrerto Rico. Por otro lado. Francia se habia embarcado en la aventura colrininl dc Cochincliinn y se preparaba para ocupar a México. mientras Inglaterra se cxpmdia en Ia 11idia y. poco a poco. iba conzrolando el ntercado mundial. Por ultiino. cn los Estados Unidos de America, donde. desde diciembre de 1860. con [a separacibn de Carolina del Norte de la UniOn, se había formado la Confederacih de los 14 Estados qiie sitac0 el fuerit )r en abril de 1861. se iniciaba la guerra de seces duró cinco anos. Por esa situacibn internacional, la correlacibn de f~ierzzis ert el Caribe favorecía a España, ya que Francia. Inglaterra y Estados Unidos de América confrontaban poblemas que niantenian a sus gobiernos ocupados en solucionarlos. Fue por eI!o que, aprovechando las reiteradas propuestas ane~ionistas del presidente Pedro Santana. representante de una clase social que nunca creyó en la viabilidad del Estado dominicano y desde la separaciOn de Haití. en 1844. procurrj el protectorado o la incorporaci6n a una potencia extranjera. se pudo efectuar la Anexibn a España. Ahora bien, i,cuiP era la situacibn del pais en ese momento? Segun el cónsstl e s p ~ o lla . poblaciliin ascendia. en 1860. a 186.700 l~abitantes,cifra que algunos hacian suhir a 250.000. de 10s cuales el 80% era mulato a negro y el 20% blmcci.' El secretario de lo Interior de Buenaventura Bicz, Manuel María Gautier, señal6 a la Comisión Senatorial Norteamericana que estuvo aqui en 1 87 1, basado en fuentes del tribunal eclesiástico sobre la distribución de las z .\lrarez. 3Iaria11o. "Xlriinorias. Snn to Domtngo, 20 dc abril dc 1XGO." Eri Rodnpez I)e~~lsnzi. Ernilici, ..l~ttt*i.rrletrr~.r clr /(I :ltre.~iri)rr j Ij.+p~)iir. Ciudad I'rujilkj, Editrira Xlniiral.r~o, 1955. pp. 87-88. (.lcaclcniln Dc~~niriicanñ dc 1:i T Tistnria, Vol. 113. parroquias, una pnblacion de 107.000 personas. ubicadas por provincias y coniunes que podrían reunirse de la siguiente manera: Santo Domingo. 41,400 representando el 20%; El Seibo, 28.900 representando el 13.9%: Ama, 36,000 representando el 17.44%: el Cibao y la Linea Noroeste, 89.100 representando el 43.1 %; Puerto Plata y Monte Cristj, 9,500 representando el 4.6% y Sanlana y Sabana de la Mor, 2,100: representando el 1%.' En total, la zona oriental tenía el 33.9%: Azua. el Cibao, La Línea Noroeste y el norte, el 65.1 %. Es decir. casi dos tercios de la priblaci6n totaI residía en Eos territorios que sirvicrori de escenario a las acciones militares de la guerra resrauradora, La producción era muy 1imitada porque descansaba. fiindarnentalmente, en el tabaco cibaeño, cuya cosecha llegaba a 60,000 u 80,000 qiiintales anuales. dependiendo de las benignidades del clima y de la siiuasicin política, que se exportaba a 10s mercados europeos; algún café que se conicrizaba a cultivas eu el C'ihao y en el Sur: poca cantidad de azúca~ir;100 n ~ i gaIoiies f de miel de abejas; 6.300 quintales de cera: 3,400,000 pies de caoba y r-iladeras preciosas; 3.000 cabezas de ganado rnayor en pie, y ciieroc tanto vacuno como S Gliaticr, h>I~i-iucl i2 laría. "hlcinnrandurri sobre la sihiaclbn políuca de la Rcpúbhca Dcrmiiaicana. PoblaciDn. Santo Dstnirigo, 2(1 de fcbrcro de 187 1'".Eti Roclrlguurz Demorki, Emilin, fw,'onlr~d~ /ri Coml.rji/t ri't' I W ~ Y I ~ ~ C I ~lob- ~E>*tc~rf~.~ ~ I I Ui~iduriic -32~~1eirrn ~I.J .I'RII!U Dnmitrp c't, JS7/. Ciuciarl -Srujillti, Tlrlitnra hIontalva. 1360, pp. 367-304. i(i\cndcmia Dormnicaiin rle la I-Iistoria, Vol. 113, De un cuadro que he elaborado. basado en diversas Fuentes. de los valores de los productos exportados en los años 1862 y 1863, se despreirde que el Cibao aporte e l 65% del valor total de las exportaciones, desglosado así: tabaco. 35%: café: 3%: cacao, 4%; azhcar, 4%: maderas. 9%; miel y cera. 7%; y ganados y cueros, 3%. En total, el Cibao. la Línea Noroeste. Puerto Plata, Monte Crifli y el Sur exportaron productos que representaron casi los dos tercios del valortotal. Parte del Sur y el Este solamente exportaron: maderas. 15%; ganado y cueros. 15%; miel y cera. 3%: y café. 2%: un 35% del valor total. Si se analiza el origen de los renglones de exportación se vera que el 66% estaba constituido por productos naturales. Esto es: que con ninguna o muy poca actividad del hombre se cortaban los árboles qiie nadie sembraba; se criaba ganado vacuno, caballar. mulas. asnal, caprino, ovino y porcino sin técnica ni cuido alguno: se obtenía miel: de abejas y cera que nadie atendía porque eran cimarronas. Solamente el tabaco, cafk, cacao y la cana de azúcar representaban cl inicio de tin tímido desarroIIo precapitalista en el paic. Con sobradas razones. el (11 timo capitán general, gobernador y comandante cn jefe del derrotado <j&rcitciespañol, el mariscal Josk de La Gándma dijo que: 7 T'tansc "'i2.lernciria" dc Alvarez, Marintici y "Akmo8a" de l'clácz Catnpomancs, :\ntnriio. En Rodrígucz Dcinonzi, Emiiio, : I t i r r ~ ~ I ~ ~ npp. , e ~SR, , 80, 05,07,9X. 106 v 107. "La agrículfzn-n puedc decirse que 170 iyxisre: JIEIL'S 4 exeepcihn de U Y I O . ~60,000 quintales de tuliaco que se recolecran eil las provincias de Sanfiugoy Concepci6n (de La Vega, ECM), y uno corta cmtidnd de cqfé de supei-ior calidnd en las del %r, que se exporfapara el extrnnjero, no se ctrltiva ningrirr o k o prodz~cfo,a pesar 1Jc la fncdidacl con qire ,re ohrendrian todos con ku m-or ohundancin; no hago inención del nzricarpory ice cl,ccasome~.ife sefabrica el necesario para el consumo dc icr islu; " La situación monetaria era grave. Las fraudulentas emisiones de papeletas realizadas por Buenaventura Riiez, en los años 1857-1 858, no habían sido redimidas y se devaluaban día a día, lo que provocaba el descontento de la pobIaciOn y un creciente y desalentador retraimiento econ0mico. ,Orisul inglés que sustituyb a Sir Roben 1-1. Sc pgk, Martin T. 1-lood, informó a la cancillería brirulziLa que Santana inició, desde diciembre de 1860, una política de desarmar al pueblo y que cuando se proclamb la Anexibn, el 18 de marzo de 1861, ya en el pais habia unos 2.000 soldados y oiiciales españoles que fueron reforzados, en lo inmediato. con 6.000 Iiombres comandados por el brigadier Antonio Peláez Campomanes. Esa fue la gran traición de Pedro Santana, eclipsar la soberanía nacional y convertir el país en un ierritorio ultramarino espaíiol, por lo que recibió los siguientes premios: nombramiento de teniente general de los 4 La Gitidfira y Navarro, JcisE. :lnt.wRilr ,y,~rterrrrcie . F f ~ i / ~Rontit~p. o Tomo 1. hbdrrd. Irnprcntx de-El Correo ~ W r a r .1884, p. 401. cjercitos reales, con sueldo; designacibn de gobernador y capith general de la colonia, con! sueldo: nombramiento de senador honorífico del reino; titulo de marqués de Las Carreras: caballero de la gran cruz de Isabel la Católica. con sueldo y una pensihn vitalicia de 12.000 pesos españoles anuales. La. Anexión provocó inmediatas protestas armadas: en San Francisco de Macaris, el 23 de marzo: en Moca, eI 2 de mayo, aplastada a sangre y fuego por Santana: y la expedicihn del patricio Francisco del Rosario Sanchez y el general lose María Cabra1 que culminó con el iiFsiIarniento del primero y parte de sus compañeros. Esos movimientos oposicionistas fracasaron en la consecrición de srts objetivos patrióticos porque no contaron con apoyo popular como ocurrib dos años después. De los paises l~em~anos de América Latina. solamente tres manifestaron su protesta ante la AnexiOn: Hsiiti, bajo la presidencia de Fabré Geffrard. e! gran amigo de los restauradores. Chile y Perú. El gobierno de la Anexiún no cumplió con las promesas que habia hecho España de desarrollar econtirnicamente cl país y promover el bienestar de la empobrecida población. Implantó medidas, algunas desconocidas en la sociedad dominicana, que provocaron un enorme disgtisto en la mayoria de los sectores sociales y originaron el levantamiento popular de 1863. Entre las disposiciones que más irritación produjeron estaban: * No Fomentar la prodiiccibn ag"cola y minera; Monopolizar la comercializacibn de tudas las mercancias de uso y coiisuino en manos de españoles, coartando Ea libertad de comercio: Establecer eP estanco de1 tabaco cibaeño a unos 40 a 50 mi1 quintales can Io que el comercio de la hoja fue controlado par la metrópoli; No amortizar totalmente el papel moneda por la lerrti tud en la conversibn y no cambiar las papeletas por monedas de oro y plata, sino de cobre; No construir. como había ofrecido España en las negociaciones de Santana con e1 general Francisco Serrano. capitin general y gobernador en Cuba. puertos, ferrocarriles, carreteras y canales para hacer llavegables los ríos Yuna y Yaque del Norte; * Implantar aranceles de impoi-trici0n en Favor de mercancías españolas a las que se cobraba el 9% de su valor, mientras que las de otros paises pagaban el 3 O y el 35%; Moriopolizar en beneficio de buques de matricuIa española el transporte de todos los bienes expoztados e importados; Cobrar compuIsivamente un impuesto del 4% sobre la renta anual producida por las propiedades urbanas y rurales; Recolectar anualmente. conforme a la lley de patentes dictada al efecto. una suma determinada a Iris - profesionales liberales. industriales, etc,: comerciantes, pequeños Crear una burocracia española con altas sueldos que desplazó a la burocracia dominicana, particularmente santanista; * Establecer el trabajo forzado de los campesinos en la construcción y mantenimiento de caminos; Imponer e1 servicio de bagajes y alojamiento de tropas, que cansistja en que los soldados españoles. p x a movilizarse a trasladar abastecimientos y pertrechos, quitaban a los campesinos sus bestias y las devolvian, si acaso lo hacian, flacas, enfermas y destrozadas. Igualmente era obligatorio para los campesinos alojar a las tropas españolas que pernoctaban en cualqiiier casa o rancherio; m Establecer, mediante ley, la censura a la prensa y a las imprentas; Estas disposiciones no solamente disgustaron a !os dominicanos, sino que causaron tan grave perjuicio a la agricultura y a la produccibn del tabaco, que incidía de manera tan determinante en el PNB nacional, que freno el proceso de desarrollo de la economía mercantil simple que imperaba en el Cibao y zonas aledailas. Pienso que quizás más importantes que Ias disposiciones econ6tnico-politicas implantadas por el gobierno colonial anexionicta. fueron Iss de carácter social y moral que afectaron contundentemente a todas las clases sociales: a la oligarquía (hateros y latifundistas, dueños de cortes de madera. grandes comerciantes, clero católico y a 10s altos burócratas); a la pequeíía burguesia (medianos y pequeños dueños y productores am'colas. medianos y pequeños comerciantes, bajos burliicratas y profesienaIes liberales, duefios de talleres artesanales y oficiales del ejErcito); y a los obreros agrícolas. artesanos, soldados y desempleados). Se intentó: m Prohibir las reimiones, la libertad de expsesibn y de movimiento, asi como todas las manifestaciones de Pac 1E bertades públicas; Imponer leyes de ornato desconocidas en el pais que se aplicaron. arbitraria y miiitmente, como es el caso de la recogida de la basura en Santiago, dirigida de madrugada por el arbitrario general Manuel Buceta: Proscribir los amancebamientos que eian -y siguen siendo en la actualidad- Ia manera en que la mayoría de las parejas dominicanas se une y exigir la obligatoriedad del matrimonio religiosa; Discriminar a los sacerdotes e~trari~jeros y dominicanos reduciéndoles sus ingresos y sustituyéndolos. por peninsulares; Perseguir y prohibir las creencias religiosas que no fueran las orientadas por el Vaticano, mi como a 10s masones que heron considerados herejes y cuyas logias fueron cerradas. El obispo Bienvenido MonzOn. cud feudal inquisidor, hostigo a los protestantes sin tomar en consideraci0n que Ia mayoría de la población de Puerto Plara y casi toda la de Samanh practicaba creencias bautistas, metodistas, angf ieanas y wesleyanas Establecer una brutal y casi desconocida discriminación racial en el seno de una sociedad en la que mas del 80% era negra o rn~ilata A mi modo de ver, esa política de discriminación racial fue la que aumentb la agudización de las contradicciones hasta llevarlas a un nivel explosivo. Biirócratas, oficiales y soldados que venían de Cuba y Puerto Rico no podían aceptar la igualdad con negros y mulatos dominicanos, El mariscal La Gándara fue quien lo destacó al afirmar: "Los oficiales y suldados del ejircito peninsular, C I S ~ como los empleados qtre España rnnnclO íi sei vilteva Anrillu, smbr-ados ii considerar Ia raza negra y a /os mesrizos irna especie cie gerzfr i~ferinr,no .se recalurcrn ~n nzon17c.slnr/ani ern posible impedir.?e.rsj ire /u hiciesen en Il~.ls i17,imiclndes de Fn vida social. Aconteció con frecuencia qzre los ETcrivcis desdefiasen el trato con los hombres irdc color 6 qire repilgnaran sic compuñic~.En ocusinnes hubo cilgiii? blnrico de decir li rm negro y ire .vi estzrvierrr en Cirhn tí Prrrrto Rico, seria esclar~o-y p~tIriuni~endedopoi. irrm canrihd N deierrninadn. 5 #,3 La Gindam. Op. cit., pp. 237-1.78 En otro sitio: añadi0: czre.siidn de kr rnzu venin n dif;culrcrr. o in~posihirrrur-[u interpolacibn en los cziadros respectivoi; de Z ~ Y I grun terales y j+s de color. EI solclodo y ruso es!; darse ctrenro de que reulmenle filera O coro ne/ el negro (j mzrlcrto que def?.ús de 1111 1 I or. le re);oteaba trn objeto de comercio. t í ,l Por ello, los militares daminicanos se sintieron más que humillados cuando compararon su situacion con la de los 1 ; espafioles que percibían cuatro y hasta cinco veces I ~rio.Aunque casi todos los oficiales dominicanos apoyaron a Saiitana en sus proyectos anesionistas, cuando vieron i :ario nacional hatlado par la soldadesca española y comenzaron a sufrir en carne propia los efectos de la POI Etic mica y fiscal del gobierno colonial, agravada con la ---,--isión de las libertades ptihlicas y la c religioss i inicio a los in2 I izos dc ~c culminaron c estallido revolucionarja y popular del 1G de agosto de ese año En eI mes de febrero de 1863 ocurrieron varios 1evaritarriientos i ; que fr;acasarori en sus intentos por r'estaurar 152 repú (1 primero fue el de Neyba, el día 3. .. . .. dingido por el general Cayetano Veiisquez; e2 segundo h e el de Guayiibin, el día 17. dirigido por los coroneIes Lucas de Peiia, Benito MonciOn, Norberto Torres y el general Juan Antonio Polanco: eI tercero fue el de Sabaneta, el día 23. dirigido por los generales Santiago Rodriguez. José Cabrera y Pedro Antonio Pirnentel y el futuro Iíéroe Gregario Luperón: e1 cuarto fue, el mismo dia, el de Monte Cristi y Dajabón y; el quinto, el día 34, el de Santiago, cuando se intentó tornar Pa Fortaleza San Luis. Casi todos los conspiradores de este último intento insurreccional fueron apresados, juzgados y condenados a muerte algiii~osy otros a sufrir penas de confinamiento en Ceuta, isla-prisibn de la que rarísima vez salía con vida tin prisionera politica. En Santiago fueron fusilados: el poeta Eugeniu Perdorno: el capitán Pedro Ignacio EspaiIlat; el coronel Carlos Lora; el comandante Miguet Pichardo; el general Pedro Batista; el coronel Pierre Tomas y el zapatero Arnbrosio Cruz, Fueron condenados a diez años de prisión en Ceiita: Sebastián Valverde; Pablo Pujols Juli6i1 Belisario Curiel; Juan Luis Franco Bid& Alfredo Peetjen; Ulises Francisco Espaillat y otros integrantes de la pequeña b~rrguesiacibaeña Esos movimientos fracasaron porque Espalla reaccionó con rapidez y mano dura. La actuación militar en la Linea Noroeste y zona fronteriza del cvronel Juan LOpez Campillo. conocido por su crueldad, y del brigadier Buceta, mis brutal que éste, aplastaron eses intentos resiauradores. Sin embargo. los que piidieran escapar, como Santiago Rodriguez, José Cabrera, Benito Monción y Pedro Antonio PimenteI, se refugiaron en I-laití y? con la ayuda de Fabré Geffrard. se mantuvieron activos haciendo incrtrsiones a través de la frontera desde Febrero hasta el 16 de agosto, fecha en la qiie un grupo de 14 hombres izO e1.i Capotillo la bandera nacional e inició la Guerra Restauradora. Ese pequeño grupo se dividib: Rodriguez y Cabrera reunieron y comandaron 80 Iiombres; Pirnentel. 40 y Monción 3 6 , Esos 1116 restauradores fueran los que derrotaron a Buceta y a1 coronel Lbpez CampilIo, obligando al primero si huir desesperado por toda la Línea Noroeste, despuds de haberlo derrotado en Doña Antania. Al nnexioiiista general dominicano José FIiingria. lo derrotó Monciótl en El Pino, lo que determinó qtie Josltj Antonio Salcedo (Pepillo). quien era corone1 en ese momento. y Juan Antonio Polanco tomaran a Monte Csisti y Dajabón. Ese fue el momento en e1 qiie el hermano de Juan Antonio Polanco. el general Gacpar PoEanco. que estaba en las filas anexionistas adscrito a las reservas. se incorpor0 al movirnierito revolucionario restaurador. Los testauradores marcharon I-iacia Santiago, tornar011 la ciudad luego de desalojar de El Castillo a las tropas españolas y se inició el sitio de la Fortaleza San Luis donde se habían atrinclieradn las tropas anexionistas y refugiado decenas de fa~ar-rrilias hispjnicas. La fortificación no pudo ser tomada y en el curso dc los combates Santiago fue iilcendiada. Se discute tndavia quién le dio fuego. Algunos aseguran que frre el brigadier Buccta, al disparar varios cafionazos con trapos empapadlos eii br ea scihre sri casi tci\talidad. techada que estaban. en ua y canias y eran de maderas, is de 1aciudad segUn consta en el informe de una comisión investigadora nombrada por el Gobierno Provisional ~estaurador.' Considero que pudo haber sido Gaspar Polanco. una especie de Dantón dominicano que aplicó la Tea revoliicionarisi en todas partes. quien incendió a Santiago. Es bueno recordar qu restauradores no solamente incendiaron a Santiag que también destrtiyeron coi1 el fuego a parte de Puerto Plata, a Monte Cristi. a Barahona. a San CristóbaI, a parte de Bani, a hzua, a Neyba y a todos los villorrios por los que pasaban criando retrocedían para emboscar a los españoles o para provocar que los persiguieran para alejarlos de sus bases de abastecimiento. Cuando en las caimpañas militares los restaursidores se retiraban, no dejaban a sus espaIdas nada que pudiera servir al enemigo: desbuían los cultives: mataban los animales dorn6sticos que no se podian llevar: quemaban los ranchos. almacenes y viviendas. Era la táctica de la tierra arrasada y de la tea, E1 capitAn espafiol de infanteria Rarndn Gonzilez Tablas fue bien explícito al referirse a la tactica de la tea y de la tierra arrasada: "(...)i E n qzre ittgw, crin poco costey i~enfujcr de Ic~+fiierzí~ t n a r e r i d , ~moral podríin desco~.tsarlosfbtig~dos,cuidlrrsr los 7 L'ln~esllRación sobrc cl inctndo de Santiago". En Rodrígtiez Dcmort zi, Ernlho, - ~ltfc1.i.-y liodti+iu ~lri.;obzeino tic /tz K C J / ~ I I I T USan L ~ tu O~~, Domingo, Editora del Laribc, 1 063, pp. -13-61. (.lc;idcmis Dominicana de la 1-lisroria. \'al. ?;t' heridos y orgnnizar,re los recien /legados, seal7 ksrcis procedenres de las otras Antillas o bien del e j k i t o de la Penímttln? Por ningunu parte }y en ningrrnn, plieciso es decelo, sb.so/uramen~e en ninguna. porque dejdndose indgfinso lodo lo que le queda a la espuldo de esre ejérciro valiei~f e qzre avanza, podr¿i npenux llegar a szr n o l i r i ~cllancio ~ logre sin drrch pisar* victorioso 10 fi.nniern Iznitiana, que el cnrni??oque viene L/¡? recorrer tiene por melus .ruce.rii~a$ o por etnpm los ceniceros en que han dejudo las ciudnd~sgttc i~iviawiiodaililr a sufier~re,por lu sola inflrte~?cia de la ofen.rivcr, en ln lucha inicinl, ofknsiva que es en esfaocasidn srtrnamet?fe S p'""""iíl. ,@ Ademhs de esta táctica de tierra arrasada y de la tea, 10s restauradores emplearon otra que desquició a 10s estrategas militares españoles: la guerra irregular de montaña o guerrillera. Las tropas españolas Ia sufrieron cuando la columna del brigadier Primo de Rivera y el coronel Cappa marchó de Puerto PIata a Santiago para rescatar a 10s sitiados en Ea Fortaleza San Luis y llegó a dicha ciudad después de tener m i s de 1,300 bajas. Constantemente esa columna fue atacada par Salcedo y Luperon por la vanguardia, la retaguardia y los flancos con la tríctica guerrillera. Una carta de un teniente español a un cornpafiero descnbe can gran i: Canzáiez Tablas, Ramón. /-1irlor.k(le /tt c/o,nrir~cio'tt-y iiliin~ir'pri-i-0 rir E.~pu¿ti t'rr .Trlrtfo D~nlitya BilrceFonn, T d c r e s G~áficosdc hlanuel Pareja. t97-C, p. 389. (Sociedad Doninicana de BibliiiCios, N"6. drartiatisrno la forma empleada por los dominicanos para combatir a ese cuerpo de ~~iercito: "Pucrfo Plata, 26 íie scp f íemhre de 1863. Ildi qirei.ici» Ii: t...) ExrrciMurus qirr 17i lrj?a hrorn~iSP me OCI~W¿{ ~ S I C curf~l I conocienrio r n j carÚc!er, que criín eui grarme peligro de ~norir, rile Iae rcidu hnsre iie 1 1 ~ í ~ ? t i , ~ nP2Zo I. ~bien. S -va no me rjo. Aytri .r01o se piensu e17 morir. E ~ t nes cien mil i7ceeir peor y ?&e 17fresii-lrgtlerr-rr cíi?í/.qrre Sehastopo1 y qire m í o ; hastu ,~oher qrre en inediu hora d ~ ~ f i l e gperdij u ~ ihcrtull~jr? l & lsahel JJ di@= ji nzreire qficiales y el la Corona Frcce. Si pregrr?tus por lu sepn~7L'rcon?p~ll'ji~~ LIPI h c ~ t ~ l I O de~Son i Q11Wtir7,re U'irNn gzie .re hu mr~ílndod~ hwrio: srjlo que& el szrbter~íenreD. Jrlcrr? Rrreda, y eso porqiae estnl~lap n P~rertoPlnfrr;10,s denrk++ csfcin comidm de los cerdos en Guo-yirhin.De /u tercera clel mismo ha/nlló~.~ú/nqlredIn ei sltbteni~nte Urin porqzte /rrnthi&n estnhn en P~rerloPi'citu Lu primera de /sabe1 II sOlo 20 hombres. In.7 demds hcrn mlrerfo. ,Ytie.rrro.r.rok/c~dosen torjro,~ pnrtes se hater? col? un i?rilf;irnrirnirahlt.. pero en cuor?fo qztenrun el ziltitlzo carfrrcl70 rniJeren. .4qlcí mo i..uleel valor ni nc~dn.poryrre ilos hcrtimos con los cirhol~s..We explicuré: el ferrcno esid crtbirr.!~ de rcnn i?egetacirín irnposihle u'L. describir. No hnjt cr/minos, se trnn'cr por los cotices dc los rin.s, ui;n moilie ~ 7 ~ ~1 . ~ t o ?,v ~de l eprecipicio en precipicio. Todo el pak es irn desfil~~dei-o. Pzlcs hisn; sale zrmci coli~rrrncry se Ie ~ C ~ C I ~ T encima (re-~cíentns o ciialr'ncierzlns /7ornhres, gsle conocedores del terreno y pcrr~tperadosen 10,s. inmer~.so.vcir ho les, hucer~ firego por losflctt7~~0.~, por i*onptmdiny por 1~7relcrgzr¿~~.di~r. TP c i f i e ~en iin círcirlo n% b f i t e g ~qtte ~ si CII*LTIIZC~.S, ~ I I ~ ~ ~si ~ Z ~ r.e/rocedes,retroceden. Detrús de cada árbol hay ~tn~fitsil gire vomita la muerte. No hay tnomenlo segrtro. Oyes silhui. las bnlasy no sabes de d6nde vienen esto es horroroso, K. c..) Por Uli'imo. aquí no se hure uno, lo qz~ese hace es morir, te repilo. I r 9 c..) Por otro lado, el citado capitán González Tablas. que siempre combatió al frente de sus tropas, señaló que: "El sistema de grrerra gtle ndoptaron 10s dornit~icanos .file (...) e/ que se llnwln de guerrillu.~y ernboscadns y cz{yo pt-incipal pnprl e,sth resel-vnd~a b i e n f e r í o . Si ei7 todc~.~ pcn.tes es esfe sisternn -funestopcira LZIinvasor, en ningrrnn lo puede serd fanro como en Sunfo Domingo, que puede n.segttrarse que @S un bosqlre confinucido de porfenfosa .frondosidud. Ern hr~.~cndíis I«s eilem igos a orillas de las senn'as que a trr~rry otro Iado ~stlincerrnci'c~.rpor- alrísimasparedes de f»llqme, esperuhan seguros el paso de IU.Y tropas, elegían ilnpz ~ n e m e i ~ fsrts e i~icriinus,disparaban so hre ellas y se deslizl~hcrr7 par /u espesurn. Al principio errr de un efecto ~srrorjficoaquella u% gire ntarchcrnu'o una colzrrri,?a se oyese un tiro gzre parecía escapada y se supiese que hahío matado u un.je$ M qqficil. Erci er7 iferdnd ir~pol.ienrepara una tropa que marchaha en S O F de ~ g~lerm,con €asde hidu.~ precazlcíones. el experinientm l) "Carta dc un soldada eslwfiol." En Rodrigucz Demodzi, Emilio. Dlririor d e /(/ Gi~ermclonli?th.ri-e~p~~io/~~ de 1863-S 865. Santo Domingo, Editora del Cziribe, 1363. pp. 104-1ílS. se~lsihlesp Frdici'crspor Ios di,~priro.~ de cr~en~igos qziejamncis se dejahnn ver.. (...) Pues e . w x inLjivi~I~~o~ ) eron reniibles por el coimcimienlo de los ntonks, de h . c sendas y de los vados y snhiendo /u qirc en elJa ttalíony dc /o gtre erwn capaces, iio la nhandoricrhcrii, 1;. .1 Asi se hu visto qtie cm7 esccc,ro niímero bclli.f~~rrí. cien I ~ E C P S ~ molestar ~ ~ ~ C I u uno colzrmnci nl vulriear arn rio, o al pcr,rnr trn dc~fiIcrcfer.c~, y nzln en esos carni~~os que aungire rPc?ox ji L I Y I C ~ O S , esfclh~~n C ~ ~ C C I ~de O S espe.s70s c.. h~s~rres.""' Un soldado de infantería señaló, en carta publicada en el Boleríri Oficio/No1 1. del 3 de julio de 1844. que: djuhlo me Ilcve si yo le veo término a e.s/c~. A esrns ma/difo,rindios i7o se les ve nin~clr;ton pr0~10e.v!(inctcjlli como se desnparecei~,y ct~nndohemos cr~idoyífe hcrn sido dcrrotcrdos, se apmecen ,irundo qrte es zlrl ~ E I S I OJ:CEEPH!CI . q~ie /lo son n7alos tirodores. No pcJrece sino giie los malditos S~nn posado r o d i su iticla ccmndo, puts d o n d ~iq~~~ntcril, .Iesii.c, no hay mbs q ire snnrig~crr.~e; nl.ii tiei~eusted el hornhrs !endido currn largo es. Y eso que PJO extcín ICICJOS LII-YI~ULIDS.y kc~stwnzns qzie ticncn. coi7 ~xcepci(jntic inlichas crrucrhinrr.r.CJIIE !TOS hc~n tornudo,y no prc..srudus, soir nicr1ír.s. Qué sella. ptres. el di~7cyrw cr esos piJlar les l / e , g ~ i 10.~ e ~ ~hziems nrmas de pt-c-lcisicin? "(...) El ti, Gcinzilcsi Tablas. linrn¿)n. Op. cit., pp. 910-213. Tii sabes qile al milifur le grrsta 10 g4etru, pllesto qlre usi asciende y adqiriers I~onores,pero re rr.vegirro. hnjo palcihrn dc cahallerti, que ésta tlef7e mnla crrrcr. Crcúndo lleguremos si pucificor un l?ui.~tntl i~usln, cortínjo por fodm djreccicinc.~ por rnontaiias y u't.,~filaclrros; pobladu de tlrna rnaldiru cannila qrie lan hieir vive e77 ins rnot?le.s como e!? trff pulacío; qzre conoce el lerrri.to cort~o! t i c~o17ocesru ~lormilorfo,mientras que nosorros i7o poricmos cmer curnpfc~n coyfinnzix en nin,qri,?o clc los q w hrir.idlíndosc.i~oscomo amigos Piites/i.u.s se tiles i!e cn el cesa?7tc de qtre ~ P P I I O Sc11 C ' I I C I ~ C ~ ~ ~ P T tnifad de ¡a viifu pnry ?reel dicihlr, I ~ B . F LuperOn eniitió su juicio sobre las caracteristicas de la táctica guerrillera y del combatiente restaurador cuando afirmó: ' T n!os ~nmhatesa lo dis~rrnricrL J 700 ~ CI 900 mrfrns. I ~ r s venlc~jc~s esiahcrn [/e/ lnclo cie los esprr finles, no ja por lo qiw se ha clicho de/ crlcctnce cJe slts aynios, sit~o~ O I - ~ IeI rP~ ni 7Cí.7 cerlar-u .SI[ prrntericr. Pero mientr~sinhs crirlct eri! la di.~tc~?lncirí, nttís irentnjas ohrenia?~ los ric3minícczno.s, poi-qz re los esj1rt~7olt.s S P htitínr~cf7 ct~hcmncrscei*rucJcic;,y los dmniniecrr?os en INzea.v crhiertrrs y de,splcigcrd~~,r. (...$ Icn la mcyrir pírr fe de lrrs pelu~r.r qire se dilierofí-n SLI hqvone fa por Ios espm7oies y n/ .vdde 11 Rodriguelí Dcinnrtzi, Emilio. dlr.!n<l rkidnt~c~ ...,p= 14 (machete 0 sable gallito. ECM) por los doniIn/cc~~'~as. 10 12 victerin qtiedaha casi .~iernprea fatior d~ esros tilrimos. ,3 El historiador Pedro María Arclíambault, basiindose en la reseña de "un técnico español". hizo una apología del machete como a m a de guerra que enfrentó y venció al fiisil y a ta bayoneta. Al describir el fiero combate de La Barranquita (Guayacanes) contra fuerzas espaiíolas que cantahan con el apoyo de piezas de artiIEeria, apuntD: is domínicsrnus ronrpieron el ~ O P 11f1~1 I Se n.afid el comhare corz t ~ n c íu de parte y purre L..) Anlntados los t-alientes de iwunciOn L' Pinzer~leI (.,.) y chispeando In brarrtrra de aqzrcllos firrio.sos maclzeteros, zrnn voz de.jefe grirci "¡Al mochere! jA los caiiouies!" Los jefe.? impacientes y segwos del kxito, Jrjos de contener, e-rcifnhnnb srr gente y prepm.nbai.i /u ueomeiidu. Los espu?oles, sivi.vrrdos por les grito.^ de s t t ~conrrcirios, se habían p~-eptlradoú recil7irlos con el rnqlor frente posihfe y Irr foi-rnncibn inris cerrada de irir cuadro, Iaspiezus en el cer~ko y la it@níeria en las alos. in6.r afvhs, y rnsv cerrndus. el resfo (le los itlfiinres *v los cabcrllos, Los domiiaícsrno,~(.,.) se lanzaron como $eras sohre el czradro. El comnnd~rnr~ Garciu gritó a lodo pulm~jnj c a l ~ ~Yi ! brillaron las bu-vonerm hnjo itn sol de $lego. Se en-eiiú el i2 L u perOn, Gregorio. Notu.r r~rtti¡rioe~iIr;~w.r . - 1, rp~~~rtes /iisti?i~.nr.Tniilo TT. Santiago. Eclitcirial El DizrEo. 1'134. pp. 7-8. comhute al orma hlctnca: Jos ici7as n la bnyonefcr, los otros á machetazo Iimpio. gjo la h, Reci entemente, José Miguel Soto Jirnenez anuncio el 1: inzamie ijbIjco de su libro Los I del machete. R' ~ f i x i o c tlnles y notas para ,7ferpretmidt~ csiartelur de la I.iis/ariuy /u .socieci~ddominicancr, en e 1 que analiza el papel desempeiiado por ese instrumento de trabajo y . a m a marra1 en las contiendas bilicas en Ias que se ha visto involucrado el pueblo dominicano. Desconozco la obra. no así tino de sus capitiilos centrales. "Machete y machete", publicado en el suplemento cultural Isku Abierta. Asevero el militar e historiador que: I 1 "(...) El rnache/ero como Infalire o drug6n en In caAaJieriu. $tsi¡ero en las prinreru,~filses de lodo con7 hnre O Il r cahnlia, mrihnha n/ ~itaazenroszpr~wiode2 empleo @re,cirnndo In corta u'i.crni7cia thha pie al combare ~t/et-p»,~nfientcín~?ose c~rsisienrpre con 10 hu~?qror~era, ll n impor.f ar lcrs hoh ilidttdes de/ diesfra rn su efecfiiw esgrintu, [an popzrlni. en Noi-lenmh-icny en Elrropa, slentpi-e t*csziltohni~zulparuda f;-etite u /o ancome /ido del "encaboo " dom ínicann. Los mandc~ ble.r. i7 iciaIes del "'encahno " sienp-e d c + iban dirigidos a 1?7ufilarlos hrazos o Ii~srnon0.s qtie sostenion e / mosquete o elJirsil (..l. El machete en Santo Domingo, se nnpzrsa varias veces y en varias ipoca.~u 10s armcrs de los snldnllos~ír~~ceses, venció a las tropas expedicionarias inglescrsy derrotó a los ejércitos huitianos. De alguna forma, 'ere decir, que en Snnto Domingo. el machere wnc espada, la pica y la alubardu, sorne/iÓ a silm~cioel arcabtrs nl mosqtrele y a la carronada. se impuso sobre el sable. In pistolci y eI+firsil, humillando y yugulando el orpllo $/oso de /U ho,vonetu y segando Irr voz ronca de los ccri?onesI ~ Pcnntpañu. tun "mnche~emenre" nuestro y grande como en In ResrazirnriOn, c~liindu derrotando o las tropas de la Corona E.~pnñola,el corc!j~> ivncid u 11 ~ecnnloginde itn imperio. f...). (...) Pero jcrrn4.v el mnchc./e La táctica de combate a la que me Iie venido refiriendo obedecía a Ias famosas Instrucciones pnrcr lu guerra d e ~ e r r i l l a sde1 Gobierno Provisional Restaurador, redactadas por Mafias Ramón Mella cuando era ministro de guerra. en 14 Soto Jiménez, José húppcl. "i\lacIietc Suplemento Culnirnl del peribdico H-i: octubre de 2000, pp. 1 5 . - tnachcrc." I.rllr :lbier-to Snntí, D<imrngti. 15 de septiembre de 1863. anunciando la forma en que se debía combatirse a las tropas espallolas, Ei1 10 nomas ordeno: 1 " Usar irla mayor prudencia para no dejarse sorprender a iin de igualar la superioridad del enemigo en nUmero, disciplina y recursos: 2" No enfrascarse jamás en un encuentro general ni exponer a Ia fortuna de un combate la suerte de la republica; 3" Tirar mucho, +ido y bien, hostilizando al enemigo día y noche: intercepthndole sus bagajes, sus cc?rnunjcaciones y cortrindole el agua; 4" Agobiarlo con guerrillas que tuvieran unidad de acción por su frente, retaguardia y flancos, no dejandolo descansar ni de dia ni de noche ni dejarse jamás sorprender y sorprenderlo siempre que se pudiera; 5 " Pelear siempre que se pudiera abrigados por los montes y por el terreno y hacer uso del arma blanca cada vez que se vislumbrara Ia posibilidad de abrirle al enemigo un boquete para metérsele dentro y acabar con él; sin presentarle nunca iin frente por pequeño que fuera; 6" Nunca dejarse sorprender y sorprender siempre al enemigo aunque fuera a un solo lrornbre; 7" No dejarlo dormir ni de día ni de noche para que Las en femedades hicieran en ellos más estragos qiie nuestras armas; 8' Si e! enemigo replegaba. averiguar sí esa una falsa retirada; si no Io era. se Pe debía seguir hostilizanda por todos lados; si avanzaba se le debia hacer caer en emboscadas le a todo acribi 1 con gilerri1las werra de tranci toda la extension ue I manigua y de un combatiente invisible; 9" Mientras mas se separara a1 enemiga de sil base de ?tentaba internarse en el operaciones, peor seria para país. más perdido estaria; uado, un 10" Organizar dondequiera que eshiv servicio eficaz y activo de espionaje, paria sauer a todas las horas de1 día y de la noche el estado, la situación, la fuerza, los movimientos e intenciones del enemigo." En la Circular N" 247. del 26 de enero de 1864, dirigida por el Gobierno Provisional Restaurador a los generales José Antoinio Salcedo. ECusebio Manzu .sgar Polanco y Anicirtn Maslrinez. se les ratif icó que [tedebían utilizar Ia táctica establecida en las a tudidas Insn-ticciones pcfrri lu gueliAode gsierrillas, cuya fiel ejecución Iiabía dado la victoria a los restauradores. A pesar de ello. algunos jefes se estaban apartando de las mismas, por lo que se les exigía su exacto cumplin~ientoporque: ir, Rodriguei. Drrnoriizi, Emiljo, IXr~n'o.,Bb,!~cenzr.pp. t07-109. rckri~wcle gzrei'r~rde glcervill~rs,rul corno se hizo crl pri?~cIpio. ser~iri inr~encihle.~ arii7qirc! frr E.rp~~ñiia n~rrnde uqtti ,70.000 Iir~mhres.p~~i'o ylre en e / momer~tnen qsrc 10s dominiccincla se CIJILII'I EI? Cft' P / ~ }'I L ~ I ( ~ ~E II ~. IuJ IJ I?C I III ~ thciicfl etrrnpen a del rjLIrcifo esprrriol. serNn iiqidih lemente derro rcx~1n.v. Ih l~irnediatarnenteclespués de proclamarse la Restauraci3n. se redacto el acta de independencia y se crecí el eobierno provisional integrado por: José Antonio Salcedo. presidente: Renigiio Filomeno de Rojas. vicepresidente: Mríxima Cirullrin. Pcdro .htcinio Pirnentel. Sehastiin Valverde. Vicente hlorel y Gcnaro Perpiñin por la Comisión de Inrerior y Policin: Llliscs F. Espaillat. Pedro F. Bcii16, Juliin Belisario Curiel. Pablo Pu+ioly Manuel Ponce dc Leiin por la Comisibn de Rclricioni.~Exteriores: Pablo Pujo!. José M.tilac. Ricardo (7iiricE. Al fredo i3eet.ir.n y Raf'acl Maria Leiva por la Comisiiin rle l lacienda y Comercio: Matias RalnOn Mella. Pedro F. RnilO. Pablo Puiol. Sulian Belisario Curiel y Máximo Gnillón por la Coinisifin de Guerra y ~ a r i n l i . ' ~ Se iriiciriron las campafias militares cn el Cibao. Linen Norncstc. Ctniro y Sizr y en casi todas se utiliz8 la ticlica de la guerra de guerrillas, excepto en dos ocasiones. La primera, cuando Salcedo y Luperón quisieron variarla por la de posiciones y fueron derrotados por el general dominicano anexionista Antonio Abad Alfau en el combate de Ea Sabana del Vigia, sobre el cantiin restaurador de San Pedro, accibn que se extenditi hasta Anoyo Bermejo. La segtinda, cuando Gaspar Polanco atac0 en Monte Cristi. el 24 de diciembre de 1864, a los hien atrincherados españoles. Las tácticas de la guerrilla. la tea y la tierra arrasada. empleadas en las campañas del Sur, Centro, Cibao, Noroeste y Este. obligaron al mariscal La Ghndara a concentrar sus tropas en San Carlos, Monte Cristi, Puerto Plata y Sananb, después del ocaso de Santana por su fracaso militar en Guanurna. Monte PIata, El Seibo e I-liguey. Los intentos del comandante español, con mhs de 4.000 hombres bajo su mando. de aplastar el movimiento restaurador en el Sur quedaron frustrados con 10s ataques de los dominicanos en Nigua, Fundación, Sabana Grande, Nizao, Yaguate. Anta, San Juan, Las Matas, Barahona y Neyba. En su marcha por los campos agrestes del Suroeste, La Cindara solamente encontrri cultivos destruidos y abandonados, poblados vacíos e incendiados, Para octubre de 8864, las acciones militares restauradoras estaban estancadas, situación qiie provocb que Gaspar Pcilanco, junto sa otros dirigentes, el dia 10 lanzara un manifiesto acusando al presidente Salcedo dc vacilante. de iniciar negociaciones de paz con La Ijrii~darapara traer a Báez a la presidencia y de abandonar los cantones del frente de Montecristi. El restaurador. poeta y escritor Manuel Rodriguez ObLjío,exaltó a José Antonio Salcedo y a la vez lo denigr0 con una grave acusación, al juzgarlo can las siguientes palabras; "El General Jasi Antonio Salcedo eru humano, generoso, desin!sresndo; tenia enJn todas las virtzlde~d~ un .rolbudo ilu/ienfe,pero déhii y descuidado en sus atencirinw políticas. Sil bond& ii7génit.a iinida n /os dos grandes defectos que hemw indicado,jiicron ln causa principal de s i 4 desg~nciíi.Un tlicirr comtin ufrcrba además sus bellas dotes: ese vicio qur hizo despreciable a Marco Antonio el rival de Alrgiisto, contrlhqxí mucho a inclinar En bnlsrnsa a favor. de '" . ~ t ei~emigos." l ~ Dicl-io de otra manera, además de tacharlo de dibil y pusil5nirne, lo acuso de nefandario o sodomita: de homocexual. Gregorio LuperOn, que combatió bajo sus Ordenes y tuvo con 61 desavenencias por motivos políticos y de mando militar. no fue tan severo, aunque criticó su debilidad de caricter."'~nel dtimo valumen de su obra, rnencionb a iin grupo dc ciudadanos que consideraba notabIes y estimados Rodríguez Ohjio, h+IanuelNemesio. GrqonÜ L p e r $ ? f t /jiilorjri de Id RPS/IIIIJ~C~UII. Tormo 1, Santiago. Editorial El Dianri, 1'139, p. 2 t"J11perón. Grcgorio. Op. cir.. Tomo 1, pp. 255 +! ss. 1H los 1ii7osPOP S E ~ iS~ j t - f t t c I ~L *' ~~I - ~ L ' L I . s10s , 0/1'0spor . ~ 1 1 Izeroi.r~no.iycrrios pcrr 2 1 1 ~ ~entero 1 .fii-nreríi en los principios -v muchos que por su uh~~cg~cicí~~~~pntrinrisrno, han &do ulpui.s +~ntpl'ns snhliines de i:errkl&t-o Lrnroi* u la pcrrt-icr. y son acrce~lore,~ n'cr 17 iresrrn sin re rrr cicl~nii-~iclrin. S'on los . ~ iiicnies: g~ el G~nlircriEtischin Perqir.a y siis r*t.tlerostr.scriir?lmfiei.osde ,Tan Cr h~11.LO,Ft i ~ n o c h d u .Gc.i7cr(/lcs ~ PctEro A nronio PII~~L'PIIEI, J«s& , ~ I I I ~ c E.CC,ICL'IJO. ~T~~ (...)*"' " (...) El desconocimiento dc Salcedo cuino jefe del Gohierno Provisional Restaurador, caiis0 su derrocamiento y quc los jefes restauradorcs proclamaran presidente a Gaspar Polanco. El nuevo gobierno se convirtió en tina diciadiira rt-volucionaria por Ia serie de medidas que implantó y por activar la guerra patriútica en todos los frentes. Personalinente. en violaciiin a las Ii~sh.~ic.cicines13ara 10 gzrerrcr L!P gtr~?i-~-illl~s. Polanco atacó a los 7.000 y tantas espafioles comandados por La Gándara y Primo de Rivera que l~ahiandcscmbarcado en Monte Cristi con el objetivo de marchar sobre Santiago. Esa valerosa y casi suicida accibn fiie lIarnada por La G6ndwti-a"lcr ii7occ~7lacfcrcie G~rsl~crr " y. aunque no IngrO sacar a las tropas anexionistas de Monte Cristi. irnpidio que avanzaran hacia Santiago. Por otro lado. Polanco acabo con el colabaracionisri-io, creo las escuelas primarias, reorganiz0 el ejercito y dictó 141 Lupcrlin, Grcgririci. flp. eir.., Ttrinri 111, p. 408. varios decretos revolucionarios e innovadores. Entre ellos. los mas notables fueron: el que psoIiibi6 aceptar como desertores a soldados españoles; el que proscribib el empleo de todo tratamiento incompatible cori e1 sistema democrático, en particular los titulos dc señoría, excelentisirno, exceleiicia. etc. Tailibién desterrb el usa. al final de las cartas y ccrrnutiicaciones, de expresiones como la de "Dios Giiarde a Llstcd Muchos hños" que fue sustituida por "Dios y Lihe~.to~/". Concediii plazos a Tos i>acionsrlesque estaban en I-laiti y en las Antiilas circundantes para que efectuaran su prescniacjón y acta de adhesibn ante el gobierno restaurador. sci pena de perder sus derechos cjudadai~os." Sin embargo. Polanco ruvo un Iado muy oscuro: el injzistificable f~tcilamientodc Salcedo, el 5 de nnviem hre de 3864 en la playa de Maiinhn. por el coronel Agustín PeÍía Masagb. crimen en el qiie estuvo presente, siendo oficial de halo ratigo, el posteriormente famoso dictador Ulises I-Icureaux (Li lis). En España. el 16 de septiembre de 1864. rin grupo de oficiales encnhezado por el general Ramón María Nawiez depriso al general Leopoldo O'Donnell por rl fracaso político de la UniOn Liberal y. especialmente, por el descalabro cIeI ejercito esprifiol en Santo Dotnii~go.qcic en una cnmpah de 13 li R ~ i I r i ~ t ~l ?c z~ ~ ~ i ~ I r:milir). ~ r i x ~. It%/t,.i j ~IOC~FJIM ... I{n 12s pp. I Y? ! S S . hgirnri 10.: tc.?íros d c !tic Jccrctris qtic cstnl~lccicroncsa:: tliccitriar;. meses Iiabia sufrido miles de bajas a un costo de rnillnnes de dblates. Narvaez orden6 a La Gándara concentrar todas las tropas en las ciudades portuarias de Santo Domingo, Puerto Plata, Monte Cristi y Samaná y que bajo ninguna circunstancia realizara actividades belicas. salvo en caso de defensa. Ante esa situación, Gaspar Polanco ordeno atacar a San Carlos. San Gerdnimo, Galindo y Pajarito (los tres primeros hoy barrios de la ciudad de Santo Domingo y e1 último la actual Villa Duarte, en la margen oriental del río O m a . El 3 de marzo de 1865 Polanco ' Fabré Gefirard, una exposicibn a la rt supl icb: lor mediacibn de >e111 en la que le " (...) ttna vez mús is. [f.M.se digne hc~carcexar Iit tzfilsiriri cie sungre y poner té1'117inoa una siiuclción deplorablr. " Le solicitó, adcmbs, que se llegara a un acuerdo de psrz por medio del cual, 'y,..) esta porción de iieri-n. patria c/c los doininicanos. sea desprendida por Vuesrra Realy rnugndí7im1-i vol untad, de Icis vastas pusesiovies que forman ¡u ,bfonar.qui~c~ espnfiola. " Conclriyii confiando en que: c..) Irr p c ~y vanqzlilidc~dsectn por I/tlcsti.~r R e d clisposicidn dei~neltasal pzre hlo clominiecrno. y esru concesitín serti u ~ de o los hechos mus g/:louinsns de J4tesrro rcir;lado, pnrqttc! serk ,.33 j~rsticia. tiir acfo de humanidad y de resplundccienre Al conocer esta misiva, PimenteI y Monción se sublevaron en Dajabón, marcharon con sus tropas sobre Santiago, desconocieron el gobierno de Gaspar Pcilanco y crearon, provisionalmente. una Junta Superior Gubernativa presidida por Benigno Filonieno de Rojas: con Luperón de vicepresidente y Vicente Moiel, Eusebio Pereira. Pimentel y Monción en los rnini~terios.~ Dicha junta convocó a la Convención Nacional que. el 27 de febrero de 1865. puso en vigor la liberal constitución de Moca de 1858 y eIigiO n Pimeniel presidente: a Rojas vicepresidente y a José del Carmen Reinoso, Vicente Morel. Teodoro Heneken y Pedro Martinez en los ministerios.'~~olancofue sometido a juicio ante un consejo de guerra y condenado a muerte por el asesinato de Salcedo. pena que no fue ejecutada porque el prisionero se fugó de la cárcel y refugió en Haití. Puesto que Ias Cortes de España habían acordado abandonar a Santo Domingo, el 1 de mayo de 1865. la reina sanciono el decre-to de desocupación. Las tropas españolas comenzaron a abandonar el territorio dominicano y solamente quedaron concentraciones de soldados en los puertos de Santo Domingo y Samanh. El f l de julio de 1865, salieron del O 2 "Esposfü.iin rlirigids por el Gobicrno Provisnriri s S.hf.C. el 3 de Emilio. ,d'lrtolbtlor!ti~~(~..., pp. triem de 1865". Tin Rodríguez Dcrnntizi. T: ?J 336-257. j'cnmm, J u B ~ .Op.cit.. pp. 9- 1C). Ibirl., p. 1O. territorio dominicano los restas del derrotado ejErcito español. Iíabia fisicasadn rot ntc, igual que en 1809-1821. el segundo intento poi rporar el ierritorio iiacioi~ala la soberanía es]pañola. Igualme as6 un nrievo intento. que no sería el ii Itimo, dle1 secloir an tina cjonal que lío creía en 111 vocacibn del piieblu don~inicmapor autogobernarse y ser dtteño de sus destinos. En la guerra librada en Santo Domingo. España IIeg6 a tener un ejijercito de 63,000 hombres de todas las armas. integrado por 41,000 peninsulares. 10.000 cubanus y puertorriquenos y 12.000 domii~icanos.Ac1ern;is. 37 buqiies. rnuc't~osde ellos de vanor v cascos de metal, que m a n t i ~ v i c r t ~ ~ i toda 1; i isla para cvitrir que los un cstricio bloqueo irtrechoz; bélicos. Esa contienda restauradores recibi -. . produ-jo ci España gran can tidnd de bajas. tanto por heridas provocadas en los c t como por la fiebre amarilla. 1-35 bajas f~ieron 18,000 peninsulares y 5.000 d e Cuba. Pucrto Rico y Repi~bIicaDominicana. para Iiacer iin total de 23,000. Su costo en dinero fue de 139 rniItones de dólares que. en 13 época. constituin una respetable cifra. . Lo que la Guerra Restauradora costii sil pueblo dominicano nurzcn ha sido cuantificado y úriicrirnenic se hicieron estitnados. Se mencionaron, sin apoyo documental rehacjcnie, 10.000 bajas: 6,000 muertos y 4.000 Iteridos. Los cnrnha~ientesdominicanos totalimron entre 15.000 y 17.000 homhres, nial arniados y mal vestidos, Valc h pena recordar lo que rclath Pedro Francisco Bono. cuando. el? su calidad dc ministro de guerra del Gobierno Provisional Restaurador, el 5 de octubre de 1843, inspeccion6 el cantlin de . h o y o Bermejo. Escri biO estas dramáticas observaciones: Ln cornandnncin de armas era el rancho mbs grande de todo el cmf8n, donde lodo estoh colocado como Dios quierirr. El parque eran ocho o mús cqjoneri de rnziniciunes que ~"s¿ubiln encimu de una harbncoa ,vacosrudu a s r r Iodo habia tin soldado fumando tranqu 7 SU cuc hinibo. Varias hamacas tendidos, algrr siles "(...) arriínoíio.r, dos o ires irablccos, una cqicr de grem de rocino y conlo 40 ó 50plsiiuno.s era i'och lo qti dazo (..) El ccrntón, como irno coEnlena htrmma, I7aciu un rlrido .rordo. Había una rnuliirz~dde solcr'adus [endichs en el ccrn~inaacuktudos de irna manera particirlar: una yugsta les servio de coIchCjn -y con O ~ ~ se L T rzibrían, de manera que airngiic llo viero con70 ncahabu de suceder, la y a p a de arribo les sa-ilía de tetechtm?hre-y la de abtrjo como irna especie de c~qtrife,por d e b n j ~de In cual se deslizaha el agua y no los n',lnha mojar. A esiu yagzm en el lenguaje pin f uresco de e.m época se llmnuha la frisa de Moca. í..) Cerco ya d~ mi rnncho vi u rrn individrto dándose paseos grm~ementevestido con Ein fiac de pa fin negro, pero d e bqjo de/ CZIITI, corno el escudero del Lazarillo de Tnrmes, no habic~canlisa i1í orra pieza que impidiera su cor~tuctocon las CITYYIP.C: esie i~7dlviduusÚJo tenín irnos calzoncillos. Nu huhiri casi nnn'it. vesrido. Harapos eran los vestidos; eI iambor de Ia Comnnhncia esfahn con una camisa de mzijer por toda vestimenta; daba risa verlo redohlm con su fzínico;el carr7eFu m?aba desnudo de la cinturapc~raarriba. Tullos esraban descalzos y a pierna desnztdcr .Se pnsm rei:istn y .re confaros doscientos ochenta hombres: de Macoris como cien, de Cotirí zrnos cuarenta, de (...) Se pasaba revisra. Cei~icosdiez-y seis, de La Yegcl conio cinrzrentn; Zos d~J h i i r e Plutcr contcrbnn serenla hombres, i~olias. aunqrre medio desntrdorrs, con buellos -firsiles,pzres con mmns y bugqjes se Jmhicrn se hnh ion posado de Ia.s.fllnrrs cspuñolas c! las nuesrrus. Se pc~.rO revista de armas coruisnnus. macor isunas, cei~íqrlirñns,sólo rer.iit7n seis ~ a h u c o s .ctinrenra carabinas, diez y seis Lfilsiles;la caballería .yolo senÍa dos o tres pistolas de pjedru, pero C O ~ O fei7;cri~ S sables de Itiinterirr y cabail ería. (...) Acabrjse ésta y todos se dispersaron: ztnos cogieron cal~huzn.~ y hujuhan por og~mu1 arroyo; 0tro.r monhhan plúrunos y los ponían a asar. t..)El cantbn ci1 masa vivia dtl merodeo. pero le era.fbcil, porqtre eslaha en medio de uno mon~eria."'~ Por su parte. el capitin Ramón González Tablas hizo las siguientes observaciones del combatiente dominicano: 15 Bonh, Pedro Frandscn. "En el cantón de Dernlejo". E n Rodnguez D~morizi,Izinilio. 1'1'fiei'er (/e Pcdm F. Bonri. Santo Domingo, Editora del Caribe, 19h4.pp. 1 19-123. (:lrcadeniia Dominicana de 12 Historia, Vol. S1TI). "6 ,.) Sin o f r instrtrcción ~ qere saber malamente cargar y dispnrar; sin otro arn~amenloque el que cndn cual pztede facilitarse, a excepcibn de alg&n que otro coso muy raro, en que el gobierno po~iriorepartir paro rntrchos miles d~Irombres. aJgunos cienlos deftrsiles que regit!rrrmente sirvieron rr O¡TU.F naciones. -v $deron desechc~~Ios por inffiles. E/ soldodo dominicano no conoce el unifcirwze. se presenta como esiaba en sltlr (arecrs, que genernJmenre as dearozado, descalzo y por toclo mor-rihnun ~t~alpnñuelo atado a Irr cabeta, ,Mucho menos conoce el irso cje1 correaje ni de la mochila; gmfu ima especie de esporrillul, que Ilumo msrcrrto, qiie con iinn cuerda a modo de asa, czrelgu del hombro Izq~tiel'du.E P aque!/n ~ especie de zurrdn O nfol'ra/,¡Ici7utocio .'FZI ajzfmde cnmpaila: e! tnbaco, 10 eurne. los plci~anos,afgu~ia prenda de ropa, si por cns zialldnd time, y los carrwhos: todo vci alli r - e ~ i t e l i » . ' ' ~ ~ Estos dominicanos. procedentes de los sectores de las clases populares. mal comidos. desarrapados y pésimamente amados derrotaron a los bien alimentados, debidmente uniformados, rigurosamente entrenados y magnificarnente armados soldados españoles. ¿Cómo Fue eso posible? Aparte de la vocación patri6tica y el deseo de ser libres o n~oriren la empresa, porque emplearon correctamente la tictica de Ia guetra de guerrillas que venci0 a soldados y oficiales espafioles. I(, G I I I I Z ~ Tablas. ~ P % RarnOti. Op. cit., p. 10. El costo econOmico de la Guerra Restauradora para 10s dominicanos tampoco ha sido cuantificado. Ciudades. viIIas y poblados destruidos: Santiago, Puerto Plata (parcialmei~te), Sabaneta, Guaraguan8 (Moncióln), Guayttbin, Monte Cristi, Dajabbn, Bánica. Comendador, Las Matas, Neyba, E1 Cercado. San Juan de la Maguana. Azua, Barahona (parcialmente). Bani (parcialmente) y San Cristóbal. En las zonas rurales, salvo en algunas regiones cibaeñas, solamente quedaron campos devastados que afectaron severamente la producción y exportación de tabaco, café, cacao, azúcar. madems. ganado. pieles vacunas y caprinas, miel de abejas y cera. Se agravó el caos financiero y aumento la depreciación de la moneda parque España no amorti26 las emisiones baecistas y porque. ademis, el propio gobierno restaurador hizo varias emisiones de papeI moneda sin garantía alguna. En definitiva, en la lucha por restablecer la eclipsada soberania, el pueblo dominicano sufrió eI empobrecimiento general de todos los sectores de su vida productiva, el decrecimiento de su econornia y el estancamiento del proceso de su desarrollo hist0rico. Para concluir. pasaré a sefialar aIgunas de las más importantes consecuencias de la Guerra Rrstaiiradora: 1" El restablecimiento .de la soberania nacional y la desapmicián del Uarnado "gran traidor" Pedro Santana. lo que significo el triunfo de los liberales nacionalistas y la derrota de los anexionistas: 2" La devastacibn de los campos y la destrucción de ciudades y poblaciones. con el consiguiente estancamiento del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad dominicana; 3" La demostración de la capacidad de sacrificio de la casi totalidad del piieblo don~inicanoy de su vocación de luchar por el mantenimiento dc su libertad e independencia: 4" Las tácticas de la guerra de guerrillas. la tierra arrasada y la tea. demostraron que un pueblo pobre y mal armado puede vencer a un país poderoso con un ejército moderno superior en armas y soldados; 5" Sirvió de ejemplo a los pueblos colonizados de Cuba y Puerto Rico. en especial al primero. que inició su guerra de independencia en 1868 usando las tácticas restaiiradoras. bajo la dirección de militares dominicanos. particularmente del genio de las guerrillas, Máximo Górnez; 6" El fortalecimiento del pensamiento liberal y nacionalista cibaeño, puesto de manifiesto por primera vez en la revolución tabacalera de 1857, en la Constitución de Moca de 1858 y en la formncibn del partido azul que recogió el objetivo clasista de pequeña burguesía de defender la soberanía nacional y promover eil el país el desarrollo económico; 7" El surgimiento de la tesis geopolitica de la unidad insular de Repiiblica Dominicana y Haití para luchar contra los enemigos comunes de ambas naciones, que dio origen al leración antillana para combatir por la antilla defenl- -- .a a ~ ~ ~ r a nnacional ia de los dos paises. la independencia de Cuba y Puerto Rtco e h p iedir que: Estados Unidas de America wn su voraz expansionisma, se aipropiara de tres de las grandes ~ntillas." 8" El surgimiento de líderes militares de origen popular que Eje conv irtieron en c audi 11os; nacioilales (Pimentel, Cabreira, Guil lermo, Luperún y Heusieaux); S Unidos 4" El incremento de la injerencia de los de América en los asuntos internos dominlcanus y de su desbocado interds por apropiarse de la Bahía y Penlnsula de Sarnani; 1 O" El inicio de una política de endeudamiento externo que por años lesionó severamente la soberania nacional: los empréstitos con las casas bancarias Hartmont, Westendorp, San Domingo Tmprovement Company, etc,; - 71 Cordero hbchel, tmulio. "El andanismo de Lupcrón." Eaw, ilfici 1. N" 1. Santo Domingo, 1993, pp. 45-66 (Instituto dc t Iistoria dc ka Vnivcrsidad hutónarna de Santo Domingo). 1 1 " Fue una revolucibn que, segUn Manuel Rodrigues Objio, '*(...) comenz6 desde I~recer, gern~inaren el sena del i.ercFus1e1.0 purbio: ella vino de abajo para arriba en cnnrt-nposicih de otras i-evofucione~:de aqui el cnr~ickvS O C M ~con que se presentó. " 2R 12O Por ello. fue un verdadero proceso revoIucionarjo de origen popular que marcadamente reunió objetivos de liberaci8n nacional, sociales y raciales en la más hermosa gesta de1 siglo XIX, la cual, empleando una opinión de Pedro EIenríquez Ureña. LLgolvnnjz8"e1 sentimiento nacional y consotidb en la conciencia de los dominicanos su decisión inquebrantable de ser libres e morir. x: Rcidrigricz Objío. Manuel Neinesio. "Considrraciones escritas en Domingo cl 1" de enero de 1868." En Krlminr~tf. Ciudacl 'Tni~illc~, Edi~oraMontalvo, 1951, pp.207-203. (CoIecuón del r'lrcliivo GcncrsE de ln Nacihn \'ril. ITIT). Snnto General Gregario Luperan. Foto poco conocida. Fuente: Archivo de Emilio Cordero Michel.