Características de la Guerra Restauradora, 1863-1865

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CLIO
No.164, 2002
Características de la Guerra
Restauradora, 1863-1865
Emilio Cordero ~ i c h e l Para tratar el tcma LCIi.~7cteris/iclr.\.
grrei-ru
res,alirodoi.a, tendré que referirme. ligerarnente. a sus
antecedentes, a la Anexibn a España, acontecimiento que
ocurrió en un momento histórico en el que existia una
coyunrura inleniacional muy especial.
En efecto. Europa se encontraba sacudida por iiiia de las
crisis ciclicac del capitalisnio. que ya habia señalado Carlos
Mam. Espnfia intentaha reconstruir sii imperio colonial con
Leopoldo O'Donnell y el Partido Unibn Liberal con las
expediciones rniliiares a las castas africanas. y el ititeres de
reincorporas a Santo Duntingo para garantizar la posesión de
sus iil timas colonias en AniCrica: Cuba y Prrerto Rico. Por otro
lado. Francia se habia embarcado en la aventura colrininl dc
Cochincliinn y se preparaba para ocupar a México. mientras
Inglaterra se cxpmdia en Ia 11idia y. poco a poco. iba
conzrolando el ntercado mundial. Por ultiino. cn los Estados
Unidos de America, donde. desde diciembre de 1860. con [a
separacibn de Carolina del Norte de la UniOn, se había
formado la Confederacih de los 14 Estados qiie sitac0 el
fuerit
)r en abril de 1861. se iniciaba la guerra de
seces
duró cinco anos.
Por esa situacibn internacional, la correlacibn de f~ierzzis
ert el Caribe favorecía a España, ya que Francia. Inglaterra y
Estados Unidos de América confrontaban poblemas que
niantenian a sus gobiernos ocupados en solucionarlos. Fue por
eI!o que, aprovechando las reiteradas propuestas ane~ionistas
del presidente Pedro Santana. representante de una clase
social que nunca creyó en la viabilidad del Estado dominicano
y desde la separaciOn de Haití. en 1844. procurrj el
protectorado o la incorporaci6n a una potencia extranjera. se
pudo efectuar la Anexibn a España.
Ahora bien, i,cuiP era la situacibn del pais en ese
momento? Segun el cónsstl e s p ~ o lla
. poblaciliin ascendia. en
1860. a 186.700 l~abitantes,cifra que algunos hacian suhir a
250.000. de 10s cuales el 80% era mulato a negro y el 20%
blmcci.' El secretario de lo Interior de Buenaventura Bicz,
Manuel María Gautier, señal6 a la Comisión Senatorial
Norteamericana que estuvo aqui en 1 87 1, basado en fuentes
del tribunal eclesiástico sobre la distribución de las
z
.\lrarez. 3Iaria11o. "Xlriinorias. Snn to Domtngo, 20 dc abril dc 1XGO."
Eri Rodnpez I)e~~lsnzi.
Ernilici, ..l~ttt*i.rrletrr~.r clr /(I :ltre.~iri)rr j Ij.+p~)iir.
Ciudad I'rujilkj, Editrira Xlniiral.r~o, 1955. pp. 87-88. (.lcaclcniln
Dc~~niriicanñ
dc 1:i T Tistnria, Vol. 113.
parroquias, una pnblacion de 107.000 personas. ubicadas por
provincias y coniunes que podrían reunirse de la siguiente
manera: Santo Domingo. 41,400 representando el 20%; El
Seibo, 28.900 representando el 13.9%: Ama, 36,000
representando el 17.44%: el Cibao y la Linea Noroeste, 89.100
representando el 43.1 %; Puerto Plata y Monte Cristj, 9,500
representando el 4.6% y Sanlana y Sabana de la Mor, 2,100:
representando el 1%.' En total, la zona oriental tenía el 33.9%:
Azua. el Cibao, La Línea Noroeste y el norte, el 65.1 %. Es
decir. casi dos tercios de la priblaci6n totaI residía en Eos
territorios que sirvicrori de escenario a las acciones militares
de la guerra resrauradora,
La producción era muy 1imitada porque descansaba.
fiindarnentalmente, en el tabaco cibaeño, cuya cosecha llegaba
a 60,000 u 80,000 qiiintales anuales. dependiendo de las
benignidades del clima y de la siiuasicin política, que se
exportaba a 10s mercados europeos; algún café que se
conicrizaba a cultivas eu el C'ihao y en el Sur: poca cantidad de
azúca~ir;100 n ~ i gaIoiies
f
de miel de abejas; 6.300 quintales de
cera: 3,400,000 pies de caoba y r-iladeras preciosas; 3.000
cabezas de ganado rnayor en pie, y ciieroc tanto vacuno como
S
Gliaticr, h>I~i-iucl
i2 laría. "hlcinnrandurri sobre la sihiaclbn políuca de
la Rcpúbhca Dcrmiiaicana. PoblaciDn. Santo Dstnirigo, 2(1 de fcbrcro
de 187 1'".Eti Roclrlguurz Demorki, Emilin, fw,'onlr~d~ /ri Coml.rji/t ri't'
I W ~ Y I ~ ~ C I ~lob- ~E>*tc~rf~.~
~ I I Ui~iduriic -32~~1eirrn
~I.J
.I'RII!U Dnmitrp c't, JS7/.
Ciuciarl -Srujillti, Tlrlitnra hIontalva. 1360, pp. 367-304. i(i\cndcmia
Dormnicaiin rle la I-Iistoria, Vol.
113,
De un cuadro que he elaborado. basado en diversas
Fuentes. de los valores de los productos exportados en los años
1862 y 1863, se despreirde que el Cibao aporte e l 65% del
valor total de las exportaciones, desglosado así: tabaco. 35%:
café: 3%: cacao, 4%; azhcar, 4%: maderas. 9%; miel y cera.
7%; y ganados y cueros, 3%. En total, el Cibao. la Línea
Noroeste. Puerto Plata, Monte Crifli y el Sur exportaron
productos que representaron casi los dos tercios del valortotal.
Parte del Sur y el Este solamente exportaron: maderas. 15%;
ganado y cueros. 15%; miel y cera. 3%: y café. 2%: un 35%
del valor total.
Si se analiza el origen de los renglones de exportación se
vera que el 66% estaba constituido por productos naturales.
Esto es: que con ninguna o muy poca actividad del hombre se
cortaban los árboles qiie nadie sembraba; se criaba ganado
vacuno, caballar. mulas. asnal, caprino, ovino y porcino sin
técnica ni cuido alguno: se obtenía miel: de abejas y cera que
nadie atendía porque eran cimarronas. Solamente el tabaco,
cafk, cacao y la cana de azúcar representaban cl inicio de tin
tímido desarroIIo precapitalista en el paic. Con sobradas
razones. el (11 timo capitán general, gobernador y comandante
cn jefe del derrotado <j&rcitciespañol, el mariscal Josk de La
Gándma dijo que:
7
T'tansc "'i2.lernciria" dc Alvarez, Marintici y "Akmo8a" de l'clácz
Catnpomancs, :\ntnriio.
En Rodrígucz Dcinonzi, Emiiio,
: I t i r r ~ ~ I ~ ~ npp.
, e ~SR,
, 80, 05,07,9X. 106 v 107.
"La agrículfzn-n puedc decirse que 170 iyxisre: JIEIL'S 4
exeepcihn de U Y I O . ~60,000 quintales de tuliaco que se
recolecran eil las provincias de Sanfiugoy Concepci6n (de La
Vega, ECM), y uno corta cmtidnd de cqfé de supei-ior calidnd
en las del %r, que se exporfapara el extrnnjero, no se ctrltiva
ningrirr o k o prodz~cfo,a pesar 1Jc la fncdidacl con qire ,re
ohrendrian todos con ku m-or ohundancin; no hago inención
del nzricarpory ice cl,ccasome~.ife
sefabrica el necesario para el
consumo dc icr islu; "
La situación monetaria era grave. Las fraudulentas
emisiones de papeletas realizadas por Buenaventura Riiez, en
los años 1857-1 858, no habían sido redimidas y se devaluaban
día a día, lo que provocaba el descontento de la pobIaciOn y un
creciente y desalentador retraimiento econ0mico.
,Orisul inglés que sustituyb a Sir Roben 1-1.
Sc
pgk, Martin T. 1-lood, informó a la cancillería
brirulziLa que Santana inició, desde diciembre de 1860, una
política de desarmar al pueblo y que cuando se proclamb la
Anexibn, el 18 de marzo de 1861, ya en el pais habia unos
2.000 soldados y oiiciales españoles que fueron reforzados, en
lo inmediato. con 6.000 Iiombres comandados por el brigadier
Antonio Peláez Campomanes. Esa fue la gran traición de
Pedro Santana, eclipsar la soberanía nacional y convertir el
país en un ierritorio ultramarino espaíiol, por lo que recibió los
siguientes premios: nombramiento de teniente general de los
4
La Gitidfira y Navarro, JcisE. :lnt.wRilr ,y,~rterrrrcie . F f ~ i / ~Rontit~p.
o
Tomo
1. hbdrrd. Irnprcntx de-El Correo ~ W r a r .1884, p. 401.
cjercitos reales, con sueldo; designacibn de gobernador y
capith general de la colonia, con! sueldo: nombramiento de
senador honorífico del reino; titulo de marqués de Las
Carreras: caballero de la gran cruz de Isabel la Católica. con
sueldo y una pensihn vitalicia de 12.000 pesos españoles
anuales.
La. Anexión provocó inmediatas protestas armadas: en
San Francisco de Macaris, el 23 de marzo: en Moca, eI 2 de
mayo, aplastada a sangre y fuego por Santana: y la expedicihn
del patricio Francisco del Rosario Sanchez y el general lose
María Cabra1 que culminó con el iiFsiIarniento del primero y
parte de sus compañeros. Esos movimientos oposicionistas
fracasaron en la consecrición de srts objetivos patrióticos
porque no contaron con apoyo popular como ocurrib dos años
después. De los paises l~em~anos
de América Latina.
solamente tres manifestaron su protesta ante la AnexiOn:
Hsiiti, bajo la presidencia de Fabré Geffrard. e! gran amigo de
los restauradores. Chile y Perú.
El gobierno de la Anexiún no cumplió con las promesas
que habia hecho España de desarrollar econtirnicamente cl
país y promover el bienestar de la empobrecida población.
Implantó medidas, algunas desconocidas en la sociedad
dominicana, que provocaron un enorme disgtisto en la
mayoria de los sectores sociales y originaron el levantamiento
popular de 1863. Entre las disposiciones que más irritación
produjeron estaban:
*
No Fomentar la prodiiccibn ag"cola y minera;
Monopolizar la comercializacibn de tudas las
mercancias de uso y coiisuino en manos de españoles,
coartando Ea libertad de comercio:
Establecer eP estanco de1 tabaco cibaeño a unos 40 a 50
mi1 quintales can Io que el comercio de la hoja fue
controlado par la metrópoli;
No amortizar totalmente el papel moneda por la
lerrti tud en la conversibn y no cambiar las papeletas por
monedas de oro y plata, sino de cobre;
No construir. como había ofrecido España en las
negociaciones de Santana con e1 general Francisco
Serrano. capitin general y gobernador en Cuba.
puertos, ferrocarriles, carreteras y canales para hacer
llavegables los ríos Yuna y Yaque del Norte;
* Implantar aranceles de impoi-trici0n en Favor de
mercancías españolas a las que se cobraba el 9% de su
valor, mientras que las de otros paises pagaban el 3 O y
el 35%;
Moriopolizar en beneficio de buques de matricuIa
española el transporte de todos los bienes expoztados e
importados;
Cobrar compuIsivamente un impuesto del 4% sobre la
renta anual producida por las propiedades urbanas y
rurales;
Recolectar anualmente. conforme a la lley de patentes
dictada al efecto. una suma determinada a Iris
-
profesionales liberales.
industriales, etc,:
comerciantes,
pequeños
Crear una burocracia española con altas sueldos que
desplazó a la burocracia dominicana, particularmente
santanista;
* Establecer el trabajo forzado de los campesinos en la
construcción y mantenimiento de caminos;
Imponer e1 servicio de bagajes y alojamiento de tropas,
que cansistja en que los soldados españoles. p x a
movilizarse a trasladar abastecimientos y pertrechos,
quitaban a los campesinos sus bestias y las devolvian,
si acaso lo hacian, flacas, enfermas y destrozadas.
Igualmente era obligatorio para los campesinos alojar
a las tropas españolas que pernoctaban en cualqiiier
casa o rancherio;
m
Establecer, mediante ley, la censura a la prensa y a las
imprentas;
Estas disposiciones no solamente disgustaron a !os
dominicanos, sino que causaron tan grave perjuicio a la
agricultura y a la produccibn del tabaco, que incidía de manera
tan determinante en el PNB nacional, que freno el proceso de
desarrollo de la economía mercantil simple que imperaba en el
Cibao y zonas aledailas.
Pienso que quizás más importantes que Ias disposiciones
econ6tnico-politicas implantadas por el gobierno colonial
anexionicta. fueron Iss de carácter social y moral que
afectaron contundentemente a todas las clases sociales: a la
oligarquía (hateros y latifundistas, dueños de cortes de
madera. grandes comerciantes, clero católico y a 10s altos
burócratas); a la pequeíía burguesia (medianos y pequeños
dueños y productores am'colas. medianos y pequeños
comerciantes, bajos burliicratas y profesienaIes liberales,
duefios de talleres artesanales y oficiales del ejErcito); y a los
obreros agrícolas. artesanos, soldados y desempleados). Se
intentó:
m
Prohibir las reimiones, la libertad de expsesibn y de
movimiento, asi como todas las manifestaciones de Pac
1E bertades públicas;
Imponer leyes de ornato desconocidas en el pais que se
aplicaron. arbitraria y miiitmente, como es el caso de
la recogida de la basura en Santiago, dirigida de
madrugada por el arbitrario general Manuel Buceta:
Proscribir los amancebamientos que eian -y siguen
siendo en la actualidad- Ia manera en que la mayoría de
las parejas dominicanas se une y exigir la
obligatoriedad del matrimonio religiosa;
Discriminar a los sacerdotes e~trari~jeros y
dominicanos reduciéndoles
sus ingresos y
sustituyéndolos. por peninsulares;
Perseguir y prohibir las creencias religiosas que no
fueran las orientadas por el Vaticano, mi como a 10s
masones que heron considerados herejes y cuyas
logias fueron cerradas. El obispo Bienvenido MonzOn.
cud feudal inquisidor, hostigo a los protestantes sin
tomar en consideraci0n que Ia mayoría de la población
de Puerto Plara y casi toda la de Samanh practicaba
creencias bautistas, metodistas, angf ieanas y
wesleyanas
Establecer una brutal y casi desconocida
discriminación racial en el seno de una sociedad en la
que mas del 80% era negra o rn~ilata
A mi modo de ver, esa política de discriminación racial
fue la que aumentb la agudización de las contradicciones hasta
llevarlas a un nivel explosivo. Biirócratas, oficiales y soldados
que venían de Cuba y Puerto Rico no podían aceptar la
igualdad con negros y mulatos dominicanos, El mariscal La
Gándara fue quien lo destacó al afirmar:
"Los oficiales y suldados del ejircito peninsular, C I S ~
como los empleados qtre España rnnnclO íi sei vilteva Anrillu,
smbr-ados ii considerar Ia raza negra y a /os mesrizos
irna especie cie gerzfr i~ferinr,no .se recalurcrn ~n
nzon17c.slnr/ani ern posible impedir.?e.rsj ire /u hiciesen en Il~.ls
i17,imiclndes de Fn vida social. Aconteció con frecuencia qzre
los ETcrivcis desdefiasen el trato con los hombres irdc color 6
qire repilgnaran sic compuñic~.En ocusinnes hubo cilgiii?
blnrico de decir li rm negro y ire .vi estzrvierrr en Cirhn tí Prrrrto
Rico, seria esclar~o-y p~tIriuni~endedopoi. irrm canrihd
N
deierrninadn.
5
#,3
La Gindam. Op. cit., pp. 237-1.78
En otro sitio: añadi0:
czre.siidn de kr rnzu venin n dif;culrcrr. o
in~posihirrrur-[u interpolacibn en los cziadros respectivoi; de
Z ~ Y I grun
terales y j+s de color. EI solclodo y
ruso es!;
darse ctrenro de que reulmenle filera
O coro ne/ el negro (j mzrlcrto que def?.ús de 1111
1
I
or. le re);oteaba trn objeto de comercio. t í
,l
Por ello, los militares daminicanos se sintieron más que
humillados cuando compararon su situacion con la de los
1
; espafioles que percibían cuatro y hasta cinco veces
I
~rio.Aunque casi todos los oficiales dominicanos
apoyaron a Saiitana en sus proyectos anesionistas, cuando
vieron i
:ario nacional hatlado par la soldadesca
española y comenzaron a sufrir en carne propia los efectos de
la POI Etic
mica y fiscal del gobierno colonial, agravada
con la ---,--isión de las libertades ptihlicas y la
c
religioss
i inicio a los in2
I
izos dc
~c culminaron c
estallido revolucionarja y popular del 1G de agosto de ese año
En eI mes de febrero de 1863 ocurrieron varios
1evaritarriientos i
; que fr;acasarori en sus intentos por
r'estaurar 152 repú
(1 primero fue el de Neyba, el día 3.
..
. ..
dingido por el general Cayetano Veiisquez; e2 segundo h e el
de Guayiibin, el día 17. dirigido por los coroneIes Lucas de
Peiia, Benito MonciOn, Norberto Torres y el general Juan
Antonio Polanco: eI tercero fue el de Sabaneta, el día 23.
dirigido por los generales Santiago Rodriguez. José Cabrera y
Pedro Antonio Pirnentel y el futuro Iíéroe Gregario Luperón:
e1 cuarto fue, el mismo dia, el de Monte Cristi y Dajabón y; el
quinto, el día 34, el de Santiago, cuando se intentó tornar Pa
Fortaleza San Luis. Casi todos los conspiradores de este
último intento insurreccional fueron apresados, juzgados y
condenados a muerte algiii~osy otros a sufrir penas de
confinamiento en Ceuta, isla-prisibn de la que rarísima vez
salía con vida tin prisionera politica.
En Santiago fueron fusilados: el poeta Eugeniu Perdorno:
el capitán Pedro Ignacio EspaiIlat; el coronel Carlos Lora; el
comandante Miguet Pichardo; el general Pedro Batista; el
coronel Pierre Tomas y el zapatero Arnbrosio Cruz, Fueron
condenados a diez años de prisión en Ceiita: Sebastián
Valverde; Pablo Pujols Juli6i1 Belisario Curiel; Juan Luis
Franco Bid& Alfredo Peetjen; Ulises Francisco Espaillat y
otros integrantes de la pequeña b~rrguesiacibaeña
Esos movimientos fracasaron porque Espalla reaccionó
con rapidez y mano dura. La actuación militar en la Linea
Noroeste y zona fronteriza del cvronel Juan LOpez Campillo.
conocido por su crueldad, y del brigadier Buceta, mis brutal
que éste, aplastaron eses intentos resiauradores. Sin embargo.
los que piidieran escapar, como Santiago Rodriguez, José
Cabrera, Benito Monción y Pedro Antonio PimenteI, se
refugiaron en I-laití y? con la ayuda de Fabré Geffrard. se
mantuvieron activos haciendo incrtrsiones a través de la
frontera desde Febrero hasta el 16 de agosto, fecha en la qiie un
grupo de 14 hombres izO e1.i Capotillo la bandera nacional e
inició la Guerra Restauradora.
Ese pequeño grupo se dividib: Rodriguez y Cabrera
reunieron y comandaron 80 Iiombres; Pirnentel. 40 y Monción
3 6 , Esos 1116 restauradores fueran los que derrotaron a Buceta
y a1 coronel Lbpez CampilIo, obligando al primero si huir
desesperado por toda la Línea Noroeste, despuds de haberlo
derrotado en Doña Antania. Al nnexioiiista general
dominicano José FIiingria. lo derrotó Monciótl en El Pino, lo
que determinó qtie Josltj Antonio Salcedo (Pepillo). quien era
corone1 en ese momento. y Juan Antonio Polanco tomaran a
Monte Csisti y Dajabón. Ese fue el momento en e1 qiie el
hermano de Juan Antonio Polanco. el general Gacpar PoEanco.
que estaba en las filas anexionistas adscrito a las reservas. se
incorpor0 al movirnierito revolucionario restaurador.
Los testauradores marcharon I-iacia Santiago, tornar011 la
ciudad luego de desalojar de El Castillo a las tropas españolas
y se inició el sitio de la Fortaleza San Luis donde se habían
atrinclieradn las tropas anexionistas y refugiado decenas de
fa~ar-rrilias
hispjnicas. La fortificación no pudo ser tomada y en
el curso dc los combates Santiago fue iilcendiada. Se discute
tndavia quién le dio fuego. Algunos aseguran que frre el
brigadier Buccta, al disparar varios cafionazos con trapos
empapadlos eii br ea scihre
sri casi tci\talidad. techada
que estaban. en
ua y canias y eran de maderas,
is de 1aciudad
segUn consta en el informe de una comisión investigadora
nombrada por el Gobierno Provisional ~estaurador.'
Considero que pudo haber sido Gaspar Polanco. una
especie de Dantón dominicano que aplicó la Tea
revoliicionarisi en todas partes. quien incendió a Santiago. Es
bueno recordar qu
restauradores no solamente
incendiaron a Santiag
que también destrtiyeron coi1 el
fuego a parte de Puerto Plata, a Monte Cristi. a Barahona. a
San CristóbaI, a parte de Bani, a hzua, a Neyba y a todos los
villorrios por los que pasaban criando retrocedían para
emboscar a los españoles o para provocar que los persiguieran
para alejarlos de sus bases de abastecimiento. Cuando en las
caimpañas militares los restaursidores se retiraban, no dejaban
a sus espaIdas nada que pudiera servir al enemigo: desbuían
los cultives: mataban los animales dorn6sticos que no se
podian llevar: quemaban los ranchos. almacenes y viviendas.
Era la táctica de la tierra arrasada y de la tea,
E1 capitAn espafiol de infanteria Rarndn Gonzilez Tablas
fue bien explícito al referirse a la tactica de la tea y de la tierra
arrasada:
"(...)i E n qzre ittgw, crin poco costey i~enfujcr
de Ic~+fiierzí~
t n a r e r i d , ~moral podríin desco~.tsarlosfbtig~dos,cuidlrrsr los
7
L'ln~esllRación sobrc cl inctndo de Santiago". En Rodrígtiez
Dcmort zi, Ernlho, - ~ltfc1.i.-y liodti+iu ~lri.;obzeino tic /tz K C J / ~ I I I T USan
L ~ tu
O~~,
Domingo, Editora del Laribc, 1 063, pp. -13-61. (.lc;idcmis
Dominicana de la 1-lisroria. \'al. ?;t'
heridos y orgnnizar,re los recien /legados, seal7 ksrcis
procedenres de las otras Antillas o bien del e j k i t o de la
Penímttln? Por ningunu parte }y en ningrrnn, plieciso es
decelo, sb.so/uramen~e en ninguna. porque dejdndose
indgfinso lodo lo que le queda a la espuldo de esre ejérciro
valiei~f
e qzre avanza, podr¿i npenux llegar a szr n o l i r i ~cllancio
~
logre sin drrch pisar* victorioso 10 fi.nniern Iznitiana, que el
cnrni??oque viene L/¡? recorrer tiene por melus .ruce.rii~a$
o por
etnpm los ceniceros en que han dejudo las ciudnd~sgttc
i~iviawiiodaililr a sufier~re,por lu sola inflrte~?cia
de la ofen.rivcr,
en ln lucha inicinl, ofknsiva que es en esfaocasidn srtrnamet?fe
S
p'""""iíl.
,@
Ademhs de esta táctica de tierra arrasada y de la tea, 10s
restauradores emplearon otra que desquició a 10s estrategas
militares españoles: la guerra irregular de montaña o
guerrillera. Las tropas españolas Ia sufrieron cuando la
columna del brigadier Primo de Rivera y el coronel Cappa
marchó de Puerto PIata a Santiago para rescatar a 10s sitiados
en Ea Fortaleza San Luis y llegó a dicha ciudad después de
tener m i s de 1,300 bajas. Constantemente esa columna fue
atacada par Salcedo y Luperon por la vanguardia, la
retaguardia y los flancos con la tríctica guerrillera. Una carta
de un teniente español a un cornpafiero descnbe can gran
i:
Canzáiez Tablas, Ramón. /-1irlor.k(le /tt c/o,nrir~cio'tt-y iiliin~ir'pri-i-0 rir
E.~pu¿ti t'rr .Trlrtfo D~nlitya BilrceFonn, T d c r e s G~áficosdc hlanuel
Pareja. t97-C, p. 389. (Sociedad Doninicana de BibliiiCios, N"6.
drartiatisrno la forma empleada por los dominicanos para
combatir a ese cuerpo de ~~iercito:
"Pucrfo Plata, 26 íie scp f íemhre de
1863. Ildi qirei.ici» Ii:
t...) ExrrciMurus qirr 17i lrj?a hrorn~iSP me OCI~W¿{
~ S I C curf~l
I
conocienrio r n j carÚc!er, que criín eui grarme
peligro de ~norir,
rile Iae rcidu hnsre iie 1 1 ~ í ~ ? t i , ~ nP2Zo I. ~bien.
S -va no me rjo. Aytri
.r01o se piensu e17 morir. E ~ t nes cien mil i7ceeir peor y ?&e
17fresii-lrgtlerr-rr cíi?í/.qrre Sehastopo1 y qire m í o ; hastu ,~oher
qrre en inediu hora d ~ ~ f i l e gperdij
u
~ ihcrtull~jr?
l
& lsahel JJ di@=
ji nzreire qficiales y el
la Corona Frcce. Si pregrr?tus por lu
sepn~7L'rcon?p~ll'ji~~
LIPI h c ~ t ~ l I O
de~Son
i Q11Wtir7,re U'irNn gzie
.re hu mr~ílndod~ hwrio: srjlo que& el szrbter~íenreD. Jrlcrr?
Rrreda, y eso porqiae estnl~lap n P~rertoPlnfrr;10,s denrk++
csfcin
comidm de los cerdos en Guo-yirhin.De /u tercera clel mismo
ha/nlló~.~ú/nqlredIn ei sltbteni~nte Urin porqzte /rrnthi&n
estnhn en P~rerloPi'citu Lu primera de /sabe1 II sOlo
20
hombres. In.7 demds hcrn mlrerfo. ,Ytie.rrro.r.rok/c~dosen torjro,~
pnrtes se hater? col? un i?rilf;irnrirnirahlt.. pero en cuor?fo
qztenrun el ziltitlzo carfrrcl70 rniJeren. .4qlcí mo i..uleel valor ni
nc~dn.poryrre ilos hcrtimos con los cirhol~s..We explicuré: el
ferrcno esid crtbirr.!~ de rcnn i?egetacirín irnposihle u'L.
describir. No hnjt cr/minos, se trnn'cr por los cotices dc los rin.s,
ui;n moilie ~ 7 ~ ~1 . ~ t o ?,v ~de
l eprecipicio en precipicio. Todo el pak
es irn desfil~~dei-o.
Pzlcs hisn; sale zrmci coli~rrrncry se Ie ~ C ~ C I ~ T
encima (re-~cíentns
o ciialr'ncierzlns /7ornhres, gsle conocedores
del terreno y pcrr~tperadosen 10,s. inmer~.so.vcir ho les, hucer~
firego por losflctt7~~0.~,
por i*onptmdiny por 1~7relcrgzr¿~~.di~r.
TP
c i f i e ~en iin círcirlo n% b f i t e g ~qtte
~ si CII*LTIIZC~.S, ~ I I ~ ~ ~si ~ Z ~
r.e/rocedes,retroceden. Detrús de cada árbol hay ~tn~fitsil
gire
vomita la muerte. No hay tnomenlo segrtro. Oyes silhui. las
bnlasy no sabes de d6nde vienen
esto es horroroso, K. c..)
Por Uli'imo. aquí no se hure uno, lo qz~ese hace es morir, te
repilo. I r 9
c..)
Por otro lado, el citado capitán González Tablas. que
siempre combatió al frente de sus tropas, señaló que:
"El sistema de grrerra gtle ndoptaron 10s dornit~icanos
.file (...) e/ que se llnwln de guerrillu.~y ernboscadns y cz{yo
pt-incipal pnprl e,sth resel-vnd~a b i e n f e r í o . Si ei7 todc~.~
pcn.tes es esfe sisternn -funestopcira LZIinvasor, en ningrrnn lo
puede serd fanro como en Sunfo Domingo, que puede
n.segttrarse que @S un bosqlre confinucido de porfenfosa
.frondosidud. Ern hr~.~cndíis
I«s eilem igos a orillas de las senn'as
que a trr~rry otro Iado ~stlincerrnci'c~.rpor- alrísimasparedes de
f»llqme, esperuhan seguros el paso de IU.Y tropas, elegían
ilnpz ~ n e m e i ~ fsrts
e i~icriinus,disparaban so hre ellas y se
deslizl~hcrr7 par /u espesurn.
Al principio errr de un efecto ~srrorjficoaquella u% gire
ntarchcrnu'o una colzrrri,?a se oyese un tiro gzre parecía
escapada y se supiese que hahío matado u un.je$ M qqficil.
Erci er7 iferdnd ir~pol.ienrepara una tropa que marchaha en
S O F de
~ g~lerm,con €asde hidu.~
precazlcíones. el experinientm
l)
"Carta dc un soldada eslwfiol." En Rodrigucz Demodzi, Emilio.
Dlririor d e /(/ Gi~ermclonli?th.ri-e~p~~io/~~
de 1863-S 865. Santo Domingo,
Editora del Cziribe, 1363. pp. 104-1ílS.
se~lsihlesp Frdici'crspor Ios di,~priro.~
de cr~en~igos
qziejamncis se
dejahnn ver.. (...) Pues e . w x inLjivi~I~~o~
) eron reniibles por
el coimcimienlo de los ntonks, de h . c sendas y de los vados y
snhiendo /u qirc en elJa ttalíony dc /o gtre erwn capaces, iio la
nhandoricrhcrii, 1;. .1 Asi se hu visto qtie cm7 esccc,ro niímero
bclli.f~~rrí.
cien I ~ E C P S ~ molestar
~ ~ ~ C I u uno colzrmnci nl vulriear arn
rio, o al pcr,rnr trn dc~fiIcrcfer.c~,
y nzln en esos carni~~os
que
aungire rPc?ox ji L I Y I C ~ O S , esfclh~~n
C ~ ~ C C I ~de
O S espe.s70s
c..
h~s~rres.""'
Un soldado de infantería señaló, en carta publicada en el
Boleríri Oficio/No1 1. del 3 de julio de 1844. que:
djuhlo me Ilcve si yo le veo término a e.s/c~.
A
esrns ma/difo,rindios i7o se les ve nin~clr;ton pr0~10e.v!(inctcjlli
como se desnparecei~,y ct~nndohemos cr~idoyífe hcrn sido
dcrrotcrdos, se apmecen ,irundo qrte es zlrl ~ E I S I OJ:CEEPH!CI
.
q~ie
/lo son n7alos tirodores. No pcJrece sino giie los malditos S~nn
posado r o d i su iticla ccmndo, puts d o n d ~iq~~~ntcril,
.Iesii.c, no
hay mbs q ire snnrig~crr.~e;
nl.ii tiei~eusted el hornhrs !endido
currn largo es. Y eso que PJO extcín ICICJOS LII-YI~ULIDS.y kc~stwnzns
qzie ticncn. coi7 ~xcepci(jntic inlichas crrucrhinrr.r.CJIIE !TOS hc~n
tornudo,y no prc..srudus, soir nicr1ír.s. Qué sella. ptres. el di~7cyrw
cr esos piJlar les l / e , g ~ i 10.~
e ~ ~hziems nrmas de pt-c-lcisicin?
"(...) El
ti,
Gcinzilcsi Tablas. linrn¿)n. Op. cit., pp. 910-213.
Tii sabes qile al milifur le grrsta 10 g4etru, pllesto qlre usi
asciende y adqiriers I~onores,pero re rr.vegirro. hnjo palcihrn dc
cahallerti, que ésta tlef7e mnla crrrcr.
Crcúndo lleguremos si pucificor un l?ui.~tntl i~usln,
cortínjo por fodm djreccicinc.~
por rnontaiias y u't.,~filaclrros;
pobladu de tlrna rnaldiru cannila qrie lan hieir vive e77 ins
rnot?le.s como e!? trff pulacío; qzre conoce el lerrri.to cort~o! t i
c~o17ocesru ~lormilorfo,mientras que nosorros i7o poricmos
cmer curnpfc~n coyfinnzix en nin,qri,?o clc los q w
hrir.idlíndosc.i~oscomo amigos Piites/i.u.s se tiles i!e cn el
cesa?7tc de qtre ~ P P I I O Sc11 C ' I I C I ~ C ~ ~ ~ P T
tnifad de ¡a viifu pnry ?reel dicihlr, I ~ B . F
LuperOn eniitió su juicio sobre las caracteristicas de la
táctica guerrillera y del combatiente restaurador cuando
afirmó:
' T n!os ~nmhatesa lo dis~rrnricrL J 700
~ CI 900 mrfrns. I ~ r s
venlc~jc~s
esiahcrn [/e/ lnclo cie los esprr finles, no ja por lo qiw se
ha clicho de/ crlcctnce cJe slts aynios, sit~o~ O I - ~ IeI rP~ ni 7Cí.7
cerlar-u .SI[ prrntericr. Pero mientr~sinhs crirlct eri! la di.~tc~?lncirí,
nttís irentnjas ohrenia?~
los ric3minícczno.s, poi-qz re los esj1rt~7olt.s
S P htitínr~cf7 ct~hcmncrscei*rucJcic;,y los dmniniecrr?os en INzea.v
crhiertrrs y de,splcigcrd~~,r.
(...$ Icn la mcyrir pírr fe de lrrs pelu~r.r
qire se dilierofí-n SLI hqvone fa por Ios espm7oies y n/ .vdde
11
Rodriguelí Dcinnrtzi, Emilio.
dlr.!n<l rkidnt~c~
...,p= 14
(machete 0 sable gallito. ECM) por los doniIn/cc~~'~as.
10
12
victerin qtiedaha casi .~iernprea fatior d~ esros tilrimos.
,3
El historiador Pedro María Arclíambault, basiindose en la
reseña de "un técnico español". hizo una apología del machete
como a m a de guerra que enfrentó y venció al fiisil y a ta
bayoneta. Al describir el fiero combate de La Barranquita
(Guayacanes) contra fuerzas espaiíolas que cantahan con el
apoyo de piezas de artiIEeria, apuntD:
is
domínicsrnus ronrpieron el
~ O P 11f1~1
I
Se n.afid el comhare corz t ~ n c
íu de parte y purre L..)
Anlntados los t-alientes de iwunciOn L' Pinzer~leI (.,.) y
chispeando In brarrtrra de aqzrcllos firrio.sos maclzeteros, zrnn
voz de.jefe grirci "¡Al mochere! jA los caiiouies!" Los jefe.?
impacientes y segwos del kxito, Jrjos de contener, e-rcifnhnnb
srr gente y prepm.nbai.i /u ueomeiidu. Los espu?oles, sivi.vrrdos
por les grito.^ de s t t ~conrrcirios, se habían p~-eptlradoú
recil7irlos con el rnqlor frente posihfe y Irr foi-rnncibn inris
cerrada de irir cuadro, Iaspiezus en el cer~ko
y la it@níeria en
las alos. in6.r afvhs, y rnsv cerrndus. el resfo (le los itlfiinres *v
los cabcrllos,
Los domiiaícsrno,~(.,.) se lanzaron como $eras sohre el
czradro. El comnnd~rnr~
Garciu gritó a lodo pulm~jnj c a l ~ ~Yi !
brillaron las bu-vonerm hnjo itn sol de $lego. Se en-eiiú el
i2
L u perOn, Gregorio. Notu.r r~rtti¡rioe~iIr;~w.r
.
- 1, rp~~~rtes
/iisti?i~.nr.Tniilo TT.
Santiago. Eclitcirial El DizrEo. 1'134. pp. 7-8.
comhute al orma hlctnca: Jos ici7as n la bnyonefcr, los otros á
machetazo Iimpio.
gjo la h,
Reci entemente, José Miguel Soto Jirnenez anuncio el
1: inzamie
ijbIjco de su libro Los I
del machete.
R' ~ f i x i o c
tlnles y notas para
,7ferpretmidt~
csiartelur de la I.iis/ariuy /u .socieci~ddominicancr, en e 1 que
analiza el papel desempeiiado por ese instrumento de trabajo y
.
a m a marra1
en las contiendas bilicas en Ias que se ha visto
involucrado el pueblo dominicano. Desconozco la obra. no así
tino de sus capitiilos centrales. "Machete y machete",
publicado en el suplemento cultural Isku Abierta. Asevero el
militar e historiador que:
I
1
"(...) El rnache/ero como Infalire o drug6n en In
caAaJieriu. $tsi¡ero en las prinreru,~filses de lodo con7 hnre O
Il
r cahnlia, mrihnha n/ ~itaazenroszpr~wiode2 empleo
@re,cirnndo In corta u'i.crni7cia thha pie al combare
~t/et-p»,~nfientcín~?ose
c~rsisienrpre con 10 hu~?qror~era,
ll
n impor.f ar lcrs hoh ilidttdes de/ diesfra rn su efecfiiw
esgrintu, [an popzrlni. en Noi-lenmh-icny en Elrropa, slentpi-e
t*csziltohni~zulparuda f;-etite u /o ancome /ido del "encaboo "
dom ínicann. Los mandc~
ble.r. i7 iciaIes del "'encahno " sienp-e
d
c
+
iban dirigidos a 1?7ufilarlos hrazos o Ii~srnon0.s qtie sostenion
e / mosquete o elJirsil (..l.
El machete en Santo Domingo, se nnpzrsa varias veces y
en varias ipoca.~u 10s armcrs de los snldnllos~ír~~ceses,
venció
a las tropas expedicionarias inglescrsy derrotó a los ejércitos
huitianos. De alguna forma,
'ere decir, que en Snnto
Domingo. el machere wnc
espada, la pica y la
alubardu, sorne/iÓ a silm~cioel arcabtrs nl mosqtrele y a la
carronada. se impuso sobre el sable. In pistolci y eI+firsil,
humillando y yugulando el orpllo $/oso de /U ho,vonetu y
segando Irr voz ronca de los ccri?onesI ~ Pcnntpañu.
tun "mnche~emenre"
nuestro y grande como en In ResrazirnriOn, c~liindu
derrotando o las tropas de la Corona E.~pnñola,el corc!j~>
ivncid u 11 ~ecnnloginde itn imperio. f...).
(...) Pero jcrrn4.v el mnchc./e
La táctica de combate a la que me Iie venido refiriendo
obedecía a Ias famosas Instrucciones pnrcr lu guerra d e
~ e r r i l l a sde1 Gobierno Provisional Restaurador, redactadas
por Mafias Ramón Mella cuando era ministro de guerra. en
14
Soto Jiménez, José húppcl. "i\lacIietc
Suplemento Culnirnl del peribdico H-i:
octubre de 2000, pp. 1 5 .
- tnachcrc." I.rllr :lbier-to
Snntí, D<imrngti. 15
de
septiembre de 1863. anunciando la forma en que se debía
combatirse a las tropas espallolas, Ei1 10 nomas ordeno:
1 " Usar irla mayor prudencia para no dejarse sorprender a
iin de igualar la superioridad del enemigo en nUmero,
disciplina y recursos:
2" No enfrascarse jamás en un encuentro general ni
exponer a Ia fortuna de un combate la suerte de la republica;
3" Tirar mucho, +ido y bien, hostilizando al enemigo
día y noche: intercepthndole sus bagajes, sus cc?rnunjcaciones
y cortrindole el agua;
4" Agobiarlo con guerrillas que tuvieran unidad de
acción por su frente, retaguardia y flancos, no dejandolo
descansar ni de dia ni de noche ni dejarse jamás sorprender y
sorprenderlo siempre que se pudiera;
5 " Pelear siempre que se pudiera abrigados por los
montes y por el terreno y hacer uso del arma blanca cada vez
que se vislumbrara Ia posibilidad de abrirle al enemigo un
boquete para metérsele dentro y acabar con él; sin presentarle
nunca iin frente por pequeño que fuera;
6" Nunca dejarse sorprender y sorprender siempre al
enemigo aunque fuera a un solo lrornbre;
7" No dejarlo dormir ni de día ni de noche para que Las
en femedades hicieran en ellos más estragos qiie nuestras
armas;
8' Si e! enemigo replegaba. averiguar sí esa una falsa
retirada; si no Io era. se Pe debía seguir hostilizanda por todos
lados; si avanzaba se le debia hacer caer en emboscadas
le a todo
acribi
1 con gilerri1las
werra de
tranci
toda la extension ue I
manigua y de un combatiente invisible;
9" Mientras mas se separara a1 enemiga de sil base de
?tentaba internarse en el
operaciones, peor seria para
país. más perdido estaria;
uado, un
10" Organizar dondequiera que eshiv
servicio eficaz y activo de espionaje, paria sauer a todas las
horas de1 día y de la noche el estado, la situación, la fuerza, los
movimientos e intenciones del enemigo."
En la Circular N" 247. del 26 de enero de 1864, dirigida
por el Gobierno Provisional Restaurador a los generales José
Antoinio Salcedo. ECusebio Manzu
.sgar Polanco y
Anicirtn Maslrinez. se les ratif icó que
[tedebían utilizar
Ia táctica establecida en las a tudidas Insn-ticciones pcfrri lu
gueliAode gsierrillas, cuya fiel ejecución Iiabía dado la victoria
a los restauradores. A pesar de ello. algunos jefes se estaban
apartando de las mismas, por lo que se les exigía su exacto
cumplin~ientoporque:
ir,
Rodriguei. Drrnoriizi, Emiljo, IXr~n'o.,Bb,!~cenzr.pp. t07-109.
rckri~wcle gzrei'r~rde glcervill~rs,rul corno se hizo crl pri?~cIpio.
ser~iri inr~encihle.~
arii7qirc! frr E.rp~~ñiia
n~rrnde uqtti ,70.000
Iir~mhres.p~~i'o
ylre en e / momer~tnen qsrc 10s dominiccincla se
CIJILII'I EI? Cft' P / ~ }'I L ~ I ( ~ ~E II ~. IuJ IJ I?C I III
~ thciicfl etrrnpen a del
rjLIrcifo esprrriol. serNn iiqidih lemente derro rcx~1n.v. Ih
l~irnediatarnenteclespués de proclamarse la Restauraci3n.
se redacto el acta de independencia y se crecí el eobierno
provisional integrado por: José Antonio Salcedo. presidente:
Renigiio Filomeno de Rojas. vicepresidente: Mríxima
Cirullrin. Pcdro .htcinio Pirnentel. Sehastiin Valverde.
Vicente hlorel y Gcnaro Perpiñin por la Comisión de Inrerior
y Policin: Llliscs F. Espaillat. Pedro F. Bcii16, Juliin Belisario
Curiel. Pablo Pu+ioly Manuel Ponce dc Leiin por la Comisibn
de Rclricioni.~Exteriores: Pablo Pujo!. José M.tilac. Ricardo
(7iiricE. Al fredo i3eet.ir.n y Raf'acl Maria Leiva por la Comisiiin
rle l lacienda y Comercio: Matias RalnOn Mella. Pedro F.
RnilO. Pablo Puiol. Sulian Belisario Curiel y Máximo Gnillón
por la Coinisifin de Guerra y ~ a r i n l i . ' ~
Se iriiciriron las campafias militares cn el Cibao. Linen
Norncstc. Ctniro y Sizr y en casi todas se utiliz8 la ticlica de la
guerra de guerrillas, excepto en dos ocasiones. La primera,
cuando Salcedo y Luperón quisieron variarla por la de
posiciones y fueron derrotados por el general dominicano
anexionista Antonio Abad Alfau en el combate de Ea Sabana
del Vigia, sobre el cantiin restaurador de San Pedro, accibn
que se extenditi hasta Anoyo Bermejo. La segtinda, cuando
Gaspar Polanco atac0 en Monte Cristi. el 24 de diciembre de
1864, a los hien atrincherados españoles.
Las tácticas de la guerrilla. la tea y la tierra arrasada.
empleadas en las campañas del Sur, Centro, Cibao, Noroeste y
Este. obligaron al mariscal La Ghndara a concentrar sus tropas
en San Carlos, Monte Cristi, Puerto Plata y Sananb, después
del ocaso de Santana por su fracaso militar en Guanurna.
Monte PIata, El Seibo e I-liguey. Los intentos del comandante
español, con mhs de 4.000 hombres bajo su mando. de aplastar
el movimiento restaurador en el Sur quedaron frustrados con
10s ataques de los dominicanos en Nigua, Fundación, Sabana
Grande, Nizao, Yaguate. Anta, San Juan, Las Matas,
Barahona y Neyba. En su marcha por los campos agrestes del
Suroeste, La Cindara solamente encontrri cultivos destruidos
y abandonados, poblados vacíos e incendiados,
Para octubre de 8864, las acciones militares restauradoras
estaban estancadas, situación qiie provocb que Gaspar
Pcilanco, junto sa otros dirigentes, el dia 10 lanzara un
manifiesto acusando al presidente Salcedo dc vacilante. de
iniciar negociaciones de paz con La Ijrii~darapara traer a Báez
a la presidencia y de abandonar los cantones del frente de
Montecristi. El restaurador. poeta y escritor Manuel
Rodriguez ObLjío,exaltó a José Antonio Salcedo y a la vez lo
denigr0 con una grave acusación, al juzgarlo can las siguientes
palabras;
"El General Jasi Antonio Salcedo eru humano,
generoso, desin!sresndo; tenia enJn todas las virtzlde~d~ un
.rolbudo ilu/ienfe,pero déhii y descuidado en sus atencirinw
políticas. Sil bond& ii7génit.a iinida n /os dos grandes
defectos que hemw indicado,jiicron ln causa principal de s i 4
desg~nciíi.Un tlicirr comtin ufrcrba además sus bellas dotes:
ese vicio qur hizo despreciable a Marco Antonio el rival de
Alrgiisto, contrlhqxí mucho a inclinar En bnlsrnsa a favor. de
'"
. ~ t ei~emigos."
l ~
Dicl-io de otra manera, además de tacharlo de dibil y
pusil5nirne, lo acuso de nefandario o sodomita: de
homocexual. Gregorio LuperOn, que combatió bajo sus
Ordenes y tuvo con 61 desavenencias por motivos políticos y de
mando militar. no fue tan severo, aunque criticó su debilidad
de caricter."'~nel dtimo valumen de su obra, rnencionb a iin
grupo dc ciudadanos que consideraba notabIes y estimados
Rodríguez Ohjio, h+IanuelNemesio. GrqonÜ L p e r $ ? f t /jiilorjri de Id
RPS/IIIIJ~C~UII.
Tormo 1, Santiago. Editorial El Dianri, 1'139, p. 2
t"J11perón. Grcgorio. Op. cir.. Tomo 1, pp. 255 +! ss.
1H
los 1ii7osPOP S E ~ iS~ j t - f t t c I ~L *' ~~I - ~ L ' L I . s10s
,
0/1'0spor . ~ 1 1
Izeroi.r~no.iycrrios pcrr 2 1 1 ~ ~entero
1
.fii-nreríi en los principios -v
muchos que por su uh~~cg~cicí~~~~pntrinrisrno,
han &do ulpui.s
+~ntpl'ns snhliines de i:errkl&t-o Lrnroi* u la pcrrt-icr. y son
acrce~lore,~
n'cr 17 iresrrn sin re rrr cicl~nii-~iclrin.
S'on los . ~ iiicnies:
g~
el G~nlircriEtischin Perqir.a y siis r*t.tlerostr.scriir?lmfiei.osde
,Tan Cr
h~11.LO,Ft i ~ n o c h d u .Gc.i7cr(/lcs
~
PctEro A nronio
PII~~L'PIIEI,
J«s& , ~ I I I ~ c E.CC,ICL'IJO.
~T~~
(...)*"'
" (...)
El desconocimiento dc Salcedo cuino jefe del Gohierno
Provisional Restaurador, caiis0 su derrocamiento y quc los
jefes restauradorcs proclamaran presidente a Gaspar Polanco.
El nuevo gobierno se convirtió en tina diciadiira
rt-volucionaria por Ia serie de medidas que implantó y por
activar la guerra patriútica en todos los frentes.
Personalinente. en violaciiin a las Ii~sh.~ic.cicines13ara 10
gzrerrcr L!P gtr~?i-~-illl~s.
Polanco atacó a los 7.000 y tantas
espafioles comandados por La Gándara y Primo de Rivera que
l~ahiandcscmbarcado en Monte Cristi con el objetivo de
marchar sobre Santiago. Esa valerosa y casi suicida accibn fiie
lIarnada por La G6ndwti-a"lcr ii7occ~7lacfcrcie G~rsl~crr
" y. aunque
no IngrO sacar a las tropas anexionistas de Monte Cristi.
irnpidio que avanzaran hacia Santiago.
Por otro lado. Polanco acabo con el colabaracionisri-io,
creo las escuelas primarias, reorganiz0 el ejercito y dictó
141
Lupcrlin, Grcgririci. flp. eir.., Ttrinri 111, p. 408.
varios decretos revolucionarios e innovadores. Entre ellos. los
mas notables fueron: el que psoIiibi6 aceptar como desertores
a soldados españoles; el que proscribib el empleo de todo
tratamiento incompatible cori e1 sistema democrático, en
particular los titulos dc señoría, excelentisirno, exceleiicia. etc.
Tailibién desterrb el usa. al final de las cartas y
ccrrnutiicaciones, de expresiones como la de "Dios Giiarde a
Llstcd Muchos hños" que fue sustituida por "Dios y
Lihe~.to~/".
Concediii plazos a Tos i>acionsrlesque estaban en
I-laiti y en las Antiilas circundantes para que efectuaran su
prescniacjón y acta de adhesibn ante el gobierno restaurador.
sci pena de perder sus derechos cjudadai~os."
Sin embargo. Polanco ruvo un Iado muy oscuro: el
injzistificable f~tcilamientodc Salcedo, el 5 de nnviem hre de
3864 en la playa de Maiinhn. por el coronel Agustín PeÍía
Masagb. crimen en el qiie estuvo presente, siendo oficial de
halo ratigo, el posteriormente famoso dictador Ulises
I-Icureaux (Li lis).
En España. el 16 de septiembre de 1864. rin grupo de
oficiales encnhezado por el general Ramón María Nawiez
depriso al general Leopoldo O'Donnell por rl fracaso político
de la UniOn Liberal y. especialmente, por el descalabro cIeI
ejercito esprifiol en Santo Dotnii~go.qcic en una cnmpah de 13
li
R ~ i I r i ~ t ~l ?c z~ ~ ~ i ~ I r:milir).
~ r i x ~. It%/t,.i j ~IOC~FJIM
... I{n 12s pp. I Y? ! S S .
hgirnri 10.: tc.?íros d c !tic Jccrctris qtic cstnl~lccicroncsa:: tliccitriar;.
meses Iiabia sufrido miles de bajas a un costo de rnillnnes de
dblates. Narvaez orden6 a La Gándara concentrar todas las
tropas en las ciudades portuarias de Santo Domingo, Puerto
Plata, Monte Cristi y Samaná y que bajo ninguna circunstancia
realizara actividades belicas. salvo en caso de defensa. Ante
esa situación, Gaspar Polanco ordeno atacar a San Carlos. San
Gerdnimo, Galindo y Pajarito (los tres primeros hoy barrios de
la ciudad de Santo Domingo y e1 último la actual Villa Duarte,
en la margen oriental del río O m a .
El 3 de marzo de 1865 Polanco '
Fabré Gefirard, una exposicibn a la rt
supl icb:
lor mediacibn de
>e111 en la que le
" (...) ttna vez
mús is. [f.M.se digne hc~carcexar Iit tzfilsiriri
cie sungre y poner té1'117inoa una siiuclción deplorablr. "
Le solicitó, adcmbs, que se llegara a un acuerdo de psrz
por medio del cual, 'y,..) esta porción de iieri-n. patria c/c los
doininicanos. sea desprendida por Vuesrra Realy rnugndí7im1-i
vol untad, de Icis vastas pusesiovies que forman ¡u ,bfonar.qui~c~
espnfiola. "
Conclriyii confiando en que:
c..)
Irr p c ~y vanqzlilidc~dsectn por I/tlcsti.~r R e d
clisposicidn dei~neltasal pzre hlo clominiecrno. y esru concesitín
serti u ~ de
o los hechos mus g/:louinsns de J4tesrro rcir;lado,
pnrqttc! serk
,.33
j~rsticia.
tiir
acfo de humanidad y de resplundccienre
Al conocer esta misiva, PimenteI y Monción se
sublevaron en Dajabón, marcharon con sus tropas sobre
Santiago, desconocieron el gobierno de Gaspar Pcilanco y
crearon, provisionalmente. una Junta Superior Gubernativa
presidida por Benigno Filonieno de Rojas: con Luperón de
vicepresidente y Vicente Moiel, Eusebio Pereira. Pimentel y
Monción en los rnini~terios.~
Dicha junta convocó a la
Convención Nacional que. el 27 de febrero de 1865. puso en
vigor la liberal constitución de Moca de 1858 y eIigiO n
Pimeniel presidente: a Rojas vicepresidente y a José del
Carmen Reinoso, Vicente Morel. Teodoro Heneken y Pedro
Martinez en los ministerios.'~~olancofue sometido a juicio
ante un consejo de guerra y condenado a muerte por el
asesinato de Salcedo. pena que no fue ejecutada porque el
prisionero se fugó de la cárcel y refugió en Haití.
Puesto que Ias Cortes de España habían acordado
abandonar a Santo Domingo, el 1 de mayo de 1865. la reina
sanciono el decre-to de desocupación. Las tropas españolas
comenzaron a abandonar el territorio dominicano y solamente
quedaron concentraciones de soldados en los puertos de Santo
Domingo y Samanh. El f l de julio de 1865, salieron del
O
2
"Esposfü.iin rlirigids por el Gobicrno Provisnriri s S.hf.C. el 3 de
Emilio. ,d'lrtolbtlor!ti~~(~...,
pp.
triem de 1865". Tin Rodríguez Dcrnntizi.
T:
?J
336-257.
j'cnmm, J u B ~ .Op.cit.. pp. 9- 1C).
Ibirl., p. 1O.
territorio dominicano los restas del derrotado ejErcito español.
Iíabia fisicasadn rot
ntc, igual que en 1809-1821. el
segundo intento poi
rporar el ierritorio iiacioi~ala la
soberanía es]pañola. Igualme
as6 un nrievo intento. que
no sería el ii Itimo, dle1 secloir an tina cjonal que lío creía en 111
vocacibn del piieblu don~inicmapor autogobernarse y ser
dtteño de sus destinos.
En la guerra librada en Santo Domingo. España IIeg6 a
tener un ejijercito de 63,000 hombres de todas las armas.
integrado por 41,000 peninsulares. 10.000 cubanus y
puertorriquenos y 12.000 domii~icanos.Ac1ern;is. 37 buqiies.
rnuc't~osde ellos de vanor v cascos de metal, que m a n t i ~ v i c r t ~ ~
i toda 1; i isla para cvitrir que los
un cstricio bloqueo
irtrechoz; bélicos. Esa contienda
restauradores recibi
-. . produ-jo ci España gran can tidnd de bajas. tanto por heridas
provocadas en los c t
como por la fiebre amarilla. 1-35
bajas f~ieron 18,000 peninsulares y 5.000 d e Cuba. Pucrto
Rico y Repi~bIicaDominicana. para Iiacer iin total de 23,000.
Su costo en dinero fue de 139 rniItones de dólares que. en 13
época. constituin una respetable cifra.
.
Lo que la Guerra Restauradora costii sil pueblo
dominicano nurzcn ha sido cuantificado y úriicrirnenic se
hicieron estitnados. Se mencionaron, sin apoyo documental
rehacjcnie, 10.000 bajas: 6,000 muertos y 4.000 Iteridos. Los
cnrnha~ientesdominicanos totalimron entre 15.000 y 17.000
homhres, nial arniados y mal vestidos, Valc h pena recordar lo
que rclath Pedro Francisco Bono. cuando. el? su calidad dc
ministro de guerra del Gobierno Provisional Restaurador, el 5
de octubre de 1843, inspeccion6 el cantlin de . h o y o Bermejo.
Escri biO estas dramáticas observaciones:
Ln cornandnncin de armas era el rancho mbs
grande de todo el cmf8n, donde lodo estoh colocado como
Dios quierirr. El parque eran ocho o mús cqjoneri de
rnziniciunes que ~"s¿ubiln
encimu de una harbncoa ,vacosrudu a
s r r Iodo habia tin soldado fumando tranqu
7 SU
cuc hinibo. Varias hamacas tendidos, algrr
siles
"(...)
arriínoíio.r, dos o ires irablccos, una cqicr de grem
de rocino y conlo 40 ó 50plsiiuno.s era i'och lo qti
dazo
(..) El ccrntón, como irno coEnlena htrmma, I7aciu un
rlrido .rordo. Había una rnuliirz~dde solcr'adus [endichs en el
ccrn~inaacuktudos de irna manera particirlar: una yugsta les
servio de coIchCjn -y con O ~ ~ se
L T rzibrían, de manera que
airngiic llo viero con70 ncahabu de suceder, la y a p a de arribo
les sa-ilía de tetechtm?hre-y la de abtrjo como irna especie de
c~qtrife,por d e b n j ~de In cual se deslizaha el agua y no los
n',lnha mojar. A esiu yagzm en el lenguaje pin f uresco de e.m
época se llmnuha la frisa de Moca.
í..)
Cerco ya d~ mi rnncho vi u rrn individrto dándose
paseos grm~ementevestido con Ein fiac de pa fin negro, pero
d e bqjo de/ CZIITI, corno el escudero del Lazarillo de Tnrmes, no
habic~canlisa i1í orra pieza que impidiera su cor~tuctocon las
CITYYIP.C: esie i~7dlviduusÚJo tenín irnos calzoncillos.
Nu huhiri casi nnn'it. vesrido.
Harapos eran los vestidos; eI iambor de Ia Comnnhncia
esfahn con una camisa de mzijer por toda vestimenta; daba
risa verlo redohlm con su fzínico;el carr7eFu m?aba desnudo
de la cinturapc~raarriba. Tullos esraban descalzos y a pierna
desnztdcr .Se pnsm rei:istn y .re confaros doscientos ochenta
hombres: de Macoris como cien, de Cotirí zrnos cuarenta, de
(...) Se pasaba revisra.
Cei~icosdiez-y seis, de La Yegcl conio cinrzrentn; Zos d~J h i i r e
Plutcr contcrbnn serenla hombres, i~olias. aunqrre medio
desntrdorrs, con buellos -firsiles,pzres con mmns y bugqjes se
Jmhicrn se hnh ion posado de Ia.s.fllnrrs cspuñolas c! las nuesrrus.
Se pc~.rO revista de armas coruisnnus. macor isunas,
cei~íqrlirñns,sólo rer.iit7n seis ~ a h u c o s .ctinrenra carabinas,
diez y seis Lfilsiles;la caballería .yolo senÍa dos o tres pistolas
de pjedru, pero C O ~ O fei7;cri~
S
sables de Itiinterirr y cabail ería.
(...) Acabrjse ésta y todos se dispersaron: ztnos cogieron
cal~huzn.~
y hujuhan por og~mu1 arroyo; 0tro.r monhhan
plúrunos y los ponían a asar. t..)El cantbn ci1 masa vivia dtl
merodeo. pero le era.fbcil, porqtre eslaha en medio de uno
mon~eria."'~
Por su parte. el capitin Ramón González Tablas hizo las
siguientes observaciones del combatiente dominicano:
15
Bonh, Pedro Frandscn. "En el cantón de Dernlejo". E n Rodnguez
D~morizi,Izinilio. 1'1'fiei'er (/e Pcdm F. Bonri. Santo Domingo, Editora
del Caribe, 19h4.pp. 1 19-123. (:lrcadeniia Dominicana de 12 Historia,
Vol. S1TI).
"6 ,.) Sin o f r instrtrcción
~
qere saber malamente cargar y
dispnrar; sin otro arn~amenloque el que cndn cual pztede
facilitarse, a excepcibn de alg&n que otro coso muy raro, en
que el gobierno po~iriorepartir paro rntrchos miles d~Irombres.
aJgunos cienlos deftrsiles que regit!rrrmente sirvieron rr O¡TU.F
naciones. -v $deron desechc~~Ios
por inffiles. E/ soldodo
dominicano no conoce el unifcirwze. se presenta como esiaba
en sltlr (arecrs, que genernJmenre as dearozado, descalzo y por
toclo mor-rihnun ~t~alpnñuelo
atado a Irr cabeta, ,Mucho menos
conoce el irso cje1 correaje ni de la mochila; gmfu ima especie
de esporrillul, que Ilumo msrcrrto, qiie con iinn cuerda a modo
de asa, czrelgu del hombro Izq~tiel'du.E P aque!/n
~
especie de
zurrdn O nfol'ra/,¡Ici7utocio .'FZI ajzfmde cnmpaila: e! tnbaco, 10
eurne. los plci~anos,afgu~ia
prenda de ropa, si por cns zialldnd
time, y los carrwhos: todo vci alli r - e ~ i t e l i » . ' ' ~ ~
Estos dominicanos. procedentes de los sectores de las
clases populares. mal comidos. desarrapados y pésimamente
amados derrotaron a los bien alimentados, debidmente
uniformados, rigurosamente entrenados y magnificarnente
armados soldados españoles. ¿Cómo Fue eso posible? Aparte
de la vocación patri6tica y el deseo de ser libres o n~oriren la
empresa, porque emplearon correctamente la tictica de Ia
guetra de guerrillas que venci0 a soldados y oficiales
espafioles.
I(,
G I I I I Z ~ Tablas.
~ P % RarnOti. Op. cit., p. 10.
El costo econOmico de la Guerra Restauradora para 10s
dominicanos tampoco ha sido cuantificado. Ciudades. viIIas y
poblados destruidos: Santiago, Puerto Plata (parcialmei~te),
Sabaneta, Guaraguan8 (Moncióln), Guayttbin, Monte Cristi,
Dajabbn, Bánica. Comendador, Las Matas, Neyba, E1
Cercado. San Juan de la Maguana. Azua, Barahona
(parcialmente). Bani (parcialmente) y San Cristóbal. En las
zonas rurales, salvo en algunas regiones cibaeñas, solamente
quedaron campos devastados que afectaron severamente la
producción y exportación de tabaco, café, cacao, azúcar.
madems. ganado. pieles vacunas y caprinas, miel de abejas y
cera. Se agravó el caos financiero y aumento la depreciación
de la moneda parque España no amorti26 las emisiones
baecistas y porque. ademis, el propio gobierno restaurador
hizo varias emisiones de papeI moneda sin garantía alguna.
En definitiva, en la lucha por restablecer la eclipsada
soberania, el pueblo dominicano sufrió eI empobrecimiento
general de todos los sectores de su vida productiva, el
decrecimiento de su econornia y el estancamiento del proceso
de su desarrollo hist0rico.
Para concluir. pasaré a sefialar aIgunas de las más
importantes consecuencias de la Guerra Rrstaiiradora:
1" El restablecimiento .de la soberania nacional y la
desapmicián del Uarnado "gran traidor" Pedro Santana. lo que
significo el triunfo de los liberales nacionalistas y la derrota
de los anexionistas:
2" La devastacibn de los campos y la destrucción de
ciudades y poblaciones. con el consiguiente estancamiento del
desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad
dominicana;
3" La demostración de la capacidad de sacrificio de la
casi totalidad del piieblo don~inicanoy de su vocación de
luchar por el mantenimiento dc su libertad e independencia:
4" Las tácticas de la guerra de guerrillas. la tierra arrasada
y la tea. demostraron que un pueblo pobre y mal armado puede
vencer a un país poderoso con un ejército moderno superior en
armas y soldados;
5" Sirvió de ejemplo a los pueblos colonizados de Cuba y
Puerto Rico. en especial al primero. que inició su guerra de
independencia en 1868 usando las tácticas restaiiradoras. bajo
la dirección de militares dominicanos. particularmente del
genio de las guerrillas, Máximo Górnez;
6" El fortalecimiento del pensamiento liberal y
nacionalista cibaeño, puesto de manifiesto por primera vez en
la revolución tabacalera de 1857, en la Constitución de Moca
de 1858 y en la formncibn del partido azul que recogió el
objetivo clasista de pequeña burguesía de defender la
soberanía nacional y promover eil el país el desarrollo
económico;
7" El surgimiento de la tesis geopolitica de la unidad
insular de Repiiblica Dominicana y Haití para luchar contra
los enemigos comunes de ambas naciones, que dio origen al
leración antillana para combatir por la
antilla
defenl- -- .a a ~ ~ ~ r a nnacional
ia
de los dos paises. la
independencia de Cuba y Puerto Rtco e h p iedir que: Estados
Unidas de America wn su voraz expansionisma, se aipropiara
de tres de las grandes ~ntillas."
8" El surgimiento de líderes militares de origen popular
que Eje conv irtieron en c audi 11os; nacioilales (Pimentel,
Cabreira, Guil lermo, Luperún y Heusieaux);
S Unidos
4" El incremento de la injerencia de los
de América en los asuntos internos dominlcanus y de su
desbocado interds por apropiarse de la Bahía y Penlnsula de
Sarnani;
1 O" El inicio de una política de endeudamiento externo
que por años lesionó severamente la soberania nacional: los
empréstitos con las casas bancarias Hartmont, Westendorp,
San Domingo Tmprovement Company, etc,;
-
71
Cordero hbchel, tmulio. "El andanismo de Lupcrón." Eaw, ilfici 1.
N" 1. Santo Domingo, 1993, pp. 45-66 (Instituto dc t Iistoria dc ka
Vnivcrsidad hutónarna de Santo Domingo).
1 1 " Fue una revolucibn que, segUn Manuel Rodrigues
Objio, '*(...) comenz6 desde I~recer, gern~inaren el sena del
i.ercFus1e1.0 purbio: ella vino de abajo para arriba en
cnnrt-nposicih de otras i-evofucione~:de aqui el cnr~ickvS O C M ~con que se presentó. " 2R
12O Por ello. fue un verdadero proceso revoIucionarjo de
origen popular que marcadamente reunió objetivos de
liberaci8n nacional, sociales y raciales en la más hermosa
gesta de1 siglo XIX, la cual, empleando una opinión de Pedro
EIenríquez Ureña. LLgolvnnjz8"e1 sentimiento nacional y
consotidb en la conciencia de los dominicanos su decisión
inquebrantable de ser libres e morir.
x:
Rcidrigricz Objío. Manuel Neinesio. "Considrraciones escritas en
Domingo cl 1" de enero de 1868." En Krlminr~tf. Ciudacl
'Tni~illc~,
Edi~oraMontalvo, 1951, pp.207-203. (CoIecuón del r'lrcliivo
GcncrsE de ln Nacihn \'ril. ITIT).
Snnto
General Gregario Luperan. Foto poco conocida. Fuente: Archivo
de Emilio Cordero Michel.
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