LA ACTIVIDAD ECONÓMICA EL SISTEMA DE TRAIDA DE AGUA El agua, como ya hemos explicado , era un elemento absolutamente indispensable en el proceso de extracción del oro por el sistema de “arrugias”, para reventar las montañas al ser introducida violentamente por las galerías y además para el arrastre de la tierra y lavado. Para poner en marcha una explotación aurífera como la que estamos describiendo los ingenieros romanos – probablemente militares- tuvieron que estudiar y construir un sistema para aprovisionar de agua la mina y además un no menos complicado sistema de desagüe de una gran cantidad de agua mezclada con tierra y piedras. El primer problema es que no hay suficiente agua en el lugar de la explotación, por lo cual tuvieron que buscarla y conducirla por medio de canales desde otros lugares. Luego tuvieron que construir depósitos ( piscinae) que almacenaban el agua hasta que era necesario utilizarla. Estas obras hidráulicas auxiliares implicaban en muchos casos un esfuerzo y trabajo más difícil y costoso que la propia explotación minera. El sistema hidráulico de las Médulas es el más espectacular de los conocidos, tanto por la cantidad de agua captada como por la longitud y ramificaciones de sus canales. Se conoce hoy el trazado de estas captaciones, canales y depósitos a través de las investigaciones de muchas personas y de los datos que proporciona el mismo Plinio, así como porque en varios tramos el trazado de los antiguos canales aún persiste y se puede ver perfectamente sobre el terreno. Para llegar a Las Médulas el agua era captada en dos lugares diferentes. Por un lado era captada desde la falda nordeste del Teleno, a la distancia de unos 35 kilómetros y a un altitud entre 1.700 y 2.000 metros. El otro lugar en el que se hicieron captaciones fue en la vertiente norte de los montes Aquilanos, recogiendo las aguas desde las mismas fuentes del río Oza, próximo al pueblo de Peñalba. Desde allí eran conducidas hacia Las Médulas bordeando las montañas y captando a su vez las de los arroyos que se cruzaban (Valdecorrales, Río Guido, Reguerón, Rimor, etc.), llegando a la explotación a través de dos canales. Estas captaciones recogían en verano el deshielo de las nieves y pequeños glaciares; el agua era conducida hacia el sudeste, bordeando la montaña, para luego torcer al noroeste a buscar el río Cabo, afluente por la derecha del río Cabrera. El arqueólogo Claude Domergue señala la localización de cuatro canales, aportando documentación fotográfica, en el lugar denominado “Majada antigua de Mascariel”. El río Cabo, que además engrosaba su caudal con otro canal que recogía el agua de la cuenca superior del Cabrera, alimentaba aguas abajo los siete canales que bordeando la montaña, con pendientes entre 0,6% y 1%, llegaban a los estanques que la almacenaban al pie de la explotación. LA ACTIVIDAD ECONÓMICA El otro lugar en el que se hicieron captaciones fue en la vertiente norte de los montes Aquilanos, recogiendo las aguas desde las mismas fuentes del río Oza, próximo al pueblo de Peñalba. Desde allí eran conducidas hacia Las Médulas bordeando las montañas y captando a su vez las de los arroyos que se cruzaban (Valdecorrales, Río Guido, Reguerón, Rimor, etc.), llegando a la explotación a través de dos canales. La longitud de las canalizaciones trazadas ha dado lugar a discrepancias entre los diversos investigadores, aportando cifras que varían entre los 200 y los 500 kilómetros. Sin duda es difícil el cálculo preciso al haber desaparecido muchos vestigios, pero la opinión generalizada atribuye a los canales suministradores de agua a Las Médulas una longitud en torno a 300 kilómetros. La construcción de esta compleja y extensa red de canales hubo de exigir quizás el mayor esfuerzo y dificultad de todo el conjunto de la explotación, por la intrincada topografía del terreno en que está trazada. Esta dificultad impresionó a Plinio y así lo manifiesta: · “...los valles y quebraduras del terreno son franquedas por canales sobre puentes. En otras partes se demuelen rocas infranqueables y, una vez cavadas, se hacen en ellas asiento para los canales. Aquel que las pica está colgado con sogas, de suerte que el que lo ve desde lejos piensa se trate de alguna feroz especie de aves. Éstos, en su mayor parte colgando en el aire, nivelan, fijan y señalan las líneas para el camino, de tal forma que no existe lugar donde puedan fijar sus plantas”. (Plinio, Historia Natural, XXXIII, 77) El agua que llegaba a Las Médulas necesitaba una distribución para conducirla al lugar donde se encontraban las “arrugias”, y previamente una regulación para su empleo en el momento y cantidades adecuadas. Esquemas de funcionamiento de las arrugias de Plinio LA ACTIVIDAD ECONÓMICA En las explotaciones era necesaria el agua en primer lugar, como ya dijimos, para el derrumbe de las tierras, y después para su arrastre y lavado. En el primer caso eran necesarias menores cantidades y además con un fluir más lento; es para el arrastre cuando se hacían necesarias trombas de agua que movieran masas importantes de tierra Para disponer de estas cantidades se construyeron depósitos que almacenaban miles de metros cúbicos, dispuestos para su utilización en el momento requerido, Estos depósitos se construían allanando y excavando el terreno; la tierra sacada se amontonaba alrededor formando taludes y aumentado así su capacidad. Plinio dice: · “En lo alto y cabecera del despeñadero se cavan unas piscinas o estanques de doscientos pies de ancho hacia todas partes y diez en hondo” (loc. cit.) Las medidas aportadas por el historiador romano concuerdan perfectamente con las que se pueden apreciar en los vestigios que hoy se encuentran, que son conocidos por el nombre de “Los jardines del Rey”, situado al pie del mirador de Orellán, y el situado al sur del monte Placias. Hay que suponer que en la época de la explotación existieron otros depósitos que con el tiempo se fueron cegando, y que su situación variaba en función del lugar donde se encontraran los frentes de explotación. Las compuertas o cierres de los depósitos permitían fluir el agua en las cantidades necesarias para cada momento: Canal Llamas de Cabrera · “... y estando lleno el estanque, quitadas las compuertas” “ ... sale con tan grande ímpetu la corriente, que trabuca y se lleva las piedras.” (loc. cit.)