Las Heroidas de Ovidio en Joan Roís de Corella

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Las Heroidas de Ovidio en Joan Roís de Corella
E. Trilla Millás
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
V. CristóbalLípez
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
La magnífica obra de Heinrich Dórrie Der heroische Brief,t, que estudia con
minuciosidad la tradición literaria de las Heroidas de Ovidio en la literatura occidental, no contiene el nombre de Joan Roís de Corella, uno de los grandes escritores catalanes del siglo XV.2 A la extensa nota de Alatorre sobre el influjo de la
obra ovidiana, que ocupa buena parte de su introducción a la traducción de la
misma,3 no hay que pedirle cuentas del mismo olvido porque se ocupa, según sus
palabras, del ámbito de las letras castellanas. Y sin embargo, este teólogo y poeta,
familiarizado con los mitos de la Antigüedad, muestra bien a las claras en su
producción la lectura y aprovechamiento no sólo de las Metamorfosis, sino también de las Heroidas. La incidencia en sus prosas de las cartas de las heroínas
ovidianas se realiza doblemente. Desde un punto de vista puramente formal en las
Lletres d'Aquil.les e Policena, y desde un punto de vista temático en La história
de Lednder i Hero.
Las cartas de Aquiles y Políxena son dos breves misivas cruzadas entre ambos
enamorados y siguen evidentemente el modelo de las Heroidas llamadas <<doblesn, a saber, las seis últimas de la colección ovidiana: las de Paris y Helena, las
de Leandro y Hero, y las de Aconcio y Cidipe. La materia no es ovidiana y está
tomada de la leyenda troyana medieval, procedente en última instancia de las crónicas tardoantiguas de Dictis y Dares, pero su inclusión en el molde epistolar,
L. Berlín 1968.
2. Cf. M. de Riquer, Historia de la Literatura Catalana, Barcelona 1964, vol. III, pp. 254-320; J .
Carbonell, <Estudi preliminar'>, enObres Completes,I, Valencia 1973,pp.7-38;y F. Rico, prólogo a
J. Roís de corella. Tragédia de caldesa i altres proses, Barcelona 1980, pp. 11-19.
3. Méjico 1950.
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formando un doblete como en las aludidas muestras, sí es signo de tradición literaria ovidiana. Además la carta de Aquiles concluye, tras la petición amorosa, con
una referencia a su muerte, como suele ser frecuente en las epístolas de Ovidio. <E
si, a la fi, la mia lletra no et paná de semblant resposta mereixedora, suplique los
Déus, contra mi, a semblant irat moguen a la de Medea contra Jason: perqué,
desesperat de guard6, ab presta mort prenga fi tan penada vida>>, esto dice Aquiles,
del mismo modo que Filis, Dido, Deyanira, Ariadna, Hermíone, Cánace o
Hipermestra concluyen sus escritos con pensamientos fúnebres, aderezados a veces con eventuales epitafios.
La carta responsiva de Políxena tiene además un comienzo de cierto tono
ovidiano: <Ja la nit era passada, e los cavalls de Febo a l'acostumat acamí
s'aparellavan, e la mia má dubtava pendre lo paper...>>, pues esa estampa inicial
del amanecer hace pensar en otra semejante en los versos iniciales de la epístola
de Ariadna (Her.IV 13). La epístola concluye con la constatación del abandono
de la pluma, de forma paralela a como termina, por ejemplo, la de Hipermestra
(Her. XIV I3l-I32), aludiendo al cansancio de su mano.
Pero donde el Ovidio de las epístolas ha contribuido de manera más eficaz ala
creación literaria de Roís de Corella es en la deliciosa historia de Hero y Leandro,
una prosificación (aunque con la inclusión esporádica de versos) del contenido
mítico que animaba las Heroidas XVIII y XIX. Sin conocimiento ni influjo del
epilio de Museo, nuestro autor elabora un relato lleno de dramatismo y alto vuelo
poético, que podríamos considerar como un epilio en prosa, muy cercano también, por su tema y tono, a las novelas sentimentales de la época. Ahora bien, el
uso que hace Corella de los versos ovidianos no es tal que se evidencie literalmente la dependencia. Ello se debe, según F. Rico,a a que Corella hace pasar a Ovidio
por la criba de la teoría y lapráctica de las letras medievales. El escritor medieval,
en efecto, criba, disuelve a Ovidio, de manera que cuando incorpora a su discurso
el discurso antiguo, éste ha perdido ya sus señas de identidad en muchos casos,
aunque la esencia y el contenido perduren. A propósito de La história de Lednder
i Hero, dice L. Badía atendiendo al problema de las fuentes:s <<La qüestió de les
fonts de La história de Lednder i Hero presenta el mateix tipus de problemes que
elJuí. Els versos de les Heroides 18, Leander Heroni, i19, HeroLeandro,semblen
tan allunyats del text de la nostra 'poesia' que vénen ganes de pensar en una altra
font d'inspiració. Ja hem vist més amunt, peró, que és possible imaginar una ámplia
llibertat en la manipulació dels originals amb interferéncies d'ordre forEa divers.o
Tenemos, en efecto, en el relato corelliano frecuentes anacronismos -habituales en el tratamiento medieval de los mitos clásicos-, y hasta un curioso anacorismo,
como la referencia a la <tramuntana>>, y contaminaciones con otros mitos, ya de
4.Op. cit., p. 1.5.
5. L. Badía, De Bernat Metge a Joan Roís de Corella. Estudis sobre la cultura literdria de la
tardor medieval catalana, Barcelona 1988, p. 171.
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las mismas Heroida,s, y8 de las Metamorfo.sls, ya procedentes de otras fuentes
antiguas. Por otra parte, la transformación de lo que en Ovidio son epístolas en
una historia continuada conlleva una serie de mutaciones y adiciones, en las que
intervienen como modelos no sólo la novela sentimental de la época,sino también
las propias Metamorfosis del poeta de Sulmona.
Así, por ejemplo, el relato comienza{omo es regular en la epopeya y el epilio;
como es frecuente en muchos relatos de las Metamorfosls- por la mención y des-
cripción sumaria del lugar en que se desarrolla la acción:
<<En
la nostra mar
Mediterránea, en la provincia de Grécia, en les illes que vulgarment I'arcepélag se
nomenen, estan dues ciutats, Cesto i Abidos...>>, y para nuestro propósito nada
importa el error corelliano de información que le hace situar en islas las ciudades
que, según las fuentes antiguas, estaban en la ribera de los dos continentes.
El paso siguiente, tras la presentación de los protagonistas, es el de contarnos
su mutuo y súbito enamoramiento, enamoramiento que se produce con el cruce de
las miradas, como en la poesía petrarquista: <Ixqueren a l'encontre al mirar de
Leánder los ulls de la graciosa donzella, e a l'uia l'altre fón semblant ab vires
d'enamorada herba tenien les entrámenes travessades, e que els ulls, dels retrets
de la nafrada pensa, entre si portaven secretes ambaixades...)> Es ésta otra adición
al contenido ovidiano, otro contagio con la moda literaria de su momento.
Adición también son los nombres propios que Corella pone a los personajes
secundarios de la historia, y que son precisamente nombres parlantes que aluden a
las cualidades y al carácter de quienes así se llaman: el padre de Hero se llama
<<Austerustt y de él se había dicho que era virtuoso; la nodriza de Hero, anónima
en Ovidio, recibe aquí el nombre de <Latíbula>>, y la noticia de su nombre está
preparada con estas palabras, para poner más de relieve la etimolo gía; rr...e sollicitud
d'amor verdadera, a la qual res no li s'encobre, descobrí a I'enamorat Leánder que
tenia Hero una dida, Latíbula, de la qual sola en egual de la sua ánima fiavarr; y
por fin el amante -rival de Leandrr, personaje que no aparece en el texto ovidiano
de las Heroidas XVIII y XIX y que es un añadido derivado de la leyenda de
Aconcio y Cidipe, también ovidiana, se llama <<Exosus>, queriendo así dar a entender el odio que suscitaba tanto en el ánimo de Hero como en el de Leandro,
odio que la muchacha hace explícito en estas palabras: <... perqué a tots avorreixc,
perqué no són Leánder, i a Exosus avorreria, encaÍaque tant no amás a Leánder.>
A la par que esa contaminación observada con la leyenda de Aconcio y Cidipe,
en lo referente al rival, puede constatarse otra injerencia del propio Ovidio en el
relato de la muerte de Hero; su suicidio -que lógicamente no aparece mencionado
en las Heroidas- se lleva a cabo con la espada de Leandro, y no, como las otras
fuentes indican a propósito de Hero, tirándose desde la torre. En ello podemos ver
un eco del pasaj e de Metamorfosis IV, t62-I66 relativo a la muerte de Tisbe,
repetido más tarde en Romeo y Julieta; eco reforzado, sin duda, con el recuerdo de la muerte de Dido en la Eneida, también con la espada de Eneas. La
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propia Tisbe aparece, como ejemplo de amor desgraciado, en elJardí d'amor del
propio Corella.
Hay que destacar, como rasgo separador entre el texto de Corella y el texto
ovidiano de las Heroidas XVIII y XIX,la aparición de la sombra o alma de Leandro
ante Hero, inmediatamente después de muerto y antes de que su cuelpo llegara a
la costa; el tema, que es de cierta topicidad en la narrativa antigua, pudo haberle
sido sugerido a Corella {reemos- a partir de la aparición de la sombra de Creúsa
a Eneas en el libro II de la Eneida.
Hay también en el texto corelliano, según nos parece detectar, una proyección
del famoso epigrama de Marcial, De Spect.25b que posteriormente recrearía
Garcilaso en su soneto <<Passando el mar Leandro el animoso> y que, a rau del
soneto garcilasiano, tanta repercusión tendría en la literatura castellana.ó Recorde-
mos aquí el texto del bilbilitano:
Cum peteret dulces audax Leandros amores
et fessus tumidis iam premeretur aquis,
sic miser instantes adfatus dicitur undas:
<Parcite dum propero, mergite cum redeo.>>
Y ésta es la paráfrasis de Corella: <<O mar d'aigües amargues, per a mi més que
als altres amarga! Un poc la tua fúria amansa, fins que en la riba de Cestos haja
pres alegra posta, a aprés, cobrada la fúria, fes difícil la mia tornada...>>
Pero en fin, que Corella elaboró su historia básicamente sobre el texto ovidiano
de las Heroidas, a pesar del esfuerzo de transformación del modelo, lo podemos
apoyar en dos hechos concretos. En primer lugar, la metáfora corelliana de la nave
para referirse al cuerpo de Leandro, presente en varios pasajes (<la nau del seu cos
per les aigües discorria>, <<e treta en terra la mia nau>>, <per mi del teu cos havies
fet galera"...) .. de raigambre ovidiana y está en Her. XYlll,207-208 (Istic est
aptum nostrum nauale carinael et melius nulla sat mea puppis aqua). Y en segundo lugar, el deseo de que Lrandro tuviera las alas de Dédalo que expresa Hero
(,.O, quant fóra millor, Leánder, quan aprenguist de nadar ab I'artefici de Dédalus,
portasses per I'aire lo desitjat viatge, e llavors sols lo vent, e nola ma4 a nostres
desigs contrataria!>), estaba también ya en Ovidio, Her. XYIII, 49 (Nunc daret
audaces utinam mihi Daedalus alas).
Hay además un elemento conclusivo de muchas epístolas ovidianas, el epitafio
que las heroínas imaginan para sí, que constando, por ejemplo, en la de Filis (Iler.
rl,147-148), en la de Dido (Her. VII, L95-196) y en la de Hipermestra QI"r. XIV
129-130), no constaba en cambio ni en la XVIII ni en la XIX, fuentes argumentales
del relato de Corella. Pues bien, Corella incorpora en este caso a su historia un
epitafio en verso para los dos amantes del mismo corte que los de Ovidio ya men6. Cf. Fca. Moya del Baño, EI tema de Hero y Leandro en la literatura española, Murcia 1966.
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cionados, y lo coloca en la cláusula de su narración: <<Amor cruel, qui els has
units
envida,l i, amb gran dolor, lo viure els has fet perdre aprésla mori los tanca
,l
en lo
sepulcre.>>
En conclusión, el Ovidio de las Heroidas, acompañado del Ovidio de las
Metamorfosis e incluso de otros textos antiguos, como los Epigramas de Marcial,
está presente, aunque un tanto diluido y muy elaborado, en este maravilloso
relato
de Roís de Corella sobre Hero y Leandro. Y precisamente el apoyo en la fuente
latina le permite elevarse al autor catalán, con total originalid ad, aia expresión de
perfiles nuevos de la leyenda y desarrollos propios de la más sublime poesía, como
el pasaje aquel en el que el mar, luchando contra Leandro, trata de- entrar en su
cuerpo pero no puede porque todo él está ocupado por el amor a Hero, y sólo
-dice Corella- cuando Leandro pronuncia el nombre de la amada, el agua del mar
entra en él y lo ahoga, llenando los recovecos de donde Hero se marchiba. pasaje
éste, ajeno por completo a Ovidio, pero digno de Ovidio y aún más que de
Ovidio.
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