Refranes Octava parte Octava parte

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Refranes
Octava parte
Nace en la huerta lo que no siembra el hortelano.
Nada es tan bueno como lo ajeno.
Nada más vales que el valor de tus reales.
Nada tiene el que nada le basta.
Nadar, nadar, y a la orilla ahogar.
Nadie diga “bien estoy” sin añadir “hoy por hoy”.
Nadie diga “no pensé”.
Nadie es buen juez en causa propia.
Nadie es profeta en su tierra.
Nadie está contento con su suerte.
Nadie nace enseñado, si no es a llorar.
Nadie sabe lo que tiene cuando tiene de comer.
Nadie se alabe de lo que no sabe.
Necedad es contender con quien no puede vencer.
Necedad será perder lo que bien se puede haber.
Necios y porfiados hacen ricos a los letrados.
Negocio que no deja, se deja.
Negocios largos, nunca bien acabados.
Ni a todos dar, ni de todos tomar.
Ni alabes ni vituperes, sino al que mucho conocieres.
Ni ausente sin culpa, ni presente sin disculpa.
Ni bebas agua que no veas, ni firmes carta que no leas.
Ni buscar la muerte es valentía, ni huirla cobardía.
Ni calentura con frío, ni siempre en casa el marido.
Ni carbón ni leña no lo compres cuando hiela.
Ni de zarza buen bocado, ni de mezquino buen dado.
Ni del mal faltó inventor, ni del bien contradictor.
Ni domingo sin sol, ni mocita sin amor.
Ni en agosto caminar, ni en diciembre navegar.
Ni en la mocedad virtud, ni en la vejez salud.
Ni fea que espante, ni hermosa que mate.
Ni hagas cohecho, ni pierdas derecho.
Ni hidalga con villano, ni villana con hidalgo.
Ni hombre sin vicio, ni comida sin desperdicio.
Ni me tengo en nada ni me falta nada, y vivo vida descansada.
Ni mesa sin pan, ni ejército sin capitán.
Ni mujer de otro, ni coces de potro.
Ni reprender ausentes, ni adular presentes.
Ni te abatas por pobreza, ni te ensalces por riqueza.
Ninguno oye su ronquido, pero sí el de su vecino.
Ninguno que tenga nariz llame a otro mocoso.
Niño mimado, niño ingrato.
Niño regalado, todo el tiempo airado.
Niños y gente loca, la verdad en la boca.
Niños y mujeres dan más disgustos que placeres.
No alabes hasta que acabes.
No alabes lo que no sabes.
No aprovecha lo comido, sino lo digerido.
No busques por amigo al rico y al noble, sino al bueno, aunque sea pobre.
No cabíamos al fuego, y entró nuestro abuelo.
No compra barato quien no ruega un rato.
No conserva quien no aumenta.
No creas al que de la feria viene, sino al que a ella vuelve.
No creas sino lo que veas, y de esto la mitad creas.
No da paso seguro quien corre por el muro.
No dar respuesta, negativa cierta.
No dé Dios a nuestros amigos tanto bien que nos desconozcan.
No dejes lo bueno por lo hermoso, ni lo cierto por lo dudoso.
No dejes lo ganado por lo que has de ganar.
No dice más la lengua que lo que siente el corazón.
No diga la lengua lo que pague la cabeza.
No digas mal del año hasta que haya pasado.
No digas tu menester a quien no te puede socorrer.
No duerme quien algo debe.
No eches la gata en tu cama, o no la cocees después de echada.
No era nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano.
No es amistad la que siempre pide y nunca da.
No es bien corregido el que no es arrepentido.
No es buen médico el que deshaucia al enfermo.
No es de ahora el mal que no mejora.
No es hermoso lo hermoso, es hermoso lo que agrada.
No es hombre bueno el que no alaba lo bueno.
No es lo mismo decir “moros vienen” que verlos venir.
No es lo mismo predicar que dar trigo.
No es mal ajeno el mal de tu amigo.
No es mal amigo el que avisa.
No es mal ardid, entrar riñendo donde os han de reñir.
No es más grande el que más abulta.
No es más rico el que más tiene, sino el que menos codicia.
No es menos saber guardar que ganar.
No es mujer bonita lo que el hombre necesita.
No es nada lo meado, y calaba seis colchones.
No es nada, que matan a mi marido.
No es nadilla, y dábale el agua a la rodilla.
No es oro todo lo que reluce.
No es tan fiero el león como lo pintan.
No es todo cantar cuanto ruido suena.
No es todo harina lo que blanquea.
No está el hombre donde anda, sino donde ama.
No estorbar es a veces ayudar.
No fíes de perro que cojea, ni de mujer que lloriquea.
No hace poco quien se defiende de otro.
No hagas bien al malo, y no te dará mal pago.
No hagas cosa honesta que provechosa no sea.
No hay agua más peligrosa que la que duerme.
No hay año sin desengaño.
No hay atajo sin trabajo.
No hay bien conocido hasta que es perdido.
No hay calvo tan calvo que se le vean los sesos.
No hay carnaval sin cuaresma.
No hay como cantar mal para cantar mucho.
No hay como un pringoso para ver manchas en otro.
No hay compañero como el dinero.
No hay cosa más barata que la que se compra.
No hay cosa más buena que estarse uno en su celda.
No hay cosa nueva que de contar no sea.
No hay cosa que canse más que el trabajo, si no es el holgar.
No hay cosa que fin no tenga, a la corta o a la luenga.
No hay cosa que tarde o temprano no se sepa.
No hay daño que no tenga apaño.
No hay día sin lección.
No hay duelo sin consuelo.
No hay enemigo pequeño.
No hay estopas para tapar tantas bocas.
No hay hacienda sin contienda.
No hay hierro tan mohoso que no pueda dorarse.
No hay hombre tan contento que, teniendo noventa y nueve, no quiera ciento.
No hay libro tan malo que no tenga algo bueno.
No hay mal tan grave que, si no se acaba, no se acabe.
No hay mal tan lastimero como no tener dinero.
No hay mal tan malo que no resulte algo bueno.
No hay mala palabra si no es a mal tenida.
No hay manjar que no empalague ni vicio que no enfade.
No hay más cruda guerra que entre hermanos y parientes.
No hay mayor afán que muchos hijos y poco pan.
No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
No hay mayor dificultad que la poca voluntad.
No hay mayor mal que el descontento de cada cual.
No hay mejor andar que en tu casa estar.
No hay mejor espejo que el amigo viejo.
No hay mejor pariente que el amigo presente.
No hay mejor reloj y campana que comer cuando hay gana.
No hay mujer sin pero, ni sin tacha caballero.
No hay ni puede haber, quien a otro no haya menester.
No hay nublado que dure un año.
No hay pan sin afán.
No hay pecado sin pena, ni bien sin galardón.
No hay peor burla que la verdadera.
No hay peor cuña que la de la misma madera.
No hay peor saber que no querer.
No hay plazo que no llegue, ni deuda que no se pague.
No hay regla sin excepción.
No hay río que no tenga vado, ni plazo que no llegue al cabo.
No hay suerte más dura que servir a un necio puesto en altura.
No hay tal jornada como cada uno en su casa.
No hay tal maestro como fray ejemplo.
No hay tal ventura como la que dura.
No hay terciopelo que no se arrastre por el suelo.
No hay tonto para su provecho.
No hay vasija que mida los gustos, ni balanza que los iguale.
No hay vicio sin suplicio.
No hiere Dios a dos manos, que a la mar hizo puertos y a los ríos vados.
No hizo Dios a quien desamparase.
No las hagas y no las temas.
No llames virtud a lo que te hace perder la salud.
No mata la carga, sino la sobrecarga.
No me importa lo que dices, Martín, sino el retintín.
No me llama Dios por este camino.
No mira Dios al don, sino a la intención.
No mires quién te lo dice, sino lo que te dice.
No muchas cosas mal aprendidas, sino pocas y bien sabidas.
No muestre dientes quien morder no puede.
No nació quien no erró.
No ofende quien quiere, sino quien puede.
No pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió.
No pidas lo que negaste, ni niegues lo que pediste.
No puede todo ser, dormir y guardar las eras.
No quiero casarme, más quiero ser libre que cautivarme.
No quiero decir quién eres, porque tú te lo dirás.
No quiero, no quiero, pero échamelo en el sombrero.
No repara el mundo en quién es majadero, sino en quién no tiene dinero.
No riñe tu amo porque no es casado.
No sabe gobernar el que a todos quiere contentar.
No se acuerda el cura de cuando fue sacristán.
No se acuerda la suegra que fue nuera.
No se cazan liebres al son del tambor.
No se ganó Zamora en una hora.
No se ha de exprimir tanto la naranja que amargue el zumo.
No se hizo la miel para la boca del asno.
No se pierde lo que se dilata.
No se puede hacer el carro sin pisar el barro.
No se queje de engaño quien por la muestra compró el paño.
No se quiebra por delgado, sino por gordo y mal hilado.
No seas como el agua, que se ensucia por limpiar a otro.
No seas de hiel ni de miel, de un suave agridulce has de ser.
No sirven sermones al que tiene malas inclinaciones.
No son hombres todos los que mean en la pared.
No te ensañes del castigo que no te da tu enemigo.
No te fíes ligero de quien se dice compañero.
No te metas en contienda, y no te quebrarán la cabeza.
No te metas en juzgar, si no quieres errar.
No te quemes la boca por comer pronto la sopa.
No temas mal incierto, ni confíes en bien cierto.
No temas mancha que sale con el agua.
No templa cordura lo que destempla ventura.
No toda mudanza es mejoría.
No toda pregunta merece respuesta.
No todo lo grande es bueno, pero todo lo bueno es grande.
No todos los que llevan espuela tienen caballo.
No yerra tanto el que yerra como el que en errar se empeña.
Nos por lo ajeno, y el diablo por lo nuestro.
Nunca “tiempo hay” hizo cosa buena.
Nunca es tarde para hacer bien, haz hoy lo que no hiciste ayer.
Nunca es tarde si la dicha es buena.
Nunca extiendas la pierna más de lo que alcanza la manta.
Nunca falta un roto para un descosido.
Nunca he ido donde nada se me ha perdido.
Nunca llueve a gusto de todos.
Nunca mucho costó poco.
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