Caso 2 semestre 2010-10 - Facultad de Ciencias Sociales | UDLA

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CASO EXAMEN DE GRADO DE PSICOLOGÍA UDLA
Autores: Olegario Hernández, Marcelo Fagalde, Leonel Núñez, Iris Tejos, Cristián Hernández
Índice
1. Roberto...................................................................................................................................... 2
2. Descripción de cargo ................................................................................................................. 2
3. Sergio......................................................................................................................................... 3
4. Jean-Marie................................................................................................................................. 4
5. María José y Sergio.................................................................................................................... 5
6. Proceso de Selección de Roberto.............................................................................................. 6
7. Primeras Tareas de Roberto...................................................................................................... 7
8. Programa de Clima Real: Para Clientes Reales Atendidos Como La Realeza ............................ 8
9. Postulante a Calderero.............................................................................................................. 9
10. Horacio .................................................................................................................................. 10
11. Entrevista Psicológica a Horacio............................................................................................ 11
12. Ignacio ................................................................................................................................... 11
13. Conversación entre Sergio y María José tras la reunión en el colegio.................................. 13
14. Test abreviado de Conners / Ignacio..................................................................................... 15
15. Neurólogo / Ignacio............................................................................................................... 15
16. María José y Sergio: Sesión de Terapia de Pareja (Extractos)............................................... 15
17. Test CAT-H / Ignacio .............................................................................................................. 17
18. Test WISC-R / Ignacio ............................................................................................................ 18
19. Test “Persona Bajo La Lluvia” / Ignacio ................................................................................ 19
20. Test Bender-Koppitz / Ignacio ............................................................................................... 19
Caso para Examen de Grado de Licenciatura en Psicología
Escuela de Psicología Universidad De Las Américas
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1. Roberto
Antes de cruzar la puerta de su nuevo trabajo, Roberto pensó que no sería capaz de
enfrentar su primer día de trabajo con éxito. Estaba asustado e intentaba con dificultad
esconder su condición de novato e inexperto. Tenía las palmas de sus manos sudadas y por eso
evitaba saludar, pues sentía que quedaría expuesto. La gente lo miraba con una mezcla de
curiosidad y afecto. No podía decir que su temor estaba fundado en la forma como lo miraban,
pues desde todo punto de vista notaba que era una bienvenida, al menos en lo gestual,
calurosa y educada. Mientras avanzaba por el pasillo hacia su oficina, acompañado del señor
Jean-Marie Recart, su jefe, escuchaba como éste, con su acento exageradamente francés iba
diciendo de manera mecánica:
-
Les presento a Roberto, es el nuevo Jefe de DO. Va a trabajar en la oficina que ocupaba
Sergio. Les ruego apoyarlo en lo que necesite y darle una cordial bienvenida…Les
presento a Roberto, es el nuevo Jefe de DO. Va a trabajar en la oficina que ocupaba
Sergio. Les ruego…
Mientras su jefe iba presentándolo, Roberto se preguntaba quién sería Sergio. ¿Sería su
antecesor? ¿Lo habrían echado? ¿O habría renunciado? Si es así, ¿por qué habría renunciado?
¿Será tan difícil el trabajo que su suerte iba a terminar siendo la misma? Se preguntaba casi
con desesperación si podría estar a la altura del rendimiento que tuvo el tal Sergio. Por el tono
de voz del señor Recart, Roberto tuvo la certeza de que la gente de la empresa seguramente
tenía a Sergio en alta estima, pues mientras iba pronunciando su nombre le imprimía algo de
delicadeza, como pidiéndole a los demás unas innecesarias e imaginarias disculpas por haber
sustituido su espacio con un recién llegado. Roberto sintió con total claridad cómo cada
músculo abdominal se contrajo, tuvo una sensación pasajera de ahogo, perdió sensibilidad en
sus piernas mientras le recorría una descarga de calor y frío al mismo tiempo por toda su
espalda. Al llegar a su oficina el señor Recart le indicó que sobre la mesa había una lista de
anexos de teléfono que él podía consultar para ir acomodándose a la empresa. Cuando su jefe
dejó la oficina Roberto se sacó la chaqueta y notó que le invadió un frío que esta vez no era de
fantasía, pues su camisa estaba completamente empapada. Se sentó y miró la pantalla
apagada de su computador. A través de la mampara de vidrio captó que nadie miraba hacia su
oficina. Encendió el computador. Ctrl-Alt-Supr. Usuario: “storres” / Contraseña: “___”. “Así que
Sergio se llamaba Sergio Torres”, pensó con sorna, y luego buscó en la lista de anexos al
encargado de informática para llamarlo a que viniese a la brevedad a actualizar al nuevo dueño
del PC.
2. Descripción de cargo
CARGO
: JEFE DE DESARROLLO ORGANIZACIONAL
EMPRESA : HOTEL REAL
JEFATURA : GERENTE GENERAL
PARES
: JEFE DE PERSONAL
SUBALTERNOS: ASISTENTE DE DESARROLLO ORGANIZACIONAL
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OBJETIVO DEL CARGO: Asegurar la disponibilidad de un Recurso Humano competente y
calificado para cumplir los estándares de calidad del Hotel Real y su misión de atender a los
clientes reales como a la realeza.
TAREAS :
•
•
•
•
•
•
•
Seleccionar al personal idóneo para cumplir con los requerimientos, tareas y objetivos
organizacionales.
Mantener descritos los cargos, identificando objetivos, funciones y responsabilidades,
y los perfiles asociados.
Diseñar y mantener un programa de capacitación que asegure la incorporación de las
habilidades y técnicas definidas corporativamente para el ejercicio de los cargos.
Administrar los recursos SENCE adecuada e íntegramente.
Liderar la implantación de una cultura y clima laboral en la cual se priorice al cliente y
se le considere como la mayor prioridad.
Liderar el proceso de evaluación del desempeño del personal.
Realizar todas las actividades que estén dentro del ámbito de sus competencias que
sean solicitadas por su jefatura.
PERFIL DE COMPETENCIAS
•
•
•
•
Liderazgo
Capacidad de trabajo bajo presión
Excelentes relaciones interpersonales y habilidades de negociación
Proactividad e iniciativa
PROFESIÓN:
Psicólogo Laboral o afín
REQUISITOS:
DISPONIBILIDAD PARA VIAJAR
3. Sergio
Tras haber sido despedido, Sergio Torres sintió como si la tierra bajo sus pies se moviera.
Le flaquearon las piernas, como si perdiera fuerzas de sostén. Su jefe lo llamó a la oficina y le
soltó dos frases de cuatro letras: “Gracias por tu trabajo” y “Pero tengo que despedirte”. Luego
le pasó una carta y le pidió que la leyera en su presencia. El documento era sencillo. Planteaba
una causal: “Necesidades de la empresa por reestructuración del área” y un detallado finiquito
cuyo monto Sergio no supo validar o contrastar. Cerró la carta y la puso de vuelta en el sobre.
Sonrió al señor Recart y, aunque reconoció en él un gesto de disposición al diálogo, se despidió
de él de manera inmediata, dándole las gracias. Pensó en irse sin más, pero en último
momento se dio la vuelta y dijo:
-
No sé por qué me está despidiendo. Yo siempre hice mi trabajo, desde que me trajo
don Aníbal Meza. Usted lo conoce, seguramente. He sido siempre muy obediente, he
tratado de seguir al pie de la letra las indicaciones, de cumplir la ley y de tratar
correctamente a los colaboradores.
-
No tengo ninguna duda, Sergio.
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-
Entonces ¿…por qué…?
-
Sergio, hay ocasiones en que las decisiones como esta no se basan en errores. Debes
resignarte. Ofrezco, cuando gustes, una carta de recomendación.
-
Se la pediré a don Aníbal.
-
Como prefieras, pero mantengo mi ofrecimiento.
Sacó de su oficina las cosas personales, eran pocas: Una foto de su esposa, otra de él con
sus dos hijos, una carpeta con documentos, un disco duro externo, su pasta y cepillo de
dientes, una tasa para el café, un par de libros. Quiso enviar un mail de despedida a sus
compañeros, pero descubrió que su cuenta había sido cancelada. Intentó varias veces:
“storres” / “********”, pero el computador tozudamente insistió en que “la contraseña no es
correcta” hasta que perdió la paciencia. Reunió sus cosas, las puso en una bolsa de
supermercado que guardaba en el cajón y salió sin mirar atrás. Tuvo la sensación que a su paso
iba dejando atrás a personas que no se daban cuenta que había sido despedido. Todos estaban
concentrados en sus respectivos computadores, dándole la espalda al pasillo. Iba masticando
una sensación de impotencia, mezclada con vergüenza. “¡Que estúpido he sido al rechazar su
carta de recomendación! ¡Que infantil! ¡Como debe estar riéndose de mí!”.
Cuando llegó al ascensor y se metió dentro, cruzó durante un segundo la mirada con la
secretaria de RRHH. No supo bien por qué no logró percibir con claridad el gesto que ella le
hizo. Puede haber sido debido al pronto cierre de puertas del ascensor o a que sus ojos se
humedecieron y no logró captar ni enfocar nada del mundo exterior, pues se encerró en un
acceso de rabia y desazón que sólo logró comparar con aquel momento, el que jamás se
borraría de su memoria, cuando supo de la enfermedad de Andresito.
4. Jean-Marie
El directorio de la empresa había indicado a Jean-Marie en Paris, antes de viajar a Chile,
que sus buenos resultados y buen desempeño en una filial en Bilbao, en España, en los últimos
5 años, le habían potenciado como el Gerente más adecuado para lograr la inserción de la
marca Hotel Real en Chile, país atractivo para comenzar una eventual expansión. La idea era
liderar desde Chile la instalación en el cono sur de Sudamérica. Sin embargo, como la inversión
era importante, y uno de sus desafíos era iniciar este nuevo ciclo con total eficiencia, quizás se
hacía necesario materializar de inmediato una reducción en los costos de la operación de los
hoteles. Se daba por entendido que tenía que generar un cambio de cultura e instalar
ampliamente los estándares de servicio reales. A los directores les gustaba el estilo de JeanMarie, había trabajado en las oficinas centrales previamente, les había podido mostrar su
estilo ordenado y disciplinado de trabajar. Sería esta la primera vez que abriría un Hotel Real
(aunque fuese por la vía de adquirir un Hotel previamente establecido en Chile). “Siempre hay
una primera vez”, le había dicho el Director del grupo “todos pasamos por esto y confiamos en
que te irá bien”. “Además”, prosiguió el Director, “me gusta tu estilo, porque tienes la sangre
fría para tomar decisiones. En Sudamérica va a costar que entiendan eso, pero te impondrás.
Tienes luz verde para todos los cambios que te hemos pedido. Y puedes escoger el camino que
prefieras, mientras no me salga más caro”. “No se preocupe, rió Recart junto al Director,
entiendo perfectamente. En todo caso, en España pasó lo mismo. Llegué, ahorré, reduje,
reconstruí una nueva empresa, más ágil, más viva. Al final la gente se adaptó”.
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Jean-Marie era soltero. Tenía 46 años y había decidido tener una vida más libre. Era de los
tipos que confiaban en sus capacidades intelectuales, pero por sobre todo, que confiaban en
su profesionalismo o lo que él llamaba “las correctas maneras de trabajar”. Había logrado
imponer instrumentos de gestión propios de las grandes organizaciones en el mundo de la
Hotelería, como por ejemplo el uso de check lists para medir la calidad de servicio hacia
clientes externos e internos (ya era novedad en los lugares por los que pasaba, que se refiriera
a “clientes internos” en vez de “trabajadores”); gustaba que cada área se administrara con
sistemas de balanced scorecard, estaba convencido que la renta debiera incluir componentes
variables, para mantener los incentivos bajo control y mejorar la productividad. Y adoraba el
ahorro y la eficiencia. Había reducido los costos de las cocinas metiéndose directamente en las
bodegas y en los procesos gastronómicos, y pidiendo informes diarios. Los cocineros “no le
venían con cuentos”, pero le respetaban aunque debieran explicar en qué gastaban cada dólar.
Había enfrentado diligentemente al Chef del Hotel de Bilbao, un prócer de la cocina que
terminó cayendo bajo su influjo administrativo. Compartía la información, sabía delegar, pero
no perdía jamás acceso a la información del quehacer integral de la empresa. Uno de los
desafíos que enfrentaría en Chile, por primera vez para él, era la introducción de la Cultura
Real en un equipo que provenía de una empresa familiar, que venía con otra historia, con
otros estándares, que se administraba con otra lógica, que tenía otras dinámicas, que
funcionaba con otros estilos de comunicación, con otras metas. Además, la familia de Aníbal
Meza, ex dueña del Hotel adquirido, había contratado a todo el personal valiéndose de
contactos y redes familiares.
Para Recart el área de RRHH era la más importante de una empresa. Y dentro de ella, el
departamento de Desarrollo Organizacional debía tener una importancia capital. Jean-Marie
gustaba de la moda de llamar “Gerencia de Personas” a la “Gerencia de RRHH”. Está claro, dijo
en su primera reunión, si el objeto de existencia de la Gerencia de RRHH son los trabajadores
de la empresa, hay que administrar el área bien orientado: los trabajadores son personas. Los
problemas de los trabajadores, por lo tanto, son problemas personales, como los de cualquiera
de nosotros”.
5. María José y Sergio
El día en que lo despidieron, Sergio encontró a su esposa en casa cuando volvió. Los
transportes escolares aún no habían traído de vuelta a casa a sus dos hijos, a Ignacio del
Colegio y a Andrés de la Escuela Especial. María José no había ido a trabajar porque una vez
más se sentía un poco enferma, desganada, con dolores en el cuerpo. Sergio trataba de no
pensar en las quejas de su esposa. Le provocaba inseguridad tanta incertidumbre médica.
Cuando la conoció, casi once años atrás, ella parecía alegre e independiente, y en cierta forma
seguía siéndolo, pero estos estados habían aumentado en frecuencia. A Sergio le preocupaba
que los médicos, y ya iban hartas consultas al día de hoy, nunca encontraran nada. Pero María
José sufría, de eso no había dudas. Era un misterio la falta de certezas médicas. Sergio se había
ido cansando de la pérdida de vitalidad en su pareja. En lo que a la intimidad se refería la falta
de deseos sexuales por parte de ella era una de las cuestiones más irritantes. Aunque al
comienzo Sergio pensó que la falta de deseo sexual era un síntoma de agotamiento del amor
que ella sentía por él, hoy había cambiado de opinión. Fuese lo que fuese, el padecimiento no
bastaba para quebrar la relación. Algo en su interior lo movía a cuidarla. Las quejas eran
variables: dolores, principalmente. A veces eran en su garganta, a veces en la cabeza. Tenía
todo tipo de quejas fluctuantes: estomacales, vértigos, o dificultades para tragar,
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especialmente en el último tiempo. “¿Qué es lo que tiene tu mujer?”, se había atrevido a
preguntarle un amigo una vez, tiempo atrás, y Sergio no había sabido nada concreto que
contestar. “Lo bueno de todo es que los exámenes muestran que no tiene nada”, le había
dicho como única respuesta, y había añadido sólo para sus adentros: “eso es lo bueno para
ella, pero para mí es un infierno”.
Es curioso, pero ahora que vislumbraba que pasaría un tiempo mayor en casa veía en ello
una oportunidad de compensar lo que imaginaba era un problema para sus hijos,
especialmente afectado notaba en el último tiempo a Ignacio, su hijo mayor. Pasar todo el día
con una madre que se quejaba de dolores, pero que nadie sabía traducir en un diagnóstico
concreto, debía provocarles mucha angustia. No veía factible que los niños se hubiesen
acostumbrado. En consecuencia, poder estar en casa, así lo pensaba mientras cruzaba la
puerta, era una buena noticia para su esposa. Podría acompañarla, podría ayudar a Ignacio,
tranquilizarlo, podría jugar con Andrés. Se alegró con el pensamiento de ser útil en casa, pero
no le duró mucho tiempo. Pronto recuperó la sensación de abatimiento en que había quedado
desde el despido. Lo abrumó una sensación de vacío. Dejó la bolsa con sus cosas al costado de
la puerta, respiró hondo y vociferó un “Hola, hola, ¿hay alguien ahí?” y sin esperar respuesta
alguna se encaminó decidido al dormitorio principal, donde seguramente estaría durmiendo su
mujer.
6. Proceso de Selección de Roberto
Roberto respondió a un aviso en Internet en el que se buscaba un Encargado de
Desarrollo Organizacional para una empresa de servicios con presencia a nivel nacional. Entre
los requisitos publicados destacaba el tener conocimientos de la ley SENCE, disponibilidad para
viajar dentro y fuera del país, y manejar el idioma inglés. Disponibilidad para viajar tenía, pero
su manejo del inglés así como los conocimientos de la ley SENCE eran, a lo más, regulares.
Postuló de todas formas.
Se sorprendió gratamente cuando recibió la citación a una entrevista. El encuentro con
la Psicóloga fue en una consultora. La profesional, algo mayor que él, le hizo una entrevista, le
aplicó un test de rapidez mental y una prueba en la que debía realizar unos dibujos en 9 celdas
que venían con unos puntos y rayas. No conocía las pruebas. Finalmente le aplicó el test de
Zulliger. Roberto se sintió confiado con sus respuestas. Algo raro en él, pues generalmente
dudaba de sus capacidades y de la calidad de sus respuestas. “Te pones muy tenso”, le decía
su madre desde pequeño, cada vez que se enfrentaba a un desafío nuevo, “te falta un poquito
de humor para enfrentar la vida”, le decía cuando ya era un poco mayor. A veces pensaba que
aquello era como una falla de fábrica que lo marcaba y perseguía, recordándole en los
momentos más delicados lo limitado que era.
La entrevista abordó muchos temas. Pudo contar de sus experiencias en su práctica
profesional, realizada en la Consultora Prisma X, y profundizar sobre algunos aspectos de su
vida privada. En cuanto a su práctica, se explayó respecto de los procesos de selección que
había realizado para una línea aérea que la consultora tenía como cliente. Durante el relato de
estas experiencias Roberto tuvo la sensación que había exagerado un poco la importancia y
perfección de las cosas que había hecho. También contó que había diseñado una pauta de
evaluación del desempeño y una encuesta de evaluación de clima, lo que en rigor era falso,
pues sólo había ayudado en las pruebas piloto al consultor que las había diseñado. La psicóloga
le confesó que también había egresado de su Universidad. Al revelarle la Psicóloga esta
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información personal, Roberto tuvo más confianza y, de pronto, percibió que se abría la
posibilidad cierta de obtener el empleo. Ella le indicó que buscaban a alguien joven, sin mucha
experiencia, “sin mañas”, fue lo que ella dijo, y que la experiencia lograda en una consultora
como Prisma X, aunque fuese en una práctica profesional, era precisamente lo que andaban
buscando.
Respecto de sí mismo contó que hacía deporte, que jugaba fútbol, lo que era cierto, y
que colaboraba en el negocio de su madre. Contó que vivía con sus padres y con un hermano
menor. Ocultó sus sentimientos respecto de ellos. Roberto no los soportaba. Dijo somera y
superficialmente qué papá trabajaba un colectivo y que mamá en tenía un negocio de ropa. No
aclaró que no era de propiedad de su madre, eso sí. Con una actitud de seguridad fingida
relató las vicisitudes de un próspero negocio familiar.
En esta primera entrevista la Psicóloga no le dijo a qué empresa estaba postulando,
sólo que era del área de servicios, y que la paga estaba dentro de las expectativas que había
señalado en su CV.
Posteriormente, una semana después, le citaron a una entrevista con el Gerente
General de la empresa interesada. Se trataba de un francés que se mostró muy amable y le
describió con detalle la empresa. Se trataba de una cadena hotelera para la cual el clima de
organizacional y el recurso humano eran considerados la clave del éxito, así como una
herramienta fundamental de la gestión. “Nuestra misión”, dijo el francés, “es que los clientes
del hotel se sientan como reyes y para ello debemos moldear a fondo las actitudes de nuestros
trabajadores”. La empresa y él habían llegado hace poco a Chile. Habían comprado 4 pequeños
hoteles, dos en Santiago, uno en Temuco y otro en La Serena. Cada establecimiento ofrecía los
servicios de hotelería y gastronomía. “Son dos negocios en uno, señor Villablanca. Tenemos
que contar con un personal completamente alineado: recepcionistas y mucamas, personal de
cocina y garzones, todos muy educados, y con comportamientos muy, muy agradables” le dijo
con la mirada un poco extraviada en sus fantasías de Hotel parisino. Le indicó el Gerente a
continuación que estaba haciendo cambios importantes, que ya había despedido a unos
Gerentes y Jefes, y que otros lamentablemente habían renunciado sin darle mucho tiempo
para hacer un proceso de búsqueda adecuado, lo que le había molestado profundamente. Le
aclaró que como par tendría a Carlos, el Jefe de Personal, quien estaba a cargo de
remuneraciones, contratos, uniformes y temas más administrativos del RRHH. A modo de
comentario al margen, bajando el tono, le hizo ver que lo consideraba una persona de menor
calificación, a la que no tenía mucha confianza. Hubo de parte del francés una actitud de
desprecio que resultó algo desconcertante para Roberto. Acordaron el sueldo y las tareas que
se necesitaban realizar con prioridad: procesos de selección de personal, implementación de
un programa de capacitación y de evaluación de desempeño. “Ya le pasarán una descripción
de su cargo cuando entre”, le dijo el Gerente. Agregó que debían hacer cambios importantes.
“En Chile no tratan bien a los clientes” le dijo, “hay que lograr que desde el botones de la
puerta del primer piso hasta la mucama del último piso sonrían, saluden amablemente a cada
cliente como si se tratara del presidente de Francia. Ese será su desafío. Mi nombre es JeanMarie Recart”.
7. Primeras Tareas de Roberto
En su primera reunión formal con el equipo, en su primer día, Roberto conoció al
Gerente de Operaciones Hoteleras, al Ingeniero de Mantención, al Chef Ejecutivo, al Director
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de Comedores y al Gerente de Administración y Finanzas. La recepción fue más bien fría, todos
le sonrieron con formalidad, se presentaron adecuadamente y entraron en materia.
Coordinaron inmediatamente una reunión con el Ingeniero de Mantención para definir
el perfil de un cargo que necesitaban llenar urgentemente, el encargado de calderas. Luego
organizaron otra reunión con Jean-Marie Recart para coordinar unos cursos de Cultura de
Servicio Real. Jean-Marie solicitó el apoyo de todos para que Roberto pudiera actualizar todas
las descripciones de cargo y para que pudiera comenzar a aplicar el Programa de Clima Real a
la brevedad.
-
Una primera cuestión que espero que haga, le dijo el Gerente General, es la
elaboración de una encuesta para medir el clima laboral. En la entrevista me señalaste
que las escalas Likert nos podían servir para medir el clima laboral. ¿De qué se tratan?
¿Me puede hacer un informe de los modelos de encuestas existentes para medir el
clima laboral?
-
Por cierto que puedo, señor Recart. Lo haré inmediatamente, contestó Roberto.
-
Le adjunto también los lineamientos que nuestra casa matriz nos da respecto del trato
y el servicio, en ella se describen comportamientos muy puntuales y actitudes
generales. ¿te parece que capacitemos y midamos a nuestros trabajadores respecto de
estos estándares? Se trata de un programa que tenemos que aplicar por instrucciones
centrales. Sergio algo avanzó. El año pasado capacitó en el Instituto ICAP a todos los
garzones, recepcionistas, botones y mucamas. Déle unas vueltas a este desafío. En
Francia he visto que lo convierten en calendario y lo entregan junto a la colilla de
remuneraciones. ¿Qué piensa? ¿Repetiría este año lo que Sergio hizo el año pasado?
8. Programa de Clima Real: Para Clientes Reales Atendidos
Como La Realeza
En Hotel Real estamos comprometidos con un servicio que supere las expectativas de nuestros
clientes y les permita vivir la experiencia que los reyes recibían.
En Hotel Real nuestros clientes son amos y señores reales y debemos atenderlos como se
merecen.
ESTÁNDARES DE SERVICIO
1. Cuando se encuentre a menos de 5 metros de un huésped debe saludarlo (“buenos
días”,”buenas tardes” o “buenas noches”, según corresponda); mirarlo a los ojos e
inclinar suavemente la cabeza.
2. Debe agregar el vocativo que corresponda: “Señor”, “Señora”, “Señorita”.
3. En caso que el huésped sea extranjero, debe saludar en inglés.
4. La limpieza y orden es un principio real. Recoja cualquier papel o basura que vea.
5. En áreas comunes está prohibido fumar y hablar fuerte.
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6. El uniforme debe mantenerse limpio y la presentación personal debe ser perfecta. Esto
incluye aseo diario y cabello lavado diariamente.
7. Las mujeres deben usar maquillaje suave, el cabello debe estar tomado y las uñas
deben mantenerse cortas y sin pintura. Aros y anillos deben ser simples.
8. Los hombres deben afeitarse diariamente y no pueden usar aros ni anillos.
9. Si un cliente le solicita algo soluciónelo o asegúrese de pedirle al responsable que lo
haga.
En la reunión con el Ingeniero de Mantención, Roberto se encontró con un
requerimiento muy simple y concreto.
-
Sólo necesito que me consigas a un calderero certificado por el SESMA y que acepte la
renta de 350 mil líquidos, tú eres el experto, lo dejo en tus manos.
El ingeniero en mantención se llamaba Carlos Dazzio, tenía unos 40 años y llevaba 15
trabajando en el Hotel, desde antes que lo adquiriera el grupo francés. Había pasado por varias
administraciones y se mostraba muy cauto y perfeccionista. Al parecer se llevaba muy mal con
el gerente de operaciones hoteleras pues, tras esta primera reunión, se permitió señalar que
no comprendía ciertas cosas, como por ejemplo, que se demoraran tanto tiempo en decidir el
diseño del nuevo Lobbie del hotel. “Un día colocan el mesón central al lado derecho y al otro lo
cambian nuevamente al lado izquierdo”. También se quejó del Chef, don Ernesto Fernández,
quien, según él, al parecer éste bebía más de la cuenta. Nada de sorprendente, se dijo Roberto
a sí mismo. El hombre trabaja con alcohol cerca todo el día. Roberto se sintió inicialmente muy
cómodo con Carlos, recibía libertad de acción, era reconocido como experto y al parecer no le
exigirían mucho. Sólo tenía que encontrar un calderero certificado en el SESMA por 350 mil.
9. Postulante a Calderero
El primer candidato a Calderero en ser entrevistado se llamaba Juan Rozas. Era un
hombre de 35 años que llevaba tres trabajando como independiente en gasfitería.
Previamente había trabajado como Calderero en un conjunto de departamentos
habitacionales, y aún antes había sido encargado de calderas en un hospital. Roberto lo
entrevistó en una de las salas de reuniones del Hotel. Juan se presentó vestido de pantalones y
chaqueta de blue jeans, usaba el pelo corto por la frente y largo por atrás. No se sacó la gorra
que llevaba vuelta al revés. Mostró mucho interés por el puesto de trabajo. Sus modales
reflejaban un gran esfuerzo por acomodarse a la situación de entrevista, exagerando a ratos la
expresión de vocativos: “señor don Psicólogo”, le dijo en una oportunidad. Roberto tuvo que
contener la risa. Aunque no estaba familiarizado con los alcances de este cargo, a Roberto le
pareció que a Juan le faltaba para cumplir óptimamente con el perfil. Le pareció, así lo pensó,
más parecido a un aseador u operario.
Roberto le consultó sobre lo que Juan consideraba sus principales fortalezas y
debilidades, ante lo cual Juan le relató que dentro de las fortalezas destacaba su
responsabilidad, que era una buena persona y que “se manejaba con los calentadores”. No
supo o no quiso mencionar una debilidad. Ante la insistencia de Roberto de que le reportase
debilidades que haya tenido en el colegio, como una manera de entrar en el tema, Juan
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confesó más que declaró que quizá una de sus debilidades escolares fuese su
desconcentración. “A más chico, más desconcentrado era”, dijo.
La respuesta fue decisiva para Roberto, quien descartó internamente y de modo
inmediato a Juan como candidato al cargo. “No puedo contratar a alguien con déficit
atencional como Calderero”, pensó. Luego de despedirse de Juan borró su nombre de la lista.
10. Horacio
Uno de los botones, aquel colaborador que recibe a los huéspedes y les transportan las
maletas y los mensajes, era Horacio. Llevaba dos años en el cargo, lo cual le había conferido un
cierto conocimiento del Hotel y la confianza para pedir hace unas semanas un préstamo de
cien mil pesos, que le había sido autorizado por la Gerencia. A pesar de lo anterior y de las
buenas propinas que recibía, era frecuente que solicitara anticipos. Tenía unos 30 años, se
mantenía muy bien, hablaba algo de inglés y desempeñaba adecuadamente sus funciones,
según lo que reportaba el Jefe de Operaciones Hoteleras. Ocasionalmente fallaba en cuanto a
su puntualidad, pero su amabilidad, entusiasmo y compromiso eran incuestionables y
compensaban con creces las faltas menores. Lo principal era que lograba mostrarse muy
educado y servicial con los huéspedes. Horacio había estudiado Turismo y vivía con unos
amigos. Llevaba “la buena vida”, según todos reconocían y él se encargaba de transmitir con
mucho humor y gran cantidad de anécdotas.
En una ocasión había llegado a trabajar con un ojo en tinta. Fue algo que a todos les llamó
la atención. Él dijo que se había caído y golpeado en una silla. En otra ocasión, el Gerente
anterior había recibido información de que Horacio solía fumar marihuana estando de turno,
retirándose a rincones donde nadie lo podía ver. El antiguo Gerente confrontó a Horacio con
esta información, pero éste lo negó, manifestándose muy sorprendido por esa acusación.
Jean-Marie Recart escuchó casualmente la anécdota de Horacio y la marihuana un día en
un almuerzo y la relacionó con el préstamo que había aprobado recientemente a Horacio.
Pensó que Horacio podía estar envuelto en un problema de drogas o así le habían enseñado a
pensar en Francia, cuando había asistido a las capacitaciones sobre desarrollo del personal. Se
dijo a sí mismo que era adecuado y correspondía tener una conversación profesional con
Horacio. Se lo comentó a Roberto. A Roberto le pareció sumamente grave que un colaborador
engañase a su empleador y que se expusiese así frente a los clientes. Jean-Marie se sorprendió
de la postura “tan dogmática para un Psicólogo joven”, como la calificó el Gerente.
-
Una cosa es ser Psicólogo joven y otra es ser permisivo con las drogas, dijo Roberto.
Además, no le viene bien a este proceso de instalación que tengamos adictos entre el
personal.
-
Roberto, ¿y no te parece que Horacio pueda estar padeciendo una enfermedad y que
pueda necesitar ayuda?
-
Puede ser, pero ¿qué tiene que ver eso con nosotros? Esta es una empresa, no una
clínica. De todas formas, si usted prefiere, lo puedo entrevistar.
-
Mmm…Está bien, pero quiero que seas muy prudente con él.
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11. Entrevista Psicológica a Horacio
Horacio fue citado por Roberto a una reunión a realizarse después del término de su turno.
A Horacio no le acomodó esa situación, pero asistió de todas formas, pues siempre ha sido un
tipo solícito y colaborador. El siguiente es un extracto de su conversación:
-
Horacio, sabemos que Usted consume drogas en el Hotel.
-
Eeeeh…No es la primera vez que me imputan eso, pero es absolutamente falso. Yo
pensaba que esto ya estaba aclarado. ¿Quién le ha dicho eso?
-
No importa quién, importa si es verdad o no. El Hotel no puede tolerar que su personal
consuma drogas.
-
Perdone que le diga, don Roberto, ¿Roberto se llama Usted, no es cierto? Mire,
perdone, pero yo creo que así no se habla con las personas. Usted me está acusando
de algo sumamente grave y seguramente le importa poco lo que vaya a decirle, porque
al parecer igual no me cree.
-
Llama la atención que se ponga a la defensiva.
-
¡Y cómo no me voy a poner a la defensiva!, si es obvio que esto puede traerme
consecuencias.
-
Si así piensa Usted, quizá se deba a que está demasiado sensible.
-
Usted no parece Psicólogo, parece Policía.
-
Yo lo estoy confrontando con una información que es relevante para el Hotel. Yo
decido cómo debo confrontar, no Usted.
-
Entonces ¿basta con que yo le dé una respuesta definitiva al respecto y luego me
puedo ir?
-
Así es.
-
Bueno, dijo Horacio mientras se ponía de pie, le reitero: Yo no consumo drogas en el
Hotel ni en ninguna otra parte. Quien le haya informado esto está mal informado. No
me extraña que pasen estas cosas en el Hotel, en todo caso.
-
¿A qué se refiere?
-
Eso se lo dejo a Usted. Hasta luego.
12. Ignacio
No era fácil para Ignacio, a sus 10 años, ser permanentemente citado a la inspectoría.
Los profesores lo reconocían de inmediato, lo que no es fácil en un colegio de cuatro cursos
por nivel, y en el que el 4º Básico “C”, el curso de Ignacio, no se destacaba ni por su buen
rendimiento ni por su disciplina adecuada. Las notas de Ignacio eran “de promedio a bajas”,
como solían decir los profesores. Sus constantes arrebatos emocionales le habían valido varios
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apodos en su curso. Tenía la impresión de que sólo algunas niñas de su curso lo cuidaban y le
toleraban en mayor grado sus berrinches. Solía llegar sin los cuadernos o los materiales y, aún
cuando le prestaban éstos, no siempre cumplía con la tarea.
Pero no todos los días eran así. A veces, solo algunas veces, Ignacio se destacaba por
participar, por estar solícito y “motivado”, lo que se evidenciaba mucho más en las clases de
artes y matemáticas. Se podía decir que la lectura no era su fuerte. Sin embargo, estos
rendimientos eran excepcionales y su profesora volvía a encontrarse con las mismas conductas
que solía calificar de disruptivas.
El día de la última entrevista estaban presentes la profesora jefe, la jefa de UTP y la
Orientadora, además de los padres, Sergio y María José. La sentencia del colegio era clara. Si
no se sometía a una evaluación y tratamiento, Ignacio no podría seguir en el colegio. Por otra
parte, pasar de curso este año “no era un hecho automático”, señaló la profesora, y dejó claro
que el rendimiento de Ignacio lo tenía muy comprometido. En cuanto a los hechos que habían
obligado a la última advertencia por conducta, éstos habían sido calificados de graves: un
compañero había sufrido una fractura en su pierna producto de un golpe que Ignacio le dio por
no soportar que su amigo le hiciera un gol en el segundo recreo. Ese día Ignacio había llorado
desconsoladamente en los brazos de la profesora, quien describió esa reacción como genuina
y profunda.
Sergio no estaba de acuerdo con la evaluación. Sentía que era una responsabilidad del
colegio hacerse cargo de las dificultades de los alumnos.
-
Pero es necesario que se evalúe a Ignacio porque así se le encontrará una ayuda que le
hará muy bien, a él y a su curso, le dijo Sergio la jefa de UTP, que hablaba en
representación del colegio.
Sergio no lograba congeniar con la idea de que su hijo tomara medicamentos. Era lo
único que se le venía a la mente. “Otro enfermo más en la familia”, pensaba.
-
Es un niño, por Dios, dijo Sergio, como puede ser que Ustedes, que trabajan todo el día
con niños, no se den cuenta que los hay de todos los caracteres, los hay tranquilos, los
hay intranquilos, así como hay adultos diferentes. Al final, concluyó Sergio, lo único
que Ustedes quieren es que se tome una pastilla y esté tranquilo sentado en la sala y
no moleste a nadie. Aunque parezca un zombie.
María José no intervenía ni daba señales de inclinarse por alguna de las dos posturas,
por lo que la profesora le preguntó su opinión:
-
Usted qué piensa, mamá, le preguntó la profesora.
-
Mi señora y yo pensamos lo mismo, no trate de dividirnos, se inmiscuyó Sergio.
María José miró a su esposo con distancia. La profesora no supo interpretar si la
mirada de la madre era cómplice de ella o de su esposo. La orientadora estuvo muy atenta
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a la última intervención del papá de Ignacio. Con una mano apaciguadora y experta envió
una señal a sus colegas de que no siguieran hablando. Tomó la palabra:
-
Papás, les dijo con el tono más amable que pudo ofrecer, Ignacio necesita un cambio.
La situación tal y como está no es buena. No es buena para él, no es buena para su
curso, no es buena para la profesora. Eso es lo que estamos tratando de que Ustedes
comprendan. Entendemos que tengan prejuicios respecto de los neurólogos, pero
déjenme decirles que la neurología ha cambiado mucho. Ya no se trata de dar un
Ritalín que atonte a los niños y punto. Nada más lejano a lo que queremos que ocurra
acá.
-
Ah, veo que Usted ya tiene el diagnóstico claro, dijo Sergio con ironía, entonces ¿para
qué necesita que vayamos a un neurólogo si ya sabe que le van a dar remedios a mi
hijo?
-
OK, señor Torres, de acuerdo. No me quiero adelantar a un diagnóstico, dijo la
orientadora. Veámoslo entonces desde otro punto de vista. Su hijo tiene asignaturas
con rendimiento medio y otras, la mayoría, con muy bajo rendimiento, especialmente
el nivel de lectura sigue siendo un tema pendiente para él. En cuanto a su conducta,
suele tener reacciones impulsivas que ponen en peligro la integridad física de sus
compañeros y, por qué no decirlo, la propia. Nosotras estamos preocupadas.
Querríamos poder ayudar a Ignacio. Quizás se trate de un problema de aprendizaje,
quizás se trate de un problema emocional, quizás se trate de un problema familiar.
Excúseme si me meto en un área personal. ¿Está todo bien en el ambiente familiar? Yo
les recomiendo, a ambos, que cuando salgan de acá conversen lo que es mejor para
Ignacio. Es su hijo. Enfóquense en él.
13. Conversación entre Sergio y María José tras la reunión
en el colegio
María José le pidió un minuto a Sergio antes de subirse al auto. Quería fumar un
cigarrillo. Sergio exhibió un gesto de malestar al que María José sólo respondió con una
sonrisa y un cabeceo que acompañó el encendido del cigarro.
-
¿Qué pasa?, preguntó Sergio.
-
Nada, ¿por qué?
-
Cómo que “por qué”, por la cara que pusiste.
-
Me río de que te moleste esperar un minuto. Imagino que esperar es mejor que
dejarme fumar en tu auto ¿O no?
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-
¿Ahora te está saliendo el habla, veo? Mientras estábamos en reunión estabas callada,
parecías una estatua.
-
¿Y para qué voy a hablar yo, si tú igual decides todo al final?, preguntó ácidamente
María José, mientras aspiraba profundamente el humo.
-
Ah, bueno, no entiendo nada, dijo Sergio, ¿Me estás diciendo que estás de acuerdo
con el Colegio? ¿Prefieres que Ignacio tome pastillas?
-
Quiero que sea feliz, eso es lo que quiero, puntualizó María José
-
Ah, y yo no quiero eso, replicó secamente Sergio.
-
No sé, parece que lo único que quieres es salirte con la tuya. Ya te conocemos.
-
No voy a entrar en tu lógica de agresiones silenciosas ni voy a victimizarnos. Me da
mucha rabia que pongas en duda mis intenciones. Yo lo único que quiero, al igual que
tú, es que Ignacio sea feliz. Yo quiero que todos sean felices. Pero no puedo lograr
avanzar si tú te andas quejando todo el día. Necesito que me apoyes, no que te quedes
callada. Hablemos las cosas como son: Ignacio seguramente sufre porque su madre no
es ningún apoyo. Está tirada en la cama quejándose desde que él nació y nadie sabe
qué cosa tiene. Así es tu fórmula: “Los demás tienen la culpa de todo, y ella se libera
quejándose todo el tiempo”.
-
No tienes para qué ponerte agresivo, dijo María José.
-
Ah, cortó Sergio, ahora yo soy el agresivo. En esta familia decir la verdad es ser
agresivo y acostarse en la cama a ver cómo los hijos se crían solos es maternal.
-
Me parece muy fresco de tu parte hablarme así. ¿Y sabes qué?, dijo ella, sería mucho
mejor si en vez de hablar tantas tonteras pensaras en hacerte más presente en la casa.
Ahí verías que las cosas no son como dices.
-
No te preocupes, eso es exactamente lo que va a pasar, porque me acaban de despedir
del trabajo, así que, al menos por ahora, estaré en la casa todo el día. ¿Te gusta mejor
así?
-
¿Pero qué dices? ¿Y cuándo pensabas contarme esta noticia? ¿Y qué pasó Sergio, por
dios? ¿Hablaste con el señor Recart?
-
Fue él quien me echó.
-
No me extraña. Ya te he dicho antes que me parece que tú tienes problemas con todo
el mundo.
-
¡Pero María José! ¡De dónde sacas estas cosas! ¿Ahora vas a culparme por haber
perdido el trabajo? Ya tengo suficiente con que todo este tiempo me eches la culpa
por el Asperger Andrés. Ahora quizás también me culpes por lo que le está pasando a
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Ignacio ¿No te das cuenta que lo único que hago –lo único que he hecho- es tratar de
mantener unida a esta familia, dándole lo que necesita, pensando en todo, todo el
tiempo, mientras que tú te has vuelto una experta en quejarte?
-
Sergio, vives en una burbuja. Hagas lo que hagas Andrés seguirá enfermo toda la vida,
Ignacio necesita nuestro apoyo sí o sí y yo, ¡yo también estoy enferma! dijo
ásperamente María José, exhibiendo indicios de llanto.
-
¡Dios mío!, contestó él, si yo también lo estoy, en cierta forma, pero yo no puedo
echarme, debo seguir adelante como sea. Súbete al auto, nos vamos. Voy a llevar a
Ignacio al médico, si así quedan todos felices. Apaga el cigarro, no vaya a ser que te
enfermes también de los pulmones, dijo, tratando de parecer divertido y aliviar el
ambiente, pero no le resultó.
14. Test abreviado de Conners / Ignacio
Informe Profesora: 13 Puntos
Informe de Padres: 15 Puntos
15. Neurólogo / Ignacio
El informe del neurólogo no señaló detalles conductuales específicos. El neurólogo
garabateó un diagnóstico en una hoja informe. “Ignacio Torres, Edad: 10 años, Ignacio
presenta un XXXXXXXXXXXXXXXX. Adjuntas las indicaciones médicas”.
El médico indicó a Ignacio Gamalate B6, dos cucharaditas al día, y Aradix, un
comprimido de 10 mg en la mañana al desayuno, de lunes a viernes. Se evaluarían los
resultados en dos meses. Llamó la atención de los padres que el Doctor les indicara
verbalmente que ellos “mucho trabajo que hacer” y, aunque no especificó por qué, que
insistiera en realizar una “evaluación psicológica de Ignacio”.
16. María José y Sergio: Sesión de Terapia de Pareja
(Extractos)
(Sólo se dispone de la grabación de dos momentos de la sesión).
EXTRACTO 1
-
Sergio: La verdad es que nos costó mucho llegar acá… me costó mucho. Ella dice
siempre que, como yo soy Psicólogo, al venir tenía ventaja sobre ella….
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-
María José: Lo que pasa es que él siempre me “mandaba” a mí a terapia. Yo sé que no
he estado bien, que me faltan fuerzas y ánimo para hacer esto, es que tengo
problemas médicos. A veces no quiero nada de nada, ni que me hable, ni que me mire
ni nada,… pero a veces necesito tanto que esté, que me hable o, tan sólo que esté
presente… Estoy agotada…
-
Sergio: Eso, ese es el tema, ella está agotada y con depresión o qué sé yo. Es por eso
que le decía que tenía que ir al médico, por sus quejas físicas, o al menos a terapia, por
su estado del ánimo, jamás le he pedido que vaya como una manera de sentirme
superior o de hacerme el leso con lo que me corresponda asumir a mí. Para mí, lo de
ella es un tema médico. Para los médicos, ella no tiene nada. Es una locura. En fin,
pero bueno, ahora estamos los dos acá por Ignacio, nuestro hijo…
-
María José: No sólo por él…
-
Sergio: Puedes ser, OK, las cosas no son simples. ¿Pero podemos enfocarnos por esta
vez en él?
-
María José: Es que Sergio, entiende, el tema de Ignacio, cómo decírtelo, el tema de
Ignacio tiene todo que ver con nosotros, somos nosotros…..
EXTRACTO 2
-
Sergio: (Ha subido bastante su tono de voz) ¡Lo que sucede es que yo no tengo
derecho a nada, yo sólo tengo que trabajar y trabajar… y ahora, que he quedado
cesante, es mucho peor aún… en la casa todos están enfermos, se lo digo literalmente,
y yo, no tengo derecho a enfermarme
-
María José: Ah, o sea que tú piensas que enfermarse es un derecho, que lo estamos
pasando bien, por dios, nuestro hijo menor tiene Asperger, nuestro hijo mayor tiene
quizás qué cosa ¿y tú lo ves como un derecho?
-
Sergio: Mire, perdone que insista, pero yo siento que es como si hubiese llegado tarde
y ya no tengo opciones, yo no me puedo enfermar, ¡aunque lo esté! Y perdonen si me
expresé mal.
-
María José: (Llorando)… mejor basta,… no vinimos a esto…
-
Sergio: Perdona… perdonen (con la voz emocionada y, al parecer, conteniendo el
llanto propio), ella sabe que la quiero… ¡tú sabes que te quiero! Te he extrañado
tanto…Pero tampoco sé que hacer ya… me siento muy cansado y pienso que no puedo
parar, que soy el único que puede mantener marchando a esta familia y, ahora, más
encima quedé sin trabajo, y no creo que sea capaz…
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17. Test CAT-H / Ignacio
Lámina I
Ah!, estos son unos niñitos!…La mamá traía la comida, pero uno de los hijos no quería comer
porque se iba a manchar y lo iban a retar. Se le había perdido la servilleta (¿?) Otro de estos
más chicos, de acá, se la escondieron para que lo retaran (¿Termina?) Al final lo retaron, y los
otros se rieron de él.
Lámina II
Había una competencia y tenían que tirar la cuerda, eran el papá contra la mamá y un hijo
chico. (¿Termina?) Ganaron la mamá y el hijo. El papá se picó, pero después se le pasó (¿?) Por
que perdió poh…por eso se picó.
Lámina III
Era el Rey en su trono. Tenía problemas porque nadie quería hacerle caso y no sabía cómo su
reino podía funcionar bien (¿?) Está siempre enojado por eso y reta a los demás (¿?) como a
este de acá, a este más chico lo reta pero él no lo pesca. (¿Termina?) Se queda pensando
poh…Fumaba pipa mientras pensaba. Después otros niños igual lo ayudaron. (¿Y el chico de
acá?) Na poh, después se esconde, está asustado.
Lámina IV
La mamá y el hijo fueron corriendo a comprar porque iban a cerrar la tienda. El hijo quiso ir en
bicicleta y la mamá no quería, por eso se demoraron en salir. (¿Termina?) Al final el hijo igual
usó la bicicleta y alcanzaron a llegar.
Lámina V
Un niño estaba escondido en la cama esperando que llegara el papá para asustarlo. Siempre
hacían eso y el papá hacía como que se asustaba (¿?) Jugaban a eso, porque el niño quería
asustar al papá (¿Termina?) Ese día el papá llegó y se escondió y terminó él asustando al niño.
Lámina VI
Estaban todos durmiendo en la casa, pero el hijo estaba enojado porque ese día el no quería
acostarse. Al final igual se durmió
Lámina VII
Un genio en una lámpara apareció y le dijo al niño que le daría tres deseos. El niño estaba
nervioso y no sabía qué pedir. Se demoró tanto y quería tantas cosas que el genio se empezó a
enojar. El niño le pedía una cosa y después decía, “no, mejor no, eso no” y pedía otra.
(¿Termina?) El genio se enojó gritó fuerte y se volvió a meter en la lámpara y el niño se quedó
sin pedir los deseos, gritó y gritó, pero el genio no lo escuchó.
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Lámina VIII
La mamá estaba contándole un cuento al niño y una señora atrás le decía al caballero que se
sabía el cuento y que no era así. (¿Termina?) La mamá se enojó, los hizo callar y le terminó de
contar el cuento al niño (¿Algo más?) el niño al final se enojó porque los demás lo molestaban.
Lámina IX
El niño estaba esperando que le fueran a contar un cuento para dormir, pero sus papás no
llegaron (¿?) Habían salido y se demoraban en llegar y él llamaba al papá para que le contara el
cuento. (¿Termina?)El niño se durmió esperando que llegaran…¿falta mucho para terminar?
Lámina X
La mamá estaba secando al niño después de bañarse. (¿Qué pasó antes?) La mamá estaba muy
triste, porque el niño no se quería ir a bañar (¿Termina?) Le dio cosquilla al niño y se reía
mucho, y la mamá también estaba matada de la risa.
18. Test WISC-R / Ignacio
RESUMEN PUNTUACIONES:
Escala Verbal
Información
Comprensión
Aritmética
Vocabulario
Semejanzas
(Dígitos)
PSV:
C.I.V.:
PST:
PB PS
13 10
24 14
3
5
37 12
13 11
4
4
52
99
100
Escala Manual
Completación
Ordenación
Cubos
Ensamblaje
Claves
(Laberintos)
PSM
C.I.M.
C.I.T
PB PS
15 8
26 11
31 12
25 14
18 3
22 12
48
95
97
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19. Test “Persona Bajo La Lluvia” / Ignacio
20. Test Bender-Koppitz / Ignacio
Ver Anexo 1.
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