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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA, 2º BAC 30
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EL TEATRO ESPAÑOL DESDE LA GUERRA CIVIL A NUESTROS DÍAS
En la inmediata posguerra, el teatro pasa por difíciles circunstancias: público y empresarios no están dispuestos a asumir las innovaciones teatrales, la férrea censura impide que
estas avancen, etc. Esta situación provoca el cultivo de un teatro tradicional, trivial y entretenido, es decir, queda reducido este género a su papel de diversión, aunque en este campo pronto le surge un competidor feroz: el cine.
TEATRO DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 40. Principales tendencias:
a) Teatro continuista: Bajo el epígrafe "Herederos y nuevos herederos o la continuidad sin
ruptura" se conoce a una serie de autores que conciben el espectáculo teatral a la manera benaventina: José Mª Pemán (Los tres etcéteras de don Simón), Luca de Tena (¿Dónde
vas, AlfonsoXII?), Joaquín Calvo Sotelo (La muralla), José López Rubio (Celos del aire) y
Víctor Ruiz Iriarte (Juego de niños).
La alta comedia era la preferida del público. Es un subgénero basado en un diálogo
agudo y brillante, puesto de moda por Benavente, quien todavía estrena algunas obras,
como Al amor hay que mandarle al colegio.
b) Teatro de humor: Dos son los representantes destacados del teatro de humor: Jardiel
Poncela, que sigue realizando su teatro inverosímil, como es el caso de Eloísa está debajo
de un almendro (1940); y Miguel Mihura, quien quedó marcado por la imposibilidad de
representar Tres sombreros de copa cuando la escribió (1932) y tuvo que esperar a 1952
para verla representada por primera vez. En épocas posteriores, escribe y representa
obras como Melocotón en almíbar (1958), y Ninette y un señor de Murcia (1964). Pese al éxito de público, son obras en las que ha desaparecido el poder crítico y corrosivo de Tres
sombreros de copa y que se amoldan al gusto burgués.
TEATRO DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 50. Teatro realista.
Se usa a veces este nombre para hacer referencia a una serie de autores que se inician sobre
los años 50, tras las huellas de Buero o Sastre. Los temas que tratan son las injusticias sociales (la explotación del hombre por el hombre, la vida proletaria, la hipocresía), la marginación, los nuevos esclavos de la sociedad contemporánea, etc. El lenguaje es violento,
incluso desafiante, directo, sin eufemismos, claramente opuesto al lenguaje biensonante y
neutro del teatro "oficial". Estas actitudes les impiden que puedan estrenar la mayoría de
sus obras.
Estamos ante un teatro comprometido: Se nos presenta como la contrapartida al teatro
costumbrista y de evasión. A finales de los 40 años, con el estreno de Historia de una escalera
(1949) de Buero Vallejo, se produce una inflexión en el curso del teatro de posguerra. En
1953 se representa Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Surge la polémica entre «posibilismo» e «imposibilismo». El iniciador del «posibilismo» es Alfonso Paso, al que se le
acusó de haberse vendido al teatro comercial. Afirmó que en sus obras intentó alternar la
crítica con la frivolidad como forma de luchar desde dentro (Una bomba llamada Abelardo).
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Alfonso Sastre (autor de Uranio 235) le replicó y, de paso, incluyó a Buero Vallejo en la
polémica. Para Sastre no hay un teatro imposible, sino "momentáneamente imposibilitado". Buero intervino para apostar por un teatro "lo más arriesgado posible, pero no temerario". Critica el hecho de que Sastre hace un teatro abiertamente imposible para contar en
su currículum con mayor número de prohibiciones oficiales.
Los autores más representativos son:
Buero Vallejo: Autor de un teatro ético, sus obras se basan en la negación de la
existencia de un destino ciego y caprichoso: todo tiene su causa y, por tanto, remedio. Es un teatro ambiguo y polivalente, que invita a la reflexión. Uno de los temas
centrales en sus obras es la dialéctica entre acción y contemplación. Su producción
tiene un matiz trágico: desde Lorca no se había cultivado la tragedia. Buero consigue aunar pureza, crítica y éxito popular. Su obra se divide en tres etapas: la primera se corresponde con un teatro tradicional, respetuoso con alguna o todas las unidades dramáticas, aunque se observan técnicas modernas como el espacio escénico
(Historia de una escalera) o la luminotecnia (En la ardiente oscuridad); la segunda abarca un teatro histórico, con un tema central: el destino del pueblo en una sociedad
injusta (Las Meninas, sobre Velázquez); la tercera etapa corresponde al teatro de la
inmersión, llamado así porque el espectador ve la historia desde dentro, desde el
punto de vista de un personaje (La Fundación).
Lauro Olmo: Probablemente el autor de esta tendencia que más ha estrenado. Autodidacta, se cría en orfanatos y trabaja en oficios humildes, de los que extrae experiencias para sus dramas. Conoce el éxito en 1962 con La camisa, que presenta la
mísera vida de unos chabolistas condenados a buscar trabajo en el extranjero o a
soñar con las quinielas.
José Martín Recuerda: Comenzó en el realismo con El teatrito de don Ramón (1959,
premio Lope de Vega).
José Mª Rodríguez: Uno de los más radicales en la defensa del realismo socialista
como única vía expresiva posible. En Los inocentes de la Moncloa analiza los estrechos
horizontes de la España del momento.
Carlos Muñiz: Autor de El tintero, obra montada por el Grupo de Teatro Realista,
fundado por Sastre. Es la tragedia irrisoria (Lázaro) de un burócrata; una obra contra la alienación.
TEATRO DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 60. Teatro experimental.
En los años sesenta surge una corriente que se propone revolucionar el concepto tradicional de teatro, alejándose de las convenciones realistas dominantes. Se trata de un teatro
experimental que se caracteriza por: pérdida de importancia de las nociones de personaje y acción dramática, reducidas a mero soporte del mensaje que el autor pretende
transmitir; uso de recursos alegóricos y simbólicos, que obligan a buscar una interpreta-
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ción más allá de lo que se puede ver en el escenario; y renovación de la puesta en escena
por medio de todo tipo de objetos y artefactos mecánicos, con la intención de suscitar en el
espectador una reacción crítica ante la deshumanización del mundo moderno.
A este teatro pertenecen autores como:
José Ruibal (pontevedrés): Su teatro se caracteriza por el antidramatismo, dobles
sentidos y una simbología animal difícil de descifrar. Define su teatro como "verbo
en movimiento". Comienza en los años 50 con Los mendigos, donde presenta la miseria y la especulación política que la produce.
Fernando Arrabal: Su primera obra, Los hombres del triciclo, fue rechazada por público y crítica. Decidió marcharse a Francia, donde ha vivido, escrito y publicado. Hoy
en día posee un alto prestigio internacional como renovador de la escena dramática.
Arrabal proclama las raíces hispánicas de su teatro: Quevedo, Valle, Postismo...
además de otros elementos de fuera. Cultiva el absurdo, el esperpento y, sobre todo, es conocido por la creación del teatro pánico: "conciliar lo absurdo con lo cruel e
irónico, identificar el arte con el acto vivido y la adopción de la ceremonia como
forma de expresión". Obras en esta línea son Pic-Nic, Cementerio de automóviles... Posteriormente (tras su paso por Carabanchel), su teatro adquiere tonos políticos de lucha: Teatro de guerrilla (1969). Estuvo terminantemente prohibido en España hasta la
llegada de la democracia.
Francisco Nieva: Director y escenógrafo, su teatro es de gran calidad, crítico y alejado de los cánones tradicionales. Los temas más frecuentes son. España, el erotismo
y la religión. De entre su producción, destacamos Coronada y el toro.
Antonio Gala: Es el más importante de los jóvenes dramaturgos nacidos durante la
República. Su primera obra trata el tema de la marginación: Los verdes campos del
Edén. Otras obras son: Anillos para una dama, basada en el personaje de doña Jimena,
viuda del Cid, ¿Por qué corres, Ulises?
TEATRO DE LOS AÑOS 70. Democracia y finales de siglo.
Con la llegada de la democracia, cambian las circunstancias en las que se desarrollaba la
vida teatral española: los dramaturgos escriben en libertad, sin preocuparse por la censura,
y se representan obras que antes estaban prohibidas. La recuperación de estas va unida a
la representación de grandes autores extranjeros que durante el franquismo no fueron estrenados en España. Además, los poderes públicos se interesan en promover el teatro, y
surgen instituciones vinculadas al Estado o a las Comunidades Autónomas, como el Centro Dramático Nacional o la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Pese a todo, la escena española ha seguido dominada por un teatro de corte comercial,
integrado a menudo por piezas humorísticas de ínfima calidad, mientras que los dramaturgos actuales tienen dificultades para llevar sus textos a escena. Muchos de los grupos
independientes surgidos en el período anterior han desaparecido y otros han subsistido
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gracias a su capacidad para conectar con el público a través de espectáculos de gran impacto visual. A la vez se ha producido un auge del llamado teatro alternativo, que presenta sus propuestas innovadoras en salas de pequeño aforo, normalmente con un presupuesto reducido.
Es difícil señalar unas corrientes definidas en la dramaturgia actual. Puede apuntarse,
en todo caso, el resurgimiento de un teatro social, de tintes costumbristas y críticos, y la
importancia que se concede a los distintos aspectos de la representación -montaje, escenografía, juegos de luces o sonidos, etc.-, en detrimento del texto, que con frecuencia queda
relegado a un segundo lugar.
Algunos de los autores más destacados son: José Luis Alonso de Santos: Actor y miembro de varios grupos de teatro independientes, destaca por algunas piezas de éxito, con
enfoque realista e ingredientes sainetescos, en las que trata temas actuales: juventud, droga... Se reflejan en La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro; Fernando Fernán Gómez (Las
bicicletas son para el verano), José Sanchís Sinesterra (¡Ay, Carmela!), María Manuela Reina
(Lutero o la libertad esclava) y Ana Diosdado (Los ochenta son nuestros). Se adaptan con
enorme éxito algunas novelas de Delibes, como es el caso de Cinco horas con Mario.
Además de autores individuales como los nombrados anteriormente, tenemos que destacar el teatro underground, que agrupa las obras de autores que no se llegan a representar (José Mª Bellido, Ángel García, Manuel Martínez,…) y el teatro colectivo, que surge
como forma de combatir los elementos literarios del espectáculo teatral. Pertenecen a este
último compañías como el Grupo Tábano, Els Joglars, Els Comediants...
PREGUNTAS SOBRE LA FUNDACIÓN (cfr. apuntes de la obra)
1. Técnicas y recursos dramáticos.
(Una síntesis de “Tiempo”, “Espacio”, “Proceso y efectos de inmersión” y “Elementos del
drama acción”).
2. Análisis de los personajes.
(Ver “Personajes”).
3. Argumento y temas fundamentales.
(Ver “Argumento”, “Significación” y “Proceso y efectos de inmersión”).
4. Lugar, tiempo y acción.
(Ver “Tiempo”, “Espacio” y “Elementos del drama acción”).
5. Análisis del planteamiento, nudo y desenlace.
(Ver “Planteamiento” y “Análisis de la obra”).
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