Servicio Bíblico Latinoamericano Semana del 30 de Agosto al 5 de Septiembre de 2009 – Ciclo B OBSERVACIONES - Cada día de la semana comienza una nueva página para facilitar la impresión independiente. Por ese mismo motivo no hay numeración de páginas. - En el tamaño de letra se ha intentado llegar a un equilibrio en ahorro de papel en la impresión y legibilidad. - Se ha renunciado al uso del color para facilitar la impresión. Esta opción y todas las anteriores, son modificables en su procesador de textos. - Si tiene problemas con esta versión en RTF comuníquenoslo a través de [email protected]. En todo caso, tiene a su disposición la versión en formato PDF, que podrá utilizar en cualquier sistema. Servicio Bíblico Latinoamericano Domingo 30 agosto de 2009 Domingo 22º del tiempo ordinario. Ciclo B Rosa de Lima (en Latinoamérica) - Felix Dt 4,1-2.6-8: “Escucha, Israel, estos mandatos y decretos” Sal 14, 2-5: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? St 1,17-18. 21b-22.27: “Lleven a la práctica la Palabra” Mc 7,1-8.14-15. 21-23: “Hace impuro lo que sale del hombre” E s antigua la tentación de considerar que lo esencial de una religión está en el cumplimiento de ciertas formalidades rituales, y no en la asunción de sus principios vitales. También esta tentación acompañó al «pueblo de Dios» de Israel -como a muchos otros «Pueblos de Dios»-, desde tiempos inmemoriales. Hoy, si alguna persona se atreve a cuestionar, aunque sea indirectamente, ciertos lastres históricos y a proponer alternativas coherentes con el evangelio, en poco tiempo es tachada de «desviarse de la auténtica doctrina». Sin embargo, como nos recuerda el Salmo, no son los muchos ornamentos ni el boato de las celebraciones lo que nos eleva a Dios, sino la justicia, la honestidad, la recta intención y el respeto. Anunciar la justicia y vivirla en el día a día constituye la exigencia fundamental de las Escrituras judeocristianas –y en esto coinciden con tantas otras Escrituras-. Los rituales, las prescripciones, las ceremonias... nos pueden ayudar a continuar por el camino de Dios, pero no pueden sustituirlo. Por esta razón, la exhortación que Moisés dirige a su pueblo se centra en la necesidad que tiene el pueblo de Dios de hacer una clara opción por el Dios de la libertad y por la justicia que los ha sacado de Egipto. De lo contrario, el sueño de la «tierra prometida» se puede convertir en una cruel pesadilla. Los primeros cristianos experimentaron en carne propia la amenaza del formalismo y el ritualismo. Después de un tiempo de dedicación y fervor por la misión, los ánimos comenzaron a ceder y la comunidad se vio rápidamente atraída por las relaciones puramente funcionales y formales. De este modo se perdía la fraternidad que les daba identidad y coherencia. La carta de Santiago nos pone en guardia contra una religión que no encarne los valores del Evangelio. La palabra escuchada en la Sagrada Escritura debe ser discernida según el Espíritu para vivirla dócilmente en la vida cotidiana. El cristianismo no es una formalidad social que cumplir, ni un ritual más en las prácticas piadosas de una cultura. El cristianismo se manifiesta como una opción vital que requiere del compromiso íntegro de la persona. La comunidad de creyentes es el espacio ideal para que la persona realice su opción y viva, en compañía de otros hermanos y hermanas, el llamado de Jesús. Aunque el libro del Deuteronomio -que Jesús sigue muy de cerca- propone como religión una serie de principios éticos orientados a crear lazos de solidaridad, equidad y justicia; sin embargo, el judaísmo del primer siglo estaba más inclinado a valorar las formalidades. Lavarse o no lavarse la manos antes de ingerir alimentos había pasado de ser una norma elemental de higiene a convertirse en una norma que decidía quién era religioso y quién era un pecador. La tentación de canonizar los objetos, los rituales, los espacios y el Servicio Bíblico Latinoamericano tiempo le pueden hacer olvidar a la persona piadosa que la esencia de su relación con Dios no está en los protocolos culturales, sino en el respeto, la compasión y la misericordia. Jesús nos invita a redescubrir la esencia del cristianismo en nuestra opción por construir la Utopía de Dios -lo que él llamaba «Malkuta Yavé», Reino de Dios- y por vivir de acuerdo con los principios del evangelio. Todas nuestras normas y protocolos están al servicio de una auténtica vivencia de sus enseñanzas. Nosotros no debemos renunciar a una vida auténtica y creativa para seguirlo a él. Todo lo contrario. Debemos recrear aquí ya ahora toda la novedad de su profecía y toda la radicalidad de su amor incondicional por los excluidos. Conectado con todo este tema está aquel otro de «la letra y el espíritu»: la letra es el detalle de lo mandado, la prescripción, el rito, la acción concreta... El espíritu es el sentido con el que ha sido concebida aquella práctica concreta, y la vivencia con la que debe ser vivida. Por eso se dice que la letra (se entiende: la sola letra, o la letra sin espíritu) mata, mientras que el espíritu vivifica. La letra es medio, mientras que el espíritu es un fin. Éste puede darse aun sin aquélla, al margen o incluso «en contra» de ella: en efecto hay veces que, en circunstancias muy especiales, el espíritu de una ley o de una práctica ritual puede exigir hacer en aquella situación, «precisamente lo contrario» de lo que la letra prescribe. Esa flexibilidad, esa «libertad de espíritu» se exige a los cristianos, como a todo ser humano adulto y maduro. Otro problema distinto –que no podemos abordar aquí, pero que sería bueno no dejar de tenerlo dentro del horizonte- es que la religiosidad actual se está transformando. Por su propia naturaleza, las «religiones» (llamamos así aquí, técnicamente, a «la forma que ha revestido la espiritualidad del ser humano a partir de su sedentarización neolítica», a partir de la revolución agraria, hace sólo unos pocos miles de años -porque antes había espiritualidad, pero no «religiones»), han tenido en los ritos, en las prácticas rituales, minuciosamente prescritas, un medio importantísimo de expresión, y un modo a la vez de control social. La religión, en las sociedades agrarias, ha sido el mejor y más potente vehículo de identidad de la sociedad, y de control por parte del poder, y han sido los ritos su expresión más visible. Hoy estamos llegando precisamente al fin de la edad agraria, después de la revolución industrial y tecnológica, la mundialización plural, y con el advenimiento de la sociedad del conocimiento. Las «religiones agrarias» -en aquel sentido técnico preciso- ya no tienen cabida. (Sí lo tiene, insuperablemente, la espiritualidad). El ser humano post-agrario ya no puede aceptar su identidad ni puede aceptar un control por los vehículos «religionales» basados en «creencias» (en sentido también técnico). Obviamente, la espiritualidad del ser humano va a continuar, es inamisible. Pero lo que han sido técnicamente «las religiones agrarias», está muriendo, va a desaparecer, y es bueno que desaparezca, porque la humanidad está en otra etapa de su historia. Los ritos, las prácticas religiosas prescritas... son, por eso, en alguna sociedades actuales avanzadas, realidades «residuales», que desaparecen vertiginosamente. Si la Iglesia no acepta afrontar sin miedo estos planteamientos, lo único que hace es retrasar el reconocimiento de una enfermedad que no deja de socavarle sus entrañas en los millones de fieles que silenciosamente se van autoexiliando cada año, no sólo en las sociedades llamadas «avanzadas», sino también ya en América Latina. En el año 2008 hemos comenzado a conocer «apostasías» privadas de cristianos en algunos países de América Latina, un fenómeno absolutamente nuevo en su historia, pero un fenómeno ya significativo -y creciente- en el momento actual de la historia globalizada del mundo. El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 098, «En la cumbre del Tabor», de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser Servicio Bíblico Latinoamericano tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1500098 Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap98b.mp3 Para la revisión de vida Cuando Jesús denuncia las actitudes de sus contemporáneos fariseos, está denunciando una tentación permanente en la historia de las relaciones de las personas con Dios, que me afecta también a mí mismo. ¿Qué actitudes farisaicas detecto en mi vida, en mis relaciones con los demás y, sobre todo, en mis relaciones con Dios? ¿De verdad engañan mi conciencia esas actitudes mías? ¿Me engaño a mi mismo, pensando que puedo engañar a Dios? - - - - - Para la reunión de grupo En el llamado "despertar religioso" que se da en la actualidad, muchas «prácticas religiosas» están en boga: nuevos movimientos religiosos como la New Age, efervescencia en grupos evangélicos de «Iglesias libres», y, en los ambientes católicos más clásicos, peregrinaciones a lugares de apariciones, nuevas devociones como el Divino Niño, oraciones de intercesión a los santos, publicación en los diarios de agradecimiento por las «gracias recibidas», novenas, vuelta de los «jueves eucarísticos», cofradías, procesiones, medallas, escapularios… El apóstol Santiago, sin embargo, nos recuerda hoy en la segunda lectura que «la religión pura e intachable a los ojos de Dios es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo». Se trata de un mensaje muy «secularizador», y muy recurrente en el evangelio. ¿Qué lugares del evangelio, o qué otras palabras del mismo Jesús recordamos en esta línea? ¿Se puede decir que la religiosidad, las prácticas religiosas son también, en algún sentido una tendencia «natural» de la persona humana y de los colectivos sociales, y no algo «puramente religioso»? ¿Se puede decir que el evangelio, en ese sentido, no es «religiosista», sino precisamente una «invitación a superar esa religiosidad»? Se suele distinguir entre la Tradición y las tradiciones. Existe una «Tradición» fundamental, derivada de la llamada «revelación» -tradición que, en realidad, no pasa de ser un núcleo, pequeño pero central-, y existe una multitud de «tradiciones» menores, que a veces provienen de apenas hace unos siglos, que no tienen fundamento ni bíblico ni teológico, o que, aunque su sentido ya pasó, se han enquistado en la Iglesia y muchos las ponen desapercibidamente en un nivel o rango que no les corresponde. Perseverar en una tradición con el pretexto de que si perdemos algo que funcionó en el pasado, lo habremos perdido todo, ni demuestra espíritu de libertad, ni contribuye al futuro desenvolvimiento de la libertad y la madurez de las personas. ¿Puede ser que nuestra Iglesia esté repitiendo normas, discursos, ritos, miedos, formas de organización eclesial, ritos litúrgicos... que considera una Tradición intocable o de «derecho divino», pero que sean en realidad "tradiciones" de raíces mucho más cortas, elementos que se han introducido en determinados momentos de la historia y que ya perdieron su sentido y que no responden adecuadamente a las necesidades pastorales de la sociedad de hoy, ni posibilitan la fidelidad a la Gran Tradición verdaderamente transmitida a partir del evangelio? Poner ejemplos. Hacer un elenco de "tradiciones" que deberían mudar en favor de la Tradición. Dialogar cada una de ellas. Leer y comentar el libro de Mariano CORBÍ Religión sin religión, PPC, Madrid 1996. Disponible en formato digital en la biblioteca de los Servicios Koinonía (servicioskoinonia.org/biblioteca). Servicio Bíblico Latinoamericano - Para la oración de los fieles Para que la Iglesia sea siempre mensajera de la auténtica Palabra de Dios y no ponga su empeño en lo que sólo son palabras y tradiciones humanas. Oremos. Para que los creyentes busquemos no la fe fácil, sino la fe responsable, que nos hace adorar al Dios único y verdadero y servir a los hermanos, especialmente a los pobres y necesitados. Oremos. Para que crezca en todas las personas el sentido de libertad y responsabilidad ante las decisiones que debamos tomar en nuestra vida. Oremos. Para que sepamos educar a nuestros niños y adolescentes, no tanto en las tradiciones y folclores cuanto en una fe seria y madura. Oremos. Para que las normas religiosas humanas y los cánones jurídicos nunca ahoguen las exigencias del Evangelio. Oremos. - Para que esta comunidad nuestra tenga claridad de ideas a la hora de distinguir lo verdadero de lo falso, lo importante de lo secundario, la Tradición de las tradiciones, la palabra humana de la voluntad divina... Oremos. Oración comunitaria Dios, Padre nuestro, de quien procede todo bien y cuyo Espíritu nos llama a la Libertad. Te rogamos que las normas, leyes, ritos y temores… que muchas veces interponemos en nuestra relación contigo, no logren ocultarnos tu rostro de amor, de forma que lejos de aferrarnos a tradiciones simplemente humanas, estemos libres para encontrar creativamente vías siempre nuevas de llegar hasta Ti y de contemplar tu rostro, por J.N.S. Servicio Bíblico Latinoamericano Lunes 31 agosto de 2009 Ramón Nonato 1Tes 4,13-18: “Dios los llevará con Jesús” Sal 95: El Señor llega a regir la tierra. Lc 4,16-30: “Ningún profeta es aceptado en su patria” E l momento vocacional de Jesús se da en su bautismo y termina de madurar en el pasaje de las tentaciones. Pero esa vocación necesita un proyecto específico de vida que oriente su acción. Es lo que el Maestro manifiesta en la sinagoga de Nazaret con ese pasaje de Isaías que da cuerpo a su proyecto de vida: 1) dar la Buena Noticia a los pobres; 2) anunciar libertad a los cautivos 3) devolver la vista a los ciegos; 4) liberar a los oprimidos y 5) proclamar el año de gracia del Señor. Sus paisanos tienen sus ojos puestos en él y esperan un gran comentario del pasaje. Para sorpresa general, Jesús no hace una “predicación” sobre el texto, sino que clara y contundentemente se lo apropia: “en presencia de ustedes se ha cumplido hoy este pasaje de la Escritura”. Pero como “nadie es profeta en su tierra”, la asamblea no lo acepta y hasta pretende matarlo. Algo similar nos puede pasar a nosotros. Existe mucha gente que vive el Evangelio, y lo hace de forma tan sencilla que pasa inadvertida y no nos damos cuenta. Y como son personas comunes y corrientes, no les prestamos atención. Servicio Bíblico Latinoamericano Martes 1 de septiembre de 2009 Arturo 1Tes 5,1-6.9-11: “Murió por nosotros para que vivamos con él” Sal 26: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Lc 4,31-37: “Sé quién eres: ¡el Consagrado de Dios!” L a ciudad de Cafarnaún era paso obligado de extranjeros que se dedicaban al comercio entre Oriente y Occidente. En esta ciudad Jesús comienza a realizar signos que muestran lo concreto y real de la Buena Nueva del reino. El primer signo es la Palabra, una palabra que enseña con autoridad y que expulsa los males que manipulan al ser humano y dañan la convivencia familiar y social. El mal no se da por vencido fácilmente. Su principal estrategia es comprarse y dominar a quien lo combate; por esto trata de halagar al mismo Jesús llamándolo “el consagrado de Dios”. Algo muy repudiable comete el ser humano cuando actúa con injusticia, corrupción o violencia justificándolo con el falso argumento de que hoy esto es normal, que lo hace todo el mundo y que no tiene nada de malo... La palabra del mal, que hoy deja un mundo cada vez más pobre, violento y destruido ecológicamente, es una palabra sin autoridad pero con mucho poder. La respuesta de Jesús es contundente: “¡calla y sal!”. Frente al mal no podemos andar con ambigüedades. Al mal hay que combatirlo y expulsarlo con la palabra y el testimonio, para que no domine y destruya la vida social. Servicio Bíblico Latinoamericano Miércoles 2 de septiembre de 2009 Moisés –Antolín Col 1,1-8: “El mensaje de la verdad ha llegado a ustedes” Sal 51: Confío en tu misericordia, Señor, por siempre jamás. Lc 4,38-44: “Debo llevar la Buena Noticia a otras partes” J esús se dirige a la casa de Pedro, que probablemente era su casa en Cafarnaún. La enfermedad de la suegra convocó la solidaridad de toda la comunidad, al punto que “le suplicaban que hiciera algo por ella”. Los males de las personas deben ser siempre preocupación de la comunidad. En tiempos de Jesús, los judíos relacionaban la enfermedad con la presencia de espíritus malignos. Por esto, más que una curación estamos ante un exorcismo. La ternura de Jesús, que se inclina sobre la mujer, precede la fuerza de su palabra que increpa al mal de la fiebre para que salga de ella. La ternura y la fuerza de Jesús actúan de inmediato, y la mujer, enferma por los males de una sociedad que la discrimina y la excluye socialmente, se levanta y se pone al servicio del proyecto de Jesús. En seguida la gente quiere retener a Jesús sólo por su función milagrera, sin caer en la cuenta de que para él los milagros son un signo de solidaridad con los excluidos y sólo una parte de la Buena Nueva del reino. Jesús se escapa porque no quiere fomentar una fe que sólo se reduce a los milagros. El quiere que esos signos sirvan para que la gente aumente su fe en el Dios de la vida y asuman su responsabilidad de ser parte fundamental del proyecto de Dios. Servicio Bíblico Latinoamericano Jueves 3 de septiembre de 2009 Gregorio Magno Col 1,9-14: “Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido” Sal 97: El Señor da a conocer su victoria. Lc 5,1-11: “Lo dejaron todo y le siguieron” L a Palabra de Dios, predicada y escuchada desde una barca y a orillas de un lago, antecede el llamado de los primeros discípulos a convertirse en pescadores de una nueva humanidad. Pedro acepta “remar mar adentro” porque cree en la Palabra de Jesús, aunque no está muy convencido de su efectividad. La abundancia de la pesca muestra que la palabra de Jesús produce resultados. Ella no es vacía ni ambigua; es siempre acción creadora y liberadora. Fe y vida son dos realidades que no podemos separar. Pedro se reconoce pecador porque había dudado de la efectividad de la misión de Jesús. El y sus socios Santiago y Juan no saben qué hacer ni decir. La vida está por cambiarles y tienen miedo. Dejarlo todo para vivir al estilo de Jesús es una decisión que requiere tiempo. Sin embargo, las palabras de Jesús superan los miedos y las indecisiones, y los invitan a ellos y a nosotros a convertirnos en pescadores de una humanidad cansada de pasar la noche sin alimento, sin vivienda, sin amor…; una humanidad necesitada de remar “mar adentro” para encontrar vida en abundancia. Servicio Bíblico Latinoamericano Viernes 4 de septiembre de 2009 Irma - Rosalía Col 1,15-20: “Todo fue creado por él y para él” Sal 99: Entrad en la presencia del Señor con vítores. Lc 5,33-39: “Llegará un día en que el novio les será quitado” J esús pone en discusión la pertinencia del ayuno, no su práctica; pues el mismo Lucas se refiere en varias ocasiones a una Iglesia que ayuna (Hch 13,2-3; 14,23). En el judaísmo la figura de la boda se aplicaba a la unión de Dios con su pueblo. A este símbolo iba unido el tema de la alegría. Por Jesús es posible una nueva boda entre Dios y su pueblo. ¿Cómo estar ayunando o tristes cuando estamos invitados a participar de la fiesta de Jesús? La alegría que Jesús trasmite a sus discípulos contrasta con la propuesta de los discípulos de Juan y de los fariseos. Los fariseos no entienden que Jesús representa una nueva propuesta de amor, de alegría y de justicia para la humanidad. Así como un trozo de vestido o un vino nuevo no pueden unirse a lo viejo, la novedad de Jesús no puede confundirse con prácticas antiguas que esclavizan y excluyen al pueblo. La conclusión de que “el añejo es mejor” ratifica que Jesús no desecha sin más lo antiguo por ser antiguo, sino en cuanto se aparta de la voluntad de Dios. Inundemos de alegría todos nuestros espacios, porque el novio sigue en medio de donde hay dos o más reunidos en su nombre. Servicio Bíblico Latinoamericano Sábado 5 de septiembre de 2009 Victorino – Bta. Teresa de Calcuta Col 1,21-23: “Dios los ha reconciliado para hacerlos santos” Sal 53: Dios es mi auxilio. Lc 6,1-5: ¿Por qué hacen en sábado una cosa prohibida? S egún la tradición judía, el sábado es un día sagrado dedicado al descanso, porque Dios descansó ese mismo día al terminar su creación (Gn 2,2-3). El descanso iba desde el viernes por la tarde hasta el atardecer del sábado. Para asegurarse de su estricto cumplimiento, los maestros de la Ley elaboraron una lista con treinta y nueve clases de trabajos prohibidos en sábado. La Ley permitía tomar algunas espigas al pasar por el campo de un vecino (Dt 23,25), pero estaba prohibido hacerlo en sábado. Los discípulos de Jesús, al igual que los compañeros de David, tienen una razón de peso para transgredir la Ley: tienen hambre. No hay vida plena con hambre. Dios, que está a favor de la vida, también está a favor de los que luchan para que nadie muera de hambre en el mundo. En tiempos de Jesús los poderosos justificaban con la ley del sábado el hambre de la gente; hoy, son los intereses económicos, la carrera armamentista, la indiferencia global, los que siguen negando un plato de comida a gran parte de la humanidad. Ninguna ley, ningún interés particular, ninguna razón, puede justificar o legitimar el hambre en el mundo. Jesús es Señor del sábado porque es el Señor de la Vida. Y nunca fue indiferente al hambre de las multitudes (véase, por ejemplo, Mt 14,13-22; 15,32-38). 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