triunfo de la concordia republicana

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ptevaTiq-nea, hctra & taa p8<!res; en
snina, campls la ley de Dios, am&nctole
y sirviéndole.—Moisés.
La fuente de !a vicia es la cienclfi. En
caso de duda, el juez supremo es la
ccncieücia.—Jl/iinii.
Conócete á tí mismo.—<S3ci'aíe«.
Trabaja para estirpar el mal. Embellece la tierra cubriéndola de vegre<^U3
y animales ttiies.—Zoroasiro.
Tadoa los hombres son Ig^uales. No
hay otra 'diferencia en ellos que las
•íírtvideE que poseen.—jBudAo.
Amaos los nnos á los otros.—Sed
perfectos como nuestro Padre que está
ea los cielos.—Jimíí.
La piedad no consiste en volver el
rostro hacia Levante é al Poniente.
Piadoso 63 el que socorre & los huérfanos, í los pobres, rescata los cautivos,
observa la oración, da limosna, es pacionto en la adversidad. El que es justo
y teme 4 Dios clesaenta y misericoraioan.—Mafunha,
áNO IV
ZD©1 X-iilore
VHEGios—Madrid trim., 2 ptas. Provincias,
Ídem, 2,50 id«Extranjero, año, 12 id. Ultranií.r,
Ídem, 2Ü Id.—Número suelto corriente, 10 cents.'de
peseta. ídem id. atrssado. 25 id A los vendadoros,
6 rs. la mano. El pago se tiací por trlrcestroít adelantadcs, on letras 6 sellos.
L« redacción darS cnanta de toda obra de qu«
reciba dos eieiOipiares Nodsvuelve los manuMcritos. No responde de los artículos armados.
No kdmith anuncios de pago.
A.ámitisiracion: calle de la Mudern, número 61, pisa BíKindo.
!E!eiisaj:3:ile3:i.to-
MADRID
Jueves 28 de Kiiero de 1886
R.ecta.«tcre!i. 11
)emóülo.
El palsaao que labTa, Ut mnjer 4MS
arreg la sm casa, si maglafraUo qtie de«smpa la BUS funtiionea, el obtsro que
traíma, hacen una obra tan santa como
ei monje qae ora y ayuna.—Liuero.
DeSvle IfeIndia hasta la Francia el sol
no vé mka que una familia inm<?ns«
que debía regiré» por las leyes dsl
«iiioi Mortales, todos sois hsrmanoE
Vúltav i.
Hf.1 el bien por el bien. No emplees
jamas la buiB^nidad como uu simple
uieilio... KíspéiAla como un fln—íCo«<.
El hombre d sbe realizar bajo Dios 1«
armonía de la Naturateza y el Espirita
eu forma de v rfuntad racional j per •!
puro bien.-AroiMtí,
Que la Varóad 08t«Bta todos sus esplendores «n la tierra; que le desplo»
•tes leo temí los y c a i g ^ heckos polvo ¡os tronos, y se soterren bajo el ranero los ador&iior«8 del vetlociBo da or«
8i M iuteruo Jen sn su eamino. iPaso.
paso & la Verdad divina!—Ki Rmiritu
itíngla.
A los correspousales que envieu.»! importe por
meses adelantados en IBIÍ-QS i sello», seles servir&n
los pedidos que b;>gan, .«.ianipra que Sfsn de 10números et¡ adelanto, rt-indoles de franancla cuatro
céntimos un cada eiAmiilar. Kl precio en venta de
cads uúüíier". cora df 10 céofimoa.
NuM. IGl
NÚMERO EXTRAORDINARIO
TRIUNFO DE LA CONCORDIA REPUBLICANA
Esliorttci&B
Tocamos ya, amig-os nuestro?, casi á la
cumbre. Falta solo ua pequeño empuje. El
espíritu de concordia de Jos republicanos
españoles es unánime. Si no se ha hecho
en todas partes la coalición, es porque ha ÍHItado quien tome la iniciativa. Hay que salir
de esa apatía. Es preciso que se inspiren todos en los ejemplos que ofrecemos en este
número. Hay que demostrar con hechos la
concordia.
Dentro de breves días van k realizarse en
toda España manifestaciones republicanas.
Váse á celebrar la mpmorable fecha en que
la patria fué por VPZ primera soberana de
sus destinos. Por todas partes se anuncian la
celebraí'ion de banquetes republicanos para
ei dia 11 de Febrero.
Es indispensable aprovechar ese monfento
para ofrecernos al país compactamente unidos bajo la enseña de la República. Es preciso además qne no se evHporen como las
espumas del Champagne que hierva en las
copes, las palabras y los sentimientos. Hay '
que hacer algo práctico y positivo. A este •
efecto os lecomendhmos la conducta de í
nuestros fimigos de Linares.
f
Nos haliami^s en circuu.itancifis muy se- \
mejantes á las del 11 de Febrero de 1872.
Entonces había en España un rey extranjero. Su aboierpo liberal Je hacia simpático á
paríe del paiV. Pertenecía á una de las casas
reirfintf s más gloricsss de Europa. Además
era fuerte, per fu Sfxoy por su edad. Siu
embargo, abdicó voluLtariemente la corona.
¿Por qué? Porque la opinión del país era resueltamente republicbna. Tor<-er Ja volunt&d
de un pueblo, es materia imposible; méuos
si ese pueblo es el espiiñol. -feerem^s ignorantes, estaremos atrasados, tendremcs mil
vicios, pero la energía de voluntad, no hay
quien nos la dispute. 0»teiittmos, pues, c«a
voluntad, que vibre al exterior por medio de
manifestaciones unánim* s, y no habrá quien
reifista nuestro ímp' tu. Pues qué ¿no hemos
lirado por tierra á los conservadores? ¿No
han huido de nosotros temerosos, aprovechando el primer accidente para justificar
su retirada.
Y bien. ¿A qué debirr.cs el triunf» el año
1871? A iiuestia uni(n. Les mismos jefes
que hay actualmente ros condujeron á la
victoria. ¿Cuándo cayó la Repübüca? Cusndo faltó esa unión. Luego el mantenernos
desunidos EOS iicspscila para sostínernoí;
luego pura triunfar y írttentrncG soloneceflitamos la usion.
¿Quién será pues el letponsable de que r o
triunfemcs? Qhif n se riegue k la concordia;
quien se of tnga k k c» alicion. Es preciso no
incunir en esta refpcnsLbili.^ad.
Aprovfchfmcs its lénqneíts del dia 11
paia imponer la ccp.licion. Dígas^e por todas
paites como en Linaieb: «Esiamos unidos y
queremos que T?osotios, russtros jefes, lo estéis. Tenéis nuestros poderes para que nos
mandéis y dirijáis.» ¿Cómo p< drán rehusar
el voto de todo un pueble? ¡Qué hermoso esectéculo si un mismo dia, a u n a ' m i s m a
ora, comunica el telégrafo á todos los jefes
el mismo deseo, la misma aspiración de toda
la familia republicana española! ¡Qué efecto
para nuestroa adversarios, j a llenos de teirorl ¿No equivaldría á una proclamación
pacifica de la República?
¡Que hay indisciplina en ti (mpleo de este
procedimiento! ¿Indi-^^cinlina en expresarla
V. 11 ^°'""**d ^^ lo3 ciúdaddüo. ? ¿A dónde
na llegado la corrupción traída por los monárquicos que ya se llama inJisciplina á tener una voluntad propia, bien que esta sea
tan generoía, tan loable, tan saúia como la
de comulgar entre sí los que tienen comunidad de ideas?
¿Y rehusarán representar ¡a opinión de
los republicanos, aquellos que van á pedirles
dentro de poco sus votos? Para trabajar en
común con los monárquicos en la confec clon de las leyes sí aceptarán el poder de loa
republicanos ¿y no lo aceptaráu para traer la
Eepúbiica?
Es imposible, de todo punto imposible, que
se nieguen los jefes k aceptar el msBdato si
el país republicano entero se lo confiere. Y
si hay alguno de ellos que se siegue, por lo
menos tendrá que exponer las razone.»* eu
que funde el desaire que hace á la opinión,
cosa en verdad difícil sino iraposibie. Obrando en la mayoría de los iiaeblosrepubiicanos
como en Linares, la coaücinn estará pues
hecha, y los jefes misinos, que cada instante
se aproximan mes, bendecirán esa loable imposición, sobre la suya, de la voluntad de todo un p u t b o .
De vosotros depende pues, queridos amigos, que obtengamos un triunfo rápido y
luidoso.
Que el dia 11 de Febrero¡ con el orden,
con la concordia, con la unanimidad, con eí
entusiasmo que hubo en Linares la noche
del 13, con la viril energía, además, del que
«st& poseído de su derecho, anunciéis á Es-
Í
paña y á Europa que estáis unidos para consolidar la libertad, y que delegáis vuestros
poderes para que os dirijan rápidamente al
triunfo ios que querei'i qne os dirijan también
desoues del dia del triunfo.
Hacedlo, amigo^-i, hacedlo. Qne sea tan memorable el 11 de Febrero de 1886, como el de
1872.
¡Es la hora!
Una voz autorizada se ha levantado en el ¡
campo repubiicíno: U voz severa y grave de ]
D. Francisco Pi Margall.
Por la prim,era vez, después de algunos
años, ha sonado esiá VOÜ; como una música
halagadora en nuestros oidos, y como no
necesitamos deponer ningún mal sentimiento, pues jamás celos f-.bsurdos, ni rencores
imposibles en uiestra alma, han turbada el
respeto y la admiración que «i señor Pi Margall nos ha merecido siempre, nos apresurames á batir nt\estja8 manos en un ap'auso
entusiasta hécia el mkn ilustre representante \
en España de la democracia federa!, partido .
glorioso á que con enérgica voluntad y apa- i
síonado corszon pertenecemos de por vida, i
Y es que por vez primera, después de al- •
gunos afioíí, el Sr. Pi, en ei^ manifiesto que, I
como presidente del Consejo federal dirige á í
sus correligionariop, alzándose k las grfir¡de- j
zas del verdadero kombre de Estsdo y del i
político aleccionado en la dura escuela de ex- I
periencia, dejhando á un lado principios uto- j
picoso disertaciones extemporáneas,.habla '
el sencillo y enérgico lenguaje de la verdad i
y del amor.
|
La República, en el elocuentemente sobrio
manifiesto del Sr. Pi IV'argal!, no es va una ,
secta política, ni una escuela filosófica, ni I
un partido, ni una fracción: es, lo q-e la >
viva reaUí.ad declar», es una gran necesidad '
píitriótica. que sólo puede alcgnzarse por el ;
e^fuerzo ascciado. en leal y sincera coali- f
cien, de todos los qne del amor á la patria I
hacemos nuestro amor supremo, y de scndir ?
en Ri socíTro, al verla cual hoy tan abatida ;
y en peligro, nuestra primera é ineludible ¡
obligación.
i
A tal punto esta necesidad se impone al ;
claro talento del Sr. Pi, que exclama: «Exen- í
tos de íimbicion y de celo?, estamos dispues- {
tos á todo lo que pueda acelerar el adverii- \
m.iento de ]» Repúbiica.» Y de tal manera la !
coalición se le muestra indispensable, one \
honradamente declara: «entendemos que no
cabe acf lerarlo sin ej concurso de los repnblicí<uos todos.»
Rpcojemos ccn la mAs viva alegría e:-,tm
manifestaciones rolemnes de un hombre, á
quien noí^otros mismos, con honrada franqaeza, hemos censurado sus hosquedades de
otros (üíi!-' hacia la concordia republicara,
qne de tanto tiempo venimos nersignienio; \
declaraciones quejnntan, al mérito innpírable
y á la indisputable autoridad del Sr. Pí, abnegaciones y facilidades de esta preclara
personalidad, á que nos tiene ñoco acostumbrados. Para todo ofrece eISr. Pi su concurso;
hasta para !a obra de una República conservadora, de que como h nosotros le apartan
sus giif tos y loa precedentes de una vida inmaculada.
Y al recojerlas entre aplausos, nos permitimos ofrecerlfis á la consideración detenida
de otro hombre ilu.'-trísimo, que, después de
haber sabido hacérsenos admirar como adversario, nos ha obligado á una admiración
más grande todavia como correligionario,
y, queríamos también peder decir, como
amigo; se ln<i ofrecemos al Sr. Ruiz Zorrilla,
corazón de acero, alma digna do los mejores tiempos de Roma, carácter varonil y
perseverante, excepción consoladora en los
ruines tiempos actuales, que ha sabido vin calar á su nombre las esperanzas más ciertas de la p"óxima revolución republicana.
¡Sí! Medite en estas declaraciones del señor Pí el gran perseguidor del ideal práctico
revolucionario, Mbdite sin prevenciones , y
su gran pajriotismo le advertirá la oportunidad preciosísima de alcanzar en pocas horas
el objetivo de tantos unos de rudos v admirables trrtbijos, que serán, cuando "conocidos, título al fervoroso amor del pueblo, por
cuya emancipación se desvela. Medite, y
observará, que, la coalición á qne ahora se
brinda el_ 8r. Pi MtirgaH, no cayendo en el
error antiguo de juzgar el amor contrstable deau'-^ di estrechos limites, es aquella
anheliídi conjunción de los dos grandes partidos republicanos, el progresisra y el feleral, que siempre se consideró indispensable
para k obra común de la Revolución y la
República.
Nosotros no podemos ser sospechosos ni
pa.m el 3r. Z'irrilk, ni para el Sr. Pi Margall;
ni para,' los progn'sístas, ni para los fedeiftlea,
en est? punto concreto de la revolución. Desde hace cinco año?, de acuerdo con el inolvidable Figueras, alaamoa la bandeii de lá
•H
coalición republicana, á la par que nos permitimos rechazar doctrinas del Sr. Pí, que
consiieramos extrañas al federali.smo práctico y al éxito de la obra revolucionaria. Ea
estos cinco años siempre hemos vivido en
amistcso trato, en quelealmentecontinunremos, con el honrado y digno partido progresista, trato que nos ha persuadido de FUS
grandes virtudes políticas y de su grande
arraigo en la opinión. En este tiempo también, desde la fracción federal en que nos
han retenido nuestras convicciones y nuestro honor, no hemos cesado, despreciando
malévolas suposiciones, de destruir en otros
federales los recelos y desvíos , si explicables sumamente injustos, hacia los progresistas. Nuestro trabajo, m-^jor todavia. el
trabsjo del tiempo y de la razón, no ha sido
perdido en uno de les campos que era preciso labiar. Prueba cadente de ello la patriótica y dignísima actitud en que el Sr. Pí
MarsTall se coloca en su último manifiesto.
¿Es de esperar que delcamrio progresista vengan á última hora las diftmiltades?
No nos permitiremos semejante suposición. Las pruebas irrecustibles que del sincero amor del Sr. Ruiz Zorrilla á !a revolución
tenemos, que constan ante el público de
Europa entera; ia gran ppKpicacia política
de que le consideramos dotado; susaitas cualidades de hombre rte Estado, que solo sus
torpes enemigos pueden desconocer; y .?obre
todo, la armoLÍA de sus sentimientos c*n ios
sentimientos de su partido, que en todas las
provincias por la coalición se, ha pronunciado
con admirable uianimidad, no." vedan sospechsr íx.t.s dilEcitnos ^ !a realiza^iín clel voto público y S''!eD:".e de ¡OÜ vtjjiblicspüs de
España, que piden enérgicameüte acabf.D los
apartamientos insensalvs de IUB que, iiiridos,
han de salvar la patria de las ,<rrt;Ed'='s vergüpnzas que con ia monarquia la esperan.
Nos hal»f¡a por e) contrario la dulce esperanza de que, pr(>giesi£tas y federales, las
dos'grandes rué das del carro ee la revolución,
eu breve han de esrecharf e las manos, arrojando de ellas con burla ios alfileres con que
han venido hostigándí;e, jiam tomar valientemente 'as eí pacas que han deJiundirse
en el corazón del euf migo. Al frente de ello.^,
Ruiz Zonilia y Pí Margall, las dos grandes
figuras que de verdad reprrsentan la democracia conservadora y la democracia radical,
pi r reprcf-entar aquel mejor que nadie ios
ii-.tcresfE que buscan su amporo en la repúbliCH, y e^ta con mis vigor y antigüedad las
ideas que en la itpública buscan su satisfacción, ciebfu inmediatamente mostrarse asociados en el gi an trabajo de establecer Ifi
República en España.
á. ello les inviíamos con igual respetuoso
cariño, seguros ae que les excitamos á cosa
que ha de ceder eu horjra y gloria de los dos,
y en bien de la patria. Que el calor de un
sentimiirnto grande y generoso, derrita la
nieve qua en sos ctrEZones hayan podido
arroj'ir los larguri años de desvio.'i y loa torpes manejos de los intrigantes, y Ja coalición,
que ea un amor, y como amor cae por fuera
de todo convencionalismo, sera un hecho,
heraldo de lo que todos anhelamos. Su unicu
f^incera baria converger íueizas ttn grandes,
que cediendo á la i.í-tural atracción otras que
entonces aparecerían en su verdadera ridicula exigüidad, correrían á confundirse eu
ellas, consiguiendo en cinco días um acto,
lo que no han podido conseguir eu cinco
año.'i las palabras. •
¿Seremos ana vez mésdesntendidoft?—laiposible,—No es un hombre el que pide: es la
patria, por boca de sus dos más fur-rtes y gloriosos partidos.
RAMÓN CHIKS.
iConcordia, concordia!
Es el grito universal entre I», faaiilia republicana españ-'-la.
EQ Andftlncia, Extremadura, Asturias,
Castilla, Cataluña, en todca partes no se
oyen sino votos de concordia, que recoge y
propaga la prensa.
Ya no hay quien detenga el movimiento.
Nosotros hemos dado á conocer en nuestras coluainas muchas d-, esas manifestaciones de la opiíiiOD. El iector tiene conocimiento de !a fc-rmacióii d" varios comité-;
de .'oalicion rn püb'auiones «le i-.egundo orden. Ku Asturias, donde ya ;• ataba I;i coaliciou CH.-:i hecha, ha tenido lugar un meeiiiiff,
donde los republicanos de todos matices,
esto es, la x\2»türia9 republicana, han expresado su unánime voto por la 0:Tr.on de fuerzas
cotiira. el enemigo COIUÍÍH- En Linares ha
acueci'lü lo i:n;smu. En Exiieinadura se citá
pensando en llevar las cosi-is más allá, en
organizar los republicanos de toda la provincia de Badajoz, no en comités separados,
sino en comités de coalición.
lia Sevilla, se reunieron ya espontánea-
mente republicanos de diferentes fracciones, y tomaron el acuerdo de coaligarse. Y
aunque no abrazase la coalíSion A todos los
republicanos de aquella locslidad, el espíritu de la opiuiou alli, reflejado por la
prensa, es de llegar pronto á ana coalición
general. La prenencía eu Sevilla del respetabk3 patricio D. Laureano Figuerola, ha contribaido á fomentar aquel espíritu. La reunión del domirígo úilimo, de que daremos
cuenta en el número próximo, lo atestigua.
El anciano y respetable progresista, representante de las opiniones de D. Manuel
Ruiz Zorrilla, ha pronunciado allí uo discurso «kl una reunión íntima.
Hé aquí lo que expui-o, entre otras cosas,
según leemos en nuestro querido colega M
Fígaro de aquella ciudad:
«Demostró que el partido progresista-democrático no era revolucionario por sistema,
y que solo acudía á medios extremos cuando
se cerraban las vias legales. Que nadie ros
aventajaba á evoSucionistas, por que con decir que éramos hijos del progreso, y esta palabra tiene carKCter indefinido, claro se está,
que no hay nada quí <entrarle nuestro noble prepósito de teforno s y de revoluciona
ra^.onadns y j listificadas.
»M(.'!-tróse partidario decidido de la cpalicion republicana en sus varios elementos,
dedicando frasea elocuentes y entusiastas á
los diversos jefes de ios partid» s para demostrErcuán necesaria estimaba la unión,
sin ce-nfosion de principios por supuesto, y
cuan feceiíHdos eslimaba K.-s trabajos del tercor disiíitü de Stviüa, pues que parecía se
nuestra conciencia, respetamos príjfundamente á todaa y cada una de las grandes
figuras del partido republicano, creemos que
los actuales momentos sólo son á propósito
para defender lo que de común y de consustancial hay en el credo político de todas las
fracciones.
»Por eso nuestro periódico repite á todos
los republicanos, cualquier a que sea la fracción en que militen, que nuestra pequeña
valía está á disposición de todos los que se
inspiren en el ideal republicano y recontzcan la necesidad de la coalición entre todos
los elementos del partido.
^Hagamos la coalición en nuestra provincia; no; rectifiquemos; la coalición está hecha. Demos público testimo nío de eso, que
es un hecho para todos los buenos republicanos.»
La prensa republicana de Madrid, ya dej fiende ardorosamente la coalición, ya la apoya implícitamente, ya, al menos, no se atreve
á comDatirla. Por todo se va notando el peso
' de la opinión general.
j
Bl Moiin excita á los distritos de Madrid
| á coaligars'í, y combate á cuantos elementos
. cree que son un obstáculo á la concr rdia.
í La República defiende diariamente la coali; ción, .ff/Pro^í*eío, representante del partido
; que se presta en todas k s localidades á la
j coalición con cualquiera de las frsccion s
i que la acepten, sí discute con La República
eu este punto es solo en lo relativo á una
; fórmula particiilar de ce alicion; pero está
i animado del espíritu general de su partido y
j de sus jefes, fíl Liberal recibe en sus colum; uts cuu fttnxlpo liíttfnivoeasfle«grudo etwQo
i n s p i r a b a f-ri üí'tcv át- .2r.n,;-oi-cliíi r c u U z a d o a ; to tiende á mostrar la unión de la gran fapor el mitmo en un dia oual el de la muerte i milia republicana, según acaba de hacer rae
de D. Alfonso de Rcibon, en que los aconte- \ cientemente con el notabilísimo manifiesto
ciniienlcs podían decidir de la suerte de la ! del Sr. Pí, precisamente en el número inserpiitria.
! taba 1» certa autorizada por el ilustre deste»Cont(st!indo á un ruego del Sr. Lara, dijo '•, rrado D. Manuel Ruiz Zorrilla. Poco antes
que la jun'H directiva del partido reconocía había irsertado entre alabanzas la peroraCurao biie!;os y legítimos trahujos de la de- ; ción del insigne fil6s( fo Salmerón. Solo caniücraci» los qre partiesen de lacircunferen- ' li» El Liberal sobre aquellos puntos que excia al centro, y tiiui algunas capitales y al- citan división y enconos dentro de la famigunos pueblos habían mandado actas de coa- ' lia republicana. El Globo que era quien con
lición celebrada con Jos demás psrüdos repu- más frialdad torbaba el asunto, trae ayer
biicanos, citando el comité del distrito del ; imjliesíones muy favorables al concierto
liospiíal de Madrid, y otros que habían pro- • general.
cedido de igual maners.
«
Y por ventura ¿somos solos los republica«Af-robó el Sr. Figuerola la marcha politi- | nos Jos que efcíamos como pendientes de las
cíi seguida por el coiiiié del tercer di«trito, ; peripecias de este movimiento salvador? No,
eslimó su unión y disc'pliiia y exciió ¿ su es e! país entero.
presidente el Sr. Lara para que de acuerdo
Hoy no se habla, no se escribe de otra «o con las pers'jT.aa ejue también representaban \ sa que de la actitud de les jefes del republial partido en esta capital, signiwau adelan- ' canitmo y del movimiento de concentración
tando en la gran obra de unión y concordia | de fuerzas lepublícanas. Y es que todo el
de todos los republicanos.»
muncfo presiente que tras esta concordia de
Ea Granadü se ha hecho 'a coalición entre \ la familia republicana vendrá otra definititodas las fracciones.
j va de toda la familia española. Por malicia
Este deseo ardiente ha llegado en Jaén al | que tergan los monárquicos, no es posible
punto, i eg-un saben nuestros lectores, de i que no se venzan al cabo ante tanta abn»conminar á los jefes con desconocer su auto- i gacion y jatriotismo como resalta en Iss
ridad si se niegan á aceptar ¡a coalición.
i mariífestaciones diarias de los jefe s republiConocidos son los trabajos llevados á cabo i canos. EliOí, representantes de un partido
en Valladoliri, corazón de Cai^tílía, sobre la I declarado ilegal durante largos años, dicen,
coalición. Ahora prepara un banquete para \ de común acuerdo, que no quieren una reel 11 de Febiero, que será seguramente un i pública de partido sino una república naacontecimiento; en cuyo banquete se abraza- | cional.
rán defiuitivamejite cuantos iudivíduos for- •
ainigos, haceos cargo de
man parte allí de la gran familia repuolicana. j lo Correligionsrios,
que representa para el paíií la concordia
En Palenciü sucederá en breve otro tanto; i repablicana. Es imposib'e, siu du'^a, detequizá el mi.>mo dia.
1 ner la corriente que desborda; quien se
Héaquí lo que leemo.'i en El Progreso de i oponga será arrollado. No cabe sino coaliCastilla', diario de aquella capital: '
i gartíe ó dejar de ser republicanos. Los que
«Ultímese la coaliclo-i rcpablicana ai ya no , s'íftu republicanos, los que quieran la salva¡o está, proc'iiandy hacerla ostensible con ción de ia patria, es preciso que pongan toun acto público; un, banquete por ejemplo. dos sus empeños y todas sus actividades en
Utilícese el período electoral para hacer pro- acelerar la concentración de fuerzas. Que
paganda en el distrito con la perseverancia y desde el Pirineo al Estrecho, y desde el cabo
Fmisterre «1 de Gata, no se oiga hoy enel entusiasmo que el p.'írtido republicano sa- de
tre
familia republicana, y mañana
be p'iner ea su-s emijre:-a9 cuando quiere. entrelalagran
grar? familia española entera, dueña
De.sígriese mi candidato, que le hay, popular y señora de sus destinos, sino la hermo«a
en el distrito y cuyas excelentes dores perso- voz conque llama la Campana de Schiller
nales reconocen hasta sus mismos adversa- al género humano, que no se oiga sino la
rios» y deracatremos lini vez más que los re- voz de: ¡concordia, concordia!
nublí<^anos de Paleu-;ia vepredenlauuna fuerza política respetable.»
En Zaragoza, en Sevilla, en Huelva, en
Murcia, eu otras muchas provincias hay periódicos que no se titulan órganos de tal ó
cual fracción, sino solamente republicanos.
Eí'. en balde que á las fuerzas nio^vas representadas por MIS órg.inos se las quiera filiar
en laa fracciones en que se divirtió el antiguo partido rwpubücauo, esas f.'-aeciones no
responden á las necesididea nuevas, vendrán ,';in áuda ctrew ¡noide;! ix rce.Titdnzar los
antiguos y entonces será ojasipn ds que
cada cuñl "torite .su partido. Así lo entií^nden
esos periódi''0s.
La actííi^d actual de es'-'s nuevas f'ierzas
está perf-^c;tameüte sintetizada en estos párrafos que tomamos de un colega de Murcia:
«Hem-'S de repetir una vez más, que nuestra niodesta pnblic^icion no PS federal, no ea
zorrillistíi, no es nosibilisía, es sencillamente republicana. Nosotros que individuaímente, que en el periódico, como en el fondo de
El maniñesto de Fi
El profundo pensador, y dialéctico incomparable, Sr. Pí, ha escrito una circular
dirigida á sus correligionarios, los republicanos que pertenecen al partido federal pactiata. Es un documento notabilisimc^ por su
torma y por su fondo.
Después de publicado ese documento, no
hay üerecho en nadie para acusar á los partidos republicanos de perturbadores. Se trata
del jefe de la extrema izquierda ¡ie ia República, y ese jefe dice con energía que sera ei
sosten más firme de la legalidad que el paía
se dé por su propia voluntad. ¿En qué parte
de Europa, se ha visto jamás á los revolucionarios hacer estas categóricas declaraciones?
Sobre ello, resplandece en el documento
un espíritu tal de concordia y tolerancia,
que parece que España no es ya España, que
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