Fecha: Agosto de 2015 Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional. ¿Más centralización de la actividad cultural? El pasado 2 de junio de 2015 se instaló en la Asamblea Nacional (AN), la Mesa Técnica para discutir el proyecto de reforma de la Ley de Cinematografía Nacional (en lo adelante “el proyecto” o “ley de cine”), presidida por el diputado Cristóbal Jiménez, Presidente de la Comisión de Cultura y Recreación de la AN. Con la reforma a la ley de cine se pretenden modificar una serie de artículos que implican el aumento cuantitativo en las diferentes contribuciones especiales ya existentes, así como de las multas por incumplimiento de lo allí establecido, el aumento cualitativo en las obligaciones y cargas que deben soportar los actores económicos dedicados a la cinematografía y, en general, el aumento en términos de fiscalización, control e intervención del Estado en esta actividad económica. Juan Carlos Lossada, Presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) justifica la reforma en estos términos: “Queremos que el cine nacional llegue cada vez más lejos. Que haya mayores mecanismos de protección para todos, que se diferencie de la mercadería, que se territorialice a los 24 estados del país, que haya una diversidad cultural, una oferta plural, películas de cualquier parte del planeta y no un dominio de 80% de cintas provenientes de un solo lugar”. Lo que se constató al elaborar este análisis costo beneficios es que dicha reforma busca realizar una intensa intervención estatal en el sector económico de la cinematografía realizando imposiciones arbitrarias y exigencias desproporcionadas, que lejos de fomentar el cine y procurar que cada vez más ciudadanos disfruten según sus preferencias de este medio de encuentro cultural, lo que generará en el corto y mediano plazo es que la industria se vea mermada y que los actores económicos en este sector se vean obligados a trabajar a pérdida o a liquidar los negocios que se harían cada vez menos rentables. En efecto, de sancionarse la reforma de la ley de cine, en los términos propuestos, lejos de fomentarse esta actividad, con la apertura de más y mejores salas, y lograrse que cada vez sean más los usuarios de cine y que la población se interese en hacerse partícipe de esta oferta cultural, lo que se generará es una intervención coactiva y desmesurada por parte del Estado en dicha actividad, que afectará tanto a los propietarios, como a los distribuidores y en definitiva a los usuarios. Por ello, en el Observatorio Económico Legislativo de CEDICE consideramos según lo expuesto en este análisis que los costos que generará la reforma a la ley de cine son mucho mayores que sus beneficios, dado que estos últimos existen solo en apariencia y lo que se logrará es darle privilegios a algunos actores nacionales dedicados a la actividad, y más poder a organismos del Gobierno nacional para que controlen esta actividad, lo que permitirá que unos y otros se aprovechen “lícitamente” de los frutos económicos que generen los particulares al imponer contribuciones especiales que son a todas luces desproporcionadas. De allí que el llamado sea a que la ciudadanía en general, y en especial a los usuarios del cine, a sus propietarios y las personas que trabajan en esta área, que se pregunten si la planificación y el control de esta actividad, en lugar de medidas de fomento que permitan la libre competencia en ella, son necesarios y traerán verdaderos beneficios. RESUMEN EJECUTIVO RESUMEN EJECUTIVO El 2 de junio de 2015, se instaló en la Asamblea Nacional (AN), la Mesa Técnica para discutir el proyecto de reforma de la Ley de Cinematografía Nacional (en lo adelante “el proyecto” o “ley de cine”), presidida por el diputado Cristóbal Jiménez, Presidente de la Comisión de Cultura y Recreación de la AN. Con la reforma a la ley de cine se pretenden modificar una serie de artículos que implican el aumento cuantitativo en las diferentes contribuciones especiales ya existentes, así como de las multas por incumplimiento de lo allí establecido, el aumento cualitativo en las obligaciones y cargas que deben soportar los actores económicos dedicados a la cinematografía y en general el aumento en términos de fiscalización, control e intervención del Estado en esta actividad económica. ¿Qué razones impulsaron la reforma de la ley de cine? En el artículo 1 del proyecto se indica que el objeto de la ley es el “…fomento, difusión y protección de la cinematografía venezolana como expresión cultural de la Nación…” en este artículo se dispone que la cinematografía venezolana debe ser expresión cultural de la Nación, lo que no se contemplaba anteriormente y que podría suscitar interrogantes como las siguientes: ¿Quién decide lo que es “expresión cultural de la Nación”?, ¿el material cinematográfico que no se catalogue como “expresión cultural de la Nación” no se considerará como cinematografía venezolana protegida a la luz de esta ley?, ¿lo que se produzca a nivel cinematográfico en Venezuela debe cumplir unas pautas que se identifiquen con “la Nación”?; estas y otras interrogantes pueden surgir, cuando se impone que la cinematografía producida en el país deba ser expresión cultural de la Nación. Además de lo que se encuentra en este y otros artículos del proyecto existen varias razones que dan lugar a la reforma de la ley de cine y que han sido expresadas por representantes de la Asociación Civil “Gran Cine”, por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y por otros sujetos que participan de esta actividad económica, así como Diputados involucrados en la discusión del proyecto. En este sentido, el diputado Cristóbal Jiménez indicó que “los cambios intentan armonizar y actualizar al gremio, que en vez del rugido del león de la Metro Goldwyn Mayer tiene que salir una introducción de un caballo blanco patrio…” (Ver http:// bit.ly/1Q8cxOi). Por su parte Juan Carlos Lossada, Presidente de la CNAC indicó que: “Queremos que el cine nacional llegue cada vez más lejos. Que haya mayores mecanismos de protección para todos, que se diferencie de la mercadería, que se territorialice a los 24 estados del país, que haya una diversidad cultural, una oferta plural, películas de cualquier parte del planeta y no un dominio de 80% de cintas provenientes de un solo lugar”, esto último de “un solo lugar” hace referencia a la industria de cine de Estados Unidos, Hollywood (ver http://bit.ly/1Q8cxOi). Bernardo Rotundo, Presidente de la A.C. Gran Cine, justificó la reforma de la ley de cine indicando que “La idea es que ninguna cultura se imponga sobre otra. Hay películas que llegaron a abarcar más de 40% del total de las salas. Eso es una concentración vertiginosa que va en contra del cine diverso. No es algo nuevo, en Brasil se está proponiendo que sea 25%. No nos interesa que los circuitos quiebren, pero debemos hacer un esfuerzo para la sana competencia, impulsar hábitos en la audiencia, que el público se acostumbre a tener opciones distintas a Hollywood” (ver http:// bit.ly/1LZJp8X). Carlos Azpúrua, cineasta y comisionado para trabajar en la reforma de la ley de cine, planteó su justificación en los siguientes términos “Ellos (refiriéndose a CINEX y Cines Unidos) saben que tenemos las condiciones para lograr la democratización de las pantallas, crear condiciones para que se diversifique y, sobre todo, que ellos sean penalizados. Estos señores siguen violando la ley. Diría que son enemigos del cine venezolano y diverso, porque en definitiva prefieren pagar las multas antes que cumplir… es el momento de que el estado asuma con gran responsabilidad lo que debe ser la democratización de la pantalla, para que esta gente cumpla la ley por la vía de la penalización, siendo esta la única forma de lograr que la respeten…” (ver http://bit.ly/1hfMB3Z). Como se observa, las opiniones de quienes apoyan la modificación de la ley de cine, intentan convencer a los ciudadanos que dicha reforma fomentará y traerá mayores beneficios al cine venezolano (castigando a quienes son sus enemigos, entiéndase CINEX, Cines Unidos y Hollywood) y que generará, además, espacios que no existen para lo que ellos llaman el “cine diverso” que involucra la transmisión de cine realizado en cualquier parte del mundo y el cine realizado no por grandes industrias sino por independientes. A pesar de ello hay opiniones encontradas como las de Sergio Monsalve crítico de cine quien indicó que “Me resulta que es una reforma de ley enfocada en lo punitivo, en poner sanciones. Hay artículos muy ambiguos. Luego, propone nuevos canales de exhibición que no sabemos cómo se van a estructurar” y José Pisano, representante de la Asociación de la Industria del Cine, quien destacó la importancia de las películas que provienen de Hollywood, en tanto que su recaudación genera grandes aportes al Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine (FONPROCINE) y terminó por señalar que se pueden hacer regulaciones a nivel legal pero “el que decide qué ver es el público” (ver http:// bit.ly/1LZJp8X). Además, lo que se constató al elaborar este análisis costo beneficios, es que dicha reforma busca realizar una intensa intervención del sector económico de la cinematografía realizando imposiciones arbitrarias y exigencias desproporcionadas, que lejos de fomentar el cine y procurar que cada vez más ciudadanos disfruten según sus preferencias de este medio de encuentro cultural, lo que generará en el corto y mediano plazo es que la industria se vea mermada y que los actores económicos en este sector se vean obligados a trabajar a pérdida o a liquidar los negocios que se harían cada vez menos rentables. Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional CONTEXTO Y CRITERIOS DE DISCUSIÓN DEL PROYECTO DE LEY DE CINE: CONTEXTOS Y CRITERIOS Fecha: Agosto de 2015 PRINCIPALES ASPECTOS DEL PROYECTO: El proyecto de reforma de la ley de cine contempla la modificación de 30 artículos, la supresión de 3 artículos y la inclusión de un artículo nuevo; siendo los aspectos más relevantes los siguientes: Obligaciones: la cinematografía venezolana debe ser expresión cultural de la Nación (art. 1); todo el que se dedique a esta actividad deberá cumplir con los objetivos dispuestos en materia de interculturalidad tanto en la Constitución como en la Ley Orgánica de Cultura (art. 3); brindar espacios a la cinematografía nacional por cualquier medio que empleen para su promoción y notificar a la CNAC 5 días antes de la exhibición de películas nacionales (art. 27); el 100% de las copias de las obras cinematográficas a ser distribuidas y exhibidas debe realizarse en el país (art. 29); se establece una cuota anual de 12 semanas de exhibición para las obras venezolanas, toda obra venezolana tendrá garantizado su estreno y al menos 2 semanas de exhibición y las obras declaradas de interés cultural por el CNAC tendrán garantizado su estreno y al menos una semana de exhibición; ninguna obra cinematográfica puede ocupar más del 20% del total de las salas a nivel nacional; la rotación de las obras a nivel nacional debe ser aprobado por el CNAC; (art. 30); los distribuidores anualmente deben distribuir un mínimo de 30% de material venezolano (art. 31); los exhibidores deben llevar un control diario de sus actividades y reportarlo al CNAC, como por ejemplo cantidad de boletos vendidos (art. 35); los exhibidores deberán pagar una contribución especial mensual, que para el 2018 será del 12%, del valor de cada boleto (art. 50); las empresas prestadoras de servicio de televisión de señal abierta deberán pagar una contribución especial anual que va del 0 al 3% sobre la base de sus ingresos brutos obtenidos por espacios publicitarios (art. 51); las empresas que presten servicio de televisión por suscripción deberán pagar una contribución especial trimestral calculada sobre la base de su facturación mensual (art. 52); los distribuidores deberán pagar una contribución especial anual del 10%, calculada sobre la base de la renta obtenida por dicha actividad (art. 53); los arrendadores o vendedores de películas deberán pagar una contribución especial mensual del 10%, calculada sobre la base de su facturación en dicho período (art. 54); las personas que realicen producción, servicios técnicos o tecnológicos, logísticos o de cualquier naturaleza para la realización de obras cinematográficas deberán pagar una contribución especial trimestral del 2%, calculada sobre la base de sus ingresos brutos (art. 56) Cabe destacar que todas las contribuciones especiales serán destinadas y administradas por el Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine (FONPROCINE). Intervención: el proyecto amplía el ámbito de actividades reguladas por la ley (art. 2); se da potestad normativa al Comité Ejecutivo de la CNAC para que dicte las normas operativas y técnicas aplicables a las diferentes actividades dentro del sector cinematográfico (art. 11); el CNAC tendrá poderes de supervisión del cumplimiento de las obligaciones para proteger el cine nacional y se crea la Mesa Técnica Permanente de Distribución y Exhibición Cinematográfica (art. 28); el CNAC debe ejecutar programas de respeto a la diversidad cultural y la “democratización de la pantalla” y programas que impulsen la distribución y exhibición de cine nacional y del cine extranjero certificado como de interés artístico y cultural (art. 17) Sanciones: por incumplir el art. 24 una multa de 200 UT y en caso de reincidencia un incremento del 100%. Por incumplir el art. 27 literales a, f y g multa de 300 a 600 UT, literal b de 800 a 1600 UT, literales c, d y e de 700 a 1400 UT. En todo caso la CNAC puede ordenar la clausura temporal de la sala (Art. 64). Por incumplimiento del art. 29 multa de 1500 a 3000 UT. Para el exhibidor, la sanción será de 1000 a 2000 UT por el incumplimiento del art. 30 y para el distribuidor la sanción será de 1500 a 3000 UT por incumplimiento del art. 31. El incumplimiento del art. 35 conlleva una sanción de 150 UT por cada día de retraso en el reporte diario que debe hacer a la CNAC. Valga señalar que en la ley vigente se dispone que la interposición de los recursos jurisdiccionales suspende los efectos de los actos administrativos que agotan el procedimiento sancionatorio; lo cual quiere ser reformado para que dicha interposición no suspenda los efectos del acto (art. 71). Por último, el artículo 18 declara de interés público y social, y bajo la protección especial del Estado, a las organizaciones, los servicios y actividades de cultura cinematográfica. Todo bajo los “principios” de igualdad cultural y diálogo de las culturas. Esta declaratoria es peligrosa para la actividad privada cinematográfica, pues puede mal interpretarse como una cláusula abierta para tratar como “servicio público” (actividad estatizada) a la actividad cinematográfica en general. Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional Es de acotar, que todos los problemas suscitados con la discusión del proyecto de reforma de la ley de cine, conllevó a que CINEX y Cines Unidos (principales exhibidores de películas del país), salieran de la asociación “Gran Cine”, lo que provocó que Lossada anunciara, de manera sorprendente, que tomarían acciones legales en su contra, evaluando su situación a la luz de los dispuesto en el artículo 113 de la Constitución de la República (ver http://bit.ly/1eOpXOc). PRINCIPALES ASPECTOS Fecha: Agosto de 2015 Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional EFECTOS SOBRE LA PROPIEDAD: El proyecto de reforma de ley de cine, busca establecer un control aún más fuerte del que ya existe sobre todo el proceso de producción, distribución y exhibición de obras cinematográficas en el territorio nacional, que se añade al sinfín de controles que el Estado dispone para intervenir en la vida de los ciudadanos y en este caso para intervenir en la actividad económica de quienes se dedican al sector cinematográfico, los cuales, entre otras cosas, tendrían que sujetar su actividad a directrices determinadas por la Ley Orgánica de Cultura y ser expresión de la “Nación”, en vez de asumirse como una actividad privada de recreación y esparcimiento que no debe estar sujeta a imposiciones gubernamentales, sino sólo a satisfacer las preferencias de los consumidores. En palabras de Sergio Monsalve “… podemos catalogar el proyecto como la expresión de un panóptico cultural, en el que el Estado pretende arrogarse el derecho de verticalizar y centralizar todas las funciones de la industria audiovisual nacional… Los cambios pintan bellos en el papel. Por desgracia, no soportan un análisis serio. Le tejen una soga al cuello del cine nacional” (ver http:// bit.ly/1NhAahT). Como fue expuesto, el proyecto busca imponer una cantidad de obligaciones a distribuidores y exhibidores que afectan directamente su patrimonio al incrementar en cien por ciento (100%) o más las contribuciones monetarias que deben hacer; al modificar una serie de exenciones tributarias de las cuales ya no podrán gozar (por quedar eliminadas o por quedar sujetas al criterio del CNAC) y al establecer obligaciones que interfieren con el derecho que tiene toda persona de disponer libremente de sus bienes (sin dañar a otros), en tanto que, con la reforma se estaría obligando a los distribuidores y exhibidores a cumplir con imposiciones que en ningún modo evalúan las preferencias del público y mucho menos lo que más conviene económicamente a quienes se dedican a esta actividad; sino que arbitrariamente se generan obligaciones que con seguridad generarán pérdidas económicas, al limitar por ejemplo el número de salas en que pueda transmitirse una película, o imponer el número de semanas que deba transmitirse una película venezolana, o imponer el número de películas extranjeras que deben transmitirse y que son certificadas por el CNAC como de “relevancia cultural”; como si ese organismo supiera mejor que el usuario lo que este desea ver, pretendiendo sustituirse en su voluntad sin tomarlo en cuenta, pues no se establecen en el proyecto los mecanismos que usará el CNAC para evaluar la “relevancia” de una película. Actualmente, una determinada película ocupa más o menos salas de cine, y dura más o menos días en exhibición, atendiendo a lo que el público demanda; lo que más quieren ver las personas será lo más transmitido y lógicamente será lo que más ganancias genere; pero si no se evalúa lo que el público quiere se terminará por hacer una oferta cinematográfica poco atractiva y por la cual la gente no estará dispuesta a pagar, en consecuencia las personas terminarán alejándose de esta actividad de esparcimiento, generándose así no solo pérdidas a nivel económico sino sociocultural. Aunado a esto, otra de las obligaciones que podría generar una fuerte disminución en la oferta cinematográfica, que pondría en riesgo el patrimonio de distribuidores y exhibidores y que además afectaría el derecho de los usuarios del cine, es la imposición de realizar en el país la totalidad de las copias de las obras cinematográficas a ser distribuidas. Para explicar esta afirmación es necesario entender cómo funciona hoy en día el proceso de copiado: actualmente cuando un distribuidor trae una película, debe realizar las copias necesarias de esa película para que la misma sea repartida entre las diferentes salas de cine del país. Cada película, hoy en día, puede traerse al país copiada en un 80% siendo obligatorio hacer en el territorio nacional un mínimo de 20% del copiado. Dicha obligación garantiza que entren ingresos al país por dicha actividad pero del mismo modo garantiza a los distribuidores tener múltiples opciones de dónde realizar el copiado de las películas. Ahora bien, la propuesta de reforma de la ley de cine quiere imponer que el 100% del copiado se realice en Venezuela, lo que seguramente generará retrasos en el copiado en tanto que los laboratorios no se darán abasto, escasez de material para realizar las copias, disminución en la oferta cinematográfica, posible incremento en los costos para distribuidores y en consecuencia disminución en los ingresos a exhibidores y finalmente se verá afectado también el patrimonio de los usuarios, quienes indirectamente deberán asumir el impacto económico que se genere por dicha medida. Asimismo, es de señalar que también el proyecto contempla sanciones pecuniarias exageradamente elevadas, que podrían afectar de forma grave el patrimonio de distribuidores y exhibidores, pues al no cumplir con las desproporcionadas y arbitrarias obligaciones impuestas por la ley serían sancionados con multas que, en comparación con la ley vigente, sufrirían un incremento de hasta mil por ciento (1000%). Por todo lo dicho, queda en evidencia que de sancionarse la ley de cine, en los términos propuestos, lejos de fomentarse esta actividad, con la apertura de más y mejores salas, y lograrse que cada vez sean más los usuarios de cine y que la población se interese en hacerse partícipe de esta oferta cultural, lo que se generará es una intervención coactiva y desmesurada por parte del Estado en dicha actividad, que traerá consigo la merma en el patrimonio de los involucrados (directa o indirectamente) en esta actividad, afectando tanto a los propietarios, como a los distribuidores y a los usuarios. COSTOS - BENEFICIOS: Se quiere reformar la Ley de la Cinematografía Nacional para fomentar el cine nacional pero se pretende hacer a través de mecanismos que violan la libertad económica y los derechos de propiedad Como se ha venido planteando, quienes proponen reformar la ley de cine intentan justificar la propuesta argumentando que la COSTOS BENEFICIOS Fecha: Agosto de 2015 Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional Fecha: Agosto de 2015 Se apela a la falacia del bienestar común, cuando lo que se generaría con las disposiciones de la ley son privilegios para unos y discriminación para otros, pues se verían afectados los derechos patrimoniales de distribuidores y exhibidores quienes deberán correr con el financiamiento de personas que se dediquen a hacer cine venezolano, que por demás obtendrán sus ganancias sin invertir o reinvertir en ningún proyecto social; lo cual es una medida coactiva no justificada de disminución del patrimonio de los empresarios en este sector. Si con la ley se estuviera realmente buscando fomentar el cine venezolano, lo que deberían es establecerse mecanismos de exención de impuestos, mecanismos que incentiven la inversión a más personas en esta actividad, o la obligación por parte del gobierno de financiar obras que conlleven la apertura de más salas de cine, o el financiamiento de películas venezolanas, pero en ningún caso estos financiamientos pueden correr por cuenta de los particulares que no deben ser obligados a soportar esa carga económica, que no les genera beneficios y por el contrario les generaría pérdidas. Es aceptable y hasta deseable que los venezolanos y quienes toman decisiones se propongan desarrollar a pasos agigantados el cine nacional, pero esto debe hacerse planteando condiciones que permitan a quienes se dedican a esta actividad contar con recursos y oportunidades para competir libremente con otras industrias cinematográficas; en consecuencia debe ser inaceptable, por contrario a derecho y por conllevar grandes costos, que se pretenda incentivar el cine venezolano violando la libertad económica y los derechos de propiedad de quienes se encargan de ofrecer al público este tipo de entretenimiento. Debería resultar sencillo darse cuenta que mientras más se controle, haya más costos, más sanciones y más obligaciones de tipo operativo, menos eficiente se hace el desarrollo de esta o cualquier otra actividad económica, y lo que termina es por dañarse y hacer desmejorar un ámbito de la economía que funciona bien y que sin duda podría funcionar mejor si se implementaran verdaderos incentivos y no riesgos financieros. El proyecto de reforma de Ley de la Cinematografía Nacional busca darle cabida a lo que se conoce como “cine diverso” y “cine independiente”, pero no disponen mecanismos que hagan valer los derechos de los usuarios a recibir una oferta cinematográfica atractiva Como ya fue indicado, el proyecto de ley expone que se busca dar cabida al cine diverso, es decir, a aquel cine proveniente de cualquier parte del mundo y que represente a cualquier cultura; así como al cine independiente, que es aquel que no es realizado por grandes industrias cinematográficas. Esta propuesta desde el punto de vista de la oferta cinematográfica resultaría beneficiosa, en tanto que se ampliaría para los usuarios el abanico de posibilidades a la hora de elegir qué ver, pues se estaría ofreciendo tanto cine de grandes industrias como el cine de pequeñas industrias y asimismo se estaría dando la posibilidad a los consumidores de, a través de obras cinematográficas, acercarse, conocer y profundizar en otras culturas, diferentes a la venezolana o a las que por una u otra razón les son más cercanas o familiares. Planteado de esta manera, resultaría innegable que la propuesta presentada en el proyecto sería beneficiosa, sin embargo, el costo de la misma lo encontramos al estudiar todas las implicaciones que ello supondría. Y es que en toda la propuesta no se menciona una manera de saber lo que el público quiere, no se toma en cuenta qué es lo que el público desea consumir o qué es lo que el público prefiere ver, lo que resulta totalmente injusto en tanto que es el público el que paga y el que hace que la actividad cinematográfica tenga sentido y sea rentable. En el proyecto de ley se dispone que el cine diverso y cine independiente deben tener garantizados los espacios, es decir una determinada cantidad de salas de cine donde estas obras sean exhibidas, obras que la CNAC catalogue como de relevancia cultural, pero el mecanismo que encuentra la ley para darle espacios a este tipo de cine, es limitando la libertad que tienen los exhibidores de realizar la oferta cinematográfica, prohibiendo que una película sea exhibida en una determinada cantidad de salas de cine sin importar si esa película es la que tiene más demanda, es decir lo que la gente más desea ver no podrá transmitirse masivamente porque la ley lo prohíbe. Actualmente, los grandes estrenos mundiales son exhibidos en un gran número de salas lo que permite cubrir la demanda de personas que desean ver determinada película y además permite que se generen grandes beneficios económicos, por ejemplo el mes pasado la película infantil de Disney llamada “Intensamente” se estrenó en más de cien salas a nivel nacional, lo que representa más del 20% de la totalidad de salas del país, cuestión que sería imposible de reformarse la ley de cine y que de hacerse constituiría un incumplimiento que acarrearía multa de entre 1000 a 2000 Unidades Tributarias (ver http://bit.ly/1LZJp8X). Con la reforma de ley se busca penalizar a los distribuidores y exhibidores cuando no cumplan lo que supuestamente traerá más beneficio para todos, pero que como se ha venido diciendo lo que traerá será grandes distorsiones y daños patrimoniales, coartando además el derecho de los usuarios a elegir y ver el cine de su preferencia, que en Venezuela no es otro que el cine COSTO BENEFICIOS misma fomentará el cine nacional, traerá beneficios a nivel cultural y en definitiva beneficios para toda la sociedad; lo cual planteado así llanamente parece una idea a la que nadie se opondría, pues, nadie rechazaría aquello que le genere beneficios. Sin embargo, al estudiar la reforma de la ley en los términos que está planteada observamos que su aplicación no generaría beneficios para toda la sociedad, lo que se busca es penalizar, imponer, fiscalizar e intervenir a unos en favor de otros; se busca que los actores privados que se dedican a la cinematografía realicen gastos, pagos y “contribuciones” para que otros reciban beneficios económicos. El hecho de que las personas consuman en mayor medida cine estadounidense, no se refiere a que exista una confabulación entre ellos y los distribuidores y exhibidores venezolanos, responde a que ese es el cine que la gente quiere consumir y frente a ellos existen una gran variedad de oferta de cine proveniente de muchas otras partes del mundo, que anualmente se presentan al público en festivales que tienen como objetivo dar a conocer el cine francés, italiano, alemán, español entre otros (ver http://bit.ly/1MWyzQT, http:// bit.ly/1NfHef4, http://bit.ly/1DALu8F, http://bit.ly/1TcmLtj) con lo cual el argumento de la imposición cultural queda derrotado, en tanto que, estos festivales también permiten la interculturalidad sin necesidad de que se impongan obligaciones arbitrarias a ninguna persona. El proyecto de reforma a la Ley de la Cinematografía Nacional busca ampliar la oferta de cine aludiendo a la diversidad cultural, pero al mismo tiempo impone que el cine en el país sea una expresión cultural de la Nación y atienda a los lineamientos de la Ley Orgánica de Cultura Durante todo el proyecto de reforma a la ley de cine, encontramos como justificación que con dicha reforma se busca crear diversidad cultural y se busca ampliar la oferta cinematográfica, para que más personas puedan disfrutar del cine y que además el cine local sea cada vez más visto y tenga cada vez más fans. Como ya se ha señalado, es deseable que se quiera diversificar el cine y que se quiera impulsar el cine venezolano, pero hay que evaluar con detenimiento los mecanismos que se usan para lograr ese fin. En el artículo 1 de ley de cine encontramos que la industria cinematográfica en Venezuela, debe concebirse como una expresión cultural de la Nación, lo que evidentemente causa tensión-contradicción con lo que se plantea a lo largo del proyecto: por un lado se plantea diversidad cultural con miras a hacer más variado al cine y por otro se somete el cine a ser Cuando se observa con detenimiento el proyecto de ley, encontramos que se quiere someter el cine nacional a pautas que serán dictadas directamente desde el Ejecutivo Nacional y que lejos de beneficiar e impulsar el cine venezolano y alcanzar una mayor diversidad cultural lo que se hará es reducir cada vez más la oferta y donde el CNAC funcionará como censor filtrando la oferta cinematográfica y decidiendo por los usuarios lo que se ofrecerá y exhibirá. El proyecto de reforma a la Ley de la Cinematografía Nacional alude al “principio de igualdad cultural”, pero cercena la libertad de las personas a tener preferencias por tipo de cine determinado. En el artículo 18 del proyecto de ley de cine, se hace referencia al principio de “igualdad cultural”, que pretende establecer que existe un principio bajo el cual todas las culturas son iguales y por lo tanto se está en la obligación de conocerlas y estimarlas a todas por igual (sin preferencia por ninguna). Planteado de este modo, a muchas personas podría resultarles beneficioso que la ley conciba dicho principio para poner en práctica una serie de decisiones que conlleven a que cada vez exista más un proceso de interculturalidad en el que los venezolanos acogen y conocen cada vez más culturas y todo a través de obras cinematográficas. Sin embargo, al plantear esto de este modo que en un primer término podría parecer beneficioso, nos encontramos con que lo que se busca es coartar el derecho de las personas a preferir, a inclinarse, a estimar, a ser seguidor de una cultura cinematográfica determinada, porque se quiere imponer a través de preceptos legales que las personas acojan a todas las culturas por igual, pero no toma en cuenta la ley que las personas tienen derecho a disentir e incluso rechazar abiertamente determinadas culturas y a no consumir, si no lo desean, el cine que provenga de determinadas culturas, por lo tanto si bien pareciera beneficioso que las personas conozcan cada vez más culturas, esto no puede imponerse a través de una ley aludiendo a un supuesto “principio de igualdad cultural” a costa de la libertad de las personas a disentir. Y RECIENTES MEDIDAS DE LA SUNAGRO expresión cultural de la Nación, sin que se plantee además quién decide o de dónde se desprende lo que es “expresión cultural de la Nación”. Se habla de diversidad, pero se intenta someter la industria cinematográfica venezolana a parámetros preestablecidos en la Ley Orgánica de Cultura, que contempla principios socialistas, que propone la “colectivización” de las obras culturales y “democratización” de los medios de producción cultural y además encomienda al Ministro a elaborar el Plan Nacional de Cultural aprobado por el Presidente de la República. SISTEMA INTEGRAL DE CONTROL AGROALIMENTARIO (SICA) proveniente de la industria estadounidense, sin que esto deba entenderse como que es una imposición cultural (como lo han señalado en sus intervenciones los representantes del CNAC y Gran Cine) y sin que deba entenderse que se niega el derecho a las personas a ver cine de otras culturas, es simplemente una respuesta lógica que resulta cuando el mercado más grande en esta industria proviene precisamente de Estados Unidos, por lo tanto presenta una oferta más variada para todo tipo de público y además porque este cine es el que llega con mayor facilidad al país en tanto que empresas como Warner, Columbia, United Artists, Paramount, Disney y Fox hacen vida en Venezuela, es decir son empresas registradas en el territorio (y que generan ganancias porque pagan impuestos) con el fin de distribuir películas realizadas en Estados Unidos. COSTO BENEFICIOS Fecha: Agosto de 2015 De aprobarse la ley de cine en los términos propuestos, se estarían poniendo en vigencia una serie de imposiciones desproporcionadas que sin duda constituirían una violación a la libertad que tienen los ciudadanos de ejercer, sin imposiciones arbitrarias, la actividad económica de su preferencia y asimismo violaría la libertad que tienen las personas de elegir qué ver cuando acuden al cine, sin verse afectados por las decisiones políticas de organismos del Gobierno que decidan por ellos. La cantidad de regulaciones generarían retrasos, pérdidas y afectación al buen funcionamiento del cine que en el país es sin duda una de las opciones primarias en entretenimiento y esparcimiento; el imponer obligaciones administrativas y pecuniarias a los distribuidores y exhibidores terminará por dejar sin recursos a las salas de cine que lejos de generar entretenimiento a sus usuarios generará tristeza en tanto que cada vez el cine será de peor calidad. Si bien la justificación dada por el proyecto de ley, es que se fomentará el cine venezolano y se dará espacio al cine diverso, independiente y se generará un mayor nivel de interculturalidad, lo cierto es que todo eso, que parece beneficioso, queda opacado por la cantidad de trámites burocráticos, organismos de control e impacto monetario a que deberán someterse quienes se dedican a la actividad cinematográfica y que lejos de repercutir en mejoras traerá daños patrimoniales para unos y deficiencia en la calidad del servicio para otros. Por todo lo dicho, como conclusión general, debemos señalar desde CEDICE que para la ciudadanía en general, los costos que podrían generarse con la entrada en vigencia de la reforma a la ley de cine, son mucho mayores que sus beneficios, dado que estos últimos existen solo en apariencia y lo que se busca en realidad es darle privilegios a algunos actores nacionales dedicados a la actividad, más poder a organismos del Gobierno nacional para que controlen esta actividad y para que unos y otros se aprovechen “lícitamente” de los frutos económicos que generen los particulares al imponer contribuciones especiales que son a todas luces desproporcionadas. De allí que el llamado sea a que la ciudadanía en general, y en especial a los usuarios del cine, las personas que trabajan en esta área y a los propietarios privados de circuitos y salas de cine, estudien, reflexionen y se pregunten si la planificación y el control de esta actividad, en lugar de medidas de fomento que permitan la libre competencia en ella, son necesarios y traerán verdaderos beneficios o si, por el contrario, con ello se crean situaciones que ponen en riesgo derechos que atentan contra el Estado de Derecho; y asimismo requerir a los diputados de la nueva Asamblea Nacional que en vez de aprobar la reforma de dicha ley evalúen, más bien, la sustitución del marco legal vigente por uno que sí promueva esta actividad económica, conforme a la Constitución vigente. Elaborado por Luis Alfonso Herrera. Especialista en Derecho Administrativo. Investigador del Observatorio Económico Legislativo de CEDICE. Mayerlin Matheus Hidalgo. Abogada. Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES Fecha: Agosto de 2015