Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional

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Fecha: Agosto de 2015
Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional.
¿Más centralización de la actividad cultural?
El pasado 2 de junio de 2015 se instaló en la Asamblea Nacional (AN), la Mesa Técnica para discutir el
proyecto de reforma de la Ley de Cinematografía Nacional (en lo adelante “el proyecto” o “ley de cine”),
presidida por el diputado Cristóbal Jiménez, Presidente de la Comisión de Cultura y Recreación de la AN. Con la
reforma a la ley de cine se pretenden modificar una serie de artículos que implican el aumento cuantitativo en las
diferentes contribuciones especiales ya existentes, así como de las multas por incumplimiento de lo allí
establecido, el aumento cualitativo en las obligaciones y cargas que deben soportar los actores económicos
dedicados a la cinematografía y, en general, el aumento en términos de fiscalización, control e intervención del
Estado en esta actividad económica.
Juan Carlos Lossada, Presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) justifica la
reforma en estos términos: “Queremos que el cine nacional llegue cada vez más lejos. Que haya mayores
mecanismos de protección para todos, que se diferencie de la mercadería, que se territorialice a los 24 estados
del país, que haya una diversidad cultural, una oferta plural, películas de cualquier parte del planeta y no un
dominio de 80% de cintas provenientes de un solo lugar”.
Lo que se constató al elaborar este análisis costo beneficios es que dicha reforma busca realizar una intensa
intervención estatal en el sector económico de la cinematografía realizando imposiciones arbitrarias y exigencias
desproporcionadas, que lejos de fomentar el cine y procurar que cada vez más ciudadanos disfruten según sus
preferencias de este medio de encuentro cultural, lo que generará en el corto y mediano plazo es que la industria
se vea mermada y que los actores económicos en este sector se vean obligados a trabajar a pérdida o a liquidar
los negocios que se harían cada vez menos rentables.
En efecto, de sancionarse la reforma de la ley de cine, en los términos propuestos, lejos de fomentarse esta
actividad, con la apertura de más y mejores salas, y lograrse que cada vez sean más los usuarios de cine y que la
población se interese en hacerse partícipe de esta oferta cultural, lo que se generará es una intervención coactiva
y desmesurada por parte del Estado en dicha actividad, que afectará tanto a los propietarios, como a los
distribuidores y en definitiva a los usuarios.
Por ello, en el Observatorio Económico Legislativo de CEDICE consideramos según lo expuesto en este
análisis que los costos que generará la reforma a la ley de cine son mucho mayores que sus beneficios, dado que
estos últimos existen solo en apariencia y lo que se logrará es darle privilegios a algunos actores nacionales
dedicados a la actividad, y más poder a organismos del Gobierno nacional para que controlen esta actividad, lo
que permitirá que unos y otros se aprovechen “lícitamente” de los frutos económicos que generen los
particulares al imponer contribuciones especiales que son a todas luces desproporcionadas.
De allí que el llamado sea a que la ciudadanía en general, y en especial a los usuarios del cine, a sus
propietarios y las personas que trabajan en esta área, que se pregunten si la planificación y el control de esta
actividad, en lugar de medidas de fomento que permitan la libre competencia en ella, son necesarios y traerán
verdaderos beneficios.
RESUMEN EJECUTIVO
RESUMEN EJECUTIVO
El 2 de junio de 2015, se instaló en la Asamblea Nacional
(AN), la Mesa Técnica para discutir el proyecto de reforma de la
Ley de Cinematografía Nacional (en lo adelante “el proyecto” o
“ley de cine”), presidida por el diputado Cristóbal Jiménez,
Presidente de la Comisión de Cultura y Recreación de la AN. Con
la reforma a la ley de cine se pretenden modificar una serie de
artículos que implican el aumento cuantitativo en las diferentes
contribuciones especiales ya existentes, así como de las multas
por incumplimiento de lo allí establecido, el aumento cualitativo
en las obligaciones y cargas que deben soportar los actores
económicos dedicados a la cinematografía y en general el
aumento en términos de fiscalización, control e intervención del
Estado en esta actividad económica.
¿Qué razones impulsaron la reforma de la ley de cine?
En el artículo 1 del proyecto se indica que el objeto de la ley es el
“…fomento, difusión y protección de la cinematografía
venezolana como expresión cultural de la Nación…” en este
artículo se dispone que la cinematografía venezolana debe ser
expresión cultural de la Nación, lo que no se contemplaba
anteriormente y que podría suscitar interrogantes como las
siguientes: ¿Quién decide lo que es “expresión cultural de la
Nación”?, ¿el material cinematográfico que no se catalogue
como “expresión cultural de la Nación” no se considerará como
cinematografía venezolana protegida a la luz de esta ley?, ¿lo
que se produzca a nivel cinematográfico en Venezuela debe
cumplir unas pautas que se identifiquen con “la Nación”?; estas
y otras interrogantes pueden surgir, cuando se impone que la
cinematografía producida en el país deba ser expresión cultural
de la Nación.
Además de lo que se encuentra en este y otros artículos del
proyecto existen varias razones que dan lugar a la reforma de la
ley de cine y que han sido expresadas por representantes de la
Asociación Civil “Gran Cine”, por el Centro Nacional Autónomo
de Cinematografía (CNAC) y por otros sujetos que participan de
esta actividad económica, así como Diputados involucrados en
la discusión del proyecto.
En este sentido, el diputado Cristóbal Jiménez indicó que “los
cambios intentan armonizar y actualizar al gremio, que en vez del
rugido del león de la Metro Goldwyn Mayer tiene que salir una
introducción de un caballo blanco patrio…” (Ver http://
bit.ly/1Q8cxOi).
Por su parte Juan Carlos Lossada, Presidente de la CNAC indicó
que: “Queremos que el cine nacional llegue cada vez más lejos.
Que haya mayores mecanismos de protección para todos, que se
diferencie de la mercadería, que se territorialice a los 24 estados
del país, que haya una diversidad cultural, una oferta plural,
películas de cualquier parte del planeta y no un dominio de 80% de
cintas provenientes de un solo lugar”, esto último de “un solo
lugar” hace referencia a la industria de cine de Estados Unidos,
Hollywood (ver http://bit.ly/1Q8cxOi).
Bernardo Rotundo, Presidente de la A.C. Gran Cine, justificó la
reforma de la ley de cine indicando que “La idea es que ninguna
cultura se imponga sobre otra. Hay películas que llegaron a abarcar
más de 40% del total de las salas. Eso es una concentración
vertiginosa que va en contra del cine diverso. No es algo nuevo, en
Brasil se está proponiendo que sea 25%. No nos interesa que los
circuitos quiebren, pero debemos hacer un esfuerzo para la sana
competencia, impulsar hábitos en la audiencia, que el público se
acostumbre a tener opciones distintas a Hollywood” (ver http://
bit.ly/1LZJp8X).
Carlos Azpúrua, cineasta y comisionado para trabajar en la
reforma de la ley de cine, planteó su justificación en los
siguientes términos “Ellos (refiriéndose a CINEX y Cines Unidos)
saben que tenemos las condiciones para lograr la democratización
de las pantallas, crear condiciones para que se diversifique y, sobre
todo, que ellos sean penalizados. Estos señores siguen violando la
ley. Diría que son enemigos del cine venezolano y diverso, porque
en definitiva prefieren pagar las multas antes que cumplir… es el
momento de que el estado asuma con gran responsabilidad lo que
debe ser la democratización de la pantalla, para que esta gente
cumpla la ley por la vía de la penalización, siendo esta la única
forma de lograr que la respeten…” (ver http://bit.ly/1hfMB3Z).
Como se observa, las opiniones de quienes apoyan la
modificación de la ley de cine, intentan convencer a los
ciudadanos que dicha reforma fomentará y traerá mayores
beneficios al cine venezolano (castigando a quienes son sus
enemigos, entiéndase CINEX, Cines Unidos y Hollywood) y que
generará, además, espacios que no existen para lo que ellos
llaman el “cine diverso” que involucra la transmisión de cine
realizado en cualquier parte del mundo y el cine realizado no por
grandes industrias sino por independientes.
A pesar de ello hay opiniones encontradas como las de Sergio
Monsalve crítico de cine quien indicó que “Me resulta que es una
reforma de ley enfocada en lo punitivo, en poner sanciones. Hay
artículos muy ambiguos. Luego, propone nuevos canales de
exhibición que no sabemos cómo se van a estructurar” y José
Pisano, representante de la Asociación de la Industria del Cine,
quien destacó la importancia de las películas que provienen de
Hollywood, en tanto que su recaudación genera grandes aportes
al Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine (FONPROCINE)
y terminó por señalar que se pueden hacer regulaciones a nivel
legal pero “el que decide qué ver es el público” (ver http://
bit.ly/1LZJp8X).
Además, lo que se constató al elaborar este análisis costo
beneficios, es que dicha reforma busca realizar una intensa
intervención del sector económico de la cinematografía
realizando
imposiciones
arbitrarias
y
exigencias
desproporcionadas, que lejos de fomentar el cine y procurar que
cada vez más ciudadanos disfruten según sus preferencias de
este medio de encuentro cultural, lo que generará en el corto y
mediano plazo es que la industria se vea mermada y que los
actores económicos en este sector se vean obligados a trabajar a
pérdida o a liquidar los negocios que se harían cada vez menos
rentables.
Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional
CONTEXTO Y CRITERIOS DE DISCUSIÓN DEL
PROYECTO DE LEY DE CINE:
CONTEXTOS
Y CRITERIOS
Fecha: Agosto de 2015
PRINCIPALES ASPECTOS DEL PROYECTO:
El proyecto de reforma de la ley de cine contempla la
modificación de 30 artículos, la supresión de 3 artículos y la
inclusión de un artículo nuevo; siendo los aspectos más
relevantes los siguientes:
Obligaciones: la cinematografía venezolana debe ser expresión
cultural de la Nación (art. 1); todo el que se dedique a esta
actividad deberá cumplir con los objetivos dispuestos en
materia de interculturalidad tanto en la Constitución como en la
Ley Orgánica de Cultura (art. 3); brindar espacios a la
cinematografía nacional por cualquier medio que empleen para
su promoción y notificar a la CNAC 5 días antes de la exhibición
de películas nacionales (art. 27); el 100% de las copias de las
obras cinematográficas a ser distribuidas y exhibidas debe
realizarse en el país (art. 29); se establece una cuota anual de 12
semanas de exhibición para las obras venezolanas, toda obra
venezolana tendrá garantizado su estreno y al menos 2 semanas
de exhibición y las obras declaradas de interés cultural por el
CNAC tendrán garantizado su estreno y al menos una semana
de exhibición; ninguna obra cinematográfica puede ocupar más
del 20% del total de las salas a nivel nacional; la rotación de las
obras a nivel nacional debe ser aprobado por el CNAC; (art. 30);
los distribuidores anualmente deben distribuir un mínimo de
30% de material venezolano (art. 31); los exhibidores deben
llevar un control diario de sus actividades y reportarlo al CNAC,
como por ejemplo cantidad de boletos vendidos (art. 35); los
exhibidores deberán pagar una contribución especial mensual,
que para el 2018 será del 12%, del valor de cada boleto (art. 50);
las empresas prestadoras de servicio de televisión de señal
abierta deberán pagar una contribución especial anual que va
del 0 al 3% sobre la base de sus ingresos brutos obtenidos por
espacios publicitarios (art. 51); las empresas que presten
servicio de televisión por suscripción deberán pagar una
contribución especial trimestral calculada sobre la base de su
facturación mensual (art. 52); los distribuidores deberán pagar
una contribución especial anual del 10%, calculada sobre la base
de la renta obtenida por dicha actividad (art. 53); los
arrendadores o vendedores de películas deberán pagar una
contribución especial mensual del 10%, calculada sobre la base
de su facturación en dicho período (art. 54); las personas que
realicen producción, servicios técnicos o tecnológicos, logísticos
o de cualquier naturaleza para la realización de obras
cinematográficas deberán pagar una contribución especial
trimestral del 2%, calculada sobre la base de sus ingresos
brutos (art. 56)
Cabe destacar que todas las contribuciones especiales serán
destinadas y administradas por el Fondo de Promoción y
Financiamiento del Cine (FONPROCINE).
Intervención: el proyecto amplía el ámbito de actividades
reguladas por la ley (art. 2); se da potestad normativa al
Comité Ejecutivo de la CNAC para que dicte las normas
operativas y técnicas aplicables a las diferentes actividades
dentro del sector cinematográfico (art. 11); el CNAC tendrá
poderes de supervisión del cumplimiento de las obligaciones
para proteger el cine nacional y se crea la Mesa Técnica
Permanente de Distribución y Exhibición Cinematográfica
(art. 28); el CNAC debe ejecutar programas de respeto a la
diversidad cultural y la “democratización de la pantalla” y
programas que impulsen la distribución y exhibición de cine
nacional y del cine extranjero certificado como de interés
artístico y cultural (art. 17)
Sanciones: por incumplir el art. 24 una multa de 200 UT y en
caso de reincidencia un incremento del 100%. Por incumplir el
art. 27 literales a, f y g multa de 300 a 600 UT, literal b de 800
a 1600 UT, literales c, d y e de 700 a 1400 UT. En todo caso la
CNAC puede ordenar la clausura temporal de la sala (Art. 64).
Por incumplimiento del art. 29 multa de 1500 a 3000 UT. Para
el exhibidor, la sanción será de 1000 a 2000 UT por el
incumplimiento del art. 30 y para el distribuidor la sanción será
de 1500 a 3000 UT por incumplimiento del art. 31. El
incumplimiento del art. 35 conlleva una sanción de 150 UT por
cada día de retraso en el reporte diario que debe hacer a la
CNAC.
Valga señalar que en la ley vigente se dispone que la
interposición de los recursos jurisdiccionales suspende los
efectos de los actos administrativos que agotan el
procedimiento sancionatorio; lo cual quiere ser reformado
para que dicha interposición no suspenda los efectos del acto
(art. 71).
Por último, el artículo 18 declara de interés público y social, y
bajo la protección especial del Estado, a las organizaciones,
los servicios y actividades de cultura cinematográfica. Todo
bajo los “principios” de igualdad cultural y diálogo de las
culturas. Esta declaratoria es peligrosa para la actividad
privada cinematográfica, pues puede mal interpretarse como
una cláusula abierta para tratar como “servicio
público” (actividad estatizada) a la actividad cinematográfica
en general.
Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional
Es de acotar, que todos los problemas suscitados con la
discusión del proyecto de reforma de la ley de cine, conllevó a
que CINEX y Cines Unidos (principales exhibidores de películas
del país), salieran de la asociación “Gran Cine”, lo que provocó
que Lossada anunciara, de manera sorprendente, que tomarían
acciones legales en su contra, evaluando su situación a la luz de
los dispuesto en el artículo 113 de la Constitución de la República
(ver http://bit.ly/1eOpXOc).
PRINCIPALES
ASPECTOS
Fecha: Agosto de 2015
Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional
EFECTOS SOBRE LA PROPIEDAD:
El proyecto de reforma de ley de cine, busca establecer un
control aún más fuerte del que ya existe sobre todo el proceso
de producción, distribución y exhibición de obras
cinematográficas en el territorio nacional, que se añade al sinfín
de controles que el Estado dispone para intervenir en la vida de
los ciudadanos y en este caso para intervenir en la actividad
económica de quienes se dedican al sector cinematográfico, los
cuales, entre otras cosas, tendrían que sujetar su actividad a
directrices determinadas por la Ley Orgánica de Cultura y ser
expresión de la “Nación”, en vez de asumirse como una
actividad privada de recreación y esparcimiento que no debe
estar sujeta a imposiciones gubernamentales, sino sólo a
satisfacer las preferencias de los consumidores. En palabras de
Sergio Monsalve “… podemos catalogar el proyecto como la
expresión de un panóptico cultural, en el que el Estado pretende
arrogarse el derecho de verticalizar y centralizar todas las
funciones de la industria audiovisual nacional… Los cambios
pintan bellos en el papel. Por desgracia, no soportan un análisis
serio. Le tejen una soga al cuello del cine nacional” (ver http://
bit.ly/1NhAahT).
Como fue expuesto, el proyecto busca imponer una cantidad de
obligaciones a distribuidores y exhibidores que afectan
directamente su patrimonio al incrementar en cien por ciento
(100%) o más las contribuciones monetarias que deben hacer; al
modificar una serie de exenciones tributarias de las cuales ya no
podrán gozar (por quedar eliminadas o por quedar sujetas al
criterio del CNAC) y al establecer obligaciones que interfieren
con el derecho que tiene toda persona de disponer libremente
de sus bienes (sin dañar a otros), en tanto que, con la reforma
se estaría obligando a los distribuidores y exhibidores a cumplir
con imposiciones que en ningún modo evalúan las preferencias
del público y mucho menos lo que más conviene
económicamente a quienes se dedican a esta actividad; sino que
arbitrariamente se generan obligaciones que con seguridad
generarán pérdidas económicas, al limitar por ejemplo el
número de salas en que pueda transmitirse una película, o
imponer el número de semanas que deba transmitirse una
película venezolana, o imponer el número de películas
extranjeras que deben transmitirse y que son certificadas por el
CNAC como de “relevancia cultural”; como si ese organismo
supiera mejor que el usuario lo que este desea ver,
pretendiendo sustituirse en su voluntad sin tomarlo en cuenta,
pues no se establecen en el proyecto los mecanismos que usará
el CNAC para evaluar la “relevancia” de una película.
Actualmente, una determinada película ocupa más o menos
salas de cine, y dura más o menos días en exhibición,
atendiendo a lo que el público demanda; lo que más quieren ver
las personas será lo más transmitido y lógicamente será lo que
más ganancias genere; pero si no se evalúa lo que el público
quiere se terminará por hacer una oferta cinematográfica poco
atractiva y por la cual la gente no estará dispuesta a pagar, en
consecuencia las personas terminarán alejándose de esta
actividad de esparcimiento, generándose así no solo pérdidas a
nivel económico sino sociocultural.
Aunado a esto, otra de las obligaciones que podría generar una
fuerte disminución en la oferta cinematográfica, que pondría en
riesgo el patrimonio de distribuidores y exhibidores y que
además afectaría el derecho de los usuarios del cine, es la
imposición de realizar en el país la totalidad de las copias de las
obras cinematográficas a ser distribuidas. Para explicar esta
afirmación es necesario entender cómo funciona hoy en día el
proceso de copiado: actualmente cuando un distribuidor trae
una película, debe realizar las copias necesarias de esa película
para que la misma sea repartida entre las diferentes salas de
cine del país. Cada película, hoy en día, puede traerse al país
copiada en un 80% siendo obligatorio hacer en el territorio
nacional un mínimo de 20% del copiado. Dicha obligación
garantiza que entren ingresos al país por dicha actividad pero
del mismo modo garantiza a los distribuidores tener múltiples
opciones de dónde realizar el copiado de las películas. Ahora
bien, la propuesta de reforma de la ley de cine quiere imponer
que el 100% del copiado se realice en Venezuela, lo que
seguramente generará retrasos en el copiado en tanto que los
laboratorios no se darán abasto, escasez de material para
realizar las copias, disminución en la oferta cinematográfica,
posible incremento en los costos para distribuidores y en
consecuencia disminución en los ingresos a exhibidores y
finalmente se verá afectado también el patrimonio de los
usuarios, quienes indirectamente deberán asumir el impacto
económico que se genere por dicha medida.
Asimismo, es de señalar que también el proyecto contempla
sanciones pecuniarias exageradamente elevadas, que podrían
afectar de forma grave el patrimonio de distribuidores y
exhibidores, pues al no cumplir con las desproporcionadas y
arbitrarias obligaciones impuestas por la ley serían sancionados
con multas que, en comparación con la ley vigente, sufrirían un
incremento de hasta mil por ciento (1000%).
Por todo lo dicho, queda en evidencia que de sancionarse la ley
de cine, en los términos propuestos, lejos de fomentarse esta
actividad, con la apertura de más y mejores salas, y lograrse que
cada vez sean más los usuarios de cine y que la población se
interese en hacerse partícipe de esta oferta cultural, lo que se
generará es una intervención coactiva y desmesurada por parte
del Estado en dicha actividad, que traerá consigo la merma en el
patrimonio de los involucrados (directa o indirectamente) en
esta actividad, afectando tanto a los propietarios, como a los
distribuidores y a los usuarios.
COSTOS - BENEFICIOS:
Se quiere reformar la Ley de la Cinematografía Nacional para
fomentar el cine nacional pero se pretende hacer a través de
mecanismos que violan la libertad económica y los derechos de
propiedad
Como se ha venido planteando, quienes proponen reformar la
ley de cine intentan justificar la propuesta argumentando que la
COSTOS BENEFICIOS
Fecha: Agosto de 2015
Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional
Fecha: Agosto de 2015
Se apela a la falacia del bienestar común, cuando lo que se
generaría con las disposiciones de la ley son privilegios para
unos y discriminación para otros, pues se verían afectados los
derechos patrimoniales de distribuidores y exhibidores
quienes deberán correr con el financiamiento de personas que
se dediquen a hacer cine venezolano, que por demás
obtendrán sus ganancias sin invertir o reinvertir en ningún
proyecto social; lo cual es una medida coactiva no justificada
de disminución del patrimonio de los empresarios en este
sector.
Si con la ley se estuviera realmente buscando fomentar el cine
venezolano, lo que deberían es establecerse mecanismos de
exención de impuestos, mecanismos que incentiven la
inversión a más personas en esta actividad, o la obligación por
parte del gobierno de financiar obras que conlleven la
apertura de más salas de cine, o el financiamiento de películas
venezolanas, pero en ningún caso estos financiamientos
pueden correr por cuenta de los particulares que no deben ser
obligados a soportar esa carga económica, que no les genera
beneficios y por el contrario les generaría pérdidas.
Es aceptable y hasta deseable que los venezolanos y quienes
toman decisiones se propongan desarrollar a pasos
agigantados el cine nacional, pero esto debe hacerse
planteando condiciones que permitan a quienes se dedican a
esta actividad contar con recursos y oportunidades para
competir libremente con otras industrias cinematográficas; en
consecuencia debe ser inaceptable, por contrario a derecho y
por conllevar grandes costos, que se pretenda incentivar el
cine venezolano violando la libertad económica y los derechos
de propiedad de quienes se encargan de ofrecer al público
este tipo de entretenimiento. Debería resultar sencillo darse
cuenta que mientras más se controle, haya más costos, más
sanciones y más obligaciones de tipo operativo, menos
eficiente se hace el desarrollo de esta o cualquier otra
actividad económica, y lo que termina es por dañarse y hacer
desmejorar un ámbito de la economía que funciona bien y que
sin duda podría funcionar mejor si se implementaran
verdaderos incentivos y no riesgos financieros.
El proyecto de reforma de Ley de la Cinematografía Nacional
busca darle cabida a lo que se conoce como “cine diverso” y
“cine independiente”, pero no disponen mecanismos que hagan
valer los derechos de los usuarios a recibir una oferta
cinematográfica atractiva
Como ya fue indicado, el proyecto de ley expone que se busca dar
cabida al cine diverso, es decir, a aquel cine proveniente de
cualquier parte del mundo y que represente a cualquier cultura;
así como al cine independiente, que es aquel que no es realizado
por grandes industrias cinematográficas. Esta propuesta desde el
punto de vista de la oferta cinematográfica resultaría beneficiosa,
en tanto que se ampliaría para los usuarios el abanico de
posibilidades a la hora de elegir qué ver, pues se estaría
ofreciendo tanto cine de grandes industrias como el cine de
pequeñas industrias y asimismo se estaría dando la posibilidad a
los consumidores de, a través de obras cinematográficas,
acercarse, conocer y profundizar en otras culturas, diferentes a la
venezolana o a las que por una u otra razón les son más cercanas
o familiares.
Planteado de esta manera, resultaría innegable que la propuesta
presentada en el proyecto sería beneficiosa, sin embargo, el
costo de la misma lo encontramos al estudiar todas las
implicaciones que ello supondría. Y es que en toda la propuesta
no se menciona una manera de saber lo que el público quiere, no
se toma en cuenta qué es lo que el público desea consumir o qué
es lo que el público prefiere ver, lo que resulta totalmente injusto
en tanto que es el público el que paga y el que hace que la
actividad cinematográfica tenga sentido y sea rentable.
En el proyecto de ley se dispone que el cine diverso y cine
independiente deben tener garantizados los espacios, es decir
una determinada cantidad de salas de cine donde estas obras
sean exhibidas, obras que la CNAC catalogue como de relevancia
cultural, pero el mecanismo que encuentra la ley para darle
espacios a este tipo de cine, es limitando la libertad que tienen los
exhibidores de realizar la oferta cinematográfica, prohibiendo
que una película sea exhibida en una determinada cantidad de
salas de cine sin importar si esa película es la que tiene más
demanda, es decir lo que la gente más desea ver no podrá
transmitirse masivamente porque la ley lo prohíbe. Actualmente,
los grandes estrenos mundiales son exhibidos en un gran número
de salas lo que permite cubrir la demanda de personas que
desean ver determinada película y además permite que se
generen grandes beneficios económicos, por ejemplo el mes
pasado la película infantil de Disney llamada “Intensamente” se
estrenó en más de cien salas a nivel nacional, lo que representa
más del 20% de la totalidad de salas del país, cuestión que sería
imposible de reformarse la ley de cine y que de hacerse
constituiría un incumplimiento que acarrearía multa de entre 1000
a 2000 Unidades Tributarias (ver http://bit.ly/1LZJp8X).
Con la reforma de ley se busca penalizar a los distribuidores y
exhibidores cuando no cumplan lo que supuestamente traerá
más beneficio para todos, pero que como se ha venido diciendo
lo que traerá será grandes distorsiones y daños patrimoniales,
coartando además el derecho de los usuarios a elegir y ver el cine
de su preferencia, que en Venezuela no es otro que el cine
COSTO BENEFICIOS
misma fomentará el cine nacional, traerá beneficios a nivel
cultural y en definitiva beneficios para toda la sociedad; lo cual
planteado así llanamente parece una idea a la que nadie se
opondría, pues, nadie rechazaría aquello que le genere
beneficios. Sin embargo, al estudiar la reforma de la ley en los
términos que está planteada observamos que su aplicación no
generaría beneficios para toda la sociedad, lo que se busca es
penalizar, imponer, fiscalizar e intervenir a unos en favor de
otros; se busca que los actores privados que se dedican a la
cinematografía realicen gastos, pagos y “contribuciones” para
que otros reciban beneficios económicos.
El hecho de que las personas consuman en mayor medida cine
estadounidense, no se refiere a que exista una confabulación
entre ellos y los distribuidores y exhibidores venezolanos,
responde a que ese es el cine que la gente quiere consumir y
frente a ellos existen una gran variedad de oferta de cine
proveniente de muchas otras partes del mundo, que
anualmente se presentan al público en festivales que tienen
como objetivo dar a conocer el cine francés, italiano, alemán,
español entre otros (ver http://bit.ly/1MWyzQT, http://
bit.ly/1NfHef4, http://bit.ly/1DALu8F, http://bit.ly/1TcmLtj) con
lo cual el argumento de la imposición cultural queda
derrotado, en tanto que, estos festivales también permiten la
interculturalidad sin necesidad de que se impongan
obligaciones arbitrarias a ninguna persona.
El proyecto de reforma a la Ley de la Cinematografía
Nacional busca ampliar la oferta de cine aludiendo a la
diversidad cultural, pero al mismo tiempo impone que el cine
en el país sea una expresión cultural de la Nación y atienda a
los lineamientos de la Ley Orgánica de Cultura
Durante todo el proyecto de reforma a la ley de cine,
encontramos como justificación que con dicha reforma se
busca crear diversidad cultural y se busca ampliar la oferta
cinematográfica, para que más personas puedan disfrutar del
cine y que además el cine local sea cada vez más visto y tenga
cada vez más fans. Como ya se ha señalado, es deseable que
se quiera diversificar el cine y que se quiera impulsar el cine
venezolano, pero hay que evaluar con detenimiento los
mecanismos que se usan para lograr ese fin.
En el artículo 1 de ley de cine encontramos que la industria
cinematográfica en Venezuela, debe concebirse como una
expresión cultural de la Nación, lo que evidentemente causa
tensión-contradicción con lo que se plantea a lo largo del
proyecto: por un lado se plantea diversidad cultural con miras
a hacer más variado al cine y por otro se somete el cine a ser
Cuando se observa con detenimiento el proyecto de ley,
encontramos que se quiere someter el cine nacional a pautas que
serán dictadas directamente desde el Ejecutivo Nacional y que
lejos de beneficiar e impulsar el cine venezolano y alcanzar una
mayor diversidad cultural lo que se hará es reducir cada vez más
la oferta y donde el CNAC funcionará como censor filtrando la
oferta cinematográfica y decidiendo por los usuarios lo que se
ofrecerá y exhibirá.
El proyecto de reforma a la Ley de la Cinematografía Nacional
alude al “principio de igualdad cultural”, pero cercena la
libertad de las personas a tener preferencias por tipo de cine
determinado.
En el artículo 18 del proyecto de ley de cine, se hace referencia al
principio de “igualdad cultural”, que pretende establecer que
existe un principio bajo el cual todas las culturas son iguales y por
lo tanto se está en la obligación de conocerlas y estimarlas a
todas por igual (sin preferencia por ninguna). Planteado de este
modo, a muchas personas podría resultarles beneficioso que la
ley conciba dicho principio para poner en práctica una serie de
decisiones que conlleven a que cada vez exista más un proceso
de interculturalidad en el que los venezolanos acogen y conocen
cada vez más culturas y todo a través de obras cinematográficas.
Sin embargo, al plantear esto de este modo que en un primer
término podría parecer beneficioso, nos encontramos con que lo
que se busca es coartar el derecho de las personas a preferir, a
inclinarse, a estimar, a ser seguidor de una cultura
cinematográfica determinada, porque se quiere imponer a través
de preceptos legales que las personas acojan a todas las culturas
por igual, pero no toma en cuenta la ley que las personas tienen
derecho a disentir e incluso rechazar abiertamente determinadas
culturas y a no consumir, si no lo desean, el cine que provenga de
determinadas culturas, por lo tanto si bien pareciera beneficioso
que las personas conozcan cada vez más culturas, esto no puede
imponerse a través de una ley aludiendo a un supuesto “principio
de igualdad cultural” a costa de la libertad de las personas a
disentir.
Y RECIENTES MEDIDAS DE LA SUNAGRO
expresión cultural de la Nación, sin que se plantee además quién
decide o de dónde se desprende lo que es “expresión cultural de
la Nación”. Se habla de diversidad, pero se intenta someter la
industria
cinematográfica
venezolana
a
parámetros
preestablecidos en la Ley Orgánica de Cultura, que contempla
principios socialistas, que propone la “colectivización” de las
obras culturales y “democratización” de los medios de
producción cultural y además encomienda al Ministro a elaborar
el Plan Nacional de Cultural aprobado por el Presidente de la
República.
SISTEMA INTEGRAL DE CONTROL AGROALIMENTARIO (SICA)
proveniente de la industria estadounidense, sin que esto deba
entenderse como que es una imposición cultural (como lo han
señalado en sus intervenciones los representantes del CNAC y
Gran Cine) y sin que deba entenderse que se niega el derecho
a las personas a ver cine de otras culturas, es simplemente una
respuesta lógica que resulta cuando el mercado más grande
en esta industria proviene precisamente de Estados Unidos,
por lo tanto presenta una oferta más variada para todo tipo de
público y además porque este cine es el que llega con mayor
facilidad al país en tanto que empresas como Warner,
Columbia, United Artists, Paramount, Disney y Fox hacen vida
en Venezuela, es decir son empresas registradas en el
territorio (y que generan ganancias porque pagan impuestos)
con el fin de distribuir películas realizadas en Estados Unidos.
COSTO BENEFICIOS
Fecha: Agosto de 2015
De aprobarse la ley de cine en los términos propuestos, se estarían poniendo en vigencia una serie de
imposiciones desproporcionadas que sin duda constituirían una violación a la libertad que tienen los
ciudadanos de ejercer, sin imposiciones arbitrarias, la actividad económica de su preferencia y asimismo
violaría la libertad que tienen las personas de elegir qué ver cuando acuden al cine, sin verse afectados
por las decisiones políticas de organismos del Gobierno que decidan por ellos. La cantidad de
regulaciones generarían retrasos, pérdidas y afectación al buen funcionamiento del cine que en el país
es sin duda una de las opciones primarias en entretenimiento y esparcimiento; el imponer obligaciones
administrativas y pecuniarias a los distribuidores y exhibidores terminará por dejar sin recursos a las
salas de cine que lejos de generar entretenimiento a sus usuarios generará tristeza en tanto que cada
vez el cine será de peor calidad.
Si bien la justificación dada por el proyecto de ley, es que se fomentará el cine venezolano y se dará
espacio al cine diverso, independiente y se generará un mayor nivel de interculturalidad, lo cierto es que
todo eso, que parece beneficioso, queda opacado por la cantidad de trámites burocráticos, organismos
de control e impacto monetario a que deberán someterse quienes se dedican a la actividad
cinematográfica y que lejos de repercutir en mejoras traerá daños patrimoniales para unos y deficiencia
en la calidad del servicio para otros.
Por todo lo dicho, como conclusión general, debemos señalar desde CEDICE que para la ciudadanía en
general, los costos que podrían generarse con la entrada en vigencia de la reforma a la ley de cine, son
mucho mayores que sus beneficios, dado que estos últimos existen solo en apariencia y lo que se busca
en realidad es darle privilegios a algunos actores nacionales dedicados a la actividad, más poder a
organismos del Gobierno nacional para que controlen esta actividad y para que unos y otros se
aprovechen “lícitamente” de los frutos económicos que generen los particulares al imponer
contribuciones especiales que son a todas luces desproporcionadas.
De allí que el llamado sea a que la ciudadanía en general, y en especial a los usuarios del cine, las
personas que trabajan en esta área y a los propietarios privados de circuitos y salas de cine, estudien,
reflexionen y se pregunten si la planificación y el control de esta actividad, en lugar de medidas de
fomento que permitan la libre competencia en ella, son necesarios y traerán verdaderos beneficios o si,
por el contrario, con ello se crean situaciones que ponen en riesgo derechos que atentan contra el
Estado de Derecho; y asimismo requerir a los diputados de la nueva Asamblea Nacional que en vez de
aprobar la reforma de dicha ley evalúen, más bien, la sustitución del marco legal vigente por uno que sí
promueva esta actividad económica, conforme a la Constitución vigente.
Elaborado por
Luis Alfonso Herrera. Especialista en
Derecho Administrativo. Investigador del
Observatorio Económico Legislativo de
CEDICE.
Mayerlin Matheus Hidalgo. Abogada.
Proyecto de Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
CONCLUSIÓN Y
RECOMENDACIONES
Fecha: Agosto de 2015
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