KONVERGENCIAS FILOSOFÍAS DE LA INDIA

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KONVERGENCIAS FILOSOFÍAS DE LA INDIA
FILOSOFÍA IN-SISTENCIAL
Jesús Leticia Mendoza Pérez1
Los libros hablan; pueden estar en silencio por mucho tiempo y, de pronto, se
presentan diciendo: “¡Aquí estoy, necesitas leerme!” Eso me pasó hace unos días con
Filosofía y vida del sacerdote jesuita Ismael Quiles, fundador de la filosofía in-sistencial.
Me impresionó la primera vez que vi al padre Quiles: anciano, de mirada dulce y
vital detrás de sus lentes transparentes, de fácil sonrisa, de piel blanca y cuerpo de cristal
que irradiaba luz; parecía un ser etéreo, celestial. Pensé acercarme a él, pero varios
filósofos lo rodeaban antes de la inauguración del “V Coloquio Internacional de
Antropología Personalista In-sistencial”,
organizado por A.S.E.C. Sor Juana (Edo. de
México), Fundación Ser y Saber (Argentina) y la Sociedad Mexicana de Filosofía (Ciudad de
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México), del 24 al 28 de septiembre de 1990, con el propósito de estudiar, debatir y
difundir la filosofía in-sistencial como remedio para la alienación del hombre moderno.
Ismael Quiles Sánchez nació el 4 de julio de 1906, en Pedralba (Valencia, España),
un pueblo dedicado a las rudas tareas del campo y de tradición musical, ya que la banda
era el factor de alegría en torno a la cual convivían sus pobladores. Su pasión por la música
le nace de su padre, director de la banda del pueblo; pero al morir él, el pequeño Quiles
fue acogido en la Casa de la Misericordia de Valencia. En 1922 ingresa en la Compañía de
Jesús y recibe el doctorado en filosofía en 1930. Enfermo de tuberculosis, en 1932 se
traslada a la Argentina porque el gobierno de la Segunda República española decretó la
disolución de las órdenes religiosas que obedecieran a una autoridad distinta (el Vaticano)
a la legítima del Estado. Así, todos los jesuitas fueron expulsados del territorio español y
Argentina se vio beneficiada con el talento teológico, filosófico y magisterial desarrollado
por el padre Quiles en las universidades de San Miguel y del Salvador, rector de esta
última; además, sus ideas trascendieron al plano internacional. Su muerte acaeció en
Buenos Aires en 1993.2
Ismael Quiles,3 en el texto Filosofía y vida, explica el pensamiento in-sistencial
(entre otros conceptos filosóficos) cuya importancia radica en la fusión de las
concepciones acerca de la esencia del hombre y de la filosofía, ambas como “in-sistencia”,
en una visión unitaria e integral; de esta manera, sintetiza las concepciones del hombre y
de la filosofía en Oriente y Occidente. ¿Qué entiende el filósofo jesuita por “in-sistencia”
y, por tanto, filosofía in-sistencial? ¿Cuál es la aportación oriental y cuál la occidental en
esta corriente filosófica?
La filosofía es la ciencia más profundamente humana, porque guía al hombre hacia
su propia realización, autorrealización; esto es, la filosofía es útil para conocer al ser
humano4 y conducirlo hacia la realización de su ideal: el saber y el ser del ser humano,
aunque imperfecto; Dios es la identificación perfecta del saber y del ser. En algunas
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filosofías orientales (como en el Sankhya de la India, el Yoga, el Vedanta, el Budismo Ch’an
o Zen), el conocimiento perfecto de la naturaleza de sí mismo es ya una autorrealización,
es la misma liberación. En Occidente, la frase más célebre al respecto es la de Sócrates:
“Conócete a ti mismo”; pero también está la imagen del sabio estoico, de Plotino, en las
corrientes místicas medievales, en Pascal, Max Scheler y algunos existencialistas.
La “in-sistencia” es la esencia originaria del ser humano, el centro mismo de sí, su
primera y fundamental realidad. Del latín “in-sistere”, etimológicamente significa estar
asentado en sí mismo. Es la realidad más profunda y más auténtica que lo hace ser más
ser humano; todas las demás características propias humanas (racionalidad, libertad,
ética, religión, existencia, ciencia, etc.) se enraizan en la “in-sistencia”. Dice Quiles (1983):
“Es natural, entonces, que la autorrealización del hombre se identifique con la realización
de su in-sistencia” (p.112). Esto quiere decir que la in-sistencia es el punto de partida para
la autorrealización; pero también orienta y alimenta al ser humano hacia esa propia
realización que es el ideal y la meta última humana, su plenitud en tanto ser humano.
El término “ser” es un concepto filosófico de la rama especulativa, del saber
ontológico. En la filosofía occidental se acentúa más el “conocer” frente al “ser”; por el
contrario, en Oriente se funde el “saber” con el “ser”. En Occidente, predomina la lógica
en el saber del hombre, del mundo y de Dios, a los cuales considera como objetos de
estudio; por eso, la filosofía y la teología son saberes teóricos, abstractos, contrapuestos a
la realidad concreta. En Oriente, la filosofía y la teología son una vivencia de Dios, del
hombre y del mundo; su actitud, por tanto, es mística y experimental porque los humanos
son uno con la realidad.
Al estar unido a la realidad, el hombre oriental se conceptualiza como un ser en
acto, liberado: “soy verdaderamente yo” (Quiles, 1983, p.118), en el momento de
descubrir el verdadero ideal del yo, el yo absoluto e idéntico; el hombre occidental, ante
el mundo que lo rodea y su historia, se asume como un individuo en potencia que se une a
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lo “otro”, semejante, pero distinto. Los orientales afirman el principio ontológico de la
identidad en donde todo es uno en el fondo (según lo señala el Chándogya-U panishad);
los occidentales se rigen por el principio de no contradicción, de distinción entre los seres,
porque cada ser es sí mismo y no puede ser otro, es la idea de determinación y limitación,
que requiere de satisfacer las apetencias y las potencialidades intrínsecas humanas.
La filosofía “in-sistencial” acerca del ser humano conjunta las concepciones
occidentales y orientales del ser y del saber: el ser en sí es una verdad ontológica del
primer ser del hombre y sus relaciones con los demás seres; el estar-en-sí, es un saber
originario de sí mismo y de esa manera puede saber sobre los otros humanos y su
entorno. Como ser en potencia, tiene todas sus virtualidades; al ser en acto, cumple con
su finalidad: la autorrealización.
De acuerdo con lo antes expuesto, en la antropología filosófica del padre Ismael
Quiles encontramos tres claras influencias: aristotélica-tomista, el budismo y el
existencialismo; además de su vocación religiosa cristiana. Entre sus obras destacan La
persona humana (1942), Aristóteles: vida, escritos, doctrina (1944), Filosofía del
cristianismo (1944), Heidegger y el existencialismo de la angustia (1948), Sartre y el
existencialismo del absurdo (1952), Más allá del existencialismo: filosofía in-sistencial
(1958), Metafísica budista (1967), Filosofía y mística: yoga (1967).
Las nociones in-sistenciales contenidas en Filosofía y Vida fueron ampliadas por el
padre Quiles al exponer la conferencia magistral, el último día del Coloquio arriba
señalado, con el título “La unidad ontológica como base de la in-sistencia y de la identidad
de la persona”. A los asistentes nos enseñó su método para alcanzar la “in-sistencia”, con
base precisamente en el yoga, y lograr la autorrealización. Fue un momento más espiritual
que filosófico en donde su cuerpo se cubrió de luminiscencia. Después de eso, determiné
que me acercaría a él a tomar un poco de luz, por medio de su autógrafo. Al preguntar mi
nombre, me miró con una sonrisa y comentó que era un fuerte compromiso portarlo,
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porque significa “alegría de Dios”; así dejó una impronta indeleble en el libro fuente de
esta reflexión y en mi espíritu.
1
Doctora en Ciencias Sociales (Universidad de Colima), con grado de Maestría en Historia
de México y Licenciada en Ciencias Humanas (Centro Universitario ASEC Sor Juana-Edo. de
México). Profesora de historia, filosofía y literatura –niveles licenciatura y posgrado- en la
Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima. Profesora-investigadora
invitada ALACYT.
2
Datos biográficos obtenidos desde:
http://www.biografiasyvidas.com/biografía/q/quiles.htm;
http://www.salvador.edu.ar/quil-21.htm;
http://www.historiasiglo20.org/HE/13a-1.htm
3
Quiles, Ismael (1983). Filosofía y Vida. Buenos Aires: Ediciones Depalma. (Obras de
Ismael Quiles, S.J.).
4
El padre Quiles usa el término “hombre”, el cual he sustituido por “ser humano” que
engloba a hombres y mujeres; esto, porque como mujer, me siento excluida con el primer
concepto.
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