Capacidad, relaciones y suerte

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opinión
Revista de la Agrupación de Miembros
Capacidad, relaciones y suerte
Tres claves del trabajo
BENITO DE CASTRO
MASTER 1995 POR EL IIST
Tres cosas hay en la vida laboral o
profesional, que, bajo mi punto de vista, merecen la pena tenerse en cuenta.
Y no, no hablo de la salud, el dinero y el
amor. No. Estas otras tres claves son, a
mi modo de ver: capacidad de trabajo,
don para relacionarse y factor suerte.
Cualquiera de estos tres factores es necesario, aunque lo deseable es conseguir una mezcla oportuna de todos ellos.
Existe, eso si, una relación establecida
entre estas tres fuerzas que, por lógica,
se concreta en un proceso en el que la
capacidad de trabajo es su eje básico,
que demanda en segundo lugar el don
de saber relacionarse, y que deja en
tercer puesto al factor más incontrolable de todos: la suerte, factor que, a
pesar de todo, tiene una cierta contingencia como trataremos de explicar
más abajo.
El ser trabajador es una condición importante. Es la primera. Puede ser cierto que una persona, sin trabajar, alcance el éxito, pero es raro, o es un éxito
que no se sostiene. Imponerse en momentos dados a la falta de ganas o de
motivación es un requisito fundamental a la hora de querer progresar profesionalmente. "Engancharse" al esfuerzo
del trabajo, lo que los anglosajones llaman ser workcoholic, no es recomendable, claro… Como casi siempre, la
justa tensión entre las fuerzas que
marcan la vida, es el objetivo a alcanzar. Y finalmente tenemos la
necesidad de ser felices que,
inevitablemente, hay que hacer
confluir con la obligación de trabajar, así que se impone eso de ser
feliz trabajando.
La capacidad de relacionarse es el
segundo escalón. No basta sólo con trabajar. Tiene que saberse que trabajas.
Para ello es oportuno eso del "automar-
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Nº 3. DICIEMBRE 2001
keting". La "venta" de uno mismo debe
ser realista. Uno hace lo que hace, que
es más o menos destacado, y una consecuencia de esa tarea realizada es la
comunicación a los demás. Ser realista
no debe estar reñido con la simpatía y
con la intención de convencer a aquellos que te juzgan, tus jefes.
Y finalizamos con la suerte. La suerte
no la controlamos nada. La encuentras
o no. Es una fuerza ligada con el destino que, me da igual, está escrito o no.
Pero el tener suerte, o lo contrario, depende de una variable que si es controlable: estar o no estar. Eso quiere decir
que la suerte no va a llamarnos a la puerta de la casa si es que estamos encerrados en ella. Habría en este sentido
un cierto cálculo: a más presencias,
más probabilidades de conseguir algo.
De tener suerte.
Siendo esto que escribo una estructuración de observaciones vitales, quiero aclarar que no pretendo sentar cátedra. No se me ocurre. Y digo esto porque habrá más factores que influyan,
pero- si quieren- venía bien eso del trabajo, la relación y la suerte que son tres,
como los huecos vacíos que dejaban
en este artículo la salud, el dinero y el amor que, esas sí, son
las tres cosas que hay en la
vida.
La capacidad de
trabajo es un eje
básico, que demanda
el don de saber
relacionarse, y el
factor más
incontrolable de
todos: la suerte.
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