ADIÓS FINAL AL “ÁRBOL GORDO DEL PARQUE” Damos el adiós final al “Árbol Gordo del Parque”, al “Olmo de la Balsa”. Intentó aguantar durante 12 años después de que la enfermedad de los olmos, la “grafiosis”, prácticamente lo matara entre 2004 y 2005. Con sus 96 años ha sido el árbol más singular de todo el término municipal de El Bonillo, y el más querido por generaciones de bonilleros. En 1915 el Gobierno de España pidió a los municipios de la nación que celebrasen “La Fiesta del Árbol” por medio de un Real Decreto. En El Bonillo en 1920 la Cofradía del Cristo se sumó a esta iniciativa, el “Día del Árbol”, promovida por su secretario, D. Luis Utrilla, y los maestros de las Escuelas Nacionales. Así, el 11 de marzo de 1920 hubo por la mañana Misa de Campaña y “bendición del campo” en el sitio en donde se iban a plantar los árboles, y por la tarde niños y niñas de El Bonillo plantaron los árboles y merendaron, todo ello amenizado por la Banda de Música Municipal. El niño Manuel Vázquez Pérez plantó el que hasta ahora hemos conocido como “Árbol Gordo del Parque” u “Olmo de la Balsa” (1). Inicio de la enfermedad. Verano de 2004 En el verano de 2004, hace ya 12 años, y contando el árbol 84 años, el ”Árbol Gordo del Parque”, enfermó de grafiosis. Esta es una enfermedad que ataca a los olmos y que se puede decir que no tiene cura. Por aquella época los cálculos hechos por los expertos indicaban que habían muerto más de 900.000 olmos en Castilla-La Mancha y unos 6.000.000 en toda España por culpa de esta enfermedad. Se llegó a asegurar que esta especie de árbol empezaba a estar en peligro extinción en la Península Ibérica. La confirmación de que se trataba de esta enfermedad nos la dio el Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid D. Luis Gil, máxima autoridad en España en la materia. Le mandamos fotos y le describimos los síntomas y nos dijo que casi con seguridad el árbol estaba sentenciado a muerte pues no había tratamiento. En el verano de 2004 el árbol secó dos grandes ramas completamente. Antes de la primavera de 2005, en febrero, hablamos con técnicos de la entonces Delegación de Medio Ambiente en Albacete, y D. José Luis Fernández López se personó en El Bonillo para estudiar nuestro olmo y sugerir un posible tratamiento, aunque de nuevo nos insistió en que era muy difícil que el árbol sanase. Nos dijo que cortásemos por la base las dos ramas que habían enfermado y nos indicó productos con los que fumigar el resto del árbol. Detalle de la enfermedad. Grafiosis. Verano de 2004 Y lo que ocurrió es que al finalizar el verano del 2005 el olmo no tenía ni una rama viva, ni una hoja. Poda de tratamiento contra grafiosis. Febrero-2005 Pero al año siguiente una pequeña rama verde surgió a la altura de las cruces del árbol. Pensamos que había aparecido gracias a algunas reservas que debía tener en la corteza, pero que a lo largo del verano terminaría muriendo. Eso pensábamos, pero no murió, Veta de corteza viva de 50-60 cm siguió viviendo y año tras año fue haciéndose mayor. Mirando con detenimiento el tronco del olmo se podían ver dos bandas o vetas de corteza vivas, de unos 50-60 cm de ancho, y por ahí es por donde se estaba alimentando. No se quería morir. Con el tiempo la copa fue haciéndose cada vez mayor, pero a la vez la corteza y la madera muerta del tronco viejo se iban pudriendo por los hongos que atacan este tipo de madera y por el contacto directo con la lluvia, el calor y el frío. En invierno de este año 2016 un gran trozo de madera muerta del antiguo tronco se desprendió debido a un día de intensa lluvia y viento. Se pudo ver entonces que la madera del interior del tronco estaba efectivamente en muy mal estado y que al ser una zona pública (el árbol está en una acera transitada y con bancos) había riesgo de accidente. Debido a lo que ha significado para los bonilleros este árbol desde hace muchos años, y habiendo sido el árbol más singular de todo el término municipal de El Bonillo, se pensó en la forma de Detalle de la madera podrida del tronco mantenerlo. Una idea que surgió entonces fue la de poner una banda o cincha que sujetase las dos vetas de corteza vivas al tronco para que éste las mantuviese, ya que al tener tan poco agarre en la madera muerta esas bandas de corteza podrían desprenderse cualquier día que el viento soplase en la dirección apropiada. Este verano pasado, cuando se iban a comenzar a hacer estos arreglos que comentamos más arriba una rama de las principales se rompió un día de viento. Cuando vimos el motivo del desgarro comprobamos que se había roto desde la misma base, esto es, la madera vieja estaba tan podrida que ya no valía para sujetar el nacimiento de las principales ramas. Por lo tanto la cincha con la que se pensaba dar firmeza al árbol ya no era solución. Cualquier ráfaga de viento podría romper las ramas más grandes desde su base. Sólo cabía hacer una cosa si se quería mantener el árbol, una estructura metálica fijada al suelo de la que saliese una viga para cada una de las ramas principales del árbol, un gran armazón metálico. Sin embargo esto no dejaba de ser “pan para hoy y hambre para mañana” pues el árbol, al tener sólo unas bandas estrechas de corteza viva no tenía ningún futuro, se iba a terminar desmoronando a trozos. Tras consultar con distintos expertos en árboles y olmos se llegó a la conclusión de que efectivamente no era solución el mantener de forma tan artificial el árbol. Detalle de la madera del tronco Y el riesgo de accidente seguía ahí. El gran trozo de madera que se desprendió en invierno y la rama que se rompió este verano habían caído encima de uno de los bancos que hay al lado. Sin olvidar que el árbol está junto a la carretera donde igualmente podía caer cualquier cosa que se desprendiese (madera o ramas). Aun así en septiembre de 2016 se volvió a revisar el estado de la madera del árbol y se comprobó que prácticamente ya no aguantaba más, estaba podrido y cada vez más hueco. Detalle de la base del tronco A pesar del dolor que como bonillero siento al decir esto sólo quedaba una cosa por hacer, cortarlo cuanto antes, pues cada día que pasaba con un poco viento había riesgo de accidente. Y así, el 6 de octubre de 2016 se taló el “Árbol Gordo del Parque”, el árbol que durante 12 años se resistió a morir, el árbol más singular de El Bonillo, nuestro “Árbol Gordo”, con una edad de 96 años. Indicamos para finalizar que estamos en contacto con el equipo de trabajo del Profesor Luis Gil, de la Universidad Politécnica de Madrid, pues nos han pedido que si queremos plantar otro olmo que se lo pidamos a ellos. Durante los últimos 30 años Luis Gil y sus colaboradores han recorrido España buscando olmos de esta especie (Ulmus minor) resistentes a la grafiosis, y con el paso de los años han encontrado 7 árboles resistentes. Esos 7 los han clonado con esquejes y a partir de ahí han comenzado a repoblar distintas zonas de la Península Ibérica, en especial la cuenca del Tajo. La idea del Ayuntamiento de El Bonillo es que niños de El Bonillo vuelvan a plantar otro olmo de la misma especie en el mismo sitio, pero ahora que sabemos que de esta especie solo tienen resistentes en Madrid, en la Universidad en donde da clases el Profesor Luis Gil, nos vamos a esperar a que nos entreguen uno (o varios) para plantarlo con la tranquilidad de que ya nunca le dará la grafiosis. Esperamos que esté plantado en el próximo mes. Esta enfermedad, como hemos indicado, se ha llevado los árboles más emblemáticos de muchísimos pueblos españoles, sobre todo de Castilla y León, y muchos también de Castilla-La Mancha, árboles centenarios en su mayoría. El nuestro se resistió, pero quedó muy maltrecho, herido de muerte. Esperemos que el nuevo “Olmo de la Balsa” crezca pronto, rápido y lozano. (1) Información sobre el plantado del “Olmo de la Balsa” obtenida del libro: “UTRILLA NAVARRO, LUIS 2015. Crónica de una infamia. Juicio y depuración de Luis Utrilla Rey, Maestro Nacional (1939-1942). Málaga 2015” Antonio Sánchez Ruiz Técnico de Medio Ambiente - Ayuntamiento de El Bonillo