bién el encargado de pedir la mano á los de aquélla, los cuales se

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Aragón y
Escacena.—ESTUDIO
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ANTROPOLÓGICO.
bién el encargado de pedir la mano á los de aquélla, los cuales
se toman un tiempo prudencial para dar contestación, y una
vez pasado éste y concedida la petición pasa el novio á saludar y bablar con la novia, comenzando entonces las relaciones,
cuyo término es la consagración canónica de ellas.
Como preparativos de la ceremonia los padres dan la víspera
de ella las dotes á sus hijos, siendo condición precisa que el
novio aporte al matrimonio la casa y los utensilios de su profesión, así como la novia concurra con el ajuar sin que falte el
más ligero mueble, incluso el arcón indispensable en todas las
casas (1).
Aparte de la familia, son invitados por ambos novios los j ó venes más amigos, y de éstos los varones concurren con escopetas y trabucos para hacer salvas de pólvora durante los dos
días que suelen durar tales fiestas. Llevan éstos el nombre de
mozos del caldo y están encargados de trasladar el ajuar de la
novia á la casa en donde v a y a á residir el nuevo matrimonio;
de recorrer la mañana del día señalado todas las casas de los
invitados en unión del tamborilero; de presenciar la bendición
paterna del novio y acompañar á éste, padrino y familia á casa
de la novia; de correr el bollo en competencia con otros j ó v e nes; de servir las comidas á las personas invitadas y dar el refresco á los vecinos del pueblo; de llevar dos gallinas asadas á
la habitación nupcial á las doce de la noche del día primero
de boda.
La joven más próxima pariente de la novia es llamada moza
del caldo, y se distingue de las demás en que viste mandil verde y es la que inicia el baile, llevando un bollo de pan cogido
con el brazo izquierdo y una castañuela en la mano derecha.
La novia, á más del traje propio del país, lleva á la iglesia
manto de paño color café, que la cubre de la cabeza á los pies,
y no se desprende de él hasta la hora de la comida.
Con el manto se instala en una de las engalanadas sillas colocada á la puerta de entrada de su casa, y allí recibe las felicitaciones, juntamente con la madrina, y reparte un panecillo á
cada mujer del pueblo que se acerca á saludarla; este panecillo
se llama pica, y mientras dura el reparto se entretienen los
(1) Igualmente acontece entre las kábilas de Argel y Marruecos.
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