Universidad Nacional del Nordeste Secretaria General de Ciencia y Técnica COMUNICACIO NES CIENTÍFICAS Y TECNOLÓGICAS 2009 Análisis teológico-político del poder pastoral desde Nietzsche y Foucault Diel Lucas M. J. Identificación del Plan Análisis teológico-político del poder pastoral desde Nietzsche y Foucault de Trabajo / Proyecto: Facultad / Instituto: Facultad de Humanidades/ Instituto de Filosofía Domicilio: Tatané 160 - 3503 - Barranqueras - Chaco - Argentina Teléfono/Fax: 03722481455 Palabras Claves: Gubernamentalidad – Pastorado - Cristianismo - E-mail: [email protected] RESUMEN Se contrapuso el análisis del concepto de poder que realiza M. Foucault sobre un tipo de poder con ciertas características absolutamente contrapuestas al pensamiento contractual moderno, específicamente a su fundador Thomas Hobbes. Pues éste sostenía que el poder es uno solo, aislado de la sociedad y ubicado en su cúspide más alta, o sea que para acceder a él uno debía ir a poseerlo. Para esto fue necesaria una referencia al concepto de voluntad de poder de Friedrich Nietzsche, a fin de relacionar una voluntad que desea imponerse sobre otras voluntades, y así dominarlas, hacerlas su rebaño, y esto sucede con todas las fuerzas que reinan las sociedades, hay muchas voluntades de poder y el poder ya no es uno, sino que se genera de diversas formas en el conjunto social, lo que remarca que el poder no está aislado, sino que está imbuido, inmerso en las relaciones sociales, procesos económicos, etc. Este problema, responde al hecho de que no existe nada en el mundo que crezca sin querer imponer su instinto, sin tener la necesidad de dominar sobre otros instintos. El hecho de que el pastor contenga ciertas características semejantes a las del gobernante del siglo XVII hizo que se puedan establecer algunos paralelismos entre religión y política en lo que respecta al mando y a la obediencia. Un ejemplo de esto es el análisis foucaultiano sobre el príncipe, de Maquiavelo. El señalamiento de que la relación del príncipe con su principado es exterior, hace que dicha relación se torne frágil. Al ser esta relación exterior, se torna débil y constantemente amenazada, desde fuera por los enemigos del príncipe (que buscan tomar el poder), y desde dentro, porque no hay razón inmediata por la cual los súbditos acepten el principado del príncipe. Por lo tanto, el objetivo del poder va a ser mantener, proteger y fortalecer el principado. Esto siempre teniendo en cuenta que lo anterior no constituye aún, según el autor, un arte de gobernar propiamente dicho. Para caracterizar ese arte de gobernar, Foucault interpreta un texto de la literatura antimaquiavélica del s. XVI, de Guillaume de La Perrière y otros personajes de la literatura antimaquiavélica, como La Mothe Le Vayer. Foucault dice, entonces, agregando una alternativa al modo de pensar estos tres tipos de artes de gobernar, que éstas tiene una doble continuidad. La continuidad ascendente, o sea, el que pretende gobernar un Estado, primero tiene que poder gobernarse a sí mismo. Saber dirigirse en sus acciones privadas, gobernar su familia, su propiedad. Y luego de demostrar esa aptitud será capaz de gobernar un Estado. Y la continuidad descendente, que implica la eficacia para gobernar una familia y gobernarse a sí mismo por parte del que es capáz de gobernar un Estado mayor. El pensador francés afirma que, antes del siglo XVIII el arte de gobernar no pudo adquirir la consistencia y solidez necesaria, ni tampoco una amplitud y expansión considerables. La metodología utilizada fue el análisis comprensivo y crítico comparativo, el examen de los conceptos principales. Análisis, comprensión y comparación explicativa de los temas abordados. Definiciones conceptuales y metodológicas pertinentes. Reconstrucción de los presupuestos más importantes de F. Nietzsche y M. Foucault. La diferencia máxima que se encuentra seguidamente a este recorrido conceptual es que el arte de gobernar un territorio corresponde más a la política, mientras que el arte de gobernar un grupo de personas tiene que ver más con el gobierno pastoral. El poder del pastor se caracteriza generalmente por su benevolencia, el pastor busca la salvación de su rebaño y por tanto, intentará que sus ovejas estén siempre cuidadas, si se enferman, las curará, si se pelean, las conciliará, siempre esperando una salvación eterna para todas. El pastor siempre tiene que ser uno. No puede haber dos pastores o lo que sería un “magistrado de pastores”, porque eso ya sería propio de un gobierno territorial, un gobierno político, haciendo la salvedad con los pitagóricos que, al parecer, establecieron el concepto de pastor como modo de mencionar la magistratura de la ciudad. El concepto de voluntad de poder negativa pertenece pura y exclusivamente al rebaño, es decir, al pueblo y las personas que viven en concordancia con la moral cristiana. A esta conclusión que extrae Nietzsche de sus análisis de la moral cristiana, Foucault los retoma para afirmar que el arte de gobierno de las almas, propio de la pastoral, nace del poder pastoral que impuso el cristianismo en Occidente. Se parte de considerar el concepto de voluntad de poder negativa y los ideales ascéticos como los elementos que posibilitan un arte de gobierno pastoral, justamente es en este paralelismo donde Nietzsche y Foucault tienen la mayor relación.