Capítulo XXV – Simjat Torá (shoresh 2012)

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Capítulo XXV
“Aún aprendo el arte de la escritura del libro de Bereshit… Cada vez que bajo el
libro de Bereshit del estante de la biblioteca y comienzo a leerlo, no puedo
detenerme. Siempre encuentro nuevas perspectivas, nuevos hechos, nuevas
tensiones, nuevos contenidos. A veces me imagino que mientras estoy durmiendo o
andando, un sofer, escondido, se inmiscuye en mi casa y agrega nuevos párrafos,
nuevos nombres, nuevos sucesos a este libro maravilloso…
La Biblia es el regalo más grande que Dios le haya hecho a la humanidad.”
(por Itzjak Bashevis Singer)
INTRODUCCIÓN
Simjat Torá se celebra al concluir la festividad de Sucot (temática tratada durante
el último sábado de peulot que compartimos), siendo por sí misma una festividad.
Es el día en que se termina de leer en las sinagogas la última parte del Pentateuco
en un rollo de la Torá, y se comienza a leer la primera parte de la misma.
Todas las semanas se lee una porción de la Torá designada por los sabios del
judaísmo, y se completa la lectura en Simjat Torá. La porción se llama, en hebreo,
Parashá, y es una división de las historias de la Biblia.
A partir de este momento, aquel interesado en recibir los
análisis de la Parashá de cada semana, realizados por
nuestro Rakaz Jinuj en Israel, Haaron Kababie, puede
simplemente solicitármelo.
CONOCIENDO NUESTRA TORÁ
“Decía Hillel: Nunca digas cuando tenga tiempo estudiaré. Lo más probable es que
nunca tengas tiempo.”
(Pirkei Avot, 2)
Simjat Torá señala la ocasión en que la lectura de la Torá se completa, al tiempo
que vuelve a iniciarse en una perspectiva cíclica. Aunque el nombre de Simjat Torá
no se halla en ninguna parte del Talmud, el mismo es
mencionado en el Zohar (ciclo del año judío).
La característica fundamental de esta festividad son las
Hakafot, la siete vueltas que se realizan portando los
rollos de la Torá que son sacados del Arón Hakodesh. El
Beit Hakneset se reviste de un espíritu festivo, en el cual
participa toda la comunidad, desde los niños hasta los ancianos, quienes entonan
canciones alegres y se suman a bailar en rondas.
En este sentido, Simjat Torá otorga expresión a la cadena indestructible de nuestra
Torá, que enlaza las generaciones pasadas con las futuras. Y también afirma la
vitalidad de nuestras mekorot (fuentes) a través de los tiempos: la lectura de la
Torá se finaliza y se comienza de nuevo, porque cada lectura aporta una
perspectiva diferente y da lugar a nuevos aprendizajes.
Heschel reflexiona:
"…La Biblia no es un fin sino un comienzo; es un precedente, no una historia.
El hecho de hallarse inserta en situaciones históricas determinadas no le ha
impedido ser eterna. Nada en ella es subrepticio o vulgar. No es una epopeya
sobre la vida de héroes, sino la historia de cada hombre bajo todos los climas y
todas las épocas. Su tema es el mundo, el conjunto de la historia; contiene las
pautas para la constitución de una humanidad unida, y elementos de orientación
para plasmar esa unión. Muestra el camino a las naciones al igual que a los
individuos. Continúa desparramando semillas de justicia y compasión,
transmitiendo el clamor de Dios al mundo y horadando la coraza de indiferencia
del hombre…”
El concepto de “Torat Jaim”, la tarea de volver a nuestras fuentes para abrir
interrogantes y construir nuevos aprendizajes a partir de los mismos, se refuerza
con la idea de ciclo que aporta Simjat Torá.
La finalización de la lectura de la Torá y su inmediato recomenzar abre la
posibilidad de pensar lo educativo como un movimiento constante, de cierres y de
comienzos, en los cuales nos vamos enriqueciendo con nuevos conocimientos.
LAS HAKAFOT
Simjat Torá, como su nombre lo indica, es la
festividad en la que nos regocijamos con la
Torá. En las Sinagogas asistimos al bello
espectáculo que solo una vez al año se da: se
sacan todos los rollos del arca para dar con
ellos siete hakafot (vueltas) alrededor del
recinto, con alegría, cantos y bailes.
¿Por qué el número siete? En la literatura mística aparece este número aludiendo al
tiempo y al ciclo natural: siete días de la semana, siete días de la Creación, siete
son las notas en la escala musical, y siete son las direcciones (arriba, abajo,
derecha, izquierda, adelante, atrás y al centro). El número ocho simboliza todo
aquello que trasciende el tiempo y los límites de la naturaleza.
Las siete hakafot recuerdan también que nuestros antepasados ingresaron a Israel
bajo el liderazgo de Ioshúa, y dando siete vueltas a la ciudad de Jericó provocaron
la caída de sus muros.
Algunos opinan que en cada vuelta deseamos identificarnos con algún personaje
antepasado: Abraham, Itzjak, Iaakov, Moshé, Aarón, Iosef y David, en ese orden,
vuelta por vuelta.
Simjat Torá debiera ser un día de estudio. Sin embargo, su esencia no reside en el
estudio, ni siquiera en la lectura de la Torá, sino en bailar con ella. Los sabios
explicaron que estudiar podría marcar las diferencias intelectuales que existen entre
un judío y otro. En cambio, al bailar, el más grande de
los sabios con el individuo más simple, todos nos
ponemos en pie de igualdad, compartimos la misma
vivencia, idéntica pertenencia.
Podríamos entonces decir, según los renglones de
nuestro jomer anterior, que tanto “el judío etrog” como
“el judío aravá”, se regocijan juntos, como iguales
herederos del preciado tesoro.
¿NUEVAMENTE ES MITZVÁ ESTAR ALEGRES?
“Simjat Torá es el Jag más hermoso y simple entre todos los Jaguim. En este Jag
no hay obligaciones- No comer matas, no hacer ayuno… Toda la esencia del Jag
consiste en alegrarse con la Torá.
Así se convirtió este Jag, y el Beit Hakneset, en el único lugar de encuentro entre
todos los judíos, donde poder cantar y celebrar su judaísmo”
(por Ellie Wiesel, sobreviviente de la Shoá)
El último día de la Festividad de Sucot nos invita a una celebración y a un tiempo
peculiar: coronar nuestra alegría, que crece día a día durante la festividad vesamajta bejagueja - junto a la Torá, esencia misma de la felicidad y el regocijo
en los días de la vida del pueblo judío.
Simjat Torá resume, con su nombre simple, el contenido y el continente de la vida
de cada judío, de cada generación.
Llegamos a esta instancia para celebrar no solo el correr del tiempo y nuestro paso
por él; arribamos a un día que limita el pasado del presente y nos confronta con un
futuro.
LAS DIFERENTES CORRIENTES DEL JUDAÍSMO
Hay una característica del judaísmo, que lo diferencia de las otras religiones
monoteístas. La misma radica en que se lo considera no sólo como una religión,
sino también como una tradición, una cultura y un estilo de vida.
El judaísmo no es una religión monolítica ni presenta una absoluta cohesión ni
unidad.
Los judíos ultraortodoxos, ortodoxos, conservadores, reformistas y humanistas
seculares mantienen unos con otros relaciones cordiales, pero están organizados en
grupos completamente autónomos.

Ultraortodoxo: Su distanciamiento del sionismo y una práctica
especialmente devota son las dos características que los diferencian de los
ortodoxos. A su vez, están subdivididos en dos
grupos. El judaísmo jasídico desea crear un
movimiento más alegre y menos académico. El
judaísmo de los Mitnadgdim u oponentes,
rechazan algunas posturas del jasidismo, como
el estudio intensivo de la parte oculta de la
Torá.

Ortodoxo: Presenta la religión como
una unidad, sin corrientes alternas, y como un estilo de vida regido por la Ley
Suprema (Halajá). Afirma que la Torá no representa un símbolo ni es un conjunto
de sermones para el judío, sino un programa de vida para aplicarse a cada
momento. Se basa en el amor al prójimo, enfatizándose en la tolerancia y
comprensión, y la preocupación por ayudar a todos y cada uno de los miembros de
la comunidad.

Conservador: También conocido
como Masortí o Tradicionalista surge a
través de la fusión de los judíos reformados
que se oponían al rechazo de la Ley Judía, y
los judíos ortodoxos que se habían alejado
del judaísmo cabalista. Enfatizan que los
judíos constituyen una nación (Am Israel),
no siguen la Halajá en su totalidad, se
inclinan hacia interpretaciones más abiertas al
mundo moderno.

Reformista: Defiende la autonomía
individual en lo relativo a la interpretación de
los preceptos religiosos. Hombres y mujeres
rezan en las Sinagogas de manera conjunta, ausencia de integrismo en su
interpretación de los preceptos religiosos, fuerte compromiso social, consideración
del Mesías como símbolo de una sociedad agradable en la que se cumplen los
principios de paz y fraternidad.

Humanista secular: Ve al hombre como centro del mundo
y de la vida judía, a diferencia de las otras corrientes que
subrayan la centralidad de Di’s. La religión y sus Leyes no
necesariamente deben regir el comportamiento del individuo.
Destaca los valores humanos universales, que se basan
históricamente en las fuentes judías. Los distintos libros del judaísmo son
remarcados como fuentes de inspiración para los conceptos de libertad, justicia,
solidaridad, tolerancia, respeto y ayuda mutua.
EL CONCEPTO DEL TIEMPO EN EL PENSAMIENTO JUDÍO
“En el judaísmo, el tiempo ocupa un lugar sumamente importante. La memoria
nacional de los sucesos del pasado, la conexión con lo que fue y con lo que será,
establece un lugar en la conciencia nacional mucho más relevante de la que existe
en otros pueblos y cultura”.
Entre limpieza y acomodo de todas mis cosas, cajas y papeles, me encontré con
esta hoja blanca con sólo un par de palabras en hebreo escritas con fibrón negro.
Una sola frase, y tan aplicable a más de una situación…
Un final es siempre el comienzo de otra cosa. ¿Mejor aún? ¿Peor aún? No lo sé...
Algo distinto.
Cuando finaliza el camino, comienza algún otro sendero. Cuando la noche termina,
entonces empieza la mañana. Cuando finaliza una hora, llega la próxima. Sólo
sobre el final del conocimiento surge el error. Un final es siempre el comienzo de
otra cosa. Siempre hay un día que sigue al día que pasa. Todo sueño desgastado se
cambia por otro. Cuando un año termina, otro año comienza. Toda respuesta
empieza sólo ante el final de una pregunta. Porque un final es el comienzo de otra
cosa. Cuando una película termina, comienza la vida real. Los sonidos empiezan
cuando ya no hay palabras. Cuando terminemos el sonido, entonces comenzaremos
con otro sonido. Cuando terminemos la canción, entonces empezaremos a hablar.
Un final es siempre el comienzo de otra cosa. ¿Mejor aún? ¿Peor aún? No lo sé...
Algo distinto.
Volvemos a empezar una vez más. Cerramos el último capítulo de la Torá hace sólo
unas horas; victoriosos de haber cumplido la tarea y también agotados por la
travesía en el desierto con sus conquistas y sus fracasos... Llegamos a destino...
para volver al principio. No hay tiempo ni siquiera para disfrutar del esfuerzo. Hay
que volver a empezar. Desarmar lo construido para encontrarnos nuevamente con
cada elemento por separado. Renunciar a la obra terminada y retomar las
herramientas desde el comienzo del proceso. Y eso exige una gran cuota de
valentía y fe. Leer nuevamente Bereshit (Génesis), con la esperanza de encontrar
nuevos significados, requiere de mucha voluntad.
Volvemos al caos del comienzo, ya sabiendo lo que nos espera. Ciclos de creación y
de destrucción. Un paso hacia delante, dos hacia atrás. Aprender a caminar de
nuevo, cuando ya creíamos que lo sabíamos todo, va a requerir de una gran
porción de humildad.
Hoy los invito a que nos
embarquemos juntos en este nuevo
desafío. Transitar una a una las letras
de la Torá con el asombro de quien
se encuentra con algo desconocido y
la condición de quien ya está
familiarizado con los recovecos de
cada geografía. Porque como dice la
primera cita textual con la que empezamos este jomer, cada vez pareciera ser que
mágicamente se agregan textos y sentidos, cuando en realidad lo que pasa es que
nosotros mismos estamos habitados por nuevas historias y miramos a nuestro
alrededor con nuevos sentidos.
El tiempo no para. La cuestión es que nosotros podamos seguir su ritmo sin
olvidarnos nada en el camino.
ENFOQUES
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

10, 11 & 12 años: Conociendo nuestra Torá y sus cinco libros. Las Hakafot
como sinónimo de alegría.
13, 14 & 15 años: Las distintas corrientes del Judaísmo. Jaredim vs. Jilonim.
Relacionarlo con la planificación de la peulá de Judaísmo Cultural.
16 años: ¿El tiempo para? El concepto y la importancia del tiempo en el
pensamiento judío.
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