La Sociedad Victoriana Colegio Santa Gema Galgani Historia y Ciencias Sociales Profesor Sebastián Espíndola Rodríguez Unidad de Reforzamiento: El Legado del Siglo XIX 1°Medio Los Burgueses .Sí, cuando Victoria sube al trono, la aristocracia sigue aún impregnada del escepticismo de buen tono en el siglo XVIII y si buena parte de la masa obrera vegeta en la indiferencia, la burguesía es un conjunto profundamente religioso. Esta religiosidad no está exenta de cierta hipocresía y, con tal de que se salven las apariencias, con la ley divina son posibles muchas conciliaciones. A pesar de todo, las infracciones son bastante raras. El Dios de la burguesía británica es un buen Dios de contaduría que, en este mismo mundo, manifiesta su satisfacción o su ira haciendo prosperar los negocios de los justos y declinar los de los otros. Al mismo tiempo ese Dios es un Dios Inglés. El pueblo británico es su pueblo elegido; extiende sobre él una diestra benévola y no puede considerar sino con severidad el comportamiento de los demás pueblos. Los extranjeros no sólo son seres incomprensibles, son también pecadores. (¡Frivolidad y salacidad de los franceses! ¡Pereza inveterada y abominables supersticiones de los italianos! ¡Salvajismo de los españoles! ¡Servilismo, suciedad y ebriedad de los rusos! ¡Ferocidad de los turcos! Los alemanes son quizá los menos malos, ¡pero qué groseros y glotones son!). Cuando, en una discusión, al burgués ingles le faltan argumentos, declara: “Eso es extranjero…”, estima que a eso nada se puede replicar. Si su interlocutor insiste, calla y se torna rojo de cólera contenida. Sin embargo, con sus defectos, sus ridiculeces, su estrechez de espíritu y su agresiva insularidad, la burguesía del comienzo de los tiempos victorianos no es indigna de estimación. Laboriosa, preocupada por sus deberes de Estado, aún no ha perdido toda su jovialidad de antaño y es, llegada la ocasión, capaz de ser generosa. Llevada sobre las alas del progreso industrial, su influencia no cesará de crecer y será, hasta fines del SXIX, el mejor artesano de la prosperidad británica. Chastenet, Jacques; “La vida cotidiana en Inglaterra al comienzo del reinado de Victoria” Los Obreros.- La revolución industrial se inició en Gran Bretaña en la anarquía: nada de algún programa metódico, ninguna intervención del poder público, inexistencia de organización obrera y de organización patronal, ninguna ley que no sea la preconizada por todos los economistas de la época y erigida en dogma: la ley del “laisser faire”… La absoluta libertad dejada a los empleadores, a los “amos” como entonces se decía, hizo que la única preocupación de estos fuese obtener la mano de obra más barata posible. La desenfrenada competencia entre las empresas determinó crisis periódicas que acarrearon una desocupación en masa agravada por el constante perfeccionamiento de los procedimientos mecánicos. En 1837 se está todavía en eso, o poco menos. El salario de un obrero masculino y adulto oscila alrededor de tres chelines por día y el de las mujeres y los niños es muy inferior. La duración habitual de la jornada de trabajo es de 15 o 16 horas, a veces más, con la sola interrupción de media hora al mediodía. No hay más días de descanso que los domingos y el 25 de diciembre. Ningún subsidio en caso de enfermedad, preñez o desocupación, ningún retiro. En la industria textil no se emplean en principio niños de menos de nueve años y, hasta los trece años, la duración cotidiana de su trabajo es de 13 horas. Pero en otras partes se encuentran niños y niñas de siete años que trabajan desde las 6 de la mañana hasta las 8 y media de la noche, y hasta, en las semanas de acumulación de trabajo, desde las 4 de la mañana hasta las 10 de la noche. La regla absoluta es que jamás se debe correr el riesgo de disgustar a la clientela y que las entregas no deben sufrir demora alguna. Situación particularmente espantosa en las minas. En el fondo de las galerías las mujeres son empleadas con preferencia a los caballos, porque cuestan menos y son uncidas, enjaezadas como animales de tiro, a las vagonetas de descarga. No son raros los pozos donde chiquillos de seis años maniobran las compuertas de aireación durante 12 o 13 horas consecutivas, en la más completa oscuridad, con los pies en el agua ¡por 3 chelines semanales! Y una niñita de doce años, Patience Kershaw, declara: “No tengo más vestido que ese con el que trabajo: pantalones y una chaqueta desgarrada… Tiro de las vagonetas bajo tierra sobre una distancia de una media legua entre ida y vuelta. Tiro de ellas durante 11 horas por día con ayuda de una cadena atada a mi cintura. Las heridas que tengo en la cabeza, me las he hecho descargando vagonetas. Los hombres de la cuadrilla a que pertenezco trabajan desnudos, salvo la cabeza que se cubren con una gorra. A veces, cuando no voy lo bastante rápido, me pegan… No son, es verdad, los propietarios de las minas quienes alistan a esos pequeños esclavos, sino los capataces con la complicidad de los padres. “Los padres no se preocupan sino de apoderarse de la magra paga de sus hijos para beber. Se beben en una noche el producto de una semana de sudor, de sufrimiento y a veces de sangre. Con frecuencia los capataces prestan dinero a los padres y son reembolsados por el trabajo de los niños; hay así tratos concluidos por un año y hasta por tres años. Chastenet, Jacques; “La vida cotidiana en Inglaterra al comienzo del reinado de Victoria”. (Hacia 1841, según el mismo autor, una libra de manteca, 450 gramos, costaba 1 chelín, y una libra de té, 8 chelines). Actividades 1.- ¿Cómo describirías el “nacionalismo” a partir de lo leído en el texto? 2.- ¿Qué tipo de “religiosidad” evidenciaría la burguesía británica en esta época? 3.- ¿Bajo qué condiciones se inició la revolución industrial en Gran Bretaña? 4.- ¿Cuáles eran las condiciones de trabajo en las que se desempeñaban los obreros? 5.- ¿Qué opinión podrías manifestar en relación al trabajo infantil? 6.- Redacte una reflexión sobre la base de los dos fragmentos reproducidos del historiador citado. 7.- Compara la situación de esta época con la actualidad de nuestro país.